GuĂa para la Cuaresma
¿QUÉ TIENE QUE SER LA CUARESMA? Un tiempo de preparación para la Pascua, o sea para la celebración litúrgica de la Resurrección de Cristo.
¿DESDE CUÁNDO SE CELEBRA? Desde los mismos inicios del cristianismo vio la necesidad de preparar más profundamente la fiesta de la Pascua. Al principio, el número de días tuvo variantes pero, finalmente quedó en 40.
¿POR QUÉ 40 DÍAS? En la Sagrada Escritura el número 40 tiene un significado especial de preparación. Por ejemplo, 40 días del diluvio, los 40 días que estuvo Moisés en el monte Sinaí, los 40 años que pasó el pueblo de Israel en el desierto y sobre todo los 40 días que Cristo estuvo en el desierto. Del número 40 se deriva el nombre Cuaresma.
¿POR QUÉ LA CUARESMA NO TIENE FECHA FIJA? Para calcular anualmente la fecha de la Pascua, se debe buscar el primer sábado después de la primer luna llena de primavera. Una vez encontrada la fecha de Pascua se cuentan cuarenta días hacia atrás (sin contar los domingos) y así se conoce cuando inicia la Cuaresma. La Cuaresma es un tiempo para preparar la Pascua y como la Pascua no tiene fecha fija la Cuaresma tampoco. La Pascua tiene mucha relación con el calendario agrícola y el tiempo de renovación de la tierra.
CARACTERÍSTICAS DE LA CUARESMA. Es un tiempo en que Dios se manifiesta más cercano a nosotros y nos da su Gracia para acercarnos a Él. Mediante la oración el espíritu crece y se transforma. El Vía Crucis de los viernes es una buene práctica de la cuaresma. Reflexión. A través de los llamados “ejercicios espirituales”, meditaciones o actos penitenciales, podemos llegar a una reflexión profunda y análisis de la propia vida y a un riguroso examen de conciencia. Arrepentimiento, Penitencia y Perdón. Se nos invita al sacramento de la Reconciliación. Ayuno y Abstinencia. Estas prácticas tienen una clara referencia a la penitencia y a la caridad. o El ayuno se entiende como una comida fuerte al día. Se debe ayunar el miércoles de ceniza y el viernes santo. Obliga a personas mayores de 18 años y hasta los 59. La Iglesia invita a los fieles a alimentarse en forma austera y abstenerse de carnes, especialmente el viernes, por celebrarse el día de la muerte de Cristo. El pescado se consideraba alimento de vigilia porque era el alimento de los pobres que vivían cerca de mares, ríos y lagos. No es obligatorio comer pescado sino alimentarse en forma sencilla. o La abstinencia, además de enseñarnos a dominar a la voluntad, nos ayuda a compartir en caridad con los necesitados. La abstinencia obliga a partir de los 14 años, aunque es conveniente invitar a los niños a participar de ella.
Caridad. La Cuaresma tiene que ser un tiempo de sencillez y cierta austeridad que permita compartir. El cristiano, mediante el ayuno y alimentándose en forma sencilla ahorra un poco para poder ayudar a los más necesitados. El ayuno o abstinencia no tienen sentido en sí mismos, adquieren sentido cuando la persona se sirve de ellos para crecer en la caridad y para acercarse a Dios.
¿CUÁLES SON LOS SIGNOS DE LA CUARESMA? La ceniza. La ceniza significa que un día llegaremos a ser sólo polvo. Representa la limitación del hombre y lo pasajero de nuestra vida. Nuestro paso por el mundo es fugaz. En libros del Antiguo Testamento encontramos la costumbre de utilizar la ceniza como signo de humillación, arrepentimiento y penitencia ante Dios. Las personas colocaban su rostro cerca de la tierra, se ponían ceniza en la cabeza e incluso solían utilizar una vestimenta burda. Para hacer la ceniza se utilizan, generalmente, las palmas bendecidas el Domingo de Ramos del año pasado. • La ceniza es un signo de arrepentimiento por nuestros pecados. • Es el signo de un compromiso de cambio, de conversión y un esfuerzo por mejorar. • Es reconocer que el hombre sin Dios es polvo, y que el hombre con Dios tiene la vida eterna. • Es aceptar que si Cristo padeció y murió por nosotros, también nosotros debemos vivir sirviendo a quienes nos rodean, hasta entregar la vida por ellos. • Es alegrarse porque si Cristo resucitó, también nosotros resucitaremos.
