Sistematización TEB

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PLANES DE ETNODESARROLLO FAMILIAR Y PROMOCIÓN DE LA CULTURA AFROCOLOMBIANA

NOANAMA, SAN MIGUEL Y PUERTO MURILLO Sistematización

Planes de etnodesarrollo familiar en las comunidades negras de San Miguel y Noanama


Planes de etnodesarrollo familiar en las comunidades negras de San Miguel y Noanama


ICBF REGIONAL CHOCÓ Ayrley del Carmen Pino Mosquera Monseñor Julio Hernando García Obispo Diócesis Istmina - Tado Padre Guillermo Palacios Director General Yovanny Ramos Serna Coordinador del Proyecto Año: 2014

EQUIPO DE TRABAJO Yanet Rocio Palacios Rojas Heidy Yohana Murillo Roldan Karel Marleissa Arias Murillo Luis Enrique Cuesta

Nilson Yesid Moreno Mena Sistema zador Diseño gráfico

Impreso en Quibdó Chocó ISBN:


PLANES DE ETNODESARROLLO FAMILIAR Y PROMOCIÓN DE LA CULTURA AFROCOLOMBIANA. NOANAMA, SAN MIGUEL Y PUERTO MURILLO ............... 5 CARTA DEL OBISPO ............5 PRESENTACIÓN ............ 7 VIDA E IDIOSINCRASIA DE UNAS COMUNIDADES AFROCOLOMBIANAS (CONTEXTO) ............. 8 DOS PROBLEMAS PRIORITARIOS PARA NOANAMA Y SAN MIGUEL ........... 10 UNA CARTILLA ETNOPEDAGÓGICA AFROCOLOMBIANA La estrategia etnopedagógica contextualizada para apoyar a las familias ............ 12 CONSTRUYENDO PLANES DE VIDA ETNOFAMILIARES PARA EL DESARROLLO ...16 Puerto Murillo, una comunidad interesada en el etnodesarrollo familiar ............. 17 COMPARTIENDO LA CULTURA AFROCOLOMBIANA (ENCUENTROS DE SABERES) ............ 22 Sabedores formando comunidades .................... 23 El gran encuentro de saberes locales afrocolombiano: Noanamá, San Miguel y Puerto Murillo unidos por la cultura .................... 24 LOGROS DEL PROCESO ................ 26


CARTA DEL OBISPO Unir esfuerzos y voluntades permi eron llevar a cabo un alentador proyecto de promoción y desarrollo en comunidades marginadas que viven en los lejanos y olvidados caseríos de San Miguel, Puerto Murillo y Noanamá localizados en las márgenes del caudaloso rio San Juan, en el Departamento del Chocó. 200 familias de escasos recursos fueron formadas en prác cas de trabajo comunitario, de promoción humana y de productos auto sostenibles; desde la formulación de planes de etnodesarrollo familiar.

La Diócesis de Istmina - Tadó y el Ins tuto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) fueron los responsables de ges onar y llevar a feliz término este proyecto. Mujeres, hombres, jóvenes y niños se vieron involucrados en él. Al final todos tenían que ver directa o indirectamente en la realización y eficiencia del mismo. Fue grato contemplar rostros de niños aprendiendo a hacer dis ntos productos según las habilidades y de las mujeres y los hombres dando lo mejor de sí para mejorar su calidad de vida y aprovechar no sólo los recursos de la erra sino también para tomar conciencia de respetar y cuidar la naturaleza.

“200 familias de escasos recursos fueron formadas en prác cas de trabajo comunitario, de promoción humana y de productos auto sostenibles; desde la formulación de planes de etnodesarrollo familiar” 5


La rica experiencia vivida y los excelentes resultados alcanzados comprometen a estas 200 familias a vivir bajo nuevos horizontes que llenan de esperanza y de credibilidad a personas y familias que vivían en el abandono y la falta de oportunidades. Este proyecto ha sido una rica experiencia para que las familias socializaran prác cas y experiencias comunitarias, para que crecieran en niveles de organización, para que mejoren la calidad de vida y para que tengan referencias de una economía que d e b e s e r ga ra n a d e d e s a r ro l l o, solidaridad y permanencia en el empo. E x p re s i o n e s d e g ra t u d a l Pa d re Guillermo Palacios, a la Dra. Kelly Lozano, a la Dra. Ayrley Pino, a quienes con gran paciencia sirvieron de monitores del proyecto y a las 200 familias que con generosidad dieron lo mejor de sí para que este proyecto fuera todo un éxito.

