22 minute read

ESTRÉS VEGETAL

Estrés vegetal, Arboricultura y Salud en las ciudades: La fluorescencia de la clorofila como herramienta para la detección del estrés en árboles

E. Figueroa-Luque / Consultoría Estratégica de Servicios y Territorios (CESYT). Departamento de Biología Vegetal y Ecología. Universidad de Sevilla. J. Silva Cambrollé / Departamento de Biología Vegetal y Ecología. Universidad de Sevilla. E. Mateos Matínez / Departamento de Biología Vegetal y Ecología. Universidad de Sevilla. S. Muñoz-Vallés / Departamento de Biología Vegetal y Ecología. Universidad de Sevilla. T. Figueroa-Luque / Departamento de Biología Vegetal y Ecología. Universidad de Sevilla. A. E. Rubio-Casal / Departamento de Biología Vegetal y Ecología. Universidad de Sevilla. J. M. Mancilla-Leyton / Departamento de Biología Vegetal y Ecología. Universidad de Sevilla. T. Luque Palomo / Departamento de Biología Vegetal y Ecología. Universidad de Sevilla. J. M. Castillo / Departamento de Biología Vegetal y Ecología. Universidad de Sevilla. L. A. Díaz-Galiano Moya / Consultor en Arboricultura. Doctorando en Botánica y Biomecánica M. E. Figueroa / Departamento de Biología Vegetal y Ecología. Universidad de Sevilla.

Advertisement

Los árboles y la salud en las ciudades en escenarios de cambio climático. La ciudad es un sistema complejo donde la infraestructura verde juega un papel esencial tanto actualmente como en los escenarios de cambio climático (Figueroa, 2016). Los árboles de las ciudades resultan imprescindibles tanto para la salud como para la convivencia en el medio urbano (Figueroa y Díaz-Galiano Moya, 2018). La calidad del aire, un grave problema actual con resultado de muerte en las ciudades, y el confort climático, ambos factores claves en la matriz ambiental urbana pueden ser mejorados por el arbolado si las especies están bien elegidas y gestionadas (Figueroa-Luque et al, 2018; Figueroa-Luque, T, Tesis Doctoral, en elaboración). En los planes estratégicos ante el cambio climático que se deben

20 establecer a nivel municipal, la infraestructura verde y, muy especialmente, el arbolado constituye una pieza esencial en las medidas a desarrollar (Figueroa y Miquel, 2009). La salud constituye una preocupación para la vida urbana en sus diferentes componentes tanto físico, como psíquico y también relacional en forma de salud social (Figueroa-Luque, T et al., 2018, 2019). La infraestructura verde urbana favorece una vida saludable en el medio urbano, así se habla de soluciones basadas en la naturaleza a los problemas de la ciudad. Europa ha activado a inicios de este verano de 2019 la alerta ante olas de calor, indicadoras de la realidad del cambio climático. Dicha alerta se establece ante el precedente de los 15.000 muertos que hubo en Francia en el año 2003 durante una ola de calor. La importancia del arbolado urbano para favorecer un microclima mejor en las ciudades

está fuera de toda duda (Ochoa de la Torre, 2009). El conocimiento a nivel de detalle, contextualizados en escenarios de cambio climático, de las posibilidades del arbolado actual de las ciudades en relación con la mitigación de dicho cambio global es urgente (Mateos Martínez, E., Tesis Doctoral; en realización).

El arbolado de la infraestructura verde urbana tiene un papel esencial en relación con la mejora de la calidad del aire y el incremento del confort ambiental en las ciudades.

El estrés que pueden sufrir los árboles en las ciudades, tanto por causas naturales como antrópicas, puede hacer que disminuyan muchos de los servicios ecosistémicos en los que intervienen. Entre otros servicios, la capacidad de regulación en relación con la calidad del aire y el confort ambiental, así como su papel en la captación de CO 2 como sumidero natural. El reconocimiento del estrés en el arbolado no es sencillo, ya que muchas veces no es fácilmente detectable y cuando lo es, ya es tarde para remediarlo. Entonces aparecen situaciones no deseadas como caídas de ramas o deterioro de las capacidades fisiológicas de los árboles que inciden finalmente en un menor crecimiento, o un crecimiento atípico. Estas alteraciones generan una funcionalidad muy disminuida del árbol para la ciudad. En este artículo queremos poner de manifiesto las posibilidades de la cuantificación del estrés en la vegetación urbana, especialmente en relación con el árbol, mediante medida de la fluorescencia de la clorofila a, una tecnología bien asentada científicamente que debería ser incorporada en la gestión del arbolado urbano.

