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PARTE I HABLEMOS DE EDUCACIÓN ARTÍSTICA
1Tal vez no hay pregunta más complicada de responder:
¿Qué es la Educación Artística?
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Aparentemente lo tenemos muy claro, pero nos cuesta construir una definición concreta y certera, pues la mayoría de quienes nos dedicamos a ello provenimos de profesiones del arte que, de origen, no forman docentes, e incursionamos en este campo muchas veces por falta de otras opciones de empleo antes que por vocación. No es mi caso, pero es una realidad innegable. Por otro lado, quienes estudian Educación Artística como profesión universitaria2, suelen contar con nociones de didáctica suficientemente sólidas, al igual que quienes estudian para ser docentes de nivel básico, pueden encontrarse desactualizados en lo que concierte a aspectos técnicos y procedimentales de las distintas disciplinas creativas.
A diferencia de la Enseñanza de las Artes, la Educación Artística es un espacio para el diagnóstico y la atención de las necesidades formativas de lxs estudiantes. Una y otra son dos procesos formativos separados y con pocas semejanzas entre sí.
La Enseñanza de las Artes está orientada hacia el aprendizaje de técnicas y procesos de una o más disciplinas artísticas. Por su parte, la Educación Artística se enmarca en la Educación Básica, o sea que, por principio, tiene un carácter institucional muy marcado y es un proceso formativo orientado
1 Nota de la coordinadora: Nota: Este texto invita a reflexionar, cuestionar y –¿por qué no?– discrepar en cuanto a los conceptos y procesos abordados. El texto hace referencia a una situación ideal, planteada por el autor. Se ha de considerar también que la Educación Artística abordada, se desarrolla en México. 2 En México existe la posibilidad de estudiar esta carrera como un campo de estudio separado de la educación infantil o la pedagogía, su objetivo consiste en formar docentes en todas las disciplinas artísticas de manera integral para que a través de estrategias didácticas específicas de esta área fomenten la sensibilidad, creatividad y expresión en la población infantil, juvenil y adulta.
hacia el desarrollo y consolidación de, principalmente (pero no limitado a) la sensibilidad, la empatía, la motricidad fina y el pensamiento crítico.
La Enseñanza de las Artes puede ocurrir en cualquier momento, mientras la Educación Artística ocurre durante la Educación Básica, siendo la primera, una forma de educación no formal y la segunda, una fracción de la educación formal. La primera no está obligada a ser escolarizada, pero la segunda, mayormente sí lo es; el tiempo lectivo destinado a la Educación Artística permite poner en práctica algunos contenidos procedimentales y trabajar contenidos actitudinales, utilizando a las prácticas artísticas para establecer un contexto de trabajo sin suplantar la función de los procesos formativos ocurridos dentro del aula.
Antes de proseguir, cabe hacer el señalamiento de que lo expresado en los párrafos anteriores obedece a que las reflexiones vertidas a lo largo de este texto están alineadas con el programa académico de Educación Artística que se aplica en México. De acuerdo con la Secretaría de Educación Pública (2017) “El espacio curricular dedicado a las artes contribuye al logro del perfil de egreso al brindar a los estudiantes oportunidades para aprender y valorar los procesos de creación y apreciación de las artes visuales, la danza, la música y el teatro, por medio del desarrollo de un pensamiento artístico que integra la sensibilidad estética con habilidades complejas de pensamiento, lo que permite a los estudiantes construir juicios informados en relación con las artes, así como prestar atención a las cualidades y relaciones del mundo que los rodea [...] Por otra parte, trabajar con las artes en el aula favorece la adaptación al cambio, el manejo de la incertidumbre, la exploración de lo incierto, la resolución de problemas de manera innovadora, la aplicación de un juicio flexible en la interpretación de diversos fenómenos, el trabajo en equipo,
el respeto, la puntualidad, el orden, la convivencia armónica, así como la exploración del mundo interior.
Asimismo, los contenidos de los programas de Artes en educación básica promueven la relación con otros Campos de Formación Académica y Áreas de Desarrollo Personal y Social desde una perspectiva interdisciplinaria, lo que permite transferir sus estructuras de conocimiento a otras asignaturas y áreas, y vincularlas explícitamente con propósitos, temas y contenidos de Matemáticas, Literatura, Historia, Geografía, Formación Cívica y Ética, Educación Física y Educación Socioemocional” (pp. 467-468).