El Color morado. El color litúrgico de la Cuaresma es el morado. En la antigüedad la mayoría de las personas se vestían con colores muy simples ya que había pocos pigmentos para la ropa. Sólo en el caso de emperadores, gente noble o pudiente, se utilizaba la tinta de un molusco llamado “Púrpura” para teñir su vestuario. Este pigmento era muy costoso pero lo que se teñía con él nunca perdía su color. Por esta razón, la sagrada escritura menciona la siguiente frase: “Aunque mis pecados sean como
la púrpura o la escarlata, Tú los volverás más blancos que la nieve”. Así, la cuaresma utiliza el color púrpura para hablar de, cómo el pecado, con el arrepentimiento, la penitencia y la gracia de Dios, se purificará y se convertirá en blanco. Por esta razón durante la Pascua se utilizará el color blanco
Supresión de 2 cantos.
Durante el tiempo de cuaresma se suprimen dos cantos festivos en la celebración de la Santa Misa: el Gloria, que volverá a entonarse en forma solemne en la Vigilia de Pascua y el canto de Aleluya que ordinariamente se canta antes de la lectura del Evangelio; a veces se sustituye, durante la cuaresma, por el canto Honor y Gloria a Ti Señor Jesús. El canto de Aleluya volverá a escucharse en la Vigilia Pascual.
Otros elementos.
Antes y aún hoy día en algunos lugares se suele aumentar el simbolismo cuaresmal colocando elementos como: el martillo, los clavos, la corona de espinas, el gallo, la esponja, la columna de los azotes, la caña, los dados, el flagelo o los azotes, la lanza, el títulum crucis (INRI) y la cruz sin Cristo. También se pueden poner imágenes de los siete dolores de la Virgen. Los siete dolores son: 1. María no encontró posada en Belén, donde dar a luz a su Hijo. 2. El anciano Simeón le profetizó que vería a su hijo morir en la Cruz y que sentiría una daga en el pecho. 3. La huída a Egipto para salvar a Jesús Niño de las manos de Herodes. 4. El niño perdido y hallado en el Templo.
5. El encuentro de María con su Hijo camino del calvario en la llamada Calle de la Amargura 6. La Crucifixión. 7. La sepultura de Jesús y la soledad de María
MiĂŠrcoles de ceniza 9 de marzo de 2011
Miércoles de Ceniza. Inicio de la Cuaresma La imposición de las cenizas nos recuerda que nuestra vida en La Tierra es pasajera y que nuestra verdadera vida se encuentra en el Cielo. La Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza y es un tiempo de oración, penitencia y ayuno. Cuarenta días que la Iglesia marca para la conversión del corazón. La Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza y es un tiempo de oración, penitencia y ayuno. Cuarenta días que la Iglesia marca para la conversión del corazón. Las palabras que se usan para la imposición de cenizas, son: • “Concédenos, Señor, el perdón y haznos pasar del pecado a la gracia y de la muerte a la vida” • “Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás" • “Arrepiéntete y cree en el Evangelio”.
Origen de la costumbre Antiguamente los judíos acostumbraban cubrirse de ceniza cuando hacían algún sacrificio y los ninivitas también usaban la ceniza como signo de su deseo de conversión de su mala vida a una vida con Dios.
En los primeros siglos de la Iglesia, las personas que querían recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo, se ponían ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad vestidos con un "hábito penitencial". Esto representaba su voluntad de convertirse.
En el año 384 d.C., la Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos y desde el siglo XI, la Iglesia de Roma acostumbra poner las cenizas al iniciar los 40 días de penitencia y conversión.
Las cenizas que se utilizan se obtienen quemando las palmas usadas el Domingo de Ramos de año anterior. Esto nos recuerda que lo que fue signo de gloria pronto se reduce a nada.
También, fue usado el período de Cuaresma para preparar a los que iban a recibir el Bautismo la noche de Pascua, imitando a Cristo con sus 40 días de ayuno.
La imposición de ceniza es una costumbre que nos recuerda que algún día vamos a morir y que nuestro cuerpo se va a convertir en polvo.Nos enseña que todo lo material que tengamos aquí se acaba. En cambio, todo el bien que tengamos en nuestra alma nos lo vamos a llevar a la eternidad. Al final de nuestra vida, sólo nos llevaremos aquello que hayamos hecho por Dios y por nuestros hermanos los hombres.
Cuando el sacerdote nos pone la ceniza, debemos tener una actitud de querer mejorar, de querer tener amistad con Dios. La ceniza se le impone a los niños y a los adultos.
Significado del carnaval al inicio de la Cuaresma
La palabra carnaval significa adiós a la carne y su origen se remonta a los tiempos antiguos en los que por falta de métodos de refrigeración adecuados, los cristianos tenían la necesidad de acabar, antes de que empezara la Cuaresma, con todos los productos que no se podían consumir durante ese período (no sólo carne, sino también leche, huevo, etc.)
El ayuno y la abstinencia
El miércoles de ceniza y el viernes santo son días de ayuno y abstinencia. La abstinencia obliga a partir de los 14 años y el ayuno de los 18 hasta los 59 años. El ayuno consiste hacer una sola comida fuerte al día y la abstinencia es no comer carne. Este es un modo de pedirle perdón a Dios por haberlo ofendido y decirle que queremos cambiar de vida para agradarlo siempre.