El estrés del arbolado de las ciudades y su incidencia en la salud urbana El estrés en vegetales se refiere a cambios en la fisiología y el crecimiento junto con el daño sufrido y también cualquier condición desfavorable para el crecimiento y desarrollo (Lichtenthaler, 2004). Los factores de estrés son múltiples, unos naturales y otros antrópicos: alta intensidad solar, radiación UVA, radiación UV-B+C, radiación electromagnética, O 3 , falta de agua, SO 2 , NO 2 , temperaturas extremas, metales pesados, obstáculos mecánicos al crecimiento, carencia de suelo, por citar algunos. En las ciudades convergen muchos factores potenciales que pueden causar estrés en el arbolado urbano, en general en su infraestructura verde. Las hojas de las plantas están expuestas a la radiación solar que incluye ultravioleta, visible e infrarrojo. En la Figura 1 se muestra el flujo de energía solar a través de la hoja.

Los fotones en el rango visible (400-700 nm) son utilizados para la conversión cuántica fotosintética que conduce a la asimilación fotosintética de CO 2 . Las cantidades relativas de radiación absorbida, reflejada y transmitida dependen de los pigmentos de la hoja, su estructura y morfología, orientación con respecto a la radiación incidente, así como del nivel de estrés que sufra una planta (Lichtenthaler, 2004). Cuando un fotón es absorbido por una molécula de clorofila el conjunto de energía de dicho

Figura 1. Flujo de energía radiante y disipación en las hojas de las plantas influida por los diferentes agentes generadores de estrés (modificado de Lichtenthaler, 1996; Lichthenthaler, 2004).

fotón se transfiere a los electrones de la clorofila conduciendo a su estado excitado (LI-COR, 2011). Entonces los electrones retornan rápidamente a su nivel energético de base, liberando la energía absorbida fundamentalmente hacia uno de estos tres caminos: transporte electrónico asociado con procesos fotoquímicos (atenuación fotoquímica, qP), entre el 7% y el 18% disipada como calor (atenuación no fotoquímica, NPQ) o emitido como fluorescencia de la clorofila (atenuación por fluorescencia, 1-3% de la luz total absorbida). Estos caminos actúan en competencia (Figura 2).

Figura 2. Rutas alternativas de disipación de la radiación absorbida por fotosintesis, emisón de calor y fluorescencia de la clorofila, en condiciones de estrés y ausencia del mismo (modificado de Lichthenthaler, 2004).

Una planta estresada muestra una mayor emisión relativa de fluorescencia de la clorofila, en relación con las vías alternativas de atenuación (atenuación fotoquímica, atenuación no fotoquímica o atenuación por fluorescencia) en comparación con una planta en su estado fisiológicamente correcto, ya que los factores de estrés, en solitario o en combinación, afectan a la conversión fotoquímica, las reacciones de transporte electrónico y la asimilación de CO 2 (Lichtenthaler, 2004). La disminución generada por

estrés en la eficiencia de la fotosíntesis se asocia con un incremento en la emisión de calor y la fluorescencia de la clorofila en el rojo y rojo lejano (Lichtenthaler, 2004). El análisis de la fluorescencia de la clorofila se ha convertido en una de las técnicas más poderosas y ampliamente utilizadas tecnologías disponibles para los estudios de estrés tanto en campo como en laboratorio. Esto es especialmente debido a la portabilidad de los equipos de medida, denominados fluorímetros, por ejemplo, MINI-PAMII (Junior Pam Photosynthesis Yield Analyzer).

Equipo portátil de medida de la fluorescencia de la clorofila (Mini Pam II- Junior Pam Photosynthesis Yield Analyzer MINI-PAM-II).

Medida de la fluorescencia de la clorofila en medidas de campo MINI-PAM-II (Junior Pam Photosynthesis Yield Analyzer).

