Unidad de Partidos PolĂticos
Glosario
Glosario de partidos políticos Abstención El término se refiere a la no participación de un individuo en un proceso político y más comúnmente en una elección. La abstención es muestra de una cierta apatía en lo que concierne a la esfera y al debate político. Para medir la abstención, se calcula el porcentaje de ciudadanos con derecho a voto que no depositan su voto en las urnas el día de la cita electoral (suele rondar en regimenes democráticos alrededor del 20% al 35%).
Agrupación política Asociaciones dotadas de personería jurídica integrada por ciudadanos y ciudadanas, con propósitos y funciones de naturaleza esencialmente pública que de manera voluntaria, permanente y de conformidad con las disposiciones establecidas en la constitución y las leyes, se organizan con el fin primordial de contribuir al fortalecimiento del régimen democrático constitucional, y acceder a cargos de elección popular e influir legítimamente en la dirección del Estado en sus diferentes instancias, expresando la voluntad ciudadana, para servir al interés nacional y propiciar el interés colectivo y el desarrollo integral de la sociedad.1 Ver también Partido político
Alianza Alianza se refiere al acuerdo establecido entre dos o más partidos para participar conjuntamente en uno o más niveles de elección y en una o más demarcaciones electorales.2 Dos o más formaciones políticas tienen la posibilidad de presentarse de forma conjunta a una cita electoral, aliándose con el fin de aunar fuerzas (tanto financieras como ideológicas y humanas) en pos de aumentar las probabilidades de salir victoriosas de la contienda electoral. No debe perderse de vista que la alianza posee un carácter únicamente transitorio y que los implicados en ésta conservan en todo momento su personalidad jurídica, aún cuando aparezcan como una sola entidad a efectos de presentación de candidatos y de representación en las diferentes instancias institucionales. Ver también coalición, coalición electoral, coalición gubernamental, coalición parlamentaria y fusión.
Ballotage Hipótesis electoral significa que ninguno de los candidatos logra la mayoría necesaria para ser elegido y es necesario proceder a una segunda vuelta electoral. En tal caso, se dice que hay ballotage o que los candidatos están en ballotage. Asimismo, al candidato que recibió más votos durante la primera vuelta se le señala como estando en “ballotage favorable”. Esta situación es frecuente en aquellas elecciones de escrutinio mayoritario, sean estas legislativas o presidenciales, sin embargo, es más raro en el caso de las elecciones senatoriales.
Ver también Elecciones presidenciales
Bipartidismo Según la definición facilitada por Jean Blondel, el bipartidismo sería todo aquel sistema en el cual dos grandes partidos se reparten al menos el 90% de los votos. Esto se traduciría por una separación funcional estricta entre los dos grandes partidos que se reparten consecutivamente, las labores de gobierno y de oposición. Ver también Multipartidismo
Cleavage Ruptura en la sociedad que genera divisiones que pueden proyectarse en la creación de un nuevo movimiento o partido político. Podrían ser considerados como cleavages el anti-clericalismo, el género, el ecologismo así como los cleavages contra un personaje determinado (Allende, Pinochet, Trujillo…).
Clientelismo Del griego Cliens, dependiente de un patricio adinerado. Dícese del sistema en el cual un ente político ejerce el control sobre el electorado, a través del establecimiento de un lazo recíproco de larga duración, creando así clientelas políticas fieles a él. De este modo, el elector se compromete a apoyar a este determinado ente político a cambio de una contrapartida oficialmente injustificada, sea ésta abstracta o en especies. Se forma de este modo una relación personal entre gobernante y gobernado, lo que hace que la ideología o el programa defendido por el ente político no tenga relevancia a la hora de conseguir el apoyo de la ciudadanía. Este sistema suele estar acompañado de represión cuando existe una resistencia o una voluntad de romper con la lógica clientelista por parte del sujeto elector, o simplemente para lograr mantener a los electores dentro de esta lógica sin necesidad de retribuirles materialmente3.
Coalición Por coalición se entiende la unión de varios partidos políticos realizada en aras de crear gobiernos en los sistemas parlamentarios. Este compromiso responde a una necesidad creada principalmente, por los sistemas políticos multipartidistas donde los partidos difícilmente obtienen una mayoría suficiente para gobernar solos. El acuerdo al cual se llega, implica tanto un consenso sobre un determinado programa de gobierno, así como una coincidencia sobre la distribución de los puestos gubernamentales. Ver también alianza, coalición electoral, coalición gubernamental, coalición parlamentaria y fusión
Coalición electoral Estas coaliciones están condicionadas por el tipo de sistema electoral al cual están sometidas. Por lo tanto, cuanto más desproporcionado sea el sistema
electoral en cuanto a asignación de escaños se refiere, mayor será la tentación de formar coaliciones políticas. Por ende, en algunos casos coaligarse representa una necesidad para los partidos que dan prioridad la victoria electoral ante todo, incluso ante la convergencia de sus intereses comunes. A pesar de contener teóricamente estas dos pretensiones, la de ganar elecciones y gobernar conjuntamente, las coaliciones no siempre logran mantener la continuidad del acuerdo tras las elecciones. Dicho esto, se puede aceptar como definición de coalición electoral la siguiente: «unión, a efectos electorales tan sólo (aunque luego puede perpetuarse dentro del Parlamento) de varios partidos políticos o asociaciones políticas, cuya finalidad puede ser variada. En la mayoría de los casos suele concretarse en la presentación de candidaturas comunes» (Gil-Robles y Pérez-Serrano, 1977: 46-47). Ver también alianza, coalición, coalición gubernamental, coalición parlamentaria y fusión.
