PASTOR DE PERROS DOMINGO DE RAMOS “Sólo gracias a aquellos sin esperanza nos es dada la esperanza” W. Benjamín I
Y me sumergí en mis recuerdos hoy que es otoño con aquel silencio quieto de la altura los temblores de la huida que sacudió mi pelo yo al abrazarte mis recuerdos se me revelan suavemente como una hoja remarcando mi distancia entre tú y yo vuelto y encrespado de este calor que me falta a los pies a esta tiesura desmesurada que aborda solitaria en mi cama pesadumbre de humo tiznando el papel que no grita ni chilla que se abre y se cierra ciclos de hierro festoneando mi puerta al pie de las aguas más oscuras Tú me vienes a desvelar el camino una historia que busca y busca una boca un vicio una mano la curvatura la dulce colina la faz umbría el repuje de los pelos tu sordo resplandor vacía llama escarpada como abismo al atardecer me traga yo que voy y vengo desde entonces por otra puerta por otros cinco que huyo confundido entre las matas indecisas y copiosas por un viento ríspido cortado en cuerpo te oigo decirme como una lepra estruendosa “Oh noche que me guiaste / oh noche más amable que la alborada
oh noche que juntaste / amado con amada amada en el amado... abrazados” Oh noche en que disuelves tus largos brazos como un gran hocico arrumbándome contra la melaza tendida que es esta cama que me aprisiona difusa como un lindero entre el sueño y la sombra Yaces insegura desmazalada lluvia que goteas en mis ojos no eres frescor ni ardor sino este fluido obsesivo despanzurrado como un trozo de mar en las ayunas Fuiste y serás diferente a mi espada a mi puente a mi extremada compostura nocturnal perra desdibujando la luz de mi esqueleto de este mundo que yo ya perdí cálido y ovalado como tu rostro y tu boca aguanosa aguanosa rumoreando suavemente como un violín bajo mi cuello y mi inocencia de sabueso esquilmado en el camino Dejo mi realidad mi más profunda desnudez y veo la arena como calma la leche la sombra con un horizonte clavado en la espina y te dije “El amor es el infinito puesto al alcance de los perros y yo tengo mi dignidad” Para entonces un viento feyo y bronco me atravesaba hacia el extravío en medio de dos caminos como gemelas campanas doblándose en el desierto. Yo era aquel indigesto frejolero de puertos y calles enjutas y carretillas al paso Yo vivía de ti para huir a impalpables e infranqueables cuartos donde tú me abrías a toda esa locura inalusiva y pura aceptando tu apariencia del que desayuna sin rostro bajo la luna como un niquelado bulto que se desangra a un instante a un llamado habitable e insidiosa del que viene a acantilarme a desaguarme El es una punzada táctil que te consume
Yo un denegado con mis tubos pantalones inflándose de pétreos olores sostengo un incendio a media asta desde la noche trotando de vacío aborregándome entre la vereda de tu pelo tu breve cadera blanca que repueblan mis manos condenados instrumentos de decapitación con que te alejo con que te seduzco cuando me oyes llegar como salto de lluvia son mis pasos en tu calle y silban como vieja ventisca bajo tu cuello rompiendo el oscuro nudo con que me zafaste y fresco y salvaje me despedazo en tu voz modulándose en mi quejido de animal corrupto y vasto solo inexacto feroz como un cuello crispado y seco a bocinazos y todo lo que no eres lo que no soy ciegos pájaros hostiles ciegos pájaros de la leña que van errados en las noches como relejes oscilando entre la hierba bloqueando la orilla la orilla de tu pelo la tela durmiente el paño de tus ojos horizontal cuando no me miras ya no sé del odio ya no sé del cuerpo que esculpo como una rueda ya no sé de la muerte de tu muerte de estar loco y sucio diverso reconciliado atronado omiso omiso omiso para ti en esta incachable luz restaurándome en la pista carbuncosa de tus labios abriéndose como una horca Tú ya no puedes saber después del vacío el vacío del pecho el vacío del vientre el destierro de los huesos bajo la arena
de tu cuerpo que olvido envejecido lujurioso tiempo que mis años no alcanzan ni esa blancura secreta de tus manos ni ese bosquejo que fueron las líneas de tu rostro que ahora arden pálidos en mi tela Otoñal mi corazón yace desolado entre las sábanas engañosas mar y arena Imposeíble lecho donde ya nadie se levanta
II “El amor nos envuelve en una vorágine interminable donde el pasado es sólo cenizas por donde los pies caminan inexorablemente hacia el olvido” Dije esto y acurruqué la cabeza en el desgano entre garras blancas que me zaleaban por incesantes aguas que violineaban mis nervios como retazos como un insecto pulmonado temblando bajo la luna lloviznando rojas sombras sobre los techos y relumbrando primitiva entre las junturas de las puertas la fresca neblina de mayo escoceándome en sueño tu presencia de perla de ombligo arenosos y castaños son tus muslos carbonados tus ojos que se motean al ponerse el sol sobre las esteras y lo que miro y lo que palpo y lo que siento no eres tú sino ese aguado rumor de piedras alzados por aleteos de aves y me detuve en medio del camino desolado polvo tragando mis horas repicando mis palabras
en tu cemento en tus brazos de escoba que armé en cruz para no pensar en la cocina o cuando me mira Sarita desde su cuadro sin vela pareciera que el pasado le hedía al verme y yo ya no sé llegar a mi casa minuciosamente fragmentado como un robachancho pustulento me he hermanado al miedo me he retumbado entre perros entre muros de caña membranoso viento que va marchando y yo en ella ladeándome fecal y arcilloso mientras una turba de niños me ondean desde los cerros y feroces hacedores de antiguas señas han desviscerado en mi pecho un conejo blanco Derramé sudor y laminillas de oro se extendieron al sur y fulgió un rostro como una costilla rota y la niña coja me dijo semi-enterrada en mi brebaje con su cuerpo valvado palabras imprevistas “Así se rompe se troza se aja sonámbulas zarpas me lamen el cuerpo es tiempo de pérdidas y peregrinaje aquí y allá el fuego se atiza viciado el espejo en su redondez no veo la preñez sino el extenso mar desgarrado turbulencia de sangre vibración quejumbrosa la bestia de la cúpula se cierne alada en el silencio y tu cuerpo se confunde entre pezuñas y pelos no hay abertura no hay salida entonces tómame tómame hazme el amor por nuestra continuidad con la escritura de mi lengua con el hueso de tu pelvis porque ya no es tiempo de alardear es tiempo de guerrear” Y me senté sobre una tapia derruida la noche se derrumbaba como un pálpito los muerteros bajan al fondo de su pozo a mirarse a mearse
Lívidas las cinturas se golpean y comban el vacío se hoya la arena del mar Desnóchese / las brumas sumergen mis rodillas mi acumulación hedonista la de mis parientes oliendo a cuyada hasta que acabé pálido como una rata hasta que acabé en la noche en el entresuelo al pie del muro harto de la cama deseada de sus pellejos tibios resquemado por el sudor del catre cadavérica luna desciende en mi aliento donde un sol y la noche vaguean bajo la nuca con tu cuerpo y tu voz que me decía y me deshacía que me decía y me deshacía hay veces en forma de perra de huaca de niña ondulante yendo de trecho en trecho por entre mis dedos A esa hora mi cabeza era un emplasto negro y derretido me hedía el barro que se resentía por mi fiebre el sudor moldeaba diminutas criaturas Embriaguez ahuecándome en ron con tibias campanadas dentro de mí que turba mi líquido que resaquea furiosa mi juramento la del olvido subiéndose revelándome la risa después del cansancio el roto suelo el viento redoblando en mis oídos restañándome en las esquinas bajo el socavón de las playas donde una niña duerme resequida sobre cajas de cartón con la cal de sus ojos tantea al perro la muñeca manca mi retrato inasible y estos recuerdos vívidos en este mes de otoño que no garúa maculoso en la soledad del parque observando la calle que se ensancha a cada paso que dejo que grabo o repujo como un pasado inesperado
sobre mis hombros y sin ningún acontecimiento a favor despistado transeúnte desaparecido a cada encendido del semáforo Me adelanto al dolor Batallo mancomunadamente para estar en paz con mis perros con el rojo con el sudor del muerto la oración maneada de mi bestia el tráfago con que paqueteo y me alimento diariamente con un suelo inafectivo con raras esferas arrugadas Y les digo adiós cagándome dulcemente en mis presagios en el camino en que estos labios arrojados del mar impresos en este papel como un beso para quien lo lea y haga Uso del beso por donde mejor le plazca Les digo adiós en este mes de otoño en que los recuerdos se me suben suavemente a la cabeza como un tabacazo para el olvido.