Los árboles en situaciones de estrés tienen una menor eficiencia fotoquímica lo que puede conducir a una reducción de su biomasa, perdiendo, con ello, muchas de las capacidades que tiene para mejorar la vida de la ciudadanía en las ciudades. Un árbol estresado muestra una disfunción fisiológica que puede motivar su pérdida de funcionalidad en la vida de la ciudad. Los árboles tienen un efecto claro sobre la salud de la ciudadanía, a través de su capacidad depuradora de la atmósfera urbana y su mejora de la climatología en la capa límite peatonal. La aplicación de la tecnología de la cuantificación de la clorofila en relación con la detección del estrés en el arbolado urbano constituye una incorporación necesaria e innovadora que rendirá buenos resultados en la gestión del mismo.

La cuantificación de la fluorescencia de la clorofila. El fotosistema II (PSII) es el centro fotosensible regulador más importante de la actividad fotosintética. Las clorofilas son pigmentos que tienen la propiedad de poder extinguir su estado excitado emitiendo energía en forma de una radiación de mayor longitud de onda que la que absorben. Esta emisión es la fluorescencia. La fluorescencia de la clorofila a, como ya hemos indicado, es una forma de evaluar situaciones de estrés en plantas debido a la mayor sensibilidad a la fotoinhibición de plantas estresadas. (Azcón-Bieto, J. y Talón, M., 2008). En las plantas verdes la máxima cosecha de fotones del PSII se observa tras una adaptación a la oscuridad (tras unos 20 minutos) cuando todos los centros de reacción están abiertos y la disipación del exceso de energía mediante emisión de calor es mínima. Un pulso de luz saturante induce la máxima fluorescencia de la clorofila, F o

m , y la máxima fluorescencia variable, F v , diferencia entre F o

m y F o , y así el cociente F v /F o

m es máximo. El valor de F m es un rendimiento fotosintético equivalente al que se alcanzaría en ausencia de cualquiera atenuación fotoquímica. La comparación de este valor con el valor de la fluorescencia en equilibrio estacionario a la luz (F t ) y el rendimiento fotosintético en ausencia de luz actínica fotosintética, (F o ) da información sobre la atenuación fotoquímica y por extensión del buen funcionamiento del PSII. El cociente F v /F o

m es una medida de la eficiencia fotoquímica potencial con un valor considerado como deseable entre 0.80 y 0.85. La disminución de este valor se considera una evidencia de estrés.

Tabla 1. Parámetros de la florescencia habitualmente usados en estudios del estrés de la vegetación (modificado de Lichthenthaler, 2004).

En la Tabla 1 se muestran diferentes parámetros relacionados con la fluorescencia de la clorofila que se utilizan para evaluar situaciones de estrés en la vegetación. Cuanto mayor estrés tiene una planta más dificultades tiene para enviar la energía solar hacia la fotosíntesis. Un exceso relativo de fluorescencia de clorofila se interpreta como estrés ya que no es posible derivar hacia fotosíntesis, siendo la planta estresada más sensible a la luz, es decir, más sensible a fotoinhibición. Estas plantas estresadas muestran una menor eficiencia fotoquímica potencial del PSII, lo que implica una menor capacidad fotosintética. En la figura 3 se muestra la secuencia de emisión de florescencia de la clorofila mostrándose los diferentes parámetros utilizados para evaluar la atenuación fotoquímica (fotosíntesis), atenuación por derivación a fluorescencia de la clorofila y atenuación no fotoquímica (calor) y, con ello, poner de manifiesto una situación de estrés con menor eficiencia fotosintética. La medida de la fluorescencia se inicia en condiciones de oscuridad (adaptación a oscuridad de unos 20 minutos). Al exponer la hoja a la luz se mide rápidamente (en los primeros milisegundos) el nivel de cero basal de fluorescencia (F o ). La hoja aclimatada a la oscuridad es un punto de referencia necesario de situación sin estrés al no existir fotoinhibición. La fluorescencia modulada permite explorar sucesivamente intensidades crecientes de luz. A continuación, se aplica una luz saturante (LS) y se detecta el máximo de emisión de fluorescencia (F o

m ). Posteriormente, se aplica un nivel de luz adecuado para conducir la fotosíntesis (LA). Tras un periodo de tiempo se aplica otro flujo de luz saturante (LS) y se mide la máxima fluorescencia a la luz (F m '), así como el valor de F o '.

