SUPLEMENTO MENSUAL
producción de revista
- publicación del colegio de arquitectos d1 JUEVES 15 DE
JULIO DE 2010 - AÑO 4
Nº43
La idea de publicar esta serie de artículos y proyectos que acompañan desde lo arquitectónico y urbano los fundamentales sucesos que para nuestra patria produjeron los acontecimientos de Mayo de 1810 y sus conmemoraciones bicentenarias, es la excusa para presentar no solo edificios o proyectos que desde lo urbano y arquitectónico acompañaron las mutaciones en la vida institucional de nuestra Nación, sino que también nos proporcionan materiales e insumos, para intentar reflexionar sobre lo que somos y hacia donde vamos como sociedad. Los aniversarios son accidentes del calendario y es desde donde, con la arbitrariedad de la matemática temporal, emergen situaciones y realizaciones en la arquitectura y en la ciudad que en algunos casos, dejan testimonios de nuestra intención de construcción colectiva y social, donde forjarnos un destino común y donde creamos un lugar de convivencia y de destino individual y colectivo.
CENTENARIOS ESCENARIOS Y REPRESENTACIONES PARTE 1
En este lugar de la introducción, de la presentación o de la editorial de esta publicación del Colegio de Arquitectos de la Provincia de Santa Fe D1, estaría localizado el hito fundamental del inicio, el del gesto primigenio, el del nacimiento, el principio y el grado cero de las cosas. Debemos reconocer en este comienzo, que la revolución de Mayo de 1810 se realizó en un lánguido y pobre caserío, donde abandonados por las lejanas administraciones de la metrópolis española, con funcionarios olvidados por la distancia con los centros de decisión, donde lo que en realidad reinaba era el tedio, el barro y la queja, los ciudadanos de Buenos Aires, encontraron las motivaciones justas para desarrollar una gesta emancipatoria de alcances incomparables. Crear nada mas ni nada menos que una nueva Nación. La ciudad de Buenos Aires era en realidad una aldea, donde los pocos edificios públicos existentes, eran réplicas de tantos otros que predominaban y fueran construidos siguiendo los modelos de las administraciones coloniales o de las ordenes religiosas, en el inmenso territorio que dominaba la corona española desde los primeros tiempos de la conquista. Podemos decir sin temor a equivocarnos que, en el fundamental momento de ruptura con el imperio español, no había casi nada en la estructura física de la ciudad, escenario del acontecimiento y en un país todavía informe, disperso e incomunicado donde lo inconmensurable de la geografía sudamericana, proponía la realización de gestas heroicas y esfuerzos descomunales desde lo militar, administrativo y político, para suturar un estado de cosas caracterizado por la fractura, la distancia y la lejanía. 0-100-200 es solo un nomenclador simbólico que utilizamos como disparador de nuestra memoria de largo alcance y rescatar imágenes localizadas en recuerdo de antiguas iconografías escolares que nos marcaron a fuego en momentos felices y que a pesar de la humildad de sus contenidos plásticos o estéticos, recordamos con nuestro máximo afecto. Queremos en estos números 43 y 44 del suplemento Arqs X Arqs realizar este recorrido como balance y saldo para compartir con los lectores y agradecer a quienes han colaborado con contenidos, para realizar estas dos publicaciones.