13.EL VIAJE... PRIMER ENCUENTRO
I Al borde del cansancio casi jadeantes como mulos de entierro llegamos al mal frío que pasamos para este viaje sin viaje con la arena resbalándose de los pantalones la hoz del sueño cortándose en piltrafas de cal y noche el invierno nos acecha y nos espera hubo veces que queríamos regresar pero el camino estaba lleno de obstáculos de gente fofa perros gruñones y mujeres calvas hubiéramos preferido la fábrica que este hueco lanoso y asfixiante pero es aquí donde se vende lo mejor donde se hornea y se seca el queso se fragua pájaros blancos que el Pastor de perros
los moldea a la altura de la cabeza / El es flecha y bandera blanca en medio de la hondonada Ha tomado vuelo y viene como un techo renegrido flotante cianótico se asoma bajo una sábila sarnosa que se descuelga y verdea la puerta con su cara y su gesto creciente entenebrecido por un astro insolente y nos mira y no es más que un injerto pernicioso tristemente desprendido desde el olvido y con vaga sobriedad habló en soledad su áspera boca “No me digan nada ya sé quién los mandó esto es lo que tengo lo compran o lo dejan y no me busquen más no los quiero volver a ver porque ya los conozco a todos la misma angustia los ojos aplastados las palabras babeantes atados locamente al precipicio” Se estremeció la arena removida por una manada de perros y pezuñas que se hunden fierrosos y sangrientos contra la tierra Se precipitaron cerro abajo Su espalda parecía una hecatombe al lado de sargazos peludos que azotan la noche Y no hubo palabras las pistolas iban disparándose una por una como casquetes tibios y humeantes noche atosigada bajo un árbol cojo bebemos y huye el arroyo a la mar y la mar resoplando una melodía cadenciosa y amarga aburrida por instantes nefasta en el ahogo de sus aguas Descendimos antes de tiempo descendimos como un día de la Anunciación sin trompetas ni estrellas como quien va al cadalso solo y desnudo con la noche de arriba con la noche de abajo Un gato blanco salta por el techado y llegamos a una hilera de puestos de periódicos y triciclos pardos donde hierve el caldo se cuecen las tripas y el pescado herido
Con el humilde tufo de cebollas trinches y palas con que despedazamos vorazmente el mendrugo para luego echarnos sobre barbechos de alfalfa oliendo a alfalfa lilas en el pelo rocío y verdor de aguardiente trozamos rocas de sal los abatidos pies que se quiebran sobre la espuma cerrando con las manos las aguas mansas del otoño y durmiendo de pie sin cobijo cantamos “Ansiedad de tenerte en mis brazos murmurando Ansiedad de sentir tus encantos musitando Ansiedad de buscarte en mi pasado ignorándome con celo dejándome sin nada es entonces que prefiero tus brazos tu más promiscua soledad” Amanece y un disco se raya ante nuestros ojos calienta nuestra frente con una jarra de chicha ennatándose de frío dimos nuestros últimos sorbos con una penumbrosa frescura salimos de este hueco donde la Tía es una amarga descomposición en el día con su gentío que nos sonríe cínicamente es una amenaza constante como el besuqueo de los cabros y el levante de las putas y nada es sereno ni aquí ni allá entre esta vereda y la otra hay brazadas inútiles grupadas de luz colores desquiciados brotan y corren escombrosos y alargados por las esquinas bajo un barullo de sedosos mosquitos y vimos la rosa del viento que nos guía hacia el Humo Agita el estío su cola gallinácea y morada que nos toca malolientes sudor y alquitrán Vaporosos por un camino de vuelta sin otra luz que la blancura de los ojos o el sol trepando los muros para caer como paja sobre el pavimento Acallando todo Mes del silencio Huariques que se levantan
y el calor del cuerpo que se yergue con sus pestes y sus pelos descalabrados en la diversidad de las sombras El cielo esculpe su inextinguible plumaje donde se reposa y de duerme sin ningún tiempo sin oráculos ni curas...
II
Llovizna de otoño Se descorre el día con sus criaturas eléctricas frescas radiaciones manaban de las paredes de los bronces de los troncos el parque... La pólvora que se enciende como una calabaza en los cerros aroma y muerde la madera dormida de las bancas La avenida (nemorosa visión del caos contra las calles puras y solitarias) donde soñolientos paseamos la bajeza del cielo algo grasientos y humorosos mientras el rumor del gentío nos ahoga hasta taparnos la boca del estómago y arrojar arrojar lo sucio inimaginable de la noche que se avecina que nos atrae a sus ojeras a sus oscuras azoteas a su sagrada floración que nos desnuda los pulmones y el trozo de fuego que nos llevamos a la boca navegamos madurando las formas del asalto agazapados bajo un toldo de agua y colectores de basura pasa uno pasan dos y saltaron las puntas como una cicatriz elástica sobre la espalda entrecerrándonos los ojos como rasguño de chaira deslineando la calva calma del estanque desfalleciente las piernas se doblan sobre un charco de grasa un hilillo albo corre hacia los huecos y una sarta de filtros cae sobre la noche bajo el dulce resplandor de las luciérnagas más allá nuestras mentes turbulentas confluyendo con el viento que se inclina en el mar y en el pecho que vuela devorado por la luna Rosa y verde son las calles y sus bombas
con perros empalados al inicio del crepúsculo berridos subterráneos con remezones rojos y negros bajo un fango de vidrios relucen los miembros blancos de las torres tranquilas Mostaza y orín Fríos goterones grasientos resbalan sobre estas piedras aromáticas que nos llegan como ombligos y serpientes que nos perforan y nos llagan que nos limpian de estas ramas que crecen inexplicablemente en las axilas a una incierta temperatura de las cuatro mientras presurosos y desconfiados gatos se alejan carros y triciclos vagan fantasmales por el asfalto y entre magros edificios se eleva el Humo tropezamos con fronterizos vigías y tranqueras eléctricas pasivas fieras que aguardan el día para huir y dejarnos caminar solos contra la marea por las esquinas abordadas y repletas de cuerpos sudorosos la calle se hinca a la hora de la imagen profanos negros danzan sobre el mando morado frente al templo pasan las rezadoras de octubre interminables con sus gruesos cirios alumbrando el paso redoblado de la muchedumbre profusas y cínicas lágrimas caen en las túnicas como una columna de cera se derraman sus pies al amanecer oliendo a cieno a hierbajo puro Avanzamos con los pies morados y la cabeza caliente con el pecho abollado y el color de la bandera de los que jamás vuelven incomprensiblemente del miedo de aquellos que hacen parajes en los pueblos con sus días inexplicables y su mutismo sanguíneo de piedra y plomo quebrados por rodajas candentes cortando campánulas de humo con esos ojos que allanan los profundos cuencos de los topos y nos detuvimos bajo la cruz del cerro Hora del contacto
