El Colegio de Michoacรกn CIESAS
MOVIMIENTOS ARMADOS EN MÉXICO, SIGLO XX
MOVIMIENTOS
ARMADOS EN MÉXICO, SIGLO XX
Verónica Oikión Solano Marta Eugenia García Ugarte Editoras
El Colegio de Michoacán
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Movimientos armados en México: siglo XX / Editoras Verónica Oikión Solano, Marta Eugenia García Ugarte. -- Zamora, Mich. : El Colegio de Michoacán : CIESAS, 2008. 3 v. : il. ; 23 cm. -- (Colección Debates) ISBN 970-679-179-5 O.e. 1.Guerrilla - México 2.Movimientos Campesinos - México 3.Movimientos Sociales - México 4.Guerrilla - Historiografía 5.México - Condiciones Socioeconómicas LOikión Solano, Verónica, ed. II.García Ugarte, Marta Eugenia, ed.
Ilustración de portada: José Clemente Orozco, Trinchera, ca. 1926, Antiguo Colegio de San Ildefonso o ex Preparatoria Nacional, México, D. F. © Clemente Orozco V.
© D. R. El Colegio de Michoacán, A. e., 2008 Centro Público de Investigación Conacyr Martínez de Navarrete 505 Las Fuentes 59699 Zamora, Michoacán publica@colmich.edu.mx © D. R. Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, 2008 Juárez 87 Col. Tlalpan 14000 México, DF Impreso y hecho en México Printed and made in México
ISBN 970-679-176-0 primera reimpresión, mayo de 2008 (ISBN 970-679-176-0 volumrn I primera edición, 2006) (ISBN 970-679-179-5 obra completa primera edición, 2006)
ÍNDICE
VOLUMEN 1 VISIONES Y REVISIONES DE LA GUERRILLA EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO Introducción
VerónicaOikión Solanoy Marta Eugenia Garda Ugarte
13
VISIONES GLOBALES La memoria sumergida. Martirologio y sacralización de la violencia en las guerrillas latinoamericanas
RicardoMelgar Bao
29
Las Fuerzas Armadas y la guerrilla rural en México. Pasado y presente
JoséLuis Piñeyro
69
El impacto de la guerrilla en la vida mexicana. Algunas hipótesis
SergioAguayo Quezada
91
INTERPRETACIONES Y REVISIONES HISTORIO GRÁFICAS La nueva historia de la Guerra Fría y sus implicaciones para México
Daniela Spenser
99
Revisión teórica sobre la historiografía de la guerrilla mexicana
(1965-1978) Arturo Luis Alonzo Pt-idilla
111
La guerrilla socialista contemporánea
en México 129
JoséLuis Alomo Várgas Los medios de información Una mirada psicopolítica
y el trato a la guerrilla.
145
JorgeMendoza Carda DE LOS LEVANTAMIENTOS AGRARIOS A LOS POLÍTICOS EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO El zapatismo. Causas, orígenes y desarrollo de una rebelión campesina radical
FelipeArturo Ávila Espinosa La jerarquía eclesiástica y el movimiento (1926-1929)
181 armado de los católicos
Marta Eugenia Carda Ugarte
203
Los cristeros del Peoresnada
Alicia Olivera de Bonfil
263
"Por las buenas no se puede". La experiencia electoral de los jaramillistas
TanalísPadilla
275
Hacia el levantamiento armado. Del henriquismo Leales en los años cincuenta
a los Pederacionistas
Elisa Servín
LA GUERRILLA
307
VOLUMEN 11 EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO
LA BÚSQUEDA DE LA JUSTICIA SOCIAL POR LA VÍA ARMADA Y LA CONTRAINSURGENCIA DEL ESTADO La guerrilla chihuahuense
, Víctor Orozco Orozco
de los años sesenta 337
Fuerzas armadas y contrainsurgencia
(1965-1982) 361
JorgeLuis Sierra El largo brazo del Estado. La estrategia contrainsurgente del gobierno mexicano
405
Juan FernandoReyesPeldez LA TRANSFORMACIÓN DE LOS MOVIMIENTOS Y SOCIALES EN GUERRILLA URBANA Y RURAL El Movimiento
UNIVERSITARIOS
de Acción Revolucionaria.
Una historia de radicalización política
VérónieaOikión Solano Del movimiento (1968-1973 )
417
universitario a la guerrilla. El caso de Monterrey
OsearFlores
461
La guerra sucia en los setenta y las guerrillas de Genaro Vázquez y Lucio Cabañas en Guerrero Claudia E G. RangelLozanoy Evangelina Sánehez Serrano
495
La relación de la Liga Comunista 23 de Septiembre y el Partido de los Pobres en el estado de Guerrero en la década de los setenta
Mario Ramírez Salas
527
Orígenes de la guerrilla en Guadalajara en la década de los setenta
Ramón Gil Olivo
549
La formación de la guerrilla urbana en Ciudad Juárez JorgeBalderasDomínguez y Guadalupe Santiago Quijada
567
Estado y reivindicaciones hidalguense, 1974-1987
Pablo VttrgasGonzález
agrarias. La guerra sofocada en la Huasteca
577
LAS MUJERES EN LA GUERRA La participación
de las mujeres en los movimientos
armados
Macrina CdrdenasMontaño
609
"Entonces nosotras no nos pudimos mandar solas". La fuente oral, las mujeres y las guerrillas en Guatemala
----
JoséDomingo Carrillo
625
LA SOLIDARlDAD INTERNACIONAL El Comité Mexicano de Solidaridad con el pueblo salvadoreño. Una experiencia latinoamericanista
Andrés FdbregasPuig
643
VOLUMENIII LOS MOVIMIENTOS DE LAS ÚLTIMAS DÉCADAS DE LA UTOPíA DE LAS ARMAS A LAS ACCIONES POR LA JUSTICIA COMUNITARIA De la Montaña roja a la policía comunitaria. Violencia y militarización en la región de la Montaña de Guerrero Abel BarreraHemdndez y SergioSarmiento
657
VUELTA DE TUERCA A LA HISTORIA. EL DESAFfO DE LOS MOVIMIENTOS ARMADOS DEL SURESTE MEXICANO A FINALES DE SIGLO Entre el Ixcán y las Cañadas. Guerrilleros guatemalteco s y mexicanos en la región fronteriza del estado de Chiapas
Gabriela Vdzquez Oliveray Mario Vdzquez Olivera El neozapatismo.
711
De guerrilla a SocialMovement Wéb
Xochitl Leyva Solano
725
Índice onomástico
749
Índice toponímico
781
Índice temático
801
VOLUMEN
1
VISIONES Y REVISIONES DE LA GUERRILLA EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO
INTRODUCCIÓN
Verónica Oikión Solano Marta Eugenia García Ugarte
Veamos qué se puede aprender del pasado y del presente para que, ocurra lo que ocurra, se puedan reducir al mínimo las tragedias de la historia. Martin Oppenheimer1
Auspiciadas por El Colegio de Michoacán (Colmich) yel Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), Verónica Oikión Solano y Marta Eugenia García Ugarte organizaron el Foro de Discusión Académica "La guerrilla en las regiones de México, siglo xx", con el propósito de iniciar el análisis y estudio de los grupos armados que, bajo diferentes lógicas y propósitos, han estado presentes en diversas regiones del país. El evento, que tuvo lugar en las instalaciones de El Colegio, en Zamora, Michoacán, del 29 al 31 de julio de 2002, convocó a los estudiosos de la historia social, política y militar de México en el siglo xx, así como a otros científicos sociales y ex combatientes de algunos movimientos armados para reflexionar y dialogar acerca de este tema de gran importancia en el proceso histórico del país. El Foro de Discusión generó una gran expectativa entre diversos sectores académicos y de la sociedad civil, y tuvo un poder de convocatoria inédito en este tipo de eventos. En particular porque logró reunir, por primera ocasión, a más de un centenar de personas de toda la república, quienes, desde la academia y la vivencia guerrillera, sentían la necesidad de poner en la mesa de la discusión un tema urgente: el papel de la guerrilla l.
Martín Oppenheimer, La guerrilla urbana, traducción de Tomás Rodríguez Couto, México, Extemporáneos, 1972, p. 18.
