Boletín del Observatorio de Seguridad y Defensa Vol. 04 N°10/2019

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Vol. 04 N° 10

Junio 21 de 2019

ISSN 2500-5030

Observatorio S&D

Escuela Superior de Guerra “General Rafael Reyes Prieto” Centro de Estudios Estratégicos sobre Seguridad y Defensa Nacionales Boletín del Observatorio de Seguridad y Defensa


OBSERVATORIO S&D

2019. Boletín digital. ESCUELA SUPERIOR DE GUERRA “General Rafael Reyes Prieto” Centro de Estudios Estratégicos sobre Seguridad y Defensa Nacionales (CSEDN) Bogotá D.C., Colombia.

DIRECTIVOS

Director: Mayor General Jaime Agustín Carvajal Villamizar Subdirector: Contralmirante Orlando Grisales Franceschi Vicedirector de Investigación: Coronel Fernando Enrique Farfán Castro Director CSEDN: Coronel Oscar Mario Ramírez Villegas Editora: Nasly Rocío Cárdenas Rodríguez M.A. (c) Asistente editorial: Juan Pablo Monzón Torres & Juliana Andrea Fernández Mantilla

El Boletín del Observatorio de Seguridad y Defensa del Centro de Estudios Estratégicos sobre Seguridad y Defensa Nacionales (CSEDN), es una publicación virtual quincenal que recoge temas de la coyuntura nacional e internacional y el análisis crítico producto de sus investigadores. Las ideas expuestas son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no expresan la posición oficial ni el pensar institucional de la Escuela Superior de Guerra “General Rafael Reyes Prieto” o del Centro de Estudios Estratégicos sobre Seguridad y Defensa Nacionales

Derechos exclusivos de publicación y distribución de la obra del Centro de Estudios Estratégicos sobre Seguridad y Defensa Nacionales (CSEDN). Esta publicación tiene periodicidad quincenal.

¿Cómo citarnos? Apellido, N. (Año. mes, día). Título del artículo. Observatorio S&D, Vol. (N°). Recuperado de [Dirección electrónica]

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CONTENIDO

Centro de Estudios Estratégicos sobre Seguridad y Defensa Nacionales.

Los retos de la Globalización. Colombia la puerta de acceso a los cárteles mexicanos Marco Antonio Muñoz Ayala & Rodolfo Bautista Jiménez…………………………......................05

Las emociones como barrera a la construcción de paz Nasly Rocío Cárdenas-Rodríguez ...……...…..………………………………………………...09

El estudio de las amenazas como una realidad latente y cambiante: El valor de las percepciones Vicente Torrijos & Juan Martin Londoño…...............................................................................11

Más allá de las fronteras, crimen local con efecto global Henry Cancelado Franco………………………………………………………………………………..15

Recursos Académicos Libros y Artículos …...…………………………….……………...……………………………19

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Los retos de la Globalización. Colombia la puerta de acceso a los cárteles mexicanos1. Marco Antonio Muñoz Ayala2 & Rodolfo Bautista Jiménez3. 1

Artículo resultado del proyecto: “Nuevas Amenazas del Siglo XXI, Fronteras y Derechos Humanos - Fase 2019-1”, que hace parte de la línea de investigación: “Derechos Humanos, DICA y Justicia” del grupo de investigación “Centro de Gravedad”, reconocido y categorizado en (A) por COLCIENCIAS, adscrito y financiado por la Escuela Superior de Guerra “Gral. Rafael Reyes Prieto”. 2

Coronel de la reserva activa del Ejército Nacional de Colombia. Investigador en formación del Centro de Estudios Estratégicos en Seguridad y Defensa Nacional de la Escuela Superior de Guerra “General Rafael Reyes Prieto”. 3

Maestro en Derecho de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), México. Becario CONACyT del Programa Educativo Doctorado en Derecho y Globalización UAEM, México.

Introducción Es sustancial partir de la idea, que la globalización es una serie completa de procesos: es tecnológica, política, cultural y económica (Giddens, 2000). La globalización, en términos positivos, presenta desterritorialización (Durán, 2010), construcción de redes trasnacionales y ciudades globales que vislumbran a mejorar las condiciones sociales. Paralelo a ello, este fenómeno global también genera consecuencias, entre las que se enumeran la desigualdad, exclusión, hegemonía de ciertas economías, deterioro del medio ambiente y, por supuesto, nuevos riesgos. Ante este panorama, la globalización es un fenómeno complejo, irreversible y cambiante, que lleva consigo un aire de nuevas amenazas que enfrenta la sociedad de este siglo, “nuevos parámetros de riesgos desconocidos totalmente, que incluyen riesgos de elevadas consecuencias: derivados del carácter globalizado de los sistemas sociales de la modernidad” (Giddens & Bauman, 1996). Ulrich Beck señala:

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Globalización significa la perceptible pérdida de fronteras del quehacer cotidiano en las distintas dimensiones de la economía, la información, la ecología, la técnica, los conflictos transculturales y la sociedad civil, y, relacionada básicamente con todo esto, una cosa que es al mismo tiempo familiar e inasible -difícilmente captable-, que modifica a todas luces con perceptible violencia la vida cotidiana y que fuerza a todos a adaptarse y a responder. El dinero, las tecnologías, las mercancías, las informaciones y las intoxicaciones traspasan las fronteras, como si estas no existieran. Inclusive cosas, personas e ideas que los gobiernos mantendrían, si pudieran, fuera del país (drogas, emigrantes ilegales, críticas a sus violaciones de los derechos humanos) consiguen introducirse (Beck, 2008). Estos riesgos que son recurrentes, ostensibles y tangibles en nuestro entorno, trascienden las fronteras nacionales adquiriendo un carácter globalizante. Es decir, las amenazas aparecen con más fuerza, se vuelven más complejas debido a los fenómenos globales y la introducción de nuevas tecnologías. Por ejemplo, el narcotráfico ha desdibujado los límites, se ha hecho más competitivo, convertido en una industria que se adapta a los mercados, un “negocio ilícito que trasciende las fronteras culturales, sociales, lingüísticas y geográficas” (UNODC, 2019). Carteles mexicanos. Una nueva amenaza para Colombia Uno de los puntos que contenía el acuerdo de paz suscrito entre el gobierno de nuestro país y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del

