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Reflexiones sobre la educación preescolar en Chile a propósito de la era post COVID19
Felipe Enero Segovia MPA Renmin University of China Analista Internacional USACH
e acuerdo a múltiples expertos, la pandemia ocasionada por el d virus covid19 puede ser tan solo la primera de múltiples nuevas catástrofes globales, debido a factores como la intensificación de la producción y consumo de carne, el aumento del comercio internacional y los flujos humanos intercontinentales, la deforestación, la aceleración de la extinción de especies animales y el cambio climático.
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A su vez la pandemia seguirá acechando mientras no se invente una vacuna efectiva y se inmunice a buena parte de la población, escenario que hipotéticamente se podría dar recién a mediados de 2021 o 2022.
Por otra parte, la pandemia ha ocasionado una debacle económica sin precedentes y la profundización de las brechas de género, debido a la destrucción de empleos, la reducción de ingresos y la intensificación de la desigualdad en cuanto a tareas de cuidados.
También, el virus ha acelerado la adopción de tecnologías de 4ta revolución industrial por parte de empresas e instituciones, con el riesgo de ampliar la desigualdad social y las brechas entre países, conforme no exista una gobernanza y cooperación adecuada a nivel nacional e internacional.
En el marco de este complejo escenario, surge la necesidad de ajustar y fortalecer la educación preescolar en función de reducir el riesgo de contagios, generar nuevas competencias para nuestros niños y niñas, así como para facilitar la reconstrucción económica y la reducción de las brechas de género.
Tomando en consideración la experiencia comparada, al corto plazo sería plausible aumentar la cobertura educativa, con orientación hacia la universalización, así como el distanciamiento físico, mediante la construcción de nuevos recintos, mejorando también su ventilación, sanitización e incluso considerando espacios abiertos. También, sería necesario reducir el número de alumnos por aula, alcanzando el aforo máximo de 10 personas que
están adoptando las naciones desarrolladas. Sumado a ello, será necesario establecer controles de temperatura, test PCR periódicos y dotar a los infantes y al personal de los insumos necesarios para evitar contagios (como mascarillas y trajes).
Por otra parte, en cuanto a las nuevas capacidades necesarias para afrontar el nuevo panorama de aceleración de la 4ta revolución industrial (caracterizada por la intensificación de los flujos económicos y humanos globales, la robótica, la inteligencia artificial, la automatización, la biotecnología, electromovilidad, las energías limpias, el internet de las cosas, la impresión en 3d, entre otras), será necesario reforzar las didácticas para la promoción del pensamiento crítico e innovador, el pensamiento lógico matemático, la educación multilingüe, el multiculturalismo y la equidad de género (reforzando contenidos ligados al modelo de mujeres en STEM).
Para este objetivo, también será necesario actualizar e internacionalizar el currículum de las carreras universitarias y técnico profesionales, así como mejorar las condiciones laborales y los salarios de las y los profesionales, los cuales hoy rondan las 45 horas semanales y los 10.000 dólares anuales, bastante alejados de las 40 horas semanales y los cerca de 20.000 dólares anuales del promedio OCDE.
Lamentablemente, de acuerdo a otros datos aportados por la OCDE, el gasto público en educación preescolar en Chile asciende al 0,6% del PIB, por debajo de la media OCDE de 0,7% (sin considerar el “como” se invierten los recursos), con un monto cercano a los 2.000 millones de USD (versus la media OCDE cercana a los 4.000 millones de USD), ubicándose Chile en la ante penúltima posición dentro de este grupo de países. Por otra parte, de acuerdo a datos oficiales del MINEDUC, la cobertura de la educación parvularia (niños menores de 3 años) alcanza el 22%, bastante alejado de la media OCDE de 36%.
En esa línea, si Chile quiere tomar en serio los desafíos actuales, deberá reestructurar su gasto fiscal, por ejemplo, reduciendo el 1,9% del PIB destinado al gasto militar, hacer uso de parte de sus cerca de 35.000 millones de USD en reservas internacionales, aprovechar las nuevas fuentes de financiamiento internacional (como es el caso de los préstamos blandos que otorgará China y la Unión Europea) y establecer nuevos impuestos progresivos a las grandes fortunas.
Un primer paso para avanzar en este propósito, podría ser consagrar constitucionalmente la educación preescolar con orientación hacia la universalidad, como un derecho cuya competencia le compete predominantemente al Estado. La visibilización de la problemática, así como el diálogo y la articulación entre el mundo político, social y empresarial en el marco del proceso constituyente, podría ser clave