En nombre de la Iglesia Diocesana y del Ins tuto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) una sincera felicitación a todos aquellos que de una u otra forma hicieron posible este alentador proyecto. Julio Hernando García Obispo Diócesis de Istmina - Tadó

En el proyecto participaron más de 600 personas entre mujeres, hombres, niños, niñas y jóvenes integrantes de las 200 familias beneficiarias.

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PRESENTACIÓN

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ste documento de sistema zación recoge el proceso y los alcances del desarrollo del subproyecto “Territorio étnicos con bienestar” adelantado en el año 2014, una apuesta de la Diócesis de Istmina –Tadó y el ICBF regional Chocó, que emprendieron un trabajo dirigido a 200 familias afrocolombianas vulnerables de los territorios étnicos de Noanamá y San Miguel, que hacen parte del municipio de Medio Sanjuán, cuyo obje vo era fortalecer las expecta vas de crecimiento mancomunado de las familias desde la construcción de planes de vida integrales co n e nfo q u e ét n i co ; a s í co m o l a promoción de escenarios para la apropiación y divulgación de saberes ancestrales afrocolombianos.

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Se desarrollaron talleres que permi eron dar elementos para el fortalecimiento conceptual y teórico de las familias en temas relacionados con lo étnico, desarrollo y sus enfoques, la concepción de familia, el trabajo comunitario, territorio y territorialidad, construcción de escalas axiológicas y entornos saludables, elementos mínimos de organización y planificación, para con estos poder construir 200 planes de etnodesarrollo familiar que se espera sean implementados por las familias en el mediano y largo plazo para tratar de mejorar las realidades que viven en diversos aspectos. Complementa el proceso la apropiación, divulgación y promoción de algunos elementos ancestrales que hacen parte de la cultura y formas de vida de las comunidades, a través de un ciclo de formación por parte de sabedores, quienes con una serie de ac vidades comunitarias dieron a conocer piezas culturales de po material e inmaterial.


VIDA E IDIOSINCRASIA DE UNAS COMUNIDADES AFROCOLOMBIANAS (CONTEXTO) Cuenta la historia reciente que las comunidades afrocolombianas de San Miguel y Noanamá se encuentran ubicadas en la rivera del majestuoso e imponente río Sanjuán, el segundo más importante del departamento del Chocó, ambas comunidades pertenecen al municipio del Medio San Juán. Sus pobladores son afrodescendientes que comparten ac vidades económicas relacionadas con el cul vo de algunos productos agrícolas (plátano, yuca, maíz etc.) y la explotación minera. Son familias humildes que cuentan con bajos ingresos económicos y poco acceso a servicios públicos, por ejemplo la energía eléctrica depende de plantas que cuando están buenas dan el servicio por un empo muy limitado que no pasa de las 4 horas al día. Ni hablar de la salud, no se cuenta con espacios adecuados para la atención

primaria, las personas deben recurrir al traslado de sus enfermos o heridos hasta la cabecera municipal en Andagoya y si es el caso llegar hasta el municipio de Istmina, eso sí cuando se cuenta con buena suerte y la movilidad por el río no se restringe por los grupos armados que dominan la zona.

Las familias afrocolombianas beneficiarias de este proyecto viven de los diversos elementos naturales que les brinda la densa selve Chocoana, por lo cual se convierte ésta en parte vital de su cultura.

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“la vida aquí era sabrosa, cuenta la familia Murillo Albornoz, nosotros hacíamos bailes de chirimía a cada rato, y aunque los zapatos que en ese entonces usábamos eran de plan llas de maderas y fabricados por nosotros mismos eso no era impedimento para salir a bailar y tomar biche hasta la embriaguez. En aquel empo habían muchos trapiches y la caña era abundante, el mejor biche de esa época era el que sacaba esta familia, su sabor era fresco, puro y su toque picante lo hacía más especial. La gente compar a en la casa, en el barrio, en el monte, en la mina y cuando más gente salía era en sep embre cuando celebrábamos las fiestas patronales de la comunidad, las fiestas de San Miguel, la gente hacia chicha de maíz cruda y cocida, sopa de resplandor, arroz de maíz con bastante pescado, envuelto sobao, torta de borojo, birimbí, masa frita, arroz de coco y cualquier can dad de comidas y bebidas exó cas y tradicionales de nuestro pueblo”. “realmente son empos inolvida-