Figura 3. Secuencia de emisión de la clorofila con indicación de los distintos parámetros generados para la detección de estrés. Parámetros generados en la inducción de fluorescencia: Mínima fluorescencia en condiciones de oscuridad (F 0 ), fluorescencia máxima en condiciones de oscuridad (F o

m ), fluorescencia máxima en condiciones de luz (Fm’), fluorescencia en estado estacionario en condiciones de luz (Ft), mínima fluorescencia a la luz (F 0 ) (modificado de Maxwell,K y Jonhson G.N, 2000).

Los parámetros F v /F o

m y Φ PSII estiman la fracción de fotones absorbidos por el complejo antena del fotosistema II (PSII) para los procesos fotoquímicos. F v /F m se corresponde con el rendimiento cuántico

máximo fotoquímico del PSII y Φ PSII es el rendimiento cuántico efectivo fotoquímico del PSII.

El parámetro qP estima la fracción que está abierta del conjunto de los centros de reacción del PSII. Los parámetros qN y NPQ son los relativos a la atenuación radiativa no fotoquímica, es decir, no relacionada con el proceso fotosintético. Como ya se ha indicado cuando una hoja es iluminada su emisión de fluorescencia puede variar entre dos valores extremos F 0 y F m , es decir, fluorescencia basal y fluorescencia máxima. La fluorescencia variable (F v ) es la diferencia entre F o

m y F 0. Cualquier disminución de la fluorescencia con respecto a F o

m puede ser causada por incremento de la conversión fotoquímica de la energía o por el incremento de la disipación de calor. NPQ (non photochemical quenching, atenuación no fotoquímica) ayuda a regular y proteger el aparato fotosintético cuando la absorción de la energía luminosa por parte de la planta la capacidad para su utilización en la fotosíntesis.

Un ejemplo práctico. A continuación se va a describir una aplicación experimental de la fluorescencia de la clorofila al estudio del estrés en árboles. Durante las distintas estaciones se ha comparado la tolerancia del aparato fotosintético a baja y alta temperatura de Pinus pinea, Junyperus oxycedrus y Junyperus phoenicea en una zona costera periurbana (Castillo et al., 2002; Rubio Casal et al, 2010). Para evaluar esta tolerancia se analizó la eficiencia fotoquímica potencial (F v /F m ), en combinación con la cuantificación de la fotosíntesis mediante un analizador de gases por infrarrojos (IRGA). Los resultados pusieron de manifiesto que la temperatura del aire en combinación con sequía y radiación solar fueron los factores ambientales claves que condicionaron los niveles diferenciales de estrés. Las altas temperaturas durante la sequía estival provocaron un decrecimiento significativo en la capacidad fotosintética de Pinus pinea mientras Junyperus oxycedrus exhibió su mayor estrés fotosintético durante días claros de invierno con bajas temperaturas. Por su parte, Junyperus phoenicea mostró altos niveles de estrés durante la sequía estival. El arbolado de las calles, así como el de los parques y jardines, resulta esencial para favorecer la salud en las ciudades (física, psíquica y social) a través de su incidencia en la calidad del aire y el confort ambiental, además de contribuir de forma sustancia a la biofilia urbana (FigueroaLuque, T. Tesis Doctoral; en elaboración). El árbol urbano contribuye de forma esencial a la mejora de la salud de la ciudadanía. La metodología de la cuantificación de la fluorescencia de la clorofila se puede emplear en arboricultura mediante medidas in situ explorando su estado fisiológico, y con ello su correcto funcionamiento con vista a su papel esencial en la ciudad, ante los distintos niveles de estrés que aparecen en el medio urbano pudiendo, con un modelo de gestión científica del arbolado. Esto nos permite adelantarnos a la detección visual de daños (caída de ramas, pérdida de biomasa, insuficiente floración) generados por situaciones de estreses continuados por la combinación de factores

estresantes naturales y antrópicos, y la disminución de los servicios ecosistémicos del arbolado. Una profundización en la aplicación de estas tecnologías en el estudio y gestión del arbolado urbano sería adecuada para lograr una mayor funcionalidad del árbol en las ciudades, propiciando su correcto estado fisiológico, lo cual favorecerá ciudades más saludables tanto en la actualidad como en escenarios futuros de cambio climático. Agradecimientos. Reconocemos al CDTI la financiación de esta investigación a través del proyecto IDI20180775, en ejecución por la Consultoría Estratégica de Sistemas y Territorios (CESYT) en colaboración con el Grupo de Investigación “Ecología, Citogenética y Recursos Naturales” del Departamento de Biología Vegetal y Ecología de la Universidad de Sevilla.