Coalición gubernamental Una coalición gubernamental es un conjunto de partidos que ejercen de manera conjunta el gobierno de un determinado país. El criterio que identifica, por ende, una coalición gubernamental es la distribución de los puestos y los cargos gubernamentales, las carteras ministeriales, entre los miembros de las distintas formaciones políticas que forman la coalición. Se ha establecido este criterio como base conceptual de las coaliciones de gobierno, todas las reflexiones en torno al tamaño, la ubicación en el espacio político, las motivaciones o la ejecución de las políticas por los partidos no son más que elementos que permiten una tipificación más compleja de estas coaliciones. Ver también alianza, coalición, coalición electoral, coalición parlamentaria y fusión.
Coalición parlamentaria Algunos autores como Liphart (1977) sostienen una definición muy amplia de coalición que incluye tanto las coaliciones gubernamentales como las parlamentarias. En este caso, entra en este amplio concepto tanto la participación conjunta en el manejo del gobierno como el apoyo parlamentario que le es brindado. No obstante, otra perspectiva es la de diferenciar las coaliciones parlamentarias identificándolas como un grupo de legisladores cuyos votos convergen, sin que este grupo posea unas características institucionales determinadas o permanentes. Al partir de esta definición, se pueden diferenciar las coaliciones parlamentarias puntuales y las más estables que vienen de un acuerdo previo entre partidos. En definitiva, y en aras de unir estos términos, se dirá que las coaliciones electorales pueden perpetuarse en coaliciones gubernamentales o parlamentarias, tras una victoria electoral prolongando la unión y fortaleciendo el compromiso de los partidos implicados. Ver también alianza, coalición, coalición electoral, coalición gubernamental y fusión.
Creación de un partido político Existe hoy en día en los países iberoamericanos una amplia libertad para la creación de nuevas formaciones políticas, y ésta contrasta con las restricciones vividas durante otras épocas en las que se impedía o limitaba la formación de nuevos partidos en vista de perpetuar la ausencia de competencia política. En la República Dominicana, la libertad de formación de nuevas organizaciones partidarias está dispuesta en al constitución política en su Artículo 104. Las condiciones específicas que se requieren para la creación de un partido político están recogidas en el Artículo 42 de la Ley Electoral n°27597. Una vez estos prerrequisitos han sido avalados por la Junta Electoral, ésta toma la decisión de dar vía libre o no a la formación del nuevo partido. Ver también Extinción de un Partido Político
Democracia interna En su búsqueda por consolidar la democracia, los países latinoamericanos, comenzaron a cavilar una premisa: “la democracia de partidos requiere de democracia en los partidos”. Esto ha hecho que crezca el interés por lo que se denomina como democracia interna de los partidos políticos. En pos de mejorar la calidad de la democracia, se han implementado en varios países, regulaciones de la estructura interna de las formaciones políticas que buscan establecer los mecanismos necesarios para aumentar la transparencia y la participación en el interior de los partidos. En efecto, la adopción de estructuras de democracia interna, supone que los miembros de las formaciones se impliquen más activamente tanto en la dirección política del partido, lo que incluye la toma de decisiones, como en el diseño de las políticas de éste. 5 La introducción de estos dispositivos, pretende evitar la concentración del poder en una lite cerrada que aglutine la totalidad de decisiones y orientaciones tomadas por el partido. Para ello se incentiva la distribución del poder dentro de la organización, se generalizan los mecanismos intrapartidistas de rendición de cuentas y se establecen mecanismos de elección de las autoridades directivas del partido. Del mismo modo, la efectividad de los mecanismos de democracia interna requiere de una protección de los derechos de los afiliados, así como de una garantía de que éstos puedan participar de forma constante en el diseño de las políticas del partido. Ver también estabilidad del sistema de partidos, institucionalización del sistema de partidos, sistema de partidos incipiente.
Democracia participativa La democracia participativa constituye una vía alternativa que permite contrarrestar la lógica partidocrática, asociando a los ciudadanos ordinarios a la toma y el diseño de la decisión política. Existen diversos mecanismos de democracia participativa. El presupuesto participativo, cuya vedette es sin duda alguna el “orçamento participativo” de Porto Alegre, crea una vía por la
cual los ciudadanos, a través de los Consejos Deliberativos, tienen la posibilidad de participar en el control de las cuentas públicas y en la asignación de una parte del presupuesto de la municipalidad. Otro dispositivo de la democracia participativa son los jurados ciudadanos, que tienen su origen en la Dinamarca de los años ’80 y que actualmente están ampliamente extendidos en Europa. El principio básico es reunir a un grupo de ciudadanos lambda escogidos al azar, y tras impartirles la capacitación necesaria, animarles a deliberar acerca de un tema de interés general y que afecte las políticas de gobierno. Aparte de estos mecanismos, existen otros tantos, como los consejos vecinales, las encuestas deliberativas, los paneles ciudadanos, conferencias de consenso.
Elecciones congresuales La elecciones congresuales están orientadas a la elección de senadores y diputados a las cámaras legislativas del Estado. Se trata de elecciones 1) generales, dado que se verifican en el conjunto de la república y 2) ordinarias, considerando que se verifican periódicamente conforme a fechas definidas por la Constitución. El Poder Legislativo es investido a un congreso bicameral compuesto por un Senado (32 senadores) y un Congreso de los Diputados (178 diputados). Desde 1994 y siguiendo la disposición del Artículo 122 de la Constitución de la República Dominicana de fecha 14 de agosto del mismo año, las elecciones congresuales se celebran cada cuatro años8 de forma separada de las presidenciales celebrándose por primera vez conforme a esta nueva disposición el dieciséis de mayo de 1996. Ver también elecciones congresuales y elecciones presidenciales.
