Abstinencia, Esperar ¿es mejor?

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Esperar ¿es mejor? La abstinencia

LAS CRÓNICAS SEXUALES

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C AP Í TU L O 5

Esperar ¿es Mejor?

Sin saberlo, mi padre me una gran lección para mis finanzas, pero también para mi sexualidad: ¡hijo mío, debes aprender a ahorrar! No porque tengas el dinero disponible significa que debes gastarlo. Y no porque está en oferta significa que debas comprarlo. Recuerdo que uno de mis regalos, al cumplir 7 años, fue una alcancía en forma de cochinito de barro, y yo aprovechaba cada ocasión que un adulto llegaba a mi casa para sacar el cochinito y ponerlo justo en la cara de ellos y decirles cantando: ‘Tengo

un cochinito que se pone muy feliz, si tú lo alimentas con un billetito aquí’. Obviamente que el show terminaba con una carita como esas del ‘Gato de Shrek’. Y ¿tú crees que hubiese alguien que se resistiese a la oportuni1


dad de invertir en el cochinito de Julito? ¡Obvio que no!

de Mario Bros’ cada año, etc. Y sin darme cuenta antes de salir de la secundaria, ya no tenía cuenta de ahorro, aquella cantidad que supuse jamás se agotaría se había esfumado.

El punto es que mi papá fue cambiando las monedas por billetes para que tuviera suficiente espacio. Y casi tres años después, la alcancía estaba llena, por lo que le llegó la hora al cochinito. Le rompimos su mandarina en gajos y salió una cantidad sorprendente, y no olvides que te estoy hablando como niño de 10 años de los años 80’s: $ 150,000 pesos (y esto, además, fue antes que los pesos se convirtieran en nuevos pesos y esa exorbitante cantidad pasase a ser $150 pesos de los actuales).

Mi padre aprovechó aquella ocasión para enseñarme una gran lección de la vida: “¡hijo mío, debes aprender a ahorrar! No porque tengas el dinero disponible significa que debes gastarlo. Y no porque está en oferta significa que debas comprarlo”. La lección fue mayor el día que cumplí 18, porque fue cuando me hizo entrega de algo que se llaman ‘Bonos del Ahorro Nacional’. Los cuáles también son una especie de cuenta de ahorro. Mi padre los había comprado al mismo tiempo que había abierto mi cuenta. También con $150,000 pesos. La sorpresa mía fue que para ese día, los bonos valían casi el triple (aunque ahora sin tres ceros porque ya eran ‘nuevos pesos’).

Mis padres decidieron abrirme una cuenta de ahorro y allí ir depositando lo que ahorrara con los siguientes cochinitos. Pero al llegar a los 12 años yo quería que me dieran la tarjeta para poder comprar algunas cosas que necesitaba (tú sabes, cosas que todo adolescente de los 90’s necesitaba para poder vivir: tenis Jordan, un Súper Nintendo, etc.). Y para ese momento, la tarjeta no tenía más de $250,000 ya con los intereses generados.

Al entregármelos, mi padre me dijo: ‘Hoy la cuenta que tenías valdría casi lo mismo. ¿Te das cuenta que hubiese pasado si no lo hubieras gastado? Estos bonos pueden ser cobrados en este instante. O bien, esperar hasta el tiempo del vencimiento, dentro de dos años. Y cobrar no los $150,000

Pese a las advertencias de mi padre, se fueron presentando ciertos gastos ‘necesarios’: salidas al cine con los amigos y amigas, una nueva versión 2


¿LISTO PARA LA PRIMERA VEZ? Anhelamos que esa primera vez sea maravillosa, pero muchos cometen el error de apresurarlo, de forzarlo, engañados con la fantasía de haber encontrado a la persona adecuada. Algo tan íntimo y delicado no debería ser compartido con cualquiera. Para evitar esos errores existen los límites.

que invertiste en un principio, sino cuatro veces más esa cantidad.’.

desastre. Por tanto para poder disfrutarla al máximo se requieren límites. Bendito dicho aquél ¡nada con exceso, todo con medida!

Sin saberlo, mi padre no sólo me dio una gran lección para mis finanzas, sino también para mi sexualidad.

Había comprendido también que la relación sexual no era sólo el acto sexual. Que si quería disfrutarlo plenamente debía tener en cuenta que se trataba de algo más, que involucraba mi físico, mis emociones y pasiones, y hasta mi lado espiritual. Ya que los hombres no somos como las animalitos, que no pueden contenerse o dominar sus instintos.

