Portada:
Ágora, 2009. Acrílico sobre madera. 150 x 100 cm. Contraportada:
Mar de fondo, 2009. Nueve piezas. Acrílico sobre madera. Medidas variables de 60 cm x 10 x 9 a 200 x 10 x 9. [2]
LOS HETERÓNIMOS DE GREGORIO GONZÁLEZ El impulso antimimético fue la pauta común de una serie de movimientos abstractos que a lo largo del siglo XX abogaron por la depuración lingüística y la reducción formal. Esta circunstancia empañó, en buena medida, el entendimiento de la pintura más allá de unos valores puros que no remitieran más que a sí mismos, como postuló Greenberg. La abstracción, en su disposición más o menos ordenada de formas y colores sobre el plano, se convirtió en sinónimo de verdad visual; de manera que el lenguaje terminó siendo aniquilado por su propia gramática y detrás del signo, divorciado de su contenido, no había nada. La pintura de Gregorio González, bajo su formulación abstracta –y, por ende, supuestamente verdadera–, quebranta los límites marcados por la ortodoxia formalista para subrayar su carácter de re-presentación. Las obras aquí reunidas constituyen pequeñas puestas en escena donde el pintor plantea una serie de conflictos de naturaleza pictórica sobre los que vierte su ritmo interior, con sus pausas y sus silencios (el arte, sostiene Pessoa por boca de su heterónimo Bernardo Soares, es “la comunicación a otros de nuestra identidad íntima con ellos”). Las formas y colores se emancipan del lugar adscrito por la tradición moderna para diseminarse por el campo expandido, derivando de la planitud al volumen. Se genera así una suerte de escenografía –reconvertida en ágora o espacio de intercambio– poblada por unos cuantos heterónimos o individuos aislados que se yerguen verticalmente, con la espiritualidad y dignidad del tótem. Estos otros yoes del artista dialogan entre sí, pero también dentro de sí, ya que en el seno de cada uno de los planos que vertebran los poliedros se da una comunicación interna entre una serie de formas geométricas elementales y un conjunto de colores rítmicamente contrastados, como en una variación musical. Cada superficie incorpora una ficción representativa autónoma que puede prolongarse en el plano contiguo o no, pero que, en todo caso, reclama su propia visión. La mirada, incapaz de adivinar qué hay al otro lado, debe transitar por los distintos planos para aprehender la obra en su totalidad, igual que en un paisaje arquitectónico. El conflicto inicial, originado por la quimérica avenencia entre planitud y volumen en una pintura que busca su autonomía, ha llegado a un punto de equilibrio que el artista vuelve a poner en cuestión. Los heterónimos, una vez independizados del muro, acaban regresando a él, tras haber aprendido que la pintura, en tanto que representación, permite bregar con lo imposible. Se produce, consecuentemente, una inversión de los valores abstractos, que adquieren cierta cualidad metafísica. La pintura, de-vuelta a la pared, manifiesta entonces cierto interés por el equívoco y el trompe l’oeil, desarrollando un juego perceptivo con lo ambiguo y lo esquivo que deja entrever la actitud lúdica de su autor. La mise en scène acaba convirtiéndose en una mise en abîme y los heterónimos, en su retorno al plano bidimensional, conforman una nueva ágora que evidencia la comedia del arte. Gregorio González problematiza con el medio pictórico para desarrollar una gramática personal, disciplinada, sin ruido, intuitiva pero calculada, siempre conflictiva, que sedimenta un pensamiento abstracto que se sitúa más allá de unos valores meramente formales. Inscribe la vida en formas y colores que seducen una mirada que se posa y reposa, invitando a buscar esa pregnancia semántica que enlace lo representado con el propio ritmo interno, siempre desde la voluntad de silencio. Decía Bernardo Soares en su Libro del Desasosiego que el arte también es un aislamiento, ya que “todo artista debe tratar de aislar a los demás”, esto es, “llevar a sus almas el deseo de estar solos”. Marta Mantecón [3]
