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Los desafíos que enfrenta la humanidad
Exigen Soluciones May Sculas
Necesitamos más que nunca construir ciencias de la complejidad, relacionadas con el territorio, el medio ambiente, el mercado de trabajo y la justicia social, como la Licenciatura en Estudios Socioterritoriales de la UAM Cuajimalpa.
Gaceta Cacomixtle: ¿En qué consisten los estudios socioterritoriales?
Rocío Guadarrama: Voy a contestarte de una forma sencilla. En mi opinión, los estudios socioterritoriales constituyen uno de los campos del conocimiento más prometedores y confiables de las ciencias sociales en el mundo actual. El desafío que supone la interconexión simultánea de múltiples regiones y territorios, estimulada por el uso de las nuevas tecnologías de la información, nos obliga a considerar múltiples factores para comprender los problemas que resultan de una realidad entretejida que perturba el comportamiento de los sujetos sociales, sus interacciones y las redes que los trascienden globalmente.
Este nuevo campo de estudios se propone trastocar las rígidas barreras disciplinarias que hasta el último tercio del siglo pasado separaban a las llamadas ciencias duras (física, matemáticas, biología y otras) de las ciencias blandas clásicas, que provienen del tronco de las humanidades y de las ciencias sociales. Los desafíos que enfrenta la humanidad en el siglo XXI exigen soluciones mayúsculas, una imaginación creativa disruptiva, que rompa con los moldes ya inservibles para contender en poco tiempo con situaciones desconocidas, producidas por el cambio climático, la precarización de la vida y el trabajo, y la inestabilidad que producen las migraciones, las pandemias, la violencia y otros fenómenos que ponen en peligro la existencia de la humanidad y las especies vivas de este mundo.
G.C: ¿Cuál es la pertinencia de estos estudios para nuestras ciudades actuales?
R.G: El conocimiento disruptivo del que te hablaba nos ha obligado a romper con los viejos moldes para analizar la realidad. Por ejemplo, la dicotomía campo-ciudad; esa división ya no existe tal como
◀ Dra. Rocío Guadarrama Olivera Profesora investigadora era pensada décadas atrás. Desde luego hay espacios en los que priva la vida urbana y otros en los que lo rural, cualquiera que sea su definición, es lo que prevalece. Pero lo que vemos desde nuestro laboratorio social es un continuo enredado de estructuras y prácticas rural-urbanas, conformadas por los fenómenos que mencionaba anteriormente. Por ejemplo, la expansión del trabajo informal produce multiempleo y diversas formas de intermitencias en el mercado de trabajo que no corresponden a la idea que teníamos de las jornadas fijas del trabajo formal, y tampoco a la separación tajante entre actividades de trabajo doméstico y trabajo extradoméstico y aquellas dedicadas al ocio. Esa organización ideal del tiempo, si alguna vez existió, hoy es una rareza. Todo ello, afecta la movilidad de las personas, la organización de los negocios y del espacio en general. Aquí muy cerca de la UAM Cuajimalpa tenemos un muy buen ejemplo de esa continuidad entre la llamada Ciudad Central de Santa Fe, con sus grandes corporativos y centros comerciales, y el Pueblo de Santa Fe, con sus resabios históricos, bosques, ríos, manantiales y formas de consumo tradicionales como el mercado central. Por todo ello, necesitamos más que nunca construir ciencias de la complejidad, relacionadas con el territorio, el medio ambiente, el mercado de trabajo y la justicia social, como la Licenciatura en Estudios Socioterritoriales de la UAM Cuajimalpa.
Departamento de Ciencias Sociales Dirección de Ciencias Sociales y Humanidades.
G.C: ¿En el marco de esta licenciatura y su desempeño, cuáles son las habilidades que se esperaría de un egresado?
