Adolescencia etapa de oportunidades

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Adolescencia:

etapa de oportunidades POR JULITO


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Š 2015 Julito Tuxtla GutiÊrrez, Chiapas; MÊxico. Todos los derechos reservados. Puedes utilizar e imprimir el presente material siempre y cuando lo uses o distribuyas sin fines lucrativos i


ADOLESCENCIA

INTRODUCCIÓN: etapa de problemas u oportunidades Lucas 15:11-13 NTV Para ilustrar mejor esa enseñanza, Jesús les contó la siguiente historia: «Un hombre tenía dos hijos. El hijo menor le dijo al padre: “Quiero la parte de mi herencia ahora, antes de que mueras”. Entonces el padre accedió a dividir sus bienes entre sus dos hijos. »Pocos días después, el hijo menor empacó sus pertenencias y se mudó a una tierra distante, donde derrochó todo su dinero en una vida desenfrenada.

En esta historia, que Jesús utiliza para ilustrar acerca de la salvación, algunos padres de adolescentes y jóvenes podemos vernos reflejados. Y es que en algún momento de nuestra historia familiar, nos hemos topado con alguna situación similar, en la que se da un lucha entre lo que un hijo quiere y lo que nosotros consideramos que podemos o debemos darles. Y es que, los adolescentes saben muy bien lo que quieren, pero no saben lo que es mejor para ellos. Enfrentamos momentos de crisis al ver que nuestro hijo adolescente comienza a alejarse de nosotros, y más cuando vemos con claridad que hacia donde se dirigen es muy peligroso. ¿Qué debió hacer o pudo haber hecho el padre? ¿Qué podemos hacer nosotros? ¿Cómo actuar ante estos momentos de crisis? ¿Cómo ayudar al adolescente cuando actúa en franca rebeldía y no quiere escuchar? ¿Será la adolescencia una etapa de problemas o de oportunidades?

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Entendamos que la adolescencia es una etapa de inseguridad, de descubrimiento y de rebelión. 1. De inseguridad: se siente inseguro acerca de cómo luce, inseguro de su propio físico, inseguro de lo que está haciendo, inseguro de lo que cree o le han hecho creer, inseguro de respetar o romper las reglas, de su lugar en la casa. Cada duda o inseguridad presenta una tremenda oportunidad para nosotros de discutir, experimentar, aplicar, interiorizar verdades bíblicas importantes: como la perfecta creación de Dios, la verdad contra la mentira, su identidad en Cristo, la naturaleza de nuestra relación con Dios (Padre-hijo), la salvación, etc. 2. De descubrimiento: lo que más tememos los padres, y que también trae inseguridad al adolescente, es la repentina exposición de nuestros hijos a las cosas del mundo: nuevos lugares, nuevas experiencias, nuevos amigos, etc. Ese mundo no siempre es atractivo, a veces suele resultarle espantoso y sobrecogedor. Algunas veces querrá descubrir, otras querrá esconderse avergonzado. Todo esto ofrece una oportunidad de ayudarles a entender y personalmente interiorizar verdades fundamentales como la soberanía y providencia de Dios, su mano siempre dispuesta a ayudar, disciplina, guerra espiritual, autocontrol, contentamiento, fidelidad, el mundo, la carne, el demonio, etc. 3. De rebeldía: un error común es creer que el adolescente “saludable” no tiene porque ser rebelde, o que es una cuestión de demonios y sólo basta con orar y reprender. Pero la Biblia nos indica lo siguiente: La necedad (rebeldía) está ligada en el corazón del muchacho; Mas la vara de la corrección (la disciplina física) la alejará de él. (Proverbios 22:15) La historia da testimonio de esta verdad bíblica: Nuestros adolescentes de hoy aman el lujo, tienen pésimos modales y desdeñan la autoridad. Muestran poco respeto por sus superiores y prefieren la conversación insulsa al ejercicio. Los muchachos son ahora los tiranos y no los siervos de sus hogares. Ya no se levantan cuan3