de estos billetes que serán dados a cambio del Humo el Pastor nos llama para estar reconciliados con nuestra angustia oh tú que tomas el timón del vuelo nítido y sabio condúcenos por estos caminos para estar tranquilos y aparejados con la brisa marina idénticos como un país en ciernes anochecidos y abrumados sin más señal que tenues brasitas entre los dedos A la bajada sueltos como botadura de un sueño el Pastor y sus perros nos envuelve en una larga conversación arisco ininteligible paciente nos invita a la choza de la Tía donde todos lo abrazan y los perros esperan hay algo bajo el efecto de la bebida que los emparentan zamboshijos chinocholos noteconozco santos y beatas pintadas de coloretes cuarterones quinterones grifos sacatrás sebosos íncubos desnudos el Patrón del infinito vírgenes del acasito octavotes y melchoritas el Señor de la vela y de la paja y en medio el pastor proxeneta el repartidor de claveles el que nunca acaba como una ola de fondo que no sabe qué arrastra si una ciudad o una invasión o nada rodeado de perros y hermosas perras haraposas y violentas resuelto y altivo en sus palabras hay otras voces otras sombras que se colisionan que defecan se desaliñan al instante que se abisma sobre una almohada de clavos y se desuella el cuerpo como cascajos y sentimos el suelo como corredores de plumas o cuchillos como pájaros tajándonos las piernas Es el fin Es el comienzo de las desfiguraciones atrás están los rayos los temblores los ekekos borrachos los ángeles levitando con sus esqueletos desprendiéndose entre las llamas perros apocalípticos racimos de credos carniceros seccionando repollos genios y madrastras rodando el mundo grutas de incienso y mirra abovedando el cielo salino espiritistas y chamanes thimolina y agua de rosas flores y cartuchos de hostias cántaros fundiendo el rostro
de la zozobra la avaricia de un sueño halcón rasgando la altas copas de donde se empieza o se acaba como el filo del hacha siempre un comienzo siempre un final una nueva choza nos protege una nueva estación donde pasar las noches con una llovizna diáfana un agosto tranquilo lejos de septiembre con sus viejas horas cayéndose a pedazos sin ninguna referencia de volverse atrás sólo el gentío en un bloque de sal corroe el camino y barridos por un viento que presagia esta dicha o desdicha de volcarnos año tras año con toda nuestra escuadra brutos por el Humo quemándonos bajo la suave ala de la noche.
14. A LA HORA DEL PAY
I A LA HORA DEL PAY caminamos bordados y transparentes por el sol arrastrando desde la cintura un remolino de piedras que se agiganta y purga nuestros cigarros alzándonos por encima de las casas bajo una luna frígida que arroja sus suaves fulgores sobre la pista que nos esqueleta y nos hace frotar los huesos contra las bancas boyando entre el sueño y el viento escarbamos el fuego el humo entrando flojo y turbio con brazas que se acuden para danzar y tocar entre los dedos en los pulmones la boca bebiendo agua seca
rocío de orín y la ventruda luz del cielo acarbonando nuestras sombras con extrañas tinturas por las esquinas las calles arrojadizas embrionan su desolado huevo el acto callejero El grito de Munich eco que se deshace en el verdor del césped donde una jaba de niños tiemblan con desparramados brazos como botellas rotas La máquina avanza con las luces apagadas El corazón se contrae el pecho se despuebla un hueco en la noche A la hora del pay cuando todo se despeña en volutas de Humo se tronchan los dedos la noche que no imagina no graba no recuerda y cenagoso bala el río una mentada de madre y un coro receloso de piedras de troncos caen como nuestros pies sinuosos sobre el cemento Se acoda el humo frondoso en la madrugada Es el himno nuestro himno Humo fértil que roe el muro el faro las columnas y el viento hambriento se aferra como pedúnculo en los postes cansados foviando las ruinas las calles las almas se mimetizan en tachos de basura en obreras de limpieza en casas abandonadas refugios y huecos candentes de las 12 Vadeamos la noche como un microbús atestado de cuerpos pelos y sangre y motores calientes que se van diluyendo en ruinosas hojarascas como lluvia de coleópteros ardiendo en fosas en pequeños días en pequeñas noches nuestras cabezas desgarradas en el espasmo del cemento y vimos al Pastor yendo y viniendo por calles musgosas con veredas suturadas avenidas colgadas de harapos y viejos murciélagos suspendidos y las antenas que nos deslizan con sus ondas nuestras sombras que se contornean entre paredes blancas de adobe alargándonos en los patios en senderos intransitables que se cristalizan con el frío donde florece el fresco blancor de las manos la palma como volutas de yerba hundían su perfume en los pulmones y el Pastor de perros nos guía en medio del apagón por extraños linderos como un reloj de cuerda migrábamos de un lugar a otro
entre los altos pastizales y la llana vereda donde no hay colores ni olores negras corrientes se llevan las bastas de los pantalones y se vicia el aire se puebla y hay uno que se agujerea la camisa otro pegado al edificio se retuerce con su perfil desnudo y otro bruto por el alcohol Los perros que a la distancia hurgan las nucas de los locos quietos arqueados toráxicos abiertas las bocas como un socavón arrastra el pulso el flujo... Penetramos sin sexo en otras calles en otras zonas punk-metal-chicha-bocacalles confusas con casas nupciales y ventanas rotas y el Pastor nos dice garrs garrs sin respirar en codeína en trance “Habrá escasez dura represión la sucia represión terruca realidad terruca salida” y una pistola para toda la noche acabará con nuestros desvelos Brumosas aves nos abren los párpados y el Pastor de perros nos vuelve a decir “Una mariposa vaga por la noche al compás del rondín de la medianoche va y viene de polvo en polvo de rosa en rosa de rojo en rojo ágil y risueña desaparece en el día en el crepúsculo me dice ciega y olvidada un tabacazo para la soledad soledad para el tabacazo” El pastor de perros sobre un promontorio derruido se aleja empantanado en medio de la jauría su sombra se alarga y crece en el edificio impregnado de aceite brillando como el pelo parado de la banda y recorremos acelerándolo todo contra todo porque apresamos el rencor de la luz contra el pecho hombres babeantes sumisos por el esplendor del acero y bajo ella los hijos de la herrumbre pilosos cetrinos constantemente segregados por las leyes de tránsito Y ya no confiamos en nadie hastiados como un ciclón a volarlo todo Este sucio reino que nos raja los pies nos exilia nos dopa
desde sus gordos edificios las ratas mordisquean los muslos de la gente de las muchachas de apretados dientes y tetas crepusculares Oh sagrados culos del incesto con su olor corrompido en esta noche blanca donde somos potros desorejados irrumpiendo en las naves los patios más antiguos de la Urbe En esta hora en que se alarga el destierro y volvemos ya absueltos por el mismo camino mas nuestros corazones están condenados y ardiendo por el Humo y nada nos detiene el cerro es alto y grave los perros suaves y fosforosos el cráneo angosto contra el mal viento afeamos hermosamente el rostro y en la hora de la llovizna destartalamos carros tiendas abarrotadas de angustia de vinosos cuerpos austeridad y la pólvora con que quemaremos el blando papel el suave tejido de Dios con sus dulces palabras oliendo a yerba a pinchazos y embalarnos por una moto o una hembra la más temida bajo las sábanas las perras con que el Pastor nos dice hagan el amor con la cola en alto y una camada de niños nos morderán hasta el cansancio Este peregrinaje memorioso feriado pegoteado en papel manteca ordenando los pasos la premonición de los encuentros de los relámpagos donde hemos escrito no sabemos por qué ni para qué la misma imagen el mismo cielo labios pastosos la mierda pastosa alucinados a que nos estalle todo anillados vertiginosos lerdos dedos entrelazándose uno tras otro sin parar se detiene el aire desasimiento y el cuerpo sin amarras retornamos a nuestras súplicas quebrados y blancos al llegar a esta cuadra larga y tibia que nos invita a morarla y hacerla nuestro territorio suelo chancroso que a la luz de la luna reconocemos como nuestros cuerpos prolongación de nuestras pisadas un hueco donde derrumbarse donde caerán también los filtros los palitos que la noche encenderá ante la negra calma del viento Pero no es la hora de doblarnos es la hora del pay las chozas oscuras el megáfono silencioso los troncos rajados las esteras abiertas y bajamos como se inclina