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MOVIMIENTOS ARMADOS EN MÉXICO, SIGLO XX
en el escenario nacional. Se trata de un fragmento de la historia nacional siempre olvidado, silenciado, distorsionado, postergado o tergiversado por el Estado nacional como una manifestación de desprecio a la disidencia política e ideológica, a la ética militar, a las garantías fundamentales, a los derechos humanos y a la vida misma (Sergio Aguayo). La historia de los movimientos armados en México, por medio de nuevas líneas de investigación, permitirá rescatar al tema del olvido, del silencio, de la distorsión, de la postergación y de la tergiversación. La tarea se antojaba titánica. El comentario de uno de los participantes en el foro pone énfasis en el reto: "Como era de esperarse fueron mucho más las preguntas que quedaron sin respuesta que las aclaradas. Pero esas preguntas son líneas de investigación que plantean un formidable reto a los académicos y a los propios ex guerrilleros". 2 Los cambios que experimenta la sociedad mexicana en el siglo XXI han puesto las bases para el surgimiento de una nueva cultura política, después de más de setenta años de dominio del partido de Estado, y han difundido el deseo, como voluntad nacional, de reconocer la multiculturalidad étnica, social, política y religiosa del México contemporáneo. El trastocamiento de las formas y los modos de hacer política y de asumir la diferencia social como parte esencial de lo mexicano, constituye un reto para los científicos SOCIales.Para una mejor comprensión y explicación de la nueva era mexicana 's preciso revisar y analizar con rigurosidad académica y compromiso social los proCéSOShistóricos del siglo xx, en donde la oposición armada se perfiló como un actor social de primera línea. Como parte de ese esfuerzo, se preparó esta obra, Movimientos armados en México, siglo xx. Los trabajos que se incluyen fueron presentados como ponencias durante el Foro de Discusión y, posteriormente, reestructurados para su publicación. Los autores enfrentaron serias dificultades para realizar sus investigaciones, tanto por la escasa atención que se ha dado al estudio de los movimientos armados que tuvieron lugar en México en el siglo xx, como por "el tenor restrictivo del acceso a las fuentes mismas, en su mayoría evasivas, sumergidas, facciosas, fabricadas y además dispersas, dentro y fuera del 2.
Andrés Fábregas Puig, "La violencia escondida" en Mural, Guadalajara, miércoles 7 de agosto de 2002, p. 7a.
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INTRODUCCIÓN
país o el continente" (Ricardo Melgar). Además, el empeño de reflexionar sobre la carrera de violencia que vivió el país en ese siglo plantea un sinfín de dificultades teóricas y metodológicas (Arturo Luis Alonzo Padilla) porque las acciones guerrilleras que surgieron en México en la segunda mitad del siglo XX todavía están frescas y actuantes en la memoria personal, en los testimonios y las entrevistas de algunos ex militantes, en la literatura, en el sesgo oficialista y partidista de los medios de comunicación Oorge Mendoza García) y en los planes de la Secretaría de la Defensa Nacional Oosé Luis Piñeyro). Sin duda, también en las diferentes tácticas antiguerrilleras y de contrainsurgencia utilizadas por el Estado mexicano para combatir los movimientos armados rurales o urbanos considerados como subversivos Oorge Luis Sierra). Las movilizaciones armadas que trascienden el siglo, bajo sus nuevas lógicas de acción (Xochid Leyva), también constituyen un reto a la imaginación creadora del académico o del militante que desea reconstruir los procesos que condujeron a tomar la vía armada como la única opción viable para conseguir demandas específicas de cambio o transformación del sistema político vigente o de las condiciones de vida de pobreza y marginalidad d~ todo tipo. Todos estos factores, inmersos en el ámbito de estudio, impiden la distancia óptima que debería existir entre el sujeto yel objeto de estudio. Esta cercanía conceptual del sujeto-objeto de investigación afecta, por ende, la neutralidad valorativa de los análisis así como la crítica teórica y documental. No obstante, el conjunto de los trabajos, en su rica diversidad teórica, metodológica y regional, constituye un primer acercamiento -nada desdeñable en nuestro medio-, que devela acontecimientos, razones y principios sustentados por los diversos actores sociales participantes: los grupos armados con sus propias redes y organizaciones internas, planes, tácticas y estrategias político-militares, sus alianzas y fusiones o rupturas con otros grupos similares, y su vida cotidiana, con su carga de contradicciones ideológicas (dogmatismo, romanticismo, aventurerismo, voluntarismo, determinismo, sectarismo, etc.), colmada de pasiones humanas contrastantes que influyen en sus militantes de base y en sus relaciones de liderazgo tanto en el ámbito rural como en el urbano; el Estado y sus órganos de presión, control y represión. También muestra el contexto sociopolítico de las regiones en donde el asedio y los enfrentamientos armados constituyen batallas ganadas o perdi-
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MOVIMIENTOS ARMADOS EN MÉXIco,
SIGLO XX
das en una guerra no declarada pero enfáticamente establecida por ambos bandos. Además, considera la razón de Estado que influye decisivamente en el aniquilamiento físico de los distintos grupos armados. Los textos aquí reunidos abren, así, la posibilidad de conocimiento de novedosas fuentes documentales ahora disponibles. Nada más paradójico, como dijera Ricardo Melgar Bao, que reducir los movimientos guerrilleros a conceptos y categorías analíticas que en su orden académico obligado puede desconocer o velar las "diversas tradiciones culturales e ideológicas" de cada una de las experiencias guerrilleras regionales, nacionales o continentales o, desde otra perspectiva, realizar una ponderación inadecuada de la violencia institucionalizada y del papel de los aparatos de control y represión del Estado mexicano. Las dificultades reseñadas y el largo espectro temporal del estudio, de prácticamente cien años, impiden aportar un avance de gran aliento sobre la historia de los movimientos armados en el país. Varias limitaciones se desprenden de esa circunstancia. No obstante, sólo destacaremos algunas. Una de las consecuencias -posiblemente la más evidente de esta primera reflexión- es la flexibilidad, por no decir falta de rigurosidad, de algunos conceptos empleados para definir, comprender y explicar los movimientos sociopolíticos armados,3 y que obstruyen su connotación real y, por ende, su 3.
En muchos casos se recurre a conceptos presrados de la física, como son los de guerra fria, guerra caliente, o de la moral, guerra mala, guerra justa, o de un sentido de limpieza como puede ser e! concepto de guerra sucia (aludiendo en sentido figurado a las acciones criminales de! terrorismo de Estado). También esrán los que responden a una esrrucrura ideológica definida como es e! de guerrilla socialista, católica, indígena, campesina, y guerra comunisra; los que obedecen a la combinación de los términos guerra y guerrilla, guerra de guerrillas, y guerra y revolución, guerra revolucionaria, para referirse a conflictos prolongados de largo alcance; los que responden al ámbito en que rienen lugar, guerra rural O campesina, y guerra urbana e interurbana y.guerra popular o civil (haciendo referencia a su composición o forma); guerra popular prolongada (la GPP es una interpretación marxista de corte maoista, que concibe la revolución no como un asalto directo al poder por medio de la insurrección, sino como producto de una guerra en la que la organización y la conciencia se van desarrollando); guerra total o permanente (para referirse a la concepción de! Estado por e! no-diálogo o amnistía durante campañas castrenses); los prestados de la práctica militar como lo es la guerra de baja intensidad (tomada de! concepto GEl aplicado como estrategia intervencionista por e! gobierno estadounidense de Ronald Reagan); guerra sofocada, guerra irregular, guerra contrainsurgente, guerra paramilitar o guerra interna; también están aquellos conceptos que refieren la clandestinidad como es e! de guerra secreta, o los que hacen énfasis en e! uso de los medios de comunicación altamente tecnificados para calificar los movimientos que surgieron en la década de los noventa, como es e! de guerra mediática. Carlos Montemayor ha utilizado e! concepro de guerrilla recurren.e en e! sentido de su retorno en un círculo vicioso. Por otro lado, también se apela de manera un tanto superficial a distintos calificativos para expresar e! sentido y proceder de los
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INTRODUCCIÓN
explicación y análisis más sistemático y profundo. No cabe duda de que la clarificación de los conceptos y las categorías analíticas (empezando por los términos guerrilla, guerrillero, insurgente, rebelde) -pese a los riesgos que ese empeño conlleva, porque el estudioso puede dejarse llevar por los propios calificativos que los órganos del Estado utilizan para restarles reconocimiento político (transgresores del orden, subversivos, terroristas, bandoleros, salteadores, etc.)- ~s una tarea pendiente que pareciera, en algunos momentos, imposible de sistematizar en la medida en que prácticamente cada estudioso define sus concepros analíticos a partir de sus muy evidentes preferencias teóricas o ideológicas, y sin que se preste mucha atención a la autodefinición y a la imagen proyectada conscientemente por parte de los propios grupos .armados. Esta limitante viene a ser parte de la explicación de por qué en algunos textos de la obra se hallan repeticiones, contradicciones, e incluso, inexactitudes, sobre todo en aquellos que parten de una base testimonial, por haber sido sus autores participantes directos en los movimientos armados. No obstante, se trata de textos invaluables, aunque comprensiblemente limitados al exhibir la subjetividad y la carga emotiva de su propia experiencia personal. Las dificultades reseñadas demandaban abordar el tema con seriedad académica a partir de su problematización para establecer nuevos modelos de análisis y aventurar hipótesis con bases firmes. Por ejemplo, a finales de los años sesenta, Martin Oppenheimer hizo un esfuerzo de sistematización respecto del estudio de la insurrección y la revolución en el ámbito urbano estadounidense. Sus investigaciones lo llevaron a concluir que: "Una revolución no se puede inducir artificialmente. Una nueva sociedad no puede nacer antes de su tiempo. La liberación de la humanidad, como lo dice el marxismo, debe ser la obra de la propia humanidad y debe ser mayoritaria y democrática. Ninguna elite, ya sea violenta o no violenta, podrá sustituirli'.4
movimientos armados: insurrección, morin, subversión, levantamiento, rebelión, asonada, revolución, insur-
4.
gencia, terrorismo urbano, proceso de liberación, movimiento de resistencia, movimiento rebelde, revuelta armada, violencia insurgente. Oppenheimer, op. cit., p. 210.