bles” manifiesta Carmen, de San Miguel, matrona del hogar Murillo Albornoz, con los ojos aguados. Todo esto cambia cuando empezaron a llegar los grupos armados, se comenzaron a desplazar personas del pueblo, muchas casas fueron marcadas con sus nombres y muchas familias obligadas a salir de sus erras, erras que fueron u lizadas para el cul vo de la coca, comenzaron a llegar máquinas retroexcavadoras y grandes dragas para explotar el oro de nuestros ríos. Más del 80% de la población se desplazó temiendo por sus vidas. “ya la danza y el baile no mo vaban nuestros cuerpos, el cantó parecía haber enmudecido en nuestras bocas y la alegría expresada en sonrisas parecían cosa del pasado, nada era igual, todo paso de tranquilidad a caos, de alegría a tristeza, de esperanza a dolor y desesperanza, nada fue igual desde entonces” manifiesta Cerafino Murillo, jefe del hogar Murillo Albornoz.

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Pero en medio de este di cil panorama las familias de Noanamá y San Miguel dejaban ver como elementos valiosos, para su resistencia y arraigo en el territorio, sus buenas relaciones familiares y comunitarias, manifestaban que a nivel familiar la convivencia es muy buena pues la toma de decisiones de los miembros del hogar pasa por el dialogo y la concertación, las familias se unen para el desarrollo de las faenas produc vas, así como para discu r los problemas que competen a todos y todas, en muchas de ellas la unidad se reflejaba en actos como la toma de los alimentos reunidos en un mismo espacio y momento. A nivel comunitario manifestaban que se unen para adelantar labores produc vas, hacer la limpieza de la comunidad, organizar las fiestas, asis r a los actos religiosos o par cipar de los públicos, en los cuales se determinaban o definían temas prioritarios para las comunidades. Pero como en muchas comunidades chocoanas los problemas no faltaban.


DOS PROBLEMAS PRIORITARIOS PARA NOANAMA Y SAN MIGUEL

Un día, en medio de la realidad descrita, llegan a Noanamá y San Miguel unos emisarios de la Diócesis de Istmina-Tadó que reunidos con algunas familias indagan sobre estas realidades y les preguntan especialmente por si planificaban sus vidas, el cómo y para que lo hacían, las respuestas fueron variadas, pero el sen do el mismo, según lo dicho por la gente se pensaba en planificación de la vida desde una perspec va abstracta, es decir la mayoría de las familias hablaban de planificar la vida para mejorar, pero al momento de concretar a que se referían con mejorar, solo el aspecto económico se definía como algo concreto para hacer en términos de planificación familiar; quiere decir que el resto de aspectos que pueden implicar la vida en familia se llevaban a la deriva o por lo menos no se les definía acciones o metas para su abordaje de forma orientada.

En conclusión para estas familias afrocolombianas el planificar la vida familiar se resumía en pensar cómo se va a resolver el problema económico, lo demás no requería ser planificado, llegaba por añadidura como una parte más de la vida. ¿Qué pasaba entonces con lo comunitario, espiritual, la convivencia familiar y demás aspectos que hacen p arte d e la vid a d e u n a familia? Simplemente no se tenían en cuenta, para muchos ni exis an en su mundo familiar y personal. Otro grupo de familias ni siquiera pensaban en el mañana, vivían del diario y así mismo asumían la vida, “co mo les llega b a ” p a ra ésta s lo realmente importante era resolver el que comeremos hoy, como lo haremos, afirmando que el día de mañana trae sus propios apuros. ¿Qué se podría hacer para resolver esta problemá ca?

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Mientras las respuestas llegaban, las familias describían otro problema: la perdida de algunos de sus elementos culturales propios como el consumo de ciertos platos picos, la realización de artesanías, el uso de elementos en las faenas produc vas de pesca y cul vo de sus plantas alimen cias, en especial mostraban preocupación por el desinterés de sus jóvenes y niños en estos elementos y manifestaciones. ¿Qué se haría al respecto? Con este nuevo interrogante se dio paso a la socialización de una idea que a las familias llamo la atención; se propone entonces el diseño de una propuesta en la que se diera formación a las familias en planes de etnodesarrollo familiar y formación en saberes ancestrales de la cultura afrocolombiana. Las familias estuvieron de acuerdo. Pero surgieron una s e r i e d e i nte r ro ga nte s ¿ C ó m o s e financiaría la propuesta? ¿Qué en dad u organismo les podría ayudar? ¿Qué profesionales les podrían orientar en el proceso de formación?