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Pueblo (FARC-EP), era “la solución al problema de las drogas ilícitas”, para construir la paz era necesario encontrar una solución definitiva al problema de las drogas (Alto Comisionado para la Paz, 2016). No obstante, los esfuerzos promovidos no han sido suficientes para contrarrestar esta problemática. Colombia ha emprendido una lucha constante orientada a erradicar la producción de drogas, aunque los esfuerzos han sido variados, no se ha logrado los resultados deseados, el mercado de la droga, así como sus actores se resisten a desaparecer y los cultivos han registrado un aumento considerable (O.D.C, 2019). Se evidencia que el plan de erradicación de los cultivos ilícitos en nuestro país no está funcionando pese a los esfuerzos permanentes del gobierno de los EE.UU., la rentabilidad que este negocio genera, conlleva a que cada vez sea más difícil de combatir. Bajo esa tesitura, puede afirmarse que el aumento de producción de cocaína está vinculado directamente con el asentamiento de organizaciones del narcotráfico en Colombia. Es decir, con la desmovilización de las FARC-EP como uno de los actores dedicados en los últimos años al narcotráfico (Díaz & Vásquez, 2013). Se ha abierto una “vacante”, alentando la entrada a los cárteles mexicanos. Felbab-Brown señala: En alianza con los actores criminales locales como las facciones disidentes de las FARC que han regresado al narcotráfico y los que nunca se desmovilizaron, bandas criminales locales y otros grupos como el Ejército de Liberación Nacional (ELN), los cárteles mexicanos han ingresado en las cadenas de producción y tráfico de drogas en

Figura 1. En comparación con 2016, el cultivo de coca y la producción en Colombia aumentaron en 2017, 17% y 31%, respectivamente. Según el Informe Mundial sobre las Drogas 2018, en 2016 casi el 69 % de la superficie dedicada al cultivo de coca en todo el mundo se encontraba en Colombia.

Fuente: Observatorio de Drogas de Colombia (2017)

Colombia. En algunas áreas, su presencia se ha acercado al cultivo de coca en Colombia: en Nariño, el Cartel de Sinaloa parece buscar para eliminar a los intermediarios locales y trabajar directamente con grupos criminales formados por disidentes. En otros lugares, el grupo criminal aparentemente ha suministrado a agrónomos para mejorar los rendimientos de cocaína o dinero en efectivo a agentes locales de grupos nacionales debilitados, como los Urabeños (Felbab-Brown, 2019). Estas estructuras criminales que lideran la capacidad organizacional en México, en alianza con actores criminales locales, han encontrado la manera de apropiarse de los eslabones de producción lo que permite que la droga llegue a su país, en su tránsito hacía EE.UU. Es decir, el narcotráfico mexicano se ha transnacionalizado, ha expandido su control hacia el mercado en Colombia. El U.S. Department of Justice Drug ha señalado: “Dependen de una asociación del trabajo con las organizaciones criminales 6


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transnacionales (TCO) mexicanas para exportar cocaína desde Colombia a los mercados de los Estados Unidos. Si bien se controla la producción y el envío de la mayoría de la cocaína destinada al consumo en los Estados Unidos, las TCO mexicanas son responsables de su exportación y distribución. Las TCO mexicanas trabajan directamente con las fuentes de suministro, a menudo enviando representantes mexicanos para coordinar los envíos de cocaína. Como los TCO colombianos no mantienen una robusta infraestructura de distribución transfronteriza o cohesionada a nivel nacional en los Estados Unidos, una relación con los TCO mexicanos es integral para mantener las ganancias y la operatividad. • Buenaventura, Colombia: en diciembre de 2015, un ciudadano mexicano que residía en Buenaventura y trabajaba en representación del Cartel de Sinaloa estaba colaborando con los líderes locales de Los Rastrojos para enviar cientos de kilos de cocaína a México a través de la costa del Pacífico (U.S. Department of Justice Drug Enforcement Administration, 2017). En este contexto volátil, violento e incierto, nuestras Fuerzas armadas (FF.AA.) deberán lidiar con enemigos externos. Esto no sólo significa un gran reto, dado el historial violento que estas organizaciones tienen al ser el principal motor de la violencia y criminalidad; sino, además, que sumado a los actores del conflicto que permanecen activos, hace necesaria una escalada ofensiva que no permita que estos cárteles se instalen de manera definitiva en nuestro país. Es por esto por lo que el papel de las FF.AA. cobra un papel aún más importante en nuestros