do alguien entra en su morada. No respetan a sus padres, conversan entre sí cuando están en compañía de sus mayores. Devoran la comida y tiranizan a sus maestros. (Sócrates siglo IV a.C.) El deseo de descubrir su individualidad, el deseo de libertad, el deseo de intentar cosas nuevas, el deseo de controlar, el deseo de que por fin se haga su propia voluntad, el deseo de ser diferente, el deseo de ser aceptado, lo puede hacer víctima de la rebeldía. Oportunidad para poder ayudarles a entender acerca de la autoridad, de la ley de la siembra y la cosecha, de la ley y la gracia, la naturaleza de la verdad y la falsedad, de la sabiduría y la necedad, de la confesión y arrepentimiento, del perdón, del corazón, etc. La adolescencia, ciertamente, es una etapa en la que enfrentamos actitudes y acciones de nuestros adolescentes que lastiman y hieren. Pero seamos sinceros, también surgen pensamientos, deseos, actitudes y acciones de nosotros los padres que hieren y lastiman a nuestros hijos. La adolescencia es dura porque suele sacar lo peor, no sólo de los hijos, sino también de nosotros. Pone en evidencia las áreas de nuestras vidas que aún necesitan ser moldeadas: impaciencia, intolerancia, falta de perdón, fe débil, etc. Pero para los creyentes, “todo ayuda a bien”. Así que la adolescencia en vez de ser vista como una etapa de problemas, debe ser considerada como una etapa de oportunidades, para corregir muchas cosas que están mal. Un tiempo en el cuál podemos conectarnos con nuestros hijos como nunca lo habíamos hecho y de permitir que muchas áreas de nuestras vidas terminen de ser moldeadas por Dios.

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I. El caso del hijo pródigo

Sentémonos a escuchar al Maestro y, sin duda alguna, surgirán muchas preguntas: ¿Dónde está la mamá? La Biblia no da explicación alguna, Jesús no ahondó en el asunto. Quizás había fallecido, quizás sea porque las mujeres no solían ser mencionadas entre los judíos, quizás por el hecho de ser varones la relación era más fuerte con su padre, quizás se había ido, sea como sea, la ausencia de uno de los padres es tan común hoy en día, que la ilustración que dio el Señor Jesús resulta muy actual. Una familia en la que uno de los padres brilla por su ausencia. ¿Qué edad tendría este muchacho? Posiblemente era un adolescente que estaba en espera de cumplir su mayoría de edad (18 o el equivalente a su época) para despedirse y partir lejos. ¿Qué buscaba este joven? Lo que todo jovencito busca en esa etapa: Diversión, alegría, aventuras, libertad, experiencias, ¡vida! En pocas palabras: definir su identidad. ¿Será malo? ¡No!, todo joven, como parte de su adolescencia, tiene la tarea de: definir su identidad. Tiene que encontrar quién es y para qué sirve, cuál es el lugar que ocupa en el mundo, el propósito de Dios para su vida. Si llega a la edad adulta sin un sentido claro de la identidad, vivirá perdido. ¿Por qué algo bueno se convirtió en algo malo? ¿Por qué fracasó este joven, convirtiendo algo natural en perjudicial y peligroso? 5


1. Derrochó. No sabía que tenía que hacer provisión para el futuro, o cómo hacerlo. De hecho, de esta actitud del hijo surge el término “pródigo”, la actitud de alguien que despilfarra o gasta sin cuidado sus bienes. 2. Se fue lejos. No sabía enfrentar sus problemas por lo que prefería huir o quizás no “disfrutaba” de espacio en su casa para encontrar su identidad (solía ser criticado por su hermano, comparaciones, etc.), algo tan común en hogares en donde falta alguno de los padres: uno de los hijos se refugia en la total responsabilidad (el hijo mayor en la historia) y el otro en el total gozo de los derechos y privilegios. Así que este hijo fue albergando la idea de que a la distancia encontraría libertad, alegría y vida. 3. Desperdició. Escogió un estilo de vida desordenada, creyendo que podía conjugarse altos ideales y valores con un estilo de vida destructivo. En pocas palabras, este joven fracasó porque no estaba preparado para volar lejos del hogar. ¿Cuál es el papel del padre? ¿No debió haber previsto esto? ¿Pudo haberlo evitado? ¿Cómo le hago para que mi hijo no cometa los mismos errores? ¿Cómo le hago para ser un buen padre para mi adolescente? Proverbios 22:6 nos da la respuesta: instruir en el camino que va a tomar. Literalmente, el versículo dice a la boca de su camino. Al inicio, no a medio camino, a la entrada del camino que debe cursar. Los hijos, tarde o temprano, precipitadamente o en tiempo, se irán de casa. Como padres debemos prepararlos para la partida, enviarlos instruidos.

