Picadero 31 2013

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Cómo se construyó el Galpón del Arte de Venado Tuerto

Lo que antecede al Galpón y dispara la historia Entre el 10 y el 19 de mayo, el INT presentó en la ciudad de Venado Tuerto (Santa Fe) la 28 edición de la Fiesta Nacional del Teatro con una programación integrada por 40 espectáculos. El Galpón del Arte fue una de las sedes fundamentales del proyecto. Aquí su historia que, en parte, ha crecido bajo el cobijo del Instituto del Teatro. ANDREA SOLDINI / desde Venado Tuerto

Primero fue Apertura. Así se llamó, no inocentemente, el grupo que dirigía Rodolfo Aldasoro, un director y dramaturgo venadense instalado hacía tiempo en Rosario. Desde 1981 a 1984 funcionó con su encuentro semanal en la Biblioteca Ameghino. En 1983, uno de sus integrantes ingresa como director de Cultura de la Municipalidad de Venado Tuerto, inmediatamente convoca al grupo Apertura a que abran talleres teatrales. Este espacio se llena de jóvenes de entre 13 y 16 años que concurrían a tres clases semanales y un seminario mensual que dictaba Rodolfo. Esos inicios fueron impactantes desde el tiempo que la actividad demandaba y la energía que sus profesores Horacio Ñoti Martínez, Carlos Záttara y el mismo Rodolfo invertían. 1984 fue un año plagado de inicios, de entusiasmo y de efervescencia política. Rodolfo provocaba algo que incidía directamente en la vida de los que le atendían. Había otra vida. Había otra gente que vivía distinto, que pensaba que vivir era otra cosa. Que te responsabilizaba de tus decisiones. Que te hacía cargo de tu mundo inmediato. El teatro era todo lo extraño y a la vez natural que ese hombre nos develaba. Dijo, decía… “No hay creación sin libertad absoluta”. Eso impacta. Pensar la libertad absoluta es un cielo a escalar que trae sus dificultades y sus placeres. Estábamos eyectados hacia la vida, y dispuestos a escalar ese cielo cuando Ñoti nos cuenta que había un espacio para alquilar. Ahí fuimos.

Apertura, o los más militantes de Apertura, habían concluido en la “necesidad” de encontrar un espacio absolutamente independiente. Esa necesidad tenía más que ver con crear espacios, rescatarlos de una memoria que vivió otra época. El teatro no era más que eso, un entretenimiento posterior a las tareas laborales para la mayoría y para algunos el teatro era una forma de militancia, de discusión de ideas, de postura frente a la vida... Para los que éramos adolescentes el teatro fue todo, la identidad ante el resto, el modo de ver, la forma de relacionarnos, los amigos, los novios, los ejemplos, las ideas... todo. En los años anteriores al Galpón, la biblioteca Ameghino, daba cuentas de una inconmensurable actividad cultural que ligaba el arte a la vida, un movimiento absolutamente visible en la cotidianidad de la ciudad. Un movimiento que había corrido los límites de una identidad cultural al punto de conformar un equipo de fútbol que llegó a jugar en ligas importantes y que desde sus preceptos y estética provocaba las más variadas opiniones y acciones trascendiendo las fronteras de la ciudad. Nadie, de verdad nadie, en aquel momento era indiferente a lo que sucedía con “La Biblio”. Esto es significativo porque de no haber existido esa impronta de La Biblio, la experiencia del Galpón no hubiese tenido lugar en la cabeza de nadie. Vale reconocer, que el universo creado en la ciudad donde se vive enmarca a los individuos

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y a sus movimientos culturales, les da sustancia. El marco en momentos de La Biblio era enorme. Hay que nombrar aquí a alguien que fue causante de muchas acciones culturales, incluso más de las que supo: Pablo Sevilla, mentor y líder del movimiento de la biblioteca Ameghino. Una vez Pablo me dijo que era importante escuchar las voces que venían detrás de la voz que hablaba. Como en Manuel Puig “uno es las voces que lo recorren”. Rodolfo, la voz de Pablo detrás de tantas voces, María Juana Saade (actriz integrante de Apertura) madre de un desaparecido, es o era, paradójicamente la voz de la alegría. Ñoti en el hacer concreto y fundante, con su voluntad activada y convocante era quién movilizaba a la acción. “Uno es lo que hace con lo que hicieron de uno”, dice Sartre. Ahí estábamos todos, en Chacabuco 1071, perplejos. Con nuestras voces recorriéndonos. “La libertad absoluta”, “El arte que le hace propuestas a la vida”, intentando hacer algo con eso que hicieron de uno. En ese galpón grasiento, lleno de agujeros, y no puedo olvidarlo: una planta le crecía de una pared. El Galpón se alquila (1986) Un galpón de una fábrica de cosechadoras cerrada. Ahí se dio la mezcla... los adolescentes con tiempo para estar ahí y disfrutar de ese trabajo como un juego, y los otros con todos los sueños... Rodolfo desde Rosario creyendo en un foro cultural, intelectual y artístico, los de Apertura que


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