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días, pues ante la amenaza de una ola de violencia con actores tan poderosos como lo son los cárteles mexicanos, hacen que la estabilidad que procuran generar para el país los recientes acuerdos de paz se encuentre en un terreno sumamente débil. Claro está, después de la desmovilización de las FARC-EP se esperaba que la producción de cocaína disminuyera considerablemente; sin embargo, lo que no se previó, fue que ese “vacío” que se apertura sería ocupado por los cárteles mexicanos de la droga. Ante esta coyuntura, las FF.AA. deberán asumir la difícil tarea de contrarrestar los efectos devastadores que traerá consigo la introducción del narcotráfico mexicano, quienes buscaran a toda costa apoderarse del mercado de la droga. Hoy más que nunca necesitamos a nuestras FF.AA., necesitamos confiar en ellas, no podemos prescindir de su participación. El contexto actual representa un reto importante para nuestro país, por ello necesitamos crear una estrategia bien definida y estructurada, necesitamos unir esfuerzos. Un plan de colaboración que sea liderado por nuestras FF.AA. donde participen e incorporen otras dependencias y órdenes de gobierno que estén comprometidos con la seguridad. Esto hace necesario un trabajo mancomunado con los gobiernos de los demás países involucrados para dar golpes certeros a estas organizaciones criminales. La problemática no debe minimizarse, es claro que México está sufriendo una crisis generalizada de violencia e inseguridad generada por los cárteles de la droga. No permitamos que nuestro país sea el espejo que refleje esos acontecimientos adversos. 7


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Referencia. Alto Comisionado para la Paz. (2016). Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera. 98. Beck, U. (2008). ¿Qué es la globalización? Falacias del globalismo, respuestas a la globalización. (B. Moreno, & M. Borrás, Trads.) España: Paidós Ibérica. Entrena Durán, F. (2010). Los territorios locales como espacios sociales: una aproximación a sus dinámicas en la era de la globalización. En P. Sánchez Vera, & A. Riella (Edits.), Globalización y perspectivas de la integración regional (pág. 42). Murcia, España: Universidad de Murcia. Felbab-Brown, V. (2019). Mexico´s out-of-control criminal market, Foreign Policy at Brookings. Security, strategy and order. 08-09. Security, strategy and order. Giddens, A. (2000). Un mundo desbocado. Los efectos de la globalización en nuestras vidas. (P. Cifuentes, Trad.) Madrid: Taurus. Giddens, A., & Bauman, Z. (1996). Las consecuencias perversas de la modernidad. Modernidad, contingencia y riesgo. (C. S. Capdequi, Trad.) Barcelona, España: Anthropos. Huertas Díaz, O., & Torres Vásquez, H. (2013). El concepto de “terrorismo” de las fuerzas armadas revolucionarias de Colombia FARC-EP: terroristas o subversivos. La instrumentación del terrorismo, contribución a los diálogos de paz, la Habana-Cuba. Bogotá: Ibañez. Observatorio de Drogas de Colombia (O.D.C.). (s.f.). Estadísticas nacionales. Serie de cultivos de cocaseria de cultivos de amapola. Recuperado de: https://bit.ly/2M7tf4Y Observatorio de Drogas de Colombia (O.D.C.). (s.f.). Estadísticas nacionales. Serie de cultivos de cocaseria de cultivos de amapola. [figura]. Recuperado de https://bit.ly/2M7tf4Y Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito UNODC. (s.f.). Delincuencia organizada trasnacional - La economía ilegal mundializada. Recuperado de: https://bit.ly/2KZIB9G U.S. Department of Justice Drug Enforcement Administration. (2017). National Drug Threat Assessment, DEA-DCT-DIR-040-17. 09.

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Las emociones como barrera a la construcción de paz1. Nasly R. Cárdenas Rodríguez2 - CESDN Sobre el articulo y el autor 1

Artículo resultado del proyecto: “Nuevas Amenazas del Siglo XXI, Fronteras y Derechos Humanos Fase 2019-1”, que hace parte de la línea de investigación: “Derechos Humanos, DICA y Justicia” del grupo de investigación “Centro de Gravedad”, reconocido y categorizado en (A) por COLCIENCIAS, adscrito y financiado por la Escuela Superior de Guerra “Gral. Rafael Reyes Prieto”. 2

Candidata a Magister en Derechos Humanos y Derecho Internacional de los Conflictos Armados de la Escuela Superior de Guerra “General Rafael Reyes Prieto”, Colombia. Profesional en Relaciones Internacionales y Estudios Políticos de la Universidad Militar Nueva Granada, Colombia. Investigadora del Centro de Estudios Estratégicos sobre Seguridad y Defensa Nacionales (CSEDN) de la Escuela Superior de Guerra “General Rafael Reyes Prieto”.

En el conflicto colombiano, se han utilizado estrategias de terror y guerra sucia que por su dificultad de sostenerse en el tiempo, han sido acompañadas de operaciones de desinformación que buscan ganarse la opinión pública y cerrar los caminos de reflexión a los ciudadanos, pasando así a lo que se denomina “guerra psicológica”; de esta manera se logra que el enemigo sea satanizado y sea el culpable de todos los males que aquejan a la población y especialmente a las víctimas directas de sus actividades. Estas estrategias en la guerra logran que el enemigo sea deshumanizado y el único objetivo sea erradicarlo, por lo que el diálogo y la participación democrática desaparecen como opciones para la contraparte (Villa, et al., 2019). Así las cosas, lo que se pretende abordar en estas líneas, es la manera cómo desde los mismos enfrentamientos bélicos