Elecciones Sin ánimos de extender la definición general del término elección, se recordará brevemente que una elección, según la Enciclopedia de las instituciones políticas dirigida por Vernon Bogdanor “es un procedimiento con normas reconocidas donde toda la población, o parte de ésta, elige a una o varias personas para ocupar un cargo”. Las elecciones a las cuales se hace referencia en este artículo corresponden a elecciones competitivas, voluntarias y universales, características de los sistemas democráticos.
Elecciones municipales Las elecciones municipales son aquellas que se dan en el municipio. El municipio, derivado de las raíces latinas “munus” (ciudadanía) y “capio” (tomo) calificaba en la época romana a aquellas ciudades que habían logrado una cierta independencia jurídica. Designaba una sociedad compuesta por una agrupación de sociedades naturales domésticas (domus) con fines políticos. En la actualidad, un municipio corresponde a una entidad administrativa erigida por la ley que embarca una porción determinada del territorio de un
país y cuyo tamaño es variable. Durante las elecciones municipales dominicanas, celebradas cada cuatro años, los ciudadanos eligen mediante el voto directo al ayuntamiento atribuido al territorio que habita. Se eligen de entre las candidaturas propuestas por los partidos políticos a los integrantes de los dos órganos de gestión del municipio, a saber: el Consejo Municipal, de funciones normativas y de fiscalización, y la sindicatura, poder ejecutivo municipal. Los cargos sometidos a la elección son los de síndico municipal, los de regidores y, finalmente los de suplentes. Ver también elecciones congresionales y elecciones presidenciales.
Elecciones presidenciales En la República Dominicana se habla de elecciones presidenciales en referencia a aquellas que sirven para elegir de forma conjunta al presidente y al vicepresidente de la República. Se trata de forma invariable de elecciones generales dado que se celebran de forma simultánea en todo el territorio de la República, y de elecciones ordinarias a sabiendas de que se verifican periódicamente conforme a fechas definidas por la Constitución. Estas elecciones son sujetas al sistema de mayoría absoluta, en caso de que durante la primera vuelta ninguno de los candidatos alcance la mayoría absoluta, la Junta Central Electoral convocará una segunda vuelta que se celebrará cuarenta y cinco días después de la primera cita electoral. La elección presidencial, como el resto de elecciones de la República, debe ser precedida por una proclama dictada y publicada por la Junta Central Electoral al menos noventa días antes de la primera vuelta, y en caso de que se celebre una segunda vuelta (ballotage), durante los tres días posteriores a la designación de los candidatos elegibles.9 Ver también ballotage, elecciones congresionales y elecciones municipales.
Estabilidad del sistema de partidos Existen dos vertientes distintas del concepto de estabilidad referido al sistema de partidos, ambos esenciales a la hora de considerar la institucionalización de un sistema: puede estar referido a la estabilidad de la oferta partidista, es decir que sean los mismos partidos con una misma dirección ideológica los que se presenten, o a la estabilidad en la demanda, léase que los ciudadanos voten a la misma formación en distintas citas electorales. En consecuencia, puede haber dos fuentes diferentes de inestabilidad, una por parte de los partidos y otra de los electores. Para diferenciar este matiz, se emplea el término “fluidez” para referirse a la oferta partidista y el término “volatilidad” cuando se hace mención a la demanda de los electores. A la hora de medir la volatilidad, el método más extendido es el índice de Pedersen. Éste va del 0 al 100, siendo el 100 el nivel máximo de volatilidad y el 0 el mínimo (explicado anteriormente). El índice que permite tener en cuenta la fluidez en el sistema de partidos, es el índice de fluidez partidista (fp). Para calcularlo, se deben sumar todos los escaños que obtienen los
nuevos partidos y dividir la suma entre el total de escaños o magnitud del parlamento (M). Ver también democracia interna, institucionalización del sistema de partidos, sistema de partidos incipiente.
Estatuto partidista El estatuto partidista es el conjunto de normas jurídicas que regulan la organización y las relaciones entre los miembros de un partido. La existencia de este marco estructural es imprescindible para que un partido perdure a lo largo del tiempo. Este le permite implantarse en el cuerpo electoral, trabajar con eficiencia durante su conquista del poder y así como convencer al electorado con el fin de poner en ejecución su programa político. Este texto constitutivo define los órganos e instituciones que conforman la organización así como sus respectivas funciones, además de determinar las modalidades de participación. De manera general, el esqueleto organizativo se compone de órganos directivos y consultivos y posee ubicación en todo el territorio, con una sede en la capital.
Extinción de un partido político Del mismo modo que existen requisitos para la creación de un partido, se han establecido prerrogativas para su disolución, pudiendo ser ésta provocada por el mismo partido (extinción) o pudiendo ser ocasionada al no alcanzar los requisitos mínimos previstos por la legislación (pérdida de vigencia). En gran parte de los países la disolución interna de los partidos se produce como un resultado de la voluntad de una mayoría de sus afiliados. En lo concerniente a la vigencia de éstos, varias legislaciones establecen una cantidad mínima de sufragios o de porcentaje de éstos a obtener para poder proseguir con las actividades partidarias y evitar así la caducidad del partido y su consiguiente disolución externa. Otras condiciones determinantes a la hora de considerar la caducidad de los partidos políticos, se centran en la regularidad con la que los partidos se presentan a las elecciones, así como en diferentes consideraciones de grado moral y disciplinario.11 Las disposiciones sobre vigencia de los partidos tienen una influencia inusitada en el funcionamiento de la democracia. En aquellos países en los cuales la ley exige altos porcentajes en los sufragios para garantizar la vigencia de un partido, los partidos mayoritarios serán claramente beneficiados y los minoritarios tenderán a desaparecer. Ver también creación de un partido político.
