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La impactante cifra que "enterraron" los productores

La combinación de altos precios de los insumos y el impacto negativo de la Niña generó un escenario complicado. Sin embargo, a pesar de todo, el sector se la jugó para las siembras.

En la reciente campaña agrícola 2022/23, los productores de granos se enfrentaron a uno de los mayores desafíos financieros de los últimos años. Los costos asociados a la siembra y producción alcanzaron niveles récord desde 2017, generando preocupación en el sector agrícola. La combinación de altos precios de los insumos y el impacto negativo del fenómeno climático conocido como Niña resultó en un escenario complicado para los productores, quienes necesitaron una inversión significativa para afrontar la campaña.

Según estimaciones, los costos totales de siembra, pulverización e insumos habrían ascendido a aproximadamente US$ 16.456 millones, marcando un incremento del 23% en comparación con la campaña anterior y un aumento del 47% en relación al promedio de los últimos cinco ciclos agrícolas. Estos números reflejan la magnitud de los desafíos financieros a los que se enfrentaron los productores durante la campaña.

Uno de los factores determinantes en el aumento de los costos fue el precio de los insumos agrícolas, el cual está estrechamente ligado al precio de la energía. Durante el año 2022, el conflicto entre Rusia y Ucrania desencadenó un incremento significativo en el precio del petróleo crudo, alcanzando niveles máximos desde 2008. Esta situación se trasladó directamente a los costos de producción y transporte de los insumos agrícolas, impactando negativamente en el presupuesto de los productores. El aumento de precios se reflejó en insumos clave como el fosfato monoamónico (MAP), el superfosfato simple (SPS) y la urea, los cuales experimentaron incrementos interanuales considerables.

El costo de producción por hectárea varió según el tipo de grano. En promedio, se estima que fue de US$ 656 para la cebada cervecera, US$ 521 para la cebada forrajera, US$ 356 para el girasol, US$ 688 para el maíz temprano, US$ 664 para el maíz tardío, US$ 387 para la soja de primera, US$ 298 para la soja de segunda, US$ 323 para el sorgo y US$ 534 para el trigo. Estos cálculos se basan en datos proporcionados por la Guía Estratégica para el Agro (BCR) y la revista Márgenes Agropecuarios, teniendo en cuenta la zona de producción y realizando un promedio ponderado según la participación de cada cultivo en el área sembrada a nivel nacional.

Si se comparan estos costos con los promedios de los últimos cinco años, se observa un incremento considerable en todas las categorías. La siembra de cebada cervecera y forrajera experimentó aumentos del 88% y 82%, respectivamente. El girasol tuvo un incremento del 60%, el maíz temprano del 38% y el maíz tardío del 30%. La soja de primera y segunda aumentó un 35% y 31% respectivamente, mientras que el sorgo y el trigo experimentaron incrementos del 63% y 74% respectivamente.

Inversiones por cultivo

Considerando la superficie sembrada estimada para cada grano, se estima que los productores argentinos incurrie- ron en un costo total de aproximadamente US$ 16.456 millones en la campaña 2022/23. Este monto incluye US$ 4.326 millones para la soja de primera, US$ 3.948 millones para el maíz tardío, US$ 3.148 millones para el trigo, US$ 1.428 millones para la soja de segunda, US$ 1.363 millones para el maíz temprano, US$ 1.106 millones para la cebada cervecera, US$ 803 millones para el girasol, US$ 285 millones para el sorgo y US$ 46 millones para la cebada forrajera.

Es importante destacar que estos cálculos solo consideran los costos directamente relacionados con la producción, como la siembra, fertilización y pulverización de los cultivos. No se incluyen otros gastos relevantes para los productores, como el arrendamiento de tierras, los costos comerciales, los gastos de cosecha, el transporte, los impuestos y otras variables importantes en la ecuación financiera de los productores.

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