R.G: Esta es una muy buena pregunta. Quienes nos formamos en el conocimiento disciplinario, en la práctica profesional tuvimos que aprender, no sin dificultades, a cruzar miradas, prácticas y métodos provenientes de distintas especialidades, artes e instrucciones. Actualmente, la enseñanza tiende a ser cada vez más multidisciplinaria, ese es el caso de los estudios socioterritoriales. Sin embargo, todavía navegamos entre dos aguas: entre aquellas corrientes que nos jalan hacia los andamiajes teóricos abstractos y aquellas otras que nos conducen hacia las teorías intermedias y las herramientas aplicadas a la resolución de problemas concretos. Hoy en día, los programas de enseñanza deben lidiar con esta separación arbitraria del conocimiento para formar estudiantes con un piso muy firme de conocimientos teóricos universales, y, al mismo tiempo, con destrezas técnicas de alta precisión. Se trata, a fin de cuentas, de preparar a personas con una gran capacidad de reflexión y de observación del mundo en el que viven, empujados por el ánimo de transformarlo. La Universidad, como espacio educativo, no puede ser una torre de marfil, debe expandirse hacia su entorno inmediato y crear vínculos con otros más remotos. La enseñanza no tiene sentido si los alumnos y las alumnas no aprenden a ver con miradas penetrantes, capaces de entresacar aquello que se mantiene oculto o sin sentido en la vida cotidiana.
G.C: Por último, ¿puede decirnos cuáles son los campos en los que un egresado de estudios socioterritoriales podría desempeñarse en su vida profesional?
R.G: El campo de actividad profesional es muy amplio si logramos desarrollar en nuestros alumnos esta capacidad comprensiva, acompañada de habilidades para diseñar explicaciones y soluciones cercanas a lo que el mundo y la gente necesita. Estos profesionistas en ciernes están preparados para trabajar en el diseño espacial de los problemas. Ese es su fuerte. Son los sociólogos y antropólogos de la nueva generación, quienes dominan técnicas de geolocalización y conocen los marcos institucionales, las dinámicas de organización y la acción social en los territorios. Entre otras cosas, saben trabajar con la gente en la vida cotidiana, gestionar sus demandas y buscar entendimiento con los responsables políticos y administrativos en los distintos niveles de mando.
Infraestructura colosal y territorio local. Tren Interurbano México-Toluca
Aunque el Tren Interurbano se considera un medio de transporte necesario, llama la atención la poca claridad y consideración de los vecinos para la ejecución de la obra. Ante esta situación, el colectivo La Sexta ha impulsado alternativas de participación y toma de conciencia sobre el cuidado y procuración de los espacios comunes, como un modo de mitigar los impactos de esta gran infraestructura en su territorio local.
El Tren Interurbano es un proyecto del gobierno federal que conecta el área metropolitana del Estado de México (Toluca) con el poniente de la Ciudad de México, en particular con las alcaldías de Cuajimalpa y Álvaro Obregón. Su construcción inició en julio de 2014 y casi después de una década se inauguró de manera parcial el 15 de septiembre de 2023. Su total funcionamiento se contempla para abril del 2024. El proyecto dará servicio a aproximadamente 230 mil usuarios al día, con un parque vehicular de 20 trenes eléctricos. Su recorrido será de 57.7 kilómetros y contará con dos terminales: Zinacantepec y Observatorio, y cinco estaciones intermedias: Pino Suárez, Tecnológico/Aeropuerto, Lerma, Santa Fe y Vasco de Quiroga.
El desarrollo de este proyecto se ha enfrentado a algunos problemas para lograr su consolidación, particularmente dos: el trazado, que se ha debido modificar por diferentes circunstancias principalmente por la falta de aprobación de vías, y al sobrecosto de su producción, triplicado frente al presupuesto inicial. Aunado a esto, el Tren Interurba- no ha sido cuestionado y refutado por diversos grupos sociales que se han visto afectados por las obras, en especial, aquellos que habitan al poniente de la Ciudad de México.
