El vocabulario estético de los Mochicas - Emilio Harth Terré / 1976

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EMILIO

HARTH TE RRE

EL VOCABULARIO ESTETICO DEL MOCHICA

LIBRERIA EDITORIAL JUAN MEJ IA BACA

•

L 1M A 19 76


Emilio Harth - terré

EL VOCABULARIO ESTETICO DE LOS MOCHICAS

(Una Lengua muerta que vive en su Arte.)

Lima .. Perú 1976


© Derechos Reservados del Autor: EMILIO HARTH- TERRE.


A la memoria del Sabio Federico V illarreal mi profesor de Geodesia en la Escuela de 1ngenieros, Lima, 1919.


ADVERTENCIA Este Ensayo ha sido presentado como ponencia en el JI Congreso Peruano del Hombre y la Cultura Andina, en Trujillo (Perú) en Octubre de 1974. Lo ha sido en parte. Y se publicará en las Actas del Congreso en su oportunidad. Personas que han leído mis notas y manuscrito final (aunque no definitivo por su tema) me instan a darlo a la imprenta. Así lo hago sin violar disposiciones ni compromisos, en forma integral y completa Solamente me adelanto a la publicación de mi Ensayo en las actas que por lo general esperan un tiempo mayor que el que el interesado científico desea para satisfacerse. Y es mi deseo complacerlo. Sea pues mi excusa. Lima, 18 Enero 1975.

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VOCABULARIO ESTETICO DE LOS MOCHICAS

CONSIDERACIONES CRITICAS. Resulta imposible poner en duda que un pueblo que ha erigido adoratorios monumentales de la magnitud y ordenamiento que alcanzamos conocer y de cuya plástica nos es fácil reconstruir gráficamente, así como el haber fabricado ceramios no sólo de la calidad técnica que podemos apreciar en nuestros museos, sino de significativo intento en sus pictografías, de sus colores y formas simples o escultóricas, no hubiese poseído un lenguaje cuyas palabras tuviesen un contenido conceptual elevado y complejo en tanto a su riqueza expresiva y a la posibilidad de metáforas que lo han enriquecido en el curso de los siglos hasta su infortunada desaparición por la presencia y ocupación de su territorio, de dos culturas que lo avasallaron sucesivamente: incas y españoles. Es la fatalidad histórica ante cuyos hechos no podemos más que admitirla. Son consumados y no cabe aquí la "ahistoria". En los actuales tiempos hay, si bien tardíamen-

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inlenlo de penetrar en el misterio de esta lencomo hecho cultural. Históricamente, el idioma 111ochica, sobrevivió con lenta agonía hasta principios del siglo actual en que se extingue definitivallll:nfc. Por fortuna, con el progreso de las ciencias naturales y de la arqueología podemos penetrar aunque a oscuras, a la mina del idioma conservado a través de léxicos y gramáticas. Conocido es el hecho de la redacción de un vocabulario por el Párroco de Reque, don Fernando de la Carrera a mediados del siglo XVII, y el que ha dejado consignado en su gran enciclopedia de Trujillo, el Obispo de esa sede don Bal tazar Martínez Compañón de fines del siglo XVIII; y posteriormente, las investigaciones paleográficas de Middendorf, Bastian, Brünning, Villarrcal, Larco-Hoyle, Kossok y Rodríguez Suy-suy. Se puede especular con hipótesis más firmes acerca de los valores conceptuales del verbo mochica que nos permitirán situar en su pináculo históricocultural a la civilización de este numeroso grupo étnico que habitó la costa oceánica del centro y norte del Perú desde los primeros siglos de nuestra era hasta un siglo después de la conquista española en que se sume en un mestizaje típico que nos ha dado el ''cholo'' empleando uno de los pocos adjetivos de su vocabulario con el que entonces designaba a la persona joven, al muchacho ("cholo, cholungo''). Tal es el intento mío para traer a relación estos conceptos en cuanto a los léxicos conocidos ya mencionados. Y aunque hay una heterogeneidad de grafías para la ortografía de los vocablos de esta lengua cuya fonética es absolutamente desconocida pese a los esfuerzos de La Carrera para interpretarla con símbolos tipográficos modernos en dudoso paralelo con otras lenguas en vigencia en cuanto a su vocalización; y de Brünning para captarla en discos fonográficos hasta hoy perdidos, aceptamos de mejor k, el

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grado lo que nos dice Zevallos Quiñones, dejando de lado la menuda polémica que pueda producirse acerca de la pronunciación y hasta de la misma orto~ grafía, consideremos válida la actual (que necesita un pequeño reajuste) con el cocepto que el citado investigador consigna en su importante acopio en su "Diccionario" castellano-yunga. Por lo que alcanzamos de esas variadas recopilaciones es un número de vocablos que nos descubren un cierto elevado criterio idiomático que permite desarrollar el tema de los conceptos estéticos. Es de admitir que ya a fines del siglo XVII, el ciudadano mochica había perdido casi completamente el sentimiento y capacidad intelectual de sus antepasados en cuanto a las bellas artes. Y es dable suponer que el Licenciado Fernando de La Carrera consignara en su gramática y vocabulario palabras cuyo cru1cepto se acercara con particularidad al doctrinamiento de una población popular (campesinos y pescadores) que no a una "élite" igualmente ya incapaz de crear la obra de arte al igual que sus nobles antepasados y que hasta dos siglos antes realizaba para honra de sus dioses y homenaje a sus muertos. Hemos de tener muy presente para valorar el alcance contenido en el vocablo, que unos, los de don Fernando de La Carrera, fueron recogidos por un teólogo del medio siglo XVII juntamente con un nutrido número por el Obispo de Trujillo, en 1786; y otros por Middendorf, filósofo germano del pasado siglo. Por eso resulta valiosa por parte de Zevallos Quiñones la anotación marginal con la inicial del apellido del consignan te entre paréntesis. Esto nos da una buena capacidad de criterio para valorar -repitoel concepto del vocablo consignado. La ilustración sacerdotal del Licenciado nos permite suponer con relativa certeza que la conceptuación sería en el terreno de la metafísica lo suficien-

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temente aproximada entre los de la doctrina cristiana y las leyes de la Belleza; así como el mismo criterio guiara al Obispo de Trujillo. Admitiremos así el sinonimato gramatical pues la Belleza espiritual de Dios admite para su creatura, la belleza humana. El concepto de "bello", por ejemplo, dentro de la relatividad de sus alcances, Dios y la Belleza, aplicada a lo esotérico religioso, y el otro al placer estético, no invalida el concepto del sinónimo. Así, "sentimiento" (''kofssak"), ''perfecto" (''tsio'') y "bello" (".ñass") pueden sin objeción admitirse para calificar Ja sensación sensual (para lo que hay un · vocablo machica: ''manocoero") de lo perfecto o bello (por agradable, hermoso, grato, a nuestro gusto, etc.). Y no nos extenderemos más en ejemplos (metáforas) pues éstos irán presentándose en el desarrollo de este ensayo. En los varios vocabularios (y en el Dice. de Z. O. ) encontramos algunos quechuismos, así como también neologismos formados sin duda durante el siglo del virreinato como consecuencia ineludible para expresar ciertos modos de la nueva cultura. Es indudable que en este último p~ríodo, las élites mochicas fueron desapareciendo, y consecuentemente, la actividad artística que era de su incumbencia en la sociedad autóctona, mientras, se mantenía un estamento social, pescador o campesino, que conservará por más tiempo un vocabulario más propio a su inferior nivel de cultura. Algo de esto resumen los ejemplos gramaticales de Villarreal. Pero dejamos por ahora de lado el examen de esos ''quechuismos" y ''neologismos hispanos" que en realidad, son en número insignificante pues no se refieren al asunto de este ensayo. No hemos investigado los vocablos m achicas que hubieran pasado al quechua que hoy conocemos. Guardia Mayorga nos dice que sí los hubo. ( Gramática Keshua'', 1971).

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LA DINAMICA DE LA PALABRA. Un pueblo que en su total carencia de escritura (''agrafía") aplicaba sistemas nemotécnicos mediante el empleo de paliares ("phaseolus limensis") no permaneció indiferente a lo que podría llamarse "dinámica de la palabra"; es decir que al propio tiempo que en sus pictografías representaba mediante un significativo símbolo figurando la voz, la palabra del sujeto que habla, conformaba su acción al verbo mismo, es decir que descubría en ella, en la palabra, una medida inmanente de valor. Había alcanzado un cierto "umbral de cultura" y respondido a estímulos que al comprender el mnndo circundante (su comunión con él) se comprendía a sí mismo. Descubrí este símbolo en algunos ceramios. Y lo he dado a saber en un ensayo publicado en la Revista del Instituto Francés de Estudios Andinos (1972). Los pronunciantes de la "palabra" suelen ser en la pictografía, el mensajero. Este aparece suficientemente caracterizado por su atuendo, lleva en la mano la bolsita con los pallares y en actitud de correr, acompañado (en el dibujo pictográfico) de dos animales cuya velocidad en la carrera y ligereza en el vuelo son figuras simbólicas zoomorfas características de la· función que desempeñaba el individuo portador del mensaje: el colibrí (vulg. pájaro mosca) y el zorro. ¿Comprendieron los mochicas que la voz era un hálito y su sonido un fenómeno mecánico de la lengua en la boca? La lengua como símbolo, como lo vemos en los paraquenses bien puede darnos a entender que el mecanismo se cumplía en la boca y de allí la lengua como signo y símbolo como lo tenemos estudiado en otro ensayo. Pero en cuanto al hálito mismo es decir al fenómeno fisiológico, la emisión en la boca 'es lo que llevó al pictógrafo mochica a su repre sentación por esas espirales que brotan de sus labios.

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De allí también, aunque esto es un enigma, su fuerza o poder, no sólo como consecuencia de la palabra emitida, concreta, a través de las voces ordenadoras, sino también en la potencia de ese hálito que es el que produce la voz (tono e intensidad) que sin él, todo el complejo conjunto de lengua, paladar y dentadura, carece de suficiente potencia (o carece de ella totalmente) si no es por el aire que expiran los pulmones y modelan en voces los órganos bucales. Por otro lado he examinado el léxico; da al vocablo el valor de acción. Y esto es muy importante. Es el verbo creador tomado en sentido lato. Hay que comprender la energía intelectual que fue necesaria para alcanzar esta figuración simbólica. No me extenderé sobre este tema pues ya ha sido expuesto, igualmente, como acabo de señalarlo y en una ponencia en el 1 Congreso de Patología del Lenguaje. (Lima, 1973). Desarrollé la tesis de ser esto el fruto de una profunda intuición de "algo" para prolongar en el tiempo, el inmediato y fugaz sonido (o acto de la palabra). Traducido en símbolo el anhelo ("pathos") de valorar oraciones y hacerlas permanentemente presentes en su acción. "Este vínculo originario entre la conciencia lingüística -escribe Ernst Cassirer en "Mito y Lenguaje" (1956)- y la mítico-religiosa se expresa sobre todo en el hecho de que todas las estructuras verbales aparecen también como entidades míticas provistas de determinados poderes, y de que la palabra se convierte de hecho en una especie de potencia primigenia de donde procede todo ser y todo acontecer. En todas las cosmogonías míticas por más que nos remontemos en la Historia, siempre podemos hallar esta suprema posición de la palabra". "La palabra es siempre concreta y sensible cualquiera que sea la abstracción de su significación, y

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así, con ayuda de palabras podemos movernos en abstraciones" (B. Russell). De este modo el signo verbal en boca del mensa_jcro fue ya un paso del mochica para considerar la potencia dinámica de la palabra. Y a veremos más adelante su importancia en la intelectualidad machica. El símbolo ideogramático ofrece una expresión más profunda que cualquier palabra expresada por sus letras. El símbolo conlleva una sobrecarga filosófica que nos explica la liberación psíquica del sujeto autor del pictograma sobre el cuerpo globular del ceramio. Son varios los signos que expresan un cierto (aunque ignorado) significado, brotando de boca del sujeto. Alguna "idea" representan, idea que infortunadamente creo que será difícil traducir, y quedaremos así, por ahora en su simple señalamiento. (Harth-terré, "El Comercio", Dominical, Lima, 20 setbre. 1970) En ]os pueblos ágrafos la palabra tiene un valor de creación. Se ordena la forma, y ésta se ejecuta, o cumple conforme a la palabra del ordenante, o el creador.. Esto nos induce a pensar cuan minucioso había de ser entonces el lenguaje para evitar no sólo la reiteración del mandato sino la confusión en el mismo. LA CREACION INTELECTUAL, EL MANDATO Y LA OBRA. Consideremos por un instante necesario aquí, la ejecución de la obra y examinemos algunos factores que implica .el mandato en un medio social carente de elementos de proyección (o'pre-yección) que per.miten mantener (post yección) el orden en la edificación del adoratorio. Esto nos permitirá para más adelante penetrar al meollo del tema.

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Carentes de escritura para mantener la memoria viva o de posibilidades plásticas (no se Ea descubierto hasta ahora algún modelo reducido de la obra) la creación y su figura proyectada quedaba en la mente del maestro arquitecto, individuo que desde ahora se nos revela de una capacidad intelectual superior. Sí; pues de los cálculos teóricos que hemos llevado a cabo para varios de estos monumentos, el tiempo empleado en la ejecución por más diligencia, no era inferior a un decena qe años. Quizá esto explique bastante bien el eclecticismo en las formas de su variada arquitectura y estructuras, aunque siempre hay un rasgo común que no es el caso tratar con más detalle por ahora, pero que comprendería entre otros puntos, la imaginación creadora del maestro, la época en que se hizo el adoratorio, la región y los materiales, y las gentes de que podía disponerse para llevarlo a cabo. Todo esto está por estudiarse mediante la reconstrucción teórica del monumento piramidal tal como se proyectara y fuera entonces, con planos y dibujos, y la ejecución de ''modelos" de acuerdo con los restos que aún quedan y cuyos lineamientos y cuerpos arquitectónicos pueden ser apreciados pór expertos arqueólogos y arquitectos. El arqueólogo norteamericano Richard Schaedel ha señalado este rumbo; es cosa de proseguirlo con la indispensable ayuda de medios económicos que brinden los institutos culturales en aras a un mayor conocimiento de los valores plásticos de esta cultura. No nos detendremos en los detalles numéricos realizados para obtener las impresionantes cifras (un tanto eclécticas) que exponemos. Lo que perseguimos es averiguar el tiempo menor que había de conservar bien en su memoria el modelo imaginado por parte del maestro. Y quizá aventuremos aquí un lógico supuesto: la trasmisión oral, naturalmente, del

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modelo imaginado, a uno o varios de los adláteres del maestro. (Habría que considerar la incapacidad o la muerte) . Tomo a ejemplo la "huaca" del Sol, en el Valle del Moche en las vecindades de la ciudad de Trujillo; modelo imponente por sus dimensiones, la curiosa disposición de sus troncos piramidales anexos y de la rampa de acceso a esas plataformas. Esta rampa y la pirámide menor, lateral anexa, son dos características funcionales con algún eclecticismo en estos monumentos -con las naturales variantes· que hemos referido según el lugar y el tiempo-. Los cálculos llevados a cabo son los que técnicamente haríamos hoy de tener que proyectar y realizar una obra semejante. Veamos pues estas cifras calculadas sobre la descripción y figura hecha por Max Uhle. (Harth-terré, "Formas Plásticas Precolombinas", Rev. Peruana de Cultura, N~ 6, Lima, Oct. 1965). El. volumen total de adoratorio es de 650 mil metros cúbicos de material en los que 400 millones son adobes y el resto el barro para la fragua en un equivalente de 260 mil metros cúbicos. Para el trabajo estimamos unos 300 a 400 albañiles diarios, número suficiente que se justifica para no congestionar la mano de obra al mismo tiempo que conservar un cierto ritmo para que la fragua de barro endurezca y pueda seguirse ele:vando los taludes sin riesgo de hundimientos. Si estimamos que cada albañil puede colocar debidamente unos 300 adobes diarios se necesitarán 4,000 días útiles, (unos 300 por año) y quizá menos para no restar gentes para las faenas agrícolas. Esta cifra supone una nutrida población regional. Los 4,000 días útiles (o de trabajo) abarcan en consecuencia un lapso de· diez a doce años, lo cual puede parecer inverosímil aunque es más seguro que se prolongara con esta parsimonia técnica.

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Mi lector podrá reducjr .el plazo de ejecucwn para otros monumentos ejemplares pero para el centro ceremonial de Pañamarca en ~~ Valle de Nepeña (con· sus tres pirámides) que adornó el paramento de sus taludes con policromos frescos, es indudable que la edificación de congregatorios de esta índole reclamaba un largo plazo de ejecución, y se pasara de una generación a otra. Entonces volvemos a la pregunta: ¿Qué capacidad de memoria poseía el artesann director y cómo su "Palabra" operaba en este necesariamente disciplinado hormigueo de gentes que a los 300 o 4000 albañiles hay que añadir los ayudantes para alcanzar el material (unos cientos), los barreros, y en no menos número, los portadores de agua, los capataces para el orden y un trabajo metódico con quizá uno o varios "adláteres" de la confianza del maestro mayor que colaboraban transmitiendo las órdenes verbales de éste último"? Todo esto significa mal que bien unos mil trabajadores diarios ... EL ADOBE, ELEMENTO VINCULAR CON EL MITO. Se descubre en el mochica, artista ceramista o técnico en la fabricación del adobe (que es este último elemento básico en sus estructuras piramidales) el valor del símbolo místico, o mejor dicho el sentimiento de atracción a él, como en la cerámica interpretativa del mito del remolino. Volvemos pues a incidir en aquel "pathos" que le impulsaba a representar con ideogramas ciertos valores de la palabra, y relacionar. así, la inercia de la pictografía con la dinámica de lo que para él tenía la palabra en la voz humana. En el caso que vamos a señalar como complemento a este ensayo, se trata no sólo de la palabra

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prolongada en el tiempo mediante un signo singular alusivo a ese tiempo que el etéreo sonido se condensa en él, sino algo más profundo: la expresión del "Yo" (que igualmente trataré más adelante en relación con su vocabulario estético) o sea la palabra en el pensamiento; la palaora interior de afirmación personal. Esto a través de un símbolo que ligaba al hombre creador de la forma en su obra con la substancia telúrica. En este caso no es ya un trazo geométrico, o un símbolo "estético" sino un objeto o cuerpo: un adobe; el de uno de los millones en el ordenado amontonamiento en la pirámide religiosa. El minúsculo adobe que viene -sacratizado por el signo- a incorporarse en la estructura masiva de la pirámide. Hagamos un poco de historia para alcanzar el propósito y fin que me propongo: abrir en el muro del enigma una mirilla para juzgar el fenómeno semiológico que animó en su creación su ánimo extravertido -abierto a la naturaleza- y estimular a otros estudiosos, para que no yo sólo, transitemos por este camino. Así, poco antes del terremoto que asoló la ciudad de Trujillo (1970) en una de las muchas visitas que hacía a la huaca "La Esmeralda"', en la vecindad de la capital departamentaf, monumento restaurado y librado del abandono que desde muchos años atrás estaba sumido al punto de ser cantera de ladrillos, hecho del que fotografié su tendal y horno, y acompañé a muchos cultos trujillanos a conseguir su protección, vi cuidadosamente acomodados sobre una de las plataformas, una treintena de piezas, las unas paralelepípedas, otras semiesféricas, algunas cilí1;1dricas y unas pocas cónicas, evidentemente facturadas a mano. Llevaban la mayor parte de ellas extraños esgrafiados en relieve o en hueco. No hay uno igual; esto señala una variedad significativa (¿simbólicos?). Vamos a verlo. Fotografié el

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conjunto de adobes extraídos de la huaca restaurada; y otra vista de dos, una de las que me parecía más importante pues era mayor el número de signos esgrafiados en una de sus caras. Era más complejo. La fotografía, entonces, fue tomada por curiosidad profesional; no vi en ello un mero capricho ...