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entre el Ejército y los enemigos del Estado, se han llevado a cabo Operaciones de Información y Desinformación que generaron emociones en los colombianos que hoy por hoy, se presentan como barreras en el tránsito que Colombia pretende hacer hacia la paz (Villa, et al., 2019), y sobre todo, como limitantes para la reinserción de los excombatientes de las FARC-EP y que en la actualidad se dedican a la militancia en el partido político Farc o a cualquier otro tipo de actividades productivas. En el trabajo de investigación llevado a cabo por Villa, Rúa, Serna, Barrera y Estrada (2019) se evidencian las emociones que los pobladores de la ciudad de Medellín sienten hacia distintos grupos armados: hacia el Ejército Nacional sus sentimientos se pueden generalizar en respeto, orgullo, patriotismo; otros son los sentimientos que evocan por las FARC-EP en los que se pueden enumerar odio, resentimiento, rechazo; en esa misma línea de emociones negativas pero en menor medida se encuentran los sentimientos hacia los grupos paramilitares. Como se ha mencionado en las publicaciones anteriores a este artículo, la memoria histórica por encontrarse en el plano de las emociones y la psicología, es un proceso subjetivo, que desde la mirada de Villa, et al., (2019) se convierte en una institución que figura e incluso perpetúa representaciones y creencias sociales a través de la narrativa colectiva del pasado que orienta emociones -colectivas- del pasado de miedo y odio, configurando una cultura de violencia que deshumaniza al adversario y se convierte en una barrera para la paz. 9


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Ahora bien, la experiencia colombiana en procesos de paz es amplia y con esa misma experiencia se llegó la negociación con las FARC-EP, sin embargo, los acuerdos y los hechos acontecidos antes de su entrada en vigor, son muestra de la violencia estructural que existe en la sociedad colombiana, es por esto que los procesos de memoria histórica colectiva y sus usos deben ser abordados con el cuidado y respeto necesarios para abrir espacios de construcción de cultura de paz y de esta manera evitar -la casi inevitabletransformación de la violencia; por consiguiente, la memoria histórica debe ser una herramienta que vivifique sentimientos de empatía, reconciliación y perdón, de lo contrario sólo se revictimiza a la víctima y el conflicto continúa. En este punto, es importante resaltar que las narrativas del pasado cuando su eje es exaltar la condición de injusticia y victimización padecidas, al institucionalizarse como memoria histórica, se reproducen cargas emocionales de humillación, sufrimiento e incluso odio hacia los agresores. Así, se evidencia claramente uno de los problemas de la memoria histórica colectiva: es selectiva, por lo que se cae en el ejercicio de construcción de memorias victimistas y la evocación a traumas elegidos. Lo anterior, acompañado de una idea de paz idealizada, que al parecer sólo se logra a través de la eliminación del enemigo, hace que se insista en la justicia de los propios objetivos y la propia victimización. (Villa, et al., 2019)

Los constructos de Memoria Histórica han influenciado directamente la cultura política de los países dónde se ha necesitado de este mecanismo; teniendo en cuenta que la cultura política está asociado a valores específicos y propios de cada sociedad, se debe considerar que las emociones pueden cultivarse -a través de la educación y el arte, por ejemplo- en pro de la construcción de la cohesión social. Pero, tomando en consideración que la memoria histórica también es política, resulta fundamental que esta tiene la capacidad de formar acciones sociales e incluso identidades políticas, de ahí que, en la lucha per sé de la memoria, por convertirse alguna en hegemónica y en verdad, se use con finalidades de reproducir órdenes sociales de tipo políticas. De la mano con lo anterior, la orientación emocional de la memoria histórica colectiva y mientras esta siga tratándose con la rigurosidad propia de la Historia, sea presa de la política y no se aleje de la subjetividad, mantendrá en el tiempo posturas diferenciadoras de víctima y victimario, obstaculizando la construcción de la paz y la reconciliación. Pues la memoria histórica tiene dos efectos en los individuos, por una parte, domina la mente y por otra se apodera del corazón. (Villa, et al., 2019) Referencias. Villa Gómez, J., Rúa Álvarez, S., Serna, N., Barrera Machado. y Estrada Atehortúa, C. (2019). Orientaciones emocionales colectivas sobre el conflicto armado y sus actores como barreras para la construcción de la paz y la reconciliación en Colombia. El Ágora USB, 19(1). 35-63. DOI: https://doi.org/10.21500/16578031.4122

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El estudio de las amenazas como una realidad latente y cambiante: El valor de las percepciones.1. Vicente Torrijos2 & Juan Martin Londoño3. 1

‘Artículo resultado del proyecto: “Nuevas Amenazas del Siglo XXI, Fronteras y Derechos Humanos - Fase 2019-1”, que hace parte de la línea de investigación: “Derechos Humanos, DICA y Justicia” del grupo de investigación “Centro de Gravedad”, reconocido y categorizado en (A) por COLCIENCIAS, adscrito y financiado por la Escuela Superior de Guerra “Gral. Rafael Reyes Prieto”. El presente texto tiene como objetivo realizar un 2

Profesor Investigador en la Escuela Superior de Guerra. 3

Politólogo y estudiante de economía de la Universidad del Rosario.