La oración
La oración en este tiempo es importante, ya que nos ayuda a estar más cerca de Dios para poder cambiar lo que necesitemos cambiar de nuestro interior. Necesitamos convertirnos, abandonando todo lo que que nos aleja de Dios. Cambiar nuestra forma de vivir para que sea Dios el centro de nuestra vida. Sólo en la oración encontraremos el Amor de Dios
Durante nuestra oración debemos evitar:
La hipocresía: Jesús no quiere que oremos para que los demás nos vean llamando la atención con nuestra actitud exterior. Lo que importa es nuestra actitud interior. Las distracciones lo más posible. Preparar nuestra oración, el tiempo y el lugar donde se va a llevar a cabo para podernos poner en presencia de Dios. Repetir oraciones de memoria o hablar mucho se trata más bien de escuchar a Dios. La oración es conformarnos con Él; nuestros deseos, nuestras intenciones y nuestras necesidades. Por eso no necesitamos decirle mu-
chas cosas. La sinceridad que usemos debe salir de lo profundo de nuestro corazón porque a Dios no se le puede engañar.
La ceniza no es un rito mágico, no nos quita nuestros pecados, para ello tenemos el Sacramento de la Reconciliación. Es un signo de arrepentimiento, de penitencia, pero sobre todo de conversión. Es el inicio del camino de la Cuaresma, para acompañar a Jesús desde su desierto hasta el día de su triunfo que es el Domingo de Resurrección.
La Cuaresma debe ser un tiempo de reflexión de nuestra vida, de entender a dónde vamos, de analizar cómo es nuestro comportamiento con nuestra familia, con nuestros compañeros de trabajo y en general con todos los seres que nos rodean.
En estos momentos al reflexionar sobre nuestra vida, debemos convertirla de ahora en adelante en un seguimiento a Jesús, profundizando en su mensaje de Amor y acercándonos en esta Cuaresma al Sacramento de la Reconciliación (también llamado confesión), sin reconciliarnos con Dios y convertirnos internamente, no podremos seguirle adecuadamente.
Está Reconciliación con Dios está integrada por el Arrepentimiento, la Confesión de nuestros pecados, la Penitencia y finalmente la Conversión.
El arrepentimiento debe ser sincero, reconocer que las faltas que hemos cometido (como decimos en el Yo Pecador: en pensamiento, palabra, obra y omisión), no las debimos realizar y que tenemos el firme propósito de no volverlas a cometer.
La confesión de nuestros pecados.- el arrepentimiento de nuestras faltas, por sí mismo no las borra, sino que necesitamos para ello la gracia de Dios, la cual llega a nosotros por la absolución de nuestros pecados expresada por el sacerdote en la confesión.
La penitencia que debemos cumplir empieza desde luego por la que nos imponga el sacerdote en el Sacramento de la Reconciliación, pero debemos continuar con la oración, que es la comunicación íntima con Dios, con el ayuno, que además del que manda la Iglesia en determinados días, es la renuncia voluntaria a diferentes satisfacciones con la intención de agradar a Dios y con la caridad hacia el prójimo.
Comienza especialmente el miércoles de ceniza un tiempo de pedir perdón a Dios y a nuestro prójimo, pero es también un tiempo de perdonar a todos los que de alguna forma nos han ofendido o nos han hecho algún daño.
Domingo de ramos. 17 de abril de 2011
Domingo de la Pasión del Señor o de Ramos La misa de este día tiene dos aspectos que contrastan. 1.- Por una parte, la celebración comienza con la alegría y la aclamación con palmas. 2.- Por otra parte se hace la Lectura de la Pasión, con la que se anuncia lo que celebraremos en estos días santos. Jesucristo es verdaderamente el Mesías, el que viene en Nombre del Señor, y por esa misma razón debe morir en la cruz.
Cada año, en la celebración del Domingo de Ramos se lee una versión distinta de la Pasión de Cristo: un año la del Evangelio según San Lucas, otro año la de San Marcos y otro año la de San Mateo. Nunca se lee la del Evangelio de San Juan, porque esta se lee siempre el viernes santo de todos los años.
Durante el lunes, martes y miércoles no se celebra nada en especial, puesto que la Biblia no nos menciona nada sobre Jesús. La Sagrada Escritura no vuelve a mencionar la actividad de Jesús hasta el jueves santo.
Cuando llegaba a Jerusalén para celebrar la Pascua, Jesús les pidió a sus discípulos traer un burrito y lo montó. Antes de entrar en Jerusalén, la gente tendía sus mantos por el camino y otros cortaban ramas de árboles alfombrando el paso, tal como acostumbraban saludar a los reyes.
Los que iban delante y detrás de Jesús gritaban: "¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!"