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Las respuestas llegaron desde el subprograma Territorios Con Bienestar, que hace parte del Ins tuto Colombiano de Bienestar Familiar, quienes en conversación con las direc vas de la Diócesis de Istmina – Tadó estructuraron un programa de formación, contrataron una serie de profesionales denominados etnoeducadores, y se dispuso del recurso económico para abordar la misión que en 6 meses debería aportar a la solución de los problemas, anteriormente expuestos, en las comunidades de Noanamá y San Miguel. A ello le prosiguió la planificación y puesta en marcha de las ac vidades concertadas con las comunidades.


UNA

CARTILLA ETNOPEDAGÓGICA AFROCOLOMBIANA

La estrategia etnopedagógica contextualizada para apoyar a las familias

Una vez concertado el trabajo con las familias, ICBF y la Diócesis , el grupo de profesionales se reunió de forma escalonada para el diseño de una estrategia etnopedagógica para apoyar a las familias en la planificación de sus vidas más allá del elemento económico, el reto se hizo mayor en la medida que esta estrategia implicaba no solo elementos de planificación, sino además incluir lo étnico, en este caso una serie de componentes que potenciaran a las familias como parte esencial de la etnia y cultura afrocolombiana. Es así como el grupo decide construir la primera car lla etneoduca va del Chocó para la elaboración de planes de vida o de e t n o d e s a r ro l l o fa m i l i a r b a j o l o s siguientes componentes:

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Iden dad étnica, familiar y comunitaria Territorio y territorialidad Entornos saludables y escala axiológica Organización – administración Proyectos de vida etnofamiliares

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Se diseño una cartilla etnoeducativa, 100% afrocolombiana inspirada en la cultura afrodescendiente del Medio San Juan, con figuras que reflejan la forma de vida de las comunidades rivereñas


Lo que se pretendía con estas temá cas e ra d o t a r a l o s p a r c i p a n t e s d e herramientas conceptuales y teóricas que les permi eran auto-reconocerse como fa m i l i a s , a ge nte s co m u n i ta r i o s y miembros de un grupo étnico; que hacen parte de un territorio material e inmaterial que usan de forma ancestral para su desarrollo social y familiar; a ello se le sumaria la necesidad de que las familias vieran la promoción de espacios sanos y llenos de valores humanos como un pilar valioso para su crecimiento, junto con elementos de organización y administración no solo en el entorno familiar sino en el comunitario. Se pretendía además, brindar estrategias que les permi era una mejor forma de resolución de conflictos entre pares y por ende una sana convivencia a nivel familiar y comunitario.

En el pensar y reflexionar de los etnoeducadores y el equipo de trabajo, todo lo anterior debería permi r que se construyeran planes de etnodesarrollo familiares claros y concretos, que las familias podrían seguir sin dificultad para ver sus avances sociales, comunitarios, económicos, y de convivencia. Pero eso solo se podría constatar con la puesta en marcha del proceso siguiente: la formación y apoyo a las familias para la c o n st r u c c i ó n d e p l a n e s d e v i d a etnofamiliares procurando su desarrollo integral.

Muestra de las páginas internas de las cartillas etnopedagógicas diseñada para el proyecto.

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De forma colectiva las familias compartieron saberes ancestrales de su ser étnico afrocolombiano Se promovio el rescate de elementos culturales asociados a las labores productivas de los pueblos afrocolombiano

Se dio un proceso de formación a las familias en valores y otros elementos asociados a sus planes de vida.

Los niños y niñas de las comunidades, pudieron encontrarse con su ser étnico afrocolombiano

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Los niños y niñas de las comunidades, pudieron encontrarse con conocimientos sobre convivencia

Mujeres afrocolombianas aprendiendo a prepara algunos platos típicos

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Platos típicos, elementos de trabajo y artesanías fueron los saberes ancestrales más promovidos por las familias afrocolombianas.


CONSTRUYENDO PLANES DE VIDA ETNOFAMILIARES PARA EL DESARROLLO Una vez distribuidos los etnoeducadores en parejas, para cada una de las dos comunidades, se prepararían para afrontar la tarea de formación y apoyo a las familias en la construcción de planes de vida etnofamiliares, lo que implico que se seleccionaran 100 familias por comunidad, teniendo como criterio el interés de éstas e n d i c h o p ro c e s o . A l l l e ga r a l a s co m u n i d a d e s l o s et n o e d u ca d o re s buscaron las autoridades locales de los consejos comunitarios de estas comunidades negras con el propósito de concertar las formas como se desarrollaría el trabajo con las familias de la comunidad que resultaran seleccionadas en el proyecto.