Fusión Fusión es la integración de dos o más partidos con el objeto de constituir uno solo para todos los fines legales y electorales. 14 La fusión, una vez aprobada, tiene como consecuencia directa la supresión de la personería de los partidos implicados, siendo esta reemplazada por aquella del producto resultante de la operación.
En República Dominicana, y como queda especificado en el Artículo 62 de la Ley Electoral, a priori a la fusión de dos o más organizaciones políticas, es necesaria la aprobación por parte de la mayoría de los delegados convocados en las convenciones nacionales de los respectivos partidos seguida ésta del visto bueno de la Junta Central Electoral. Ver también alianza, coalición, coalición electoral, coalición gubernamental y coalición parlamentaria.
Gerrymandering Maniobra política de cara a las elecciones que consiste en modificar los límites de los distritos o cantones electorales con el fin de favorecer a una formación determinada al excluir, incluir o dispersar en uno o diversos distritos a uno o varios grupos sociales caracterizado(s) por su propensión a decantarse por una u otra formación.15
Gobernanza En un principio el término “gobernanza” viene del mundo empresarial, sin embargo, en 1989 fue empleado por el Banco Mundial en un informe sobre África que defendía la idea de una “good gouvernance” definiendo ésta como una nueva forma de gobernar que privilegiaría la cooperación entre entidades estatales y no estatales, públicas y privadas, dando pie a nuevas formas de coordinación de la acción política y social lejanas al modelo de control jerarquizado vertical. Existen dos dimensiones fundamentales de la gobernanza. La primera es la dimensión estructural, correspondiente a los arreglos institucionales y la segunda es la dimensión dinámica, que designa el efecto modificador que una multitud de actores (ONG’s, empresas, individuos, sector local, sector internacional etc.) ejercen sobre el orden institucional. Existen críticas hacia este modelo no sólo al ser tildado como efecto de moda, sino que también al considerar que otorga demasiada importancia a los mercados y olvida conceptos políticos fundamentales como el de la soberanía popular, la voluntad general o el bien común16.
Institucionalización del sistema de partidos El sistema de partidos define un conjunto de interacciones normadas entre los diferentes partidos políticos, es decir, una serie de reglas y procesos regulares, estando éstas acompañadas de estabilidad y durabilidad tanto en los actores como en las regulaciones. El estudio de la institucionalización del sistema de partidos permite una comprensión más profunda que la simple observación en lo que al número de partidos se refiere. El análisis de la institucionalización permite la comparación entre los distintos países de América Latina desde un prisma equilibrado. El nivel de institucionalización de un sistema de partidos, puede ser definido a través de la observación de cuatro criterios principales: Criterio 1: Considera la estabilidad en la competencia entre partidos así como en las reglas y regulaciones del sistema. Si los partidos son de
permanencia volátil, no se puede hablar de institucionalización del sistema. Criterio 2: Evalúa la existencia de partidos con raíces más o menos estables en la sociedad. Esto es importante, pues con ello los ciudadanos conocen a sus representantes y las posiciones e ideas que éstos defienden, condición esencial para la democracia. De modo general, esto es posible únicamente cuando los partidos son estables, y no con los partidos incipientes, siendo éstos últimos impredecibles y pseudos-desconocidos (aunque puedan atraer el voto). Criterio 3: La aceptación de los partidos. En un sistema de partidos institucionalizado, los partidos deben ver las elecciones libres como el único proceso real para acceder al poder. Las élites políticas adecúan su conducta a esta expectativa electoral y no emprenderá estrategias peligrosas como podría ser “llevar la política a las calles” o emplear la violencia. Un país en el que los golpes de Estado son habituales, o en el cual los gobiernos no acaban su mandato, indica que la legitimidad y la fuerza de la elección es menor. Criterio 4: La existencia de organizaciones de partidos que funcionan sobre la base de reglas y estructuras razonablemente estables. Los partidos no están subordinados a líderes sino que tienen vida propia, deben existir procesos intrapartidarios que engloben el acceso a la cabeza de la formación. La gobernabilidad es mayor en un sistema institucionalizado, puesto que el gobernante tiene mayor probabilidad de contar con en el apoyo del legislativo de forma estable, la vida de los partidos es más larga y el índice de volatilidad menor, constituyendo todo esto una dinámica de retroalimentación a favor del desarrollo de la cultura política nacional.17 Ver también democracia interna, estabilidad del sistema de partidos y sistema de partidos incipiente.
● Índice de volatilidad electoral de Pedersen Permite un análisis de la regularidad de los partidos políticos y de la adhesión de las masas a éstos. Es un signo de la adhesión de los ciudadanos a un determinado partido así como de la estabilidad del sistema. El índice se obtiene sumando el cambio neto del porcentaje de bancas perdido o ganado por cada partido, y dividiéndolo luego entre dos. Un índice de 10 por, ejemplo, indica que unos partidos experimentaron una ganancia agregada del 10%, mientras que otros perdieron un total del 10%. Normalmente, si las elecciones son más frecuentes, habrá menor volatilidad pues los ciudadanos no tendrán tiempo de cambiar sus preferencias. En los países donde existen elecciones presidenciales y legislativas separadas, la volatilidad entre las dos elecciones es menor cuando los partidos juegan un papel importante pues los ciudadanos votarán por la etiqueta tanto al presidente como a los diputados. Sin embargo, si la cámara legislativa tiene un poder menor, la volatilidad
entre las dos elecciones será más alta, pues lo electores no se preocuparán en demasía por su voto al congreso. En países como Ecuador (35,6%) o Brasil (52,3%) la volatilidad es sumamente alta, mientras que en Uruguay (0,6%), Costa Rica, Argentina (ambas 3,3%) o Colombia (6,8%), la volatilidad es de un grado mucho menor.
