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Ciudadanos en toda la extensión de la palabra
from Vox Populi - Nigromante Julio 2018
by Nigromante. Revista de la DCSyH, Facultad de Ingeniería, UNAM.

Fotografía tomada del Blog Ultimas Noticias http://ultimasnoticias.us/mes-de-la-herencia-del-inmigrante/
Por Irma Sofía Cortés César
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¿Alguna vez han conocido a alguien que haya dejado su país para empezar una nueva vida? Yo sí, a más de una persona.
Muchos son los que sueñan con viajar a otro país, pero son pocos los que hacen su sueño realidad, y aún menos los que logran desempeñarse de manera ideal en aquél lugar donde llegan. Tengo amigos que desean estudiar en países distintos al suyo y, sin embargo, la experiencia termina siendo distinta a lo que ellos imaginaron inicialmente.
Dependiendo al lugar al que se dirijan, es más o menos probable que como estudiante extranjero experimentes algún tipo de discriminación. Hoy en día, el mundo es cada vez más globalizado, pero eso no nos exenta de encontrarnos con personas que se refieran de manera negativa e intolerante al fenómeno de la inmigración.
En numerosas ocasiones, mis amigos desearon pasar a ser residentes del país en el que estudiaban ya que sentían apego y afecto por las personas, además de un profundo interés por las problemáticas tanto sociales como políticas del mismo, y más de una vez se les fue negada tal oportunidad. Este tipo de cosas nos orillan a darnos cuenta de que diversos países tienen estrictas limitaciones en cuanto a otorgar la residencia o la ciudadanía a un extranjero: los costos para realizar dichos trámites suelen ser elevados, además de que la documentación requerida es extensa y sumamente detallada.
Bajo este tipo de circunstancias es que gran número de aquellos conocidos perdieron la fe o la motivación para ser considerados como ciudadanos de su segundo hogar. A veces, el hecho de olvidar un papel o una etapa del trámite bastaba para dar por terminado el mismo, por lo que resultaba común que la gente no volviera a intentar conseguir la ciudadanía.
La problemática de buscar la residencia o la ciudadanía en un nuevo país no es solamente un tema burocrático. Yo lo veo en mi propio país. Cada vez que leemos el nombre de un extranjero en algún proyecto para una ciudad o estado, inmediatamente sentimos rabia e indignación. “¿Cómo es posible que contraten extranjeros en lugar de gente del país?”, es una pregunta que puede ser escuchada en innumerables países alrededor del mundo. Tal vez es por esta actitud es que nunca hemos visto líderes políticos que sean extranjeros, y no me refiero a un presidente, sino a un miembro de un organismo que se encargue de la toma de decisiones. ¿Se imaginan la enorme revolución que eso podría causar?
Solemos ver este tipo de actos como un atentado o una invasión al país, como una “conquista interna”. Jamás nos hemos puesto a pensar que tal vez estas personas, al igual que mis amigos en naciones distintas, solamente buscan ayudar al desarrollo de nuestro país porque a ellos también les preocupa el bienestar e integridad de su segunda casa.
Si hay algo que incita el querer conocer nuevos países, es el intentar abrir el panorama de sí mismo. Seguramente en otros países existen problemas que ni siquiera podríamos imaginar, y el hecho de que no conozcamos distintas problemáticas no significa que nuestro país esté exento de padecerlos. Probablemente los inmigrantes que llegan a otro lugar podrían dar puntos de vista nunca antes visualizados por la ciudadanía nativa y esto, sin duda, podría crear soluciones ante problemáticas particulares.
A mi parecer, no son los recursos ni el dinero lo que hace rico a un país, sino la diversidad del mismo, y las cosas que marcan diferencias son las que permiten ampliar y aumentar el desarrollo de una sociedad. Es común pensar que la coexistencia de diversas maneras de pensar sólo puede traer problemas y discusiones sin fin, pero la realidad es que la presencia de distintos ideales en un mismo espacio puede resultar en una variedad de opiniones y puntos de vista que siempre resultan útiles para la toma de decisiones.
El político británico Rory Stewart dijo alguna vez que “la democracia es aquello que refleja las ideas de igualdad y libertad”, ideales que llevan implícitos la palabra “tolerancia” en cada una de sus letras. Así como nosotros deseamos tener derechos y responsabilidades hacia otras personas y otros países, es que nos toca dejar de ver a los inmigrantes como ajenos a nuestra sociedad y concentrarnos ahora en verlos como iguales. Ellos, al igual que cada uno de nosotros, solamente buscan lo que es mejor para su vida.
Ningún país en el mundo puede sobrevivir sin los demás. Nuestro planeta es global entre otras cosas porque es una red estrechamente entrelazada. Podríamos pensar que no tenemos conexiones con gente que reside al otro lado del mundo, y sin embargo necesitamos de ellos tanto como ellos de nosotros. El mundo es como un enorme país en el que todos participamos, es una enorme democracia en la que cada persona tiene el derecho de participar.
En ocasiones nos hace falta tener un punto de vista global. Pensamos que si las personas nativas de un país están bien, significa que el resto que lo habita también lo está. Esto es incorrecto, ya que no se consideran opiniones externas y puntos de vista distintos. Una buena pregunta que podemos hacernos es: ¿dónde estaríamos hoy si hubiéramos vivido aislados de las demás sociedades?
Cada día es más común ver que diversos países ofrecen becas y trabajo a jóvenes extranjeros como una manera de mejorar los diversos ámbitos del país. Dichas oportunidades cambian la vida de jóvenes de ambas sociedades, ya que ambos trabajarán para mejorar el país al que ambos pertenecen. Se trata de pasos importantes para solucionar los problemas que le adjudicamos al otro, al distinto, pero sin duda alguna falta erradicar los conflictos internos que como individuos exteriorizamos en sociedad.