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II. Preparando la partida

Salmos 127:4 NTV Los hijos que le nacen a un hombre joven son como flechas en manos de un guerrero.

Los padres frecuentemente se involucran menos en las vidas de sus hijos cuando entran en la pubertad y la adolescencia. Pero ellos necesitan la misma cantidad de atención y amor que cuando era más pequeño -y quizás un poco más. Y en el caso de los hijos de pastores, ¡más! Ya que sufren falta de atención a sus necesidades tanto emocionales como físicas por atender las de otras personas de la iglesia o en el ministerio. (Una forma de sentir o alentar las comparaciones). Ten en cuenta, siempre, lo siguiente: Uno de los objetivos de la crianza de nuestros hijos es ayudarlos a ser independientes de nosotros, instruirlos para que puedan hacer las cosas, aunque con nuestros consejo, sin nuestra intervención. ¿Recuerdas cuando le enseñaste a caminar? ¿Por qué lo hiciste? ¿Recuerdas cuando le enseñaste a montar bicicleta? ¿Por qué lo hiciste? ¿Recuerdas por qué no le quieres enseñar a usar el auto? ¿Por qué quiere demasiada libertad? Y nosotros, ¿acaso no deseamos demasiado control? Olvidamos que nuestros hijos, tarde o temprano se irán de casa.

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Que son flechas en manos de un guerrero, y esas flechas no son para quedarse en la aljaba, sino para ser lanzadas y den al blanco. (Ej. Los Croods) Debemos prepararnos y prepararlos para salir y conquistar el mundo para Cristo. Están en el proceso de dejar de ser niños, para convertirse en jóvenes y adultos que dejarán una huella en esta vida. ¿Los estás preparando? ¿Cómo podemos inyectarles seguridad para que vuelen? Cada hijo es diferente, como seguramente ya notaste, pero si nos atreviésemos a hacer una lista generalizada de cosas que el adolescente necesita sería: 1. Demostrarles amor: Todos nacemos con la capacidad de amar y la necesidad de ser amado. Pero como somos diferentes, lo que tú puedes estar haciendo para demostrarles amor, quizás no sea suficiente para tu hijo. El Dr. Gary Chapman menciona que existen 5 formas de poder comunicar amor a las personas en su libro de “Los 5 lenguajes del amor”. Algunos responden bien a uno de los lenguajes, mientras que otros responden mejor a otros. Tú y yo tenemos la labor de descubrir a cuál responde cada uno de nuestros hijos. Estos lenguajes son: (a) palabras; (b) contacto físico; (c) una buena cantidad de tiempo de calidad; (d) actos de servicio; (e) regalos. 2. Tomar parte de su mundo: Un niño sin padres que intervengan en su vida pronto estará en problemas. Necesitan a alguien que les ayude a moldear su corazón, a prepararse para el día que deban salir del nido. Te necesitan a ti. Procura interesarte en lo que les gusta, en lo que les pasa, en lo que sienten. • Ellos tienen batallas, muchas de ellas parecen no tan importantes a nosotros los adultos, pero son muy importantes para ellos porque la forma en que los resuelvan irá marcando su forma de responder en el futuro. Así que necesitamos apoyarles mientras luchan, permitir que resuelva sus problemas, brindando consejo, supervisión, ánimo. Aprender a ser consejero sabio y fiel

