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ENTRE CHEFS Kevin Fekete

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POR CAROLINA CONTRERAS A.

ALTA COCINA EN TU HOGAR

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INTENSO, APASIONADO, DEDICADO, así se muestra el chef Kevin Fekete, que con tan sólo 29 años acumula una amplia experiencia en los fogones y que ahora, dueño de su propio negocio, ha decidido llevar sus sabores a la comodidad del hogar de quien así lo desee.

Su propuesta consiste en un menú asiático moderno, en el que él se encarga de todo, desde buscar los productos hasta la elaboración y el traslado. Sin embargo, para llegar a este punto, en el que es su propio jefe, tuvo que hacer un largo recorrido, en el que las ganas de aprender y los mejores restaurantes europeos fungieron como grandes maestros.

UN ADOLESCENTE CURIOSO POR LA COCINA

Decir que fue amor a primera vista no haría justicia. Lo de Kevin y los fogones fue un lento enamoramiento. Comenzó a los 16 años, cuando por curiosidad, y gracias a un amigo de la familia, tuvo la oportunidad como ayudante de un chef, que cual epifanía, realizaba eventos privados en casas. Una vez graduado de bachillerato supo que lo suyo era cocinar, y como quería aprender y aprender de los mejores, se enrumbó a España en donde fue admitido en la escuela de cocina Luis Irizar, en la ciudad de San Sebastián.

“Es una escuela privada de 25 personas. Fue una experiencia muy intensa. Lo importante de ese centro es que hacías prácticas y cada tres meses

cambiaba de restaurante. La escuela te involucraba en lo que era un restaurante, pasabas por ocho distintos en los dos años de estudios”, rememora.

Una vez terminada las clases, la escuela daba la oportunidad de que su egresado escogiera un restaurante donde hiciera pasantías y Kevin escogió Arzak, uno de los mejores del mundo, en el cual el resume su experiencia como un aprendizaje formal de lo que era la “disciplina en la cocina”.

Luego trabajó en Barcelona, Japón, Mallorca, Italia y Londres. Y es en la capital de Inglaterra en la que aprende lo que es trabajar con volumen. “Fue un restaurante peruano de Virgilio Martínez… Antes aprendía del producto, de las técnicas. Aquí era la filosofía de la comida presentada rica, pero masiva. Seis meses en Londres y me sale la oportunidad de dirigir un restaurante en Panamá”.

Kevin hizo sus maletas y se mudó al itsmo, donde gracias al chef Elías Murciano trabajó en Capital Bistró, abrió la sucursal de Vía Appia y surgió el trabajo que terminó de formar su cocina: Makoto. “Estuve tres años. Me enseñó el sistema americano. En Makoto fui sous chef y luego chef principal. A mí ese restaurante me dio muchas cosas. En el tiempo que estuve abrí Makoto México, viajé, aprendí cómo es trabajar en Estados Unidos, obtuve confianza en mí y me abrió la mente al mundo asiático… me enamoré mucho más de la comida asiática”, confiesa. Y aunque esta es la cocina que más le gusta, asegura que su

CONTACTO CELULAR: 0414-139.52.27 INSTAGRAM: @CHEFEKETE

DE TENER QUE DEFINIR SU ESTILO, DIRÍA QUE ES INTERNACIONAL CON UNA GRAN INFLUENCIA ASIÁTICA

DEPENDIENDO DEL TIPO DE EVENTO Y LA CANTIDAD DE COMENSALES TAMBIÉN OFRECE EL SERVICIO DE MESONEROS

estilo no está definido y que bien podría ser “cocina internacional, con gran influencia asiática”.

SE CIERRA EL CÍRCULO

Luego de renunciar a Makoto, Kevin emprendió un viaje gastronómico por Europa y fue cuando decidió regresarse a Caracas, su ciudad. Razonó que estaba su familia y que, a pesar de la crisis, había oportunidades… y no se equivocó.

Aquel adolescente que comenzó cocinando en un evento privado hace más de diez años, vio en esa misma actividad un nicho, aunque en esta oportunidad todo se dio por casualidad. “Llegué en julio del año pasado, lo primero que hice fue ver la movida de los restaurantes para tener una idea. En septiembre me llamó un amigo y me pidió que le cocinara lo que yo sabía hacer. Le cociné 10 platos de lo que yo hacía mejor y todo el mundo quedó contento. Fue una experiencia muy buena”.

Y así surgieron los eventos. Kevin explica que su oferta incluye un menú de entre ocho y diez platos y es importante resaltar que él se adapta al cliente. “Tengo un menú de introducción, no sólo hago comida asiática. Puede ser comida dirigida, hasta pasapalos, lo que pida el cliente y las circunstancias”.

Entre la comida a ofrecer están entradas, finger foods y platos fuertes. Señala que todos son platos pequeños para que así haya variedad y la gente no se sobre sature. “¿Qué más rico y cómodo que invitar a tus amigos a tu casa, a un evento privado, con comida sabrosa y traer un chef internacional que te cocine a ti y a tus amigos?” Se pregunta Kevin.

Entre los platos que pueden disfrutar quienes asistan a una de sus cenas o almuerzos, previo contrato, están: las gyosas de carne, vegetales y especias con salsa ponzu cremosa; edemames salteados con salsa schezeuan; tiradito de mero con salsa a la parchita, vinagre de arroz y wasabi fresco; yakisoba salteado con vegetales y salsa de tamarindo y trufa; carne marinada con chimichurri y coliflor a la parrilla con salsa de tofu; miso con ajoporro frito, mermelada de guayaba y yozu; y el plato estrella: los crispy rice, que es arroz prensado de sushi con una pasta de atún picante encima; entre otras creaciones.

Explica que para poder contratarlo se puede hacer bien sea directo por su teléfono o a través de su cuenta de Instagram. Una vez que es contactado, escucha lo que la persona quiere realizar y, luego de llegar a un acuerdo, envía su presupuesto y, tras ser aprobado, se pone manos a la obra.

“El presupuesto varía… depende de lo que se quiera y de la cantidad de personas que vayan a comer. Pido que la contratación sea con tiempo, mínimo dos días antes del evento, ya que una vez que se cierra el trato yo mismo busco los productos y los preparo. Compro los mejores e intento ir a donde venden lo mejor, para precisamente ofrecer lo mejor”, señala.

Añade que además de los ingredientes al evento, también lleva sus utensilios, menos la vajilla. En su servicio va incluido los mesoneros, aunque esto dependerá del número de comensales. Llega una hora y media antes al lugar para organizarse y su meta es que la comida sea degustada en una hora y cuarenta y cinco minutos. “Me quedo siempre hasta que paso mi último plato”. Igualmente, señala que su fuerte no son los postres, por lo que no los incluye en el menú, pero si el cliente quiere, él puede conseguirlos. Por ahora el chef disfruta de esta experiencia en la que es su propio jefe y dueño de su cocina; no obstante, asegura que no descarta volver a un restaurante. “Tengo tiempo para mí y estoy contento, pero regresar a un restaurante es una puerta que nunca cierro”.

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