La relación de la ciudad de Lisboa con el plano del agua es vital en su historia, una relación cambiante y dinámica que se ve modificada con la construcción en Noviembre de 1962 del Puente 25 de Abril. Un total de 2,27 kilómetros de largo y 190 m de alto, de metal y hormigón que conecta los barrios de Almada y Alcántara, construyendo nuevos límites de un espacio en sección que, hoy, se presenta como oportunidad de proyecto.
El proyecto se organiza mediante la inserción de tres elementos que ocupan el espacio libre en sección, conectando la cota de la ciudad con la del puente, mejorando la accesibilidad de trenes, coches y peatones, y ofreciendo una nueva experiencia única.
Una torre de planta rectangular, situada a un lado del puente sobre uno de sus bloques de anclaje junto al primer soporte de hormigón; otra torre de planta circular que se sitúa al otro lado del puente de forma tangente al último soporte metálico; y la pasarela que une ambas torres por debajo del tablero del puente.