Y es que tenía enfrente un gran dilema: ¿Tengo sexo ahora, o espero a más adelante? ¿Disfruto ahora de sus placeres o se puede esperar algo mejor más adelante? Ya para este punto de mi vida, había entendido que mi sexualidad era algo tan íntimo y delicado, que definitivamente no me gustaría estar compartiéndolo con cualquiera, pues yo no quería que fuese algo que me trajese vergüenza, dolor, miedo, o responsabilidades que aún no estaba dispuesto a tomar, y mucho menos enfermedades. Yo deseaba que fuese algo maravilloso, disfrutarlo plenamente y no que fuese un completo

Tenía que dar el paso siguiente, sabía que si me decidía por tener sexo ‘seguro’ en esta etapa de mi vida, disfrutaría de parte de lo que se supone debe ser la sexualidad. Y digo en parte porque sabía que había la posibilidad del embarazo, o de alguna enfermedad. Así que siempre tenía ese li3


gero temor. Porque sabía que había la posibilidad de que la otra persona no fuese la indicada y luego terminara lastimándola o lastimándome, como le había pasado ya a muchos.

Esto sale, porque recuerdo las pláticas entre los amigos, tú sabes, esas en las que presumimos las conquistas y el cómo logramos anotar, para que los demás pudieran hacer uso de las mismas estrategias. Algunos incluso llegaban a acuerdos tales como: ‘¡Ei we!, para cuando termines con ella, pásala, ¿no?’

Pero y si me decidía por ¡esperar hasta la persona correcta! Si me decidía a ¡valorar mi sexualidad! ¿Qué obtendría?

Estoy seguro que si eres una chica, esto te resultará muy ilustrativo y te ayudará a no caer en tales trampas. Porque no todo aquél que te trata con mucho cariño y delicadeza lo hace porque en realidad ‘te ama’. Muchos usan esto como fachada para obtener caricias, besos y demás, para luego botarlas. ¡Ya sé!, los hombres en este punto me quieren matar, pero bueno, me comprenderán el día que también lleguen a ser padres de hermosas y maravillosas princesas y quieran protegerlas de tipos como los que alguna vez fuimos nosotros.

Y aquí viene el por qué mi padre, sin saberlo o pensarlo siquiera, me dio una valiosa lección acerca de mi sexualidad con los bonos de ahorro que me había comprado. Ya había pasado mi cumpleaños número 18, y al parecer el deseo que pedí al apagar mis velas se cumplió y rompió así el hechizo lanzado contra mí cuando me dijeron: ‘si llegas a los 18 sin tener sexo te volverás un retrasado’. Bueno, ya iba para 19, y lo que sí había notado es que muchos de aquellos que me dijeron aquella tontería eran los que actuaban como tontos, ¡faltando el respeto a toda chica que decidía aceptar ser su novia!

Esa ocasión recuerdo que estábamos ‘refrescándonos’ la garganta, y a algunos de ellos se les subió rápido. Por tanto comenzaron a contar sus aventuras y a darnos cátedras de cómo hacerle.

Y es que recuerdo muy bien las palabras de mi madre: – Hijo, siempre respeta a las mujeres. ¡Nunca olvides que tu madre es una!

– Yo soy bastante tradicional. Sólo pongo la cara de enamorado, le acari4


DIFERENTES El hombre es capaz de dar amor a fin de obtener sexo. La mujer es capaz de dar sexo, esperando recibir amor. Ninguna mujer y ningún hombre se merece ser utilizada como mero objeto sexual egoísta.

cio la frente para hacerle a un lado el cabello y le digo ‘demuéstrame que me amas’. ¡Ah!, es increíble que, teniendo acceso a tantísima información, algo tan choteado y ridículo siga funcionado. Pero es una triste realidad, la famosísima ‘prueba del amor’ sigue funcionando. Yo digo, que si tu pareja no es capaz de ver que lo amas, sin haber sexo de por medio, ¡es un grandísimo tonto! Amor no es igual a sexo, amor es igual a cuidar, valorar y respetar. – ¡Ai no manches! –dijo otro de mis amigos–, pues qué no sabes que un hombre sabe que es más fácil pedir perdón que pedir permiso. Así que ya entrados en calor yo le digo ‘sólo la puntita’. Y cuando se viene a dar cuenta ¡ya valió! ¡Qué patán! Pero también me puse a pensar, pero qué chica no entiende que si no es capaz de aguantarse hasta llegar a ese punto, difícilmente será capaz de aguantarse a no llegar más allá. – Pues a mí me costó un poco más –aclaró uno más–. Yo tuve que decirle que si se quedaba con las ganas le dolería mucho. Y casi, casi cae con sólo eso, pero como vi que no, le dije: ¡ándale!, la primera vez no pasa nada. Todos comenzamos a reírnos con sólo imaginarnos que se haya tragado tales mentiras. – ¡Pues a mí no me costó mucho! Yo simplemente le dije: ‘me vengo afuera y no pasa nada; además si estás en tus días no puedes quedar embarazada’. Nuevamente nos reíamos como tontos; pero la verdad es que sabíamos que todo hombre lubrica 5


