Colección UN LIBRO POR CENTAVOS
de cómo después de la terapia soy un espacio bombardeado
¿Qué color tiene la desesperación en tu cuerpo? ¿Qué pliegue de tu cerebro se ilumina al recordarlo? ¿Con qué animal relacionarías la mancha formada en tu ropa interior aquel día? Nunca supe si la voz del terapeuta me hablaba dentro o fuera de mi cabeza. Ni la razón por la que mi lenguaje se mantuvo en estado sólido durante al menos tres años. ¿Cuántos chistes pueden hacerse en ese tiempo? ¿Cuántas emociones como climas habrán atravesado este espacio insonorizado? Pedí permiso para cortarme el labio, para separarlo en dos hemisferios e intentar arribar a la parte no destruida. La parte que recuerda el sonido de los tomates endulzando la boca de mis hijos, y no el puño cerrado que me dejó como una carretera destapada.
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