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MOVIMIENTOS
ARMADOS EN MÉXIco,
SIGLO XX
Debemos precisar que en este libro colectivo también hay falta de representatividad de algunos movimientos como son, entre otros, las prácticas guerrilleras de los maderistas, constitucionalistas, villistas, etc., durante el periodo álgido revolucionario (que por sí solas ya constituirían otra obra muy vasta), así como de los distintos levantamientos y rebeliones de las décadas del veinte, treinta y cuarenta, como el caso del último levantamiento de Saturnino Cedillo, el cacique de San Luis Potosí, durante el cardenismo. Mortunadamente la obra sí incluye el movimiento henriquista y, sobre todo, los pormenores de su tendencia armada, que debe ser considerada como la ruptura más importante de la "familia" revolucionaria a principios de los años cincuenta, es decir, justo a la mitad de ese siglo tan convulso (Elisa Servín). También está ausente el análisis de aquellas regiones supuestamente pasivas o cuyos movimientos son menos conocidos, pero no por ello inexistentes, como es el caso de los estados de Querétaro, Oaxaca, Durango o Veracruz, por poner sólo algunos ejemplos. Notable resulta la ausencia del llamado grupo de Los Enfermos en el radio de acción del territorio sinaloense, en la década de los setenta. Tampoco se ha abordado el estudio del Ejército Popular Revolucionario (EPR) en la etapa reciente de nuestro país. Es conveniente destacar que los estudios acerca de las acciones armadas y las prácticas guerrilleras de los revolucionarios y de las fuerzas de los rancheros utilizadas en distintas épocas -como fue durante la puesta en escena del Plan de Agua Prieta de los sonorenses en 1920 y durante la guerra de los católicos en contra de las disposiciones constitucionales que regulaban las actividades religiosas en el país, la conocida como guerra cristera (1926 a 1929)- han sido trabajados en diversas obras.5 Pese a ello, el movimiento armado de los católicos y las posiciones de la jerarquía eclesiástica ante esa sublevación sí encontró espacio en este libro (Alicia Olivera de Bonfil, Marta Eugenia García Ugarte). No está de más mencionar otro tipo de movimientos de ultraderecha que no han sido incluidos en esta obra. Fueron organizados desde la corriente política tipificada como de derecha o conservadora, algunos de los cuales utilizan la violencia armada (mediante brigadas de choque, comandos, milicias o falanges de corte paramilitar) funcionando como sociedades secre5.
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El número de los estudios acerca de este periodo de la revolución y la posrevolución, y la difusión que han alcanzado, hace innecesario incluir la cira de los mismos.
INTRODUCCIÓN
taso Entre otros, podemos mencionar a Juventud Nueva, Nueva Guardia, Fuerza Nueva, Movimiento Cívico Tradicionalista de Méjico, Guardia Unificadora Iberoamericana (GUIA), Frente Universitario Mexicano, Instituto Atlético de Cultura Militar, Agrupación de Jóvenes Social Nacionalistas, Fascio de Acción Estudiantil, Frente Estudiantil Mexicano Anticomunista, Grupo Náhuatl, Caballeros de Colón, Pro-Vida, Alpha 66, Fuerza Popular Estudiantil, Fuerza Estudiantil Mexicana, Legionarios de Cristo, Opus Dei, Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO), Yunque, Tecos (así llamados porque "vigilan y acechan desde la oscuridad") de la UniversidadAutónoma de Guadalajara, Brigada Anticomunistade la Universidad Autónoma de Guadalajara (BADUAG),6 etc. Es una línea de investigación que en la actualidad ya está rindiendo frutos publicados. La investigación había sido escasa hasta fechas recientes, posiblemente por la influencia que tuvo la ideología predominante, de carácter liberal y anticlerical, de la corriente triunfadora de la revolución mexicana que concibió a los conservadores, "aun cuando también fueran mexicanos", como reaccionarios. La difusión de la ideología de la revolución rusa, la guerra civil española, la revolución cubana y los principios de la Guerra Fría (Daniela Spenser), entre otros, amén de las corrientes ideológicas internacionalistas que influyeron el pensamiento de los grupos guerrilleros del país en la segunda mitad del siglo, contribuyeron a menospreciar el trabajo de aquellos tipificados como reaccionarios. No obstante, su estudio resulta vital para entender la problemática histórica de los movimientos armados en el siglo xx. Varios factores, después de la guerra cristera y antes del levantamiento zapatista de 1994, también contribuyeron a desplazar el interés, incluso, de los movimientos armados como campo de conocimiento propio de la ciencia política, la antropología, la sociología y la historia, entre otras disciplinas sociales. Entre aquéllos podemos mencionar la dificultad para dialogar con los grupos, las organizaciones y los militantes que optaron por las armas para oponerse al Estado mexicano, en particular, por el carácter clandestino de los movimientos. En otros casos, el tono y carácter de la documentación pública que suele aparecer en proclamas, planes y programas de las rebeliones o insurrecciones, resultan insuficientes para formar una masa crítica que sustente el análisis de las organizaciones armadas. En particular, se destaca el 6.
Manuel Buendía. La ultraderecha en México. México. Océano, 1984, passim.
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SIGLO XX
difícil acceso a materiales de primera mano que puedan dar cuenta del origen y desarrollo de los movimientos y de la participación de los actores sociales involucrados, sea la fuerza pública, policiaca o militar, los núcleos de población que brindan su apoyo a los armados, las elites intelectuales y del sector productivo participantes en la organización y dirección de los movimientos, o la de los propios guerrilleros que suelen desaparecer sin dejar huella de su paso. También se ha debido al hecho de que hablar de guerrilla en México significa, en la mayoría de los casos, la politización del tema y la posibilidad de ser identificado como un "simpatizante" de la causa y, por ende, convertirse en un "sujeto sospechoso" para los aparatos de seguridad del Estado. En nuestra historia es perceptible una fuerte vinculación estratégica entre los guerrilleros y las zonas rurales (tanto en 1910-1917 como en 1920-1940, en 1960-1980 yen 1994), mientras que sus alianzas han sido fragmentarias y de poca duración en el ámbito urbano.? Es por ello que el gobierno federal concedió gran importancia a lás obras de beneficio social: apertura de carreteras, instalación de escuelas y, sobre todo, de clínicas médicas rurales en todo el país. Esta estrategia estatal, la de establecer programas sociales para desmantelar o prevenir focos de insurrección (eliminando de esta forma la base de apoyo de la guerrilla en las poblaciones) generalmente localizados en regiones agrestes y serranías incomunicadas o de difícil acceso -como sucedió en el estado de Guerrero en las décadas de los sesenta, setenta y ochenta-, es más susceptible de ser seguida y documentada. Como contrapartida, se encuentra el establecimiento de destacamentos militares en las zonas de conflicto, la estrategia del terror que asola las regiones y aniquila la vida cotidiana Quan Fernando Reyes Peláez), que la mayoría de las veces sólo es registrable por medios distintos a lo documental. El científico social, ligado necesariamente a la sociedad en la que vive, no puede dejar de tomar en cuenta estos acontecimientos de la historia mexicana que aún permanecen borrosos y oscuros porque no se ha impulsado su discusión dentro de la agenda nacional. El análisis académico del tema es perentorio, porque se corre el riesgo de que, a partir del cambio de gobierno en el año 2000, que significó la alternancia en el poder y el pleno ejercicio de los derechos electorales, los mexicanos nos encaminemos, como 7.
20
Véanse los anículos en el libro coordinado por Susan Ecksrein, Poder y protesta popular. Movimientos Latinoamericanos, México, Siglo XXI, 2001.
