17/6/2014
Fuentes para el estudio de la Historia de Chile - Universidad de Chile
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Diarios, Memorias y Relatos Testimoniales José Miguel Carrera: Diario Militar Capítulo IX. 13 de Mayo de 1814 - 22 de Julio de 1814. IX. Reencuentro con el ejército. Apreciaciones políticas. Diversas opiniones y diferencias con el gobierno de Francisco de la Lastra. Preparativos del tercer golpe de Estado.
Mayo 13 de 1814. Al amanecer pasamos a Coronci, y el mayordomo nos dio para [como] guía [a] un famoso ladrón, a quién por sobrenombre llamaban Chingue. Ofrecimos a éste 100 pesos porque [para que] nos pusiese en Talca por los caminos más ocultos; lo ejecutó muy a nuestra satisfacción. Gaínza ofició a O’Higgins, avisándole [de] nuestra fuga. Véase el [documento Nº 93]. Dentro de este oficio le escribió una esquelita que se copia a continuación; es muy graciosa y reducida a arrancarle una proclama para pu blicarla en la provincia de Concepción. Veía el muy pillo que aquellos pueblos, creídos en las capitulacio nes, procuraban acreditarse con los patriotas y que a él lo abandonaban y vendían. No era tiempo de declararles que no habían de cumplirse los tratados; a no contenerlos de algún modo, podían muy bien haberlo obligado a reembarcarse, y hasta las mismas tropas oficiales no distaban de separárseles. ¿Qué me jor arbitrio ni más sabio pudo haber probado Gaínza? O’Higgins proclamó a los pueblos, y las cosas cam biaron de aspecto. No es extraño en O’Higgins este procedimiento, cuando tuvo decisión para [de]volver a Gaínza algunos soldados que del ejército real se pasaron al nuestro. Si O’Higgins no procede tan bestial mente, pudo haber acabado de todos modos a Gaínza, y amarrarlo por sus mismos oficiales y tropa [1] . Con fecha de ayer escribió, desde Longaví, Gaínza a O’Higgins dándole las gracias por unas mulas que le mandó de auxilio con el Alférez Silva. Recomienda también a Mariano Ginorés, español europeo, para que siguiese en su empleo de carcelero en Talca. Dormimos en un cerro boscoso para descansar los caballos. Mayo 14 de 1814. Llegamos a Talca a las ocho de la noche; nos presentamos a O’Higgins, que no se sorprendió poco. Un estrecho abrazo fue su mayor expresión, pero su semblante decía su pecado. Todos los oficiales que le acompañaban procuraban halagarnos, y casi todos de buena gana. Cuando nos despedi mos, se empeñó fuertemente en que nos alojásemos en su casa, y como conociese la intención con que lo hacía, accedí para no tenerlo cuidadoso. A poco rato empezaron los secretos, y los señores Urízar, Vega y Valdés se presentaron ocultamente a O’Higgins para que se nos pusiese presos y remitiese escoltados a Santiago. O’Higgins lo deseaba más que ellos, pero nos escudaba nuestra inocencia y nuestros sacrificios por la libertad; temió el ingrato insultar nos a la presencia de un ejército cuya mayor parte era adicta a la justicia. Mayo 15 de 1814. No me había levantado de la cama cuando se presentó el Mayor General, don Francisco Calderón, a pedirnos amistosamente que no saliese [saliésemos] a la calle porque la oficialidad estaba incómo da y recelosa; contesté que no saldría si me sujetaban con bayonetas. A presencia del Capitán don Nicolás García y de otros varios oficiales que nos visitaron, me quejé altamente de la conducta de mis paisanos, ha c iendo una corta relación de nuestros sacrificios y la infamia con que nos correspondían. Protesté que cuanto había dicho a O’Higgins en Concepción la http://www.historia.uchile.cl/CDA/fh_article/0,1389,SCID%253D7641%2526ISID%253D405%2526PRT%253D7184%2526JNID%253D12,00.html
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