Bibliografía Anderson, Jeff (2004) El estrés por alta temperatura en las plantas. En La Ecofisiología Vegetal, Una ciencia de síntesis. 223-251. Coordinadores: Manuel J. Reigosa, Nuria Pedrol, Adela Sánchez. Thomson. 1193 pp. Azcón-Bieto, J. y Talón, M. (2008) Fundamentos de Fisiología Vegetal. Mc Graw Hill. UBe. 651 pp. Castillo, J.M.; Rubio-Casal, A.E.; Luque, C.G.; Luque, T.; Figueroa, M.E. (2002) Comparative field summer stress of three tree species co-ocurring in Mediterranean coastal dunes. Photosynthetica, 40 (1), 40- 56. Figueroa, M.E. y Miquel Suárez-Inclán, L. (2009) Ciudad y Cambio Climático. 707 medidas para luchar contra el cambio climático desde la ciudad. Ayuntamiento de Sevilla. Muñoz Moya Editores. 351 pp. Figueroa-Luque, E. ; Mateos Martínez, E.; Muñoz-Vallés, S.; Cano García, L.; Cambrollé Silva, J.; Figueroa-Luque, T.; Mancilla-Leyton, J.M.; Luque Palomo, T.; Figueroa, M.E. (2019) El árbol y la fracción oculta del ciclo urbano del agua. La salud y el confort ante escenarios de cambio climático. La Cultura del Árbol. Revista oficial de la Asociación Española de Arboricultura. Número 83. Abril. 36-42. Figueroa-Luque, T.; Cano-García, L.; FigueroaLuque, E. (2018) Salud, árboles y ciudad. La Cultura del Árbol. Revista oficial de la Asociación Española de Arboricultura. Número 81. Agosto. 44-51. Figueroa, M.E.; Díaz-Galiano Moya, L. A. (2018) Los árboles urbanos y la salud ambiental. La Cultura del Árbol. Revista oficial de la Asociación Española de Arboricultura. Número 80. Abril. 54-59. Figueroa, M.E. (2016) La ciudad como sistema complejo en un paisaje de incertidumbre. Instituto de Academias de Andalucía. Consejería de Economía y Conocimiento. Junta de Andalucía. 131 pp. Figueroa-Luque, T. (2019) La calidad del aire y el confort ambiental las ciudades en relación con la infraestructura verde urbana. Tesis Doctoral (en realización). Universidad de Sevilla. Kooten, Olaf van; Snel, Jan F.H. (1990) The use of chlorophyll fluorescence nomenclature in plant stress physiology. Photosynthesis Research, 25, 147-150. Lichtenthaler, Hartmunt K. (1996) Vegetation stress: an introduction on the stress concept in plants. J. Plant Physiol. 148:4-14. Lichtenthaler, Hartmunt K. (2004) El estrés y la medida del estrés en plantas. En La Ecofisiología Vegetal, Una ciencia de síntesis. 59-111. Coordinadores: Manuel J. Reigosa, Nuria Pedrol, Adela Sánchez. Thomson. 1193 pp. LI-COR (2011) Using the LI-6400/LI-6400 XT. Versión 6. Mateos Martínez, E. (2019) Mitigación del cambio climático por el arbolado urbano, estado actual y tendencias. Tesis Doctoral (en realización). Universidad de Sevilla. Maxwell, K.; Johnson, Giles N. (2000) Chlorophyll fluorescence- a practical guide. Journal of Experimental Botany, 51, 345, 659-668. Medrano, H.; Flexas, J. (2004) Respuesta de las plantas al estrés hídrico. En La Ecofisiología Vegetal, Una ciencia de síntesis. 253-286. Coordinadores: Manuel J. Reigosa, Nuria Pedrol, Adela Sánchez. Thomson. 1193 pp. Muñoz-Vallés, S.; Figueroa-Luque, E.; Luque Palomo, T.; Figueroa, M.E. (2018) El bosque urbano como sumidero de CO2 ante el cambio climático. La Cultura del Árbol. Revista oficial de la Asociación Española de Arboricultura. Número 82. Diciembre. 44-50. Ochoa de la Torre, J.M. (2009) Ciudad, vegetación e impacto climático. El confort de los espacios urbanos. Erasmus Ediciones. 181 pp. Rubio-Casal, A.E. ; Leira-Doce, P.; Figueroa, M.E.; Castillo, J.M. (2010) Contrasted tolerance to low and high temperatura of three tree taxa co-ocurring on coastal dunes forests under Mediterranean climate. Journal of Arid Environments, 74, 429-439.