Sociales
INTRODUCCIÓN
dijera Julio Hernández López, "A convertir la historia patria en asunto de inventarios, estados financieros, dictámenes contables y recuento de utilidades. La memoria histórica, pues, quedaría atrás, con esas fechas nostálgicas de un pasado enterrable, como el dos de octubre, las luchas guerrilleras y la insurgencia política y social". 8 Pese a sus limitaciones y deficiencias, reseñadas líneas atrás, este libro constituye un primer paso para avanzar en los propósitos académico, social, político y jurídico-legal de construir la historia de los movimientos armados en el país (y en lo sucesivo cubriendo regiones de estudio cada vez más amplias). Su gran virtud r<:l.dicaen integrar el tema a la historiografía del siglo xx, dándoles nombre y rostro a los actores sociales, es decir, restituyendo su actuación dentro de la memoria histórica. Resultan reveladores los trabajos que en esta obra recogen los testimonios de diversos actores sociales directamente involucrados, en particular el de las mujeres en la guerra, en la cárcel y en la vida libre (Macrina Cárdenas, José Domingo Carrillo). También devuelven para la historia la lucha por la tierra de los viejos campesinos de las filas zapatistas (Felipe Ávila) y las aspiraciones de autonomía y democracia social y política de los jaramillistas (Tanalís Padilla), y de los pobladores de la Huasteca hidalguense (Pablo Vargas). Algunas de las plumas de los autores de este libro, sin dejar de lado la rigurosidad académica, descubren al lector la pasión libertaria de los revolucionarios socialistas de la segunda mitad del siglo XX mexicano con orígenes tan disímbolos como las aulas universitarias, las clases medias con profesiones liberales o la fábrica y el campo Oosé Luis Alonso Vargas, Víctor Orozco, Oscar Flores, Mario Ramírez Salas, Verónica Oikión, Claudia Rangel y Evangelina Sánchez Serrano). Por momentos la narración trasmite realmente los sentimientos y las acciones sociales de un puñado de hombres y mujeres que en distintas regiones del país luchan por un México menos desigual, menos infame Oorge Balderas y Guadalupe Santiago, Ramón Gil Olivo, Abel Barrera y Sergio Sarmiento, y Mario y Gabriela Vázquez Olivera), y por añadidura en solidaridad con otros pueblos latinoamericanos (Andrés Fábregas). Los trabajos cuestionan implícita o explícitamente el papel de los partidos políticos (en un régimen de partido de Estado hegemónico) frente 8.
Julio Hernández López en su cOlumna ':Astillero", Lafamada, martes 31 de octubre de 2000, p. 4.
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MOVIMIENTOS
ARMADOS
EN MÉXIco,
SIGLO XX
a la disidencia armada. Este asunto en particular expresa cómo aquellos se vieron rebasados por una realidad de violencia institucional y de insistentes demandas y abundantes carencias de la sociedad mexicana no resueltas por los gobiernos de la "revolución". En la obra también se evalúa el papel represivo jugado por las fuerzas armadas frente a los grupos guerrilleros Qosé Luis Piñeyro, Jorge Luis Sierra, Juan Fernando Reyes Peláez). Históricamente el papel de los militares lo determinaron el partido de Estado y el presidente de la república en turno (con la complicidad y bajo la presión de los grupos oligárquicos y la clase política) para reprimir la oposición armada y acallar los movimientos sociales, ya fueren católicos, indígenas, obrero-campesinos, de carácter estudiantil o de oposición política. Los especialistas señalan que de cara al nuevo milenio, los cambios y la modernización del ejército deben realizarse partiendo de la nueva realidad mexicana de transición democrática. Condición sine qua non debe ser abrir la discusión en los espacios de debate nacional sobre la estructura y la función militar, el estatuto jurídico de las fuerzas armadas, el aparato e infraestructura del ejército mexicano, "la creación de un ombudsman de asuntos militares que supervise la administración militar, la actuación de los mandos, el ejercicio presupuestal, la abrogación del fuero de guerra, manto tras el cual se encubren crímenes de ¡esa humanidad. Todo ello es condición si como mexicanos queremos tener un país justo y democrático". 9 La posibilidad de continuar con estos y otros estudios rigurosos sobre el tema radica también en la apertura que se está haciendo de los archivos oficiales (Dirección de Investigaciones Políticas y Sociales, Dirección Federal de Seguridad y acervos documentales de la Secretaría de la Defensa Nacional, resguardados en el Archivo General de la Nación y en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional) y algunos privados, como el Centro de ESLudios de Historia de México, Condumex, que guarda un '~chivo de la guerrilla", aún cuando todavía sin clasificar, también en la labor de rescate hemerográfico de materiales poco conocidos por su carácter alternativo y disidente, y de valiosos testimonios orales, fotográficos y cartográficos. También se hace 9.
Varios autores, Siempre cerca, siempre lejos: lasfter=
armadas en México, medición de Global Exchange,
Centro de Investigaciones Económicas y PoUticas de Acción Comunitaria, A. C. y Centro Nacional de Comunicación Social, A. c., 2000, pp. 12-13 Y 243.
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INTRODUCCIÓN
evidente que debe haber mayor difusión de los testimonios que por escrito están vertiendo sobre todo aquellos ex militantes que cobran conciencia de que su voz no debe permanecer en el olvido y en el silencio. Los especialistas también deben elevar su voz para que las instancias correspondientes en las esferas oficiales no den marcha atrás en la apertura de los archivos oficiales. El acceso a la información como derecho constitucional debe preservarse como patrimonio nacional para la historia de los mexicanos. El aporte novedoso de la obra se centra en el inicio de la reconstrucción de la historia de los movimientos armados y de la forma en que concibieron su guerra frente al Estado-nación autoritario, ejerciendo sus acciones sobre todo mediante la guerra de guerrillas como método de lucha. También es cierto que los trabajos presentados en esta publicación colectiva no soslayan las grandes paradojas del sistema político mexicano del siglo XX que llevaron al país y a su gente a través de un vasto y contradictorio entramado social, en donde coexistieron desarrollo económico y promoción del bienestar social con cerrazón política, violencia y terrorismo de Estado. De ahí que en este libro los movimientos armados en México sean analizados bajo dos perspectivas: desde la lógica del poder con todo su bagaje de contradicciones sociales y legales. Es decir, con una cara del poder que se destacó por la brutalidad policial, la cerrazón facciosa, el espionaje furtivo, la persecución implacable, la tortura, la ejecución extrajudicial, la desaparición forzada, el ritual burocrático saturado de prebendas, canonjías, corrupción y, sobre todo, impunidad. La otra faz del poder instrumentó la capacidad de diálogo y servicio, la ética institucional, los mecanismos de participación y escalafón social, etc. La segunda vertiente de análisis proviene de la lucidez y la locura social de la oposición que transgrede los cánones fijados por el Estado de derecho y se inserta en la clandestinidad para declarar-la guerra al SIstema. Los especialistas convocados aportan nuevos elementos de análisis que entiquecen la trama y la historia política y social del siglo XX mexicano, además de abrir nuevas líneas de investigación que probablemente conduzcan a la reflexión rigurosa en el sentido de que la historia parece indicar que los movimientos de masas sin destacamentos armados invitan simplemente al terror oficial y a la represión; mientras que los destacamentos de guerrillas
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MOVIMIENTOS ARMADOS EN MÉXIco,
SIGLO XX
sin movimientos de masas son aislados, fácilmente rodeados y reprimidos por las fuerzas armadas. Para facilitar la lectura y la comprensión del tema en estudio, decidimos presentar los trabajos en forma cronológica. De esa manera, consideramos, el lector puede seguir los cambios y persistencias registrados tanto en los movimientos como en los aparatos de Estado y en las regiones mismas. De acuerdo con ese criterio, dividimos la obra en nueve apartados integrados en tres volúmenes. El primero presenta los trabajos que abordan, desde diferentes perspectivas analíticas, las visiones globales y las distintas interpretaciones y revisiones historiográficas sobre los movimientos armados. También incluye los estudios de los grupos que surgieron en la primera mitad del siglo, ya fueran de carácter agrario, de origen católico o con fuerte connotación política. El segundo se integra con los estudios sobre los movimientos armados de origen universitario y social de la segunda mitad de la centuria y la contrainsurgencia del Estado en distintos puntos del territorio mexkano, así como el papel de las mujeres en la guerra y los esfuerzos de solidaridad desde México con el pueblo salvadoreño. El tercero comprende los ensayos que analizan algunos movimientos de finales de siglo en el sureste mexicano, cuyos orígenes se arraigan plenamente en las últimas tres décadas del siglo
xx.
Es preciso mencionar nuestro agradecimiento a quienes fungían como directores de las instituciones que, en su momento, brindaron su apoyo para la celebración del evento: el doctor Carlos Herrejón Peredo, presidente de El Colegio de Michoacán; el doctor Rafael Loyola Díaz, director general del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, y el doctor René Millán Valenzuela, director del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM. Al mismo tiempo reconocemos aquí el esfuerzo y apoyo institucional para la publicación de la obra por parte del doctor Rafael Diego-Fernández Sotelo, actual presidente de El Colegio de Michoacán; de la doctora Virginia García Acosta, directora general del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social y, asimismo, por parte del doctor René Millán Valenzuela. También dejamos constancia de los apoyos de quienes con su labor y empeño se esforzaron para que una idea se convirtiera en una reunión académica y posteriormente viera la luz pública en forma de libro. Nos
24
INTRODUCCIÓN
referimos al doctor Martín Sánchez Rodríguez, coordinador del Centro de Estudios Históricos y al doctor Luis Ramírez Sevilla, coordinador del Centro de Estudios Rurales, ambos de El Colegio de Michoacán, y al doctor Víctor Gabriel Muro González, de la Universidad Autónoma de Querétaro, por su honda sensibilidad académica. Por supuesto contamos con los grandes amigos de alma colmichiana: Flor Urbina y José Luis Rangel, siempre con su entusiasmo e interés renovados. Agradecemos finalmente el apoyo de Julia Guzmán para la corrección de los textos.