Multipartidismo Se dice de un sistema político que es multipartidista cuando este admite la coexistencia de diversos partidos políticos. Ver también bipartidismo.
Número efectivo de partidos (NEP) Este instrumento de la ciencia política, solventa la dificultad para determinar el número efectivo de partidos concurrentes en un mismo sistema político, permitiendo así la realización de estudios sobre la evolución del sistema de partidos, o en pos de realizar comparaciones interestatales en relación a la fragmentación. Este instrumento de medición toma en consideración únicamente aquellos partidos que cuentan con representación en una de las cámaras. El número efectivo de partidos se obtiene dividiendo 1 por el multiplicando de 0,01 por cada porcentaje de los partidos en el congreso, poniendo cada uno de ellos al cuadrado y sumándolos para tener el número efectivo de partidos (ej. Si se tiene en un parlamento 35; 25, 20; 13; 7, se hará 1/(0,35² + 0,25² + 0,20² + 0,13² + 0,7²) El NEP de América Latina tiende a superar el tripartidismo. Es pues, un presidencialismo multipartidista que rompe con el presidencialismo bipartidista norte-americano, pero no con el europeo ya que no es un sistema parlamentario.18 Ver también estabilidad del sistema de partidos, institucionalización del sistema de partidos y volatilidad.
Outsider La creciente desconfianza y baja popularidad de los partidos políticos en América Latina, se inscribe dentro de la crisis de representación que caracteriza de manera más general al mundo democrático de hoy en día. Los factores catalizadores de esta crisis son numerosos: Una frontera demasiado opaca entre titularidad y ejercicio del poder, una imbricación confusa entre sociedad civil y esfera política, una consecuente ruptura de los vínculos tradicionales entre partidos y sociedad civil debida a cambios estructurales y culturales, una incapacidad de las ideologías tradicionales para descifrar la complejidad de las relaciones sociales y económicas. Es pues, en este contexto de crisis de la representación, que se extiende a una crisis de los partidos políticos, que aparecen los outsiders. Los outsiders son figuras políticas sin ningún antecedente en esta área, actores cuya trayectoria y formación no les predisponía al ejercicio de un liderazgo
político. A menudo situados entre la figura de gurú populista y de la máquina electoral, los outsiders son síntomas que evidencian una enfermedad de la representación en algunos países y en ningún caso encabezan su cura. Ver también clientelismo, populismo y transfuguismo.
Partidos de integración social Por lo general, se trata de partidos de masas que establecen una relación permanente con sus miembros, exigiendo el pago de cotizaciones permanentes y estableciendo un poder y una presencia creciente en la vida cotidiana de los individuos. Este género de formaciones se compone habitualmente de tres círculos principales: los militantes, los cotizantes y los electores. Si es cierto que es el modelo predilecto de las democracias actuales, también es aquel que degeneró durante los años 30 del siglo XX en los partidos totalitaristas, al ejercer un control completo sobre sus componentes, y con el tiempo, sobre el conjunto de la sociedad. 21 Ver también partidos de representación individual, partido de clase, partido “catch-all y partido político”.
Partido “catch-all” Los llamados partidos “catch-all” son partidos cuya prioridad es la de recaudar el mayor número de afiliados posibles. Para ello, no defienden una ideología en particular, sino que, guiados por su pragmatismo, se arman de un discurso populista que pretende superar los clivajes sociales que suelen repartir al electorado en distintos partidos. Integran su habitual retórica palabras tales y como “el pueblo”, “la nación”, “la patria”, “el desarrollo” puesto que son susceptibles de movilizar un espectro amplio de los votantes. Este tipo de partido político se desarrolló en la Europa post-industrial y apareció en América Latina durante su industrialización mientras era remplazado por los partidos de clase en el viejo continente22. Ver también partidos de integración social, partido de clase y partido político.
Partidocracia El término de partidocracia se usa sobre todo en la literatura de ciencias políticas hispánica e italiana (partidocrazia). En la literatura en inglés no se encuentra un homólogo estable del concepto a pesar de la propuesta de Michael Coppedge “partyarchy” inspirada en la concepción de Robert Dahl de poliarquías. No obstante, de manera general se compone a menudo con las nociones de Estado de partidos o democracia de partidos en los estudios políticos contemporáneos, a pesar de estos términos no restringirse a los aspectos negativos que implica la partidocracia. Este término se refiere a una degradación de la democracia caracterizada por el protagonismo creciente y excluyente de los partidos políticos en la sociedad, llegando así a un deterioro de la interacción entre la esfera civil y la política. La partidocracia representa una transposición del clientelismo a una escala más mayor y más compleja en que la relación de subordinación se da entre
partido y ciudadano y se encuentra institucionalizada. A su vez, la degeneración de una democracia en partidocracia corresponde a una extrapolación de la invasión del Estado por parte de los partidos quienes ven en este un botín tanto económico como estratégico. Para terminar, la aparición de una partidocracia atestigua de la debilidad de las instituciones políticas puesto que su consolidación fue troncada por la imposición de las ambiciones de sus dirigentes quienes consiguieron reorientarlas según sus intereses23. Ver también partido político.