el padre al besar el hijo calmados pero rocosos La ciudad se sube a nuestra mente escoltados de cocodrilos reflectores y púas cercado por su pestilencia Templos y palacios asediados por aves de presa y su sombra cayéndonos encima desmembrándonos con su torpeza nuestra transparencia de andar solos y puros solos y frágiles ante el candor del silencio mesándonos el cuerpo como vieja corteza contra los muros gravándonos en su puta lengua en sus libros en sus señales de tránsito Somos demasiado cristalinos y analfabetos yendo de balde al día con nuestra bruta inocencia como una palmada en la suave nalga del niño como un dios nocturno mojándonos la sangre hemos llegado principiantes de las tinieblas más claras de los cerros Y todo esto se rompe en pleno lomo gibosos pávidos muertos y arrollados por nuestros propios fantasmas ahuevados y gramputeados mencionados en las paredes acribillados y desaparecidos molidos a palos como un primero de mayo Ron y Soledad Oh los escombros de toda la realidad Hastío Estío Ellos son la otra margen de otra Cosa eso que no somos sino rendidos ante la noche enfangados en el Humo azulando el pecho y el obús de estas calles agrietadas y húmedas respirando la dura bruma que se desvanece a cada ronquido y escupitajos Ardor y violación rapándonos la cabeza Ansiedad tirándose rojo rojísimo contra las venas y el alcohol que lava nuestros riñones y nos recuerda esta sed que viene que gira que acaba como una epidemia al frente de un vaso blanco ardiendo de amargura contra estas leyes de tránsito La ciudad apesta las flores exhalan su último perfume resollante nos engulle y sin embargo habitamos sus grandes parques sus bermas tranquilas sus monumentos encacados
con sus cocodrilos rondantes y su luna rayada orejuda escuchando el lento pálpito de los perros Alguien se acerca con su rostro maquillado con la violencia hasta las sienes tiene la forma de la mente es un gran frío que nos encoge las rodillas vaga hoy se suelta dulce y etérea viene jalando su carruaje con su espalda negra y sus botas relucientes sus espuelas doradas sus condones y su risita de lodo Lo sentimos claramente y puede fulgir esplendorosa nadando a contraluz a boca de jarro Ahora es su noche y es también la nuestra es azul o rojo es blanca por encima de todo así se precipite la locura como tarascadas en la nuca nos desplazamos algo arrugados de indiferencia cuando por detrás viene el Benjamín el desflorado el de los ojos de volutas el afrocholeado que nos invita su amarillento cigarrillo y turbio del cielo arrojó un penacho charamuscado que alumbró la herrumbre de su pelo que se balanceaba en su rostro y nos dio el mensaje del Pastor Son testigos el mastín moteado flaco y legañoso el mendigo frío como una palabra Y así se vence la noche se vence solitaria río abajo donde hacemos rodar nuestros ojos como piedras rugosas bajo el agua.
II
La ciudad 7 p.m. en la pampa donde corren los toros con su embestida ilusoria contra la paja En la pampa del Ángel bajo la sombra del floripondio las agujas del San Pedro y el olor de las amapolas crecieron estos pies estos niños claros y rotundos asfixiados en terokal embolsados en un cielo núbil
con hervores de colores que se despanza añil y fugaz como un estruendo plumoso Ellos esperan al Pastor Oxidadas se mecen las hojas oxidados los pelos recién engrasados titilando como gajos de luz en el agua Una sombra alargada que viene desde el oeste se nos acerca lobezno en su mirada y en su andar llega el Pastor de perros enfundado en su guardapolvo y su bufanda le abrimos la boca como una escopeta y nos dice “estaba donde estaba, iba donde iba, nunca más lejos” Se embute extraño desparejado obstinado caos que perturba y suaviza la desmarejada llovizna y en ese mismo instante ascendiendo hacia abajo enterrándonos los zapatos sobre la marisma hundiéndonos en agudas punzadas en la noche pero él nos mira desconociéndonos con horribles movimientos nos apunta “La vida es un hueco y la noche amanece no hay tiempo para esto ni para otra cosa no hay tiempo más oscuro que su propia corrupción la verdad hiede la duda hiere la luz envejece la noche nos transparenta nos envilece nos desgarra la máscara de los gestos aburridos demasiado humana demasiado cuerva perro que pierde el camino perro que pierde el olfato Hacia donde van? Hacia dónde llegan? Oh estas míseras hordas con quienes me rebelo quienes matan a mis perros como las señales de tránsito y sus rampas y sus trampas sus cocodrilos y sus luces en qué reino habitan insomnes pútridos sueños? este cielo rapaz con sus máquinas y sus credos bandas hieráticas que acampan y desnudan mis parajes mis estrellas mi norte y esta soledad canina
con que vivo porque cuando soy libre y siento el perfume de mis huellas voy siempre más lejos de donde voy” Y se esfumó en un caminar tranquilo y se ha vuelto con toda su noche con todas sus sombras a sentirse solo con su ir ahuaynado que levanta polvo por debajo de sus pies trizando el cascajo con sus botas orugadas y su cuello torcido y vuelve la monotonía a tenderse sobre nosotros imantados en el vacío como colgadas vísceras de los columpios paseamos pedaleando contra el fuego tenso que es este cielo bajo y fofo que nos coge desde los pantalones y nos flota hasta enflaquecernos de blancura proyectándonos contra el suelo como una enorme cabeza sin aliento que el viento huesudo despeina Así ya misios sin ninguna cosa que dar u ofrecer carburando a sabiendas que ya todo está perdido sumisos ante esta batahola Asaltamos como seres con cola cuadrúpedos pelándonos a la hora del pay cortando degollando golpeando estos cuerpos temblorosos tinieblosos Mierda y luz Y todo viene a ser lo mismo el fuego nos embelesa renacemos acabando con la cola del mundo y nos deslizamos paquidermos creciendo como vértigo en la noche pujando el humo los huesos la luna Acampando en pesticidas falderíos que nos soplan y nos levitan como ramajes tibios de arena Ahora el Pastor de perros nos sigue y hemos aprendido estos versos a su llegada “Acaba de pasar el que vendrá proscrito y negado por nosotros mismos / acaba de pasar criminalmente religioso con sus vestidos con sus meses de ausencia” y allí viene bermejizo filudo apenas un bostezo
y nos derrama imágenes y el pálido ventarrón que arranca nuestra osadía nuestra rebeldía y nos escopetó “Vencer es cosa de todo hombre nacido mas maldad y pecado es vencer al desvalido el vencedor se honra por el valor del vencido así su loor es tanto cuanto es abatido” Hemos vencido esta angustia y bien lo sabes a pesar del tiempo y el mes de agosto de la estrechez y el gentío de la polución y el acabóse del viento como el agua y la pintura con que hemos de retratarnos todos los días para salir descabezados por horrendos silbatos y el gran frío que nos afloja las mandíbulas pero incrustados en este suelo venimos a verte “Se que vienen por mí, míseras almas me repugnan los hijos que doy de comer me repugna lo que viene de ustedes pero son mis hijos tienen un puñal podrido en el alma mi joven corazón se anciana al verlos hijos de diferentes razas que como yo son injertos mal habidos en este país astroso y salado hasta sus columnas donde mis perros se mean y se cagan con soltura y vagan por estos cerros hacinados diestros y elásticos para sentir la carroña que nos azota como nerviosas alas en la arena Y ya no soy de ninguna estirpe Y es por eso que todos me respetan los negros me temen los blancos también los cholos me odian los chinos me adulan estas son mis fronteras mis intuiciones mis desvelos y mi desgano