25
VERÓNlCA OIKIÓN SOLANO
caro: muertos, exiliados, perseguidos y encarcelados. Es que la insurrección para la toma del poder es algo serio".91 A pesar de todo ello, esos movimi~ntos armados surgieron no por mero capricho de un pufiado de alucinados sino por una estructura clasista, autoritaria y represiva del Estado nacional, y por un evidente hueco político y social que no llen6 la persistente incapacidad de los partidos políticos que se asumían de izquierda para hacer suyas las demandas políticas y socialesde sectores mayoritarios de la poblaci6n. También la sociedad civil estuvo ajena a esos focos rojos de lá violencia revolucionaria, y ni unos ni otros hicieron frente común para exigir el esclarecimiento de los asesinatos y desapariciones de militantes del MAR Y de otros grupos guerrilleros. Hasta la fecha están desaparecidas más de diez personas ligadas al MAR en Michoacán. Son los casos de José Luis de la Huerta, quien era estudiante normalista; Ram6n Carmona Medel, estudiante en la facultad de . medicina; Horacio Arroyo Souza, de la Escuela de agro biología de Uruapan; así como Rafael Rosas Chávez, Doroteo Santiago Ramírez y José Luis Cruz Flores.92 Destaca la familia Guzmán Cruz, cuyos integrantes fueron detenidos y en su mayoría desaparecidos entre julio y noviembre de 1974.93 S6lo un pufiado de familiares de presos políticos y desaparecidos se empefian hasta el día de hoy en un grito desesperado: "¡Vivos los llevaron, vivos los queremos!". 91.
Castañeda,
92.
Véase Samue!
Diario ... , p. 134.
realidad'" Abdallán de 2005. 93.
Ponce,
Guzmán
La familia
de Abdallán Alexander,
Guzmán
Jiménez.
comunidad
Guzmán Amafer,
Abdallán
de Tarejero,
desaparecidos Cruz.
Apolo
Souza. 'Todas
Cruz Solón,
Guzmán
constaba Huber
le otorgó
durante
de lucha son válidas si cambian la p. 5, YJulio Pimente!
en Cambio de Michoacdn,
de varios hermanos:
y Venustiano;
Ladive!,
y sus padres,
cuenta cómo fueron las detenciones
Erolina,
Salud Cruz
Jiménez,
y rrasladado
a Lecumberri,
la amnistía.
Véase Ernesto
Coralia,
Venustiano
desde finales de noviembre Elorriaga,
"Exigen
los setenta" en La Jornada, viernes 25 de julio de 2003. Abdallán
en e! año de 1976 hubo guerrilleros
de la zona de Puruándiro
y Zacapu
Graciela,
Cruz y José de Jesús
a cargo de la Brigada Blanca en la
Amafer, Armando,
MartÍnez
Ramírez y
sábado 25 de junio
entre e! 16 y 25 de julio de 1974, en Morelia y en la ciudad de México.
fue detenido
e! gobierno
laS formas
sábado 26 de enero de 2002,
hasta la fecha José de Jesús Guzmán
Abdalián
en Michoacán
Gómez
More!ia,
Cruz, "Sobre la guerra sucia en Michoacán",
Armando,
cuando
"Pabricio
en Cambio de Michoacdn,
masacrados
Permanecen
y Solón Guzmán
de 1974 hasta 1979, aclarar desapariciones Guzmán
afirma que
por un comando
especial
de la Brigada Blanca cerca de La Piedad de los que hasta la fecha no se sabe nada, así como familiares de otros militantes "Impedir
de! valle de Santiago y Pénjamo, que los horrores
año I, núm.
460
"de los que tampoco
de! pasado se repitan,
91, lunes 19 de julio de 2004,
p. 8.
se sabe dónde están". Véase Danie!a Morales,
lucha de la familia Guzmán
Cruz" en La Jornada Michoacán,
DEL MOVIMIENTO
UNIVERSITARIO
EL CASO DE MONTERREY
A LA GUERRILLA
(1968-1973)
Óscar Floresl
El período que transcurre entre los años de 1968 y 1973, es uno de los más ricos y esperanzado res de la historia de la ahora Universidad Autónoma de Nuevo León. En él los protagonistas de esta época -visualizada en nuestro imaginario social como inestable, conflictiva y violenta-, sentaron las bases de una Universidad más justa, más sensible a su entorno y sobre todo, más humana. Hay que adicionar a esto, las múltiples formas de lucha que desarrollaron los universitarios. Estas pasaron de las pacíficas manifestaciones y desplegados en los periódicos, a la sangrienta y violenta guerrilla urbana que padeció nuestra s~ciedad al inicio de la década de los setenta. Esto y más representaron los años en cuestión.
EL CONTEXTO NACIONAL. DE LA REPRESIÓN A LA APERTURA
Elmovimiento universitario iniciado en México en 1965-1966 y que desembocó en la represión del 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas en la capital de la república, se ha ido enriqueciendo en el imaginario popular como un lugar para dar cabida y explicación a los sueños, aspiraciones, logrosy frustraciones de toda una generación.2 Este mito se convirtió en un modelo de lucha al grado de que los movimientos estudiantiles posteriores en la UNAM, particularmente el del Consejo Estudiantil Universitario (CEU) ye! Consejo General de Huelga (CGH) de los años de 1986 y 1999-2000 respectivamente, han querido emularlo casi al detalle, pero sin éxito. Este conflicto que indudablemente impactó en la conciencia popular del México contemporáneo no se trató de un conflicto al que le haya pre1.
Universidad de Monterrey.
2.
Véaseentre otros a Ortega, 1998; Aguilar Camín, 1993, 1992 Y 1989; Taibo n, 1992; Guevara Niebla, 1988 y 1978; Zermefio, 1978; Estrada, 1974; González de Alba, 1971; y Ramírez, 1969.
461
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FLORES
cedido una crisis económica, por ello las explicaciones sociales contextuales sobre la educación media y superior son las que han predominado desde los años setenta. De éstas, las interpretaciones que apuntan a razones políticas,3 son las más favorecidas. Un antecedente aceptado en esta línea es la posible relación entre una serie de movimientos contra las autoridades universitarias en la capital de la república (la huelga de 1966 y la de marzo-abril de 1968 en la UNAM) y los afanes en su momento por la pretensión a la presidencia de la república de algunos políticos prominentes, en particular del médico Emilio Martínez Manatou y el abogado Luis Echeverría.4 También no se descarta la búsqueda del desprestigio del regente del Distrito Federal, Alfonso Corona del Rosal.5 Estas pugnas internas de los grupos dentro del hegemónico Partido Revolucionario lnstitucional (PRI) se dieron en un momento en que existía cada vez más un descontento generalizado del profesorado por los bajos salarios, resultado de una política de subsidios al sector educativo medio y superior de gran austeridad; política que afectaba a la mayoría de las universidades públicas del país y que ya habían dado muestras de agitación. Paralelamente, el régimen político encabezado por el presidente Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) practicó una estrecha vigilancia en las universidades a través de cuerpos policiales (en ocasiones vestidos de civil) con el fin de detectar a tiempo cualquier manifestación en contra del gobierno. Manifestaciones ligadas a la creencia de que se trataba de conspiraciones internacionales de corte e ideología comunista. No era para más, el movimiento universitario contla la situación concreta de la estructura académica y política que regía en las instituciones de educación superior en la mayoría de los países occidentales, era alimento de todos los días de los periódicos mexicanos. Los movimientos estudiantiles de Francia, Alemania, Estados Unidos e incluso en los países de Europa Oriental representados en la primavera de Praga, mostraban una aparente crisis mundial del viejo esquema de la educación superior. Sin embargo, las razones eran diversas (en Estados Unidos los jóvenes se levantaron contra la guerra de Vietnam), pero mostraron un punto en común: la aparición de un nuevo grupo social amplio, 3. 4. 5.
462
Véase entre otros a Gonzáles Rubio, 1998; Guajardo, 1998; Medina, 1994; Arriola, 1979; Aguilar, 1978; Molina, 1978; y García Cantú, 1972 .. Medina, 1994. Es el caso del autor Zermeño, 1978.
DEL MOVIMIENTO UNIVERSITARIO A LA GUERRILLA
fresco, crítico, informado y antiautoritario representado por los jóvenes y profesores universitarios. En las altas esferas gubernamentales de México estas protestas estudiantiles fueron vistas como el apéndice de una conspiración mundial, que a su vez se magnificó por la proximidad de las juegos olímpicos en México, a celebrarse en octubre de 1968. Para las autoridades federales, era evidente que agitadores nacionales y extranjeros querían arruinar las olimpiadas para desprestigiar a México y a su gobierno. Los sucesos que desembocaron en el 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco, ya son por demás conocidos y muchos escritores han descrito con detalle los sucesos. Sin embargo, lo sucedido el 2 de octubre implicó la conclusión violenta y sangrienta de este movimiento estudiantil ascendente y la generación de condiciones para un cambio en el desarrollo político e ideológico en el país.6 El movimiento tuvo secuelas que impactaron tanto en las instituciones de educación media y superior como en la formación y proliferación de partidos políticos de izquierda. En el primer caso, entre las aportaciones más destacadas del movimiento tenemos las siguientes: 1) los universitarios comprendieron la eficacia de difusión política y pro gramática de sus demandas, a través de esta acción entre la población realizada por las brigadas estudiantiles. Los mítines relámpago en lugares públicos mostraron la creciente simpatía entre la población urbana. 2) Los organismos tradicionales de política estudiantil como sociedades de alumnos y federaciones fueron suplidos por comités de lucha que asumieron para sí la representatividad de un movimiento estudiantil y magisterial más amplio, en otras palabras, nacional. 3) Por su parte, las instancias internas de gobierno universitario fueron cuestionadas, y reestructurada su relación con el poder público. En otras palabras se buscó la autonomía. Este fue el caso de Nuevo León. 4) Una instancia organizada que tomó una iniciativa más agresiva fue el Sindicato de Trabajadores Universitarios (el cual fue presa de grupos en ocasiones de extrema izquierda), y extralimitó sus funciones para inmiscuirse en asuntos académicos y de gobierno universitario. De nuevo es también el caso de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL). 6.