Partido de representación individual El partido de representación individual es característico de una sociedad en la que el dominio público es restringido y en el que la participación es débil. La actividad de sus miembros, en la práctica, se limita a las elecciones, y la organización del partido (si éste existe) es colocada en hibernación entre las consultas electorales. Su función esencial es la selección de representantes que, una vez escogidos son provistos de un “cheque en blanco” y no son responsables a todos lo efectos más que ante su conciencia.24 Ver también partidos de integración social, partidocracia y partido político
Partido de clase El concepto de partido de clase se desprende de la definición marxista del partido político. Este tipo de partidos aparece en las sociedades occidentales en la segunda mitad del siglo XIX y a principios del XX y sus máximos representantes fueron los partidos comunista y socialista que tendían a adoptar una ideología marxista o, al menos, adherir a una visión de un Estado dueño de los medios de producción. En América Latina, durante la época de industrialización, los partidos de clase tendieron a ser más bien periféricos dándose el advenimiento de los llamados partidos “catch-all”. El partido de clase aparece conjuntamente con la teorización de las principales características de una clase social y de la sistematización de sus demandas e intereses. Emana pues de la existencia simultánea en el seno de una determinada clase de una doctrina y de un método de acción. Es entonces, el encargado de trasponer en la escena política la homogeneidad de un grupo social25. Según Marx, los partidos son específicos de las sociedades capitalistas, estando ausentes de las sociedades feudales, esclavistas y socialistas. Por ende, la clase y el partido están intrínsecamente ligados a ojos de los marxistas siendo la clase, como colectivo consciente y homogéneo, la única base posible de un partido. No obstante, esta relación ha sido contestada tras plantearse el caso del stalinismo, en el cual un partido puede existir en sociedades no capitalistas, y el de los partidos catch-all. No hay que confundir el partido de clase con partidos que tiendan a recibir votos de una misma clase. El efecto de votación por clases (class voting26) es un fenómeno muy diferente puesto que en el partido de clase la clase social está al origen de la formación del partido.
Ver también partido “catch-all”, partidocracia, partido de representación individual, partido político.
Partido político Agrupación social en la cual se reúnen un conjunto de personas con el fin de contribuir mediante su labor conjunta al interés general y promover una determinada política de gobierno sobre la base de una serie de intereses o principios comunes al conjunto de sus miembros. Esta organización formal, tiene como meta primordial y consciente colocar y mantener en un cargo público a personas que controlarán, individualmente o en coalición, la maquinaria gubernamental recibiendo sus miembros como contrapartida determinadas probabilidades ideales o materiales.27 En la República Dominicana los partidos políticos se rigen conforme a la Ley Electoral 275-97. Ver también agrupaciones políticas, partido “catch-all”, partidocracia, partido de clase, partido de representación individual y partido político
Paternalismo Del latín pater (padre) Aplicación a escala social de una relación análoga a la tradicional correspondencia recíproca entre un padre (superior) y su hijo (inferior). El hipotético padre otorga al hijo facilidades básicas, materiales y/o morales, y como contrapartida el hijo le debe obediencia y agradecimiento. En la práctica, el paternalismo designa la lógica a través de la cual un grupo o individuo establece un marco lógico de otorgar facilidades a un grupo o individuo menos poderosos o de más bajo status con el fin de mantener una posición privilegiada. La “benevolencia” mostrada por aquel o aquellos en mejor posición provoca una acomodación de los destinatarios de la ayuda lo que se traduce en una aceptación de facto de su inferioridad al no emprender este ningún acto de rebeldía en pos de no ofender al supuesto ente benefactor o por miedo a perder los beneficios que éste aporta.28 Ver también clientelismo, outsider y populismo
Polaridad de un sistema de partidos La polaridad de un sistema de partidos designa la distancia existente entre las diferentes corrientes ideológicas, siempre que éstas estén concretizadas en un partido determinado. Lo importante no es el número de partidos, sino la distancia, entiéndase ideológica, que los separa. Cuando el abanico de opiniones políticas es extremo, cuando los polos representan realmente polos opuestos, se habla de un sistema de partidos polarizado. El grado de polaridad permite presuponer la predisposición de la élite política para consensuar políticas que favorezcan la acción de gobierno (fórmulas de consenso), o por el contrario, que dificulten la acción gubernamental (disenso). La polaridad está vinculada con la gobernabilidad como también es una variable de gran contenido explicativo a la hora de determinar la
estabilidad del sistema político, su eficacia, actividad y su viabilidad. No obstante, los datos de polaridad también pueden tener la lectura de que traduce una situación positiva en la que, finalmente el sistema político ha logrado llevar a cabo una función integradora (caso de Nicaragua y El Salvador con la integración de la guerrilla al sistema de partidos). 29
Sistema bipolar Un sistema “bipolar” es aquel en el que el funcionamiento efectivo del sistema de partidos se organiza alrededor de dos polos, no importando que el número de partidos sea superior al par. En este caso, el sistema está desprovisto de un “centro”, ya que no existe un polo central.
Sistema multipolar Cuando se hace mención a un sistema “multipolar”, se designa aquel sistema de partidos que da vueltas en torno a más de dos polos y que por extensión cuenta con un centro.30 Ver también polarización y polarización política.
Polarización La polarización existente entre los dos partidos parlamentarios más extremos es un signo del disenso o del consenso existente entre las distintas agrupaciones políticas de un mismo sistema. Cuando ésta es alta, refleja una posible ruptura del sistema y un escollo a la gobernanza, por otro lado, cuando ésta es baja, corresponde a una relativa paz ideológica entre los distintos partidos, lo que denota estabilidad. El grado de polarización puede ser estudiado de dos maneras distintas: la primera evaluando la visión que los mismos actores tienen de sí mismos, la segunda calibrando la percepción que los actores tienen de los demás. En el primer caso, la media de la región latinoamericana es de 2,5, en el segundo es de 4,8. La República Dominicana se caracteriza por su baja polarización puesto que en el primer género de estudio ésta alcanza los dos puntos y en el segundo caso los 2,7. La polarización puede tener una lectura alternativa, ya que en algunos países una alta polarización refleja que se ha integrado en el juego político a las diferentes corrientes políticas como es el caso de México, Chile y El Salvador. Ver también polaridad de un sistema de partidos y polarización política.