PARALELOS. Han trascurrido algunos años. Muchas de mis recientes investigaciones se han centrado, en los símbolos y las pictografías . Primero fue el descubrimiento del signo verbal en las pictografías mochicas de su cerámica de lo que he dado cuenta más antes; luego los signos en la cerámica de Chancay; los geoglifos gigantes de las Pampas de Nasca; el signo verbal en los mantos funerarios bordados de los paraquenses. . . (De todo esto véase en la nota bibliográfica). Y ahora llega a mis manos una biografía del filólogo alemán Georg Friedrich Grotefend (1775-1853). Su obra investigadora. El primer paso en el descubrimiento de la escritura cuneiforme asirio babilónica; el sello del rey elamita que ordena la obra del zigurat de Ur: las piezas de barro, adobes, en la monumental pirámide llevaban acuñado el sello del monarca. A mi memoria viene entonces el recuerdo de esas fotografías de "La Esmeralda". Y vuelo para volverlas a ver: estudiarlos. Allí están ordenadas, respetados tal como las había fotografiado y con mayor detalle ahora; pieza por pieza. No porque se estime descubrir un paralelo con la descifración inicial de Grotefend para una escritura alfabética pero sí la de un símbolo; de un inicial "paleograma". Pero no me extenderé' más por ahora en este asunto. Y lo será más adelante analizados con este último considerando: el adobe de la estructura que se incor-

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pora al monumento es así a modo de un minúsculo "mana" traúsportador de la acción del hombre a la metafísica del mito. El adobe signado míticamente ,-o estéticamente- resultará así como el elemento que contribuye a la erección de la pirámide escalonada "que alcanza, el cielo". Quizá esto, aquí, parezca muy convencional; pero es una circunstancia para establecer una hipótesis de trabajo. Detalle subsidiario pero no menos importante para fijar hitos cronológicos es saber del período a que pertenece el monumento. Hay un detalle importante: la parte frontal actual fue sobrepuesta a una construcción más antigua a modo de propileo. La restauración ha respetado esta superposición. Casos paralelos se conocen para los "teocallis'~ piramidales aztecas, sin que esto dicho sea contacto cultural. La comprobación de este doble edificio que implica dos períodos determinados puede comprobarse en fotografías anteriores a la restauración. CUANTIA Y VALOR DEL ADORATORIO PIRAMIDAL Sin tan fácil es apreciar el sentimiento devoto del mochica y la importancia que en su vida religiosa, por el monumento ceremonial, la huaca de arquitectura piramidal, cuán difícil es señalar el ingente número de éstas diseminadas en su ,territorio. No se ha hecho aún una estadística y catálogo; mas a través de las referencias que particularmente nos dan algunos arqueólogos pódemos brindar ahora a mi lector una idea de su profusión. Larco-Hoyle señala 105 en sus mapas arqueológicas de siete valles entre el de Chicama al norte y Nepeña al sur. (No incluye Lambayeque y Motupe más al norte) . Por su parte, Schaedel considera como "mayores entre el río Motupe y Casma" (norte

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a sur) una docena. Estos complejos mayores reúnen varias pirámides dentro del ámbito urbano: el complejo "El Purgatorio" (Valle del río Leche, Lambayeque) comprende una pirámide principal y cinco menores que Schaedel engloba en cada conjunto. P'aul Kossok en las vistas aéreas que acompañan su texto nos descubre la abundancia de huacas menores que no toma en consideración Larco-Hoyle: en torno de una principal, o mayor, se erigen otras más pequeñas, así el grupo de la "Huaca Campanilla" en la Hda. Chiquitoy (Valle de Chicama) a la principal, rodéanla 7 grandes y otras 7 de menor tamaño . (C. XI, f. 40). Con justa razón se califica a la ciudad de Pacatnamú (Valle de Jequctepeque) de "ciudad religiosa". Su fur1dación en período temprano por el legendario Naymlap !'que viene del sur'' con un séquito de servidores, es muestra de la importancia del sagrado edificio. Enclavados en su ámbito y en torno del "Palacio" (que es la mc.yor) se cuentan unas veinte de importancia. Para Chan-chán, José Eulogio Garrido señala en el ámbito metropolitano ~aparte de las ciudadelasuna decena de mayor importancia como la "Esmeralda'' y "El Dragón". Vemos con esta breve estadística la importancia a que me he referido. Una exploración sistemática con fotografías aéreas significaría un· mayor conocimiento de esa cultura aborigen.

EL VERBO Es por estas breves vías que penetramos al territorio de la lingüística. Hemos aprovechado el corto volumen de vocablos conocidos (unos milquinien..: tos) para llegar a esta afirmación de la relación en·

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tre la palabra (el "logos") y la acción. El examen del léxico mochica, particularmente encaminado a descuBrirnos el "pathos'' del sujeto hablante y de su afanosa noción del símbolo significante del mito verbal, me lleva a una curiosa inducción. Sabido es que el cura de Reque se vio en dificultades para expresar ciertos sonidos propios de la lengua aborigen. Su "Gramática" fue hecha con prolijidad; y para los vocablos de "escabrosa pronunciación" (sic) buscó para expresarlos en letra, tipos de imprenta usuales en curiosa posición. Muchas de esas sílabas así constituidas con "xll" en "xllang" (el sol) más tarde el español tradujo en "ñ" o "eh''. Todo esto lo ha explicado con prolijidad Villarreal en su "Gramática" (19.2.'1).

No obstante las modificaciones que han sufrido los vocablos de pronunciación difícil por estas razones, la comparación de la trasformación fonetica en literal, puédese con alguna paciencia y reglas técnicas ayudarnos a valorar mediante los toponimias conocidos; es decir ascender a una mayor exactitud del fonema original. Y si bien Zeballos dice "con los modernos vocablos se nubla la intepretación silábica hasta adquirir tonos de cerrada oscuridad; y la etimología -de suyo tan peligrosa- resulta poco menos que inútil", que debemos salvar con lo que escribe J. Bram en "Lenguaje y Sociedad": "En manos de investigadores escrupulosos, la etimología puede hacerse, y ha hecho importantes contribuciones para la solución de problemas históricos; [por ejemplo] la toponimia ha sido de gran provecho para reconstruir la historia de las migraciones". No se trata ya, propiamente, de etimologías sino de fonética; y en mi investigación, una aproximación con respecto a paralelos léxicos que existen entre las palabras parónimas y las 1sonomas. Para algunos la raíz, o la conjunción de dos de ellas formando un

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vocablos es necesaria la investigación para descubrir nuevo vocablo con conéepto metafórico. Ejemplo: ''mediodía" (lechaec .xllang) que es ''tener el sol sobre la cabeza". O el '·'ocaso" (cull.xllang) que es decirnos ''el sol de sangre'' ( cul = sangre). Basándome en el Diccionario de Zeballos y en Villarreal, es que me aventuro en este ensayo a guisa de una tentativa cultural. Mi examen brevemente expuesto aquí me lleva a considerar en el artista una calidad intelectual y de conceptos que -con restringidos límites que señalamos en el curso de estas líneas- nos permite pensar en la realidad de una operación activa equivalente al "logos" de Heráclito. Es el alumbramiento de la intuición por el "elemento tormador". En el lenguaje mochica, el mandato y la boca ( sseaep) son sinónimos y homólogos. Descubrimos qúe los verbos "hablar" y el auxiliar "hacer" soi1 igualmente homófonos y se equivalen en ''conversar" (xlli.poeceiñ); igualmente ''voz" ( cioeiz) y "palabra'' ( ssias) son vocablos isónomos. (En Física, isonomía es la formación de cuerpos siguiendo una misma ley) y se forman y desprenden de la palabra ''boca'' (ssap, sseaep.sec). Es igualmente significativo que "ssap" es la "voluntad". La voluntad se expresa con la palabra en la orden, el mandato' el encarecimiento, etc. (Este concepto lo tomamos de Middendorf).

RELACION Y EQUIVALENCIA DE LOS CONCEPTOS VERBALES. Se observa por consiguiente una relación · conceptual de "hablar" y "hacer" que con la palabra ordenadora señala y conformaba idealmente el objeto por crear, y lo determinaba en la conciencia del auditor para ser cumplida en el tiempo y el espacio. Esto

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l'inalmente nos trae a la memoria las palabras del (;énesis (C. 1, v. 3). "Y Dios dijo: sea la luz y la luz fue hecha". Esto, no porque consideremos como una verdad inconcusa, sino como apreciación práctica del autor humano del texto legendario en el milo de la creación del Universo. En esta interpretación de la "palabra ordenadora" u u son únicos los mochicas (o por los historiadores para con ellos). Lo encontramos en el mito de Wiracocha ( Franklin Peace, "El Dios Creador Andino", 1973) y en mi comentario en memoria de los arquitectos de Sacsahuamán (Cuzco) mencionados por Garcilaso en sus Comentarios Reales (Harth-terré, "El Comercio", Lima, 25 abril 1961) entre otros autores que se refieren a -lo mismo para el Perú . Hay más ejemplos. En el antiguo mundo helénico, la creacción llamábanla los griegos "poesía". "Poie'o" fue sinónimo de hacer, fabricar, y "poiesis" equivalente a acción, ejecución, cumplimiento, sin dejar de ser sinónimo de poesía. Y si esto nos parece una coniradicción a la realidad pragmática del verbo, implicaba en su anhelo humano el valimiento de un mito. La religiosidad hindú admítió desde muy antiguo al evolucionar su sistema gráfico para expresar el verbo en sánscrito -como lengua científica- en el hetePóclito mundo de la India, "la palabra mágica". "Se creía actuar por la palabra sobre el universo. . . y hay toda una literatura del Verbo destinada a actuar sobre el mundo físico y sobre todas las fuerzas del Cosmos" (Jean Feliozat, "La Escritura y la Psicología de los Pueblos", 1968). _ Curiosamente, en extraña analogía con el signo verbal dibujado por el azteca y el mochica nos dice el citado autor que "la palabra reposa sobre lo que llaman svara, es decir el soplo en tanto que producir un s<;mido, ''el soplo verbal". Y de esto ya hemos tratado para no entrar aquí en mayor detalle.

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Encuentro este lugar en 11 Arte y Sociedad" de Roger Bastide (1948), refiriéndose al canto mágico y el lazo entre la música y la magia: "Si se admite la hipótesis del Dr. Pierre Janet' ("La Inteligencia antes del Lenguaje", París 1936) hace emanar el lenguaje del mando y por consiguiente de la aparición del jefe y de la disociación del esfuerzo vocal. y del gesto motor, se comprende que la palabra aparezca teniendo un poder mágico considerable ya que es suficiente hablar para que se ponga en acción inmediata una serie de mecanismos: ''es la voz la que crea. ( ... ) Entonces llegamos forzosamente a la idea de que la magia de la palabra es una magia musical". Más adelante, el párrafo siguiente: "Gran parte de la magia egipcia se basa en el poder de la 'voz justa'. El Dios de Israel, como el Tun de los Faraones, hacer surgir la luz del caos por medio de la palabra. Los hijos de Autólicos detienen con sus cantos la sangre que se derrama por las heridas de Ulises (Odisea, XIX, v. 457~'). En los "Puebla", indios de Norteamérica, en los siglos X al XII d.C. escribe Ruth Benedict. ("El Hombre y la Cultura"): "El oficiante ha de recordar en una perfección verbal largas y complicadas plegarias que d.uran horas, y solo así se obtiene un efecto subsiguiente beneficio; y cómo el oficiante 'Zuni' en un recital minuciosamente correcto (cuyo texto ella ha recogido su versión) tiene la eficacia mágica de dar ''forma humana' a las 'estacas de plegari~'''. (La plegaria entre los zuni, es en realidad una efusión cordial, pero nos traduce su idea de la potencia del verbo). Entre nosotros, la medicina mágica operada mediante la palabra del terapeuta indio, fue aplicada entre los aborígenes del antiguo Pero. El hechicero las pronunciaba conforme a un ritual determinado para conseguir la curación de su paciente por lo general atacado de una psicopatía. El Dr. Juan B.

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Lastres ha dejado un ensayo al respecto. Las curaciones por las fuerzas del espíritu en la medicina aborigen es el tema de su investigación (T. XIV, Rev. Museo Nacional, Lima 1945). Todos estos son entre los muchos, algunos ejemplos paralelos que ·nos dirigen en este ensayo. Se descubren puntos ideales de contacto entre los pue~ blos ágrafos entre los cuales está el · mochica. Mi lector los apreciará suficientemente. Modernamente el Dr. Pedro Laín Entralgo nos da un profundo estudio acerca de "La curación por la palabra en la Antigüedad Clásica'' que confirma las virtudes de la Palabra. Y recientemente en el IV Congreso Internacional de la Asociación de Lingüística y Filología de América Latina (ALFAL), organizado bajo los auspicios del l. N. de C. y de la UNESCO, se ha traído a la memoria la palabra de Aldous Huxley que transcribo para dar así mayor valor a la potencia verbal que fue uno de los factores del desarrollo de sus bellas artes y en general de , su cultura. ''Las palabras desempeñan enorme papel en nuestra vida y merecen,. por lo tanto, nuestro más profundo estudio. Tiene poder para forjar el pensamiento de los hombres, para encauzar sus sentimientos, para dirigir su voluntad y acción. La conducta y el ca~ rácter están en gran parte determinados por la naturaleza de las palabras que solemos usar para expresarnos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea". LOS CUATRO ELEMENTOS DE LA NATURALEZA Ellos han sido tratados en el Arte con sus símbolos. Han provocado la creación del símbolo en rasgo de dibujo, o forma tridimensional: la figura escultórica que adorna el ceramio. Se descubre en

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las bellas arles de diversos y numerosos pueblos. Y si bien no se podría afirmar que la subdivisión clásica haya sido aplicada en la estética mochica. nada tiene de extraño que así haya sido pues descubrí en los glifos decorativos de su cerámica signos tan singulares para simbolizar la unidad solidaria del agua y la tierra que hacen posible el reconocimiento de estos estados en la naturaleza, divinizados, sublimados en mito, para los que acabo de mencionar. Historiemos brevemente este punto. La cultura occidental en sus albores de la cultura clásica griega deificó a cslos cuatro elementos; y las bellas artes de la antigüedad los han figurado con hermosos personajes imaginarios. 'Personificados, eran éstos; Zcus para el Fuego (identificado con el sol. Helios); Hera por la Tierra; Adonis para el Aire y Nestis para el Agua. (Extracto de la doxografia de Empédocles, ''De la Naturaleza"). El mundo conformado por estos cuatro elementos es tu va en el conocimiento cósmico del mochica. La teoría de los cuatro elementos subsistió a través de la Edad Media en los pueblos civilizados de Occidente hasta hace solo dos siglos al constituirse la química moderna; pero se conserva aún como tema porfundo de la imaginación poética (Bachellard). Pueblos del continente americano, vecinos nuestros en el hemisferio norte, los aztecas y los mayas han tenido la misma idea de la composición de la materia telúrica conformando el universo. Han presidido las " Eras'' de desarrollo del mundo tal como lo ha expuesto Laurette Sejourné en '' Pensamiento y Religión en México Antiguo''. Y la autonomía de los cuatro elementos fue considerada en la cultura arcaica de Chavín (de Huántar). (Harth-terré, ~'La Trinidad Mitológica en el Arte de Chavín",· El Comercio, Dominical, Lima is. novbre. 1970).

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A mi JUICIO, para los tiempos prehispánicos, el aborigen los consideró como elementos tangibles (que tienen. corporeidad) dos de ellos: el agua y la tierra. Desde los tiempos primitivos el hombre distinguió los elementos de la naturaleza; y fueron los filós~fos griegos entre ellos l Tales de Mileto, (s. VI a.C ..) que considero a la tierra y el agua como elementos básicos "en todo y para todo lo que vive''. El gr'iego Anaximandro los ordenó por ''densidad": · tierra, agua, aire y fuego. La tierra y el agua a la vez que sustantivos con la agricultura, y por lo tanto de singular importancia en la economía de la sociedad aborigen, son 11corpóreos''. La formulación simbólica de esos elementos ha sido captada por el artista nasquense que luego adoptará el mochica. Esta conjunción de la pareja simbólica la he calificado de ''sigmoide escalonado" (Harth-terré, El Comercio, Lima, 10 Abr. 1970), símbolo conjugado que he rastreado y descubierto su presencia y uso extraordinariamente divulgado en la decoración cerámica y arquitect•ónica. Los mochicas tuvieron palabra para cada uno de estos elementos. "Fuego'' ( och, oj, u hog; según Larco-Hoyle, ''uf", interjección que aún sigue usándose por el vulgo para expresar el calor sofocante "occh" o "chai ". En castellano no tiene el mismo concepto: es expres1on .de repugnancia. Es por lo tanto una onomatopeya mochica que la tradición folklórica ha .conservado entre nosotros .. Son los otros tres en el mismo orden de Anaximandro: "aire" (kus), agua (la) que es igualmente onomatopeya, y nos revela un sutil vínculo con algunas lenguas mesoamericanas en la pronunciación líquida (alveolar lateral sonora) de esa breve sílaba comparable con el ''atl" (agua) del nahuatl. ''Tierra'' (ejep, o Ieiss, o eiss). El polvo se denomina ·~uijo''; la tierra mezclada con agua (barro) tiene su voca-

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blo: ''chep'' (o "rek", según Middendorf). Y no podía ser de otro modo dado que el barro, en adobes o material de fragua era elemental y sustantivo en el arte mochica tanto para su arqu,itectura cuanto para su cerámica. Encontramos cierta analogía de chep, en una conjunción de "al" (agua) y ''a.ejep", (tierra), como si para nombrar el barro, la arcilla para modelar, se hubiese igualmente en el lenguaje (por elisiones y amalgamas fonéticas) creado palabra tan significativa.

EL COSMOS MOCHICA Sin embargo habían de ser bastante limitados los elementos . del cosmos que en el mito se fraguaban en la conciencia del mochica. Es plausible que el sentimiento de elevación hacia el cielo (kuij, shim, o shein) fue circunferido por la imposible experiencia científica que la intuición no podía alcanzar. Pe.. ro para él, al divinidad solar (xllang, xllankik), que la ortografía española hace ''chang'', - "estaba encima de él''. El cielo fue sinónimo de día (xllang). Igualmente el tiempo comprendía el presente y el inmediato momento venidero con un pasado, u ayer", breve, que había de perderse en la conciencia del artista aunque no ajeno al ''tiempo de ~?X­ periencia'' que es el pasado. El espacio y el tiempo se apreciaban por consiguiente al presente, al día. Es de presumir que hubo un tiempo presente como vivencia del artista en la creación de su obra. Sin embargo de lo dicho, el día considerado ·no como luz de la divinidad (xllang) o el sol, fue también momento medido en el curso del xllang desde su aparición en el firmam.ento hasta su crepúsculo. Es decir ''tiempo" que Middendorf capta el vocablo ''tumi'' como señalan-

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do conceptualmente el espacio cronológico ( universo) durante la presencia del astro divino en su curso diurno. Este curso del sol en el firmamento tenía sus tiempos renococidos empíricamente por el mochica. El sol fue el reloj del hombre primitivo. Las condiciones meteorológicas de la región mochica son favorables a la visibilidad del sol la mayor parte de los días del año. Las ''horas'' fueron señaladas con relación a este movimiento traslatorio en el camino del cielo ( cussia. kuno ). La madrugada, ''entre dos luces" es ñam.Iuch, o nu.Iuch o coep.lúch. El amanecer, ''tzchioc. coel". Muy de mañana se decía neiss. nana ( 1a mañana) es decir la primera luz del sol, o el alba. Hay también vocablo para el mediodía; es una metáfora: "el sol en la cabeza'' o "sobre la cabeza", lechaec.xllang (según Villarreal). La cabeza es asiento de la memoria como sigue siendo entre nosotros. "Tómalo de memoria" fue en mochica ''lechaec.an. 1nach". ''Cabeza" tiene diversos voéablos en mochica: fellu, lechoec, falpoeng, chetz (B), falpik (M), jech (M), jacse (V. y L.), jerski (V.). Si bien algunos fonéticamente parecen tener un paralelo conceptual, es indudable que "la cabeza,, tuviera acepciones específicas que es necesario investigar. La cabeza "como memoria", "encima'' (por su posición supina) o la cabeza como parte del cuerpo humano. o como "persona que dirige'' son acepciones plausibles. El a tardecer tenía dos acepciones: pamana para "por la tarde'', es decir cuando declinaba el sol hasta el oscurecimiento. (Los crepúsculos son muy breves en este ~erritorio). Para la puesta del sol, el crepúsculo ( cull. xllang), el mochica tenía un tropo muy objetivo pues cul o cull es sangre; y así la metáfora 11 el sol en sangre" o "ensangrentado" es sumamente expresiva. Este tiempo era medido hasta