Con la finalidad de comprender el plan del Tren Interurbano desde una perspectiva cercana y cotidiana, Cacomixtle tuvo un acercamiento con el abogado Edgar Reyes Ramblas, vecino de la zona de Observatorio y miembro del colectivo La Sexta, quien nos compartió cómo este macroproyecto ha resignificado el espacio público y la dinámica social local.
La Sexta es un colectivo creado en 2014 y tiene entre sus objetivos atender las problemáticas sociales de su entorno, su trabajo lo ha desarrollado también en Chiapas, Estado de México y Ciudad de México. Derivado de la conectividad con el resto de la capital y el Estado de México, la zona de Observatorio es un punto de la ciudad que se caracteriza por su gran afluencia peatonal y vehicular. Al ser una gran estación terminal de camiones, taxis y metro, ser sede del Tren Interurbano significa mayor concurrencia en el área de Observatorio y mayor impacto en el tránsito cotidiano y en la oferta y demanda inmobiliaria.
El colectivo La Sexta ya ha identificado un alza en el costo de renta en la vivienda de las colonias vecinas y un incremento de ocupación habitacional, resultado de la oferta de transporte y conectividad. El desarrollo inmobiliario va provocando el desplazamiento de la comunidad local y el encarecimiento en la forma de vida, principalmente en los servicios.
La Sexta considera que no se socializó el proyecto lo suficiente. No se preguntó a los vecinos sobre la percepción, preocupación o propuestas de mitigación para implementar en la zona, se percibe más como una imposición del gobierno:
“En ningún momento hubo acercamiento por parte de las constructoras y el Gobierno para determinar la fiabilidad del recorrido del proyecto”, relata Reyes. La inconformidad de diferentes comunidades locales se enfoca principalmente en denunciar las afectaciones al medio ambiente. A su vez perjudica el carácter identitario de la zona, puesto que el paisaje urbano ha sido enmarcado entre dovelas de toneladas suspendidas sobre pilares y zapatas que, como pisadas, marcan su territorio. Las colonias se han visto fragmentadas por vías de concreto que dividen la convivencia debido a lo intricado que se vuelve el acceso y la salida. Si bien La Sexta reconoce que el Tren Urbano es un medio de transporte necesario, también visibiliza la carente transparencia de su proceso de desarrollo. Ante la poca claridad de la obra y los tiempos de ejecución, el colectivo buscó alternativas que mitigaran los impactos de las megainfraestructuras en el territorio local; fue así como llevaron a cabo la activación de espacios públicos, como un incentivo a la participación ciudadana y la toma de conciencia sobre el cuidado y procuración de los espacios comunes. Deportivos, plazas y corredores han sido recuperados de manera paulatina, a fin de buscar una mejor calidad de vida en la zona circundante al tren.
Otro de los proyectos paralelos fue la creación de un espacio donde puedan convivir las diferentes colonias. Se hizo una readaptación y limpieza de los escombros en un predio ubicado entre ta- ludes, la obra se logró gracias al trabajo de los vecinos y el apoyo del gobierno de Oaxaca, quienes donaron buganvilias y magueyes para el embellecimiento del paisaje. Frente a un panorama de acero y concreto, la rehabilitación de espacios verdes derivó en un impacto positivo para las colonias que ahora viven inmersas entre grandes construcciones.
Son muchas las interrogantes acerca del Tren Interurbano y, aunque existe un desacuerdo común respecto a su gestión, los vecinos comprenden que es un medio que atenderá problemáticas de movilidad para la ciudad y favorecerá la reducción de costos en el transporte público y en los tiempos de traslado.
Es oportuno reflexionar sobre el significado de desarrollo urbano y su impacto en zonas populares con dinámicas propias. ¿Será que el precio del desarrollo siempre se refiere al desplazamiento del otro? ¿Quiénes definen los proyectos de la ciudad? ¿quiénes construyen la ciudad y para quiénes se construye? ¿Cómo diseñar e implementar infraestructuras funcionales y pertinentes social y ambientalmente con el entorno?