10/7/2014
Fuentes para el estudio de la Historia de Chile - Universidad de Chile
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Diarios, Memorias y Relatos Testimoniales José Miguel Carrera: Diario Militar Capítulo I. 25 de Mayo de 1810 - Agosto de 1810. I. Prisión de Rojas, Ovalle y Vera. Deposición de García Carrasco. Constitución de la Junta Gubernativa. Creación de cuerpos militares. Motín de Figueroa. Instalación del Congreso Nacional. Arribo de Carrera a Chile. Preparativos del golpe de Estado del 4 de septiembre de 1811.
En 25 de mayo de 1810 sucedió la prisión de don José Antonio Rojas, don Juan Antonio Ovalle y don Bernardo [de] Vera; dimanó de las sospechas que tuvo el Capitán General, Brigadier don Francisco Antonio García Carrasco, de que querían seguir los pasos de Buenos Aires. Carrasco, en los críticos momentos de la prisión de Fernando VII, se consultó con Ovalle, quien le aconsejó instalase una Junta de la que él fuese Presidente, y para esto le presentó el plan que creyó oportuno. Carrasco lo admite, lo presenta al examen de varios de los oidores y de otros enemigos de todo sistema liberal; le persuaden de que el plan envuelve una completa revolución, y que era llegado el momento de tomar medidas enérgicas para evitarla, anunciándole que Rojas, Ovalle y Vera se reunían todas las noches para acordar el modo de ejecutarla. No necesitó más aquel déspota para proceder contra ellos; los hizo apresar y los mandó a Valparaí so con escolta a las órdenes de Vial. El Oidor [Félix Francisco] Basso los siguió para formarles el correspondiente sumario. Verificado éste, los embarca ron a bordo de la Castor y los remitieron a Lima. Vera, que temía la presencia del Virrey [José Fernando de Abascal], tomó una bebida para parecer muy enfermo, y pudo quedarse por entonces. El pueblo, irritado por este procedimiento contra tan beneméritos ciudadanos, pensaba únicamente en separar a Carrasco; antes creyeron necesario quitar de su lado a don Judas Tadeo Reyes, a don Juan Francisco Meneses y a don Juan José Campos; el primero Secretario, el segundo Escribano de Gobierno y el tercero su Asesor. Para esto, y con el fin de pedir que volviesen los tres expatriados, y que se les formase causa antes de que experimentasen el castigo de embarcarlos a un país distante, ocasionándoles gastos de consideración, dejando en abandono a sus familias y exponiendo a dos de ellos a una grave enfermedad por su avanzada edad y quebrantada salud, el Cabildo, acompañado de la parte principal del pueblo, se presen tó en la casa de la Audiencia, a la que fue llamado Carrasco. En aquella sesión se consiguió la deposición de sus tres perversos agentes, pero no la vuelta de los tres que habían marchado ya; sólo Vera logró este indulto por su fingida enfermedad. Carrasco, bárbaro por naturaleza, y soberbio con el poder de las bayonetas, dijo aquel día a tan res petable reunión: “¿Y ustedes saben si podrán salir de aquí?” Uno de aquellos chilenos que llevaban sus armas dispuestas quiso contestarle con un tiro, pero le fue impedido por los demás; sin embargo, conoció el viejo que eran superfluas las amenazas y cedió a cuanto pidió el Cabildo. No era esto sólo lo que se ape tecía, y por eso se aumentó el descontento, trabajando con más descaro cuando obtuvieron los resueltos el primer triunfo contra el Capitán General de Chile. La Audiencia conoció que era imposible contener las ideas del pueblo, y quiso tentar el último recurso separando a Carrasco y obligándolo a renunciar; lo hizo así, y dio el mando al oficial de más graduación. http://www.historia.uchile.cl/CDA/fh_article/0,1389,SCID%253D7309%2526ISID%253D405%2526PRT%253D7184%2526JNID%253D12,00.html
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