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la apanc1on de "la estrella de la tarde'' (Vcnus) el véspero o "la estrella del pastor" entre los europeos A este brillante planeta se le denominó kos. kik. Los chimús llamaban fur a una radiante constelación que los españoles conocí~n con el nombre de "las cabrillas'' (Grupo de las Pléyades) cuyas siete estrellas se repiten en los dibujos de su cerámica. Nombraban pata a las "Tres Marías''. Los puntos de salida y ocultación en el horizonte, alba y ocaso, fueron utilizados por los astr,ónomos mochicas para señalar las estaciones y el ciclo anual. La existencia de un observatorio crepuscular en la mal llamada "fortaleza'' de Paramonga ha sido señalado por mi. Es la evidencia comprobada de esta apreciación de las variantes del ocaso por los solsticios, y consiguientemente, las temporadas del año. (Harth-terré, "El Calendario Crepuscular de Paramonga ", El Comercio. Suplemento Literario, 30 junio 1963). Conocían por lo tanto la renovación del ciclo anual que subdividían en meses (mes: ness, M.) y semanas (far, M.) y día (su.nam) como unidad de tiempo aunque no figura la palabra ''año'' en el vocabulario, aunque el período cíclico que ·llaman anualmente tuvo al derivarse (M) su voz: fue ''meiñ". Y es probable que fuesen los ciclos lunares los indicadores de los ''meses" con las suplencias como sucedió con otros pueblos. La luna (si, M.) fue considerada como divinidad benévola. Para estos puntos de salida y ocaso tuvieron su vocablo. Oriente (xllang. chic) y Poniente, (fe, · chich) de los dos este último más importante pues el sol se sumergía en un horizonte sin obstáculos: el horizonte del mar. Para el alba el vocablo contiene la palabra xllang, el sol o el día solar. Tanto fo. chich para designar el Norte cuanto para Sur, lo. chich, son a mi juicio vocablos convencionales, ad-

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venedizos, cuando se conooo la posición hemisférica del territorio costeño. La geografía moderna justificó estos vocablos que resultaron necesarios y comunes en la conversación del viajero (como hoy se acostumbra). ''Voy al Norte., se decía entonces fo. chicho tot. na, (Villarreal) o Observamos aquí que chich compone el vocablo nominativo del sol o del día. Por ahora ignoramos los prefijos "fo" y "lo'' para conformar los vocablos Norte y Sur, así como el de '~fe'' para el Poniente. Izquierda, (petes) y derecha (omjem) se refieren a la posición del objeto con reladón a la persona; no parecen intervenir en alguna relación entre la persona y la posición geográfica; pero nos indican: sí, posición del hombre en el espacio con relación a las cosas circundantes entre cuyos vocablos hemos de incluir los adverbios de lugar de que. trataremos más adelante. Conocemos el vocaOlo para indicar el día siguiente, ''mañana'' y el día pasado, y ayer (pelen), y el anterior, anteayer ( onec. pelen). Neisnana es la mañana como sustantivo y no como adverbio de tiempo. Y cabe consignar aquí el vocablo para la noche, neiss, que con extraña letra (doble ve) en el vocabulario impreso de Zevallos desconcierta. (Defecto que endosamos al tipógrafo). La sombra (puñ. o puñic, y también choempú); la niebla, (kccha), la lluvia (nam u oj); el viento (k:usa, o kus, al igual que el aire) y el astro como cuerpo sideral ( chonik) o en general para las lucientes estrellas sin particular distinción (ni, tzi, chon. kik) a parte de la estrella de la tarde que recibió el nombre de koz.kik. Son así estados de la naturaleza que fijah la posición del hombre en el cosmos. Solo la luna, "rem'', según Bastian, y 41Si", según Middendorf, tiene nombre propio. Sabido es que fue considerada como divinidad y tiene frecuente

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representación en las pictografías. En cambio el del arco iris no ha sido consignado en ninguno de los vocabularios. Con este mundo comulgaba el artesano y ceramista y con la conciencia de una presencia espiritual de sus manes familiares (munaos al decir del P. Calancha en su Crónica Moralizada de la Orden de San Agustín, 1638). ''Conócete a tí mismo" (del griego: gothi seautón) sentencia grabada en él frontis del templo de Apolo, en Delfos, fue también cosa del mochica, tanto fisiológicamente cuanto en lo esotérico ( espiritualidad). Ignoramos el paralelo gnóstico entre el "alma" en nuestro tiempo y el ''alma'' cuyo vocablo en mochica, moix•, consigna Villarreal en su vocabulario tomado del P. La Carrera. Lo ciert.o es que en el lenguaje mochica (nos dice Villarreal) ''tales son las expresiones .adverbiales y de preposición que inserta el vicario de Rcque en su obra además de ciento diez nombres de las partes del cuerpo humamano''.

EL ''YO'' METAFISICO Es indudable que submergido en este mnndo cósmico, su natur8lcza erótica ('"pathos erutjca') en ejemplo de l8s tantas expresiones estéticas hacbse más singular esta naturalidad en su plástica. Una utilidad pragmática guiaba su creación ceramista. La imagen no fue, así, expontánea (fruto de un impulso irracional) sí que razof.l.ada, resuelta objetivamente como sentimiento proveniente de un calcular estético, claro y definido. (Kavolis, "La Expresión artística"). Las ideas del grupo son traducidas individualmente por el artesano-artista y son ''introyectadas'' en su ''ego'' hasta alcanzar la conciencia.

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(Marcuse, "Eros y Civilización"). El artista con su arte ''habla de sí'' a su grupo y alcanza a la colectividad misma. El artesano-artista conforma una élite así como la guerrera o la sacerdotal que sostenían el poder político del cioe. quich, hasta él supremo en orden jerárquico tribal, el minchan.caman. (Aquí nuevamente observamos que el título del jefe encierra el vocablo que designa la palabra, Ja orden o el mandato: ssias, o cioeis. (Nos atenemos a la pronunciación u homofonía en ambos vocablos; vid glosario léxico). Podría también señalarse esta cualidad interpretativa del sentimiento índividual con el ceramio ''cefaloide'' en el cual el artista mochica nos descubre con su creación plástica, un estado psicológico que se señala en el visaje que forma la vasija. Con esto no se niega el intento figurativo del atuendo, el turbante, que supone entender alguna categoría dentro del grupo social como el birrete, la tiara o el casco actualmente. Racionalmente, el artista rendía culto a los entes cósmicos antropomorfizados. Adorar (muchein) figura en su léxico estético. Observamos, juntamente con Zevallos Quiñones, que este vocablo tiene grande analogía con el correspondiente a ''ídolo'' (much.eik, o muchein, según Middendorf, o machoec). ¿No sería un neologismo derivado del quechua incaico? ''Muchay" en quechua es besar con extensión a "adorar'', acción igualmente de "venerar'' esparciendo besos por el aire hacia el objeto que se· reverencia. (Dice. de Guardia Mayorga). Villarreal, por su parte, consigna maecha. machaec por "adorar a] ídolo". Empero dejemos esto por D hora y aceptemos el vocablo autóctono Jlilt, que ig¡_,a lnv~nte a juicio de Middendorf corresponde a venerar, o a un smo.rumo de este aprecio cual es el sentimiento del ''eros'', en este caso, religioso.

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Como virtudes de su inteligencia, o valores de ella, el mochica tiene copia de conceptos relativos a su 4 'yo'' (que desarrolla en su "ego)". Estos valores son el conocimiento (apissek) (operación vital inmanente que hace un objeto presente), el entendiminto ( chizo. coero) que es facultad de comprender. Es así una apreciación de la idea con la memoria del sentimiento estético; la memoria o el recuerdo ( jechak. machissak). Advertimos que jech ·(en el vocablo je. chak) es otro de los nombres con que se designa a la cabeza. El hombre tiene por lo tanto conciencia de sí mismo; opera en su ánimo la fantasía, la imaginadón. Hombre de temperamento sensible, extravertido, el ceramista interpretó y redujo el fenómeno a objeto. ''La ilusión no exige ninguna educación; en cambio si lo exige la reducción de la ilusión". En el ánimo artista del ceramista se produce la armonía de la que escribe Guillaume: ''Hay una armonía entre la razón y el universo (cosmos) porque obedece a las mismas leyes generales de la organización''. Detrás de la forma artística yace la armonía reprimida de la sensualidad y la raz,ón; de su existencia; de lo que da valor a su ego, a su personalidad erótica. Precisamente, la existencia -la vida como existir ( slamo. chi. sek)- tiene su vocablo recogido por Middendorf; "siamo. chi. sec. Y si nos excusamos de las posibles interpretaciones fonéticas para la ortografía del vocablo entre La Carrera y Middendorf, el vocablo mochica compuesto, memoria, ''machi. sak'' es vocablo homófono de "existencia'' (vida). "Siamo.chissek" comprende así un sinónimo entre la vida existencial y memoria que coloca en una real y verdadera cociencia la existencia del "Y o" en el mochica. Es decir del .. uno'' (uno mismo) que como pronombre es en la Len-

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gua, onek (onok, enuc). Este último recogido por La Carrera. Estos valores se trasladan a la obra del artesano . .Empleando el vocablo de Marcuse: "se introyectan''. Es es un creador (o un hacedor: ai. apek, o ai. apoec. Es el chi.paec o ''el que es": ordenador por la palabra, igualmente creador, (chizo.paec); el capaz de la creación ordenada por el verbo. (Con esto no comprendemos cómo se puede sostener que los ceramistas mochicas eran mujeres, aunque algunos comentaristas sostienen esta tesis sin mayores pruebas). Y así figuran los vocablos ''alma" (moix), ''aliento" (U) que es una preciosa onomatopeya expresiva del aliento físico ante la fatiga; el ''sueño (foep), y el ''ensueño'' (fub) suena como un suspiro que es lo que dura; y la "muerte'', (jwn) que ha dado ocasión a. crear valores plásticos como impulso. de destrucción, agresión "intemalizada" (Marcuse) con la dominación del hombre y la naturaleza. La muerte, y su contrapartida metafísica la inmortalidad, han conducido con la adoración de sus dioses creadores de su cosmos, a la arquitectura monumental de sus adoratorios (an.machoec) (La "Casa del dios"). Larco-Hoyle nos da a conocer un interesante ceramio de su colección, hoy en el Museo Larca-Herrera. Es un ceramio mochica: representa en su globo, media cara de un ser vivo dividida en sentido sagitario, de la otra mitad, simétrica, una calavera. La "vida" y la "muerte" representadas en una oposición paralela. ¿Cuál es propiamente el sentido de esta correlación? Es propio señalar aquí un ejemplar semejan1e en la cerámica azteca, período protoclásico del Valle de México (Tlatilco, 800 de C.). Ilustra el libro de G. S. H. Bushnell, "Aneient Art of the Americas'' (fig. 25), quien relaciona esta cultura con la de Chavin. No sostengo la tesis; la expongo.

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LOS COLORES La paleta cromática del artista mochica es relativamente pobre. En su cerámica aparecen por lo común los ocres con el blanco y el negro. Hay vocablo para dos de los colores complementarios del espectro violeta (charra) y verde ( iss). El azul primario nos es desconocido pese a que ellos podían apreciarlo en el color del cielo. Los tonos intermedios en el rojo de la arcilla ferruginosa, cocida, y el amarillo ocre (tsam) que en la cerámica resulta un ocre apagado, carecen de vocablos. Plausiblemente se emplearon sinónimos o figuras metafóricas (que desconocemos) para distinguirlos entre ellos. Bien pudo ser esta metáfora "de color carne" (lo que es usual hoy también; se hacía distingo de entre la carne ( cualesquiera carne) ( coencho, conschoc) de la carne humana (aerquic, ae,rkeng). En cambio la hay para el pardo ( cham.). Existe el vocablo tsuk equivalente a la locución ~~de color claro''. Es un matiz. Es aceptable que La Carrera no diera mayor importancia en su recolección de estos vocablos aunque el uso del color azul en las prédicas para indicar el cielo -supuestamente la morada de Dios- (kuij, schim o shein) había de ser frecuentemente mencionado. Comenzando por el rojo (kuy, o kul) -que también es "sangre''- no es otro que el ocre ferruginoso. Zevallos Quiñones incluye en su Dicc.ionario el vocablo ''colorado'' (cucho); técnicamente, colorado es ''lo que tiene color más o menos rojo'' (Dice. Acc.). Cucho fonéticamente se aproxima a kuy o kul. En algo esta variante se debe a la interpretación auditiva por parte del compilador como ya lo tenemos dicho para casos parecidos. El amarillo es 'tsam; el verde, iss; el blanco a su vez es siku, y el negro es chafka, o simplemente fag que se acerca bastante a "sombra" (saj).

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Los bajo rrelieves en los muros y escarpas de estos monumentos ceremoniales fueron por lo común pintados de ocres rojo y amarillo. En algunos de estos monumentos encontramos el blanco. Por lo general en los frescos se empleó toda la gama de los ocres desde el más tenue (ocre amarillo) hasta el más sombrío (tierra de sombra) pasando por el rojo de la arcilla cocida (ocre rojo). En los frescos de la de Pañamarca se descubren atisbos de un verde muy esfumado y un leve azul pero es en muy pocas figuras que componen este excepcional documento de la arquitectura mochica (en vía de destrucción!!). Algunos arqueólogos sostienen que tanto la "Huaca del Sol. . . como otros de estos monumentos tuvieron sus escarpas pintadas de colores varios. Siete para la del Sol. ¿Poseían así colores de la escala cromática (primarios y complementarios) y el blanco? ¿O, simplemente (en este caso, Uhle) se dejó llevar por la memoria de los monumentos mesopotámicos de Sipara, Susa o Nipur con sus siete murallas de su recinto, engraciadas de siete colores diferentes? Sin embargo en la textilia hay un más variado surtido de colores cuyos nombres no aparecen en los léxicos. ¿Tenían propio estos matices? Sin duda. Mucho, y es frecuente emplear la metáfora para señalar el color: sangre por rojo, cielo azul, carbón por negro; y así sucesivamente con analogias que desconocemos; o no tuvo mayor interés el cura de Reque en consignarlos. LAS DIMENSIONES ESPACIALES El ''ser estético" en este espacio, no solamente -guardó sino que a su vez desarrolló y acrecentó su sentimiento individual en punto de arte. El artista concibe la obra en el espacio tridimensional; y es en su mente que encova esta obra carente como ca-

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rece de otros elementos coayuvantes que le permitan "proyectar" su futuro monumento normando su desarrollo. El artista adquiere la conciencia de una dimensión "interactiva". Los adjetivos de sus alcances espaciales son numerosos en lo que conservamos de su léxico. De in·mediato hay un vocablo para señalar la individualidad sustantiva de su ser: chissak (M.). Este ''ser'' en el vocabulario de Villarreal tiene varias acepciones y alcances. Es en primer lugar el entendimiento, éon la diferencia entre el "Yo'' (eiñ) y el "Otro" (timo). Es, al mismo tiempo, el juicio íntimo, conciente o subconciente, es decir ''soy'' (ego sunt qui sunt). Con el prefijo "Chiz" es sinónimo de maña, costumbre. ( Chi es radical del verbo ser) . El mochica tiene un vocablo para la "medida'' (nass) y consiguientemente ''mitad'' (ken) y para ''todo'' (iz. soek). Divide y abarca el objeto .con el adverbio de cantidad. Y señala la posición: ''ahí": (zin); "más allá'' (zink). Es posible que muchos de estos vocablos se han empleado para la vida doméstica que no propiamente para el arte y el juicio artístico; pero en todos los idiomas, los sinónimos y los tropos aun los más vulgares (comunes) se adaptan a la necesidad de nominar el objeto creando una nueva i:r:pagen estética. Y de este modo el artista los busca y los emplea para la transformación concebida en espacio plástico o tridimensional. En la ejecución de su obra empleará el maestro los vocablos que dan idea de su dimensión, de su ocupación espacial, de la forma misma en el lento y laborioso proceso de ejecución, lo que no es solamente. para lfl. monumentalidad piramidal del adoratorio sino también en orden a su adorno con bajorrelieves y la aplicación de los colores para destacar en el dibujo de ellos, los símbolos labrados en alto relieve en sus flancos y taludes. Es toda una tarea

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intelectual "imaginada" en la conciencia del artista que . nos pasma de admiración y asombro; ·de esta capacidad de trasladar el concepto mental a una realidad tridimensional sin otros elementos que la palabra creadora que hace de vínculo entre la idea y la obra que se realiza. Y esta palabra ordenadora está incluida entre esos vocablos vulgares, en esas metáforas que pronunciadas van dando a en tender al subalterno el modo de desarrollar y alcanzar la forma concebida por el maestro (apa.pek) o creador (aia. pek), ai.apaec, según Lumbreras). ''Alto'' (mutok); ancho (tefk); parte o porción ( chop); corto ( jatop); largo ( mutz); encima (ca . poec y Iich.oec); hacia arriba (ssiet.na); debajo (sscaec); separar (chim.eiñ); afuera. (jed.ek); disminuir o re· ducir (jum. eiñ); y contar por números. o cantidades (mein.eiñ) y otros más, adverbios de tiempo, y lugar, que como en el español, enriquecían su vocabulario. Son entre otros vocablos adverbiales "ordenadores'' en la ejecución dirigida de viva voz por el maestro de la obra del adora torio ( chot) o la casa del ídolo (.machoek, chot.machoek) en la cumbre. Y también en el taller del ceramista con vocablos que nos pintan el ambiente con la distancia inmediata o lejana del tiempo y del espacio. Y muchos otros más que sería largo y ocioso repetir por estar consignados en los vocabularios citados. Sin embargo señalamos estos más: "hoy'' es molwn; la espera para la buena ejecución del modelado y su cochura que en ''todavía:', o "aún;,, tienen en chipan su equivalente idiomático; ''lejos" indica tiempo de espera y se dirá por el maestro siat, vocablo homófono de ''hacia arriba''; y muy lejos, siet.na. Y no menos· frecuente habrá sido emplear ijik, o jek, para ''nunca" y para "jamás", como ae.poec (o amek) para "siempre". Con todas estas voces "operativas" se crean las va-

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· sijas cerámicas cuyas figuras y adorno nos llevan hasta el campo de la fantasía ceramista, y se yergue -con millones de adobes- el adoratorio piramidal en el llano ( chep) En ambas expresiones de sus artes el maestro se aparta de la rutina sin abandonar lo convencional. Lo tenemos ya dicho, La variedad de formas nos evidencia este género ecléctico y selectivo. Desde el monumento ceremonial hasta el cántaro erótico con figuras fálicas y escenas escabrosas, satíricas, es evidente esta genialidad que intentamo:; deducir- no sólo del ejemplar arqueológico sino tarobien y a través de su lengua. Pese a la reducida proporción de vocablos conservados -y esto es de un mayor valor para un ensayo de esta índole- son tan ricos, conceptualmente espirituales que nos permite susponer de la lengua mochica como una de las primitivas, más importantes del continente. Y detalle curioso, encontramos en este corto repertorio, un vocablo que consideramos de la mayor importancia. Se trata del sustantivo (chep.mong que Middendorf asigna a "imagen, retrato, estatua", y que podemos suponer que estas locuciones se aplicaran a la "imagen-retrato" de los ceramios cefaloides que son tan notables en la cerámica de los mochicas. EL VOCABULARIO ESTETICO No se trata en este capítulo hacer la apología de la estética mochica que pudiera parecer superlativa, y parearla con la obra artística occidental, aunque cualesquiera manifestación .de arte puede ser considerada como elemento de juicio estético. Para el talante positivista y particularmente pragmático y naturista del mochica nada vale la crítica idealista corriente en nuestra cultura occidental. El hombre, y singularmente el artista, vivía submergido en un

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cosmos cuyo enigma interpretaba naturalmente en la medida de su cultura, dicho esto sin que descuidemos considerar su acucia y su intuición de las que hay evidentes testimonios en sus bellas artes (cuya _comparación superlativa vale). El vocabulario que poseía el mochica (en grados relativos a sus estamentos sociales) y para juzgar su propia obra, carecía de la riqueza conceptual que poseen hoy los idiomas contemporáneos ricos en sinónimos y neologismos; y esto puede ser causa del desdeño de una prueba que considero valiosa. Muchas de las palabras que hoy empleamos en el juicio estético eran igualmente desconocidas en el vocabulario filosófico castellano en el siglo en que el vicario La Carrera redactara su "Catecismo y Vocabulario'' ''Absoluto", ''relativo", ''complejo'' "adecuado". etc. derivados · de la lengua latina, no tenían aún uso corriente. Muchos aparecen en el siglo XVIII. En ese siglo entran al cauce filosófico, entre otros, "inducción'', "causalidad", "análisis" y algunos más que no menciono por no ser el caso pero que se señalan para alertar a mi lector acerca de las posibles diferencias que encuentre entre la riqueza vocabularia que hoy poseemos comparada con la que los compiladores religiosos, La Carrera y Martínez Compañón, registraran para los fines de su doctrinamiento; o curiosidad lingüística y filológica de Middendorf. .Para que mi lector aprecie esta aseveración he aquí algunos vocablos, de los más comunes ("Palabras Nuevas", D. E. Benot, "Dice. de Ideas Afines'', apéndice) que han adquirido categoría como de uso corriente en este siglo. Son contemporáneas nuestras: clarividente, complicado, atractivo, distorsión, esencialidad, ideario, objetividad, selectivo, sugeridor, etc. Así, dentro del limitado mundo de su vocabulario, cortamente captados los vocablos usuales ----.¡los más