Arborizar la ciudad, árbol, paisaje y ciudad

J. Ramón Gómez Fdez. / Paisajista

Un conocido cuento del escritor Alphonse Daudet (1), aborda la necesidad de un grupo de hombres de crear una nueva ciudad, una bella urbe que sorprendería al mundo. Para ello buscaron el mejor emplazamiento, una hermosa estancia del bosque, ideal para construir aquella novedosa urbe. La localización era grandiosa: encandilaba por su belleza, tierras fértiles y situación a pocos metros de un caudaloso río que les serviría de abastecimiento y les comunicaría con el mar. Sin embargo, para construir la “ciudad de madera”, como sería bautizada, se abrieron cicatrices en la tierra, se allanaron montes y rellenaron valles donde levantar cómodamente las casas y trazar con regla y compás las alineadas avenidas. Esto justificó la eliminación de la mayor parte de las plantas que allí crecían, se derribaron los fabulosos árboles, y con ellos desaparecieron las lianas que embellecían el entorno. El lugar en nada recordaba ya al bosque original. Incluso su fertilidad era ahora un problema pues las plantas insistían en volver a crecer. Así que los sabios hombres tuvieron la inteligente idea de emplear el fuego, lo que finalmente transformó drásticamente el paisaje. Una incongruencia, tristemente familiar...

Podríamos decir que la sociedad actual se encuentra ante similares paradojas. Casi el 54% de la población mundial es principalmente urbana, una cifra que probablemente no deje de crecer con el transcurso del tiempo. Y ello a pesar de que la mayor parte de nosotros somos conscientes de los problemas medioambientales que generan estas altas concentraciones humanas. Y, sin embargo, ocupan (por fortuna) tan solo un 3% de la superficie del planeta. Pero, aunque en ocasiones nos asuste reconocerlo, somos, en mayor o menor medida, dependientes de ellas. Lo sorprendente del caso es que pocos son los que están dispuestos a cambiar un modelo cada vez más obsoleto.

El destacado geógrafo Eduardo Martínez de Pisón afirmaba en una entrevista hace unos pocos años que “el paisaje es el resultado de la suma de la naturaleza y la cultura”. Sin embargo, es indiscutible que en la ciudad todo es distinto, el paisaje urbano ha expulsado a la otra pieza de la ecuación, la naturaleza, rompiendo su equilibrio. Lo curioso del

26 caso es que las ciudades en su constante devenir se parecen más unas a otras. Por lo tanto, la parte cultural también va desapareciendo, diluyéndose poco a poco entre impersonales centros comerciales y universales paneles publicitarios. Y entonces, ¿que nos queda del paisaje?

Es sorprendente que incluso las ignoradas hierbas, que se rebelan a ser sometidas por el empecinamiento humano y surgen insistentemente entre las rendijas y grietas del pavimento urbano son prácticamente las mismas, independientemente del país o continente donde nos encontremos. Una interesante investigación en siete ciudades europeas y una en Estados Unidos analizó la flora que surge en los alcorques de las vías urbanas. Este estudio identifico 81 especies de las cuales el 74 % se repetían en al menos 4 ciudades, lo que no deja de ser sorprendente. El hombre ha trasladado, directa o indirectamente, de aquí para allá y de allá para aquí las diferentes especies de hierbas urbanitas hasta crear una peculiar mezcolanza. Una nueva flora urbana. Es el precio de la globalización. Ítalo Calvino comentó en una ocasión que “la crisis de la ciudad demasiado grande es la otra cara de la crisis de la naturaleza” (2). El tiempo poco a poco parece darle la razón. Nuestras ciudades avanzan en círculos concéntricos, como los troncos de los árboles que cada año aumentan un anillo, repitiendo una y otra vez los mismos fracasos sociales y medioambientales. Sin

embargo, a pesar de esta paradójica similitud entre la forma de crecer de las ciudades y los árboles, aquí se acaban las coincidencias. La primera somete despiadadamente al segundo, y ello a pesar de que todo ciudadano asegura desear un árbol cerca. Sin embargo, nadie parece estar dispuesto a ceder un ápice del escaso y, por lo tanto, valioso suelo urbano.

