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La filosofía ¿para qué? ante la pandemia
COLUMBA VÉRTIZ DE LA FUENTE E l coordinador del Observatorio Filosófico de México (OFM), miembro del comi té directivo de la Federación Internacional de Socieda des de Filosofía (FISP) y autor del libro Filosofía ¿para qué? , Gabriel Var gas Lozano, especifica en la plena y difícil emergencia sanitaria por el covid-19:
“La filosofía nos ayuda a reflexionar so bre los problemas de nuestra circunstancia y a encontrar soluciones junto a las disci plinas científicas. La filosofía debería informar a la acción política. Lo que ocurre en nuestro país es que no se le ha dado a esta amplia disciplina el lugar que merece en la educación, la política y la cultura porque ha dominado una concepción tecnocráti ca, pragmática, mercantilista y subordinada a los designios del gran capital.”
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Exalta enseguida a Proceso que “un pueblo desinformado, sin que se le haya educado científica y filosóficamente, está sujeto a todo tipo de manipulaciones y enajenaciones”.
Nacido el 16 de noviembre de 1947 en Guadalajara, Jalisco, profesor e investiga dor del departamento de Filosofía de la UAM-Iztapalapa y responsable del Centro de Documentación en Filosofía Latinoa mericana e Ibérica (Cefilibe), Vargas Lozano enlista así una serie de problemas éticos que la pandemia ha puesto de manifiesto: • Corrupción, individualismo, egoísmo, problemas relacionados con la filoso fía política, como la relación entre Estado y mercado. • Técnica y humanismo. • Libertades sociales e individuales. • Reflexiones sobre el sentido de la existencia. • Análisis de nuestro devenir y de las di ficultades con que hemos tropezado, y de nuestro porvenir. • Las lecciones que podemos extraer de estas duras experiencias y qué debe mos efectuar para poseer una sociedad mejor… Despliega entonces:
“En los últimos años ha surgido la bioética, que analiza justamente proble mas involucrados en la epidemia, como el derecho de todo ser humano a recibir atención médica independientemente de su condición social, y a ser tratado con dignidad, entre otros.”
Incita a que los filósofos participen “publicando reflexiones sobre los conflic tos éticos involucrados, sobre las lecciones que debemos sacar de dicha crisis para po der estar más preparados, y en torno a los temas de la deshumanización, etcétera”.
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La filosofía, menospreciada por los últimos gobiernos mexicanos, ha provocado que la mayoría de la sociedad “se encuentre muy desprotegida en todos sentidos”, dice el coordinador del Observatorio Filosófico de México, Gabriel Vargas Lozano. De acuerdo con su análisis, la epidemia muestra graves problemas éticos, como el doloroso abismo entre ricos y pobres, y las enormes debilidades institucionales. La reflexión filosófica, piensa con su colega Eduardo Sarmiento Gutiérrez, es vital para entender el sentido de la realidad.
ante la pandemia ¿para qué? La filosofía
El también presidente de la Comisión de Enseñanza de la Filosofía de la FISP añade que los pensadores deben intervenir en la educación:
“Para preparar mejor a las nuevas generaciones y en sentido práctico alentar todas las formas de solidaridad, la filosofía debe abandonar la postura teoricista y academicista y adoptar una estrechamente vinculada a las necesidades de la gente.”
Vargas Lozano cursó licenciatura y maestría en filosofía en la Universidad de Guadalajara de 1966 a 1972. Recientemente coordinó, junto con Guillermo Hurtado y José Alfredo Torres, el libro La filosofía y la cuarta transformación de México , editado por Torres Asociados, que se puede leer gratuitamente en la web del Observatorio Filosófico de México: http://www.ofmx.com.mx/ inicio/wp-content/uploads/2019/09/Libro-Filosofia-y-la-4T.pdf).
Hace alusión al inicio del neoliberalismo en México:
“Desde los gobiernos de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari, con el propósito de que nuestro país se integrara en forma subordinada a los planes y programas de las grandes transnacionales, se implantó una política educativa cuyo objetivo era el tecnocrático y mercantilista. Se relegó la formación humanista e integral. En el gobierno de Felipe Calderón se eliminaron las materias filosóficas de la Educación Media Superior, por lo cual desde el Observatorio Filosófico de México dimos una fuerte batalla que culminó con la reposición de dichas materias y la creación de una área de humanidades. Tuvimos el apoyo de científicos, profesores eméritos, la ONU, la FISP y el Senado de la República, entre otros.”
Caso omiso
ro, en el que figuran ya como un derecho la educación filosófica y las humanidades (Proceso , 2228). Pero delata:
“A pesar de esa extraordinaria aprobación, la Secretaría de Educación Pública ha hecho caso omiso a su implementación. El OFM le entregó una propuesta concreta al secretario de Educación, Esteban Moctezuma Barragán, con la que le solicitábamos la incorporación en la primaria de la metodología Filosofía para niñas y niños , probada mundialmente, y de cursos de ética práctica, así como actualización de la didáctica de las disciplinas filosóficas que se imparten en la educación media superior y otras. Con la filosofía para niños se formaría esa juventud que necesitamos: Reflexiva, crítica, democrática y humanista”.
Con el OFM, la Comisión de Enseñanza de la FISP y la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados se efectuó, el pasado 4 de marzo, de las 9 a las 14 horas, en el Salón Norte del Palacio Legislativo de San Lázaro, el coloquio Filosofía para niñas y niños , el cual, dice, “tuvo un enorme éxito”. (conclusiones en la página www.ofmx. com.mx ).
El académico conjetura:
“Si desde hace mucho tiempo nuestros niños y jóvenes hubieran recibido
Vargas Lozano. “Las cosas no pueden seguir así”
una educación filosófica ‘bien enseñada’, buscarían una explicación científica y racional, y estarían encontrando mejores soluciones para llevarlas a la práctica. La filosofía aplicada a la educación permite formar personas racionales, críticas, ilustradas y democráticas.”
Se le plantean estas interrogantes: ¿Cómo ve a la sociedad en esta emergencia sanitaria? Independientemente de que muchas personas deben salir día a día a trabajar para poder comer, ¿cree que el
miedo que padecen tiene que ver también con el engaño de los políticos? –Veo a la mayoría de la sociedad muy desprotegida en todos sentidos. La pandemia ha agregado un peso moral más al que ya teníamos con los asesinatos, extorsiones y violencia inaudita de los grupos del crimen organizado. Esta enfermedad ha mostrado en forma fehaciente el abismo entre ricos y pobres; nuestras enormes debilidades institucionales para contender con las necesidades que tendremos que afrontar.
Un ejercicio de análisis crítico
COLUMBA VÉRTIZ DE LA FUENTE
Eduardo Sarmiento Gutiérrez, miembro fundador del Observatorio Filosófico de México (OFM), vocal del consejo directivo de la Asociación Filosófica de México y miembro de la Red Iberoamericana de Filosofía, resalta que “la propagación de la pandemia no sólo ha trastocado y desfigurado el ámbito de la salud (pública y privada), también todos los órdenes de la vida humana: la política, la economía, la moral, la ciencia, las artes, la religión y la comunicación, en fin”.
Aclara el además corresponsable del Centro de Documentación en Filosofía Latinoamericana e Ibérica (Cefilibe) de la UAMIztapalapa y profesor de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García:
Detalla:
“Cuando vemos que los países cierran sus fronteras no es sólo una medida sanitaria para frenar el contagio, también implica problemas éticos y filosóficos en tanto que se agudizan los asuntos raciales, de identidad y género. Entonces, estamos ante una crisis que arroja múltiples interrogantes que deben clarificarse y explicarse con el filo crítico que conlleva la filosofía.”
Realza que se requiere hablar de cómo vive este momento la sociedad en su conjunto y, desde luego, a nivel individual:
“¿Cuál es nuestra disposición ante un fenómeno de esta naturaleza que desvela a todas luces nuestra fragilidad como especie? ¿Cómo se vive el confinamiento en los hogares? ¿Por qué se agudiza la violencia contra las mujeres con la imposición de la cuarentena? Es en el fondo de estas y otras inquietudes donde encontramos un problema filosófico de primer orden: el sentido de la vida y la muerte. Me parece que el covid-19 ha exhibido la idea tan pobre que tenemos sobre la muerte y, por consiguiente, de la vida. No obstante, la reflexión sobre ello hace posible una definición más profunda de lo que somos como cultura y una comprensión más adecuada de nuestros modos de vida y de relacionarnos en el presente y hacia el futuro”. Sarmiento Gutiérrez, nacido en la Ciudad de México, razona enfáticamente:
“De tal manera que no sólo hablamos de problemas éticos y políticos que surgen de la toma de decisiones para enfrentar la pandemia. De lo que se trata es de saber el significado profundo de esta crisis. Y para ello también entran en juego la filosofía de la ciencia, la filosofía del lenguaje, la filosofía política, el feminismo y la bioética, etcétera.”