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usuales en ese medio siglo XVII!- en los tiempos del virreinato por el párroco de Reque, nos induce a pensar que era suficiente, y ya de suyo bastante elevado el número de vocablos para que nosotros, hoy, con estos restos verbales, podamos juzgarlos con suficiente conceptualidad en paralelo a su arte. En el Amor (''llik", o "tem'' M.) el ''eros'' del que ya hemos tratado, centra a· modo de fuerza centrifuga y conjuga cualquier juicio analítico de sus verbos en cuanto al arte nos referimos por ahora. El adorno del objeto ("jom,", M.) podía ser atractivo o pcr simpatía de la forma, agradable ''achichone", L.) o se rechazaba (''ñespetok'' L.) por desagradable. Este amor podía llegar hasta la adoración (adorar: ''mucheiñ'', M.) en este caso religioso. (No olvidemos que el artista obraba místicamente labrando el ídolo o el sagrario monumental). La contemplación, ("aki.ssec" M.) fruto de la simpatía de la forma provenía de estímulos (¿acicates éticos?) ( "epkessec'', M.) que podía alcanzar un nivel superior por el de "desear con. pasión'' (''cam.eiñak") la gracia ("chizoer'D del objeto, o de a su gusto, hermoso y bello 11 ñass", M.). La voluntad -y particularmente la de crcar("polo.eng", M.) estaba potencialmente en el creador (ai.apoec); en el creador que ejecutaba fuese el ceramista o el arquitecto. Aquí los compiladores nos dan para la voluntad otros vocablos además del mencionado: ''poleio. ssap''. Este vocablo conlleva el sufijo ''ssap" que al mismo tiempo es homónimo de voluntad, lo es también de la palabra "mando" según Villarreal. (Esto refuerza mi tesis acerca de la dinámica de la palabra, de "la palabra creadora'' (la orden, el mandato es consecuencia de la volun-. tad). La obra era a gusto del artista y de su círculo. Este punto ya lo hemos señalado en "El Yo Meta-

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físico). La obra podía tener gracia, encanto (''chizoer"); era noble, noble en el sentido de perfecto (''tsik'', M.) o limpio, es decir, metafóricamente, pulcro y depurado (ñap, M.) Recordemos que los ceramios faciales son un caso ejemplar. P_odemos admitir aquí que si bie!l padecía de una indigencia de vocablos más propios, usó de la metáfora para suplir el calificativo más adecuado. Ya hemos visto en el capítulo "ut supra", "El Cosmos Mochica'', cómo, igualmente, hace uso de la perífrasis. Y así contribuía para la mejor expresión calificadora el empleo de un abundoso vocabulario adverbial. Se puede pensar también que por lo tanto la indigencia condujo a la riqueza del lenguaje estético. En el juicio y crítica que hoy hacemos con y sobre los restos de una lengua extinguida no ha poco -pero cuyas obras de arte son los testimonios elocuentes de su cultura~ debemos tener presente lo que recomienda Ruth Benedict: "Debe tomarse en cuent~ no sólo la habilidad del artista sino mucho más las diferencias de la 'intención artística' ". ¿Pueden los vocablos darnos así una idea de ese mundo del arte cerámico o de su arquitectura monumental? Más adelante diremos: "El Arte tiene sus raíces en la Vida (como vivencia), y la cantidad y calidad de vocablos en uso puede indicarnos la importancia de una actividad social determinada''. Desconocemos con exactitud la conceptuaciÓn del vocablo para establecer el juicio más propio que éste que ahora estamos haciendo; sin embargo podemos afirmarnos en que el empleo -repetimosde las metáforas, sinónimos y circunloquios comprender mejor ,la misma "intención" a que se refiere Ruth Bcnedict. Así, escogiendo algunos vocablos tenemos para el deseo (estado afectivo provocado por una tendencia bajo la acción de la necesidad) como igual dinámica en la naturaleza humana. El mochi-

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ca posee el vocablo ''cam'' o "ciñak''. En el deseo está esa voluntad de arte a la que hemos de referirnos siempre como asiento y base de su patos erótico. El equilibrio (vel "simetría") percepción de un estado en el que las facultades psicológicas forman un conjunto armonioso, no tiene correspondiente en mochica según los vocabularios; pero hay "ken" que es "poner a mitad'' ("keri.eiñ") o "partir en partes iguales'' que es igualmente buscar el equilibrio. O igual al vocablo "similar'' (top.nam'', M.). La fuerza es ''tarro. chi. sek'' que es homólogo con ''a. chi. sec", por "contemplación''. ¿Estaría en la conciencia estética del artesano la subjetividad de ''fuerza'' para ajustarse a "equilibrio"?; o a "simetría, o "a la medida" que posee el vocablo en roochica? No podría omitirse aquí los factores negativos en el ánimo del artista. Forma parte de su vocabulario de juicio, o crítico. Hay uno singular que nos descubre su afanoso sentimiento de artista en su egolat.¡;ía: es la "pretensión" (jax. pulen, L.). Había la censura que alcanzaba al maestro que incurría en la vulgaridad (lo vulgar == yak. tum, L.) y se alejaba de ''lo cierto'' y ''la verdad" (¿el realismo?). Esta verdad en la interpretación artística (X 11om. pecna. poen") fue sin duda fruto de su sensibilidad pragmática. Existían también en uso vocablos para minimizar la tZJrea: inconveniente (chic. tuc ), insignificante (kit.si) y grosero (poso.pek) sen algunos. Era indispensvblc para cerrar este capítulo algunos vocablcs de crític:a y censura. Un análisis más dett;nido sr:ría preciso para resaltar las virludes de su rncnte estética; pero ir más a. fondo (alpec, en mocbica) en esta exposición de avanzada, de 'trochero" para una inicial ponencia en un Congreso de temas necesariamente tan generales, no es propio.


LA PALABRA CREANTE ¿Fue suficientemente este vocabulario de verbo creador para dar autoridad de grandeza y autorizar adoratorios y centros ceremoniales, o . la cerámica facial? La respuesta afirmativa está en los ejemplares monumentales o en la delicada y expresiva cerámica que nos han legado los siglos durante los que un gr~n grupo étnico pobló de norte a sur el territorio oceánico del Perú. Fue suficiente para que el artista resintiese la intención estética y dar a las formas la fuerza simpática que a través de los tiemJ)CS intentamos analizar hoy para descubrir esos sentimientos que regían en la naturaleza intelectual del mochica. Cuando aún el hombre se abrigaba en las cuevas paleolíticas, elabora las pinturas parietales de Altamira, la escultura de la Venus de Brassenpougs, el utensilio de hueso esgrafiado de Mas-d'Azil, y acomodaba los monolitos del dolmen, ya posee el lenguaje. Y la pintura o la obra de esgrafiado no son otra cosa que la captación artística del verbo en una magia simpática; un intento de perpetuar la palabra cuya potencia imagina, y luego descubre y ::1plica. Intuye el valor de su expresión y la relación de reciprocidad con sus congéneres; y si recurre al símbolo, es el primer paso al arte que es el mensaje, es decir la palabra creante. No puede haber arte sin lenguaje. La obra de arte es el recaudo del verbo; es decir la palabra perenne. El objeto de arte creado por el artista es la fijación de la idea -que puede ser verbalizada- pero que el artista plasma en In materia para hacerla permanente. Sólo de este modo comprenderemos al hombre de ·un pueblo que careció de escritura y que, con su verbo, organizaba la creación plástica.

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Aunque no nos referimos sino a la arquitectura

y la cerámica, considero que vale aquí una particular referencia al oro, metal precioso con el que los mochicas ejecutaron obras de orfebrería sorprendentes. Oro, •'faz" cabe en el vocabulario estético. Calancha en su Crónica (lib. I, e. VIII, nos dice el oro llamado faz y eten, algunos leen cheten, que es el más subido de quilates para recibir los esmaltes, etc."). ADVERBIOS Y .PREPOSICIONES Dé poco significaría · la riqueza y abundancia de vocablos conceptuales si no se acudiese al empleo de lo que en gramática se llaman "adverbio" y "preposición". Son la rótula de los conceptos verbales, y aquí en este aparte vamos a analizarlos. Son la medida y el orden de las cosas contenidos en el verbo imperativo. Desde un punto de vista lógico, una clase muy importante de palabras que expresan relaciones tales como "en'', "sobre'', "antes", ''mayor", etc. El significado de estas palabras difiere fundamentalmente del de cualquiera de las pertenecientes al vocablo cuyo significado actuante comporta de por sí. Son de este modo los adverbios y preposiciones "entes de relación" (B. Russel, ''Análisis del Espíritu"). El adverbio es una parte invariable de la oración que sirve para calificar o determinar la significación del verbo, o del 'adjetivo (Dice. Ac.) "y a veces la de otro adverbio'' (Martínez Amador). La preposición sirve para denotar la relación que media entre dos palabras de las cuales la primera es siempre un nombre sustantivo, adjetivo o verbo, y la segunda un sustantivo o locución equivalente a

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él. (Acc. y M. A.). Este último maestro añade: "en las lenguas antiguas -indoeuropeas- no se la conocía''. Esto es de suyo importante pues, existiendo en el vocabulario rhochica, evidencia la culta superioridad de esta lengua cuyo uso se prosiguió hasta fines del siglo XIX. Y dentro de los límites de la dicción y la ortografía, en el mochica se encuentra el equivalente en el idioma español si nos atenemos para esta observación la traslación ortográfica del vocablo por parte del P. La Carrera Dassa. Pero no nos adelantemos a enunciar detalles mientras no señalemos la generalidad. Me excusarán estos puntos de gramática que se juzga indispensable para memoralizarlos brevemente, facilitar la explicación de su valor de relación. Volvemos a un punto ya tratado pero que resulta indispensable insistir en él: es el del cuidado que se ha de tener al tratar del vocablo ortografiado en los vocabularios y gramáticas. El compilador lo recoge tal y como lo oye; y lo escribe usando los signos literales como en su idioma se pronuncian convencionalmente. Por ejemplo: "xllan", el astro solar. Los compiladores, en algunos casos, han conservado una ortografía que fuera usada por el escribano del siglo XVI y aun en el XVII (vid mi ''Breve Comentario'' en el ,;Glosario de Voces Mo· chicas'', apéndice de este ensayo) . Pero para muchos se transforma tan curiosa ortografía para adecuar su sonido y su letra a la vulgar pronunciacíón y corriente escritura. Y así (B) la escribe chean, (M) jang, (V) shiam, y (L) sam. Por menos que ensayemos la pronunciación nos percatamos de una fonía muy próxima entre cada uno de los vocabros trasladados a su vocabulario. Tanto más cuanto con la existencia de dos vocales que en la ortografía de otros idiomas -no en el español- se escriben con un signo único: 1 ae/ yjoej que usó el latino roma-

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no y sigue usándose tipográficamente en voces foráneas. Hecha esta nueva aclaración lleguemos al punto tema de este subcapítulo. Es el cotejo de los vocablos adverbiales y ias preposiciones españoles, con las usadas en el mochica registradas por (L) y (M) y registradas tal y como por (ZQ) en su Dice. Yunga. Con la Gramática de Julio Meza T. -una de las más elementales para no exigirle al lector un complicado y erudito texto- señalemos los adverbios más corrientes -todos lo son, por ciertoy su correspondiente mochica. Son pocos, muy pocos, los que no tienen equivalencia en esta lengua. He aquí el cotejo: cada palabra castellana con su equivalente en el mochica. Adverbios de tiempo: ahora. a. mex .llec; siempre, ae. paec, (M) y a. mek; hoy, mollum; ayer, pelen; mañana (la), neissna.na; anteayer, o nec.pelen (M); anoche, wesja (M) (ya se ha señalado la impertinencia de la /w/; cuando, ex.llec; pronto, nar. tem (M) y mis.quer (L); despacio -no tiene equivalente alguno con los sinónimos de "despacio"-; desde, desde entonces, epec (M); después, nok.san (M); etc. Adverbios de modo: bien, chizoez; mal, malo, pisso; conforme, (adj); así, de esta manera, ame, aie; etc. Adverbios de cantidad: poco, tut, peilen (M); mucho, kam; menos, chuij (M); suficiente, sia. rrm (M); etc. Adverbios de lugar: dentro (en medio), nic; acá, min, met (M); afuera, leiaec; lejos siet; muy lejos, siet. na; detrás, turkich; allí mismo, ssi. na na; allí, aiin (¿neologismo?); etc. En cuanto a las preposiciones (que Villarreal califica de "postposiciones" pues van a modo de sufijo) tenemos: antes, meing.eis; bajo, süsk (M) uño (M); en, nik, hacia tot.na; para, pa.oen; por, tim.

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na; sin, pir; sobre (adv) jechac (M); hacia allí, ssiet. na; hacia arriba, in.fok (M) con, lem (M); como ins-

trumento en la frase: er; etc. En la Gramática de (V) encontramos algunos adverbios. De afirmación: si a, y también ima que puede ser la condición, Ja afirmación o la forma reflexiva del pronombre personal de tercera persona; de por sí, llec. na; de la misma manera, aie. coem. De negación: no, aenta, amos; no hay, tanchki (M); no sé, tain.ka; no es, aentaf.ezta. Y de modo: cada uno, cif. cif; de qué manera, emi. o; porqué, ix .Iequich; etc. Se advierte de posibles errores tipográficos en la traslación del vocablo de un documento a otro; difícil -si no imposible- será llegar a una mayor conceptuación del consignado sin un exhaustivo análisis filológico; pero no viene por ahora al caso por estarlo fuera de la perspectiva de este ensayo. Un breve ejemplo para con Ja preposición "con''; tiene en la lengua mochica varios vocablos: para (M) es len; también lena (que podría ser len. a que con el adverbio sufijo /a/ como particula compositiva daría valor afirmativo en la voz de la persona hablante); tiene igualmente taña, fQeiñ, tot. Si nos atenemos a lo explicado por Martínez Amador, la numerosidad de vocablos en la lengua mochica podría ser para esta preposición como en el castellano en la que es varia en su valor pero sin cambiar la orto· grafía de la. voz. Esto es decir "con" con valor de concurrencia, o de cooperación, o también cómo se realiza una acción, o el instrumento de que se vale uno para ella; y al acompañarse de infinitivos como en el caso de foeiñ (fo.eiñ manteniendo el punto síncope ~omo lo hago ahora, en el que eiñ es terminación verbal de primera persona singular); o finalmente como añade Martíncz Amador, con equiequivale también a la conjunción copulativa.

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Este breve ejemplo acerca de la abundancia de fonemas para una sola preposición o adverbio ( sinónimos) abona a favor de la condicionalidad conceptual y de precisión en la lengua de los mochicas cuyo valimiento en tanto como instrumento del arte significó cuando el reino mochica ejercía su predominio desde la ciudad del Moche: Chanchán. Y aquí recordará el lector que sólo se ha conservado en los vocabularios poco más de 1,500 voces ... LAS VIRTUDES DEL OBJETO ESTETICO A este respecto podemos decir lo mismo que hemos dicho para las dimensiones espaciales: el vocablo pudo haber sido empleado para objetivos vulgares y domésticos sin que esto signifique vulgaridad en el sentido peyorativo que para esto tenía el mochica el vocablo yok. tum, sino en su acepción de que pertenece al vulgo y es común y general. ( 111 El lenguaje fue inventado para fines prácticos", Rusell). Por lo tanto, metafóricamente, el vocablo vulgar puede vestir el objeto estético con excelencia de interpretación. Tal por ejemplo lo será por "inconveniente" o ''desagradable"; lo feo, "shepes. top'' (o ñespe. tok) que bien se puede aplicar a la persona humana cuanto lo ha sido para el objeto. Hemos dicho ''agradable" (''a.chich.osé'') que es sinónimo de gustoso. Lo agradable tiene sus valores virtuales; son valores sensuales. Aquí lo sensual tiene su vocablo: "mano. coero"; en este tropo, sensual no es sino lo que es sensible a los sentidos: la vista, el oído o el tacto; es decir lo que latamente se refiere al placer de los sentidos y no como es frecuente confundir con las "sexopatías''. El maestro mochica usa vocablos tan significativos de contenido que no es para sorprenderse cual-

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quier excelencia en sus obras que son crisol y alambique de sus sentimientos. Por lo contrario: lo explican "delicado" (llam) que se extiende a fino y tierno; "ligero" (mi.cheis); "perfecto" (tsio, o tsik) que alcanza a la nobleza la cual bien puede ser de una categoría social o de sentimientos humanitarios. Todo explica la existencia del calificativo "hermoso" y "bello'' con su equivalente mochica ñass que se contrapone a feo y a malo (piso, o etes. tott); ''dulce de sabor" (Ssapac) o ''ssap'' = boca; o -también kutzo.chisac que puede ser para el gusto culinario. Finalmente el ''bien" ( chizoer) con ''bondad" (peño.chisac) se suman en el vocablo "calidad" y "bondad" (peño). Esta última cualidad. "bondad", es igualmente "afecto" (cheko o chisek). (En este caso se puede apreciar que ambos vocablos son lo mismo con distinta ortografía; se hace la advertencia de que se respeta la que aparece en los textos consultados. Será indispensable más adelante corregir estos lapsus tipográficos, pero es labor que dejo para otra ocasión). Sería especular demasiado y fuera del tema de este breve ensayo; y admitir también defecto por parte del compilador en un campo técnico que habría que analizar "in extenso". Cabe así extenderse a límites que las lenguas contemporáneas cubren con integridad en el alto campo de las acepciones. Lo ignoramos para con el mochica. "Sentimiento" (como sensación) es "kof. sak" que lleva el mismo sufijo que para bondad, afecto, voluntad, -la buena en su propósito-. Todo esto fue ya del conocimiento (xa.meiñ) del hombre mochica y para su artesanía. LAS CUALIDADES DE LA MATERIA El lenguaje estético admite, y hasta requiere de la metáfora. Insistimos en esto. El tropo es indispensa-

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ble para "figurar" en la mente; cualificar, explicar la vida y las vías del arte, y del propósito de_ su creacwn. El Arte tiene sus raíces en la Vida. La cantidad de vocablos usuales puede señalarnos la importancia de una actividad artesanal, o en general la de un particular campo de actividad técnica en la sociedad en la que actúa el artista. El lenguaje fue, y es, el equivalente a la estructura de la reali· dad. Y debe ser entendido en términos de la funcwn que sirve. Y el lenguaje, especialmente el es· tético, busca la intensificación de la experiencia directa. Recordemos que el mochica ignoraba la es· critura de modo que la palabra exigía auditor para tener validez de acción a la par que objetivación de la idea del orante. La cerámica del aborigen mochica son las páginas ilustradas de sus sentimientos y emociones individuales. Para el mochica es su historia en todos los campos de su activa vivencia. El barro ( chep, tum) que es la arcilla para modelar y no el lodo ( rek) ni el poi vo ( uij) este último que califica a la tierra equivocadamente en algunos vocabularios. La tierra ("ejep'', "leiss") que conceptúa uno de los cuatro elementos (dioses de su naturaleza cósmica) ti e· ne una importancia simbólica para la cerámica. Vemos así, en ella, sumarse (en necesidad técnica) es· tos cuatro elementos: el barro (mezcla de agua y tierra), el fuego (en el horno de cocción) y el aire (atizando el soplo de viento en el horno para ayudar a la combustión). Tenemos aquí "aire'' como concepto de ambiente, y "viento'' como acción mecá· nica cuando sopla. Hoy mismo dístinguimos estos dos aspectos cuando decimos "estar al aire libre'' o "soplar un viento fuerte". Se encierra el ceramio en el horno o fogón ( ''tok") para su cocción (karr. m) con cuyo calor ( och, chal o chica.hay) la pieza de alfarería adquirirá su dureza

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y permitirá su coloreado con la fusión sobre la superficie, del esmalte trasparentc (el engove) evaporándose el agua de la pasta de arcilla endurecida (duro = tsurr) y poder adornar (jom) el vaso, y pulirlo luego de la primera cocción para que la superficie externa quede tersa (milli). Para este fin (quemar - jep) en su fogón, la leña ( faccb o fatscha. ka) en as tillas ( fañique); y luego en tronco (faccb.ka) del algarrobo (ceratonia siliqua L. (ki.choy). Las brasas y carbones encendidos (kosk) darán con su candela (boj, oj) el calor del fuego ( och, c·hai o chica. ai) necesario para la cochura. El hornero cuidará de mantener el calor constante graduando la entrada del aire para que su vaso que de del color de la arcilla ferruginosa o negra (oxidada) como fue una variante estilística que usaron con más frecuencia los "chimús". De este modo, al mantener la temperatura constante (calentar: ñu. vein) permitirá que una corriente de humo (ñam) cumpla esta operación, el ahumado (ñam.o).