·02IporarquitectosI15·07·10-AÑO4-Nº43 LA ARGENTINA EN EL CENTENARIO
LA ARGENTINA EN EL CENTENARIO Arq. Carlos Falco
En 1910 la ciudad de Buenos Aires fue el epicentro de los festejos del Centenario de la Revolución de Mayo. La ciudad capital de la Argentina ya estaba por entonces, modelada por una gran generación de arquitectos, urbanistas y paisajistas extranjeros que llegaron al país a partir de la segunda mitad del siglo XIX, en busca de trabajo en la ciudad/puerto que por entonces, cosechaba las mieles de los fabulosos excedentes de la producción agraria, generada en la fertilísima pampa húmeda argentina. El Centenario de 1910 encuentra a Bs. As., en el cenit de un proyecto de nación, modelado en la matriz agroexportadora que durante el fin del siglo XIX, diseña desde lo político, económico y social la denominada generación del 80´. Aquella clase política inaugura a partir de la primera presidencia de Roca (1980/86), un ciclo que culmina con el ascenso del yrigoyenismo al poder en 1916. El voto universal, secreto y obligatorio que incorpora por entonces a la vida política del país, a nuevas clases y extractos sociales producto de la inmigración, que en distintas oleadas, llegaron al país desde mediados del siglo XIX y que la dirigencia conservadora había excluido sistemáticamente. El festejo del Centenario encuentra entonces, a un país y a una ciudad necesitada de mostrarse así misma y a los demás, como una nación integrada al mundo occidental, con una imagen prestigiosa. Argentina necesitaba integrarse en el concierto de naciones capitalistas modernas, como una sociedad confiable con el rol asignado en la división internacional del trabajo de ser “el granero del mundo”. Las clases dirigentes argentinas por entonces, poseían una matriz liberal en lo económico, una idea conservadora en lo político y un modelo cultural centrado en las novedades que Francia aportaba al mundo moderno desde sus dinámicas instituciones en el siglo XIX. La necesidad de auto celebrarse y consolidar la auto-estima nacional como rasgo de identidad, lleva por entonces a sus clases dirigentes a organizar una celebración, cuyos alcances fueran universales. Por un lado los festejos propiamente dichos
con toda la ceremonia y pompa de la ocasión y por otro la adecuación de un paisaje que, como ciudad, Buenos Aires debía ofrecer con motivo de los festejos, a los visitantes que se encontraran presentes para la ocasión. Las plumas excelsas de centenario fueron por entonces el poeta modernista Leopoldo Lugones: “Lunario sentimental” (1909), “Odas seculares” (1910), el escritor nacionalista y católico Manuel Gálvez: “Sendero de humildad” (1909) y “Opiniones sobre la vida argentina” (1910); el radical e hispanista Ricardo Rojas: “El alma española” (1908), “La restauración nacionalista” (1909). Lugones encumbra a la patria agraria con su “Oda a los ganados y las mieses”. Es la bonanza celebratoria de una joven nación impulsada, según los dirigentes de entonces, hacia un futuro de grandeza. La burguesía argentina contrataba por entonces para la construcción de sus residencias, establecimientos productivos y sus espacios del ocio, a una serie de profesionales llegados desde Francia, Italia, los países nórdicos y Alemania principalmente, pero también desde otros puntos del mundo incluidos algunos arquitectos e ingenieros argentinos. Este conjunto realizó el más espectacular desarrollo edilicio que recuerde la nación construyendo; todavía hoy vigentes; sus más importantes edificios públicos y la modernización de los paisajes urbanos en Buenos Aires y de casi todas las capitales y ciudades importantes del interior. También las empresas de capital extranjero, de energía, transportes, puertos, comunicaciones e industrias relacionadas con la producción de materias primas, desarrollaron una extraordinaria actividad en la construcción de edificios utilitarios, poblados industriales e infraestructuras portuarias, ferrocamineras y de transportes de cargas y pasajeros. Pero como todo lo argentino en el curso de su historia, esta celebración estuvo plagada de contradicciones, divisiones, tensiones y problemas políticos. La abundancia existente y la organización del régimen
créditos
Editor responsable: Colegio de Arquitectos de la provincia de Santa Fe / D1 - Santa Fe presidente: vicepresidente: secretario: tesorero: vocales titulares:
Arq. Mario Daniel ANSELMI Arq. Francisco Daniel GONZALEZ Arq. Graciela Verónica MANTOVANI Arq. Silvia Mónica MEYER Arq. Hernán BUSANICHE ITURRASPE Arq. Sebastián Ignacio GUZZETTI
Plan de Bouvard / plano año 1909
Pabellón Argentino de Bellas Artes
Consejo Arq. Mario Daniel ANSELMI editor: Arq.Carlos FALCO Arq. Ruben MARTINEZ LEDESMA Arq. Alberto MAIDANA Arq. Luis A. MÜLLER Dra. Arq. María Laura TARCHINI Compilación y coordinación general: Consejo Editor