Entró a la ciudad de Jerusalén, que era la ciudad más importante y la capital de su nación, y mucha gente, niños y adultos, lo acompañaron y recibieron como a un rey con palmas y ramos gritándole “hosanna” que significa “Viva”. La gente de la ciudad preguntaba ¿quién es éste? y les respondían: “Es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea”. Esta fue su entrada triunfal.
La muchedumbre que lo seguía estaba formada por hombres, mujeres y niños, cada uno con su nombre, su ocupación, sus cosas buenas y malas, y con el mismo interés de seguir a Jesús. Algunas de estas personas habían estado presentes en los milagros de Jesús y habían escuchado sus parábolas. Esto los llevó a alabarlo con palmas en las manos cuando entró en Jerusalén.
Mientras esto sucedía, los sacerdotes judíos buscaban pretextos para meterlo en la cárcel, pues les dio miedo al ver cómo la gente lo amaba cada vez más y como lo habían aclamado al entrar a Jerusalén.
Jueves Santo. 21 de abril de 2011
La Última Cena. El Evangelio nos menciona que Jesucristo pidió a sus discípulos que prepararan todo lo necesario para celebrar la cena de la Pascua. Esa cena conmemoraba la libertad que Dios había dado a los judíos cuando eran esclavos en Egipto, en tiempo de Moisés. La palabra pascua (pesáh, en hebreo) significa “paso”. El paso de la esclavitud a la Libertad.
Lavatorio de los pies. Puesto que el calzado de la gente de aquel tiempo era generalmente la sandalia, era costumbre entre los judíos ofrecer a los invitados a una comida, una jofaina con agua para que refrescaran y purificaran sus pies. Este trabajo lo hacía uno de los sirvientes de la casa y nunca el anfitrión. Jesús, decide dar una enseñanza a sus discípulos y toma el puesto del sirviente, se levanta de la mesa y les lava los pies a sus discípulos enseñándoles así que el que quiera ser el mayor, se convierta en el servidor. También les hablará del mandamiento nuevo: “Amarse los unos a los otros. En la intimidad de la Ultima Cena, pocas horas antes de su muerte Jesús quiso entregarles la Vida a sus discípulos en el Pan (ázimo) y en el Vino, así celebró por primera vez la Santa Misa ,institución de la Eucaristía, y les dio el mandato de que siempre hicieran eso en memoria suya, institución del Sacerdocio.
En la mañana de este día, en todas las catedrales de cada diócesis, el obispo reúne a los sacerdotes en torno al altar y, en una Misa solemne, se consagran los Santos Óleos que se usarán en los Sacramentos del Bautismo, Confirmación, Orden Sacerdotal y Unción de los Enfermos.
Los judíos celebran la Pascua con una cena muy parecida a la que tuvieron sus antepasados en la última noche que pasaron en Egipto.
Las fiesta de la pascua se llamaba “Pesaj” y se celebraba en recuerdo de la liberación del pueblo judío de la esclavitud de Egipto. Esto lo hacían al llegar la primavera, del 15 al 21 del mes hebreo de Nisán, en la luna llena.
Los elementos que se utilizaban en la cena eran los siguientes:
El Cordero: Al salir de Egipto, los judíos sacrificaron un cordero y con su sangre marcaron los dinteles de sus puertas.
Karpas: Es una hierba que se baña en agua salada y que recuerda las miserias de los judíos en Egipto.
Naror: Es una hierba amarga que simboliza los sufrimientos de los hebreos durante la esclavitud en Egipto. Comían naror para recordar que los egipcios amargaron la vida sus antepasados convirtiéndolos en esclavos.
Jarose: Es una mezcla de manzana, nuez, miel, vino y canela que simboliza la mezcla de arcilla que usaron los hebreos en Egipto para las construcciones del faraón.
Matzá: Es un pan sin levadura que simboliza el pan que sacaron los hebreos de Egipto que no alcanzó a fermentar por falta de tiempo.
Agua salada: Simboliza el camino por el Mar Rojo.
Cuatro copas de vino: Simbolizan cuatro expresiones Bíblicas de la liberación de Israel.
Siete velas: Alumbran, dan luz. Simbolizan la venida del Mesías, Luz del mundo.
La cena constaba de ocho partes:
1. Encendido de las luces de la fiesta: El que presidía la celebración encendía las velas, todos permanecían de pie y hacían una oración.
2. La bendición de la fiesta (Kiddush): Se sentaban todos a la mesa. Delante del que presidía la cena, había una gran copa o vasija de vino. Frente a los demás miembros de la familia había un plato pequeño de agua salada y un plato con matzás, rábano o alguna otra hierba amarga, jaroses y alguna hierba verde.
Se servía la primera copa de vino, la copa de acción de gracias, y les daban a todos los miembros de la familia. Todos bebían la primera copa de vino. Después el sirviente presentaba una vasija, jarra y servilleta al que presidía la celebración, para que se lavara sus manos mientras decía la oración. Se comían la hierba verde, el sirviente llevaba un plato con tres matzás grandes, cada una envuelta en una servilleta. El que presidía la ceremonia desenvolvía la pieza superior y la levantaba en el plato.