su pene con el líquido pre-seminal, y que puede que con solo eso quede embarazada la chava.

biendo que si lo reservaba para el momento y la pareja correcta, lo que disfrutaría sería simplemente mejor. ¿Por qué?

– Pues a mí, sólo me dijo: ‘sin condón nada’. Así que me puse el gorrito y listo–terminó alardeando, como siempre, el galán del club de ‘hombres’.

¡Quizás sea sólo un soñador! Pero comencé a pensar que valía la pena reservarme para la mujer que estuviera dispuesta a pasar toda la vida conmigo (mi esposa). Como que tendría más valor para ella decirle: ‘Mi amor, ésta es la muestra de mi amor por ti. Tendrás algo que nadie más ha tenido. ¡Me costó, pero tú lo vales!’

Y aunque había la posibilidad de que no quedara embarazada o contrajera alguna enfermedad; no pudieron evitar salir con el corazón roto y lastimadas al ser botadas por la siguiente conquista. Y menos aquellas que se entregaron por primera vez a éste, creyendo que encontrarían o habían encontrado el amor verdadero.

¡Ya sé! La imagen de un hombre es lo contrario, alguien que tiene muchas conquistas. Pero yo creo que un verdadero hombre es aquél que es capaz de controlarse, de ejercer dominio propio y de valorar, respetar y ser fiel a una mujer, ¡su mujer!

Dentro de mí pensé: ¡ninguna chava se merece esto!; y definitivamente no quería ser este tipo de hombre, que no pudiera dominar sus instintos y que no fuese capaz ser fiel a una de ellas. Entendí entonces la importancia de ‘valorar’ mi sexualidad, y valorar a la mujer como tal. No cometería el mismo error que cometí con mis ahorros con algo más valioso que era mi sexualidad.

Por otro lado, a mí no me gustaría que me compararan con ‘otros’. Y con eso de que cosechas lo que siembras, pues me dispuse a no hacerle eso a la mujer que se casara conmigo. Estaba dispuesto a tener intimidad con ella, sin tener recuerdos o comparándola con otras mujeres.

No estaba dispuesto a malgastar lo que tenía, ‘disfrutando del ahora’ sin reservar algo para más adelante; sa-

Y finalmente, soy muy posesivo (y dudo que haya hombre que no lo sea). Deseo que mi esposa sea única 6


AMOR PARA TODA LA VIDA Un verdadero hombre no es aquél que tenga muchas mujeres, sino aquél que es capaz de ejercer dominio propio y valorar, respetar y ser fiel a una mujer, su esposa. Sí existen aún chavos y chavas que valoran su sexualidad y han decidido esperar, y explorarla sólo con su esposo o esposa.

y exclusiva para mí. Y si eso es conmigo, que soy hombre, no tan romántico como las mujeres lo son; entonces me resulta fácil considerar que para la mujer tiene más valor algo que sea exclusivo de ella. Que no pueda existir alguien que le pueda decir, eso que crees que es tuyo, también lo fue mío. Yo estaba dispuesto a que el ‘te amo’ que le dijera a la mujer de mi vida, fuese exclusivo y significativo.

La decisión estaba tomada. El paso había sido dado. Creo que había descubierto algo mejor, así que tomé el camino de ‘valorar mi sexualidad’ y guardarlo para más adelante. Pero ahora tenía otro problema. ¿Cómo sabría quién era la indicada?

¡Difícil de creer!, pero sí existen chicos y chicas que valoran lo que tienen. Que han aprendido que su sexualidad es valiosa e importante. Aún existen aquellos que deciden guardarse para ese alguien especial que ha decidido a pasar el resto de su vida y están dispuestos a ‘descubrir’ todo, junto con su pareja.

Esta historia continuará... Capítulo 6: Noviazgo (¿Tu peor es nada?) 7


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