Redacción: San Martín 1748 – 2º piso – cp (3000) Sta. Fe, Arg. – tel: 0342-4582003 / 09 Contacto editorial: d1directorio@capsf.org.ar / jeronimopoquet@yahoo.com.ar Imagen de tapa: grupo Fuerza Bruta en los festejos del Bicentenario - Buenos Aires Diseño y diagramación: Arq. Jerónimo POQUET
·03IporarquitectosI15·07·10-AÑO4-Nº43 LA ARGENTINA EN EL CENTENARIO
Avenida de Mayo
Plaza de Mayo iluminada
Gráfica de época alusiva al centenario
Plaza del Congreso iluminada
VIDRIOS.CRISTALES “Siempre presente en las grandes obras de nuestra región”
Gráfica del edificio del Jockey Club
conservador en el poder, no impidió totalmente la contra manifestación de grupos políticos contestatarios del status quo que se expresaron con violencia en el atentado del teatro Colon y el sabotaje a la energía que debía iluminar a los edificios públicos, la misma noche del 25 de Mayo entre otros hechos. Las manifestaciones de protesta básicamente organizadas por anarquistas y socialistas por las condiciones laborales de los trabajadores, perturbaron a la autoridad política y responsable de estos eventos. Así el Centenario en 1910, se celebró con estado de sitio, censura de prensa y la vigencia de la Ley de Residencia. Tampoco las patotas rompehuelgas de niños bien que hostigaban a los trabajadores en los sindicatos, se privaron de incendiar los diarios La Protesta y la Vanguardia. Incluso la carpa teatral del payaso Frank Brown, conoció el calor de las llamas mientras manifestaciones de jóvenes, celebraban el acontecimiento porque la instalación circense teatral - donde concurrían básicamente las clases de bajos recursos - afeaba la estética de la ciudad. Una serie de importantes edificios se construyen desde 1880 y que un libro fundamental sobre el tema es “La arquitectura del liberalismo en la Argentina” de Federico Ortiz, Ramón Gutiérrez y Alberto De Paula entre otros, publica por Editorial Sudamericana en 1966. Esta publicación, hoy casi inencontrable, deja constancia de la rica producción del periodo y consigna un diccionario de arquitectos e ingenieros de gran significación y proyección para la época. Entre los mismos encontramos nombres emblemáticos del periodo como los de Alejandro Cristophersen, Eduard Le Monier, Carlos Agote, W.B. Basset Smith, Pedro Benoit, Luís Broggi, Virginio Colombo, Jules Dormal, Luís Dubois, Jacques Dunant, Francisco Ferrari, Julián Jaime García Núñez, Norberto Maillart, Carlos Morra, Víctor Meano, Carlos Nistromer, Pablo Pater, Augusto Plou, Arturo Prins, Luís Sartais, Rene Sergent, Francisco Tamburini, Louis Thomas, Carlos Thays, Domingo Tettamanti, Luís Volpe, Alfredo Zucker entre
tantos otros . Hacia 1910 ya había sido inaugurado el edificio del Congreso de la Nación, el proyecto de Victor Meano había sido concebido en un clasicismo ecléctico que remedaba el Capitolio en las EEUU, coronando la apertura de la Av. De Mayo abierta en 1887 y organizando el eje cívico que unía este parlamento con la casa de Gobierno en el corazón de la ciudad. En 1908 se inaugura el Teatro Colon (ver aparte) cuya construcción había sido anunciada a fines del siglo pasado en 1889. A estos edificios emblemáticos del periodo se les suman una serie de residencias importantes que configurarían el paisaje urbano de la ciudad como la de familia Anchorena (actual palacio San Martín, sede de la Cancillería). El Palacio Paz, la residencia Ortiz Basualdo, la residencia Guerrero y la Casares, el Palacio Errázuriz y otras. Los edificios del Jockey Club de Bs. As y Rosario, Los teatros Municipal de Santa Fe, 3 de febrero de Paraná, Los Hospitales Francés, Italiano y Español de Bs. As. La Casa de Gobierno de la Nación y de las provincias de Santa Fe, Tucumán, Corrientes y de Buenos Aires. La urbanización de la ciudad de La Plata y todos sus edificios institucionales, incluido el magnifico ejemplo neogótico de la Catedral de La Plata, el Palacio de las Aguas Corrientes, la sede del Diario La Prensa, La Nunciatura Apostólica, La Bolsa de Comercio y cientos de edificios en Bs. As y en todo el país dan cuenta de una época de extraordinario desarrollo edilicio y urbano. También el urbanismo tuvo gran importancia en este comienzo de siglo. A Don Carlos Thays se le encomendó arreglar los jardines y lagos de Palermo. Paisajista y botánico francés, Thays arriba al país donde se radica definitivamente y donde realiza la transformación paisajística de los más importantes espacios públicos de Bs. As., y con criterios de estricto gusto francés realiza importantes remodelaciones en Plaza de Mayo, Plaza San Martín y la actual Plaza del Congreso, entre otras obras que se complementan con el decimonónico jardín Botánico de Bs. As. El periodo del liberalismo en arquitectura se prolonga hasta