Este texto tiene por objeto analizar el fenómeno de las amenazas en tanto permite prever el comportamiento de los agentes en el sistema internacional a partir de los mapas de percepción. Los enfrentamientos directos como base para entender la seguridad nacional, definida desde la preservación de la existencia física del Estado, es una cuestión que fue cambiando tras la Guerra Fría. El fenómeno dejó de basarse exclusivamente en la preservación física o la preponderancia ideológica. Entre tanto, otras dimensiones fueron atrayendo la atención teórico-práctica en un amplio espectro que incluye las capacidades y habilidades para mantener la independencia, integridad y funcionamiento del Estado ante las fuerzas hostiles de toda naturaleza política, usando cualquier metodología disponible (polimorfismo metodológico y orientador). En términos prácticos, las amenazas han sido definidas en dos grandes grupos: amena-

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zas naturales y amenazas antropogénicas. Las primeras hacen referencia a todas aquellas amenazas que no son causadas por el hombre, sino por fuerzas propias de la naturaleza. Se insertan en este grupo las erupciones volcánicas, terremotos, inundaciones, tsunamis, entre otros fenómenos. En el segundo grupo se catalogan todas aquellas amenazas que son causadas por obra humana y que afectan el bienestar de la humanidad, en un amplio espectro desde impactos de guerra, terrorismo, inteligencia artificial, ciber-complejidad, crimen organizado, narcotráfico, hasta los que tienen que ver con cambio climático. No obstante, las características evidentes y tangibles que supone el concepto de amenaza y su tratamiento también hacen que exista una dimensión altamente subjetiva, es decir, que es la percepción sobre un hecho lo que lo define como una amenaza. De hecho, un actor internacional (empezando por los Estados) definen una situación como amenaza debido a que puede ser algo potencialmente dañino para sus intereses. Ahora bien, lo que resulta analíticamente atractivo y valioso es el enfoque que los agentes les dan a las señales que ellos, sus aliados y adversarios pueden interpretar como amenazantes, de acuerdo con rasgos taxonómicos y métricas diversas: amenaza inminente, crítica, grave, media, suave o, incluso, artificial, imaginaria o instrumental. Es por eso que se puede hablar de variables independientes que definen la variable dependiente, esto es, el nivel de amenaza, dentro de la valoración de las diferentes situaciones que se le presentan a un Estado: (1) el régimen polí-

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tico del Estado en cuestión, (2) la cultura predominante en él y (3) la información que existe sobre la situación. Claramente, todo esto se enmarca en un (4) Contexto Internacional que influye en la toma de decisiones. La primera variable, régimen político, es fundamental por cuanto se puede suponer que regímenes democráticos y liberales tienden a tomar en cuenta los imaginarios, sentimientos y la posición de la población ante una decisión, y ceder poder eventualmente al sector privado. En tal medida, para los tomadores de decisiones es más difícil imponer una visión de una situación ante el pueblo debido a los controles que se ejercen y a una tendencia marcada a la rendición de cuentas. En este clima, el ciudadano se siente empoderado para presionar por medio del debate y la opinión pública para tramitar decisiones. Así pues, los intereses individuales de los gobernantes no definen por sí mismos la política exterior, de seguridad y defensa de un Estado, de tal modo que la definición de amenazas no esté dada por la afectación de los intereses del gobernante sino por la combinación de percepciones ciudadanas agrupadas en grupos de presión. Por el contrario, en un Estado autoritario es más fácil que las expresiones grupales e individuales sean desestimadas y en consecuencia, si el interés del gobernante se ve potencialmente perjudicado, la política del Estado se direccionará más hacia los temas que él defina como problemáticos y, por tanto, como amenazas. Paralelamente, el régimen político también tiene una influencia en si se define la amenaza como interna o externa. Es decir, en las democracias es más fácil que los Estados sean disuadidos de la Guerra y de conflictos

Figura 1. Nicolás Maduro y Vladimir Putin.

Fuente: BBC (2019). no bélicos pero destructivos con otros Estados, tal como defiende la teoría liberal. Así, los Estados tienden a cooperar y a quedarse sin tantas amenazas externas (ya que hay ausencia de conflicto internacional), por lo cual quedan con un vacío de amenazas temporal. Ahora bien, en términos de distribuir poder, los Estados liberales tienden a ceder el control del mercado y a proteger la propiedad privada, lo que da paso al crecimiento de empresas que adquieren un capital importante. En esa medida, las relaciones políticocívico-militares se fortalecen, interesándose en evitar la guerra, abrir mercados y fortalecer el crecimiento interior, apoyando más la resolución de controversias. Un Estado autoritario normalmente controla todos los estamentos económicos, eliminando la posibilidad de que otros agentes pongan en riesgo su posición dominante de poder y, por tanto, puedan contribuir más fácilmente a definir los intereses del Estado. De esta manera, la creciente influencia de los civiles en las esferas de toma de decisiones del Estado ayuda a entender la segunda variable, o sea, la cultura predominante en el Estado. De hecho, Randle y Eckersley (2015) muestran la fuerte relación que tiene la cultura en las decisiones a futuro mostrando cómo

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Figura 2. Donald Trump.

al preguntarle a más de 2000 personas en 4 países (Australia, EE. UU., Canadá y Gran Bretaña) se puede ver que existen mayoritariamente tres maneras de ver el futuro en estos países; a- Una posición nihilista, caracterizada por un escepticismo al futuro que los lleva a ponderar el presente y la defensa de sus propios intereses y los de sus seres cercanos; b- Una posición fundamentalista, caracterizada por la defensa de una manera de pensar definida para establecer la forma de salvación propia, y c- Una posición activista, que llama a la unión en una causa que cambie la posición presente. Según sus criterios, los activistas son mayoría y defienden una preocupación más dada a la acción sobre problemas globales mientras que los nihilistas y los fundamentalistas tienden a ser más apocalípticos. Asimismo, se observa cómo en los EE.UU. el interés que existe por los temas globales está marcado por la consideración de que se puede llegar a sufrir efectos directos y altamente costosos. Esto demuestra que, claramente, la cultura que define a la población influye decisivamente sobre el modo en que se definen amenazas externas o internas, todo lo cual repercutirá después en las decisiones que se tomen sobre sus gobernantes y aquello que les pedirán que hagan. Por ello, resulta natural pensar que en un país como ese se apoye más la intervención en otros Estados definiendo como amenaza, por ejemplo, a un actor híbrido como el Estado Islámico en la medida en que puede alterar su propio bienestar, algo diferente a lo que -sólo para provocar el debate- sucedería en un país como Colombia donde, se puede presumir que hay una cultura predominantemente nihilista. Ahora, hay que entender también hasta

