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Noticias de investigación 17

profesores no estaban formados para trabajar con jóvenes y adultos, ni siquiera con los privados de libertad. Hablando el día anterior con el representante del ministerio de educación, comenzó la conversación diciendo que hay una división dentro del propio ministerio en cuanto a la gestión de la educación en las prisiones. Según él, su departamento sólo se ocupa de las cuestiones burocráticas relacionadas con la vida cotidiana de la escuela, como los asuntos relacionados con los alumnos y los profesores. En cuanto a los datos, se trata de otro departamento en el ámbito de los "derechos humanos". Dijo que las escuelas del entorno penitenciario siguen el plan de estudios de la EJA y están pensadas en esta dirección. Como tal, experimentan los mismos problemas que cualquier otra escuela de la EJA fuera de los muros. ¡Una visita más y muchas preguntas para pensar en una propuesta de educación para el sistema penitenciario!

Noticias de investigación 17

Hoy tuve la oportunidad de visitar una experiencia de educación implementada en la única unidad carcelaria femenina de Paraguay - Unidad Carcelaria "Casa del Buen Pastor". Esta unidad hace muchos años fue un convento y luego se convirtió en una unidad penitenciaria dirigida por monjas. Acompañados por el consultor del Centro de Estudios Ambientales y Sociales, aunque autorizados a visitar la escuela, permanecimos, como de costumbre, durante unos buenos minutos esperando la buena voluntad del agente penitenciario responsable de la puerta. Al mismo tiempo, varios estudiantes de derecho también esperaban que se les permitiera entrar. Tras pasar por un detector de metales (que, para nuestra sorpresa, funcionaba), nos recibieron el profesor y el director de la escuela, que nos acompañaron a la unidad escolar. Con una infraestructura totalmente improvisada para atender a las mujeres privadas de libertad, con las presas circulando por la unidad, recorrimos jardines, espacios para lavar la ropa, tendederos con ropa, grupos de mujeres charlando y fumando cigarrillos, etc. El olor, no muy diferente al de otras unidades que habíamos visitado en otros países, se

mezclaba con el de la comida que se cocinaba en varios espacios de la unidad.

Al acercarme a la escuela, la profesora/directora, diciendo que le daba vergüenza el espacio escolar, me pidió que no me fijara en las condiciones del entorno escolar. El espacio, totalmente improvisado, consta de unas pocas aulas con capacidad para un máximo de cinco alumnos. Apiñados, varios alumnos asisten a las clases sentados en la puerta. En una conversación muy emotiva con algunos profesores y voluntarios que ayudan en las actividades de enseñanza, en varios momentos traté de controlarme para no llorar con las denuncias de total falta de respeto e indiferencia del poder público por el derecho a la educación de esta población totalmente desasistida de cualquier derecho. El profesor/director de la escuela, muy emocionado, se disculpó por representar (como funcionario público) al poder público allí presente, y pidió apoyo. Dijo que en ese momento aceptó mi visita como una forma de denunciar ante el mundo exterior lo que significaba la educación implementada en las cárceles paraguayas. La visita fue un momento catártico para todos nosotros. Me fui con un peso en la espalda y preocupada por todo lo que había vivido en ese momento. Para preservar y no comprometer a todos los que estuvieron en esa conversación, decidí resumir el relato de esta experiencia diciendo simplemente que ¡fue una de las peores experiencias que he visitado en 25 años de trabajo en la zona en toda mi historia profesional! ¡Salgo de esta experiencia consciente de que no es posible discutir y reivindicar el derecho a la educación sin antes exigir a los poderes públicos y a la sociedad en general los derechos humanos previstos para todos los que se encuentran en situación de privación de libertad en el mundo! ¡Antes que nada, tenemos que luchar y defender los derechos humanos de todos los seres humanos!

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