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entrada la década del 30´ con múltiples variantes estilísticas donde prevaleció sin duda el academicismo ecléctico y diversos historicismo como repertorios formales disponibles de acuerdo a las distintas tipologías funcionales que lo requirieran. Pero lo sustancial del los fastos del Centenario, fue la construcción de los Pabellones de exhibición que con carácter urbano integrador, se desgranaron por la ciudad constituyendo a la misma en una deslumbrante ciudad- exposición. A tal fin, el gobierno contrató al arquitecto y urbanista Joseph Antoine Bouvard que organizo el trazado y los recorridos en Palermo. También a Bouvard, el Intendente Alvear le encomendó un plan de transformación urbana que contaba con la apertura de 32 diagonales de las que solo se realizaron años mas tarde La Diagonal Norte y Sur. Así su idea, fue retomada mas tarde por la comisión municipal de urbanismo de la ciudad de Bs. As., en la década del 30´. Bouvard realiza numerosos viajes a la Argentina entre 1907 y 1910, donde se le encargan varios proyectos incluyendo una reforma urbana para la ciudad de Rosario. Las exhibiciones del Centenario se dividieron en temas: Bellas Artes, Agricultura, Higiene, Industria y Ferrocarriles y no se instalaron en un lugar específico de la Capital Federal, sino que se situaron varios puntos de la ciudad tomando como eje la entonces Avenida Alvear, hoy del Libertador. La exposición de la Higiene se instaló en el predio que actualmente ocupa la Biblioteca Nacional, la de Agricultura en lo que hoy es La Sociedad Rural, la de Industria en el Parque Tres de Febrero; la de Bellas Artes, en la Plaza San Martín y la de Transporte y Ferrocarriles se situó cerca del Hipódromo de Palermo, en el Regimiento 1 de Patricios. El Pabellón de las Bellas Artes fue encargado al Arquitecto francés Albert Ballú, graduado en la Ècole de Beaux Art, que gana el concurso para el Pabellón Argentino para la exposición de París de 1889. El edificio se construye casi enteramente en hierro y vidrio. Cuatro años mas tarde se desarma y se traslada a Bs. As., para ser rearmado en la Plaza San Martín. En 1910 sirvió para albergar la exposición de Arte del Centenario. Su destino final fue el de Museo de
Bellas Artes y fue demolido en 1933. Las arquitecturas desplegadas en esta celebración han desaparecido completamente sin dejar rastros, Solo sobrevive un pabellón realizado para la exposición. Proyectado por Virginio Colombo para la celebración del Centenario de la Revolución de Mayo que representó al Servicio Postal de la Exposición Ferroviaria y de Transportes Terrestres de aquella época. Galardonado con la medalla de oro, es el único de los 20 pabellones del Centenario que se mantiene en pie. Está en Palermo, sobre Av. Bullrich, en el predio del Regimiento de Patricios. Se conserva sin mantenimiento desde la década de1990.
Desfile en el Centenario
El 25 de mayo de 1910 se cumplió el Centenario de la Revolución de Mayo, pero los festejos se desarrollaron casi durante todo ese año. A este gran acontecimiento se decidió festejarlo invitando a notables de diferentes nacionalidades y organizando todo tipo de eventos tales como ceremonias civiles y religiosas, desfiles militares, congresos, banquetes, funciones de gala, entre otros. Ediciones especiales de documentos, banquetes inauguraciones y disposiciones para la creación de plazas, ornamentos y monumentos. También se acercaron a nuestro país poetas y literatos, viajeros profesionales e invitados especiales que dejaron noticias de ese año excepcional. El programa de actos incluyó la realización de varios congresos internacionales, entre ellos el de Americanistas y uno feminista. A partir de 1909, llegaron a Buenos Aires muchos visitantes de prestigio: Vicente Blasco Ibáñez, Georges Clemenceau, Anatole France, Guillermo Marconi, entre otros. Las naciones invitadas al festejo del Centenario enviaron representantes: Alfonso XIII, Rey de España, dio su representación a Isabel de Borbón. Delegación de Chile, encabezada por el Presidente
Pedro Montt. Italia fue representada por el profesor Ferdinando Martini. Representando a Alemania vino el General Colmar von der Goltz, A ellos se unieron los representantes de Uruguay, de Japón, de Rusia y de muchas otras naciones. Estados Unidos de América envió una formación de cuatro cruceros. Gran Bretaña excusó su inasistencia por la muerte del Rey Eduardo VII. Después de cien años poco ha quedado, algunos documentos, algunas crónicas y casi ningún testimonio material. El siglo XX le deparaba al país, tumultuosos acontecimientos que modificarían para siempre, tal vez un exagerado optimismo sobre el porvenir, que los acontecimientos históricos posteriores modificaron sin retorno. Se diluía así para siempre, un idealizado por entonces proyecto de nación.