Si lxs estudiantes de preescolar cantan, no es porque se pretenda enseñarles técnica vocal, afinación ni solfeo. Lo que se busca es observar qué tanto han asimilado determinados contenidos del Área de Lenguaje y Comunicación y qué tan fortalecidas están sus capacidades de atención y memoria al aprenderse la canción (considerando que en la mayoría de los casos aún no aprenden a leer) para tomar nota al respecto y decidir, en colegiado3, de qué manera fortalecer sus aprendizajes desde el aula y a través de la Educación Artística.
La música, al cantar, ejercita la oralidad en todos sus aspectos, de paso, aumenta la velocidad de lectura (para los niveles educativos en los que ya se sabe leer), fortalece la memoria y ayuda a reconocer ritmos, escalas y armonías. El trabajo con patrones y su comportamiento es una competencia por desarrollar a través del Campo de Formación del
3 El trabajo colegiado es una práctica basada en la consulta, reflexión y análisis del programa de trabajo, impulsando actividades pedagógicas centradas en los aprendizajes de los estudiantes y fundamentadas de manera previa en un diagnóstico institucional, en el cual, las propuestas e inquietudes de los maestros deben ser escuchadas. Fuente: https://clubepe.com/trabajo-colegiado/
Pensamiento Matemático, que no se reduce, como pudiera suponerse, a la resolución de operaciones numéricas.
Un caso similar ocurre con la danza, cuya finalidad es trabajar, entre otras cosas, la coordinación, el movimiento, fomentar el potencial expresivo del propio cuerpo y la seguridad del niñx. Nada de esto podría trabajarse con la misma eficiencia dentro del aula, al menos no con los mismos resultados, además que las estrategias didácticas y de gestión pedagógica del personal docente de Educación Artística son diferentes, pero complementarias a las del personal docente titular.
Es sabido que la práctica de las artes escénicas fomenta el autoconocimiento y el establecimiento de límites al contacto físico entre pares, del mismo modo que, a través de su práctica, se puede detectar qué estudiantes presentan deficiencias en tales aspectos, para brindarles la atención debida a través de otras instancias, como la Educación Socioemocional y el Departamento Psicopedagógico (durante la Educación Básica, es indispensable la transversalidad, de modo tal, que lo que se aborde en una asignatura, impacte en las demás, en tantas como sea posible).
El teatro, además de incentivar el manejo de las emociones propias y el reconocimiento de las ajenas, está fuertemente vinculado a aspectos del Componente Académico de Lenguaje y Comunicación, no sólo por la expresión oral, sino por competencias como la dicción, el aumento del vocabulario y la lectura de comprensión, por mencionar los más evidentes.
Por otra parte, las artes visuales permiten trabajar la expresividad en un contexto ajeno a la oralidad, fortalecen la coordinación motriz fina (mientras que la gruesa se fortalece con la Educación Física), promueven el orden, la disciplina, la limpieza, la toma rápida de decisiones y permiten detectar problemas de visión en niñxs pequeñxs… incluso en grandes, yo como docente, les reto a colocar un objeto al centro del salón y solicitar al grupo que, sin importar cómo les salga, intenten dibujarlo. Sin importar la edad o el nivel escolar, este tipo de ejercicios pueden evidenciar problemas que no necesariamente están ligados al contenido de la clase, pero que hay que atender.
Apuesto a que se están preguntando dónde queda la creatividad. Ésta se va estimulando paulatinamente, así como dentro del currículum medular las asignaturas otorgan más peso a las habilidades durante el preescolar y la primaria baja, para ceder el paso a los conocimientos durante la primaria alta y la secundaria4, mientras que las actitudes se manejan con igual magnitud durante toda la educación básica, los primeros años de escolarización otorgan (o deberían hacerlo), dentro del tiempo lectivo asignado a la Educación Artística, mayor peso al desarrollo de habilidades y actitudes, enfatizando la transversalidad de la asignatura, para más adelante, con las bases que se han sentado, pueda dedicarse más tiempo y esfuerzo al desarrollo de la creatividad.
Esto no significa que en ningún momento se trabaje el pensamiento creativo y, repentinamente, un día se pretenda que el estudiante lo haga. Sino que el protagonismo lo llevan las habilidades y actitudes, pero nunca está ausente el desarrollo de la creatividad, ni las primeras se hacen a un lado durante las etapas finales de la Educación Básica.
4 Se recomienda revisar la Clasificación Internacional Normalizada de la Educación.
Imagen: Alejandro Jurado Prieto . Exposición Limbo , Campeche, Creativo, Sala de arte Domingo Pérez Piña México, 2010.