Con su experiencia del tiempo que conoce a través de los días (su. nam) que el reloj del sol le marca, cuidará de que las cenizas ( oi. jop) no se adhieran a la superficie delicada de su ceramio. Y retirará el cacharro. o la olla (pi.in), o el cántaro (fiá) cuyo modelo para su cerámica doméstica fue la calabaza (manik) (cucurbita melo L.). Si la operaci·ón le ha fallado por circunstancias imprevistas pese a su habilidad de hornero, comenzará de nuevo (jap. sllep) para volver a adornar (jem) los nuevos ceramios que ha modelado el maestro ceramis~a (chap·.seiñ) y evitar su enfado. Para los esgrafiados se ayudará de un agudo (tsakum) punzón, y aprovechará su habilidad digital, sus dedos (llem.no o Ilem.ñon.go) para modelar su arcilla, utilizando a guisa de espátula, el ágil

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pulgar (lechem, lech. cungo). O también manufacturará algunos no menos adornados mediante moldes bivalvos como lo sabemos por los que la industria del mochica ha dejado las muestras de estos moldes. Pero aquí se trataba de una industria doméstica que si bien tiene su valor arqueológico escapa al dominio de la estética. EL LENGUAJE Y EL MITO Ernst Cassirer señala el nexo entre el lenguaje y el mito. Nos descubre la relación intrínseca entre la palabra y la creación del mito que conduce a la idea religiosa y de culto. Se descubre así una inmediata relación entre el fenómeno natural que crea el mito, la metáfora del lenguaje y el arte cerámico representando el símbolo del mito. Nos deja dicho Cassirer: "Mitología en el más lato sentido de la palabra significa el poder que el lenguaje ejerce sobre el pensamiento, y esto es un hecho efectivo en todas las esferas posibles de la actividad mental". Se propone la mitología revelar esta ley intrínseca pues ella es la esencia de las formas de la religiosidad. Prosigue más adelante: "Este vínculo originario entre la conciencia lingüística y la mítico-religiosa se expresa sobre todo en el hecho de que todas las es· tructuras verbales aparecen también como entidades provistas de poderes, y de que la Palabra se convierte de hecho en una especie de potencia primigenia de donde procede todo ser y todo acontecer''. Ensayemos para ver si en el mochica se realiza este fenómeno de relación intrínseca entre lengua y mito. Nos adelantamos en señalar en que la cosmogonía

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mochica se vinculó al hombre con la palabra. El artista mochica en el lenguaje plástico que imprimió en su vaso va registrando su cosmos; su mundo social; su "yo'' metafísico. "En su definición del Hombre en términos de su cultura -escribe el mismo autor- no cabe estudiarlo en su vida intelectual sino antes en su vida política y social''. Infortunadamente en este sentido la información que podemos obtener a través de su arte es relativamente deficiente aún. No necesitamos insistir en ello. Durkheim, filósofo antropólogo, corrobora la tesis de Cassirer. No es la naturaleza sino la sociedad el verdadero modelo del mito, y conforme a esa introyección entre la producción artística y la sociedad que le cobija, le conduce a su representación plástica. Nicolai Hartman asienta esta opinión: "En la obra de arte se patentiza lo que el artista ha intuido en la fantasía y elevado a la objetivación". Y es que en toda creación artística encontramos una estructura teleológica definida. El artista proyecta "su presente" hacia el devenir como un mensaje del concepto del valor trascendente del mito. No es herejía ni heterodoxia de mi parte afirmar desde luego que el artista crea la obra dentro de un espacio ambiental pragmático. El hecho pragmático se traduce en su "ethos" en sentimiento trascendente. Y en el caso que preambulamos, la creación artística del ceramista -que hemos de considerar como un individuo con categoría social de privilegiocombina un elemento teórico y un elemento de creación. Lo psíquico necesita traducirse a Inaterialidad para expresarse. Es la vía al mito. En el artista, lo veremos enseguida; combinará para el caso del mito un elemento teórico que sugiere el fenómeno cósmico que conduce a la formación del mito, y otro de creación propio de su artesanía; o de su arte. En

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el ceramio traduce su inquietud ante el fenómeno inexplicable para él que supone "demoníaco", y por consiguiente necesariamente formal por una analogía mágica entre la psique y la materia figurativa. Un fenómeno produce una emoción; el hombre artista que la percibe trata de traducirla en ''cosa'' estética mediante un acto del arte; sublimación de sentimientos profundos que no siempre se explica racionalmente. He destacado este proceso fenomenológico en mis "Lecciones de Estética" (Uni. Federico Villarreal, Lima, 1968). La magia imitativa, o simpática, considerada en su composición básica, no sólo es imitativa por tender a imitar las cosas para obtener efectos ya conocidos sino que lo es en un sentido más amplio y profundo (Castiglioni). Descubierto por mí un nuevo vocablo que se añade a los de los léxicos ya mencionados tan reiteradamente, tengo un débil hilo para penetrar al territorio laberíntico del mito en relación con el lenguaje. De Un mito que se fija con el vocablo que incorporo a los léxicos citados. Y ensayar la relación entre la forma mpdelada en el ceramio como testimonio de su potencia, y el vocablo mismo como nexo del lenguaje con el mito. Se trata de ''l1uat~n''. \ ·· ·,· Fernández de Oviedo que lo consigna -en su relación no podía entonces dado el carácter históricodescriptivo de su obra, penetrar a un territorio antropo-filosófico como hoy podemos hacerlo. Y hay que agradecer a Diego Fernández de Oviedo el habernos señalado en su "Historia General y Natural de las Indias" (Sevilla 1551-59) este curioso fenómeno meteorológico frecuente en los llanos arenosos de nuestro litoral m,arítimo del Norte. Oviedo recibe la información del piloto Pedro Corso que navegara durante cuatro años a lo largo de las costas del Perú

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en una extensioón de 500 leguas. (D.F. de O. L. 46, c. 17). La cita la tomamos aquí de la "Gramática Yunga" de Federico Villarreal (1921). "Desde Piura a Trujillo se habla la lengua mochica; que su ídolo se llama huatan, nombre que aplicaban también a un remolino de viento y polvo''.. (Una definición precisa del fenómeno meteorológico nos da la Enciclopedia, y tengo real interés en consignarla por la figura misma que nos describe: "porción de aire, agua u otra materia fluida o pulverulenta que se mueve con suma rapidez fonnando círculos o espirales''). Formando círculos o espirales. Sí; estos movimientos ascendentes del remolino son los que promoverán al artista,, en su simbolización mítica, a buscar en la torma de su ceramio ritual, plasmar este movimiento enrollador. Pero no adelantemos el paso. Es evidente que no fue del ídolo que se diera el nombre al fenómeno sino que mediante la metáfora es el fenómeno que promueve en su demoníaca amenaza, hacerle suponer la presencia "in corpore" "ed in anima" de un ente cósmico que le atemoriza como es natural. Con el tropo esconde la verdadera denominación del ídolo. Y, es explicable su temor. Hemos observado el fenómeno con alguna frecuencia con asombro y no sin cierto desasosiego de ser cogido por esa tromba de viento y polvo de algunos metros de diámetro y de gran altura que recorre su erguida columna por los llanos áridos arenosos. El ceramista va a reproducirlo en su obra plástica con la creencia en una '''analogía mágica". Y apaciguará así s~s efectos nocivos. El proceso no ~e lleva a cabo espontáneamente por el artista. Sin duda ha sido fruto de una elaboración parsimoniosa. Repitamos la opinión de Marcuse: "Las ideas del grupo son traducidas individualmente por el artesano-artis-

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ta y son introyectadas en su ego hasta alcanzar su conciencia''. La magia imitativa o analógica (o la "homopatía'' de Frazer) se basa en una asqciación de ideas en principio de que cosas similares, inevitablemente producirán los mismos efectos. (Castiglioni). Quizá si desde aquí me aparto del camino de las conclusiones canónicas señaladas por maestros en esta materia como From, Sapir, Grimm, Cassirer y otros más que he consultado, de quienes sin embargo me aprovecho lo esencial para dar luz a mi lámpara en busca de la relación entre el mito y el lenguaje, y la creación artístico-simbólica en Los mochicas. Aquí me ensayo en la de una cultura aún poco divulgada en este sentido y analizándola con el criterio intuitivo adoptado por mí para este ensayo~·

Nos cuidamos de no generalizar por cuanto la totalidad de ejemplares cerámicos nos es desconocida; el posible descubrimiento de algunos que contradigan mi tesis es siempre posible. Nuestras co~ lecciones arqueológicas, en verdad, son "incompletas" en cuanto a las formas y motivos que representan. Trabajamos sobre lo que tenemos a la vista. La ''tipología" (por ejemplo) ha sufrido varios contrastes y reajustes en este sentido; y esto es seña de precaución en las afirmaciones categóricas. Pero podemos especular con cierta certeza ahora en esta duda. Fue hábito -o tendencia- del artista mochica llevar al adorno de sus vasos las figuras (pictografías) o las esculturas figurativas, representaciones de su mundo circundante. .Podemos decir con Luis E. Valcárcel, que son páginas de historia analítica del hombre y de S'4 sociedad. En este punto nos 'es fácil comprender cómo fuera promovido su áni-

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m o sensible y naturalista (extravertido) a representar en su cerámica el fenómeno cósmico, y a modo del edificio ceremonial, paradigma de su culto religioso, un valor superior: el mito. Son numerosos los ejemplares cerámicos que simbolizan a estos centros ceremoniales más o menos complejos pero siempre sujetos a los trazos rectangulares de su plano. Un ejemplar original en este sentido ha sido desarrollado por el escultor Cossi-Salas; otro ejemplar que guarda la colección Larco-Herrera, que simboliza la huaca Pañamarca nos muestra la geometrización de su acceso en rampas dispuestas en zig-zag como en efecto las tuvo, pero siempre bajo la planta geométrica rectangular. Pero otra era la cosa cuando se trataba de realizar una construcción de planta circular con desarrollo y acceso a la cumbre con rampa espiral. El maestro carecía de medios técnicos para erigirla; de modo que puedo afirmar que el ceram.io ••espiral'' ha sido y es simplemente la expresión plástica simbólica del remolino•. Veamos esto mejor. Un ceramio de este género -reproducido numerosas veces en libros de arte prehispánico ha sido estudiado por Jorge C. Muelle -aunque bajo otro enfoque que el que ahora trato-. Adorna la rampa helicoidal un grupo de danzantes (danza: arte de movimiento, de espacio y tiempo) cogidos uno a uno de la mano hasta llegar a la cúspide OCUUJada por dos músicos con la flauta de Pan (vel shiringa, quena) y tamboril. El dibujo pictográfico del globo ha sido desarrollado por Muelle y figura en su ensayo Chalchalca, un análisis de los dibujos muchik" (Rev. lVluseo Nacio:o.al, Tomo V. N. 1, Lima 1936). El dibujo es ••kinético'' (o ,.kinestésico") es decir que promueve a lo que Cassirer explica para la escultura helenística: el artista traspone el plano es11

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tático a otro psíquico 'que prolonga la actitud dinámica y conduce al admirador a un espacio abstracto, metafísico que es idealmente el movimiento. M. Werteimer (1912) citado por Paul Guillaum.e (''Psicología de la Forma"), refiriéndose al movimiento estroboscópico, esboza una teoría de ese fenómeno fundada sobre la idea de que el proceso cerebral engendrado por dos estímulos sucesivos presenta el mismo carácter de unidad que el movi111;iento visible". Esto ya lo señalamos en un estudio sobre la interpretación de una pictografía kinética en el Homenaje Póstumo a la Memoria de Muelle promovido por el Instituto Riva-Agüero, de la Universidad Católica. Es el ejemplar 1/370 del Museo de Antropología cuyo desarrollo ilustra el ensayo comentado y citado líneas antes. Insistimos en este punto porque el ceramio simbólico del fenómeno metereológico. Unos se adornan con felinos, otros con el estrombo, molusco tan preciado por el mochica. Esto último podría tener algún significado con la concha aspiral del gasterópodo. Pero estos ceramios no representan el esquema de un edificio con rampa espiral desde que no hay en Ja arquitectura mochica construcciones de este género. Sin embargo, hay algunos ceramios de este género que representan igualmente un edificio de planta circular. Los pisos circulares se escalonan uno sobre otro reduciendo su diámetro. Aparecen con incipientes rampas de acceso de uno a otro piso; otros sin ellas y solamente pintado en color distinto del general del ceramio representando los planos circulares de esta pirámide escalonada de base circunferencial y entre las que se intercalan las figuras simbólicas.

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Aquí surge una necesaria interrogación: ¿Fue esta modelación un mero anhelo arquitectónico que no pudo realizarse y quedará en el deseo artístico del ceramista Edificaciones -a modo de torreslos "zigurat" de Mesopotamia son conocidos. El más famoso de ellos está en la mezquita de Samara; y en Pekin, "la Torre de los Vientos'' (Tao t 'ai) con sus· accesos en rampa espiral externa como el modelo ''huatán" de los mochicas. Estos edificios existen; luego hubo posibilidad de llevarlos a cabo; ¿quedó para los nuestros en la sola representación del mito? En el valle de Chicama, hay dos plataformas circulares conocidas una de ellas con el nombre de Ongollope, y la otra cercana a m.edio kilómetro,. Salitral. Ambas tienen en su plataforma restos arqueológicos de edificaciones de planta ortogonal que el arqueólogo norteamericano James Ford atribuye al período tardío de la cultura chimú; probaría la antigüedad prehistórica de estos dos oteros artificiales de planta circular de un solo piso. Las dos construcciones referidas aparecen en la vista aérea publicada por Paul Kossok en "Life, Land and Water in Ancient Perú'' (Cap. VIII, f. 32). No se me ocultan las dificultades que se me presentan para discriminar las dos variantes que acabo de señalar. No hagamos ahora suposiciones. Solamente el examen cada vez mayor de ceramios en colecciones particulares o museos foráneos que conservan ejemplares muy expresivos, facilitará la explicación, lo que ahora rio obsta para tener la seguridad de la relación intrínseca entre lenguaje y mito. Vemos así la posibilidad de que el fenómeno meteorológico se' transforma en un mito que el artista recoge en su imagen formal y lo represente plásticamente; que igualmente el símbolo de la pirámide

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circular se lleva a cabo por el ceramista como un anhelo técnico no realizado en forma completa y definítíva; que es vocablo mochica, y desde antiguo, se señala por los cronistas españoles, el nombre de un tenómeno meteorológico: remolino de viento y polvo que encubre metafóricamente el del ídolo que permanece desconocido. (El "ídolo" -o del ente anímico del fenómeno cósmico- lleva el común y sin individualizar de ''machoec"; Zevallos lo consigna como "!dolo de huaca"); y que no es posible la contusiÓn del vocablo mochica con la lengua quechua: huatani es amarrar, atar con huasca, cordel; y huayra, viento; vocablos muy lejos de una posible corrupción semántica. La divinidad ("Dios") ente esotérico que asume el poder del cosmos, es para el mochica el invisible "alee'' (según Calancha) y que su yo metafísico no alcanza a comprender. Para terminar este ensayo trascribimos algunos lugares de la obra de Cassirer y que justifican la ejecución del ceramio simbólico del remolino. "El mito y el lenguaje están sometidos a las mismas o muy análogas leyes espirituales del desarrollo'' (cultural). "Si la elaboración lingüística al fijar la imagen del relámpago nos da la impresión de una fonna serpentina esto hace que el relámpago se convierta en una serpiente". "Esta regeneración se opera cuando el lenguaje se convierte en cauce de la expresión artística'' ...

COLOFON. Admito que en este ensayo puedo haber cometido algunos errores: son involuntarios y se deben sin duda a mi atrevimiento penetrando al campo ajeno

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a mi profesión, como igualmente -en censura honorable- porque los léxicos examinados presentan diversas interpretaciones en su ortografía y consecuentemente en su ''fonética" de la que no hay huella alguna. Mi lector lo apreciará en los cuadros léxicos anexos. Así hemos de aceptar hasta cierto grado, el paralelo vocabular con algunas lenguas similares. Pero lo poco que se ha conservado de esta lengua es suficiente para aquilatar su intelectualidad y apreciar sus sentimientos subjetivos puestos objetivamente en los ejemplares cerámicos y en su arquifectura monumental, entre las obras que son las· más elocuentes. La "escultura" en la alfarería mochica -he escrito en otro ocasión -viene a ser así: ''intuición de superioridad" sobre la cosa misma, y la expresión de un sentimiento de arte que interpretando la naturaleza -realismo- e imitándola sin copia, imprime en el objeto su ideal estético subjetivo al punto de crear formas y pictografías cinéticas. La riqueza de su idioma, pese hoy a la escasez mayor de documentos pertinentes, nos vislumbra este criterio de apreciación. Las identificaciones originales que el hombre descubre en la realidad de la naturaleza, cumplen gran· des funciones liberadoras y receptoras. Si se le da su imagen se conjura el "dies irae". El Hombre en relación con el Universo (cosmos) y el misterio de su fisis latente, reitera artísticamente este propósito. Y se puede afirmar su armonía espiritual en el Arte. Finalmente, de esta extraña lengua tan antagónica en todo sentido a la que predominó luego, la de los incas, el quechua, guardó parte de sus secretos el párroco de Reque y su difícil restitución a unos mil quinientos vocablos por acuciosos investigadores que prosiguieron el ejemplo; y modernamente, en un in-

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tento de restituir la bella imagen antropológica a través de ese cúmulo. Sin lirismo ni retórica de mi parte, pongo este ensayo en manos de maestros cuyos trabajos en este orden destacan modernamente.

BIBLIOGRAFIA BASICA:

BACHELARD, Gastón, "L'Experience et 1'Espace", París 1971. BRAM, Joseph, "Lenguaje y Sociedad", Buenos Aires 1961. BENEDICT, Ruth, ''El Hombre y la Cultura, Buenos Aires 1939. CASSIRER, Ernst; ''Antropología Filosófica", México 1955. CASTIGLIONI, Arturo; "Encantamiento y Magia'' México 1947. GIRA UD, Pierre; "La Semiologie'' París 1971. KOGAN, Jacobo; "El Lenguaje del Arte", Buenos Aires 1965. LANDMANN, Michael; "Antropología Filosófica'', México 1961. MUELLE, Jorge C.; ''Lo Táctil corno carácter Fundamental en la cerámica muchik", Rev. Museo Nacional, T. Il, Lima 1933. ROSSI, Alejandro; ''Lenguaje y significado", México 1961. RUSSELL, Bertrand; ''Análisis del Espíritu'' (Las palabras y su significación", Buenos Aires 1950. MESA T. Julio; "Gramática Castellana", Stgo. de Chile 1950. SAPIR, E.; "El Lenguaje", (Introducción al estudio del habla) B.A. 1950.

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Del t\.utor: HARTH-TERRE, Emilio; "El Signo Verbal en las Pictografías Mochicas". "Analisis Estético de la Cerámi ca Nasca".

Alcance académico de los términos verbales usados en este ensayo. ALFABETO. Serie de letras de un idioma. DICCION. Palabra. Manera de hablar o escribir. Manera de pronunciar. FONEMA. Elemento sonoro del lenguaje. HOMOFONIA. Se dice de las palabras que, con distinta significación, suenan del mismo modo. LENGUA. Conjunto de palabras y modos de hablar de un pueblo o nación. LENGuAJE. Conjunto de sonidos artitculaos con que el hombre expresa sus ideas y sentimientos. LETRA. Cada uno de los signos o figuras representativas de los sonidos y articulaciones de un idioma. LOCUCION. Modo de hablar. Frase. Conjunto de palabras que no forman oración cabal.

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NEOLOGISMO. Vocablo o giro nuevo en una lengua. PALABRA. Sonido articulado que expresa una idea. Facultad de hablar. Representación gráfica de los sonidos. PARO.L\i..íMO. Aplícase a los vocablos que tienen entre sí relación o semejanza de los caracteres de la escritura. SIGNO. Cosa que evoca en el entendimiento la idea de otra. Cualquiera de los caracteres de la escritura. SILABA. Letra o conjunto de letras en cuya pronunciación se emplea sólo una emisión de voz. SIMBOLO. Expresión por cualquier medio sensible de algo moral o intelectual. SINONIMO. Aplícase a los vocablos de igual o muy parecida significación . SONIDO. (Verbal) Sensación que excita en el órgano del oído el movimiento vibratorio de los cuerpos trasmitido por un mediO elástico. Valor y pronunciación de las letras. VERBAL. Perteneciente al verbo. VERBO. Parte de la oración que designa esencia, acción, pasión o estado. VOCAL. Perteneciente a la voz. VOZ . Sonido que el aire expedido por los pulmones produce al salir de la larinqe.