Fuente: BBC (2019).

qué punto los gobernantes y los ciudadanos cuentan con información sobre la amenaza, ya que como defienden los autores, “... Este estudio es acerca de percepciones, no de realidades” (Randle & Eckersley, 2015, pág. 11). Esto lo aseguran ya que son conscientes que las actitudes ante el futuro es un tema subjetivo y que la definición de aquellas amenazas futuras también lo es. No obstante, se debe tomar prestado aquel supuesto económico de la información perfecta para entender cómo funcionan las decisiones en el mundo real: cuando un agente tiene toda la información de todos los precios en el mercado, maximizará su utilidad ya que sabe qué escoger. Pero las personas no tienen toda la información completa, sino que están en una asimetría manifiesta. Gracias a la cantidad de información que ronda, por ejemplo, en Internet, este problema ha mermado y los agentes pueden estimar que toman decisiones más conscientes y coherentes con sus intereses en el futuro. Asimismo, cuanto más conozcan acerca de una situación, podrían decir, en primer lugar, si algo puede o no afectar los intereses nacionales o personales, y podrían catalogar más asertivamente la amenaza, o tratarla con más tiempo. Luego, en estas condiciones la percepción de la situación como amenaza sería más adecuada y acertada que cuando no se posee suficiente información, ya

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que las personas tienden a subestimar o sobrevalorar en demasía las situaciones que se les presentan debido a la presencia o ausencia de estrés en el momento de la valoración. Por último, hay que entender que, aunque la Guerra Fría haya terminado formalmente, aún quedan vestigios de esta en el Contexto Internacional. En el primer caso, aún existe EE.UU. como un gran exportador de cultura que ayuda a definir de una u otra manera la toma de decisión de los Estados, por lo cual pueden definir diferentes elementos (como el socialismo, todavía) como amenazas para el sistema de valores. En el segundo caso, se estima que -de acuerdo con las dinámicas globalizadoras- las alianzas y coaliciones cobran cada vez más importancia entre los Estados. De esa manera, se reúnen en torno a unos intereses comunes, estableciendo unos intereses supra-nacionales que también hay que defender, así que cualquier situación que los ponga en peligro individual supone una amenaza para la coalición. Por otro lado, también puede crearse un nuevo espacio físico o simbólico que se tiene que defender de amenazas externas, por lo cual crece la burbuja protegida por el Estado. Más aún, hay que hacer hincapié en que estas alianzas también se conforman muchas veces en un sistema centro-periferia, donde los intereses comunes los define un Estado o grupo de Estados que ostenta más ventajas competitivas que los otros. Esto hace que la defini-

ción de amenazas se entienda en dos vías: la primera, en una forma de disertación individual de cada Estado y, la segunda, en una obligación con la alianza a la que se ha comprometido (entendida también en forma de normatividad e intercambio internacional), así que la construcción de redes para solucionar problemas complejos (¿unos vecinos pendencieros y agresores, por ejemplo?) cobra importancia inusitada. Aunque, el centro tenga capacidad de influencia dentro de los Estados periferia, los últimos tienen cierto poder de decisión sobre cómo llevar a cabo las directrices del centro y cómo cooperar con el resto. Así pues, se puede pensar que -entre otras tendencias- el estudio de las amenazas ha migrado de un análisis de las características del sistema internacional a una mayor consideración sobre las lógicas internas de los Estados estudiados. Ya que, se presta más atención al régimen político y la intervención de lo civil en lo político y militar, valiéndose de la cultura como elemento formador y transformador de la sociedad. No obstante, aún quedan muchos Estados que están en etapas iniciales de definición de amenazas, y las amenazas a su supervivencia física todavía copan todo el diseño de su agenda de seguridad, así que al ampliar sus rangos de cooperación o de interpretación estratégica sufren traumas y disfunciones que no solo les afectan a ellos sino a los consorcios de seguridad en los que quisieran inscribirse.

Referencias. Randle, M., & Eckersley, R. (2015). Public perception of future threats to humanity and different societal responses: A cross-national study. Futures.

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Más allá de las fronteras, crimen local con efecto global1. Henry Cancelado Franco2 . 1

‘Artículo resultado del proyecto: “Nuevas Amenazas del Siglo XXI, Fronteras y Derechos Humanos - Fase 2019-1”, que hace parte de la línea de investigación: “Derechos Humanos, DICA y Justicia” del grupo de investigación “Centro de Gravedad”, reconocido y categorizado en (A) por COLCIENCIAS, adscrito y financiado por la Escuela Superior de Guerra “Gral. Rafael Reyes Prieto”. El presente texto tiene como objetivo realizar un 2

Profesor Investigador en la Escuela Superior de Guerra.

Recientemente, la literatura académica a nivel mundial referente a las relaciones internacionales y a la seguridad, se ha enfocado en el análisis del crimen organizado transnacional (COT). La Convención de Palermo de las Naciones Unidas, es clara sobre la característica de estructura que debe cumplir el COT. 

Un grupo de tres o más personas que no fue formado de manera aleatoria;

Que ha existido por un periodo de tiempo;

Actuando de manera premeditada con el objetivo de cometer un delito punible (…)

Con el fin de obtener, directa o indirectamente, un beneficio financiero o material.