¿Qué razón hay para detenerse en el componente actitudinal? Al ser las artes actividades eminentemente prácticas, el componente declarativo (la teoría que lo sustenta) no puede ocupar mucho tiempo lectivo durante la Educación Artística. A pesar de lo anterior, muchxs estudiantes encuentran severos obstáculos para formar parte de este tipo de experiencias educativas, cuando es una actividad que no obedece al talento sino a la práctica. El componente actitudinal engloba a todo lo que obedece al proceso de aprendizaje individual que cada estudiante tiene para consigo mismo, pero factores como la negación o el desentendimiento de la propia responsabilidad predisponen hacia el desconocimiento de las bases y los procesos que hay que seguir para llegar al descubrimiento de las propias capacidades y orientación del proceso formativo.
Formar parte de una experiencia de Educación Artística implica comprometerse con el propio aprendizaje, registrar los avances, ubicar los desaciertos y trazar las posibles rutas para superarlos hasta encontrar la que resulta más conveniente ¿Cómo se logra eso? Con mediación docente: sucede que el primer paso es estar dispuesto a equivocarse, la autocensura es el peor enemigo del aprendizaje, no nos damos esta oportunidad porque, en principio, el sistema de evaluación no ayuda, mientras se establezca que hay un resultado óptimo, por oposición a uno fallido, en lugar de centrarse en el proceso individual; será difícil romper con ese obstáculo mental que determina que, cuál ciencia exacta, sólo hay una respuesta válida. Todo es cuestión de constancia y compromiso para tener certeza acerca del punto donde se está fallando, no es tan difícil pero requiere autocrítica y para lograrla se requiere de la mediación docente.
Muchxs docentes de esta área son excelentes ejecutantes, pero tienen faltas en la didáctica y los resultados de sus estudiantes lo demuestran, reforzando el estereotipo de que el aprendizaje artístico requiere de algún talento en particular, porque como docentes pasamos por alto que es un proceso formativo. Cuando se cursan estudios universitarios especializados en artes, es válido que exista un objetivo de aprendizaje a conseguir con resultados esperados dado que se están formando profesionales de las artes, en cambio, nuestrxs estudiantes están desarrollando habilidades y actitudes para la vida a través de la práctica artística.
¿Cómo debería, entonces, formarse alguien que cursa estudios universitarios en Educación Artística?
En primera instancia, desde lo psicopedagógico, el programa de Educación Artística se enfoca en el desarrollo de la motricidad, el lenguaje y el pensamiento humano a lo largo de sus distintas etapas de maduración, para el análisis de los procesos de enseñanza y aprendizaje a partir de las artes, que identifiquen cómo se desarrollan las habilidades del pensamiento complejo, entre ellas la creatividad, y así cuenten con los recursos teóricos necesarios para el diseño – e innovación- de propuestas curriculares enfocadas a las capacidades del grupo etario al que se dirigen. Esto implica conocer la psicología del aprendizaje, teorías de la enseñanza y el aprendizaje y modelos pedagógicos (hay conocimientos que forzosamente hay que aprender, son las bases), pero también cómo se genera la adquisición del pensamiento y el lenguaje, el desarrollo cognitivo y motor y la relación entre lenguaje y representación, para así comprender el desarrollo de la creatividad durante la infancia y la adolescencia y la metodología del pensamiento creativo.
Al futuro profesionista se le han de proveer los recursos epistemológicos (principios, fundamentos, extensión y métodos), ontológicos (causas, esencia, procesos, espacios y propiedades) y axiológicos (valores y juicios) para abordar a la Educación Artística desde perspectivas como la histórica, legal y social, permitiendo que los analice desde sus bases teóricas para realizar propuestas de investigación o intervención sólidas y acordes a la realidad sobre la que se busque incidir, conociendo la epistemología de la educación, las legislaciones educativa y cultural, al igual que la historia y la sociología de la Educación Artística, para que el estudiante sepa de dónde viene, cuál es su rol y cómo impacta más allá del contexto del aula, complementando estos conocimientos con historia general de las artes.
Todo este proceso de fundamentación se tiene que complementar con procesos de gestión, para relacionar, a la vez que otorgar sentido y coherencia, al conocimiento pedagógico con las prácticas artísticas, considerando sus aspectos éticos, su concreción en el ámbito educativo formal y fuera de él, así como la innovación permanente dentro de sus distintos niveles y ámbitos de intervención, a los que se estructura e integra para el alcance de sus objetivos, tanto de manera directa (el aprendizaje del estudiante), como a través del trabajo institucional requerido para que el hecho educativo se lleve a cabo con eficiencia: didáctica general y didáctica específica de las artes, planeación de la Educación Artística, técnicas de evaluación del aprendizaje artístico y diseño curricular aplicado a la Educación Artística, permitiendo, en consecuencia, un análisis formal del espacio y la práctica de este campo.
