”La fotografía es pasado. Apretado el PLAY del disparador, no somos como somos, somos como éramos.” Alberto García Alix
Muchos dicen que Garcia-Alix es El Fotógrafo de La Movida, algo que él niega. No solo documenta lo que pasa, el forma parte de esa época tanto como todos sus retratados... Amigos, gente de su círculo, personas que forman parte de su vida. Durante su gran repertorio podemos encontrar seis distintos grupos donde relaciona sus fotos: LO MAS CERCA QUE ESTUVE DEL PARAISO, DE CARNE Y HUESO, DE DONDE NO SE VUELVE, NO ME SIGAS ESTOY PERDIDO, TRES VIEDOS TRISTES y EL PARAISO DE LOS CREYENTES. A pesar de estas ‘’carpetas’’, vemos que todas hablan de sus vivencias, de sus etapas… Por esto mismo vemos que no tiene distintos proyectos para poder analizar. Su carrera entera es su único proyecto.
Su interés hacia la fotografía nace cuando sus padres le regalan una cámara para fotografiar a su hermano que corría en motos. Las motos siempre le han encantado y siempre ha sentido un gran afán hacia ellas. En 1976 Garcia-Alix, se independiza y junto a un amigo suyo montan en casa el primer laboratorio, donde ahí se fascina y descubre la atmosfera de lo que vio al fotografiar, es ahí donde empieza a necesitarla casi como una compañera con la que hablar y reflexionar, creando con ellas poesía. Uno de los fotógrafos que le impactan fue Agust Sander (fotógrafo d entreguerras), no se trataba tanto del poder de la imagen, sino la poesía que desprendían sus imágenes. Santi Herrero (piloto de motos) para el pienso que también fue un gran referente, Garcia-Alix se acercó a la fotografía gracias al arte, y para el el arte eran los grandes pilotos de aquella época.
Comenta que desgraciadamente no se formó en el sector de la fotografía de buena manera, él fue haciendo. La fotografía le gustaba mucho… pero no vivía de ello. Más adelante conoció a gente de verdad reconocida, gente de la cual se arrepintió no haber conocido antes, grandes referentes suyos que veían de la misma forma que el.
Robert Frank
Danny Lyons
Walker Evans
Diane Arbus
Siempre ha sido un gran lector, a pesar de que con sus amigos de la pandilla no podía hablar de estos temas, y eso le ha ayudado a tener este dominio a la hora de escribir los textos de sus imágenes. Una de las personas que lo ayudó mucho cuando estaba en una mala época de su vida fue el poeta y crítico de arte Kiko Rivas, que le proporciona hacer su primera exposición individual (y de una manera u otra intenta sacarle de la mala vida que llevaba). Estar tan metido en la movida madrileña, vivirlo de tan cerca, lo que veía, escuchaba… el deterioro y la muerte de sus conocidos… eran referentes que encendían algo en su interior para que cogiera una cámara y lo inmortalizara de alguna manera. Su creatividad nacía de todas esas noches que salía y estaba rodeado de amigos drogándose en bares… Sexo, drogas y Rock and Roll.
Al ser el el que revelaba sus propios carretes jugaba mucho con la luz. En sus comienzos solo disparaba una foto, al principio eran muy oscuras pero poco a poco empezó a jugar con el tiempo, el diafragma, a acercarse, la luz muy contrastada, con distintos papeles… y poco a poco llevo un estilo de fotografías a su terreno, donde se reconocía a la perfección. En ese entonces tanto le daba preparar una foto como encontrarla, siempre acababa sorprendido. Pero al paso de los años su manera de fotografiar se ha ido perfeccionando. Tarda más en enfocar, en controlar lo que está mirando, en concentrarse, en sentirlo. Primero decide donde hacerla, la luz que tiene… No le gusta disparar muchas veces para una fotografía, cuando le es posible dirige, aunque a veces es imposible. Hay que llevarse bien con la persona que retrata porque un retrato si hay complicidad función mejor.
No fotografía con cámaras digitales, solo utiliza analógico, ya que el encuentra la atmosfera en el laboratorio, revelando. Solo se ha adaptado en el medio digital en la parte de la narración visual, en los videos. En el momento de escoger las fotografías buenas le resulta muy automático, eso lo siente, se le crea la atmosfera y ve claramente cuál es la imagen buena y elegida, le trasmite los mismos momentos que ya vivió anteriormente, y ahí se crea el diálogo, es algo mágico.