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Estamos desapareciendo
from Día de la Mujer - Nigromante Marzo 2019
by Nigromante. Revista de la DCSyH, Facultad de Ingeniería, UNAM.
Estamos desapareciendo.
Por Alex Valenzuela
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Durante largo tiempo he sabido, escuchado, leído, varios comentarios de los estudiantes de la Facultad de Ingeniería; pensamientos vagos, algunos triviales y otros atroces. No sé si tú que estás leyendo este texto también compartes las mismas ideas, pero existe la posibilidad de que sí.
Pensamientos como: “¿Qué carajo quieren ellas?”, “¿Qué tiene él que no tenga yo?”, “¡¿Por qué ella no me hace caso?!”, “Todas son iguales”, “Ellas solo sirven para un par de cosas”, “Ahora mismo esta feminazi ya me hizo leer esto”, “Hay que darles chance y ver cómo arruinan la ingeniería para que yo la pueda arreglar”, “Ahora esta feminazi cree que pienso así, ¿qué carajo le pasa?”, “Mira esa chava. Qué buen culo tiene”.
Una disculpa de antemano, pues no sé si lo has pensado, puede que sí, puede que no. Sin embargo, me interesa reflejar algunas frases que llegué a escuchar alguna vez con tan solo caminar por la Facultad de Ingeniería. Esta es una práctica de violencia que es vital reconocer.
Pero analicemos de otro modo la situación. Ya sea que tengas novia o no, seguramente existe alguna mujer que amas o amaste muchísimo en la vida, puede ser tu mamá, abuelita, hermana, mejor amiga, tía, prima, sobrina, vecina, alguna maestra, etc; una mujer realmente especial que no quieres que le pase algo jamás. Pero por desgracia no existe mujer que se salve de ser observada, con morbo, sin importar cómo vaya vestida. Ninguna nos salvamos del acoso ni de la violencia y, en los peores casos, violación, muerte o la desaparición total.
Hubo una fiesta a la que no fui, me enteré tiempo después. Fue de esas fiestas a las que lamentas no haber asistido porque fueron varias chicas guapas, hubo mucha bebida, botana, música agradable. Hicieron uno de esos videos de fiesta donde todos echan desmadre. Vi en él que una chica mencionó una felicitación de cumpleaños; sin ella no sabría el porqué de la fiesta.
Aquella chica, su voz, su mirada, su sonrisa, su amabilidad. Estaba muy bien peinada y bien vestida. Era hermosa, simpática y se pudo ver todo ello en unos cuantos segundos del video. La envidia de no haber podido estar ahí me corría por todas partes. ¿Quién era ella? ¿Tenía pareja? ¿Cuál era su edad? ¿Su nombre al menos?
Me reí de la situación y no le di mucha importancia, pues al final de cuentas fue una fiesta y quizá la cumpleañera me la presentaría algún día. Al cabo de un par de días un mensaje en Facebook me sorprendió tanto que me derrumbó.
Inmediatamente compartí la publicación. Le pregunté a mi amiga (la cumpleañera) sobre la chica y me dijo que, en efecto, tomó un taxi de la zona y nunca llegó a casa. Nadie sabía nada.
Intenté compartir por todas partes la publicación con la esperanza de que todo fuera una confusión, un acto de rebeldía, que estuviera con su novio o en alguna parte enfiestada.
Al cabo de dos semanas se le halló muerta, violentada, con moretones en los brazos y piernas. No hubo violación. Se sospechaba que ella se resistió tanto que la golpearon hasta matarla y se fueron. Hubo muchas sospechas.
Yo estaba petrificada, no lo podía creer. Mi amiga me enseñó una foto de El Gráfico donde aquella chica había salido. Llevaba la misma ropa de aquella fiesta. El taxista sostuvo que la dejó en casa.
Cuentan las malas lenguas que lo que sucedió fue lo siguiente:
Ella era mamá de una bebé de dos años. Estaba casada pero no era feliz; amaba a su bebé pero no sentía lo mismo por su esposo. Algo sucedió y en algún momento ella comenzó a mandarse mensajes con el amigo de él. Se sospecha que ellos habían salido un par de veces. Los mensajes parecían de otro nivel. El esposo se enteró al revisar el celular de ella.
En medio de la fuerte discusión ella se hartó de él. En realidad no sabemos si los mensajes eran inapropiados o no, solo que tenía mensajes con el amigo y aquello era suficiente para una acalorada pelea.
Ella, cansada y enojada, decidió irse y olvidarse de sus problemas. Quiso vivir un poco, pues tenía 20 ó 22 años aproximadamente. Se fue a una fiesta (el cumpleaños de su amiga) se divirtió, habló con poca gente, bailó, bebió poco, no le coqueteó a nadie. Se fue a casa pero nunca llegó.
El taxista la dejó cerca de su casa. De hecho, ella se encontró con su esposo a unas calles de ahí. Pelearon, forcejearon y al final él la mató a golpes.
No sabemos si él estaba asustado o no, solo que se la llevó a un baldío lejos de la casa y la dejó ahí tirada. Se hizo la víctima en las redes sociales ante la desaparición y el hallazgo. El día del funeral él fue el único que no lloró, incluso dicen que sonreía mientras la contemplaba inerte.
Una bebé se quedó sin mamá, una serie de amistades se quedaron sin su amiga, unos padres se quedaron sin hija, un hermano se quedó solo. Los que la conocieron en la fiesta dijeron que había sido muy agradable. Todos quedamos de luto. Yo sin conocerla me sentí mal.
¿Es real? ¿Es cierto? ¿Tan solo por unos cuantos mensajes? Y aunque le hubiese puesto el cuerno, ¿es justificable tal violencia?
Aquel acto sigue impune. Sin pruebas no se le puede hacer nada a aquel hombre, pero no hay como los testimonios de las amistades para unir los puntos. Se llegó a pensar que pudo ser el taxista; que pudo ser incluso la novia del mejor amigo (loca de celos), pero la violencia que presentaba aquella chica no parecía de otra mujer, pues no habían arañazos, ni jalones de cabello.
La historia lamentablemente es real. No sé cuántas personas la querían, solo sé que ella se sabía dar a querer. No me imagino si ella hubiese sido mi amiga, mi hermana, mi prima, o incluso que mi mamá hubiese vivido algo así, pero cientos de mujeres desaparecen cada día, cada segundo. Yo como mujer no quiero esfumarme, quiero escribir, soñar, hacer películas, historias, tengo hermanos, padres, familia, pareja, amigos.
Aquella chica era joven y guapa. No tengo idea si tenía sueños o metas pero seguro que sí. Quizá esto no parece tener relación con el principio de este texto pero, muchas veces he reflexionado que si no nos vieran con morbo (algunos hombres), si no nos contemplaran como un objeto, no se sentirían con el derecho de ser dueños, ni superiores, ni de pensar que la mujer es tonta. No se atreverían a reprimendas, a quitarnos la vida. Todo sería muy diferente. Hay mucha violencia, incluso hay casos en los que es al revés: la transgresión viene por parte por parte de la mujer. Pero ese, querido(a) lector(a), será otro artículo. Este mes de la mujer invito a la reflexión para evitar la violencia de género de ambos lados. No soy feminazi, ni siquiera sé bien si soy feminista, pues el feminismo abarca tres fuertes etapas sujetas a debate.
Por favor, que esa mujer especial que está en tu vida no se esfume de la nada y de repente. No imagino la impotencia, el terror, el estremecimiento de perder a alguien de esa manera. Yo no quiero desvanecer. No dejemos que esto vuelva a suceder. Esa chica me agradó aunque nunca la conocí.