3. La historia de la salida de Egipto (Hagadah) Se servían la segunda copa de vino, la copa de Hagadah. Alguien de la familia leía la salida de Egipto del libro del Éxodo, capítulo 12. El sirviente traía el cordero pascual que debía ser macho y sin mancha y se asaba en un asador en forma de cruz y no se le podía romper ningún hueso. Se colocaba delante del que presidía la celebración les preguntaba por el significado de la fiesta de Pesaj. Ellos respondían que era el cordero pascual que nuestros padres sacrificaron al Señor en memoria de la noche en que Yahvé pasó de largo por las casas de nuestros padres en Egipto. Luego tomaba la pieza superior del pan ázimo y lo sostenía en alto. Luego levantaba la hierba amarga.
4.Oración de acción de gracias por la salida de Egipto: El que presidía la ceremonia levantaba su copa y hacía una oración de gracias. Colocaba la copa de vino en su lugar. Todos se ponían de pie y recitaban el salmo 113.
5. La solemne bendición de la comida: Todos se sentaban y se bendecía el pan ázimo y las hierbas amargas. Tomaba primero el pan y lo bendecía. Después rompía la matzá superior en pequeñas porciones y distribuía un trozo a cada uno de los presentes. Ellos lo sostenían en sus manos y decían una oración. Cada persona ponía una porción de hierba amarga y algo de jaroses entre dos trozos de matzá y decían juntos una pequeña oración.
6. La cena pascual: Se llevaba a cabo la cena.
7. Bebida de la tercera copa de vino: la copa de la bendición.- Cuando se terminaban la cena, el que presidía tomaba la mitad grande de la matzá en medio del plato, la partía y la distribuía a todos los ahí reunidos. Todos sostenían la porción de matzá en sus manos mientras el que presidía decía una oración y luego se lo comían. Se les servía la tercera copa de vino, “la
copa de la bendición”. Todos se ponían de pie y tomaban la copa de la bendición.
8. Bendición final: Se llenaban las copas por cuarta vez. Esta cuarta copa era la “Copa de Melquisedec”. Todos levantaban sus copas y decían una oración de alabanza a Dios. Se las tomaban y el que presidía la ceremonia concluía la celebración con la antigua bendición del Libro de los Números (6, 24-26).
Viernes Santo. 22 de abril de 2011
El Viernes Santo es el primer día del Triduo Pascual que se completa con el Sábado Santo y Domingo de Resurrección. Es día de Ayuno y Abstinencia. “Nadie tiene amor más grande, que aquél que da la Vida por sus amigos”
Con la Pasión de Jesús según el Evangelio de Juan contemplamos el misterio del Crucificado desde distintos puntos de vista, desde el corazón del discípulo Amado, desde María, la Madre e incluso desde el soldado que le traspasó el costado. San Juan, cronista de la Pasión, nos lleva a contemplar el misterio de la cruz de Cristo como una liturgia solemne. Todo es digno, solemne y simbólico en su narración: cada palabra, cada gesto. La densidad de su Evangelio se hace más elocuente. La Madre estaba allí, junto a la Cruz, está allí como madre y discípula que ha seguido en todo la suerte de su Hijo. Juan la glorifica con el recuerdo de esa maternidad. Ultimo testamento de Jesús. Ultima dádiva. Seguridad de una presencia materna en nuestra vida, en la de todos. Porque María es fiel a la palabra: He ahí a tu hijo. El soldado que traspasó el costado de Cristo de la parte del corazón, no se dio cuenta que cumplía una profecía y realizaba un último gesto litúrgico. Del corazón de Cristo brota sangre y agua. La sangre de la redención, el agua de la salvación. No se celebra la Eucaristía en todo el mundo cristiano. El altar luce sin mantel, sin cruz, sin velas ni adornos. El sacerdote se postra en el suelo ante el altar al comienzo de la ceremonia. Representa la imagen de la humanidad penitente que implora perdón por sus pecados.
Después de las lecturas se pasa a una acción simbólica muy expresiva y propia de este dia: la veneración de la Santa Cruz. La Cruz es presentada solemnemente a la comunidad, cantando tres veces la aclamación: “Mirad el árbol de la Cruz, donde estuvo clavada la salvación del mundo. VENID A ADORARLO". Después vamos a venerar la Cruz con una genuflexión (o inclinación profunda) y un beso (o tocándola con la mano y santiguándonos); mientras se cantan alabanzas a Cristo en la Cruz.
Los sacerdotes van vestidos de rojo, el color de los mártires, de Jesús, el primer testigo del Amor del Padre y de todos aquellos que, como él, dieron y siguen dando su vida por proclamar la liberación que Dios nos ofrece.