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no sólo de miembros de la iglesia, también de ellos para bendecirlos de maneras incontables. • Ellos tienen intereses y características personales, aliéntalos para que los desarrollen, acompáñalos en sus eventos, sé su “fan número 1”. Brinda elogio cuando los veas dando su mejor esfuerzo. • Ellos tienen potencial, esta etapa es muy buena para que ellos exploren nuevas áreas y hagan nuevas cosas. Provéele oportunidades para experimentar cosas diferentes: deportes, arte, culturas, actividades comunitarias, etc. No te desalientes si no les gusta, esa es la idea, que entre todo lo que experimente descubra que le gusta y que no. 3. Enséñales a ser responsables: Tú eres el instrumento de Dios que ayudará y preparará a este niño a para que salga del hogar a cumplir responsablemente con su propósito en este mundo, a contribuir en la obra de Cristo en esta tierra de manera única y sin igual. El sentido de responsabilidad se forma con el tiempo. Van adquiriendo este sentido al hacer sus deberes, encargándoles que limpien el patio, limpiar sus cuartos, o ayudar a preparar la comida, deberes que contribuyen al bienestar familiar; terminar su tarea sin que se les ruegue; involucrarse en actividades comunitarias; buscar formas de ayudar a otras personas; y hacerse responsables por las buenas y las malas decisiones, etc. 4. Protege, Limita, Corrige y Disciplina: Proverbios 22:15 nos declara que la necedad (la rebeldía), está ligada al corazón y que debemos corregir. Esto es sumamente necesario para este niño que no puede tener todavía ideales que le sirvan de móvil en sus acciones, ni experiencia que le haya abierto los ojos a las consecuencias de dejarse llevar de las malas inclinaciones a que el hombre se siente inclinado desde su adolescencia. • Protege: el mundo intenta conquistar el corazón, no sólo de los hijos, sino también los nuestros a través de mensajes. Sabemos que satanás ataca primero la mente, a fin de que sus ideas bajen al corazón y den a luz el pecado. Por tanto: es necesario hablar constantemente con nuestros hijos para con9


trarrestar los mensajes contrarios a Cristo, a la santidad, a la honestidad, a la justicia, a la pureza, etc., que suele mandar a través de la tv, internet, música, etc. (Cuidado con la cantidad de tiempo que pasan expuestos a estos mensajes). Filipenses 4:8 nos muestra la mejor manera de enviar protegidos a nuestros hijos. • Limita: los límites son para protección (como los límites de velocidad), son para dar forma y encaminar (como las plantas), y fomentan el esfuerzo y el autocontrol. Los límites tienen que ser claros, definidos, dichos con anterioridad. No des por sentado nada: límites de horarios, de lugares, de uso, de acciones, etc. • Corrige: Castigo no es corrección. El castigo quiere que le duela al hijo por algo que hizo mal. Pero la corrección es tomar medidas para que lo incorrecto no se repita, y esto es disciplinar. Fallo y corrijo. Me equivoco y aprendo y me supero. (Ej. Tarea-Horario). Si se llega a aplicar un castigo, asegúrate de acompañarla de una acción correctora (Hebreos 12:6-11). 5. Disciplínalos: es un acto de dos, entrenador y futuro campeón. Un esfuerzo de padre e hijo. Quizás por eso la mayoría prefiera castigar a disciplinar (Ej. Sentarse para hacer las tareas, Ir a la escuela, Investigar a dónde va, Preguntar con maestros, etc.). La disciplina es el refuerzo de la instrucción, es el fomentar con acción y acompañamiento los hábitos deseados y se aplica con amor. Proverbios 25:28 nos revela lo que sucede con un hombre indisciplinado (no tiene rienda su espíritu): será un fracasado.

Aquí vemos claramente la necesidad y el efecto tan poderoso de la Palabra de Dios (2 Timoteo 3:16). Es la que nos protege (instruye - enseña la verdad), nos limita (redargüir - nos hace ver lo que está mal en nuestras vidas), nos corrige cuando estamos equivocados, y nos disciplina a hacer lo correcto.