Polarización política Al hablar de polarización se hace mención del fenómeno por el cual el sistema de partidos experimenta un proceso de ruptura del consentimiento general (en tal caso, se habla de tendencia centrífuga), o a la inversa, el proceso de reconstrucción de un consentimiento de base (lo que sería una tendencia centrípeta). Por lo general, cuando la tendencia de un sistema es centrípeta, la política adquiere un estilo moderado. Por el contrario, un estilo político extremista o sin moderación, refleja la persistencia de tendencias centrífugas.
Es importante distinguir entre la polaridad, que indica la distancia entre los polos, y la polarización que designa la tendencia, siendo pues una variable dinámica. 31
Populismo Del latín populus, pueblo. Estilo político que insiste en la existencia de una relación directa entre el gobierno y los gobernados. Se caracteriza a menudo por un discurso antielitista y encendido. Del mismo modo, se caracteriza por el menosprecio hacia las instituciones intermediarias como son los partidos políticos, así como hacia los cleavages clásicos como la división entre izquierda y derecha. Como consecuencia de ello, a menudo, el populismo se acompaña de la convocatoria de plebiscitos que permiten al gobernante tejer una relación directa con el pueblo. Saber si el populismo es una filosofía política o simplemente un estilo discursivo al servicio de diferentes corrientes es un debate enconado todavía hoy. Reconocidos ejemplos de populismo son corrientes como el peronismo argentino, el pujadismo francés o el fujimorismo peruano. A menudo el término populismo se emplea con tono peyorativo, siendo relacionado con la demagogia, el oportunismo político, al nacionalismo exacerbado y a las promesas con objetivo electoral Ver también clientelismo, paternalismo y outsider.
Programa El programa de un partido corresponde a una lista de medidas propuestas por el partido político. Esta enumeración de iniciativas gravita en torno a la ideología particular de cada partido y constituye una explicitación de los objetivos principales de gobierno o legislatura que este propone en caso de ser elegido.
Propaganda La propaganda a menudo denominada publicidad política, designa el conjunto de acciones llevadas a cabo en el marco de una estrategia de comunicación destinada a influenciar la población en cuanto a la percepción de determinados acontecimientos, personas o problemáticas para obtener su adhesión. La propaganda, a pesar de existir de facto en los regímenes institucionalizados a lo largo de la historia, se empieza a pensar como un conjunto organizado de técnicas destinado a influir sobre las opiniones a partir del siglo XX. Se desarrolla en un contexto de guerras mundiales, medios de comunicación de masas y promoción del individuo en el seno de las sociedades. La propaganda se puede declinar en propaganda militar, sociológica y política, cada una divisible en diversas otras variantes. Los partidos políticos utilizan la propaganda para vehicular sus ideas y convencer a la población de adherir a su partido. Para ello, invierten cada vez más en los medios de comunicación electrónicos, pues estos permiten que su
voz sea oída por la gran mayoría de los ciudadanos. Dependiendo de los países, los partidos tienen a su disposición una franja para vehicular mensajes partidarios y, en algunos países, espacios obtenidos por libre contratación.
Representación La representación es el concepto fundador de los regimenes democráticos modernos, esta idea es históricamente cristalizada a través de la figura del régimen representativo inglés y es teorizada durante las revoluciones americana y francesa. El concepto de representación opone a la máxima del “gobierno del pueblo por el pueblo” la teoría del “gobierno del pueblo por sus representantes”. Por medio de las elecciones, el pueblo soberano designa a sus representantes, otorgando de este modo legitimidad política a sus decisiones. Existen múltiples nociones del concepto de representación, puesto que encierra no sólo la idea de una delegación del poder, sino que también puede ser entendido como la encarnación exacta a menor escala del conjunto representado. Por largo tiempo la representación fue considerada como un sistema elitista, en el sentido en que la designación a cargos de gobierno de élites iluminadas por la razón constituiría la sola forma posible de dirigir y contener a las apasionadas e ignorantes masas populares. La voluntad de extender el sistema representativo proviene del siglo XIX y no sólo en términos cuantitativos sino que también cualitativamente, al implementarse nuevos mecanismos destinados a incluir en el juego de la representación a minorías antes excluidas.33
Rendición de cuentas vertical También conocida como “accountability vertical”, se trata del mecanismo a través del cual el elector controla la acción de los gobernantes. La rendición de cuentas vertical se ejerce cada vez que los gobernantes rinden cuentas de sus acciones políticas en las urnas. Este mecanismo se activa tanto de forma retrospectiva (el elector vota en función de la satisfacción sentida hacia el primer mandato del candidato a la reelección), como obedeciendo a una lógica prospectiva (cuando el elector emite su voto en función de las expectativas de acción estimada proyectadas sobre el candidato a la elección). La periodicidad de las elecciones es el principal mecanismo de accountability vertical aplicado en la actualidad, si bien en algunos países de América Latina (Colombia, Venezuela) existe la posibilidad de que los ciudadanos revoquen a un representante a través del voto popular, adelantando en cierto modo el proceso de accountability y haciéndolo más eficaz. Ver también rendición de cuentas horizontal.