Ortega, 1998; Taibo n, 1992; Villoro, 1978 y 1979; Poniatowska, 1978-1979 y 1971; Zermeño, 1978; paz, 1977; Wences, 1971; Knochenhauer, 1969; y Ramírez, 1969.
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Por su parte, el sistema de partidos se vio alterado después del fracaso de 1968. Muchos comprendieron que la acción directa había mostrado sus limitaciones, y por lo tanto se debería evolucionar hacia la acción organizada, es decir, hacia el asambleísmo. De esta forma surgieron nuevos partidos de izquierda como el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), el Partido Socialista de los Trabajadores (PST), la Liga Obrero Marxista (LOM), entre otros.? A pesar de ello no se pudo contener el surgimiento de la extrema izquierda violenta, representada por la guerrilla urbana. Para contrarrestar este malestar general, el candidato presidencial (desde 1969), y posteriormente como presidente de la república a partir de 1970, Luis Echeverría Álvarez, ofreció un programa de modernización económica y renovación política, orientado hacia el diálogo y la autocrítica.8 Este programa llegaría a ser conocido como la "apertura política". Esta apertura estuvo dirigida a todos los grupos críticos de izquierda y particularmente hacia los dirigentes y participantes de 1968. El gobierno federal inició una búsqueda de la conciliación y, otorgó una amnistía y emprendió un diálogo con los líderes estudiantiles excarcelados, con el fin de cambiar la actitud negativa que se tenía hacia el gobierno y el PRI en las instituciones de educación superior en todo el país.9 De esta forma, se intentó encauzar al movimiento estudiantil post 1968 hacia peticiones y demandas que el propio gobierno pudiera cumplir, rero a cambio de una alianza estrecha entre el gobierno y estos grupos, con el objetivo de poder enfrentar los futuros conflictos que temía se presentarían con los empresarios nacionales 10 y extranjeros, amén de su agresiva política exterior antiimperialista, y por ende antiestadounidense.11 Estos conflictos no tardarían en aparecer. El disentimiento a esta política estaba sumamente localizado en el noreste de México. Para 1969, la elite política y empresarial, y sus organismos corporativos en Monterrey, mostrarían al presidente Echeverría cómo se manejaban las cosas en esta ciudad de las "industrias de fuego". 7. 8.
Véase a Segovia, 1973. 1CAP, 1984.
9. 10. 11.
León y Marván, 1984. Véase a Flores, 2000, y Zavala, 1977. Véase el rrabajo ya clásico de Ojeda, 1976.
464
DEL MOVIMIENTO UNIVERSITARIO A LA GUERRILLA
EL MOVIMIENTO
UNIVERSITARIO EN NUEVO
LEÓN
En efecto, lo sucedido en Monterrey entre 1968 y 1973, en cuanto al movimiento universitario se refiere, no se puede explicar sin el conocimiento de este contexto nacional en donde la ciudad de Monterrey fue la protagonista de esta tensión socia,! que marcó la transición de un régimen autoritario como el de Díaz Ordaz a uno aperturista, mas no tolerante con el pensamiento conservador de los grupos económicos y políticos de esta región. No hay duda alguna de que el proyecto de transición del grupo político en el ámbito nacional fue puesto a prueba desde sus inicios en Monterrey, y no sólo eso, sino que el gobernador, Eduardo A. Elizondo (19671971), apoyado por la extensa y poderosa industria regiomontana, planteó modelos alternas para enfrentar la problemática de la educación superior no sólo en Monterrey sino en el ámbito nacional. El modelo de una nueva universidad pública con características específicas de las universidades privadas, fue lo que llegó a plantear Eliwndo desde 1968, adelantándose a las demandas (aunque con otro tenor) del movimiento estudiantil nacional. Este proyecto de largo alcance (lo volvería a plantear en 1969 con la autonomía y en 1971 con una nueva Ley Orgánica para la UANL) ha sido relegado y minimizado por los investigadores del movimiento universitario en México, cuando no han llegado siquiera a mencionado. Considerando que la tendencia fue a magnificar los logros y fracasos del pensamiento y acciones de la izquierda política en este periodo, el pensamiento conservador y alternativo en este país, ahora de moda, fue menospreciado y vituperado. 12 Las reformas por las que están pasando nuestras universidades públicas en todo el país a partir de la década de los noventa y en particular en los últimos cuatro años (1998-2002), no disienten en casi nada de lo esbozado por Eliwndo y el grupo político y empresarial de Nuevo León en 1968. Entre otros planteamientos de 1968 están los siguientes: 1) La necesidad de un financiamiento directo a las universidades por medio de los aumentos de cuotas y de becas préstamo con el fin de ser pagadas sin intereses al final del periodo de estudio, siempre y cuando el alumno muestre su ingreso al 12.
Véase Guevara Niebla, 1992, y Zermeño, 1978.
465
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mundo laboral; 2) el examen de admisión como forma de seleccionar a los alumnos que realmente tienen potencial para estudiar y aprovechar de mejor manera los recursos universitarios; 3) líneas y proyectos de investigación financiados con alta productividad; 4) el estímulo a los proyectos universitarios que tienen un éxito comprobado en el sector productivo y social; 5) la elevación del nivel académico de sus profesores a través de un sistema de evaluación de su productividad en investigación, desarrollo de recursos humanos y grados académicos obtenidos, así como de una retroaliméntación del propio alumno al que imparte cátedra. Otra de las reformas estimuladas por Elizondo con el objetivo de enfrentar la crisis de la educación media y superior en 1968, fue el llamado a la creación de universidades privadas que mostraron su capacidad de competitividad en el mundo académico, incluso hasta la actualidad. Me refiero particularmente a la Universidad de Monteney (UDEM) ya la Universidad Regiomontana (UR), creadas ambas en 1969. Con anterioridad existía el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monteney (ITESM), mejor conocido como el Tec, fundado en esta ciudad en 1943. Sin embargo, parte del proyecto fue truncado debido a la oposición interna organizada por la propia población universitaria (más no mayoritaria, ya que esta "población silenciosa" se mantuvo al margen de toda participación), por los grupos locales priístas de obreros y campesinos, y por las autoridades federales a partir de 1971. Este modelo alterno de universidad pública que fue visto como la pérdida tanto de la autonomía como de la verdadera vocación universitaria!3 finalmente retrasó por casi treinta años a las actuales reformas universitarias (2002). Es tiempo de hacer una nueva revisión de estos acontecimientos y apreciar sin arrebatos extremos lo sucedido entre 1968 y 1972 en nuestro entorno universitario. Las pasiones relegaron proyectos y esperanzas de mejora y crecimiento académico, sólo por el hecho de encasillados en ideologías no compatibles con la efervescencia política izquierdista que invadió a la Universidad de Nuevo León a partir de 1969. Grupos de izquierda que serían atraídos e impuestos por el gobierno federal en la UANL (es el caso del rector Héctor Ulises Leal en 1971), y que además de sembrar el caos y la violencia en la universidad, fueron igualmente 13.
466
Véase entre otros a Sánchez, 1999; Ruiz, 1995 y 1990; Gutiérrez, 1984; Morales, 1979; y Nuncio, 1978.
DEL MOVIMIENTO UNIVERSITARIO A LA GUERRILLA
expulsados una vez que el gobierno federal les retiró su apoyo y dio paso a un periodo de conciliación entre los diversos grupos políticos dentro de la universidad. 14 ¿Fue mejor esta situación generada por los grupos que las posibles soluciones expuestas por Elizondo? Nunca Sin embargo, ya ha pasado el suficiente tempo para analizar diferente este periodo histórico que tanto ha apasionado a los sobre los movimientos universitarios.