THE HETERONYMS OF GREGORIO GONZÁLEZ The anti-mimetic impulse was the common pattern of a series of abstract movements which, during the 20th century, defended a linguistic refinement and formal reduction. This circumstance tarnished, in many ways, the understanding of painting beyond some pure values that only refer to themselves, as postulated by Greenberg. The abstraction, as a more or less organized arrangement of forms and colours on a plane, became a synonym of visual truth. So the language was annihilated by its own grammar and behind the sign, divorced from its content, there was nothing. Gregorio González painting, due to its abstract –and, therefore, supposedly true– formulation, breaks the limits set by the formalist orthodoxy to highlight its re-presentational character. The works gathered here constitute small stagings where the painter pours his inner rhythm, with its pauses and silences, on a series of pictorial conflicts. According to Pessoa’s heteronym Bernardo Soares, “art is the communication to others of the identity we feel with them”. Forms and colours emancipate from the place set by modern tradition and spread on the extended field, changing from flatness to volume. This way, a kind of scenography is generated –restructured as an agora or a place for exchange– and populated by a few heteronyms or isolated individuals that rise vertically, with the spirituality and dignity of a totem. These other selves of the artist talk among, but also inside, themselves; because in the core of each plane that structures the polyhedrons, there is an inner communication between a series of elemental geometric forms and a collection of rhythmically contrasted colours, like in a musical variation. Each surface adds an autonomous representative fiction that can be extended to the adjacent plane or not, but that, in any case, claims its own vision. Our eyes, incapable of guessing what is on the other side, must walk on the different planes to fully seize the work, like an architectural landscape. The initial conflict, originated from the chimerical union between flatness and volume in a painting seeking its autonomy, has reached a balanced point that the artist is questioning again. The heteronyms, once they are independent from the wall, end up returning to it, after learning that the painting, as representation, allows us to work with the impossible. Consequently, there is an inversion of the abstract values, which acquire a certain metaphysic quality. The painting back to the wall, shows an interest for the misunderstanding and the trompe l’oeil, developing a perceptive game between the ambiguous and the elusive which gives us a hint of the author’s ludic attitude. The mise en scène ends up becoming a mise en abîme, and the heteronyms, back to the bidimensional plane, shape a new agora that shows the comedy of art. Gregorio González troubles with the pictorial medium to develop a personal grammar, which is disciplined, noiseless, intuitive but calculated, always conflictive, and settles an abstract thought located beyond merely formal values. He inscribes life in forms and colours on which the seduced eye rests and finds rest, inviting us to search for the semantic appeal that links what is represented with its inner rhythm, always with a will of silence. As Bernardo Soares expressed in his Book of Disquiet, art is also an isolation, because “every artist should seek to isolate others”, this means “to fill their souls with a desire to be alone”. Marta Mantecón
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Vigilante, 2009. AcrĂlico sobre madera. 60 x 40 cm. [5]
Enigma, 2009. AcrĂlico sobre madera. 120 x 80 cm. [6]
Heter贸nimo XIII, 2009. Acr铆lico sobre madera. 21 x 20 x 20 cm. [7]
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Umbral I, 2009.
Umbral II, 2009.
Umbral III, 2009.
Acrílico sobre madera. 70 x 10 cm.
Acrílico sobre madera. 120 x 15 cm.
Acrílico sobre madera. 120 x 15 cm.
Detalle II, 2009. AcrĂlico sobre madera. 30 x 30 x 8,5 cm. [9]
Fuga, 2009. Acrílico sobre madera. 140 x 40 cm. Políptico. [ 10 ]
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Detalle I, 2009. AcrĂlico sobre madera. 30 x 30 x 8,5 cm. [ 12 ]
Umbral IV, 2009.
Umbral V, 2009.
Umbral VI, 2009.
Acrílico sobre madera. 150 x 10 cm.
Acrílico sobre madera. 170 x 10cm.
Acrílico sobre madera. 150 x 10 cm.
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Comedia del arte, 2009. AcrĂlico sobre madera. 120 x 80 cm. [ 14 ]
Ubicuo, 2009. Acrílico sobre madera. 10 x 145 cm.