a dónde voy? mi lengua es falsa impostada mi voz mis drogas adulteradas mis perros fieles Es esta mi imagen o quizás la bordadura de un rostro que se retuerce alargado y curtido sobre este manto húmedo? Ese es mi tiempo breves llamaradas sobre el pasto blanco redimo a cada momento Oh río alto río dulce fluye dentro de mí límpiame de ramas y hojas secas desmaráñame los huesos resuena solamente para mí / humilde bajo mi sombra bajo las piedras Lávame el cráneo háblame de mis pies y aniega mis sueños Lávala a ella con voluptuosa ternura abrázala sin sentido oriéntala en su fobia dale de beber y dadme de comer desenrédame de mis confusiones con tu sabia corriente despéjame el pecho con tu soplo con tu pequeña ola y tu cascada Evócame en tus ratos grises tú mi dios tú mi hermano llévame y deja mi cuerpo sobre la orilla que natura sabrá qué hacer con ella porque tú eres el Retorno El ángel de mis soledades” Y marchóse violento muerto de trampas en el fondo acabado a mordiscos por sus perros Y no hay nadie / ciegos y callados el gentío atraviesa las calles la vida en sus carnes desgarrados en sus dolores se vuelven hacia el día
como a la noche mugrientos y rutinarios obedeciendo a las señales de tránsito y turbio el sol se desparrama se fragmenta macizo como una madeja de agua bajo los pies
MIENTRAS YO AGONIZO
* 15. MIENTRAS YO AGONIZO
Ellos tratan constantemente de arrebatarme de talarme ----------------------------------------------------------------------- así en el corazón Homúnculos magreados ΄ ΄ ΄ ΄ ΄ ΄ cayendo Cayendo baldados corren-Tíos tras los grumos de Humo
() () () =
Partido el timón
viene el desenfreno
Circundo se tiende chaveteado el tronco de la noche (pesadez y bochorno) He cogido al viento tratando de envolverlo sobre un soplo de otoño como un manso lobo volviéndose desde una madrugada
salvaje que tundió mi opaca inmovilidad de estos años en que ando en retiro religioso y obsceno caído en mi cuerpo me siento arrodillado como un plomo erigiendo tu palabra Como una columna verrugosa Me he purgado de viejas ideas y una atmósfera tierna me socava Una salva de Humo en mi memoria Y no siento desaliento ni furor solo el desgajamiento de las aguas remotas y distantes Peregrinaje al fin para alcanzar el polvo y la inocencia Anhelo mis grados de cansancio Un poco de ternura en las noches Tus palabras no existen en mis vigilias tampoco en mis palabras Ellos tratan ............................................................................................. Así me llenen de monedas y semillas ranuradas No soy esto Oh tuerto santo me aflijo de tu comarca de tu armadura de tu impostada arrechura de tu visión loca de María tu madre De Aniceta tu tía que reposa en una turba de floresta y agua como tú sobre un pedestal vacío donde he de hallarte llamarte esperando acaso tu luz redentora como vino agrio lavando mis pies? Esta es mi muerte (humilde y benévola) ¿Y tú a quién has hurgado? Me he vestido de ti // gemelo en mis temblores Pecador de Onán ΄ ΄ ΄ ΄ ΄ ΄ sobre tu imagen lo derramo
Axial como para mover al mundo aunque no dure aunque no piense mi indolora llama bordeará mi noche a tu ajena y alienante presencia Ellos tratan constantemente de quebrarme.............................................. “sueño de humanoides bajo una lluvia aplanada” Leo tu sentencia Mientras agonizo como si quisiera hacerlo en dialecto bajo la rojez del Humo desciendo desciendo aún más que ayer cuando te sentí corroído viudo humano y las fauces de los perros me parecen dulces hoces talando mi cuerpo dolorosa flama sobre un cuerpo convulso de imágenes que me vuelven y revuelven Ah San Clotaldo ¿Cuál es tu milagro más abyecto? mis quebrados aros se han esponjado se han oxidado mis dedos y todo se deteriora ya no sé nadar con mis llaves brazudas Quisiera tu imagen Sara Sarita como una plantita recién cortadita ¿podrías con tus venas helar las mías? ¡Oh San Mamani estás azogado en oro! ¿Cómo podré yo Urraca que paso por aquí por no pasar por allá Sentarme --------en plata en un banco para esperar el milagro mi cauce de Humo mi fiereza de Humo? “Yo soy el siervo silvestre corriendo por tus venas” ¡Oh habla habla impávido mudo Cera de Octubre Plúmbeas cejas herrumbrosas has de caer con tus espinas sobre este rostro acaso incrédulo en su hora final? Te he hablado ante todos los santos ante todos los fuegos y mi suerte está echada Ellos tratan constantemente de acosarme........................................ Encarnado acorazado ya no soy el poder de las yerbas
Ya no sostengo mi casa las leyes de mi arquitectura y se han quemado mis alas mis cabellos se enredan y aúllan bajo un horcón donde yacen las tripas de los viejos santeros Ya no valgo nada soy pasto de tu creencia “Cree o te abomino” y me lleva la turbulencia de tus palabras Enclenque viro el rostro hacia el último semáforo como si fuera abigarrados astros pasmados en los ojos de los perros olvidándome de lo que soy Consumación Expiación Homeldemente Eso El verdugo de mí mismo Oh esqueleto voluptuoso Divivno terror me hundo en tu orgía Ellos tratan constantemente de forzarme........ellos tratan.
16. VIENTO DE KASTRACIÓN
Viento de Kas Amarga es la ribera Tus pasos mis pasos en la vereda rota del malecón yendo mudos apartados de toda pasión / ojos fríos El dolor y la angustia como la espuma del mar nos traga Evítalo evítamelo rásgate el vientre con el tenedor en el pecho Solitarios uno del otro Irreconciliables Hermana la palabra híbrida juega con tus manos blancas como un golpe de naipes No interpretes nada Sueña suéñame conflúyeme Estas son mis aguas terrosas perfectas Inundo tu cuarto alto y limpio como una estocada lanzo un bramido –muchacho desconocido orinando en el pisoSollozo en la oscuridad Tu blancura me atemoriza me espanta Un tenedor en el pecho arrancará la noche mi coche tu noche Una voz viene como un moribundo muchacho a despedirme -mi primer encuentro con la realidad- Hiere fatiga
Ondas negras sacuden mis sienes Irrumpe el Deseo Te veo iluminada desde la nuca hay una brillantez tenebrosa hasta su espalda más abajo tus caderas son suaves caídas rotando como remolinos de arena hasta el oasis rojo-rosa fresca tibia Posesión y locura es un tenedor en el pecho Lunares que flotan al roce de la piel La rara impotencia como la llovizna en el verano nos aja la piel Así el corazón arda y se voltee leve en la noche Al mirarnos acometo débilmente y me desplomo escarchado con un sin fin de sombras ante un jacinto blanco que fueron tus manos tus piernas que nunca conocí Hundí inmundo el corazón en tus ojos pardos como la noche Estas estrellas se arrojan contra la ventana Fogonazos en la penumbra La amarilla queja de Van Gogh desgarra las cortinas El pecho que estaba alto yacía bajo la almohada contra el piso abrupto espinoso La luna enrojece los maceteros La hora álgida Abstinencia abstinencia el sudor chorreante del ascensor En la pared extraños animales hacen el amor Hieden se trastocan Golpes rabia ausencia gas gas gas El azul de las 6 bajo los párpados agoniza las hojas húmedas se repelen se entrechocan sus murmullos en mi rostro duro desencajado Veo relampaguear tu cuarto Vomito sobre el estanque tranquilo Penetro insalubre bajo las sábanas el día atrás me pudre la espalda.