EL PROYECTO DE UNIVERSIDAD
de izquierda lo sabremos. de una forma investigadores
PÚBLICA DE ELIZONDO
Es común decir de los historiadores y politólogos que la apertura practicada por el régimen de Echeverría sufrió sus primeros embates desde Monterrey; confrontaciones que marcarían desde su primer año de gobierno las tensas relaciones practicadas entre los empresarios regiomontanos y el gobierno federal durante todo el sexenio. Estos embates continúan siendo vistos como chispazos de una política aislada que desentonaría con el conjunto nacional. 15 Sin embargo esto no fue así. El grupo político y económico hegemónico en Monterrey siempre practicó una conducta bien definida desde antes de la llegada de Echeverría al poder. Los embates que enfrentó Echeverría no eran un producto casual ni una política en contra del nuevo régimen como hasta ahora se ha querido ver. Eran parte de un proyecto de nación daro y alterno a los cambios que estaban ocurriendo. Este magno proyecto tenía su propia dinámica e intentaba ser implantado en las diferentes instancias de la sociedad mexicana, una de ellas y la que más nos interesa es el proyecto de universidad en México. He de adarar que este plan no nació como contraposición al proyecto echeverrísta como se ha querido hacer creer,16 sino que viene de tiempo atrás y termina confrontándose con el proyecto aperturista que se implantó finalmente durante su régimen. En otras palabras, es un proyecto político alterno al propuesto por las autoridades federales en su momento. Un programa alternativo, que por su carácter conservador (ideológicamente 14.
Véase Flores, 2001.
15. 16.
Véase Medina, 1994; Carreño, 1980; y Zavala, 1977. Como así 10 aseguran Medina, 1994; Villegas, 1993; Peschard, 1987; Guevara 1978-1979; y Zavala, 1977.
467
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hablando) no fue incorporado a la historiografía del movimiento. En otras palabras, no fue compatible con la ideología "revolucionaria" que profesaba el régimen y sus panegiristas, y por lo tanto desconocido y despreciado por los investigadores sobre la temática. Este proyecto alentado por el grupo empresarial y político de Monterrey, y que buscó el consenso por la vía democrática y dentro de los cauces legales existentes en su momento, se manifestó de manera abierta ante la crisis de la educación superior que padeció el país en 1968, yen particular la Universidad de Nuevo León en marzo del mismo año. Sus rasgos esenciales fueron el autofinanciamiento de la universidad pública, el financiamiento privado alterno; estímulo y fundación de universidades privadas competitivas, la autonomía, y un gobierno universitario corporativo. Fue este último proyecto el que catapultó la creación de la guerrilla urbana en Nuevo LeónY
LA III LEY ORGÁNICA
Y lA AsAMBLEA POPUlAR
DE GOBIERNO
~ Ese asunto dio lugar áí primer enfrentamiento entre el gobierno ya constituido de Echeverría y el poder político y económico en Nuevo León. El propio Echeverría en su discurso de toma de posesión denunció "las tendencias conservadoras surgidas de un largo proceso de estabilidad", 18 mención que parece referirse al proyecto político de los grupos de Nuevo León. Aunque para la mayoría de los estudiosos es este el hecho al que más hacen referencia y por lo tanto lo toman como un desafío de Elizondo a Echeverría (el cual sin duda lo fue), no es investigado y analizado como parte de un proceso. Es decir, el desafío fue la muestra fehaciente de ejecución del proyecto conservador de los grupos políticos y económicos de Nuevo León. Y éste venía de hace varios años atrás, incluso antes de los acontecimientos de 1968 en Tlatelo1co. 19 Para 1970, el gobernador Eduardo A. Elizondo consideraba que el Estado ya no debería de financiar de manera creciente a la universidad, y así 17.
Flores,200!.
18. 19.
lCAP, 1984, p. 283. Véase esta deficiencia en Medina, 1994; Whítehead, 1980 y Zavala, 1976.
468
DEL MOVIMIENTO UNIVERSITARIO A LA GUERRILLA
se lo manifestó al secretario general del Sindicato de Trabajadores de la UANL (STUANL), Carlos Ruiz Cabrera, cuando éste lo visitó a principios de ese año con el fin de explicarle la importancia de las peticiones del sindicato. Ante un gobernador adusto, Cabrera escucho en voz de Elizondo por primera vez una negativa rotunda. El gobierno ~para Elizondo- había dado los pasos necesarios para crear la autonomía, había estimulado la organización universitaria con el objetivo de modificar y discutir una nueva Ley Orgánica y había aumentado el subsidio de manera creciente durante su!mandato. Pero el asunto había llegado a su límite: correspondía a los universitarios buscar nuevas formas de financiamiento, o bien comprender que la universidad ya no podía seguir creciendo. Acusó a Cabrera y a los universitarios inconformes de creer que tenían ante sí una empresa comercial o industrial, que esto no sólo no era así, sino que además no les pertenecía y que debían su trabajo y su labor a la comunidad nuevoleonesa, la cual daba sustento a tal organización educativa. La educación superior era importante, pero el gobierno estatal tenía otras pÚoridades educativas en la educación básica. De los 284 millones de pesos destinados en 1970 a la educación en el estado (éstos representaban el 62.880/0 del presupuesto total de la entidad), sólo 66 correspondían a la UANL, el resto se destinaba a los otros niveles educativos. 20 Fiel a esta política, el 26 de marzo de 1971, el Congreso del estado de Nuevo León, realizó una votación unánime para fundamentar y promulgar la tercera Ley Orgánica Universitaria. Su forma de gobierno, denominada Asamblea Popular fue insólita, sin precedentes en su tipo en el mundo, pero muy neoleonesa y muy al estilo de gobernar en esta ciudad. A decir de algunos autores, como Medina, "se trataba de un caso de aplicación tardía de la línea diazordacista para solventar las penurias universitarias, a la par de establecer un control más rígido so pretexto de inmiscuir a la sociedad en el manejo de la universidad local". 21 El desconocimiento del propio proyecto nuevoleonés hace que la mayoría de las explicaciones le de crédito de intentar ajustar la interpretación a las políticas venidas desde el centro de la república, y particularmente a las del presidente en turno. Estas explicaciones no pueden admitir ni comprender que se trataba de un proyecto nacional (con las características y 20. 21.
E/Norte, Momerrey, 21 de mayo de 1970, 1-B. Véase rambién Ruiz, 1990. Medina, 1994, p. 223.
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FLORES
particularidades del ámbito social regiomontano) lanzado por el grupo de políticos y empresarios nuevoleoneses que rebasaba el ámbito sexenal. Si esto no fuera así, ¿como explicaríamos el incentivo a las universidades privadas y su aceptación por un grupo amplio de la población que envió a sus hijos a ellas y compitieron con la universidad pública? En el caso de la segunda afirmación sobre el control de la universidad local "so pretexto de inmiscuir a la sociedad", es cierto, sin embargo no con el tenor dado en esta explicación, la cual quiere dar a entender como si hubiera habido una conspiración de la derecha, oscura, intolerante e hipócrita. No, no fue este el caso; Elizando y su grupo estaban convencidos de que este proyecto era el adecuado para la UANL y para la nación, y por ello lo realizaron por los cauces legales, y buscando lo que ellos consideraban el consenso social, es decir, las instancias organizadas, representativas de ciertos sectores sociales, y por lo tanto totalmente válidas desde su visión de la sociedad. Es de hacer notar que la historiografía sobre la injerencia del gobierno federal en la posterior renuncia de Elizando, le da un marcado peso a la toma de decisiones del gobierno central, aduciendo que fue el motivo que esperaba Echeverría para coartar el proyecto de la derecha en Monterrey y evitar que se convirtiera en una eventualidad nacional.22 Sin embargo, todo parece indicar que el presidente de la república no quiso ni intentó inmiscuirse hasta donde le fue posible en esto (prueba son las constantes peticiones que se le hicieron directamente por los grupos universitarios afectados, y evitó visitar Monterrey durante los tres primeros años de mandato). Finalmente, la decisión que tomó responde a que fue obligado a hacerla ante el constante deterioro de la estabilidad social y política en Monterrey, que representaba una amenaza real a su programa de reformas. Respecto de convertirse en un problema nacional, no hay indicios de que esto pudiera suceder, ya que las particularidades de Monterrey y su grupo político y económico no eran similares en otras partes de la república, por lo que era muy difícil que las elites políticas y económicas regionales se adjudicaran un movimiento que desconocían, que no les era familiar, o bien que no respondía a sus expectativas.
22.
470
Como lo asegUran entre otros González Rubio, 1998; Bellingeri, 1993; Labastida, 1990; y Luna, 1978.