Aunque el Viernes Santo no hay propiamente Eucaristía, se comulga del Pan consagrado en la celebración del Jueves Santo.
Desde 1955, cuando lo decidió Pío Xll en la reforma que hizo de la Semana Santa, no sólo el sacerdote -como hasta entonces - sino también los fieles pueden comulgar con el Cuerpo de Cristo.
Se acostumbra a rezar El Vía Crucis. Surgió en Jerusalén y después se extendió a todo el mundo, la práctica piadosa del Vía Crucis (Camino de la Cruz). Camino señalado con diversas estaciones o paradas marcadas con cruces o altares, que se recorre con devoción rezando en cada una de ellas en memoria de los pasos que dio Jesucristo hacia el Calvario.
Aunque el Via Crucis, con sus catorce estaciones surge hacia el siglo XIII y es de inspiración europea, “algo parecido había ya existido en Jerusalén desde los primeros siglos cristianos. Si tomamos en cuenta que los padres franciscanos son los encargados de custodiar los Lugares Santos de Tierra Santa, comprenderemos fácilmente que la orden franciscana haya extendido por el mundo esta devoción. El Vía Crucis es sobre todo un itinerario espiritual,personal, interior.
Las 7 Palabras de Cristo
Otra celebración que ha tenido gran importancia es la de las últimas palabras de Cristo, consideradas como un Testamento de Amor. Cada uno de los evangelistas nos ofrece un fragmento de estas palabras, de tal manera que hay que tomar en cuenta los cuatro y unirlos para tener las últimas palabras de Cristo. Las palabras son: 1ª Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen (Luc 23, 24) El perdonar ayuda a vencer el odio. El amor debe ganar al odio. La verdadera prueba del cristiano no consiste en amar a sus amigos, sino a sus enemigos. Perdonar a los enemigos,a los que nos caen mal, es grandeza de alma. Perdonar es prueba de amor. 2ª En verdad te digo: „Hoy estarás conmigo en el paraíso‟ (Lc 23, 43) Estas palabras nos enseñan la actitud que debemos tomar ante el dolor y el sufrimiento. Jesús en la cruz es una prueba de amor. El ladrón de la derecha, al ver a Jesús en la cruz comprende el valor del sufrimiento. El sufrimiento puede hacer un bien a otros y a nuestra alma. Nos acerca a Dios si le damos sentido.
3ª Hijo, he ahí a tu Madre; Madre, he ahí a tu hijo (Jn 19,26) La Virgen es proclamada Madre de todos los hombres. El amor busca aligerar al que sufre y tomar sus dolores. Una madre cuando ama quiere tomar el dolor de sus hijos. María es Madre de cada uno de nosotros. En Juan estamos representados cada uno de nosotros. María es el refugio de los pecadores. Ella entiende que somos pecadores.
4ª ¡Dios mío! ¡Dios mío! ¿Por qué me has abandonado? (Mt 27,46) Es una oración, un salmo. Es el Hijo que habla con el Padre. El pecado es el abandono de Dios por parte del hombre. El hombre rechazó a Dios y Jesús también experimentó esto en la Cruz.
5ª Tengo sed (Jn 19,30) La sed es un signo de vida. Jesús tiene sed de dar vida y por eso muere. Todo hombre necesita ser feliz y no se puede ser feliz sin Dios. La sed de todo hombre es la sed del amor.
6ª Todo está consumado (Jn 19, 30) Jesús por Amor nos da su vida. Jesús cumplió con la voluntad de su Padre. Su misión terminaría con su muerte. El plan estaba realizado. Aprendemos a morir muriendo a nosotros mismos, a nuestro orgullo, nuestra envidia, nuestra pereza, miles de veces cada día.
7ª Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu (Lc 23, 46) Jesús muere con serenidad, con paz, su oración es de confianza en Dios. Se abandona en las manos de su Padre.
Estas palabras nos hacen pensar que debemos de cuidar nuestra alma, no sólo nuestro cuerpo. Jesús entregó su cuerpo, pero no su alma. Devolvió su espíritu a su Padre.
Sรกbado Santo. 23 de abril de 2011
Es el día del silencio, la comunidad cristiana vela junto al sepulcro. Callan las campanas y los instrumentos. Es día para profundizar. Para contemplar. El altar está despojado. El sagrario, abierto y vacío. Es un día de meditación y silencio. No es un día vacío en el que "no pasa nada". La gran lección es que Cristo está en el sepulcro, ha bajado al lugar de los muertos, a lo más profundo a donde puede bajar una persona. El Sábado está en el corazón mismo del Triduo Pascual. Entre la muerte del Viernes y la resurrección del Domingo nos detenemos en el sepulcro. Este estado de Cristo muerto es el misterio del sepulcro y del descenso a los infiernos. Es el misterio del Sábado Santo en el que Cristo depositado en la tumba manifiesta el gran reposo sabático de Dios después de realizar la Salvación de los hombres. La Cruz sigue entronizada, desde el Viernes Santos, iluminada. Dios ha muerto. Ha querido vencer con su propio dolor el mal de la humanidad.