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III. Las crisis pueden ser buenas

Lucas 15:14-19 Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. Y volviendo en sí, dijo: !!Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.

Las crisis suelen presentar peligros, pero también grandes oportunidades y beneficios. Los golpes de la vida pueden ayudar a reconocer problemas que han estado ocultos, lograr acuerdos y ensayar nuevas maneras de relacionarse con los hijos. Los problemas suelen provocar que toda la ansiedad acumulada y el agotamiento de los propios recursos, una persona — y una familia— esté dispuesta a cambiar. Tal como pasó al hijo pródigo, quien a través de la crisis descubrió que la diversión que se compra es tan efímera como el dinero que la consigue. Descubrió que los verdaderos amigos no son los que se hacen al calor de unas copas. Descubrió que la vida no es solo privilegios, y que se requiere sabiduría y trabajo. De modo que buscó cómo ganarse la vida en una época de crisis

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económica y, como no tenía ningún entrenamiento ni habilidades especiales, descubrió que todas sus aspiraciones se habían convertido en tragedia. Una crisis representa peligro, sí, pero también oportunidad. Las personas en crisis pueden ser motivadas a funcionar en un nivel más alto de posibilidades, o bien pueden quedarse paralizadas, atemorizadas o traumatizadas. Este joven en crisis opta por el camino de la oportunidad. ¡Regresar a su padre! Sabemos que los hijos ser irán, pero debemos darles raíces para que puedan volver una y otra vez a nosotros. Para que sepan que cuentan con nosotros.

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IV. Motivando su regreso

Lucas 15:20 Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.

Darle Raíces Para Que Vuelvan ¿Con qué clase de persona te gusta estar? ¿Con alguien negativo? ¿Con alguien que sólo te interrumpe? ¿Con qué clase de papá crees tú que les gusta a tus hijos estar? Seamos la clase de papá con quienes nuestros hijos quieran estar. ¿Cómo? a) Aprende a escuchar. No interrumpas mientras te cuentan sus situaciones, por un lado puedes malinterpretar las cosas por salirte del contexto, y por el otro fastidiar a tus hijos por no dejarlos hablar. No importa si ya sabes la respuesta, espera a que terminen de preguntar. Incluso deja todo para escucharle. Y a veces, no des respuesta alguna. Mejor da un abrazo o un beso y un ¡Te amo! b) Aprende a estimular. Las relaciones positivas producen seguridad, las negativas destruyen. Necesitas animar y edificar constantemente los corazones de tus hijos. Te puede ayudar el visualizar lo que consideras que pueden llegar a ser y bendícelos dándoles una visión de lo que pueden llegar a ser, y compartiéndoles las cosas que podrían cambiar para llegar a ser mejores.

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CONCLUSIÓN

Lucas 15:21-28 Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse. Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Él le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano. Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase.

La familia, a diferencia de otras instituciones sociales, es el grupo al que se entra y no se puede salir sino con la muerte, y a veces ni aún con ella. El padre que no había ido a buscar al hijo en problemas —su sabiduría le indicaba que solo debía esperar— ahora sale en carrera al encuentro de quien ya ha tomado la iniciativa. El padre intuye los cambios que habrían sucedido para este retorno. Por eso no lo deja terminar el discurso preparado y ordena a sus siervos hacer todo lo acostumbrado para restaurarlo a la posición de hijo. Pero no olvidemos que lo que sucede en un miembro del sistema familiar va a afectar, por cierto, a los otros miembros. El hermano también es afectado. No debemos descuidar a los demás miembros de la familia. 14


¿Cómo termina la historia? Jesús no dijo cómo termina la historia del hijo pródigo. Pero nosotros podemos estar confiados en que el nuestro tendrá un fin maravilloso: hijos creciendo y madurando, pareciéndose más a Cristo, partiendo de casa en el tiempo adecuado y preparados para cumplir con el propósito del Señor para sus vidas.

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