Colección UN LIBRO POR CENTAVOS
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bodegón de uchuvas
Comparaste las uchuvas con ojos que se sumen en la contemplación de un incendio, que parecen nacer de las brasas de maderos modelados por el último jadeo de las llamas. Según la mitología de mi abuela, cada vez que una mujer aplasta una uchuva con su lengua, un mundo es destruido. Dice que si la untas en tu cuerpo antes de acostarte tendrá propiedades curativas que pueden aclarar tu vista. Que si la rocías en tu cabello a mediodía el amor vendrá a golpear a tu puerta hasta reventarse los nudillos. Una uchuva asestada por la lluvia es mal presagio. Mi tía dice que comerse una uchuva mojada puede derivar en un tumor en la garganta. Y según mi hermana su jugo sirve como escudo protector, contra las enfermedades degenerativas que despintan los huesos. No hay grandes libros con la uchuva como protagonista, o como ingrediente secreto de un veneno que separe de tajo, la unión entre dos enamorados. En la Antigua Roma la uchuva sería unidad monetaria, con la cara del emperador de turno tallada en su costado. En Islandia sería plato típico a no ser por el clima nevado y los cantantes de indie, para quienes el color amarillo representa el sonido de moda en la industria