Bibliografía Clemenceau, George La argentina del Centenario - Ed. U. N. de Quilmes – Bernal Prov de Bs. As. – 1999 Liernur, Jorge Francisco y otro – Diccionario de Arquitectura en la Argentina – ediciones Clarín – Buenos Aires - 2004 Ortiz, Federico y otros - La arquitectura del liberalismo en la Argentina - Editorial Sudamericana – Buenos Aires –1968 Salas, Horacio - El Centenario – Editorial Planeta – Buenos Aires 2009 Waisman, Marina – Documentos para una historia de la arquitectura argentina – Ediciones Summa – Buenos aires - 1978
Pabellon del Servicio Postal / abajo: estado actual (único edificio que sobrevive desde el centenario)
·05IporarquitectosI15·07·10-AÑO4-Nº43 TEATRO COLON DE ENTREDICHOS, POSTERGACIONES Y MALOS ENTENDIDOS.
TEATRO COLON DE ENTREDICHOS, POSTERGACIONES Y MALOS ENTENDIDOS. “ Este genero que no llamamos estilo por demasiado manierado, quisiera tener los caracteres del renacimiento italiano, alternados con la distribución y solidez de la arquitectura alemana, y la gracia, variedad y bizarría de la arquitectura francesa.” Victor Meano Los inicios de las obras del Teatro Colon se anunciaron con solemnidad en 1889, según los planos del arquitecto italiano Francesco Tamburini. Pero los verdaderos trabajos comenzaron en 1904. Tamburini falleció poco después de haberse iniciado las obras y le sucedió un colaborador cercano, el arquitecto piamontés Victor Meano. Este gran coliseo, para la autoestima y la desmesura argentina, no tendría que envidiar en nada a los grandes teatros líricos del mundo. Inesperadamente el reemplazante de Tamburini también muere, y esta vez la elección recayó en el arquitecto belga Jules Dormal quien alarmado por el destino trágico de sus predecesores, dudo mucho en aceptar la propuesta. El desafío era irresistible y luego de aceptar trabajó, introduciendo modificaciones a los proyectos de sus antecesores en las que dejo su sello francés. En la inauguración, el 25 de mayo de 1908 y para la ocasión, fue elegida la opera Aída de Giuseppe Verdi. Hasta 1925 el teatro estuvo en manos de empresarios privados que trajeron de Europa, principalmente de Italia, compañías enteras con decorados incluidos. Para la inauguración, el Teatro Colon aún no estaba terminado. Faltaban los vitreaux, los cortinados y el mobiliario que venían viajando en un barco desde Europa. En realidad la decisión de construir un nuevo teatro lírico, se da por la negativa de renovar la concesión al tradicional teatro Colon que se ubicaba en Pellegrini al costado de la Plaza de Mayo frente a la Recova. La decisión era en definitiva construir una sala ubicada lejos de la city. Esta decisión en principio respondía a lo sugerido por François Blondel, es decir una ubicación en la ciudad de
Arq. Carlos Falco forma exenta. El gran Hall con mármoles de Verona y paredes estucadas símil mármol y los vitrales realizados en Paris en la casa Gaudin en 1907, representan episodios de la historia y la poesía de la Grecia clásica. La escalinata principal es de mármol blanco de Carrara y las barandas que la circundan son de mármol de Portugal. Al pie de la escalera, las barandas terminan a ambos lados en dos cabezas de león talladas a mano en piezas completas. La sala en forma de herradura cumple con las normas más estrictas del teatro clásico italiano y francés. La planta esta rodeada de palcos con frentes dorados a la hoja. Tiene una capacidad total de 2478 localidades, pero además pueden presenciar de pie los espectáculos alrededor de 500 personas más. La bóveda circular central, tiene una araña de siete metros de diámetro, realizada en Francia en bronce bruñido a fines del siglo XIX. Las cortinas de los palcos son de seda y algodón. Por fuera, de un tono rosado y por dentro de amarillo oro. En el nivel de platea están los diez palcos Baignoires, cerrados con rejas de bronce, destinados a personas que llevaban luto o por alguna razón, no querían ser vistos. Los palcos del primer piso estaban separados entre si con paredes curvas tapizadas de terciopelo, con cortinas de seda que fueron traídas de Europa poco tiempo después de inaugurado el teatro. La mayoría de los balcones conserva su entelado original en seda dorada. Los bandeaux son de seda bordados con hilos de plata. La vista del escenario con el trompe l´oeil y telón es de terciopelo rojo bordado. A ambos lados de la embocadura de los palcos del avant scene, con una ornamentación de pilastras y molduras de oro culminan en las dos importantes figuras alegóricas contrapuestas. El Salón Dorado de 440 metros cuadrados esta enmarcado por columnas enormes talladas con detalles en oro Tiene además, altos espejos a la manera de Versalles o Schoenbrunn, muebles franceses tapizados en rosa pálido e inmensas arañas traídas también de Francia. Si bien el Colon soporto una ampliación en 1938 cuando se construyen los subsuelos y otra en 1970 realizada por Mario Roberto Álvarez, recién a comienzos de este siglo se evaluó la posibilidad de realizar una restauración integral. El Master Plan comenzó a diseñarse en 2001 y el Teatro se cerró en
·06IporarquitectosI15·07·10-AÑO4-Nº43 TEATRO COLON DE ENTREDICHOS, POSTERGACIONES Y MALOS ENTENDIDOS.