Segundo Día del Triduo Pascual
“Junto al Sepulcro del Señor”
Entre la noche del sábado y la madrugada del domingo, el santo sepulcro, y los soldados romanos que lo custodiaban, fueron testigo de la resurrección de Cristo. Así Cristo celebra una Pascua Nueva, no ya la antigua que era el paso de la esclavitud a la libertad, sino el paso de la muerte a la Vida Eterna.
Aunque la celebración de la Pascua de Resurrección debería realizarse en las primeras horas del domingo, también puede realizarse desde el sábado por la noche para culminar en los primeros momentos del domingo. Durante la celebración se tienen más lecturas bíblicas que lo común, con el fin de que todos los cristianos recuerden las promesas realizadas por Dios y cumplidas totalmente.
Las lecturas hacen referencia a la Pascua o Paso (Pesáh) en diversas etapas. 1. Paso de la Nada a la Creación 2. Paso del Politeísmo al Monoteísmo con la fe de Abrahám 3. Paso de la Esclavitud a la Libertad 4. Paso del Pecado a la vida de Gracia 5. Paso de la Muerte a la Resurrección
La celebración también está llena de signos: - Bendición del Fuego Nuevo. La preparación de la Pascua comienza con la bendición del fuego nuevo, que se toma de una hoguera encendida fuera de la iglesia, estando ésta totalmente a oscuras y esperando los fieles con cirios apagados en la mano. El sacerdote enciende en ella una tea que una vez bendecida encenderán con ella sus velas los fieles. Hacia el final de este canto se procede a encender el cirio pascual. Este cirio se deberá encender durante todo el año en las celebraciones de bautismo, para indicar que el bautizado está iluminado por Cristo, y también en las misas de difuntos para recordar que para ellos brilla la luz eterna. El Cirio Pascual, signo de Cristo resucitado.
- Pregón Pascual. Se anuncia solemnemente la Resurrección de Cristo. El canto se conoce como Pregón Pascual o, por su inicio en latín, El Exultet. Se trata de uno de los más antiguos himnos de la liturgia romana, anterior al sigo IV.
El texto en latín inicia con: “Exultet iam angelica turba caelorum”. El texto íntegro en español es el siguiente: “Alégrense por fin los coros de los ángeles, alégrense las jerarquías del cielo, y por la victoria de rey tan poderoso que las trompetas anuncien la salvación. Goce también la Tierra, inundada de tanta claridad, y que, radiante con el fulgor del Rey Eterno, se sienta libre de la tiniebla que cubría el orbe entero. Alégrese también nuestra madre la Iglesia, revestida de luz tan brillante; resuene este templo con las aclamaciones del pueblo. Esta parte sólo lo dice si el cantor –lector es un sacerdote- Por eso, queridos hermanos, que asistís a la admirable claridad de esta luz santa, invocad conmigo la misericordia de Dios omnipotente, para que aquel que, sin mérito mío, me agregó al número de sus ministros, infundiendo el resplandor de su luz, me ayude a cantar las alabanzas de este cirio. El Señor esté con vosotros. (Contesta el pueblo) Y con tu espíritu. (Continúa el cantor) Levantemos el corazón. (Contesta el pueblo) Lo tenemos levantado hacia el Señor. (Continúa el cantor) Demos gracias al Señor, nuestro Dios. (Contesta el pueblo) Es justo y necesario. (Continúa el cantor) En verdad es justo y necesario aclamar con nuestras voces y con todo el afecto del corazón a Dios invisible, el Padre todopoderoso, y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Porque Él ha pagado por nosotros al eterno Padre la deuda de Adán y, derramando su sangre, canceló el recibo del antiguo pecado. Porque éstas son las fiestas de Pascua en las que se inmola el verdadero Cordero, cuya sangre consagra las puertas de los fieles. Esta es la noche en que sacaste de Egipto, a los israelitas, nuestros padres, y los hiciste pasar a pie el mar Rojo. Esta es la noche en que la columna de fuego esclareció las tinieblas del pecado. Esta es la noche en la que, por toda la tierra, los que confiesan su fe enn Cristo son arrancados de los vicios del mundo y de la oscuridad del pecado, son restituidos a la gracia y son agregados a los san-
tos. Esta es la noche en que, rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del abismo. ¿De qué nos serviría haber nacido si no hubiéramos sido rescatados? ¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros! ¡Qué incomparable ternura y caridad! Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo! Necesario fue el pecado de Adán, que ha sido borrado por la muerte de Cristo. ¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor! ¡Qué noche tan dichosa! Sólo ella conoció el momento en que Cristo resucitó de entre los muertos. Esta es la noche de que estaba escrito: „Será la noche clara como el día, la noche iluminada por mi gozo.‟ Y así, esta noche santa ahuyenta los pecados, lava las culpas, devuelve la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes, expulsa el odio, trae la concordia, doblega a los poderosos. En esta noche de gracia, acepta, Padre Santo, el sacrificio vespertino de esta llama, que la santa Iglesia te ofrece en la solemne ofrenda de este cirio, obra de las abejas. Sabemos ya lo que anuncia esta columna de fuego, ardiendo en llama viva para gloria de Dios. Y aunque distribuye su luz, no mengua al repartirla, porque se alimenta de esta cera fundida, que elaboró la abeja fecunda para hacer esta lámpara preciosa. ¡Qué noche tan dichosa en que se une el cielo con la tierra, lo humano y lo divino! Te rogamos, Señor, que este cirio, consagrado a tu nombre, arda sin apagarse para destruir la oscuridad de esta noche, y, como ofrenda agradable, se asocie a las lumbreras del cielo. Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo, ese lucero que no conoce ocaso y es Cristo, tu Hijo resucitado, que, al salir del sepulcro, brilla sereno para el linaje humano, y vive y reina glorioso por los siglos de los siglos. (Todos responden) Amen.