Wilaya, 2009. Acrílico sobre madera. 10 x 145 cm. [ 15 ]
Heter贸nimos, 2009. Acr铆lico sobre madera. Instalaci贸n. Medidas variables. [ 16 ]
Detalle III, 2009. AcrĂlico sobre madera. 30 x 30 x 8,5 cm. [ 17 ]
GREGORIO GONZÁLEZ Teror (Gran Canaria). 1960. EXPOSICIONES INDIVIDUALES 2009 “Heterónimos”. Galería Nuble. Santander. 2008 “Kartografie des Schweigens”. SCALA. Berlín. 2003 Artificios. Las Palmas de Gran Canaria. 1998 Galería Saro León, ARTTISSIMA, Turín. 1996 Galería Saro León, Las Palmas de Gran Canaria. 1995 Galería Saro León, ARCO 95, Madrid. 1993 Galería Saro León, Las Palmas de Gran Canaria. 1990 Ateneo de La Laguna, Tenerife 1988 Ateneo de La Laguna, Tenerife. 1987 Galería ATTIR, Las Palmas de Gran Canaria. 1985 Ateneo de La Laguna, Tenerife. Galería ATTIR. Las Palmas de Gran Canaria.
EXPOSICIONES COLECTIVAS 2009 ArteSantander 09. Galería Nuble. Santander. “Diálogos”. Centro de Arte La Regenta. Las Palmas de Gran Canaria. “Inmersiones”. 2ª Bienal de Canarias. Centro Atlántico de Arte Moderno. Las Palmas de Gran Canaria. 2007 Zones Contemporany Art Fair Miami. Galería Saro León. 2006 N.E.P. Galería Saro León. Las Palmas de Gran Canaria. 2004 “Voces del Noroeste”. Bienal de Dakar. “Imágenes de la ciudad”. E. Miller, Las Palmas de Gran Canaria. “NY PostData. Las Palmas de Gran Canaria-New York”. The Queen Sofía Spanish Institute. Nueva York
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2003 “Abstract Painting”. Gabinete Literario, Las Palmas de Gran Canaria. 2001 NUR (Naturaleza, Utopía y Realidades). Osorio, Teror, Gran Canaria. 2000 “Sincronía”. La Habana, Cuba. 1999 ARCO 99. Galería Saro León, Madrid. “Convergencias-Divergencias”. Centro Atlántico de Arte Moderno, CAAM, Las Palmas de Gran Canaria. “IV Foro Atlántico”. Galería Saro León, Pontevedra. 1998 ARCO 98. Galería Saro León, Madrid ART COLOGNE. Galería Saro León, Colonia. 1997 ARCO 97. Galería Saro León, Madrid “III Foro Atlántico”. Galería Saro León, La Coruña. “Últimas adquisiciones”. Centro Atlántico de Arte Moderno, CAAM, Las Palmas de Gran Canaria. 1996 ARCO 96, Galería Saro León, Madrid. “New Art”. Hotel Majestic, Galería Saro León, Barcelona “II Foro Atlántico”. Galería Saro León, Oporto. 1994 “Decouvertes ‘94”. Galería Saro León, París. 1989 “Canarios con La Rama”. Agaete, Gran Canaria. 1987 “Más al Sur”. Colegio de Arquitectos de Málaga. 1986 “Carnaval “86”. Galería ATTIR, Las Palmas de Gran Canaria. “Tres artistas canarios”. Casa de La Cultura, Telde, Gran Canaria 1985 “Arte Canario 1950-1985”. Castillo de La Luz, Las Palmas de Gran Canaria. “Reencuentro”. Casa de Colón, Las Palmas de Gran Canaria. “Canarias. Penúltima Década”. Convento de San Francisco, Santa Cruz de La Palma. 1979 “Pintores Noveles”. Teror, Gran Canaria.
Créditos: Texto: Traducción: Fotos: Maquetación: Edita: Impresión:
Marta Mantecón. Virginia Ramos y Victoria Kylander. Tato Gonçalves. Génesis, Nuble. Galería Nuble. Génesis Impresión Digital. Santander.
Agradecimientos: Orlando Britto, Juan Manuel Castañeda, Roger Montes de Oca, Antonio P. Martín, Alejandro Vitaubet, Saro León. © El autor para su texto. © VEGAP, Madrid, 2009, para las obras. Depósito Legal: SA-666-2009
Gregorio González Heterónimos 10/9 - 24/10/2009 Daoíz y Velarde, 26 39003 Santander Cantabria - España Tel. +34 942.31.37.45 www.galerianuble.com