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GLOSARIO DE VOCES MOCHICAS QUE APARECEN EN ESTE ENSAYO. Breve comentario para mi lector: Se me sugiere ponga un complemento a este ensayo sobre la dinámica creadora del verbo en el arlista mochica; y darle al lector un paso para la lectura del texto mediante un glosario conceptual. De este modo, englobar en unidad intelectual, el ánimo del espíritu de ese verbo creador, el concepto de la palabra y la obra realizada entonces con el mundo de las ideas del lector en su experiencia, curioso de saber de un pasado que se hace solidario con el presente en su incesante gana del vínculo tradicional. Sin embargo, en igual deseo, no podría hacerlo en La forma integral que el tema lingüístico exige pues me hallo en los preliminares de un exámen filológico cuya importancia voy día a día descubriendo. Me he limitado al verbo creador y analizado su etimología. Es este primer paso que me informa de un horizonte promisor de novedades. Empero no reJlúso a unas cuantas notas, sencillas y elementales. Trato, a favor de mi lector, facilitarle la lectura de un texto para cuya redacción me ha sido necesario transitar por senderos de suyo áridos. Todos sabemos qué y quién es el mochica. Su. lengua y sus obras. Lengua que ha sufriao alterado-

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nes con el correr de los siglos pero que ha mantenido rasgos estructurales suficientes como para analizar al mochica a través y mediante su lengua. Hasta ahora no se ha fijado con certeza la lengua arcaica sobre la que desarrolló y evolucionó el mochica recogido en vocabularios del siglo XVII . Algunos filólogos afirman que el su~tento es un protoquechua; los lingüistas, en interés por la importancia de este último, olvidan analizar la estructura idiomática del mochica tan vario fonéticamente. Es evidente que las raíces verbales -si así puedo expresarme- son diferentes en una comparación preliminar. Carece el idioma mochica de voz para la fb 1 y la /r/. La frecuencia de la jr/ es tan insignificante que permite afirmar su ausencia en paralelo con la evolucionada lengua quechua. Carece también este último de la /f/ así como de la /x/. No nos detendremos en ciertas variantes similares en la familia quechua tal el Chinchaysuyu (Guardia Mayorga) por no ser asunto del tema; pero resulta claro que la lenqua mochica pertenece al grupo de familias de otra lengua que no es la andina; y así se puede afirmar ser una apartada de las comúnmente aceptadas por los filólogos para el Peru. El acento vocal en el mochica es más cercano a las letras "líquidas" y desconoce la sílaba de dos consonantes que llaman ''muta cum líquida" que en el quechua abunda: tal chapray (derramar), chacruy (mezclar), chakrakapuy (atorar), wekru (torcido) etc. En las observaciones paralelas en este sentido hemos de señalar cuanto en el mochica la jp/ pierde su fuerza bilabial acercándose más a la /b 1 sin igualarse a ella. He hecho una experiencia, curiosa por decirlo así en mi método (empírico) de investigación. Tras varias lecturas en voz alta de las oraciones católicas

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vertidas en la lengua mochica por sacerdotes usuarios de esa lengua, he trasladado la voz a la cinta grabadora magnetofónica a la par que lo he hecho p'ara las mismas en lengua quechua trascritas en esos tiempos; y he quedado sorprendido de la diferencia de acento entre una y otra. No creo que la prueba de diferenciación sea concluyente; pero puede ser una. Por otro lado, la generalidad de sus vocablos son monosílabos como en las lenguas del Lejano Oriente, sin señalar alguna particularmente entre las cincuenta y dos familias lingüísticas en uso entre el golfo de Bengala y el mar del Japón. Pese a las afirmaciones de ser derivada del protoquechua. o del aru primitivo (más propio de las lenguas serranas) se descubre la presencia de la /k/ sustituyendo a la jcj; estas letras han sido introducidas por los investigadores germanos en los últimos años del pasado siglo. Sucede igual con la introducción de la /j/ cuyo sonido en la lengua materna del investigador alemán encuentra parecido con la /i/ o la jll/ del orante informador. Esto lo podemos apreciar en la ortografía de un mismo vocablo consignado en el Dice (ZQ) para la palabra escrita por (L) y por (M); escriben respectivamente lechoec. xllang (L) y jechak jang (M) (''medio día'') y xllafco (L) y jafko (M) ("pantorrilla''). Por cierto que al formular el glosario he respetado la ortografía que en ellos aparece en la recolección de (ZQ); valioso aporte a la lingüística mochica (1947); si bien se han deslizado algunos errores tipográficos que me han obligado a "filtrar'' el vocablo, su gran mérito reside en el señalamiento del autor en su fuente original. He adoptado el mismo método; la inicial entre paréntesis lo indica así: (L) es el Vicario de Reque, La Carrera Deza; (M) Middendorf; (C) el mercedario Calancha;

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\B) Bastian; (LH) Larco Hoy le; (V) el sabio matemático Villarreal; (MC) Martínez Compañón, el Obispo de Trujillo; y (ZQ) el Dr. Zeballos Quiñones . .El punto (.) entre las sílabas de un· mismo vocablo o entre la raíz y el sufijo, implica, según (V) la necesidad de distinguir los monosílabos (que son radicales) y evitar los hiatos (literales) facilitando el entendimiento del lenguaje ya alfabetizado. En realidad, el ( . ) es la síncopa observada por el escribano de entonces para con los nombres de sus clientes, testatarios o en sus tratos comerciales de compraventa. Veamos esto. En el curso de mis .investigaciones paleográficas en el Archivo Nacional (Lima) di con un voluminoso paquete de testamentos formulados por los indios, muchos de ellos residentes en las Reducciones del Cercado de Lima, de Santiago de Surco o de lo que entonces fue Magdalena Vieja (hoy Pueblo Libre) que congregó a los indios de Maranga y Huadca. Eran éstos atendidos por un escribano, español uno, u otro, indio ladino, escribano del Cabildo de Indios del pueblo mismo. En la ortografía de los nombres de sus clientes encuentro el uso de la 1cj con cedilla tal como lo hizo el Vicario de Reque ( 1644) conservándola Villarreal en su Gramática ( 1924). Pero lo más curioso que descubro en esos documentos de los siglos XVI (años finales) y XVII, es la extraña partícula silábica que hace decir a La Carrera Deza y a Villarreal "de escabrosa pronunciación". Se trata nada menos que jxll/' para las voces :xllang (el sol), xllaxll (la plata), xll. eiñ (conversar) etc . La tipografía de (V) no es pues cosa nueva; ya en su ortografía del escribano del siglo XVI la usaba. Será difícíl admitir categóricamente que el roochica hablara en monosílabos tal y como sucede con los idiomas del extremo Oriente; pero cabe aceptar

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la singularidad monosilábica y la agudez acentual. Al desentrañar el enigma de ese ''monosilabismo", lo encuentro en el análisis de los gentilicios y patronímicos de los clientes indios del escribano. En junio de 1966 di a la estampa en "El Comercio" (Lima) una breve nota acerca de la singularidad de los gentilicios monosilábicos de los vecinos de Surco. Me parecieron gentes mochicas. Y así la intitulé ,.runa Colonia Mochica en Lima''. He aquí, ahora, para que aprecie el mérito del escribano al apuntar los nombres de esos indios clientes de la escribanía. Los escribió, tal como lo escuchó de labios del indio: con la síncopa para la enunciación de los monosílabos (cada cual con su inicial mayúscula) con que se nombraba. Sean estos ejemplos aquí señalados lo suficiente para la explicación que doy ahora. .Pedro Cam Sic del '' ayllo" Tau Lli (Surco, 1570); Francisca Cha Ni (Huadca, 1585); Maria Cuy Ti (Magdalena, 1621); Elvira May Guay (Cercado de Lima, 1612); Andres Llu Lluy (Cercado de Lima, 1657) y su mujer Catalina Chiya Suy (Talambo). (El genitivo Suy se conserva aún en Chiclayo, en Lambayeque, en mi colega Rodríguez Suy Suy). En 1724 entre otros tenemos (tan tardíamente) a Lorenzo Cog Tang (Surquilla). A los que añadimos los gentilicios "de escabrosa pronunciación'' pero que el escribano interpretó de la misma manera que el Párroco de Reque: Ana Xlla y J u,an Quexll Pen. Rastrear la huella de las trasformaciones fonéticas de nn protoidioma para el que ha recogido sus voces, el Vicario de Reque a medio siglo XVII, es prácticamente imposible; se trataría en todo caso de conjeturas las que pueden hacerse en vía de hipótesis de investigación. Los siglos han producido una que otra deformación vocal mas no la estructura misma La presencia de un conquistador andino y luego

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el europeo, deben de haber pesado en ello; pero es evidente que en la investigación de la estructura idiomática, el último baluarte en esta investigación no se ha hecho. No olvidemos que en el caso del machica, el P. La Carrera usó de un metodo gramatical propio de la lengua española. Ahora mis investigaciones apu,ntan a los monosílabos raíces que conforman el nombre y apellido de los declarantes que como fue y es corriente aún, esconden una figura metafórica. En este glosario solo he incluido vocablos pertinentes al tema de este ensayo; esto excusa las varias ortografías consignadas en el, usando de preferencia la más común. Para justificar uno y otro extremo servirá este glosario dando entrada a las dos o más versiones según los autores de la compilación. En cuanto a los digtóngos jaej y joej que deben aparecer unidos como para la lengua latina -lo que ha conservado Villarreal- y cuya fonética damos por conocida al lector, aparecerán separados conforme lo resuelva el tipógrafo. Sería un defecto que no afecta la investigación. El lector salvará la dificultad.

NOTA APENDICULAR A ESTE COMENTARIO. Muchos de los gentilicios bi-monosilábicos ( compu,esto de dos raíces monosilábicas) aquí presentadas y que señalé en 1966 algunos de ellos, aparecen en la "Visita hecha en el Valle de Jayanca, año 1540, por Sebastián de la Gama'', importante documento inédito dado recientemente a la estampa por W. Espinoza Soriano, en el Boletín del Institut Francais d' Etudes Andines (T. IV, 1975). Dejo para más adelante un cotejo minucioso para establecer la vinculación étnica y política de los pobladores de este extenso territorio oceánico desde el valle del Rímac por el Sur hasta por el Norte, el Reino de los Mochicas.

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GLOSARIO raíz de ''hacer". el que mira, el oyente (V); ai.icaec (ai.issaec) es el hacedor, el que hace -trea o inventa-; haciendo es ia. asseaec según (V). ACHlCHONE. agradable, gustoso (L); también usa la ortografía acbecome (LH). Es un sufijo que afirma el presente: AEC. soy, hablo, hago. eaec, maellaec, alaec. (vid cbissaea. voluntad). (adv. de tiempo): cuantas veces. AEF.XlAS. (adv. de tiempo): siempre (en todos, AEPAEC. en cualquier tiempo). el creador; (hay autores que ortograAI.APOEC. fían, tal el rubro, correctamente); vid apapek. Al. APCAERO. La j'cj es con cedilla, de modo que podría equivalerse con apssaero, Es el Hacedor que (L) pone con inicial mayúscula en la idea del Señor del Génesis. El vicario de Retes (L) sublimó en este vocablo al Ser SupreAl, AC.APAEC

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mo, creador por el Verbo.

Al . EIN

AlE. SSAEM.

Al.IN

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(las dos vocales o el diptóngo jaej se pronuncian como en el latín haciendo suave el sonar de la fe/ frente a este diptongo); (C) por intermedio de (V) presenta otras locuciones para el hacedor (el hombre que hace mediante el verbo): ai. a.maed; aid. amaed. eio, por "hacer algo en compañía" (C) y (V); hacer (algo) aparece como ai. amaed. en; ai. eiñ siendo ai la raíz verbal y eiñ como primera persona del indicativo en el verbo. Es como acaba de decirse para el yo (ego). Esta radical cobra importancia suma pues la palabra era para el mochica; y por la palabra se hizo la obra monumental de sus pirámides ceremoniales. (Vid en este ensayo: "Dinámica de la Palabra"). (Podría igualmente escribirse. y con más propiedad ai..essaem; la doble jssj sustituye en el lexicólogo alemán la f cj con cedilla). Es adverbio de afirmadón: ''de la misma manera". El artesano operó muchas veces repitiendo un modelo a modo de un mimetismo que aprovecha la experiencia obtenida en otro anterior lo cual se entiende facilitaba la obra misma. El mimetismo es frecuente en la de arte sin considerársele como un plagio. (adv. de l~gar): allí, en aquel lugar. en correlación con aquí que suele referirse a sitio indeterminado; implica el mandato ordenador para la fijación


AJA.

AJPE.

AKISSEC.

AlAEC.

del lugar o la posición de la cosa o persona. De color blanco (M). Conservo la /j/ del investigador alemán (M). Véase más adelante lo que se dice sobre la aparición de esta letra en consecuencia con la au.dición-trascripción. (La misma observación que para el anterior vocablo): grande (LH). También aparece la ortografía utzcho, utzh, cum, utz (M) y Uhzcht anotado por ( B); supongo que la ortografía de este último es un error tipográfico por la /h/ qu,e antecede la fz/ no como en otros casos, para imitar el sonido de la /eh/: suave, a la francesa; el vocablo podría ser entonces utzch como aparece en la otra versión de (M). contemplación, consideración (M). El éxtasis estético debió sobrecoger al artista mochica; no podemos medir el grado de este sentimiento sino a través de su yo metafísico. (Vid en este ensayo "El yo metafísico") plasmado en su obra de arquitectura. cacique (V) el curaca quechua. Este vocablo debe de considerarse para señalar el jefe, gobernador o autoridad ya que ni cacique ni curaca fueron vocablos usuales en el mochica desde antes de la dominación incaica. Es correspondencia arbitraria de (V) tomada de (L) en cuyo tiempo se conservaba el linaje de los monarcas chimús como "curacas '·. Según Calancha (ZQ) designa a Dios. En su Dice. (ZQ)

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registra piñ. aloec para designar al curaca. AME.XLLEC. (adv. de tiempo): ahora, en el momento; lo que no espera dilación, o dentro de poco de darse la orden. AMI. (adv. de afirmación): sí. No es condicional sino afirmativo; de aceptación por parte del oyente que atiende la pregunta del interrogante. AN. la casa (V); vid enec, anic y yang (B). El congrega torio, la casa del ídolo, es chot, vocablo en desuso sustituido por el quechua huaca o güaca (registrado este último vocablo en el Dice. de la Academia) . La chacra (o chácara, voz quechua) como "finca rural'' (ZO) se dice uiz.quich, o uiz.kik (M). ANG. antepuesto a verbos impersonales acabados en chaem denota respeto. Ang antepuesto al verbo (o pospuesto?) significa mirar, ver; ejemplo: ang .la por 1 ' mira si es agua" (V). Ang es también radical general del Ser. terminación para aquel (V) . APAPEK. el maestro (M). Obsérvese cuan cerca de ai. apoec, ortografía del hacedor, o el creador (vid). ¿Podría haber relación con apissec (M) para designar el conocimiento, por el maestro apapek? (vid chic.o.pec). APISSEK. el conocimiento como virtud de la intelige!lcia; operación vital inmanente que hace presente; un objeto según (ZQ) conocimiento es voz; a este vocablo nos encamina y presenta de (M) el sinónimo ssias para la palabra

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A.POEC. CAEC.

CAF. CAM.

(vid). Como se aprecia, muchos son los vocablos sinónimos que apoyan mi tesis sobre el poder creador de la palabra emitida por el mandante. Apissek es también la enseñanza, el conocimiento (M); con esta doble finalidad conceptual la consigna ( ZQ) tomándolo de (M). Enseñar es instruir, aleccionar, mediante los conocimientos del maestro. El conocimiento es el efecto de conocer comunicado o mudo lo que, así, explicaría en el mochica carente de otros efectos que no fueren sino su sola palabra para disponer las cosas en el orden de dar a saber sus conocimientos. Vid aepaec. (pronúnciase zaek: la /'e/ inicial es con cedilla, de modo que ha de pronunciarse suave como la /z/ del alfabeto español. No se explica en el compilador (L) o (V) el rebuscar en la tipografía española ·una letra que sólo se usa en idiomas latinos que han recogido la herencia griega. El Dice. de la Lengua encamina el vocablo a la jzj equivalente pues se ha eliminado la /e/ y su cedilla; sin embargo evitamos alterar la ortografía del autor del léxico como ya lo tenemos dicho, y haremos notar este cambio para cada uno de los que aparecen en el original; vid ssace, Vid zoe. chi, de abajo. el trabajo (V). Caf.eiñ, trabajar. desear con pasión ( ZQ); también los vocablos cam y ciñac se refieren a de-

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seo Desear es llique. eiñ. (Vid este vocablo). CIAEZ. la palabra (V). Nota: la /e/ lleva cedilla y se pronuncia suave. Vid ssias (M) con igual significado de palabra y de voz (vid cioeiz). CIET.NA. (adv. de lugar): más allá. CIF.CIF. (adv. de modo): cada uno. CIN. (adv.de lugar: allí. (Nota: la /e/'. lleva la cedilla); mantenemos la fe/. haciendo notar que en la fonética roochica la pronunciación frente a los diptongos jaej y joef es suave al igual que una forma ortográfica jssj adoptada en algunos casos por (M) en vez de la /e/' con cedilla. CIUEIZ. voz. (Vid ssias); también la palabra (ZQ) que (M) escribe ssies. CIE. QUICH. el gran señor (V); también (V) anota ciequeio, el señor (V). Vid mincha. (camac). CIU.QUICH.NA. (adv. de lugar): desde allá. COEP.LUCH. (pronúnciese (soep luch): la madrugada; luch.quic, los ojos; luch.aec, (preposición que denota situación) entre. (¿Entre la noche y el día?) vid ñam. luch: "entre dos luces" (V). COG. animal (por antonomasia a cualquier bestia). En el manuscrito de (MC) figura con esta ortografía; col. eiñ es reñir en donde col es la raíz. (vid). En el Dice. Yunga (ZQ) se asigna a (MC) la ortografía col con evidente error (¿tipográfico?). (MC) acentúa con una minúscula estrella la letra terminal de su vocablo lo que implica suavidad en

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la pronunciac1on como lo hace para con los vocablos, tal ga, por agua que en otros autores es la. (Sabemos que la 1gj no existió en el mochica). COL. animal (MC) según el Dice. de (ZQ). También de la versión cog. Col se llamó al caballo que aparece en la vida machica cuando los españoles conquistan el Perú. Al caballo así como a la llama (el auquénido) bestias de carga, se les llamó indistintamente col, animal. CULL.XLLANG. el sol; locución metafórica: el "sol de sangre" para expresar el crepúsculo. Kul, kuíl, es sangre. CUNTI. serrano (el individuo de la sierra). (Aunque se trate de un neologismo quechua derivado del nombre geográfico de la región ''cuntisuyo" (una de las cuatro que conformaban el Tahuantinsuyu) correspondiendo a las tierras al poniente del Cuzco (Deptos. de Arequipa y Moquegua). Viene a ser una contraposición étnica que el yunga hombre de las tierras cálidas como llamaban a los mochicas los del Cuzco - emplea para el hombre de los Andes. El mochica usó del vocablo cholo o cholu para denominar al nativo, hombre joven; cunti es por lo mismo un neologismo quechua que se introduce en su vocabulario a raíz de la dominación incaica. el día, el camino del sol en el firmaCUSSIA. mento; deriva de kus, el aire; podría igualmente significar el espacio cuyo concepto pudo tener el artis.ta mochi-

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CHACMA.

CHAM CHA!PA.

CHECAN.

CHEP. CHEP.

ca, creador de grandes estructuras monumentales. También se ortografía para el cielo aunque (M) da para este: ñuij, (LH); sheim. (M) lo hace extensivo a viento. según Brünning, designaba a la persona, esposa del monarca chimú; de él deduce el toponimia del valle de Chicama. En documentos del siglo XVI aparece la ortografía chicamé. abundante, copioso (M). el techo de la casa. / (sshapa). En este vocablo la /eh/ ha de pronunciarse suavemente; esta transformación fonética no ayuda al orden alfabético de un léxico, de modo que respetando la ortografía utilizada por el compilador, con la nota correspondiente, se le hace otra entrada. (Vid sshap ). ama, de amor, quiere (imperativamente) (V); de otro modo, según (ZQ) amar, en infinitivo, es IU.eiñ; corresponde a la primera persona, yo; quedan las raíces lli, tem; Iliqu. eiñ, desear en primera persona y vale por querer Ilic. a. paecoz. Habría que distinguir el amor y el querer cuyos conceptos, aun en nuestro pródigo lenguaje castellano tiene límites indefinibles. la tierra mezclada con agua formando la arcilla plástica del alfarero vid ejep. llano, planicie (B). Es homófona con barro o arcilla del alfarero. Chep. eiñ, allanar; era esta 'U(na labor previa del arquitecto mochica para erigir sobre este suelo, el monumento religioso.