La formación profesional en Educación Artística debe incluir asignaturas específicas para ejercitar las diversas disciplinas del arte y proporcionar a
los futuros profesionistas las bases mínimas necesarias para la práctica de las artes visuales, escénicas y de la música, con énfasis en sus respectivos aspectos técnicos y metodológicos, a fin de que comprendan la complejidad y las especificidades de las prácticas artísticas, adquiriendo así un marco de referencia a partir del cual contextualizar la investigación y la práctica pedagógica. Por lo menos, dibujo, pintura y modelado, por parte de las artes visuales, kinesiología y expresión corporal aplicadas tanto a danza como a teatro, por parte de las artes escénicas, y que después se separen ambas disciplinas y se ahonde en la actuación y el baile, respectivamente, así como una mínima base de solfeo y teoría musical para el entendimiento de la música5 .
¿Y qué hay de la investigación? En el arte, como en la docencia, la práctica es una forma de investigar, estos campos son fértiles para la investigación participativa y la investigación acción. Hay que aprovecharlos para la producción de nuevo conocimiento que optimice los procesos de enseñanza y aprendizaje artístico ya existentes y fomente la innovación en el campo de la Educación Artística, comenzando con el reconocimiento de sus problemáticas propias, la aplicación de diferentes procesos de investigación cuantitativa y cualitativa y la proposición de alternativas de solución o recomendaciones con las que se generen acciones de mejora, así como desarrollar e implementar proyectos de intervención cultural que respondan a las necesidades de diferentes poblaciones.
5 Hay ciertos límites en el planteamiento que deben ser considerados. Tomemos en cuenta que la Educación Artística involucra procesos artísticos donde se desarrollan determinadas actitudes o se refuerzan determinados conocimientos que en el aula deben evidenciarse en actividades objetivas, cuantificables y replicables. La creatividad se genera también a partir del conocimiento y el descubrimiento de posibilidades para transgredir lo ya conocido. El arte contemporáneo por su parte, no se presenta con la fragmentación de las convenciones, lo cual ha permitido enriquecer las herramientas del aprendizaje.
Es evidente la enorme dificultad que representa, a nivel didáctico, establecer objetivos generales de aprendizaje y mantener el hilo conductor de la clase, a la vez que respetar y promover los procesos intelectuales, creativos y técnicos de todxs y cada uno de lxs estudiantes.
La única opción viable para evitar uniformar al grupo es promoviendo los aprendizajes cooperativo y colaborativo, porque el mejor aprendizaje o, al menos, el que más autonomía otorga al estudiante, es aquel que se da entre pares: el intercambio de información circula en ambos sentidos y permea a distintos niveles.
Dada la interacción que se genera entre participantes y oyentes, se promueve la reflexión común y el análisis grupal, ampliando el criterio de cada estudiante porque se expone a ideas distintas a las propias, pero que no provienen de figuras “superiores” como el docente, sobre quien pesa el sesgo de autoridad. Como docentes, aunque nuestra mejor técnica de evaluación es la observación directa, cuestionar hasta el más mínimo detalle del trabajo hecho por cada niñx o estudiante resulta tedioso, además de improductivo. Más rápido finalizará la clase antes que el docente pueda sostener conversaciones con cada unx de ellxs por tanto, los aprendizajes cooperativo y colaborativo son dos grandes herramientas que tenemos que aprender a utilizar a favor de la clase, éstas la agilizan e involucran a lxs estudiantes dentro de la construcción del conocimiento.
Creo que la Educación Artística es ante todo un continuo desaprendizaje. Tenemos que romper con la idea que aún hoy mucha gente cree, de que el arte está únicamente en la técnica o en los materiales o que se requiere de un talento sobresaliente para poder hacer arte. Como docentes,
nuestra labor consiste en romper con esos mitos y acercar a lxs estudiantes al desarrollo de procesos creativos que dependen entre otras cosas, del trabajo con las ideas.
Alejandro Jurado Prieto (Mérida, México) estudió Artes Visuales en la Universidad Autónoma de Yucatán entre 2006 y 2011, posteriormente, en 2015 obtuvo el grado de Maestría en Gestión Educativa en el Instituto Panamericano de Estudios Superiores. Además de dedicarse desde 2010 a la docencia, su carrera se ha orientado hacia el diseño curricular aplicado a la construcción, revisión y actualización de planes de estudio de artes visuales. Entre las instituciones con las que ha colaborado se encuentran la Secretaría de Educación del Gobierno del Estado de Yucatán, el Instituto de Investigación y Formación en Educación, The International Baccalaureate Organization y The Super 7 Girls Foundation.