La Convención de las Naciones Unidas contra el Crimen Organizado Transnacional, se refiere no sólo a ofensas cometidas en más de un Estado, sino también a aquéllas ofensas que tienen lugar en un país pero que son llevadas a cabo por grupos que operan en más de un Estado, así como delitos cometidos en un país pero que tienen un impacto substancial en otro (UNTOC, 2019).

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Este fenómeno en Colombia tiene una característica que lo hace una amenaza directa a la seguridad nacional. Como fenómeno, estos grupos se aprovechan de la transición de los residuos de las estructuras desmovilizadas, a la vez que se fortalecen con alianzas internacionales y engrosando viejos grupos como EPL o Clan del Golfo. La dinámica da como resultado un proceso de internacionalización de Colombia a partir de la penetración del crimen organizado transnacional y su articulación con los actores delincuenciales locales, a la vez que crea una tensión y una dicotomía en la seguridad y la defensa del país. De manera que, si se entiende que parte de las amenazas actuales del sistema internacional provienen de una concurrencia de actores y fenómenos, es claro que las políticas estatales deben responder de igual manera a la criminalidad y al terrorismo. Así entonces, “el fenómeno de convergencia es un suceso de encuentros entre estructuras criminales y terroristas que utilizan actividades ilícitas como método de financiación y que cooperan entre sí para cumplir un objetivo en común.” (Barrera, Riveros, & Ospina , 2017, pág. 595). En ese sentido, la presión sobre los Estados para la seguridad y la estabilidad es triple: fenómenos internos que estallan generando conflictos internos, fenómenos externos que presionan de manera convencional (el clásico enfrentamiento entre los Estados), y ahora unos fenómenos transnacionales que pueden generar una inestabilidad aún mayor debido al aumento de recursos disponibles para todos los actores y la posibilidad del aumento exponencial de las alianzas entre diversas estructuras; alianzas que pueden ser

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económicas, armamentistas, o incluso respaldos políticos para poder doblegar a quienes se opongan en el sistema internacional. Los fenómenos contemporáneos del sistema internacional generan diversas implicaciones internacionales dentro de la concepción de seguridad. Las probables vinculaciones de los grupos armados ilegales de Colombia con redes de tráfico de armas o con grupos terroristas aparecen también como una de las preocupaciones de seguridad más importantes a nivel internacional, por considerarse como un elemento desencadenante de conflictos. En cuanto al tráfico de armas, la abundancia de recursos económicos a disposición de los actores armados ha permitido el acceso a equipos de combate y armas ligeras que generalmente ingresan al país a través de los países vecinos, en algunos casos con la complicidad de miembros de sus gobiernos desde hace varios años. (El Espectador, 2002). La transnacionalización de los problemas de seguridad a nivel internacional, hacen que el límite entre lo que se considera como procesos exclusivamente internos de un país, y lo que se considera como procesos propios del sistema internacional, sean cada vez más difusos. Así mismo, el crecimiento del sistema económico y las redes de globalización, han animado la evolución del crimen organizado trasnacional que se ha mezclado con otros fenómenos previos como grupos terroristas o subversión, los cuales se benefician de los réditos económicos que se producen en toda la actividad criminal global. La frontera se convierte entonces en una especie de portal simbólico que se transforma semánticamente. Para el crimen organizado transnacional (COT), la frontera toma todo el

valor porque se convierte en el horizonte de posibilidad del éxito de la actividad criminal. La frontera tasa el precio del producto traficado o contrabandeado. Pareciera ser simplemente un paso geográfico, pero toma toda la relevancia simbólica para entender el fenómeno que obliga al Estado a cooperar y a adaptarse a un nuevo sistema internacional, en el cual los principales desafíos a su estabilidad provienen de la posibilidad del control de estos límites. Más allá de las drogas “La idea de frontera ha experimentado transformaciones en el paso de la modernidad a la modernidad tardía o líquida. Durante el apogeo de la modernidad las fronteras eran más bien percibidas como realidades inmutables y sólidas ligadas a una sociedad estable.” (Cristoffanini & Cancino, 2015, pág. 2). Cuando se analiza el crimen organizado transnacional (COT) en Colombia, se asume que solamente hay que entender el fenómeno de las drogas, y las estructuras creadas en torno a este negocio. Este tipo de mafias son las que más han golpeado al país y por eso el esfuerzo se ha concentrado esencialmente en este tipo de organizaciones. Sin embargo, un nuevo flagelo que se daba en menor medida en las fronteras colombianas se incrementó de manera exponencial producto de la crisis en Venezuela. Las cifras de migración demuestran una doble dinámica: que Colombia se ha convertido en un país receptor de migración y en un país de paso hacia otros lugares de la región. En ese sentido tiene la responsabilidad de atender su propia crisis fronteriza y a la vez gestionar el paso hacia los otros países lo que le genera tensión diplomática regional, sobretodo porque la novedad del fenómeno 16