17. INSEPULTO
Reflujo de arena
bajo la lividez nocturna
sobre el cemento
viajo escamando mis huesos
brilla la juntura
con dóciles gusanos que atraen
de los ladrillos
mis ojos bruscos sobre la opacidad
se aferran musgos
de mi cráneo / se levantan
que trepan la sombra de la cruz y cubre
estas piedras que me aplanan que me cubren mis partes
la suave túnica de la
digeribles infectas / No soy este
noche envolviendo
tiempo / me asomo hasta perder mi vista
al sin nombre / un olvidado verdor de la orilla
Hasta contemplar el polvo con que se impregna la yerba
donde sobresale flotando
que se bifurca como mis brazos
una quijada blanca bajo las patas de los perros
y siento la carnosidad del tiempo Resumo la tierra / me creo ver
nublando mis temores de echarme andar como antaño sobre esta fría y solitaria piedra que se escama como el vacío en mis ojos cuando los niños duermen Aquí lejos secularmente mis despojos advierten tu presencia ¡Oh flama océano mío! Me he puesto esta camisa al revés para ordenarme en tu orden con mi humilde viaje del San Pedro Yo te bendigo humeando husmeando...
18. LOS PERSEGUIDOS
Habiéndome ruteado con aquella miralarga me eché andar con ropas simples sobre ejes de Humo por las latas paredes rezó su voz gangrenosa Llamó y lavó mi aliento rastreó en su PC la volición de mis músculos pesó mi arena chancáronse como huesos mis huesos delineó mis paisajes con blanda mano de ejército Desde su encierro de vidrio desde su pérfida melodía Sopló su aire y me desvive y me ajena en esa nocheazuli que quebró mi inmutez mi impavidez armada resguardado por la noche de su pelo Ella discó el número Como labiosfrescos me inundó la garúa Las quebradas aguas del verano Ella atravesada y dura gobierna sus piernas mas no su corazón y cae de tumbo en tumbo sindiós y sin ley mi cuerpo no es más que placas movedizas cuando anda y se despierta a la hora del colgado de la picana entre paredes medrosas y primitivas Sólo silencios y palabras que no pertenecen a nadie claustrofóbica quietud rabia de músico desmirriado que canta para ti para que no me olvides mientras estos tibios repollos que modelan y abandonan mis sueños sean mis escudos contra mi locura Y yo amanezco invernadero en que cosí mis sienes contra el techo y colgué mis manos desposadas como arañas en tus ojos. Ahora los pasos me siguen me buscan (buscar y ser buscado como la vieja memoria de un río Pasar y morir) Te debo este horizonte las manzanas salvajes la sombra de la piedra encerrada Huelo su corazón perdido que no fue para mí yo que soy un amargo rencor en tus sienes Me di talado frente a tu hermosura Como aquella vez en que hundí mi hedor en tu hedor al lado del parque junto a un quiosco de naranjadas sin ofrecimientos ni despedidas sin nada que imaginar Oh el zodíaco del solitario Se movían a lo lejos las estrellas
a lo lejos la hermosura del mar quieto y pacífico y haré mi cama en las tinieblas Ya que me delataste ya que obraste por descubrir y recordar mi mal con un trato benigno entre las rejas pero golpeando por la mancada de supirucos y duendes que han techado los cerros han desplegado las banderas más incendiarias que ese ajeno sol cardinal cercenado que viene y relojea sus hélices sobre mi estampada cabeza ¿Qué hacer? Mes de Octubre frente a esta multitud sin herramientas ni sosiego y todo tiende hacia su forma perdida y tú has vuelto a las fuentes has vuelto a grabar las leyes en madera y yo aquí complaciente silencioso suturo esta cicatriz esta nostalgia de quien está echado sobre unos rayos y desde un jardín infantil tabaqueo una canción para ti
19. EL INICIADO “Allí donde forjan la desolación dicen que han hecho la paz” Tácito
Aquí me vuelto rapado y olvidado en este mes gaseado en que lloviznan ciertas cosas núbiles y sombrías Veo lo que me rodea Tanto que huelo llego y me detengo Afilo los huesos Deshago mis fronteras No soy ciudadano de nadie Hacia mis pies la arena Las señas del bautizo Temblequean las piedras las cañas los odres de arena el cántaro de agua Se alzan y silban las cruces y latones de carros alambrones de luz hoyan los faldones de mar cortan las ligaduras de los muelles
Se encienden las ventanas abiertas en el fresco nocturno de las huesas El cernícalo sol se embruma Los perros ramonean los árboles lechosos Me impele la hermosura del viento el aire cálido y pardo de la arena Esta imprecisa envoltura humana donde duermo en odio a un costado de todos y como calles distantes atardecen mis sueños de maltrechas ciudades de cacerías de levantamientos o de grandes ausencias Llego como si fuera a arrebatarle la calidez de sus bancas el plumaje de sus aves o tu misma morbidez de viejo Pastor perseguido Atávico y devoto de una misma noche Doy mi forma doy mi llama –Sol y gas- Azulinos como no fueron tus ojos Es lo que heredo es lo que heredo Tu palabra tu vida dilusoria en mi mente tu imagen predilecta adecuadamente moderna cuando vi por enésima vez con estas sombras que aún nos cubren a pesar de la explanada de tu romanza a medio modular quebrada en finísimas lluvias quejosa para cachorros aquellos que jironeaban tu noble tela enterraban tu rostro cromado y negro con cánticos desaforados de los de abajo siempre los de abajo se mezclan se apedrean se acuchillan se atropellan cabezas cóncavas se arrastran caen sus leyes los trajes desolados cristianos se estrujan los tragos el humo estrangulan oh virgen mía tu altivo cuello sangra sobre el vaso y desgarran al Pastor Me inmolaba ni sabio ni poeta ni maestro ni aprendiz te elegí Y heme aquí con esta coraza abierta al infinito con esta manera de sentir y quemar por lo inexistente este desdichado terror al mundo al látigo porfiado los cueros este dolor de la sabiduría que se desmorona en rondallas de míseras casas cuya belleza es la simpleza de sus trenzas de sus ropas y su silencio su destierro y su astucia Oh es lo que heredo es lo que heredo Un cráneo mi dulce cráneo un manojo de nombres un país vetusto una porción de carne este mapa donde me encuentro iluso y neutro con quebradiza
mano de asir el pensamiento Se abate mi corazón sinmemoria (al otro lado los nudillos flojos el polvo de la sordera) Oh la inesperada marea que rabia cuyo song continuo vidrea mi voz alcoholiza mis palabras y tu boca noctámbula hablándome de los rigores de la biblia tu estoica mirada no es más que la poca creencia que hay en ti o yo que no soy más que la pobre aventura del hombre en el vacío ¿Hacia donde nos conducen estas voluntades solubles? estos golpes de pared esos tubos de sangre malasombras que entibian los barrotes de un sol irredento mordido entre las peñas? Porque tú sigues oliendo detrás de las puertas detrás del mediodía a veces como un pasado o un presente que puñeteo con un fresco de torres derribadas y viene el caos debajo de las pistas viene el tiempo como un muñeco que me ata las manos dulce e infante domina mis sentidos Oh rebúlleme rebélame que el cierzo de tu aliento al despertar desmugra mi esqueleto Oteo y no hay mujer posible para este país arrecho y esa sordina de siempre Levántate MATA y Come Y todo fue ocultado cercado de alambrados en medio de una luz cavernosa Como espectro de cielo un lago Donde la edad tiene muchos perfiles el presente es un movimiento impreciso y la realidad es una sola y única marejada que pasa Silenciosa a encanecer las rocas los mascarones del mar tu propia mirada sólidamente pura Yo vi tu danzaq en el destierro vi las llamas de los semáforos sumergidos en ideas de muerte y sangre y lo atesoré y me pudrí y me consumí ahora cristalino y vertical asumí mi nueva indumentaria la benigna claridad de la madre Yo heredé esto yo heredé esto Las canciones que fluyen me hablan y regresan bajo un cielo de Humareda que muestra su misterio
