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Gonzalo Espíndola: “Trabajamos fuerte para retomar pronto los niveles de productividad que teníamos”
from AEV Revista N° 34
El actual presidente de la AEV de Santa Fe realizó un balance del 2020 en materia de construcción y trazó un panorama de lo que viene.
Coronavirus, cuarentena, parate de la producción, restricciones, faltante de materiales, devaluación. No fue nada fácil el 2020 para la construcción, pero sin embargo el sector supo salir adelante y convertirse -una vez más- en la principal inversión de los ahorristas. Gonzalo Espíndola, asumió el desafío de presidir la Asociación de Empresarios de la Vivienda y Desarrollos Inmobiliarios de Santa Fe (AEV Santa Fe) en este año tan particular, y destacó que pese a todo, el ladrillo volvió a demostrar que “es el único refugio de valor real”. El arquitecto trazó un balance de lo que pasó, proyectó lo que vendrá y dejó en claro el mensaje que la entidad quiere transmitir a la comunidad: “Un baldío es una oportunidad para hacer un edificio y mejorar la calidad de vida de la gente”.
– El 2020 pasará a la historia como el año del coronavirus. ¿Qué impacto tuvo en la construcción de Rosario y en sus empresas?
– El impacto del coronavirus en la construcción de Rosario estuvo dado por la interrupción, la parálisis que provocó la cuarentena, y esto se tradujo en 5 o 6 meses de demora en las obras de todas las empresas. Además tuvimos que trabajar mucho por Zoom para armar los protocolos, hemos tenido que aprender a trabajar y gestionar a distancia. Asumimos muchísimos gastos y costos extra, siendo solidarios para con la sociedad.
– ¿Fue complicado adoptar las medidas sanitarias en el sector? ¿Dificultaron mucho las restricciones en cantidad de operarios?
– La implementación de los protocolos fue sencilla, lo más complicado fue llegar a los protocolos, porque hubo que escribirlos y diseñarlos desde cero. Y esa puesta a punto para armar algo nuevo, ponerse de acuerdo entre todos los que estamos, fue compleja. Pero hubo mucha solidaridad y precisión de parte de todos y eso hizo más sencillo el resultado. Estuvimos todo el tiempo abocados a eso, porque había que solucionarlo como sea. En principio fueron cinco operarios, después se pasó 10, luego 15 y hoy estamos a la espera de una regularización completa sector para trabajar sin limites. No hay desde punto de vista sanitario que limite la cantidad de personas, porque las obras son proporcionales en metros cuadrados, en espacios, y en todo momento se cumple con el distanciamiento social. Desde punto de vista del coronavirus, el obrero está mejor contenido, en mejores condiciones sanitarias y trabajando en un lugar donde las empresas cumplimos a rajatabla los protocolos, y no en la informalidad o haciendo changas donde el obrero sigue en movimiento y está en condiciones más desventajosas.
– Otra problemática fue el continuo faltante de materiales. ¿Qué alternativas llevaron adelante las empresas para sortear este obstáculo y cómo están hoy?
– Porcelanatos, cerámicos, griferías, artefactos de baño, aberturas, revestimientos, pisos de madera, ingeniería o melamina, son insumos que hacen al diseño general de proyecto. Si falta alguno de estos productos elegidos, hay que hacer un replanteo, encareciendo siempre el proyecto final. Esto es lo que estuvo sucediendo, no se consiguieron volúmenes en cantidad necesaria de muchos productos, claves para la construcción de edificios de propiedad horizontal. También hubo faltante de arena por un conflicto sindical, aunque eso finalmente se resolvió. El stock de materiales es una dinámica necesaria para las empresas desarrolladoras, porque le da previsibilidad de tiempos a los proyectos, además de fijar precios, y con muchos productos atentan con el trabajo de diseño y proyección de los espacios de vivienda.
– Pese a todo, y a un contexto económico muy difícil, los inversores volvieron a apostar por el ladrillo. ¿Por qué?
– Fue un año con mucha incertidumbre e inestabilidad económica, y lo que cuenta la historia es que en época de crisis la construcción se ha podido de alguna manera mantener, porque esa desconfianza genera que quede el ladrillo como único refugio de valor y siga siendo un bien real. Todo eso trajo aparejado que haya precios tentadores, muy competitivos y el inversor puede hacer alguna especulación por una eventual suba a futuro, o regularización de precios históricos. El inversor necesita refugiarse en un bien duradero.
– Está pasando la pandemia, se modificó Código Urbano en materia de balcones y plantas bajas. ¿Cambiará mucho la construcción de viviendas en los próximos años?
– Sí es algo que suma, agrega, está visto con buenos ojos y alienta un poco más y motiva a emprender desarrollos para hacer edificios. El cambio significativo, el verdadero triunfo de esta medida es para el usuario final, para el cliente. En estos tiempos de Covid, poder tener un espacio semicubierto al aire libre como un balcón más amplio hace que podamos tener un espacio más grande, ventilado, y con tan sólo 30 cm podemos agregarle al usuario un ámbito más. Esto lo hablo como arquitecto, porque es una gran medida proyectual arquitectónica. Estos espacios ahora permiten incorpora más verde, macetas, plantas, lugar para la bicicleta, para una parrilla, una mesa al aire libre. Creemos, igualmente, que la Ordenanza N° 10.105/20 sobre balcones hay que volver a trabajarla, ya que la zona “Anillo Central” de la ciudad, es decir Oroño, Pellegrini y el río queda excluida de ensanchar esos espacios, por razones técnicas del documento aprobado. La normativa contempla poder aumentar los balcones cuando la calle donde se desarrolla el edificio tiene más de 17 mts entre líneas municipales a lo ancho, y salvo algunas excepciones como Corrientes, sólo en un pequeño tramo, en el resto no se podría agrandar porque no llega a esa medida. Esto genera espacios de desigualdad muy marcada dentro de la ciudad, sobre todo en este primer perímetro que tanta necesidad de asolamiento y ventilación necesita, por parte de los usuarios de las viviendas. Respecto a la ampliación de las plantas bajas que pasan a cuatro metros, permite ganar espacio urbano, el comerciante puede exhibir mejor sus podría hacerlas el Estado. Vamos metiendo productos al disponer de una vidriera más parches y encareciendo el producto, y así grande, lo que ofrece es más vendible. la vivienda se hace más inaccesible. Por caro, porque no las hace a gran escala como eso también se da el éxodo. El Estado debe – Una tendencia que parece haberse acele- entender que está compitiendo con otras rado es la salida de rosarinos a localidades localidades y debe ofrecer mejores condialedañas en busca de verde. ¿Qué desafíos ciones, de seguridad, y de infraestructura. plantea esto a las desarrolladoras? El desafío que esto plantea para las desa– La ciudad expulsó al rosarino durante nuevas áreas, donde la gente elige vivir, que mucho tiempo, y eso lo capitalizaron locali- tienen que ver con el verde, con el aire libre. dades satélites como Funes, Roldan, Grana- Por eso es importante sumar un balcón más dero Baigorria, Puerto General San Martín, grande, porque lo incorporás a la calidad de Arroyo Seco. Hoy en Rosario es el privado, vida, a lugares más seguros y tranquilos. La el desarrollador el que debe hacer obras de gente busca el verde y ahí la tierra es más infraestructura y de servicio, para dar luz, barata y más competitiva. Eso crea condogas, colocar cloacas y retardadores. Todas minios, la vida en comunidad que cada vez esas obras las paga el usuario final y más se ve más. rrolladoras es el de tomar nuevas zonas, –¿Cómo los agarra el cierre de año y cuáles son las perspectivas para 2021?