Para el caso de San Miguel la tarea fue menos complicada, las familias acudieron en masa al llamado de los facilitadores y rápidamente se cons tuyó el grupo de trabajo; pero en el caso de Noanamá las cosas fueron dis ntas, las etnoeducadoras no consiguieron la totalidad de las familias en esta comunidad, lo que las llevaría a buscar una pronta solución a este problema, ellas muy preocupadas, sin saber que hacer se acercan a una lideresa de la comunidad y le comentan la dificultad presentada esperando que les ayude a conseguir una solución. Esta líder les recomienda visitar una comunidad aledaña donde podrían acudir y completar el resto de familias faltantes.

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Al visitar la comunidad sugerida fueron recibidas por el representante del consejo comunitario junto con algunas familias, a las cuales explicaron el proyecto y sus alcances e invitaron a que hicieran parte del mismo, éstas aceptaron vincularse de inmediato. Las etnoeducadoras más tranquilas con nuaron con su trabajo, las fa m i l i a s s e ve í a n m o va d a s p a ra par cipar en el proceso, al punto que no esperaron en sus hogares, sino que hicieron fila para vincularse e incluso corrían a buscar sus documentos para registrarse. Así se vincularía una nueva comunidad al proceso: Puerto Murillo


Puerto Murillo, una comunidad interesada en el etnodesarrollo familiar Puerto Murillo es una comunidad rural pequeña, conformada por familias afrocolombianas y ubicada a la orilla del Río San Juan. Sus habitantes son personas amables, trabajadoras y solidarias que viven de la agricultura y minería.

La selva brinda el sustento a las familiar afrocolombianas

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Al igual que San Miguel y Noanamá han vivido el flagelo de la guerra manifestado en los constantes enfrentamientos armados, restricciones para moverse en el territorio, desplazamiento forzado y control social ejercido por los grupos armados ilegales. Las familias son unidas, toman sus decisiones a par r del análisis de sus problemas y usan el dialogo para determinar cuál es la mejor alterna va de solución. El trabajo del campo se hace de manera familiar integrando a cada uno de l o s m i e m b r o s d e l h o g a r. A n i v e l comunitario son muchas las ac vidades que se hacen en conjunto, quizás la más importante es tomar las decisiones de forma pública y concertada mediante la mediación del consejo comunitario de comunidades negra de la localidad. Con esta nueva comunidad y el problema superado, el proyecto estaba listo para seguir su rumbo.


En cada una de las comunidades, los etnoeducadores contaron con el apoyo de dos líderes comunitarios, quienes harían las veces de apoyo a los etnoeducadoras mediante la convocatoria de las familias, alistamiento logís co, acompañamiento y siendo intermediarios con todo po de actores sociales. Con este equipo bien conformado se daban las condiciones para el desarrollo del trabajo. Cada etnoeducador, encargado de 50 familias, estableció espacios de formación en los cuales desarrollaron cada una de las temá cas de los módulos, hasta llegar al número 5 donde las familias tuvieron la oportunidad de escribir sus planes de vida en 6 componentes (económico, cultural, social-comunitario, espiritual, convivencia familiar y vivienda saludable). Los etnoeducadores se sen an sa sfechos por el trabajo realizado, pero les asaltaban algunas dudas como: ¿Qué temas llegaron más a las familias? ¿Cómo había impactado en las familias el proceso

de formación? Para poder dar respuestas a estos interrogantes organizaron una serie de reuniones, donde los miembros de la familia tuvieron la oportunidad de expresar lo sen do y la forma como los había impactado el proceso resaltando los siguientes aspectos: Para un número considerable de familias la temá ca que más les impacto fue la de la importancia de organizar y administrar el hogar junto con sus recursos materiales e inmateriales, esto se refleja en comentarios como: “el tema que más nos llego fue el de la planificación, porque a través de este podríamos tener una guía de que vamos a hacer para el desarrollo de nuestras vidas. Aprender esto nos ha permi do que en nuestra familia hoy en día planeemos propósitos y aspiraciones de manera organizada proyectándonos hacia un futuro no muy lejano”. Afirmaba la familia Mosquera Rivas

