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PARTE III REFLEXIONES
REFLEXIONES
Sara Elena Mendoza Ortega
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Las intervenciones que hemos revisado en este texto deliberan sobre
la educación artística desde una perspectiva de experiencia vivida y de reflexión epistemológica en el campo de la educación básica formal. De modo espiral, tal como se dan los procesos constructivos y transformativos, transcurren entre coincidencias y divergencias producto del conocimiento de los propios entornos, los saberes y la recuperación de las prácticas, y convergen en aspectos nodales tales como:
la distinción entre el aprendizaje para las artes y la educación artística en tanto que campo profesional especializado y complejo;
la educación artística como acto movilizador de la expresión, el pensamiento, la emotividad y la conciencia, y por ende fundamental en el acto educativo en su más amplia expresión;
la importancia de trabajar esta educación de manera permanente e integrada con otras áreas y espacios curriculares o, aún más, como eje articulador;
la importancia de la construcción colaborativa y comunitaria;
la prioridad de los aprendizajes en torno a esferas como la emocional y la actitudinal; esto es, a las habilidades llamadas “blandas”;
el carácter esencialmente innovador, humanista y transgresor de la educación artística frente a su casi invisibilidad tanto en escenarios y tiempos corrientes como en los extraordinarios, y
la relevancia del profesional en este campo para la generación e impulso de experiencias sociales de base.
A partir de estas reflexiones puede añadirse que la educación artística, más allá de verse atravesada por una diversidad de concepciones y prácticas, amerita enfocarse como un factor clave en el ejercicio del derecho a la educación. Se trata de una práctica movilizadora de la expresión, el pensamiento, la emotividad, la ética, la conciencia, la apropiación cultural y, por ende, fundamental en el acto educativo en su más amplia expresión.
Asimismo, la Educación Artística reclama estar permeada por una visión de Aprendizaje a lo Largo de toda la Vida (ALV). Ha de explorar y abordar sus numerosos y trascendentes vínculos con los capitales culturales y simbólicos de diversos sujetos individuales y colectivos; construirse como una transversalidad situada que le permita integrarse con otras áreas, asignaturas o espacios curriculares y al tiempo ocupar una posición singular; y trascender el ambiente escolar, así como la tricotomía educación formal-no formal-informal, para hacerse parte de emplazamientos y proyectos ordinarios, alternativos, comunitarios y mediáticos; de distintos grupos sociales y etarios; de diferentes trayectos formativos para participantes y educadores; y de estímulos para la creación e innovación, entre otros aspectos posibles.
Del mismo modo, el posicionamiento o reposicionamiento de la educación artística y sus alcances tendrían que reconstituirse desde sus esferas de acción cotidiana; la actividad en territorios varios y con diversos actores; la construcción de nuevas prácticas, metodologías y estrategias; la difusión apoyada por redes, medios y alianzas; y el reconocimiento y la
profesionalización de quienes participan en ella. Habría de arribar así hasta la toma de decisiones en cuanto a políticas, currículo, oportunidades de acceso, aspectos emergentes en situaciones extraordinarias o su respuesta frente a condiciones y retos tales como los de la diversidad cultural o la virtualidad en todas sus formas. Se trata de desplazarse dialéctica y alternadamente entre los continuos macro y micro, y los puntos de disyunción y confluencia.
Finalmente, cabe poner en juego la investigación como una arista fundamental para el fortalecimiento y expansión de la educación artística en su pluralidad y riqueza; tanto aquella que de modo “formal” genera conocimiento como la que se ancla desde sus orígenes al propio quehacer para documentarlo, reflexionar, sistematizar, problematizar, resignificar y comunicarlo en todo su espectro y perspectivas presentes y futuras.
Sara Elena Mendoza Ortega (Ciudad de México) estudió como profesora de educación primaria y la licenciatura en psicología social, así como una Maestría en Ciencias Sociales, en México. Concluyó un Máster universitario en Sexualidad Humana y Género en la Universidad de Tenerife, en España, y es especialista en Educación de Personas Jóvenes y Adultas por la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) y fellowship en el mismo tema por el Instituto de Aprendizaje a lo Largo de la Vida de la UNESCO, en Hamburgo, Alemania. Asimismo, ha tenido formación en género, diversos tipos de intervención psicológica, arteterapia y educación en museos.
Tiene una trayectoria profesional de 40 años en los sectores público y universitario, tanto en la docencia como en la coordinación de proyectos educativos, sociales y de bienestar emocional; la elaboración de materiales educativos y de difusión, y la formación de educadores. Ha sido coordinadora
y ejecutora de proyectos de desarrollo de currículo y de formación en México, Ecuador y Paraguay. Ha sido miembro ad honorem de grupos de internacionales de análisis educativo (UNESCO, OEI, UNICEF). Ha participado como discente y como ponente en congresos, seminarios y conferencias en sus diversas áreas de formación, en México, Argentina, Bangladesh, Bolivia, Brasil, Costa Rica, Colombia, Cuba, Chile, El Salvador, España, Francia, Gran Bretaña, Guatemala, Paraguay, Perú, Sudáfrica, Tailandia y Venezuela. Ha publicado algunos artículos en revistas, la Web y obras colectivas especializadas.