Rendición de cuentas horizontal Apodado también como “accountability horizontal”, el término “rendición de cuentas horizontal” designa el poder de las instancias públicas, que dotadas de autoridad y capacidad legal, emprenden acciones de control político,
yendo desde el simple control rutinario hasta sanciones políticas o penales contra actos u omisiones juzgadas como ilegales. Según Guillermo O’Donell, la accountability horizontal se ejerce a través de dos modalidades diferentes. La primera se refiere a una trasgresión ilegal por parte de una agencia estatal con miras a acaparar un poder que no le compete. La segunda apunta a arremeter contra la corrupción y contra los privilegios ilícitos que los funcionarios se atribuyen a sí mismos o a sus asociados. El intercambio y el control recíproco entre el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo y el Poder Judicial es fundamental para una buena rendición de cuentas. La instauración de un sistema de “checks and balances” entre las diversas ramas del Estado, constituye un prerrequisito para la protección del interés ciudadano, dado que ayuda a diluir cualquier concentración excesiva de autoridad. Ver también rendición de cuentas vertical.
Sistema de partidos incipiente Se dice del sistema político no institucionalizado. En dicho sistema, las decisiones son más erráticas, las acciones de los partidos mucho menos predecibles, el gobernar es más difícil y existe una falta de legitimidad. En un sistema incipiente, los partidos no son el centro de la vida política, al ser más débiles y estar peor definidos, las élites económicas tienen un acceso mayor a los políticos y a las políticas, y el órgano legislativo tiende a tener un rol menor. Como es de esperar, en los sistemas incipientes, las posibilidades de los populistas y de los outsiders de llegar al poder son mucho mayores, ya que las afiliaciones partidistas no estructuran el voto popular. Esto puede causar un círculo vicioso: los sistemas incipientes llevan a la subida al poder de populistas que, a su vez, no harán nada por fortalecer el sistema. En estos casos, la accountability es extremadamente difícil puesto que los candidatos no expresan con claridad sus posiciones, lo que hace que el elector no pueda reprocharle de forma contundente el no haberlas mantenido.35 Ver también institucionalización del sistema de partidos y estabilidad del sistema de partidos.
Transfuguismo De acuerdo a Reniu y Vilamala, el transfuguismo consiste en “aquella forma de comportamiento en la que un individuo, caracterizado como representantes popular democráticamente elegido, abandona la formación política en la que se encontraba para pasar a engrosar las filas de otra”. ( www.ucm.es/info/eurotheo/diccionario/T/transfuguismo.htm) Una de las principales controversias que plantea el transfuguismo político es la cuestión de la titularidad del escaño. Si se considera que el cargo público no es más que un medio puesto a la disposición de sus representantes para asegurar la representatividad con la cual fueron investidos, entonces, el transfuguismo afecta la legitimidad que los electores les otorgaron. No
obstante, otra interpretación jurídica, sostenida entre otros por el Tribunal Constitucional de España, aboga porque la titularidad del escaño le pertenece al representante una vez elegido y este último puede cambiar de partido sin alterar la representatividad con la cual fue investido. Una interpretación ultramoderna de la traición permite la interpretación del transfuguismo a la luz de un “sistema de traición” sustentado en la libre competencia, el pragmatismo y la convicción de los actores así como su voluntad de defender los derechos individuales. Siguiendo esta interpretación, el transfuguismo se instituye como una decisión racional del representante, emanada de un balance entre costes y beneficios, y el cambio de partido seria entonces una adaptación de los medios, pero no del fin de dicho representante. Ver también outsider.
Umbral de representación También conocido como “cociente electoral”, designa el porcentaje electoral mínimo establecido, a partir del cual los partidos políticos logran representación física en la(s) cámara(s) legislativa(s). La imposición de un determinado umbral tiene importantes consecuencias en el sistema político y en el funcionamiento de éste, puesto que está ligado al nivel de pluralidad así como a la eficacia del sistema. En efecto, un umbral reducido permite que más fuerzas políticas puedan ser representadas, pero al mismo tiempo reduce la gobernabilidad y la eficacia del legislativo como es el caso de países como Italia o Brasil. Sin embargo, en el extremo contrario, la instauración de un umbral elevado, aunque permite mayor facilidad a la hora de gobernar, lleva a la exclusión de los partidos minoritarios lo que puede desembocar en frustración política y la búsqueda de otros medios de expresión fuera de las vías oficiales, esto es el caso del sistema alemán, turco o mejicano.
Volatilidad La volatilidad en el ámbito electoral se refiere al desplazamiento de los votos de un partido a otro entre dos elecciones. El estudio de la volatilidad presenta un especial interés puesto que la variación de votos obtenidos por los principales partidos afecta la estabilidad del sistema de partidos. Así bien, contra mayor volatilidad, mayor inestabilidad. Existen diversos instrumentos destinados a medir el grado de volatilidad de un sistema de partidos que permiten entender las variaciones del comportamiento electoral entre dos elecciones sucesivas. Estos índices no plasman las dinámicas de los comportamientos individuales, sino que miden más bien, los cambios de un electorado como conjunto. Existen tres grandes tipos de índices que permiten especificar la naturaleza de estas variaciones. Aparte del índice de volatilidad neta o total, se encuentra el índice de volatilidad entre-bloques (VEB) que permite evaluar según Reniu i Vilamala la “magnitud del intercambio electoral que atraviesa
la línea que divide a los partidos que representan los lados opuestos de una división (cleavage)" (En: centrándose en partidos pertenecientes a las mismas familias ideológicas. También se encuentra el índice de la volatilidad intrabloques (VIB) que estudia la volatilidad característica de cada uno de los bloques partidistas. http://www.ucm.es/info/eurotheo/diccionario/V/volatilidad.htm Ver también estabilidad del sistema de partidos, institucionalización del sistema de partidos, número efectivo de partidos (NEP y sistema de partidos incipiente.)
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