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“Lo que cambio en nuestras vidas fue que ahora en nuestro proyecto de vida cada integrante de la familia, cumple con un rol en ese proyecto ya que permite hacer par cipe a todos los miembros. En este momento mi familia se nota más unida, se siente que todos somos importantes y tomados en cuantas para lo que queremos lograr como familia que somos”. Afirmaba la familia Rivas Asprilla. Pero los temas que dejaron marcados al mayor número las familias fueron los de: Territorio, territorialidad, convivencia familiar y valores, estas argumentaban que es muy importante las pautas que se les dieron para mejorar la vida en familia a par r del uso del dialogo y la concertación, que para ello es vital que se promuevan los valores y que esto se lleve al plano de territorio colec vo que comparten como comunidades afrocolombianas que son. Al respecto las familias hacían comentarios como: “los temas recordados son los de valores, territorio y territorialidad.

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Estos temas nos enseñan como cul var valores en familia, además nos enseñan a cuidar de nuestro entorno, como debemos proteger nuestros intereses” actualmente en mi familia ponemos en prác cas todos esos valores que habíamos dejado de lado y que seguramente también son importante para nuestro crecimiento espiritual y personal”, dice la señora Edna Le cia. “De los temas los que más recuerdo son: que es el territorio, la territorialidad, los valores y la convivencia familiar. Considero que estos temas tratados me impactaron mucho, porque nos orientan a proteger y cuidar nuestros intereses en familia, aprender a convivir y mejorar nuestras relaciones y crecer con buenos valores en familia. A par r de lo aprendido en los encuentros en mi familia nos valoramos aún más unos con otros, convivimos de manera dinámica lo que ha permi do una mejor relación entre todos los miembro de nuestro núcleo familiar”. Afirmaba la familia Murillo López


En cuanto a los impactos del proceso de formación la charla con las familias permi eron concluir que los miembros indican que han mejorado en sus procesos de convivencia “Cambio la forma agresiva de solucionar los conflictos en mi familia, ahora los hacemos de manera pacífica y ha permi do una convivencia familiar más ac va y produc va para nuestra familia. Nos llevamos, que todos los problemas deben solucionarse tranquilamente no en momentos de rabia” miembro de una familia de Noanamá. “han cambiado radicalmente nuestras formas de tratarnos con algunos vecinos “dice Amalia Rivas de San Miguel Q u i zá s u n o d e l o s i m p a c to s m á s relevantes del proceso se evidenciaba en la forma como las familias y sus miembros cambiaron su forma de afrontar la vida, resaltando que el ser organizados,

construir planes de vida y ejecutarlos era una de las grandes enseñanzas que se llevaban, eso se muestra en comentarios como: “de mi par cipación en este proyecto me llevo el haber aprendido muchas cosas, a que todo lo que se quiere alcanzar debe ser bien ordenado. Me deja muchas enseñanzas de como aprender a convivir con los demás y como debemos llevar una vida organizada con misiones y visiones. A par r de estas enseñanzas como familias ya nos proponemos metas, nos proyectamos hacia un futuro, lo que ha hecho que nos autoevaluemos ¿qué podemos alcanzar y hasta donde somos capaz de llegar como familia”. Manifestaba la señora Claudia María Bermúdez “en nuestras vidas la construcción de estos planes de desarrollo familiar nos dejan cambios en la forma de convivir, porque en familia estamos cul vando valores. Además nos llevamos conocimientos de como proyectarnos en la vida con pautas y estructuras para hacerlo”, expresaba la familia Aguilar Murillo

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Además de los comentarios alentadores de los par cipantes se había logrado que algunas familias iniciaran a ejecutar algunos de los aspectos de sus proyectos de vida, en especial el económico; es el caso de la familia Murillo Domínguez que de inmediato organizo su galpón y se puso en la tarea de criar pollos para vender en la comunidad de Noanamá con el fin de obtener un beneficio para poder subsis r, O el caso de la familia Bermúdez Moreno que junto a un grupo de personas de diversas familias de la comunidad llamado “red de mujeres unidas” emprendieron sus proyecto de vida a nivel comunitario, realizaban diferentes ac vidades como fritangas, bingos etc. Según ellas con el fin de obtener fondos económicos para poder crear un estanque de peces, con el fin de generar empleo y estabilidad económica.