Detengámonos un poco más en el árbol. La gran urbe egoísta ha marginado al árbol a unos ridículos espacios que limitan su crecimiento. La ciudad directa o indirectamente es hostil para el árbol. Humillado y vilipendiando, es acosado por las innumerables infraestructuras que recorren el subsuelo y limitan su desarrollo radicular. Por si fuera poco, las necesidades de la circulación (tráfico, iluminación, infraestructuras aéreas, etc.) rematan la jugada invadiendo el poco espacio que le queda para vivir con cierta dignidad; y si es necesario será decapitado con total impunidad. Parece que ha llegado el momento de tratar al árbol como un ciudadano de pleno derecho. El árbol ha sido, es y será el paladín de la ciudad saludable y acogedora. Nadie parece

discutir que se ha convertido en un factor clave para hacer las urbes más habitables, más amables, y su ausencia repercutirá no solo en la calidad del aire sino también en su propio paisaje, en su identidad, en su cultura. Así que es necesario un cambio de modelo y arborizar nuestras ciudades.

El artista austriaco Friedensreich Hundertwasser, adquirió cierta notoriedad en las primeras décadas del siglo pasado gracias a sus revolucionarios diseños arquitectónicos. Unos diseños que trataban de romper con lo establecido hasta el momento, incorporaban formas irregulares en sus edificios y rasgos de los paisajes naturales. Una peculiar simbiosis entre la arquitectura y la naturaleza. Desarrolló edificaciones más orgánicas, favoreció el uso de la línea curva frente al rígido trazado ortogonal y propuso la novedosa idea de revegetar las ciudades. Hundertwasser se atrevió, fuera de toda lógica, a crear edificios ondulantes que constituyen uno de sus principales rasgos. “Un piso ondulado es una melodía para los pies”, solía comentar (3). Creaba edificios recubiertos de vegetación, con grandes árboles creciendo dentro de las habitaciones, con sus ramas extendiéndose por las ventanas. Todo un visionario para una nueva forma de “hacer la ciudad” y lo más importante, demostró que si hay voluntad las cosas se pueden cambiar. Otro gran arquitecto, esta vez español, Fernando Higueras aseguraba que “la vegetación es un gran aliado, capaz de esconder cualquier error del arquitecto o el constructor”…

El esfuerzo no será pequeño, pero a cambio, los beneficios serán enormes. Para ello el árbol debe disponer del espacio que realmente requiere teniendo siempre presente el criterio de “no intervención” en su estructura natural. Se deben disponer los árboles en relación con las dimensiones de las calles, distribuyéndolos a las distancias adecuadas en consonancia con su desarrollo, acomodándolos, teniendo en consideración el espacio demandado por cada especie. Omitamos las rígidas alineaciones homogéneas, seamos más creativos. Recuperemos la figura del árbol aislado, tan importante para nuestros ancestros. Será necesario pactar con los árboles el espacio a ocupar, para ello se deben establecer planes directores que ofrezcan las pautas necesarias de gestión de cara a su futuro, independientemente de los devenires políticos. ¡Y, por favor, hagamos de una vez por todas, los alcorques de mayores dimensiones!

Unos cambios que sin lugar a dudas repercutirán en una mejora del paisaje urbano, del medio ambiente y de la sociedad en sí misma. Arboricemos nuestras ciudades cuanto antes, pero esta vez hagámoslo bien.

Bibliografía: Daudet, A. 2015. Obras - Colección de Alphonse Daudet: Biblioteca de Grandes Escritores. Iberia Literatura. Madrid. Calvino, I. 2015. Las ciudades invisibles. Siruela. Madrid. Rand, H. 1994. Hundertwasser. Taschen. Madrid.

This article is from: