Bernard
Tschumi
Museo de la Acropolis
PROCEDIMIENTOS DIAGRAMATICOS MARIN OTTONELLO SERGIO CAMPOS
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1. Contexto 2. Conceptos 3. Museo de la Acr贸polis 4. Utilizaci贸n de diagramas 5. Bibliograf铆a
CONTENIDO
Tschumi
Museo de la Acropolis
BERNARD TSCHUMI - SÍNTESIS BIOGRÁFICA Nació en Lausana, Suiza el 25 de Enero de 1944, con nacionalidad franco-sueca. De 1964 a 1969 estudia en París y en el Instituto Federal de Tecnología de Zurich. Se empieza a desenvolver como educador desde 1970 hasta 1983, época en la cual enseñaría en diferentes universidades e institutos: en la Asociación de Arquitectura de Londres, en el Instituto de Arquitectura & Urbanismo de Nueva York, y en las Universidades Princeton y Cooper Union. Desde 1981 se desenvuelve como libre profesional, y un año después ganaría el concurso para el Parc de la Villete de París, construcción revolucionaria que traería muchas críticas. En 1983 abre su estudio Bernard Tschumi Architects en París, y en 1988 haría lo mismo en Nueva York. Hoy en día, Tschumi es bien conocido por sus teorías radicales de la arquitectura post-estructuralista en la década de 1960 y 70.
CONTEXTO
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CONCEPTO VERSUS CONTEXTO(S) No hay arquitectura sin concepto, una idea general, un diagrama o un esquema que da coherencia e identidad a un edificio. El concepto, no la forma, es lo que distingue a la arquitectura de la mera construcción. Sin embargo, no hay arquitectura sin contexto (excepto para la utopía). Una obra arquitectónica está siempre situada o “en situación”, localizada en un sitio. El contexto puede ser histórico, geográfico, cultural, político o económico. No es nunca sólo un asunto visual, o lo que en los años 80 y 90 se llamaba “contextualismo”, con cierto conservadurismo estético implícito. Dentro de la arquitectura, el concepto y el contexto son inseparables. Frecuentemente, también, están en conflicto. El concepto puede negar o ignorar las circunstancias que lo rodean, mientras que el contexto puede oscurecer o difuminar la precisión de una idea arquitectónica. ¿Debería prevalecer alguno de estos dos términos sobre el otro? La historia de la arquitectura abunda en debates entre los partisanos de la tabula rasa —el concepto— y aquellos del genius loci —el contexto— o, dicho de otro modo, entre conceptos genéricos y específicos. La respuesta puede descansar no en el triunfo de uno sobre otro, sino en explorar la relación entre ambos.
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Como punto de partida, es útil ver tres maneras básicas que tienen de relacionarse contexto y concepto: 1. Indiferencia: donde una idea y su situación se ignoran absolutamente entre sí, un tipo de collage accidental en el que coexisten pero no interactúan. El resultado pueden ser tanto yuxtaposiciones poéticas como imposiciones irresponsables. 2. Reciprocidad: donde el concepto y el contexto interactúan muy cercanamente, complementándose, pareciendo mezclarse en una entidad continua sin fracturas. 3. Conflicto: donde se hace chocar estratégicamente el concepto con el contexto, en una batalla de opuestos que los obliga a negociar su propia supervivencia. Estas tres estrategias son válidas como aproximaciones arquitectónicas. Seleccionar la adecuada para un proyecto dado es parte del concepto. Si estamos de acuerdo en que concepto y contexto invariablemente están relacionados, la pregunta que surge es si un concepto puede contextualizarse o, viceversa, si un contexto puede conceptualizarse. Contextualizar el concepto significa adaptarlo a las circunstancias de un sitio o situación política particular. Conceptualizar el contexto significa transformar las idiosincrasias y restricciones particulares de un contexto en la fuerza que empuja el desarrollo de una idea arquitectónica o concepto, algo no muy diferente de la táctica del practicante de judo que utiliza la fuerza de su oponente para su propia ventaja.
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Concepto versus Contenido ¿Qué pasa entonces con el contenido? No hay espacio arquitectónico sin algo que tenga lugar ahí: no hay espacio sin contenido. La mayoría de los arquitectos empiezan con un programa, es decir, una lista de requerimientos del usuario que describe el propósito del edificio. En varios momentos de la historia de la arquitectura, se ha afirmado que el programa o la función pueden ser generadores de forma, que “la forma sigue a la función” o, quizás, que “la forma sigue al contenido”. Para evitar entrar en discusiones acerca de la forma per se o de la forma contra el contenido, la palabra forma se reemplaza, aquí, por concepto. ¿Se puede sustituir la fórmula “la forma sigue a la función” por “el concepto sigue al contenido”? Sin embargo, el concepto de un edificio puede preceder a la inserción del programa o el contenido, ya que un contenedor neutral puede alojar numerosas actividades. Del mismo modo, un elemento programático puede exacerbarse o tematizarse de tal modo que se convierta en el concepto del edificio. Por ejemplo, en el Museo Guggenheim de Nueva York, Frank Lloyd Wright toma un elemento implícito del programa —el movimiento a través del edificio desde la entrada a la salida— y lo transforma en un concepto en forma de rampa continua que, finalmente, caracteriza al museo. El hecho de que la configuración de la rampa derive o no de la tipología de un estacionamiento es algo secundario en relación al concepto general que determina al edificio. El ejemplo anterior sugiere que la relación entre contenido y concepto, como aquella entre concepto y con¬texto, también puede ser de indiferencia, reciprocidad o conflicto. Se puede guisar al aire libre —indiferencia—, en una cocina —reciprocidad— o en el baño —conflicto—, o podemos usar una bicicleta en una plaza —indiferencia—, un velódromo —reciprocidad— o en una sala de conciertos —conflicto.