Preguntas, claridad y certezas
–Ante la situación, ¿cuál debe ser el papel de los filósofos? –Si una población humana decide saber si está o no infectada por el covid-19, más vale que busque un médico y atienda toda clase de recomendación que ofrezcan las y los epidemiólogos. Y si esa misma población intenta comprender las implicaciones y afectaciones para los órdenes de la vida humana, más vale que busque a humanistas, filósofas y filósofos, como a científicos sociales. Podríamos preguntar: ¿Para qué queremos tener salud si no sabemos
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“Independientemente de que se hagan estudios sociológicos, creo que hay tres posiciones: a) Los que no saben nada y esperan a ver qué pasa. b) Los que están aterrorizados por las noticias difundidas a través de los medios de comunicación. Y c) Los que buscan desentrañar qué es verdad o mentira de lo que nos están diciendo.” –¿Transformarán el miedo y el pánico a la humanidad para bien?
Tras un rechazo inmediato –“jamás el miedo y el pánico cambiarán a la humanidad, sino la reflexión, el análisis científico y filosófico y la praxis”–, el doctor Vargas Lozano se apoya en el recuento histórico:
“Esta epidemia pasará como pasaron otras. En la historia hemos tenido terribles epidemias frente a las cuales estábamos desprotegidos. Recordemos que de Europa se trajo la gripe (1493), la viruela (1519- 20) y el sarampión (1500 en adelante), que arrojaron millones de muertos. Les da lo mismo a príncipes (el príncipe Carlos de Inglaterra), cantantes (Plácido Domingo) o millonarios. El gran filósofo Georg Wilhelm Friedrich Hegel murió a los 61 años de una epidemia del cólera en Berlín, el 14 de noviembre de 1831, y los remedios de aquel tiempo en lugar de curar agravaban la enfermedad; ahora la ciencia ha avanzado y esperamos que pronto logren la vacuna, como lo han hecho con las anteriores.
“Así que seguramente la epidemia pasará, pero como ocurre con los huracanes y terremotos, dejará un saldo de muertos y damnificados. Aquí es donde en lugar de olvidar todo lo que ocurrirá hay que corregir y reformar todo lo que sea necesario. Las cosas no pueden seguir como hasta ahora.”
Respecto a los científicos del país, apunta hacia su casi total ausencia en la vida pública expresando una opinión independiente, pues “desde hace 30 años se ha descuidado la investigación científica básica porque el gobierno no ha proporcionado los recursos necesarios para un desarrollo propio”.
Cuenta sobre unas declaraciones de un científico estadunidense acerca de la necesidad de desarrollar una vacuna con mayor espectro contra los virus, de los cuales existen millones en la naturaleza, “y que estábamos expuestos a nuevas epidemias”. Decía además –sigue–, que se requería relativamente poco dinero para desarrollar nuevas vacunas, si se compara con los enormes gastos ocasionados por las epidemias. Acentúa, rotundo:
“En otras palabras, se requiere una labor preventiva y conjunta. Necesitamos fomentar la investigación científica pero los gobiernos, incluyendo este, tienen otras prioridades.”
Y refiere en torno a los empresarios nacionales:
“Es impresionante la actitud de los grandes empresarios. Tanto dinero que han ganado a costa del país y no son capaces de desprenderse, por razones de humanismo y de reciprocidad, de recursos económicos mínimos frente a las fortunas que han acumulado, para afrontar las necesidades más urgentes. La decisión gubernamental de aislamiento ha ocasionado dos reacciones entre los multimillonarios. La primera fue la que llamaríamos humanista, llevada a cabo por Carlos Slim al aportar mil millones de pesos. La segunda fue la de Ricardo Salinas Pliego instando a la gente a no dejar de trabajar, o sea, ‘contaminen lo más posible’; ‘enférmense’, y seguramente morirán los más débiles y sobrevivirán los más fuertes, es decir, darwinismo social. Esa posición es la de Donald Trump y Jair Bolsonaro. Primero está el negocio y después la salud de las personas. Se trata de una razón cínica.” O
qué hacer con ella, es decir, si no sabemos cómo darle un sentido?