noviembre de 2006 con el objeto de producir la reinauguración el 25 de Mayo de 2008 en el cumpleaños numero cien del gran coliseo argentino. Siempre los prolongados cierres en este tipo de edificios conllevan serios problemas, no obstante las marchas y contramarchas en el proyecto del restauro y sobre todo el cimbronazo del cambio político y de gestión en la ciudad de Buenos Aires, demoraron la reapertura hasta la Gala del 24 de Mayo de 2010. Las tareas que se realizaron básicamente fueron las siguientes: La Sala: se restauraron sus ornamentos y se recupero su particular rojo matone. Ahora bajo la estructura que soporta a las graderías, se configuran los conductos de aire acondicionado. Para remplazar la acústica se remplazaron cerramientos y vidrios en ventanas a la altura del escenario Las fachadas: Se le realizo una limpieza removiendo costras y vegetación parasitarias, se consolidaron grietas y se reintegro el revoque faltante. Por ultimo se protegieron las superficies con una capa hidrofugante de silicona. El Foyer: Se recuperaron estucos o falsos mármoles. Se restauraron los solados de teselas, descartando las piezas inadecuadas y reemplazando las faltantes. Butacas y textiles: Asientos y pasamanos se revistieron en terciopelo de lana. Todos los textiles son ignífugos. El manto del Arlequín se le hizo una limpieza para eliminar la pátina grasosa y el material polutivo. El nuevo telón de Guillermo Kuitca y Julieta Ascar, es una resignificación del original Las cubiertas: se cambiaron todas las cubiertas metálicas, se recuperaron o reprodujeron los ornatos (liras) y se soldaron en la crestería La marquesina: se corrigieron pendientes de desagües. Araña y telón de embocadura: Se recupero el malacate original. El orfebre Payarlos restauro las piezas faltantes y se le hizo un tratamiento al recubrimiento de laton de su estructura de hierro. El teatro contara con un nuevo telón ignifugo y el tradicional de 1936 que pesa entre las dos hojas mil cuatrocientos kilos, solo se usara en ocasiones especiales. Los lucernarios: Se protegieron exteriormente con nuevas carpinterías y vidrios de seguridad. En los vitrales se reintegraron las piezas faltantes. El Salón Dorado: Se reintegraron los faltantes de laminas de oro en todas
las superficies y se recuperaron los pisos de roble. Su cielo raso se consolido estructuralmente, y se dispusieron pasarelas técnicas para el mantenimientote las instalaciones del entretecho. Se lo integro con la terraza que da sobre calle Lavalle. Renovación escenotécnica: En el escenario se cambio el piso y se modernizo el sistema de su disco giratorio para cambiar escenografia de 20 metros de diámetro. Se incluyo un nuevo sistema de luminotecnia computarizado y un sistema de control de maquinaria escénica superior, operable digitalmente. Renovación de infraestructura: Se incorporaron nuevos sistemas eléctricos de detección de incendios y de audio evacuación. La central de seguridad del teatro, con guardia de bomberos permanente, ocupa la esquina de Tucumán y Cerrito. Se construyo una reserva de agua de incendio de 427 mil litros. Todas las instalaciones se monitorean desde una central de control. La obra todavía no esta concluid
Bibliografía De Estrada, Isabel – Historia ilustrada del teatro Colón – ed Revista D&D – Buenos Aires – 2007 Baduel, Graciela y González Montaner, Berto – Teatro Colon, la gran ópera – ed. Clarín, Diario de arquitectura – Buenos Aires – 2010 Liernur, Jorge Francisco y Aliata Fernando – Diccionario de Arquitectura en la Argentina – ediciones Clarín – Buenos Aires 2004 Ortiz, Federico y otros - La arquitectura del liberalismo en la Argentina - Editorial Sudamericana – Buenos Aires –1968 Salas, Horacio - El Centenario – Editorial Planeta – Buenos Aires 2009 Waisman, Marina – Documentos para una historia de la arquitectura argentina – Ediciones Summa – Buenos aires - 1978a.