- Bendición del Agua. Se bendice el agua, llamada de Gloria, con la que se celebran los bautismos de ese día y con la que se rocía a todos los asistentes después de que se renuevan las promesas del bautismo. Después de la misa y durante la semana muchas personas rocían sus hogares con esta agua para hacerlas participar de la bendición.
Domingo de Resurrecci贸n. 24 de abril de 2011
El Domingo de Resurrección o de Pascua es la fiesta más importante para todos los católicos. Con la Resurrección de Jesús nuestra religión adquiere todo su sentido.
Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos abrió las puertas del Cielo.
En la Misa dominical recordamos de una manera especial esta gran alegría. Se enciende el Cirio Pascual que representa la luz de Cristo resucitado y que permanecerá prendido hasta el día de la Ascensión, cuando Jesús sube al Cielo.
La Resurrección de Jesús es un hecho histórico, cuyas pruebas entre otras, son el sepulcro vacío y las numerosas apariciones de Jesucristo a sus apóstoles.
Cuando celebramos la Resurrección de Cristo, estamos celebrando también nuestra propia liberación. Celebramos la derrota del pecado y de la muerte.
En la resurrección encontramos la clave de la esperanza cristiana: si Jesús está vivo y está junto a nosotros, ¿qué podemos temer?, ¿qué nos puede preocupar?
Cualquier sufrimiento adquiere sentido con la Resurrección, pues podemos estar seguros de que, después de una corta vida en La Tierra, si hemos sido fieles, llegaremos a una Vida Nueva y eterna, en la que gozaremos de Dios para siempre.
San Pablo nos dice: “Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe” (I Corintios 15,14)
Como Jesús resucitó, entonces sabemos que venció a la muerte y al pecado; sabemos que Jesús es Dios, sabemos que nosotros resucitaremos también, sabemos que ganó para nosotros la Vida Eterna y de esta manera, toda nuestra vida adquiere sentido.
La Resurrección es fuente de profunda alegría. A partir de ella, los cristianos no podemos vivir más con caras tristes. Debemos tener cara de resucitados, demostrar al mundo nuestra alegría porque Jesús ha vencido a la muerte.
La Resurrección es una Luz para los hombres y cada cristiano debe irradiar esa misma luz a todos
Debemos estar verdaderamente alegres por la Resurrección de Jesucristo, nuestro Señor. Debemos aprovechar todas las gracias que Dios nos da para crecer en nuestra fe y ser mejores cristianos. Vivamos con profundidad este tiempo.
Con el Domingo de Resurrección comienza un Tiempo pascual, en el que recordamos el tiempo que Jesús permaneció con los apóstoles antes de subir a los cielos, durante la fiesta de la Ascensión.
No se puede comprender ni explicar la grandeza de las Pascuas cristianas sin evocar la Pascua Judía, que Israel festejaba, y que los judíos festejan todavía, como lo festejaron los hebreos hace tres mil años, la víspera de su partida de Egipto, por orden de Moisés. El mismo Jesús celebró la Pascua
todos los años durante su vida terrena, según el ritual en vigor entre el pueblo de Dios, hasta el último año de su vida, en cuya Pascua tuvo efecto la cena y la institución de la Eucaristía.
Cristo, al celebrar la Pascua en la Última Cena, dio a la conmemoración tradicional de la liberación del pueblo judío un sentido nuevo y mucho más amplio. No es a un pueblo, una nación aislada a quien Él libera sino al mundo entero, al que prepara para el Reino de los Cielos.
"En este día de tu triunfo sobre la muerte, que la humanidad encuentre en Ti, Señor, la valentía de oponerse, de manera solidaria, a tantos males que nos afligen" Juan Pablo II, 2004.