Observatorio S&D - Vol. 04. N° 10 – Junio 21 de 2019 representa un reto para el que el país no estaba preparado ni en términos institucionales, jurídicos o diplomáticos para crear los consensos necesarios y las sinergias internas o internacionales para crear una respuesta satisfactoria. La forma en la que el Estado colombiano percibe sus amenazas está marcada por su dinámica interna de estabilidad, es por eso que es importante tener en cuenta las estructuras de crimen organizado transnacional con el fin de lograr una visión mucho más completa sobre el problema de la seguridad nacional. Cientos de problemas se condensan en las fronteras, y como el Estado en Colombia se ha construido por medio de la consolidación de su poder en centros productivos alejados de la dinámica fronteriza e internacional, la visión tiene una estructura “cónica” difusa, con mayor acento en el centro del país, y difuminada en las fronteras del mismo. Es decir, si un proceso normal de crecimiento y consolidación empieza por la protección de las fronteras para poder condensar el esfuerzo político en un territorio específico delimitado; en el caso colombiano se hace mayor énfasis en unos centros alejados de las fronteras, y estos territorios se ven más como un territorio de “expansión” o “conquista” a los que hay que llegar para asegurar los centros del país. La frontera es un órgano que no puede realizar bien su trabajo, que no protege al país sino que lo deja a merced de estos fenómenos delincuenciales. Si bien para los Estados modernos las fronteras se convierten en un reto de seguridad, también es cierto que es donde más atención colocan para asegurar su territorio. El refuerzo de la seguridad en las fronteras es una herramienta básica para contribuir al debilitamiento de las redes de delincuencia organizada y grupos terroristas que actúan en

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nuestros países. El tráfico de seres humanos, narcóticos, dinero, armas o el contrabando a gran escala por las fronteras son delitos que actúan como generador de recursos económicos y materiales para estas formas de delincuencia grave, alimentando los problemas de seguridad en las regiones fronterizas y en el interior de los países. Así, la actuación en seguridad fronteriza es una pieza clave en las estrategias de seguridad interior, junto con las iniciativas en orden público, justicia, régimen penitenciario, control de tributos, etc. Pero, ¿qué hacer para desarrollar la seguridad en una frontera? La seguridad fronteriza se beneficia de la mejora de las condiciones de seguridad general en el país y en las regiones fronterizas, pero existen una serie de acciones específicas que se pueden adoptar. (Solar Mulas, 2014). La visión de la frontera todavía como un territorio salvaje para conquistar y consolidar hace que se vea como una estructura secundaria dentro de la geopolítica del país, es simplemente un espacio físico que separa a Colombia de los vecinos. Mientras las fronteras no sean vistas como focos de desarrollo sobre los cuales se debe trabajar, a la vez que se cambia la idea de que el desarrollo y bienestar se irradia desde el centro hacia las fronteras, y se implanta la concepción desde las fronteras hacia el centro; el Estado seguirá concentrando esfuerzos de manera poco furctífera para controlarlas. La seguridad y la defensa van directamente atadas a la posibilidad de desarrollo real y protección de las fronteras. Si la geopolítica del desarrollo en Colombia sigue siendo desde el centro hacia las periferias, éstas siempre representarán un reto de seguridad nacional y el crimen organizado transnacional (COT) tendrá siempre un espacio para actuar. 17


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Referencias. UNTOC. (2019). UNODC Centroamérica y El Caribe. Recuperado el Mayo de 2019, de Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito: https://www.unodc.org/ropan/es/organizedcrime.html Barrera, F., Riveros, Á., & Ospina , J. (2017). Convergencia de la seguridad en Colombia: terrorismo y delincuencia organizada. En C. Alvarez, Escenarios y desafíos de la seguridad multidimensional en Colombia (págs. 591-641). Bogotá: Escuela Superior de Guerra. El Espectador. (3 de Febrero de 2002). ¿Zona de distensión en Venezuela? El Espectador. Cristoffanini, P., & Cancino, R. (2015). Fronteras desde la modernidad a la globalización. Sociedad y Discurso (e-magazine)(27), 1-9. Solar Mulas, R. (2014). La importancia de la seguridad fronteriza. Integración & Comercio(38), 23-34.

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Recursos para Estudiantes e Investigadores El Observatorio de Seguridad y Defensa se permite recomendar las siguientes lecturas, por ser consideradas relevantes para el área de la seguridad y la defensa. Compiladores: Mateo Andrés Roa Suarez & Juan Pablo Monzón Torres

Tian, Fleurant, Kuimova & Wezeman, N,A,A,P (2019). Trends in world military expenditure. SIPRI. Pp 1-12.

Erästö, T. (2019). The läck öf disärmäment in the Middle Eäst: A thörn in the side öf the NPT. SIPRI. Pp 1-24.

Becker, U. (2019). Countering the Use of Chemical Weapons in Syria: Options for Supporting International Norms and Institutions. SIPRI. Pp 1-16.

Furlan, L (2018). La Geopolítica de las Bases Militares. Instituto Español de Estudios Estratégicos. Pp 1-34.

Raine, J (2019). War or Peace? Understanding the gray zone. International Institute for Strategic Studies.

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Recursos para Estudiantes e Investigadores El Observatorio de Seguridad y Defensa se permite recomendar las siguientes lecturas, por ser consideradas relevantes para el área de la seguridad y la defensa. Compiladores: Juan Pablo Monzón Torres & Juliana Fernández

Boulanin, V. (2019). The Impact Of Artificial Intelligence On Strategic Stability And Nuclear Risk. SIPRI. Vol I, pp 1-156.

Erästö, Komžaitė & Topychkanov, T, U, P. (2019). Operationalizing Nuclear Disarmament Verification. SIPRI. (3), pp 1-24.

Erästö, Bauer, Kile & Popychkanov, T, S, S, P. (2019). Setting The Stage For Progress Towards Nuclear Disarmament. SIPRI. pp 1-18.

Fernandez, F. (2019). La inteligencia artificial como factor geopolítico. Instituto Español de Estudios Estratégicos. (18), pp 1-21.

Lagoa, E. (2019). El futuro ambiente operativo y la cohesión de la OTAN. Instituto Español de Estudios Estratégicos. (50), pp 1-17.

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