Diferencias y similitudes. 1910/2010
Un Teatro, es un tipo de edificio que representa el más alto grado de expresión simbólica de una sociedad. No es casual que, tanto en los festejos de Centenario como en los del Bicentenario en 2010, el Colon haya sido escenario de dos acontecimientos políticos en alguna parte coincidentes por el grado de demostración en la divergencia política, imperante en estos diversos contextos históricos. En 1910 durante un concierto, el Teatro Colón, sufrió un atentado con bomba el 26 de junio mientras se representaba Manon de de Manesset que interpretaban Rossina Storchio y José Anselmi, que por suerte, solo produjo algunos heridos y ninguna muerte. Nunca el hecho fue esclarecido y nunca se supo si el explosivo fue arrojado desde los palcos altos o si estaba puesto con anticipación bajo una butaca de la platea. Lo que siempre se sospechó con fundamento, que había sido un acto del anarquismo, que no escatimaba audacia y fanatismo en este tipo de atentados. Cien años más tarde en su reinauguración, la Presidenta constitucional del país se negó a concurrir a la tradicional función de gala del 24, por un entredicho con el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Bs As., que causo efectos menos dramáticos que en 1910, pero no por eso menos comentado por la prensa y el publico en general. Pero lo que aunó a las dos funciones con diferencias de 100 años, fue la ausencia del pueblo. Estrictos protocolos de invitados, clausuraron la participación popular en los festejos, solo reservados para las élites. Si bien en la 1er. década del siglo XX, estas financiaron según se relata, la construcción de esta maravillosa obra, la discriminación sufrida en 2010 no se justificó en la medida que, la condición estatal de este centro cultural, hubiera merecido un gesto de cortesía hacia los ciudadanos anónimos que en definitiva, financiaron con sus impuestos la restauración del edificio.
·07IporarquitectosI15·07·10-AÑO4-Nº43 LA CIUDAD COMO ESCENARIO
LA CIUDAD COMO ESCENARIO Arq. Carlos Falco A comienzos del otoño, un grupo de integrantes y diseñadores de Fuerza Bruta, se desplazaba por el microcentro de la ciudad de Buenos Aires, realizando mediciones y tomando decisiones que contribuyeran a la eficacia de la performance que realizarían dos meses mas tarde, en una fría tardenoche del mes de Mayo. Ya estaba decidido por entonces, el recorrido del desfile que cerraría los festejo del Bicentenario de la Revolución de 1810. Se concluyó que la ruta, no debía tener obstáculos para el desplazamiento de la parafernalia de equipos e infraestructuras que se desplegarían en el cierre de la celebración. Siguiendo un riguroso protocolo de seguridad para espectadores y artistas que se reunirían en la ocasión, los cálculos más optimistas especulaban con una presencia de trescientos mil espectadores en todo el recorrido. El mismo se iniciaría en Diagonal Norte, en las inmediaciones de Plaza de Mayo, desplazándose hasta el Obelisco para luego girar hacia el sur por la Av. 9 d e J u l i o h a s t a l a A v. Independencia. La decisión estratégica de realizar un desfile fue entonces la más acertada, ya que de haberse elegido algún otro formato más estático, no hubiera tenido el evento, el aprovechamiento que impone una presencia multitudinaria, reunida en un mismo lugar. Así se decidió la poda selectiva de árboles, la demolición de descansos y canteros en la calzada de Diagonal Norte para posibilitar el desplazamiento de los carromatos y equipos de logística que integraban generadores eléctricos, grupos sanitarios, unidades de auxilio médico, hasta la mas variada gama de maquinas, aparatos y dispositivos para producir efectos de lluvia, nieve, fuego y viento, y las infinitas dispersiones de materiales gaseosos y sólidos que complementaban los clímax y ambientaciones exigidos por los episodios de la Historia argentina que fueron seleccionados para la ocasión. La estricta medición de las distancias entre balcones para evitar accidentes en los actores-acróbatas, y los giros de las grúas que portaban las diferentes escenas, todo fue previsto con rigurosa profesionalidad. El proyecto se mantuvo hasta último momento en estricto secreto y así su impacto fue más deslumbrante aún. No nos cabe ninguna duda que, de los imprevistos dos millones de asistentes a este
desfile, una gran cantidad de ellos, jamás habían presenciado una representación teatral o habían asistido a una sala de teatro formalizada. Aquí el evento nos transporta a formas del teatro popular y callejero que descollaron en el medioevo, donde las exuberantes y elaboradas representaciones de la Pasión y los Misterios, se realizaban en la plaza del mercado como centro de la vida social, en aquella época remota.