donde un peruano diserta entre ruinas su largo agravío su desnudez rocosa ante el espacio poblado de criaturas xenófobas de blanco de hule de cobre y sobre una pared cagada de moscas tus huellas dactilares escurriéndose como un río fijo de las esquinas hacia donde van los rostros ya roídos por el insomnio a reconfortar las calles en paisajes de semáforos Oh el largo y húmedo tren sofocado por el Humo Cielo ciclo Oh la dicha vampiresca y el venado de diminuta arena pasta mirando el horizonte tieso sobre la tela del moribundo Ya nada conmueve ya nada gira No obstante la vigilia del agua Oigo caer las riberas al igual que las monedas del cielo de estaño y el pie maltrecho hurgando el trazo de la demencia Es lo que heredo es lo que heredo La Plaza de Armas a una década de los derrumbes al principio del caos Un hombre de camisa camina hacia su plena confesión ideó la forma de la raza sobre volúmenes pastosos la urbe del arco iris le sobrevive la frente la tez cetrina de las águilas incita al vuelo con avidez de tiempo se descuaja del cuerpo y toma una nación la lengua de los hombres lo que corre limpiamente hacia lo hermoso y llevado de la mano lo siniestran y lo esparcen por todos los rincones geológicos su ruinosa quijada está sepultada por una lunacha aguardentosa Oh estos ojos tigres que ya no ven la orilla desierta los casos quiméricos las coces del invierno o tu invierno que se detiene a una pared de mi sordera Se cosen se suman Odio Odio irreparable sesgo en el cuerpo Es lo que heredo es lo que heredo El certero aborto en el corazón que aniebla vidrioso el desdén de las olas que amuebla y eriza el pecho de flechas y desvíos hacia carreteras tragadas de arena abruptas por falderíos y chozas ardientes que se inclinan al precipicio En el culo del mundo tengo un nombre y una pistola
Y vienes tú al que a veces temo más que al hijo más que al padre como una madre aunque ya no eres ni padre ni madre sino madera dulce de las bancas de los barcos náufragos en muñones de agua como de Odio y calles y calles donde te vi y me dijiste “Nací como un lirio en el jardín, ansí fui criado y como vino mi edad envejecí y como habrá de morir, ansíe me sequé y morí” Los aborrecí y los destruí cuando toqué las hebras del manzano tus palabras me negaban y te negaban y les dije “Antes de que tú existieras, yo soy” Ah el tiempo que ya nada conjura que ya nada aquieta ni el racimo agraz del corazón Oh si te oigo el furor que daña mi sordera el ansia de los párpados viador vesánico agónico de perros cobre la cruz de tus alas vuela tu noche lavada y oxidada relumbrando en páginas oscuras de pueblos oscuros que no es más grande que las alas del colibrí zumbando entre ruinas de flores y porcelana y tú no estabas ni dentro ni fuera sólo aquí 7 pm. sobre el reverdecido San Juan con huellas y túnicas a la hora del ángelus yendo a comprar camotes fritos y sangrecita con papas alguna col para embotar la mesa y un rosario de cocos con que se inicia el noveno día del reposo indecible expatriado con una paz que nunca llega que no le invento y no alojé este mundo ni coseché estos tambores no gormé tu criatura este pedazo de polvo donde ya no hablo ni bebo sino huyo de todo lo que dicen de ti Tozuda soledad Llamas de la insolación Afiébrate de mí veo la hozadura de la noche delineando en el agua tu fría e impía anatomía como barca sin remo ¿A dormir? ¿A viajar? ¿Hacia dónde va tu espolón tu eslora lúcida envuelta en un cendal de aire?
Noche de aceite sobre tu quilla reposa la mujer desnuda y enamorada y con alisia zarza alimenta tu frente tu fuente ¿Acaso tu deshecha casa? Oficiaré el silencio Maestro de los remos 4,000 vírgenes para cantar tu gesta pido mas perros son lo que tengo una amante un cadete de pita y estas regiones pobladas de púas y estacas sobre mi cabeza un vecino sombrío a cuya hija seduje aquella del fusilamiento la que hablaba a mi sordera pétrea y melancólica Su rostro era como un pocillo hondo con relámpagos que asustan cuando me hablaba de la guerra cuando cantaba a la carne cuando dormía y se acostaba con el alba y su abrazo yermo y salvaje reanudaba esta manera de vivir si no es soñar con una horca que disimulaba el día con vagos campos de huesos olas y nubes ferias de párvulos violentos y asesinos de corbatas el joven rostro del rádium que se asoma como un péndulo sobre estas calles abiertas ¿Y tú con qué me has trazado? Yo hombre torcido entre la noche y el día entre cosas libres y no libres no tengo un animal semejante a mi cráneo que me inquiete o me llame para abolir a tiempo mi horrorosa carne Sólo el canino instinto de un corazón puro me devuelve el aro el trinche la pala mi vómica manera de sobar mi andar solitario por calles primitivas con este desprecio al sol del mediodía que me quita el sueño el asombro de ser sombra ¿Voy por donde cae el hilo que tantea su abismo? Memorioso y caústico recorto mi paisaje este país largo y tendido como trenza de ríos que se rechazan entre sí me devuelven una convivencia fallida y así partido en repugnante suelo me ostré peregrino adonde el movimiento va voy donde me fabulan perverso y sucio voy entre el boquerío de la gente y linchamientos anónimos voy con los ojos mojados molinetes mis brazos para hambrienta hoguera
donde quemar mi nombre o mi sola voluntad de tejedor iluso de intrincados mundos a perder voy para volver y equivocarme otra vez y me armo de estas abigarradas costumbres de hombres de lobos Mi indígena mula corre a enseñorearse sobre el pasto y yo sobre ella que al torcer sus cabellos apaga el infierno y su cuerpo yesoso y su alma yesosa Oh que trunca fue la noche de ebrias caderas como piedras y el exceso me abruma y tú tocado de algún misterio me ves hurgando tus cartas tu rosa de viento tus astros del 30 o tu sepultada oreja que ya no me escucha soy tan austral esponjado por desérticos vientos Icónico hasta nuestros días ritual ayunado Y te proteges de las puertas de aquellas al final de la espera donde se abate la arenilla que cae a tus pies que han desandado las tardes las furias el lugar que no es lugar mi propia mirada en el tendedero Hecho pedazos.