CHEPEC. el alma (MC); moix (C) y amalai (LH). CHEP. MONG. imagen. retrato. estatua (M); mong es pronombre demostrativo en segunda persona. serio, grave (M). CHET. corazón (MC). En su Dice. (ZQ) se le CHETES. llama choetoess, poloeng (M), poltik (M), poleng (M); estos vocablos, en el Dice. de (ZQ) se aplican por igual a barriga y a voluntad. (V) usa la ortografía poi. eio dando a entender que se podría distinguir una de otra en su homofonía. CHICHACAY. otra manera de calificar el calor sofocante según (LH). Vid chichay y ecch. el valor sofocante (LH). Igualmente, CHICHAY. el mismo (LH) consigna chichacay. (En estos vocablos encaja chai, el calor sofocante) (averiguar: radical chi). CHIC.O.PEC. el autor (¿de una obra?); es también el creador (V): los participios acabados en paec cuando son sustantivos se les agrega aess; como de creador: chicopaec se forma chicopaec. aess; de sustentador: funocopaec se forma fur no. co. pae'Ss, etc. (V). inconveniente, indebido (M). CHIKTUC. separar, apartar, dividir (ZQ). CHIMP.EI& CHIPAEC el que es (participio); el ordenador por la palabra; igualmente criador (vid chizo. paec) para designar al sujeto capaz de la creación ordenada por el verbo. el Ser (como persona); chiz, chiñ, es CHISAC. verbo sustantivo ser (V). CHIZ.AEC. la voluntad. (Chissaec (V) o chi.Iaec

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es gerundio ablativo: siendo, estando). Para (V), "ei que es'' como participio, lo escribe chi, paec. CHIZ.COERO. el entendimiento (ZQ). Facultad de comprender (vid a.pissek y xam.eiñ). Xam es también conocer (V). La locución xam.eiñ, o xam.icaec, (V) es el quitador, el que quita algo; quitar, xam, es vocablo homófono con el de entendimiento. La facultad de comprender, entender es lata en este vocablo de muchos sinónimos. Conocer se decía xam.eiñ (ZQ); es así una apreciación de la idea con la memoria. La memoria, o el recuerdo, (experiencia) tiene un vocablo complejo: jechac.mechissac; (mach es memoria). La ortografía del vocablo recogido por (ZQ) nos parece ser más correcta diferenciando y pronunciando la /o/ africada: chiz.o que hace plural (V). A mi modo de ver este plural implica cantidad, abundancia, como totalidad; así chiz. o. coero sería el amplio conocer: el sabio. CHOECO. amado, amada (persona a persona). Es el cholo de nuestros tiempos; conCHOLU. cepto de persona joven. Es ~no de los pocos vocablos que han subsistido de aquella lengua, y pasado al español. CHONIC. las estrellas en general; vid koskik, (M) la estrella de la tarde (Venus) o del Pastor. CHOPCO. ElÑ. criticar (que adaptando el vocablo a la sociedad artística mochica podría ser juzgar, calificar) (ZQ).

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palacio; propiamente es voz para nombrar al monumento ceremonial denominado corrientemente "huaca" empleando la voz quechua. El chot, por palacio, deriva de la crónica de Cabello Valboa: ''fabrican unos palacios a su modo a quien llaman chot''. (Vid an, la casa) ECH. el calor sofocante; también aparece la otografía chal (vid); según ( B) es occh, calor, al igual que fuego (homófonas). Para (M) calor es chai y para (LH) chicahay y chichay (vid). ED, ED. EIO. la lengua (V) . Observamos que el vocablo como lo considera (V) para la lengua es sufijo, o se incorpora a -la palabra que designa al objeto para formar el perfecto; entra entre el radical y la terminación ( Gram. de (V)) . EF.QUIC. el padre; vocablo recogido por (MC) inédito en los léxicos publicados por ( ZQ) . Para ( C) el padre es moeiñ y la madre, moix (C) y (M). EIÑ. pronombre relativo, o indeterminado, que sólo se refiere a persona, raramente en plural. En el caso de la gramática mochica, eiñ se usa como sufijo para indicar la acción o verbo; también com,o primera persona, nominativo del pronombre personal del género masculino o femenino y número singular. Vid moiñ.aiñ (V). EJEP. la tierra; también aparece en (ZQ) como Ieiss o sseiss del mismo (M) que ha usado de la /j/; se registra igualmente con la ortografía uij (M). Leiss registra (V), o sseis como está dicho. Existe

CHOT.

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EK.EIÑ. EM.

EMIO ENEC.

E.TOT. EXLLAEM.

EXLLE. EXQUIC.

EXQUIC.

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diferencia con rek, lodo (M) y barró, tum (M); (ZQ) pone en su Dice. bajo el rubro barro de (M). Se puede distinguir entonces, y fijar para la tierra (ejep) la voz leiss Nota: (V) para nombrar la tierra emplea la ortografía aeiz con el diptongo latino jaej. creer, decir (M). (adv. de modo): como. (adv. de modo): ¿de qué manera? ¿Cómo? la casa (ZQ); también anec o anic (B) y yang ( B) . Se aprecia cierta analogía fonética entre la voz señalada por (ZQ) y (B) en sus diferentes modos. (Siempre tropezamos con este defecto de audición de una defectuosa pronunciación o mal interpretada). extenso, vasto (M). (adv. de modo): porque. (Nota: los léxicos en su traducción no definen si se trata de una conjunción causal, por causa o razón de que, y· la causa y motivo). (adv. de tiempo): cuando. el hijo (MC): eizquic (V); twoeng (C). Se distingue un m,atiz de apreciación diferente entre (MC) y (C) debido a una diferente fonética del informante al pronunciar la palabra; la elisión de la /i/ es explicable en este caso. la hija (MC) difiere de la ortografía dada para hijo por (MC); la /x/ ha sido sustituida por una suave /z/ pero no se altera el sentido del vocablo en uno y otro de los sujetos mochicas informantes. Según (M) la hija es chach.


el metal oro; este vocablo no parece en los léxicos conocidos; según Calancha es cheten de donde derivaría el topónimo de una de las poblaciones más importantes del reino chimú, el puerto de Eten. FA:N.APAEC. mentiroso; como se sabe, apaec (hablar) sería "el que dice mentiras''; es interesante ver como interviene el vocablo apaec para nombrar al mentiroso, al que dice mentiras; también mentiroso es ñetessapec (V) con seaep que tiene ambivalencia conceptual por mandato y boca. (Vid seaep). Por otro lado paec (V) es terminación de participio, intercalando /o/ forma el sustantivo (V). FELLU. la cabeza como igualmente para ella, se consigna Iechaoec, por encima, lo que está sobre, es decir la cabeza; es así, un concepto que recibe diversos nombres tales falpoeng, chetz, falpik, jecb, jocse y jeriqui. Vid. lechaec. FILLI.Ef:N. cantar; la raíz el fill (M). FOJI. caracol (M). (Este molusco gasterópodo terrestre tiene frecuente representación en las pictografías de sus ceramios particularmente en los que simbolizan el remolino (uatán) de que trata el autor en las páginas de este ensayo; (vid "El Lenguaje y el Mito"). FOEP.ISOEC. otra versión ortográfica para sueño (vid). Soñar se dice fup eiñ (M). el sueño (V); igualmente foepissoec FOAP. (ZQ); y ssiadem (M). Este último también escribe para soñar fup·.eiñ.

FAC.

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FUP.

FUNEP.

FUR.

HOG.

HUATAN.

IAN. CI.l\IAC. INEN. INFOK. IRRM.

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ensueño (M); fup.eiñ, soñar (M); el mochica distinguió. el sueño -acto de dormir- de ensueño -acto de representar en la fantasía; o dormitar más propiamente. La distinción la señala (M) quién apunta para ''levantar" fup, (ZQ) apunta levantar (fup) en su Dice. Yunga. Habrá que buscar el nexo entre levantar y ensueño de no ser un tono vocal que cambie la idea. cima, cumbre del cerro (M). (Nota: puede ser a mi juicio cúspide, cumbre, ápice, altura mayor etc.) anualmente. (Nota: fu podría también aplicarse al año, ciclo solar. (M) apunta fue.meiñ.). (Nota: debe ser su ortografía sino nada fuem. eiñ) el fuego (V); también se emplea la ortografía oj (M), uf (LH). (Nota: la /h/ podría suprimirse en este y otros vocablos ''españolados" pues nada significa fonéticamente en el habla machica. vocablo que aplicaron - del nombre del ídolo señalado por Fernández de Oviedo,- al fenómeno meteorológico. "remolino de viento y polvo". (Empleo la /h/' por seguir la ortografía de la fuente de información), (más correctamente; UATAN). desear a una mujer (V). la luz. ( adv. de lugar): hacia arriba. admirar; admirarse (M). Sílaba inicial difícil de pronunciar, pero añadido el sufijo verbal ya no: irrm.eiñ.


todo. (Este adjetivo úsase para ponderar el exceso de una calidad o circunstancia; (Dice. Ac. ); nosotros hemos unido los vocablos mediante el punto pero quizá cometemos un error pues oec suena a sufijo. (ZQ) no indica la fuente de información para este vocablo. altar (M); adoratorio, recinto del ídolo. JAK. (Aquí aparece en la ortografía del vocablo la /j/' y la /k/ usual en la interpretación literal de la fonética del habla m o chica) . nuevo (M); según el mismo: sll.p (cuJAP. ya vocalización desconcierta). corto, breve (M). JATOP. JAX.PULEN. jactancioso, pretencioso (L). JECHAC.MACHISSAK. la memoria, el recuerdo (M). Mach es memoria; para vida como existencia del ser, el mochica poseía otra locución recogida por (M): sia.mo. chissec, así, memoria_, (mechisak) es vocablo homófono con existencia. JORM.EIN. adornar (M). JUM.Eif':l:. disminuir, reducir (M). (M) trascribe igualmente el mismo vocablo para morir que en este vocabulario se registra lamid. (Hay una cierta analogía sinonímica entre morir y reducirse) KANKAPISSAK. el saber (M); también de él mismo es la consignación de kap para nombrar el conocimiento de la cosa. (Nota: el vocablo suena a quechua sin serlo sinembargo, pues descompuesto en sus dos partes bisílabas carece de sentido común: la perdiz (pisak) asada (kanka). IZ.ZOEC.

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KAP. KECHIK. KEN. KES.EIÑ:.

KOCHA.

KOFSSAK. KO&IK. KOZKIK. KUIJ. KUNO. KUNO.

el saber (M), el conocimiento de la cosa. esquina (M). (adv. partitivo): la mitad (M). regresar. (Nota: corresponde su concepto de un estado de movimiento: volver como sinónimo. Seg. Gram. (V) ''eiñ pronombre relativo quien que se refi~re a persona''; completa el número de voces directivas en la creación y ejecución del mo!N.l:mento ceremonial (chot) la niebla (M). También a la niebla se le llamó nam; y oj a la lluvia. (lluvia, fenómeno meteorológico extraño las tierras mochicas) vid ñam, lluvia (B) y oj, el fuego (M). sentimiento, sensaciÓfi (M). de sabor dulce (M); según el mismo: llaipi; para dulce, suave: sem (M). la estrella de la tarde. (Venus) o del pastor. el cielo (M); también se registra (ZQ); como shim (V) y sheim (L). el millar (1 ,000) (M). el día medido con la presencia del sol en el firmamento; (M) le llama tumi. Na. cunó es millar de unidades, siendo el prefijo na la preposición por (V).

KUS.

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el aire (M); también designa a viento. (B) la ortografía küsa, (con diéresis en la u). (Posiblemente en la pronunciación de kus y küs se halla la diferencia conceptual de aire y viento que (B) distingue con la. /'uf más agU¡da.


LA.

el agua; ja (M) y (V); hchais (B). Nota: no se explica aquella ¡n¡ como letra inicial antepuesta a jch/. Encuentro en esta posible pronunciación líquida (alveolar lateral sonora) una similitud con atl, agua, del nahuatl . (M) asigna al vocablo jgaj el mismo sujeto: ag~a.

encima (V); igualmente designa la cabeza (ZQ) vid los numerosos vocablos para designarla registrados bajo el rubro FELLU. (Nota: es posible que cada uno de estos varios íonemas tueran sinónimos para indicar el sentido de cabeza: para el cuerpo humano, la memoria (jechaec) el medio día (lecnaec. xllang) o SI tío del recuerdo (' · meretelo en la cabeza" es dicho común de la ciencia popular por "no se te olvide·'). LECHAEC. AN. MACH. locución que es literalmente ''tómalo de mernona'' (V) considerada la cabeza como centro de la memoria cual sigue siéndolo entre nosotros. La cabeza representa en la cerámica machica el sentido plástico de expresiones psicológicas al mismo tiempo que en niuchas piezas de ella señala la categoría social del sujeto representaci.o mediante símbolos pintados en el turbante. LECHAEC.XLLANG. el medio día (vid xUang, el sol); es literalmente "tener el sol sobre la cabeza". LEIAEC. (adv. de lugar): afuera. LIMID. El&. morir; jum (M); es vocablo señalado por (MC) no consignado en los vocabularios examinados por (ZQ). (Nota: no

LECHAEC.

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descubro analogía entre Iimid y jum; la tiene algo con Iemi. caec; la raíz es Iemi con el sU¡fij'o de gerundio ablativo ssac (V); Ioemizoer y jumissar es tan consignados por ( ZQ) recogidas de las voces de (M. fino, tierno, delicado (M). LLAM. de sabor dulce (M). Vid kofsak. LLAIPI, venerar, amar (M). (Para é\mar (ZQ) LLIC.EI&. consigna temeiñ, su radical tem, amor). LLIC.A.PAEC.EI&. soler, desear, o querer (loc.aiñ) (V). El amor (y el deseo) tienen .raíz en Ilic. LLICSSEK. según (M) es creencia y veneración. Hay gran diferencia entre uno y otro concepto cubiertos bajo el mismo fonema; creencia es algo intelectual, gratuita; que veneración es un acto ritual, práctico. MACH. de memoria; la ortografía más propia sería mash. Mach. copoec. eiñ es cum· plir, ( cU¡mplir con el deber o la tarea). Observese aquí que siendo mach la memoria, o de memoria en la locución se trata del cumplimiento de una orden o de un encargo, recibidos de oido y guardados en la memoria. MAELLAECEI&. hablar (V); el mismo señala igualmente maellaecaz. (Nota: observo en el vocabulario de (V) la locución amenazar, metzh. caed. en la que aparece como sufijo aecaz. (V}. MAIP. El&. ofrecer (M); raíz: meip {V). MANO. COERO. sensación sensual equivalente de grato, agradable, a nuestro gusto. MA&ACEP. El&. decir (M). También figuran en el

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MECHEN. MEIN.EI&. MENANA.

MET.NA. MICKERR.

Dice. (ZQ) ekeiñ (M); engeiñ (M) y mañapoed (que debe ser, correctamen· te, apoec) la rama del árbol (MC). Este vocablo no se consigna en el Dice. ( ZQ) . contar (M). cerca, muy cerca (B). Nota: comparar con neisna.mi '''muy de mañana" y neiss, la noche (M). (adv. de lugar): más acá. (mong. na?) ligero - en el sentido de liviano (M).

MIN. MINICH.

(adv. de lugar): aquí. (Adv. de lugar): de aquí, o desde aquí. (vid min, aquí). Nota: el sufijo implica la orden y la acción otro punto del que sirve de origen; el artesano mochica mediante estas partículas enriqueció su vocabulario adverbial y fijó precisiones propias y necesarias para su creación plástica. En el texto del ensayo y en este glosario consignamos las que consideramos más importantes en relación con el tema. MIN. CHAN. CAMAN. el señor supremo. (Nota: observamos que el nominativo de jefe, o señor, encierra el vocablo que designa la palabra la orden: ssias, cioeis. Nos atenemos 'a la homología de ambos vocablos. MOER. caña (ZQ); caña (de Guayaquil, guadua angostifolia) y brava (ginerium saggitatum); también aparecen los vocablos uis (M), faij (M), fasll (M); son tres versiones fonéticas para el mismo objeto. Para (M) la caña de azúcar (?)

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es kumó. (Nota: la caña de azúcar (gramínea, originaria de la India) era desconocida entonces. En (V) maetcaen. o. cunó es cañas grandes; (las de Guayaquil) eran conocidas y utilizadas por los mochicas para mástiles y padrones de adobes para la obra de las murallas en Chan-chan) . Yo; la persona, el ego (vid eiñ). MOTril'. el alma (C) y (M). Para (L) es amaMOIX. lai. (Nota: debemos admitir un otro concepto de u alma'' en boca del vicario y conforme a nuestras ideas metafísicas; el "alma" mochica podría ser el espíritu animador de las cosas de su naturaleza; el vínculo anímico de esa cosa que se trasforma, o ha trasformado, en el mito a manera de un mapa. MOELLOEC. EIJS'J'. hablar. MOLUM. (adv. de tiempo: hoy, el presente, este día, etc.) MONG (pronombre demostrativo en segunda persona; hace oficio en sus tres géneros cuando van unidos al nombre. (Gram. V); indica "éstos". Se registra por ser frecuente como sufijo; aparece en los topónimos, muchos deformados, como quechuismos. MORROC.LAEPAEC.OZ TURRAEC. locución que se traduce por '' soleis ser· seducida". Se incluye en este vocabulario, juntamente con otras relativas al "eros'' machica, tan vivamente expresado su "pathos'' verbal en la cerámica. Ya hemos señalado la locución IAN. CIIQ'AC para decir según (V) ''desear (a) una mujer";

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MUCH.EIK. MUCS.EI:t'l.

MUCHIK.

MUNAUS.

MUTS. NA.

se analiza quererer y desear como dos impulsos bien diferentes; desear con pasión (V) es lliq.eiñ; ca1111.eiñ es desear; y turrec. eiñ. mad es seducir; y su pasivo turraec seducida. el ídolo. (vid muceiñ, adorar (M) lo que según (V) es nruach.aero adorar; adorar al ídolo es maecha. machaec (V); (M) nos da la versión llip para expresar veneración al ídolo. ( llic es la raíz de lliceiñ, verbo adorar, amar. En (V) adorar se dice Iaecha. Hay diversas ortografías y conceptos que el investigador juzgará las más propias. Si buscamos el paralelo con much. eik, el ídolo, podemos sin fantasía aceptar que el topónimo del lugar geográfico de este grupo étnico ocupado desde el siglo III dC. era la "tierra del ídolo". Para los compiladores, lo que no era Dios concebido cristianamente, se calificaba como "ídolo"; así, sería fácil pasar por este delicado puente de la ribera del común ''muchik" (mochica hoy) al excelso topónimo de "Tierra de Dios''. (Ej .la Tierra de Sanán, la Tierra Prometida por Dios a los judios errantes en busca de ella). etc. · nombre que según Calancha en su "Crónica Moralizada", aplica a los males familiares, domésticos . Implica esto una presencia espiritual de los antepasados en el ánimo mochica. (adj.) largo (M). (preposición) por; indica la persona en

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NAM. NASS.

NEISS.

NEISSANA.

NIC. NIYU. ~AM.EI~.

~AM.LUCH.

~AM.O.