Fuerza Bruta en los festejos del Bicentenario - ciudad de Buenos Aires
Así, los núcleos semánticos buscan a los interpretantes en su lugar: el espacio público y plural, lejos de académicos y periodistas, de comentaristas y semiólogos, de entendidos y snobs. Todos juntos: los artistas y el pueblo en el mismo stage de la ciudad sin mediaciones, en la misma ágora que pocos años antes, fue territorio de una represión demencial que sembró la muerte sobre los pavimentos de la 9 de Julio. Aquí, en 2010 el eros se impuso al thanatos en un canto a la vida, a nuestra identidad y a los legítimos sentimientos patrióticos que se mantienen latentes o que afloran en momentos especiales de síntesis y condensación del inconciente colectivo. Los millones de personas que observaron el acontecimiento interpelaron a la Historia argentina reinterpretada, no solo por historiadores y eruditos, sino por artistas en el más alto grado de excelencia comunicacional y poética. Excelencia que trasciende el mero virtuosismo del truco y la tramoya o el frívolo despliegue tecnológico. Si, estos fueron utilizados, pero articulados con pertinencia al servicio de la interpretación de nuevos contenidos y reelaboraciones realizadas con recursos poéticos y estéticos. Esta circunstancia transformó en mas pregnante y conmovedora, la demostración del colectivo artístico. Mezcla de arte industrial, danza contemporánea, espectáculo circense, diseño industrial, teatro, murga rioplatense, ingeniería de dispositivos, fiesta tecno, desfile cívico-militar y arquitectura efímera, el grupo Fuerza Bruta desplegó en el baricentro de la vida cultural y política de la Nación, una simbiosis de maquinas y musculatura en acción, que hubiera hecho las delicias de los futuristas italianos. La demostración de Fuerza Bruta, trasciende la mera alegoría o la referencia literal de las representaciones estereotipadas de la Historia. Se cumple así, en esta demostración, la antigua consigna de sintetizar la vida y el arte con la
·08IporarquitectosI15·07·10-AÑO4-Nº43 LA CIUDAD COMO ESCENARIO
subyacente pretensión romántica de plasmar la obra de arte total. Se condensó aquí, de manera singular, la tragedia y la comedia, la alegría y la tristeza, la fiesta y el duelo, en una misma coordenada de unidad del espacio con el tiempo. La calle se transformó en plaza, en fábrica, en campo abierto y también en cementerio. Desde el acceso a la democracia hemos presenciado numerosos eventos artísticos que registran los más dramáticos acontecimientos de nuestra historia reciente y lejana, pero siempre tuvimos la duda, de que los mismos fueran generalizados y generalizables como expresión del activismo artístico que acompañó siempre las gestas emancipadoras. Este acontecimiento en la calle, el 25 de Mayo de 2010 no fue casualidad. Condensa a través del proyecto de Fuerza Bruta, el trabajo cultural de décadas, en donde las búsquedas de contenidos y formas artísticas para aproximar el pensamiento y la reflexión a la realidad, consumieron el tiempo y los desvelos de centenares y miles de militantes culturales en todos los rincones del país. El éxito de la demostración no fue solo un momento de inspiración. El grupo responsable es un típico representante de la vanguardia teatral argentina, que decide allá por los 80´, abandonar las salas formales de teatro y tomar la calle, para acercar el arte a la gente. Derivaciones de la Organización Negra, de la Guarda, Villa-Villa y otros, estos grupos experimentaron en formatos básicos: el teatro de altura, las calles, los espacios urbanos abiertos y los grandes recintos industriales para realizar sus propuestas. De las antiguas provocaciones con escaladas al
Obelisco de la ciudad de Bs. As., al triunfo rotundo en las más importantes capitales del mundo, Fuerza Bruta como producto genuino de la cultura argentina, nos representó a todos este 25 de Mayo. Asistimos así, a un espectáculo global y único. El modelo narrativo fusiona espacios abiertos urbanos y dramaturgia de situación. La ciudad muta sus contenidos instrumentales y funcionales de circular y trasladarse por canales rutinarios en el desasosiego de la alienación cotidiana. Se sustituye la itinerancia alocada por la detención contemplativa, por la comunión con el otro en la presencia simultánea y siempre mágica de la convención teatral. La ciudad recupera por un momento, el sentido ultimo del espacio público: el del festejo y la ceremonia. Se sustituyen los automóviles por caminantes y espectadores. La calle se transforma en plaza, las fachadas de los edificios en fondos y soportes escenoarquitectónicos y paisajísticos del espectáculo. Se recupera así el antiguo mito del origen de la cultura, cuando se rompe el círculo mágico primitivo en las dionisiacas griegas y el teatro nace como narración, convocando unidos, a la catarsis y al conocimiento. El teatro recupera entonces en la 9 de Julio, su milenaria misión didáctica para las multitudes, pero también apela a la liberación emotiva ancestral y curadora, que proponen simultáneamente, el rito y la fiesta.