“Las reflexiones y discusiones que posibilitan las filósofas y los filósofos casi no son tomadas en cuenta, al menos en México. Por lo demás, no hay que dejar de insistir en que, ante un escenario como el actual, en el que prevalece la incertidumbre y la norma es ‘sálvese quien pueda’, se requiere de las filósofas y los filósofos para repensar cómo ha sido afectada esa totalidad llamada realidad (natural y social) o, si se prefiere, cómo ha sido sacudida la humanidad en todas sus entrañas por la propagación de un minúsculo virus y, por tanto, cómo se alteró el conocimiento que tenemos sobre nosotros mismos y nuestras relaciones. Y no menos que nuestros hábitos y costumbres.”
Existe –relaciona– una lista considerable de filósofas y filósofos que se han dado la tarea de analizar severamente el entorno que estamos padeciendo:
“Ahí están, por ejemplo, las atinadas críticas y profundos análisis de la estadunidense Judith Butler y del inglés David Harvey hacia las políticas de salud bajo el horizonte del capitalismo, que muestran el fracaso de algunos Estados para responder a la emergencia o, más aún, cómo, bajo el mismo contexto, se agudizan problemas como la violencia contra las mujeres, a la vez que se fortalecen los sistemas de explotación capitalista en las zonas afectadas por la pandemia.”
Rememora lo que el español José Ortega y Gasset decía: “La claridad es la cortesía del filósofo”, y después comenta que el hispano-mexicano Adolfo Sánchez Vázquez reformuló tal afirmación: “La crítica es la cortesía del filósofo”. Sigue:
“Las reflexiones y las discusiones que posibilitan las filósofas y los filósofos hoy día están motivadas por ese afán de alcanzar la verdad. Y también, dentro de ello, descubrir las contradicciones que entraña la misma realidad. Y eso es, quizá, lo que las personas necesitan ahora: claridad y certezas.”
Y es que, destaca, nada es claro:
“Estudios de la UNAM y la ONU muestran que la tuberculosis se encuentra entre las 10 causas principales de muerte en el mundo. De acuerdo con ello, en 2018 enfermaron 10 millones de personas, de las cuales 1 millón y medio mil fallecieron a causa (entre ellas, 251 mil personas con VIH). El segundo caso es el aumento de mortalidad por enfermedades respiratorias. ¿Por qué si hay otros virus y enfermedades más letales y en ascenso (como las respiratorias) se han tomado medidas drásticas con el covid-19 siendo que es prevenible y curable?”.
De lo complicado de un encierro en el hogar tantos días, explica:
“El ser humano, parafraseando a Aristóteles, es un animal de costumbres. Y si bien es cierto que también tiene la capacidad de adaptarse a diferentes circunstancias, la pandemia es un acontecimiento que ha violentado lo ordinario, la rutina y las formas de reproducción material y moral de los seres humanos. El hecho de romper con su cotidianidad de forma abrupta coloca a las personas en una situación crítica. Lo hemos visto en las últimas semanas con el mensaje que mandan los funcionarios: ‘¡Quédate en tu casa! y x número de fallecidos, de contagiados’… en fin.
“Acto seguido la gente entra en pánico y ansiedad. Su primera acción es comprar masivamente. El sistema económico cumple su cometido: Generar una expectativa de seguridad en el acto del consumo. Las personas son absorbidas por el mercado, instancia suprema, y pierden su autonomía.
Concluye:
“La gente tiene miedo, dudas e incertidumbre. Es impelida por la desilusión, la frustración y la desesperanza. Sabe que algo pasa pero no comprende el porqué. Hay sobreinformación. Exige respuestas inmediatas. Se imponen ciertas medidas sanitarias, pero sin las medidas efectivas para tratar esos problemas emocionales”. O