Etnoeducadoras de Noanama y Puerto Murillo en el proceso de acompañamiento a las familias en la construcción de sus planes de etnodesarrollo familiar

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Esta serie de conclusiones y comentarios de las familias dejaban tranquilos a los etnoeducadores que habían corroborado que el trabajo realizado dejaba buenos frutos en los miembros de las familias que seguramente cumplirían su compromiso de llevar a la prác ca cada uno de los elementos que habían propuesto en sus planes de etnodesarrollo familiar. Esto los impulsaba a planificar y ejecutar la próxima fase del proyecto encaminada a la promoción de los saberes culturales locales a través del intercambio de conocimientos entre los sabedores y las familias del proyecto.


COMPARTIENDO LA CULTURA AFROCOLOMBIANA (ENCUENTROS DE SABERES)

Y

a los etnoeducadores habían contribuido a la solución del primer problema de las comun-idades, hacía falta que se dispusieran para afrontar el segundo, el relacionado con la apropiación c u l t u ra l d e a l g u n a s d e l a s manifestaciones de estos pueblos afrocolombianos, para ello se i d e a ro n l o s e n c u e nt ro s d e saberes ancestrales. Para estos encuentros lo primero que se tuvo en cuenta fue indagar a las familias sobre los saberes en riesgo y que personas o sabedores comunitarios los poseían para ver la forma de involucrar a estos en el proceso de trabajo con las familias.

De esta forma se organiza un encuentro de sabedores y sabedoras en el corregimiento de Noanamá al cual asis eron adultos de las tres comunidades, en el mismo hicieron alarde de sus saberes, exponiendo sus productos y dando breves explicaciones de los mismos. Lo más curioso y llama vo del encuentro fue que los sabedores y sabedoras, resultaron todos parte del proyecto, lo que animaba a un más a los etneoducadores, pues asumían que el compromiso de formar a otros lo tomarían de buena forma y sin pensarlo mucho y así sucedió. Los sabedores y sabedoras se comprome eron a dar sus conocimientos a otras familias, pero a cambio pedían que se les dejara aprender otros artes que poseían sus compañeros sabedores.

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Es así como se juntaron saberes relacionados con la culinaria (chicha de maíz cruda y cocida, sopa de resplandor, envuelto sobao, torta de borojo, birimbí, masa frita, arroz de coco, torta de yuca, cucas, pasteles, arroz de maíz, sopa de maíz, claro, ), origamia (patos en papel, canastos en papel etc.) faena de pesca (ahorro, tortuguera, boquiparriba etc.), agricultura (colao, canastos), elementos para el hogar (sopladores, escobas etc.), bisutería (sombreros, aretes, cinturones, pulseras y otros materiales en base de iraca) y bebidas (biche, arrechon, bienete, mucura, jugo de papa china, jugo de yuca, chuco etc.) Sabedores formando comunidades Una vez listo el proceso de selección y compromiso de los sabedores, las familias se dispusieron a ser formadas, en jornadas adaptadas a sus ocupaciones, los miembros de las familias se encontraron con los sabedores para recibir de éstos los conocimientos necesarios para aprender el arte de su interés, fue tan grande la mo vación de los par cipantes que no se limitaron en cuanto a los saberes que querían aprender, así que hicieron parte de cuantas capacitaciones pudieron.

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Fue tal el impacto del compar r los conocimientos ancestrales, que las familias expresaban su alegría y lo que pretendían hacer con sus saberes de diversas formas lo que se evidenciaría en comentarios como: “compar r estos saberes es importante, además estas artes son fáciles de elaborar y este proceso de compar r conocimientos ancestrales enseña a otras familias a aprender algo de su territorio debido a este compar r hoy en día vemos en todas las casas de la comunidad de Noanamá a las familias elaborando esos saberes ancestrales aprendidos, esto con el propósito de rescatarlos y no dejarlos de lado”, Decía la familia Conrado Aguilar Otro habitante de San Miguel decía: “aprendí hacer “boquipabajo”, este es usado igual que el ahorro para atapar peces; decidí aprender este saber porque hace algunos años atrás mis padres usaban este elementos para traernos el alimento. Quiero seguir con este sistema y que más adelante mis hijos lo con núen no dejando perder la tradición”


“lo importante es que intercambiamos ideas, pensamientos, unos con los otros, aprendimos conocimientos nuevos y sobre to d o y l o m á s i m p o r ta nte e s q u e compar mos y nos relacionamos más como comunidad que somos. Esto ha permi do que familias que anteriormente no se relacionaban lo hagan, hoy podemos verlas reunidas compar endo como miembros de una misma comunidad”. Expresa la familia Murillo Asprilla “Aprendí a hacer escobas porque quería que ahorráramos ese dinero que gastábamos comprando escobas en la enda. Cuando sé que puedo realizar esta labor con materiales que se encuentran en nuestro alrededor hoy en día la única escoba que u lizamos para hacerle aseo a nuestra casa es la que se hace con el cogollo de paja, ya que entre más ahorremos, más fácil será para nuestra economía familiar”. Expresa la familia Aguilar Domínguez