.NAS S

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las oraciones en pasiva y para determinar tránsito. (Dice Ac.). la lluvia; también oj (M); es fuego según (M) y debe ser error tipográfico. la medida (M). (Nota: es extraño que ni (L) ni (M) se preocuparan en recoger los vocablos correspondiente, a las medidas y a los instrumentos para señalarlas). la noche (M) (Nota: hay que salvar el error tipográfico en el Dice. (ZQ); en el vocablo anochecer: figura una extraña jw 1 que indudablemente es de.. fecto en la tipografía. El vocablo correcto es neiss, como encabeza este artículo del Glosario, o nesja, con la /j/ que puede sustituir sin defecto a la /i/ (la jota griega). muy de mañana (M). Igualmente es locución para indicar la cercanía del objeto: muy cerca. (con "muy" adv. en grado sumo) . (adv. de lugar): dentro, o en medio. alegre (M). pensar (M) Raíz: ñam, hombre. la madrugada, ''entre dos luces'' (V); también figura como nu.luch o coep. luch También se decía para la mañana, neiss.nana (C) que bien puede aceptarse para referirse al alba. ahumado (M); para designar al fiambre se emplea la misma voz (M). En este caso la /o/ (vid) se interpone entre dos sustantivos para caracterizar al ser). hermoso, bello (M). El concepto de la belleza y de su vocablo -en particular en la obra plástica- puede medirse su


alcance en la arquitectura y en la cerámica cuyo equilibrio, en una y cuya forma, en otra, promueven nuestro interés estético y fijan nuestra atención. La "belleza" entre los mochicas podría considerarse por el equilibrio, lo igual (topnam), sus valores religiosos perseguidos en el monumento ceremonial, y en la figura humana ( chep. mong) tan expresivas psicológicamente. J'\J'EJ'\r. EIN. jugar (V) . Jiii:ET. ESAPEK. el que dice o habla mentiras, vid. fañ. apaec. Jilrl. el mar (oceánico) (MC); según Calancha es ni; y además los fonemas ning (B), Ni (M), nin (V), y el extraño vocablo señalado por (LH): pompormai. Jiii:OEM.AI&. oir escuchar (M). En el mismo aparece la voz num.eiñ. (Es dable suponer un pequeño error tipográfico del compilador (ZQ) pues aquí, eiñ y no aiñ, es el pronombre relativo quien. (Vid). el hombre (ZQ); también chefnam o 1\I:OFOEN. chef. ñami (vid) &OPISSEC. la esperanza. (Esperar: ñop.eiñ (M). I'lOSSEN. estadio (medida) según (V). Esta consignación de la medida griega, (distancia de 125 pies geométricos) por el sabio matemático, (V) fue desconocida del mochica y del español para quien regian las tradicionales metropolitanas. el hombre joven, o joven en general 1\rOVEN. . (V) y (L). Joven; 'se emplea para el muchacho el nominativo chol o cholú. Nota: a mi entender se trata de un neologismo hispano; aquí la tesis de la

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transformación de la /y 1 en el vocablo ñoven por la /j/' es manifiesta y apoya una aseveración de ( ZQ) acerca del cambio ortográfico, y consecuentemente fonético. de xll por /ñ/ o /eh/'. Se podría señalar varios ejemplos: jabón= japanel (L); pantorilla: xllafco=jafko, etc. Pero discutir esto no es el objeto de este glosario, labor que dejo en manos de los filólogos. lQ:U. CHALLO. ( adv. de tiempo): de aquí a poco. ~UIJ. el cielo (M); vid cuela, kus, sheim. O. partícula con diversas funciones para el sentido de la oración; se interpone entre dos sustantivos, ej: qulxmlc.o. ñ.ofaen por ·"el hombre viejo''; entre dos nombres indica genitivo, ej: Dios. o. chlssaer por "el ser de Dios"; se le antepone /i/ o para indicar cualidad. (Gram. V). OCH. el fuego. Hay otros vocablos para designarlo: oj, og, hog uf (vid estos vocablos). La cnversa 'ortografía que nos da (ZQ) obedece en su referencia a una simple interpretación auditiva y traslación al idioma del trascriptor en orden al valor fonético de los signos alfabéticos que conoce y emplea; fácil es percibirlo; todos estos vocablos tienen un nexo fonético que no escapará al lingüista o filólogo. la lluvia (MC); vid oj. OG. terminación verbal del infinitivo (Gram. 01~. V).

OJ.

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el fuego. (vid). En el manuscrito de (MC) figura con la ortografía /ol/ y


juntamente con /og/ acentuada la /g/ (?) para suavizar su pronunciación . (Fogoso es oj .o) OL. registra (MC) para el fuego (vid og). (MC) no indica el valor del acento sobre la vocal del monosílabo; se trata de un signo (estrella) que igualmente sobrepone a las vocales de los voca... blos che tes (corazón), han (sol), cog (animal), mechen (rama de árbol). Todo esto podría utilizarse para valer definitivamente la ortografía del vocablo y sus paralelos fonéticos. OLECHAEC. (adv. de situación): arriba (V); po· dría ser: o .leshaec. (vid) . OLPAEC. (adverbio de lugar): adentro. (V) Paec es terminación de participio (vid. definición académica de esta parte de la gramática) y considerar la prefijación con 1o1 (vid) para indicar "cualidad. OLLINQUED. QUIC. el gozo. (Nota: este vocablo lo consigna (MC) y no está registrado por (C), (V), (B), (LH) y el Dice. (ZQ). Quic es partícula para generalizar. OMJEM. la derecha (vid petes la izquierda). Ambos vocablos indic~n la posición del hombre individuo en el espacio natural con relación a las cosas circundantes. ONAEC. uno -como pronombre-; también: oneque (V), unnik (B), enuc (L). ON. árbol, el árbol (MC),nepeet (C), nepaet, nepaetae (V). Especificamente: el algarrobo (fam. leguminosas). Vid. ong. ONAEC. PELEN. ( adv. de tiempo): el otro día. ONG. el algarrobo. (arbusto de la fam. le-

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PAEC.

guminosas) y por antonamasia, el árbol. En la ortografía de (MC) es jonj. El algarrobo, árbol vernáculo muy abundante en los valles del norte terminación de participio, agregándole oiñ forma los verbos incoactivos, significan soler (acostumbrar, ser frecuente) (V).

PELEN. ( adv. de tiempo): ayer. PEÑO. CHISSAC. bondad, calidad (M); peño; bueno. PETES. la izquierda refiriendose a la posición del objeto en relación a ]a persona; vid omjem, la derecha. POLENG. el corazón. También para este organo aparecen las voces chotoe8, poltik, poleng y poloeng; vid cada uno de estos vocablos. POLQUIC. barriga, voluntad (V). El compilador gramático (V) y en su Dice. (ZQ) se usan varios fonémas que es necesario investigar a través de sus sufijos, la razón de referirse a la relación barriga-voluntad. ¿Existe alguna relación con la ciencia popular, a través del refrán español "barriga llena, corazón contento"? Los hay muchos en este sentido: ''Vientre lleno alaba a Dios" (no hay cosa como estar bien mantenido para estar dispuestos, con voluntad, a emprender cualquier faena); o ''Eri barriga vacía huelgan ideas'' (las persona falta de alimento no se halla en disposición de dedicarse a trabajos intelectuales) . la piedra (el cerro)~ también pongi. ío PONG. (ZQ).

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la sombra; también se da el vocablo puñ; la oscuridad (ZQ) es choempu que igualmente se refiere a la sombra de los árboles (M). palo (ZQ). PUP. QUINGNAM. nombre vernáculo de la lengua machica (centro principal: Chanchán y su valle en el Departamento de La Libertad). Sugiero una reducción filológica mediante el sufijo NAM. (vid). RENOM.EIÑ. hacer doler (M); según (MC) el dolor es recom. cec o renom. ssaec (V) es terminación del gerundio ablativo quedando la raíz renom (?) pues eiñ es a su vez pronombre en primera persona singular. la luna (B); si (M). REM. RONOM.CEC. vocablo registrado por (MC) para expresar dolor. No figura en el Dice. (ZQ) quien para este sentimiento apunta renom.eiñ. Al paso observamos cómo se al ter a la consonan te inicial de renon en /r1 o /1/', esta última más frecuentemente que la otra que rara vez aparece en la fonética mochica de voces preferentemente liquidas. dulce, suave (M). SEM. SHEIN. el cielo (LH); vid ñauij, kus, cucia, o PUÑIC.

shim.

SHEPESTOP. feo, desagradable (V); ñespetoec (L). SHIM. el cielo; según (L) la ortografía difiere poco, y es explicable la pérdida de la vocal j'ej en el diptongo jeij; el roochica ha pronunciado la jej cerrada. SI. la luna (M); rem (B). S lAMO. CHISSEK existencia, vida (M). Chlsac (en

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este glosario) es el Ser (como persona): Chiz, chiñ, verbo sustantivo ser (V). (adv. de lugar): lejos (M); según el SIET. mismo, el superlativo muy lejos se forma con la partícula /'na/ en sufijo; (ña: por, preposición que indica la persona en las oraciones en pasiva y para determinar tránsito. (vid .na; neissna. na. mujer; vocablo que recoje (MC) cuya SONEN. ortografía difiere de la consignada por (B), (C) y (V). La ortografía de estos tres es ssonaeng. (Esta ortografía y su dicción fonética es más ajustada al suspuesto tono mochica). SSAEC. terminación de gerundio ablativo: ando, endo. (Gram. V). SSAP. la voluntad ( ZQ); consigna este vocablo juntamente con poloeng y poleoio conceptuados igualmente para señalar la barriga (o vientre); vid el comentario en polquic. (Es igualmente "la boca''). SSAPARO.KUTSO.CHISSAK. sabor, gusto (M). (Nota: chissak es ser como sustantivo (M); este lo diferencia del verb,o ser que escribe chizoer, como también en (ZQ) chin, chiz y loe. eiñ. SSAPOEC. hablador; según (V) encontramos el vocablo componiendo el de hablador: llip.ssapoec (vid) y utilizado para el fonema de creador: ai. apoec; ssapoec es boca (ZQ); también aparece ssap para designar la boca; sop (M) y sape (L). Nota: bocón es aipe (grande) y ssap (boca): aipessap. (''boca grande'' por hablador).

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tiene ambivalencia conceptual por man· dato y boca; son sinómmos y homólogos. el techo (de la vvienda); vid chapa. SSHAPA. la palabra (vid cioeiz, voz); ambos- vocaSSIAS. blos son isúnomos. ( lsonomm, es la tormac1ón de cuerpos que siguen la """ruisma ley); ambas citadas se formalizan y desprenden del fonema moduca (boca) ssap, sseacp, ssapoec. (vid). hacía allí (M) . SSIET.NA. en la boca (V) Nota: se advierte w1 SSAEPAEC. error tipográfico (o en el manuscnto?) pues este vocablo aparece con la ortografía SSAPAEC lo cual es evidentemente un error; con esta salvedad se registra. SSIN. PITAN. (Adv. de lugar): allí mismo. (L) escribió con cedilla; se la reemplaza con la doble consonante (ss) de símil pronunciación aunque este léxico sólo persigue el valor ·conceptual, y su ordenamiento alfabético. TAMISEC. llorar (MC); fam.eiñ según (C); es presente de llorar; fam¡. apoec, el que llora (V); nota: es curioso observar el cambio de la letra inicial -/t/ por /f/- entre (MC) y (V). Según este la raíz es fam y apaec, adverbio de tiempo: para siempre o en cualquier tiempo. (vid aepaec) . TEFK. ancho (M). TIMO. otro como adjetivo; persona o cosa distinta de aquella de que se habla (concepto para el "Yo metáfisico" en este ensayo. SSEAEP.

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TIPEN.

(adv. de tiempo): derrepente, subitamente, inesperadamente. TOEXLLAPOE.COIÑ. descubrir (ZQ). (La ortografía correctamente el sufijo apoec, de ai. apoec (creador) y con la corrigenda toeñ. apoec en la que interviene el sujeto creador que vincula al descubridor tal como lo dice (ZQ). y en el que aparece el sufijo oiíi, ser, completa el sentido del vocablo. (Este ejemplo ponemos aquí para ilustrar a1 lector acerca de la importancia de una disección del vocablo y su interpretación en el fenómeno de la comunicación oral, (la audición, y la trascripción a la letra) que es, en este caso, fundamental sujetándonos por cierto a las reglas de la filología. TOKO. la ventana. Se trata de un neologismo - como los varios que tenemos descubiertos en el vocabulario mochica del siglo XVII. (ZQ) lo consigna como mochica lo que puede aceptarse como un neologismo creado durante la ocupación quechua. La ventana era prácticamente desconocida en la arquitectura mochica; (en quechua; "tocto''). de color blanco; blanquear= tsekkueiñ.; TSEKKU. según (B) el color es ziku, zikyo; y aja (M).

TSIO. TSAKUM.

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perfecto, noble (M); se escribe también tsik (ZQ). agudo, puntiagudo (M); sanku (M) y kechic (M) para esquina, esquinado.


TU Nl.

el camino del sol en el firmamento (vid kuno); tuni es también el adverbio que indica estado sumo o superlativo. Mucho: tuni. tuni; muchedumbre (ZQ); (B) traduce el adverbio· con peñang y nahyofer; y kam por (M); para este último, el vocablo tuni se refiere al espacio cronológico durante la presencia del sol en su recorrido diurno. seducida, una mujer seducida (V); seTURRAEC. gún el mismo, ian. eiñac es desear a una mujer. (vid). TUR.QUICH. (adv. de lugar): por detrás. (Adv. de lugar); por delante. TUT.AEC. aliento (M). vid uquic, resuello (M); u. se aplica también a la respiración. nublado (M); vid para un paralelo: uiz, UTS. la nube; uij. o, el lodo o tierra mezclada con agua; o para la pasta arcillosa, maleable, del ceramista. el ídolo y el remolino señalados por UATAN. Fernández de Oviedo (1551); vid hua· tán. la tierra mezClada con agua, propiamenUIJ.O. te el barro; para la arcilla del alfarero se conoce el vocablo chep, como igualmente rek (M) quedando uij. o para el polvo. UIZ. la nube (M); ux (M); uz (M) en este vocablo se produce una elisión fonética que es frecuente en la pronunciación por el informante. La analogía entre uiz (la nube) y uij.o (el polvo) debe ser analizada a la caña de totora se le llamó figuradamente uiz (M).

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UQUIC.

el resuello; también U se considera como expresión del resuello; vid U; quic es una partícula sufija que genera1iza. (V).

UTZHO.

X.

XAM.EIÑ. XO.QUECH. XLL.

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-grande (M); vid ajpe, o aipe. el sonido de esta letra (equis) cuyo primitivo en español fue el de la /j/ tuvo como esta su pronunciación la que hoy tiene como en el catalán (Nebrija) al igual que la francesa (Mar~ tínez Amador) y como se pronuncb para México. En los tiempos de (L) su uso era suave (fricativa) como letra inicial, y como tal debe tenerse en la ortografía y pronunciación de la palabra. se decía igualmente al saber, conocer (vid a pissek); raíz: Xam. (adv. de lugar): luego que ... La "difícil pronnnciación" a que alude el vicario de Retes (L) y luego (V) para esta y otras letras del vocabulario los llevó al empleo de una tipografía '' sui generis'' para la edición de sus léxicos y gramáticas llamando la atención del hispanohablante; pero de estos signos y su pronunciación existían, y existen en muchos idiomas que emplean eÍ alfabeto universal. Véase lo del escribano del si~ glo XVI en el comentario: Tales son, sin otro signo, las voces guturales, las nasales o aspiradas; en cuanto a los diptongos jaejy f'oe/ son usuales en el latín y siguen usándose en otros idiomas, con su signo particular) el fran·


cés entre ellos; no menos decir de la cedilla: la abandonaron los españoles en el siglo XVI y se siguen usando en el francés y el portugués; la 1eh/' suena suave como para la nación mexicana. Para /xll/ (que inventa (L) tip<>"' gráficamente) pronto el europeo hizo de ella /ñ,/ peculiar en el castellano porque aunque su sonido existe en otros idiomas, se representan con doble consonante: /gn/ lnh/ y jmy/ etc. ( Martínez Amador) Según ( ZQ) se hizo /j/ (fricativa sorda) que es la que empleó el germano (M). XLLAN el astro solar; sinónimo de día. El sol ha recibido en la lengua mochica diversos vocablos: xllang, xllangik, cheang (B), jang (M), shiam (V) y Jiam (L). así como son (L); la ortografía más correcta es sin duda xllang, no importa ser de defícil pronunciación ... XLLAXLL. la plata (o en monedas) (V); el vulgo acomodó la pronunciación ya en el siglo XVI, y recogió el vocablo (M) el cual trascribiolo con /j 1. XLLANG. CHICH. el oriente o punto de salida del sol; considerado como punto cardinal. Los otros tres cardinales son: fech.ech (Poniente), lo.chich (Sur) y fo.chich (Norte). XLLANG. CIÑ. negar, enconder. llang. ciñ, negar, esconder. XLLI.POEC.EIÑ. conversar; (Eiñ, sufijo verbal). XO.QUECH·. (adv. de lugar): luego que .•.. YUM. mojar (M). ZAEC.CHI. (adv.): de abajo (V). La z ha sido re-

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ZIN. ZINC.

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emplazada por la /e/ con cedilla o usándose la doble fssj (Caek.chi, ssaec.chi); (V) ha seguido en esto el uso de la ortografía de (L) pues no hay que olvidar que hasta el siglo XVII aun se empleaba la cedilla. (adv. de lugar): allá. id. más allá.


LAMINA 1 Tex.,to fac-simil de "Plan'' de voces castellanas traducidas a las ocho lenguas que hablan los indios de la costa,. sierra y Montañas del Perú, presentado en su manuscrito por el Obispo Baltazar Jaime Martínez Compafíón (vol I I pg. 4.) . Ayuda en parte a la interpretación ortográfica de las palabras pronunciadas por el aborigen.

LAMINA 2 (ARRIBA) Proyección teórica de reconstrucción del edificio ceremonial (la Huaca del Sol en el valle del Moche) tal como la presentaría el arquitecto de hoy para realizar una obra de este género. (ABAJO) El complejo de Pañamarca (dist. de Nepeña en el valle del Santa)


LAMINA 3 (ARRIBA). La pirámide ceremonial de Chotuna ( prov. y dist. de Lambayeque) ,· Yacimiento arqueológico importante por las muestras de la actividad artística de sus pobladores. También se le designa "Chotana''; la raíz de este toponimia hispanizado es "chot'' (o Huaca) en lengua mochica. (ABAJO). Reconstrucción plástica de la llamada "huaca de los. chinos" o ''isla de los Chinos'', en una caleta de la bahía de Samanco. Fue lugar de importancia entonces por la explotación de sus salinas. La reconstrucción ideal ha sido ejecutada por Richard Schaedel.

LAMINA 4 (ARRIBA). Una de las muchas pirámides de planta cuadrangular, escalonada con ingreso a su plano superior por una rampa posterior; Contrasta este notable monumento con la aridez del páramo que aun conserva la huella de un camino de esos tiempos. Caracteriza este monumento religioso el "patio" congregatorio. (ABAJO). Un esquema plástico realizado por el arqueólogo Schaedel, y el lng~ Rodríguez Suy-suy, sobre la topografía de John Storq. Se conoce por ''Huaca Teadora" (Valle de Motupe, cap. dist. de Lambayeque)


LAMINA 5 (ARRIBA). Ceramio espiraloide con su rampa de acceso hasta el ara del ídolo. (Museo de Antropología, Lima) (ABAJO). Ceramio espiraloide adornado de figuras zoomorfas, caracoles símbolos religiosos.

LAMINA 6 (ARRIBA). La plástica arquitectónica se adornaba _de altorrelieves geométricos y simbólicos en cuya tarea intervenía el maestro director para no dejar al azar o al capricho, la expresión de un obligado canon mítico. Particular de la "huaca La Esmeralda" dentro del area de la ciudad arqueológica de Chan-chán. (Trujillo). (ABAJO). Reconstrucción plástica ( Schiiedel, Rodríguez Suy-suy, Stork) del ceremonial "San Miguelito'' (Cerro Guitarra, al borde del río Saña) es un antecedente funcional del más complejo "Huaca Teodora'' (Kossok).


LAMINA 7 (ARRIBA) La pirámide escalonada de planta cuadrangular del arquitecto mochica, y el eje ''ceremonial" para las rampas (o escalones) para el acceso a su cúspide (ara de holocaustos o trono del sumo sacerdote) aparece en todas las culturas peruanas prehispánicas. En la de los incas, la de Vilcashuaman es un ejemplo sobre el que se puede especular ampliamente con sus antecedentes en Tiahuanaco. (ABAJO) Un aspecto de sala ceremonial en Pachacamac (dist. Lurin) restaurada por Arturo Jimenez Borja.

LAMINA 8 (ARRIBA, IZQUIERDA). Un ceramio espiraloide adornado de felinos y caracoles. (Museo de arqueología, Edimburgo). (ARRIBA, DERECHA). Pictografía en un ceramio globular mochica. El correo, o ''chasqui'' en lengua quichua; ''tzhoe.coem'' - el que corre'', en mochica. De su boca brota el signo verbal señalado por H arth-terré. (ABAJO). Desarrollo de una pictografía en ceramio espiraloide por Jorge C. Muelle y al que se hace referencia en este ensayo. ( subcapítulo: ''El lenguaje y el mito'').


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LAMINA 3

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npo·e· SEGUN ESQUEMA PLASTICO DE RICHARD SCHAEDEL LAMINA 4


LAMINA 5


LAMINA 6


LAMINA i1


LAMINA 8


IN DICE Págs. Advertencia

7

Vocabulario Estético de los Mochicas Consideraciones críticas

9

La dinamica de la palabra

13

La creación intelectual, el mandato y la obra . .

15

El adobe, elemento vincular con el mito

18

Paralelos

20

Cuantía y valor del adoratorio piramidal

21

El verbo

22

Relación y equivalencia de los conceptos verbales 24 Los cuatro elementos de la naturaleza

27

El cosmos mochica

30

109


Págs. El "Yo" metafísico

...

34

Las dimensiones espaciales

39

El vocabulario estético

42

La palabra creante

47

Adverbios y preposiciones

48

Las virtudes del objeto estético

52

Las cualldades de la materia

53

El lenguaje y el mito

56

Colofón

64

Bibliografia básica

66

Glosario de voces Mochicas que aparecen en este 69 ensayo ... Nota apendicular a este comentario

74

Glosario

75

..... .

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·il

110


Este libro fue impreso en los Talleres de Artes Gráficas de Editorial Jurídica S.A., Prolg. Loreto N'? 1736 - Breña Lima-Perú


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