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Un programa o contenido puede ser también utilitario o simbólico. Las relaciones de indiferencia, reciprocidad o conflicto se aplican en cada caso. Por ejemplo, un memorial se puede hacer con agua, árboles y luz, o puede ser un club nocturno, con cuerpos que bailan y sonidos estridentes. Por tanto, el contenido puede calificar o descalificar a los conceptos. Contenido versus Contexto(s) ¿Qué hay de la relación entre el contexto y el contenido? Debates sobre los usos apropiados para cierto lugar se dan, comúnmente, fuera de la arquitectura, es decir, en la sociedad en general. La construcción de un aeropuerto en una reserva ecológica o de un centro comercial en un centro histórico son ejemplos familiares de polémicas yuxtaposiciones entre contexto y contenido. Sin embargo, tales yuxtaposiciones pueden llevar a cuestionar conceptos sociales o arquitectónicos, como son, por ejemplo, las líneas militares construidas dentro de túneles en los Alpes suizos durante la Segunda Guerra o el gran centro comercial construido bajo el Louvre, en París. En otras palabras, un santuario para aves puede construirse en un parque, o no; una tienda en un centro comercial, o una alberca en el océano. Las relaciones entre contenido y contexto pueden ser, de nuevo, de indiferencia, reciprocidad o conflicto.
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Situado en la zona histórica de atenas, el nuevo museo de la acrópolis se encuentra a menos de 300 metros de distancia del Partenón. Esta ubicación fue cuidadosamente seleccionada para permitir un diálogo entre espacios de exposición del Museo y los edificios de la Acrópolis. La polémica ubicación del edificio añadió más capas de responsabilidad en el diseño. Situado a los pies de la Acrópolis, el sitio se enfrenta con las excavaciones arqueológicas, con la presencia de la ciudad contemporánea y su cuadrícula de calle y el Partenón, uno de los edificios más influyentes en la civilización occidental.
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Se ve la clara intención del arquitecto a la hora de relacionarse con el entorno, la visual privilegiada que plantea hacia y desde el Partenón. Se lee en el croquis de Tschumi la anotación “the museum in the city, at the foot of the hill” marcando que el museo sería parte de la ciudad y estaría en el pie de la colina, nada de competir con el Partenón, sino que jugando en conjunto con el mismo. En estos esquemas de Tschumi se ve claramente la metodología del arquitecto a la hora de proyectar, es de la vieja escuela, con croquis espaciales y nada de imagenes en computadora ni volúmenes extraños, sino, formas puras y materiales definidos.*
UTILIZACIÓN DE LOS DIAGRAMAS *siempre refiriendonos a la obra del museo de la acrópolis
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Se denota a lo largo del recorrido del museo la intención del arquitecto de tener un contacto directo entre las esculturas y las obras exhibidas y el partenón, apareciendo en un mismo plano visual a la hora de recorrer las instalaciones y galería. Se ve muy interesante el juego que plantea en la galería del Partenon, distribuyendo en este espacio una partición del espacio mediante columnas ubicadas a la misma medida que en el partenon, siguiendo la misma secuencia y respetando las cantidades y dimensiones de la planta de este.
UTILIZACIÓN DE LOS DIAGRAMAS
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Volumetricamente el edificio se encuentra compuesto claramente por tres prismas articulados y tratados a nivel de pieles según su contenido programático. Los 3 volúmenes se apoyan sobre el sustrato muy cuidadosamente, mediante la colocación mediada con expertos de pilotis cuidando e interactuando en todo momento con las excavaciones arqueológicas allí existentes. Los dos volúmenes superiores se conectan mediante un espacio de doble altura. Puede apreciarse parte de su técnica decontructivista al analizar la forma de cada volúmen. Con la maqueta vemos como el arquitecto la utiliza a nivel de diagrama a la hora de proyectar, trabajando casi simultáneamente con el croquis volumétrico que se plantea.
UTILIZACIÓN DE LOS DIAGRAMAS
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- www.tschumi.com - www.arqhys.com - www.newacropolismuseum.gr - www.theacropolismuseum.gr - www.cumincades.scix.net
BIBLIOGRAFĂ?A
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