20. DEL PADRE
Irremediablemente Faustino quebró su arco Rebuznándose en la mar en su pequeño bote orlado de anchovetas que le ceñían el pecho mientras la espuma subía como alcatraz torpe sobre las rocas y se fue partiendo percudiendo como dos alas la ambarina luz del sol gimiendo una imprecación inaudible a modo de soplo como viene el hombre después de inundar a la hembra a destrozarse con las aguas un día antes en las resecas playas en que por primera vez
vi su negra elegancia / y ya no tengo memoria de él con su arco quebrado sobre las hélices que suben y bajan en su pecho Y que ahora duermen para siempre Fue mi padre un buen tiempo en que no creía en ellos Oh consolá consolá me decían antes los yerros de los vientos al dibujar mi sombra Qué falsía qué fachada qué cacharro Esa la mía la venérea alta con que se cubre el rostro de aquel que más quiero Y qué sentido tienen ya las cruces del camino qué de los pies áureos resplandeciendo incivilizados bajo la tierra? Ya su nombre no resuena no gotea. Y yo ya aprendí a cortar redes a ser juerte como esposa y deslomado de oficios golfeando en esta barca las entrañas de la luna como un animal montaraz escupiendo a la multitud No sé más que inclinarme en el largo viaje que me espera Irremediablemente Faustino fue mi padre Irremediablemente Yo lo Sentencio.
21. DEL HIJO
Cuartos y cuartos Una casa en medio del lago Arena Ancla la noche en el patio La puerta abierta como ojos profundos el sueño quebrado por violenta brisa me lleva salobre remece los párpados nocturnos el perfil humoso de las sombras se agita
Yacentes puntiagudas aseteaban las moscas en las paredes blancas y me tumbé contra la niebla de tu aliento El grito del niño que fui y este otro que es busca la puerta abierta disuelta en sus pasos Camina fatigado Se deshiela se desencalla Mas no hay amarras en el viaje Y ya no responde a la leche marina que se enmallotan bajo las catres Niebla niebla Cuartos con ventanas abiertas y puertas ocultas en el umbral un cuerpo se balanceaba contra el ocaso El niño que era yo o el niño que es cuando el trompo se descuelga con un haz entre las púas como un zumbido prensil de las moscas fuera acaso mi suicidio materno? Y ya no me halla ya no lo encuentro El era el padre y yo una palabra hosca en su pecho ¿Qué amarga paja es ésta? ¿Qué incendio pequeño e imposible trapea tu sombra? ¿Qué de mi edad de mi lividez celeste? Nombres de calles cicatrices que la marea deja Cuartos de tigres al acecho de tu sueño Aquí es larga la infancia ancha la calle la luz punza y ablanda el aire oscuro del niño con que habita la rósea calzada del sueño mientras crecen en mis brazos tus dedos como ramas flacas y ese lento ronroneo que son los mismos ronroneos con que me oyes cuando descalzo me inclino a beber charcos de rocío entre las hojas y veo las uñas deleitosas de la luna que arrastran la soledad de los mares Como yo en tu soledad Soledad tanteando en la noche un pedazo de fuego un intento callado de reconocernos
de llevarnos o pararnos y rompernos esta transitoriedad de la carne Cuartos ventanas y puertas abiertas que se incendian sobre caminos cenagosos Yo mi hijo él mi padre Oh mi retrato impresionista Río y soledosos bosques de caña por donde roza mi esqueleto que va despacio Yo te acompaño como una linterna con que miro la cavidad de tu pecho yendo a que me abandone toda pulcritud silenciosa abnegación con que el tiempo me toma tú vas pasando yo voy quedando como un espíritu ventoso Me anudo al tallo de esta soledad incierta Amanece con bandadas de pájaros orejean los árboles al poniente la luz del sol siniestra los hoyuelos del techo mientras voy a lo lejos veo degollado el humo auguro el día y bebedizo me resbalo en un pilón tibio profeticé en aguas transparentes tu advenimiento El fresco de ciertas casas oscuras me levanta para acariciar las desfallecientes construcciones del día al frente sobre una tosca luz mi padre el israelita prende la leña y arde la sangre como golpe de mar contra las rocas Oh el cielo lava sus ojeras y me dice alabado sea el Señor Mas yo ya no veo a nadie Sólo a ti que me revistes de frío cuando te ausentas y suenas a hojas muertas y arrojo un botellazo para la noche de los Quistes y abriré un forado a tu locura Te infundiré mi miedo y tú me hallarás ardido y desgarrado por no defraudarte a esta rebelión de la sangre que ahora me tumba contra ti Oh la insolencia de los jóvenes músculos El sopor alcohólico me desfonda Como una brusca revuelta de luz
me llegas solitaria mano que busca la puerta un rostro tenso en la ventana y esto que no soy que perdí tantas veces como tú ahora tomas mis viejas costumbres de padre de lo que ya no soy Hijo silencio y seña y por ahí se erige una ciudad a contranatura En las afueras mis padres comen borregos en días feriados bajo la sombra sedosa del arco iris Leen y vomitan sobre un vellón quemado de Sol y salitre al fondo El hijo que se unta de grasa en los pies camina sobre las brasas Llora sobre un muñón de sangre Mientras el viento alza las túnicas celestes Mi casa se ondula como túmulo de arena Eso fue hace mucho tiempo Y te pido perdón Ya he perdido bastante. Ya no hay hechizos para el recuerdo tu glauco pecho explosivo como un ventarrón me arroja sobre hediondos lirios que aplasto con los pies ¿Y habré de ser otra vez sembrado? Oh la muerte es tan fácil y tan difícil Ya no quiero recordar Los cuartos las puertas la habitación insomne donde aún caen cabezas sordas como velos y se desvanecen roncamente sobre el piso y hacen tiritar las puertas Ya no quiero recordar y así me voy erguido sindiós cuando yo destrozo la orilla la casa el origen mi orgasmo... este peñón de lobas en medio del océano.
22. DE LA MADRE
Bendijese oh sí el altar de este catre desnudo Allí entre velas que calentaban las arrugadas manos de la madre Vacié todo mi aliento y sobre un puñal de cenizas recordé La nervuda arena que entraba hasta taparme los pies torciéndome en un lado diurno y otro oscuro en esta pared
de esteras como plástico barroso que el invierno apaga y me hablasen de aquella que sobre el polvo me ha hecho Ella me transida bajaba ululando su tordilla cabellera por la pendiente haciendo trazos torpes por el peso de la tardanza O por el sol lastimando sus pómulos su frente sudorosa Como creí verla al ser arrojado sobre unas sábanas blancas que amortiguaban mi caída En ese lejano sembrío de viñas y yo como un recién llegado recibí estos ecos como si me aserrase el pecho lentamente entre el rumor de los primus y voces que se cuelan y hachan las sombrosas telas que aún apañan las hendiduras del tiempo y ella se levantase y yo en el sitio donde no debo y me dijiste como un arrebol curtido racha y silente con que me despierta y aún cegado por lo inesperado me levanto a tientas a danzar alrededor de su falda y ella cavilosa y runa contempla el paisaje donde dirigió su rostro limpio hacia todos los aires ¡Oh ya no será más el aceite tierno de las madrugadas violáceas ya no seré el hijunagramputa que se incendia falcado en su regazo y me abrace con su chompa podrida sus cerezos sus agujas su jardín metálico en que el padre se arrecuesta como un ocaso mi arrobamiento ante sus palabras necias y dulces como machacados ajos me llega su llanura sus manos sus consejos escayolados sobre mi mente que se acrece y se arruga en tiempos en que me devoran estas faenas impuras y sangrientas que partían mis noches oh la oscura y china noche como diría el padre al cerrarse el bar al borde del estribo una mujer como el día me golpea en la nuca y yo quisiera al voltear mi tristeza en su tristeza y bendijese oh sí el altar de este catre desnudo me dé su inextirpable sonrisa que me azula.