El gran encuentro de saberes locales afrocolombiano: Noanamá, San Miguel y Puerto Murillo unidos por la cultura Ver y escuchar a las familias expresarse sobre los conocimientos que adquirieron y el cómo los usarían, les decía a los etnoeducadores que había llegado la hora de realizar el gran evento de cierre del proceso, un encuentro de saberes locales afrocolombianos que uniera las tres comunidades en un compar r al es lo de los afrodescendientes del río San Juan. Se definió que se haría en el corregimiento de San Miguel, así que se planifico una gran feria ar s ca y gastronómica.

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Llegado el día esperado, en las horas de la mañana arribaron miembros de las familias de Noanamá y Puerto Murillo, que fueron recibidos con la alegría y amabilidad propia de los Sanmigueleños quienes de inmediato les prestaron mesas y otros elementos para que exhibieran sus productos artesanales y culturales. Poco a poco el parque se fue engalanando con los Stan hechos en madera y hojas de palma aceitera para el techo, donde los locales e invitados fueron acomodando sus productos que fueron llamando la atención de los miembros de la comunidad que encabezados por los niños, niñas y jóvenes se acercaron para dar un vistazo a todo lo expuesto. En medio del alboroto arribo Monseñor Julio Hernando García Peláez, máxima autoridad d e l a D i ó c e s i s I s t m i n a - Ta d ó , l a coordinadora del centro zonal del ICBF en Istmina, Ayrley del Carmen Pino Mosquera, la Sra. Mirta Mosquera Bonilla, técnica administra va del ICBF, el sacerdote Hector Mario Grisales David Canciller de la Diócesis,

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la coordinadora financiera del proyecto la Sra. Kelly Yassira Lozano Gómez, el coordinador del proyecto Yovanny Ramos Serna y el asesor pedagógico Nilson Yesid Moreno Mena quienes fueron invitados a tan magno evento, rápidamente se acomodaron y se aprestaron a par cipar, no sin antes saludar a propios y extraños. Monseñor dirigió la misa que daba la bendición al evento dando paso a una programación cultural llena de chirimía, coplas, canciones, alabaos, diversas danzas picas y concursos propios que le daban el cierre oficial a esta experiencia. En medio de abrazos nostálgicos la gente se fue despidiendo, manifestando que esperaban que el proceso no quedara allí, y que ojalas se pudiera implementar una segunda etapa en la que se les apoyara en muchos de los proyectos que colocaron en sus planes de vida. De esta forma se había cumplido, los etnoeducadores y el resto del equipo se marchaban de las comunidades con la sa sfacción del deber cumplido, pero seguros que en el mañana regresarían a estas comunidades que les dejaban muchas lecciones aprendidas.


LOGROS DEL PROCESO Una vez terminado el proceso, los etnoeducadores, juntos a las familias, decidieron dar un vistazo al desarrollo del mismo para destacar los alcances del proceso, resaltando como logros valiosos los siguientes: La construcción de la primera car lla y estrategia etnoeduca va del Chocó para la creación de planes de etnodesarrollo familiar en el departamento, un producto pedagógico único y diferencial. Las familias cuentan con un documento escrito (plan de entodesarrollo familiar) que es su bitácora para el desarrollo de sus vidas de forma planificada.

Las personas interiorizaron que la planificación de la vida en familia va más allá de planificar o asegurar el tema económico, que es necesario incluir otros elementos a la dinámica de la vida en conjunto que den complementariedad e integralidad a lo que hacen. Los par cipantes vieron en el proceso de aprendizaje de saberes ancestrales c u l t u ra l e s d e s u s co m u n i d a d e s afrocolombianas, no solo la oportunidad de promover su cultura, sino además la posibilidad de acceder a conocimientos que pueden aportar al mejoramiento de la calidad de sus vidas.

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Mejoramiento de las relaciones vecinales y comunitarias de las diversas comunidades implicadas en el proceso. Fortalecimiento de los imaginarios culturales colec vos de estas comunidades propendiendo por la vigorización de los conocimientos ancestrales y tradicionales de las comunidades.


Planes de etnodesarrollo familiar en las comunidades negras de San Miguel y Noanama



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