DEL
MOVIMIENTO
UNIVERSITARIO
A LA GUERRILLA
La novedad de esta nueva Ley Orgánica era su forma de gobierno.23 Al Consejo Universitario, otrora rector de las decisiones universitarias, se superponía una estructura de gobierno denominada Asamblea Popular, la cual sería la máxima autoridad de la UANL. El nuevo rector y el nuevo tesorero serían designados directamente por la Asamblea. La conformación de este máximo organismo la debería decidir el Congreso en un plazo no mayor a cinco días. Esta Asamblea la integrarían organizaciones reconocidas en la entidad. Una vez designadas las organizaciones, éstas enviarían a sus representantes, los cuales a su vez designarían un rector y un tesorero. Una vez dados estos nombramientos, el rector y el tesorero convocarían a elecciones para ocupar los cargos de directores de facultades y escuelas. Estos últimos integrarían a su vez el nuevo Consejo Universitario. El mecanismo de gobierno y control de la autonomía era novedoso sin duda. Elizondo creía firmemente que si el sistema de gobierno se fortalecía, el proyecto auguraría su implantación en el resto de la nación. La Asamblea Popular de Gobierno Universitario se integró con los siguientes elementos que sumarían treinta y seis personas en total: diez representantes de obreros y empleados organizados del estado de Nuevo León; cuatro representantes de las Ligas de Comunidades Agrarias y Sindicatos de Campesinos del estado de Nuevo León; un representante del Patronato Pro Laboratorios y Talleres de la UANL; ocho representantes de la prensa, radio y la televisión; tres representantes de alumnos de la Universidad Autónoma de Nuevo León; tres representantes de los profesores de la UANL; un representante de la industria; un representante del comercio organizado; un representante del Congreso local, y cuatro representantes de los profesionales organizados.24 La reacción inmediata de los órganos de gobierno universitario hasta ese día vigentes fue de total rechazo. El Consejo Universitario se reunió el 29 de marzo con el fin de analizar la nueva Ley Orgánica y acordó ampararse ante la citada ley.25Cincuenta y cinco votos fueron manifiestos de repudio y ocho abstenciones, sin ningún voto en contra.26 Se aprobó buscar un amparo 23. 24.
Véase Periódico Oficial del Estado de Nuevo Le6n, Monterrey, Gobierno del Estado de Nuevo Le6n, 27 de marzo de 1971. Véase también Le6n, 1989. ¡bid.
25. 26.
EINorte, Monterrey, 30 de marzo de 1971, 1-B. ¡bid.
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debido a que la nueva ley causaba menoscabo a la autonomía universitaria; no solucionaba el problema financiero; había una drástica reducción a la participación estudiantil en los órganos de gobierno de la UANL; la rectoría perdía facultades, y ambigtiedad sobre el Hospital Universitario y su relación con la UANL, lo cual indicaba que era posible la separación de esta institución de la máxima casa de estudio, lo que era inadmisible Y Lo que no lograron los grupos de izquierda universitarios opositores a Elizondo, lo logró la ley: unificar a los universitarios, cualquiera fuere su ideología contra un enemigo en común: el gobernador de Nuevo León. A raíz de la sesión del Consejo Universitario, en donde se acordó buscar un amparo contra la nueva ley, los estudiantes y profesores se organizaron en "Comités de Lucha" -integrados por dos representantes de cada escuela o facultad-, con el fin de organizar el control de los edificios universitarios -como lo eran la rectoría y el aula magna-, con el objetivo de prohibir a personal extraño a la universidad entrar en sus oficinas y evitar la entrada de las personas que emanaran de la nueva ley.28 La Asamblea Popular fue constituida a principios de abril. Posteriormente ésta nombró el 12 del mismo mes como rector al doctor y coronel Arnulfo Treviño González, quien con su gesto hosco y costumbres castrenses terminó por confirmar a los ojos de los universitarios el tipo de golpe político que había fraguado Elizondo.29 Sin embargo, la mayoría de las instalaciones continuaron tomadas por las antiguas autoridades hasta el 22 de mayo, fecha en que fueron desalojadas con lujo de violencia por las fuerzas públicas. Ante el ambiente tenso que se vivía en Monterrey, el presidente Echeverría tuvo que tomar la decisión de presionar a Elizondo para que echara para atrás su proyecto, o de lo contrario lo obligaría a renunciar por otros medios. Elizondo optó por retirase de su cargo como gobernador, antes que renunciar a su proyecto político, así lo manifestó. Este último sólo sufrió un descalabro, ya que el proyecto político nuevoleonés no sería frenado por este acontecimiento y mostraría sus embates contra la política del régimen a lo largo del sexenio.
27. ¡bid. 28. ¡bid. 29.
El Porvenir, Monterrey, 13 de abril de 1971.
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DEL MOVIMIENTO
UNIVERSITARIO
A LA GUERRILLA
Por su parte, el proyecto político·de la izquierda universitaria triunfante en la UANL, recibiría el bautismo del régimen ellO de junio de 1971.
LA REPRESIÓN DEL JUEVES DE CORPUS
Para muchos historiadores y politólogos, la represión de la manifestación estudiantil organizada por el Instituto Politécnico Nacional en apoyo al movimiento de Nuevo León ellO de junio de 1971 fue una consecuencia de lo sucedido a Elizondo y al grupo político y económico de Monterrey.30 Sin embargo, ¿cómo pudo haber sido una consecuencia, si precisamente este contingente estudiantil se trasladó a la ciudad de México con el fin de difundir y mostrar al menguado movimiento estudiantil de la capital de la república su éxito contra el embate conservador en Monterrey y el apoyo recibido del centro? Un testigo nos comenta el acontecimiento: La represión corrió a cargo de un grupo de jóvenes, vestidos todos de pantalón vaquero, camiseta blanca y zapatos tenis, armados unos con varas de bambú y otros con armas de fuego; estos últimos se encontraron parapetados en los edificios aledaños a la Avenida San Cosme de la ciudad de México, donde se desplazaba la manifestación. Para todos los testigos oculares, entre los que se encuentra el que esto escribe, fue evidente la cooperación entre el grupo atacante, que después la prensa identificó como un destacamento parapoliciaco llamado Halcones, y la policía uniformada.31
El regente del Distrito Federal, Alfonso Martínez Domínguez (regiomontano de nacimiento), siempre negó la existencia del grupo Halcones.32 30.
Entre otros Krauze, 1997; Labastida, 1990; León y Marván, 1984; Tirado, Sierra y Oávila, 1971; y Orriz, 1971.
31.
Medina, 1994, p. 223.
32.
En octubre del IDO 2001, el gobierno del presidente Vicente Fox creó la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políricos del Pasado, con el fin de esclarecer las desapariciones de la guerra sucia. Esta Fiscalía -a cargo del fiscal especial Ignacio Carrillo Priero-, trabaja sobre la primera averiguación previa que abrió la dependencia y que consiste en la investigación de 531 presuntos desaparecidos. Para el primero de septiembre de 2002, la dependencia había recibido un número creciente de quejas y agravios, sembrados en los días del autorirarismo del antiguo régimen priísta. Por lo que habrá que agregar las pesquisas sobre las matanzas de 1968 y 1971; el asesinato de 658 militanres del PRO y; el número indererminado de profes?res miembros
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Sin embargo, el efecto político de este acontecimiento, nunca esclarecido oficialmente, terminó con el despido entre otros de Martínez Domínguez, Julio Sánchez Vargas, Procurador General de la República, y Rogelio Flores Curiel, jefe de la policía capitalina en junio de 1971.33 La explicación radica en la política practicada hacia los movimientos de izquierda por parte del régimen de Echeverría. En efecto, se intentó encauzar el movimiento estudiantil post 1968 hacia peticiones y demandas que el propio gobierno pudiera cumplir, pero a cambio de una alianza estrecha entre el gobierno y estos grupos, con el objetivo de poder enfrentar los conflictos con los empresarios nacionales. La alianza se dio al principio del régimen entre el gobierno federal y los grupos de izquierda colaboracionistas, con miras de detener el proyecto de Elizondo en Nuevo León. Pero una vez que se dio la renuncia de Elizondo y se debilitó momentáneamente este proyecto, el régimen federal no estaba dispuesto a enfrentar demandas y consignas más allá de lo que podía ofrecer la apertura política de 1970 a 1976. En estos casos, la represión fue utilizada indistintamente hacia los movimientos que pretendían cuestionar la actividad política del régimen. La represión del jueves de Corpus selló definitivamente la confrontación entre el gobierno y una parte de los jóvenes estudiantes de educación media y superior en las universidades, tecnológicos y normales rurales del del llamado magisterio democrático (Beltrán, 2002). Sabemos que la muerte de Digna Ochoa en el año de 2001, catapuhó la decisión del nuevo gobierno de esclarecer estos hechos y entregar parte de los Archivos de la Secretaría de la Defensa (486 cajas entregadas en eneto de 2002), del Centto de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) y de la Secretaría de Gobernación (2 090 cajas) al Archivo General de la Nación (AGN). Entre el 19 y 21 de febrero del 2002, fueron entregadas al AGN 4 mil cajas del Cisen. De estas cajas, Sergio
33.
Aguayo, quien ha trabajado parte de esta documentación (Aguayo. 2001), calcula que son 80 millones de tarjetas con documentación de 4 millones de actores políticos, además de 26 mil videos y 250 mil fotografías (Entrevista de 6scar Flores con Sergio Aguayo el 31 de julio de 2002, Zamora, Michoacán). A raíz de estos hechos, Alfonso Martínez Domínguez y el ex presidente Luis Echeverría enfrentan desde el año 2002 acusaciones de genocidio por su participación en las matanzas estudiantiles de 1971 y 1968, respectivamente. A finales del año 2002, Alfonso Martínez Domínguez murió, llevándose consigo información que hubiera involucrado a gran número de personas del viejo sistema político autoritario en México. Ahora sabemos que Los Halcones recibieron entrenamiento militar por parte de oficiales del ejército mexicano. Antes de la matanza del 10 de junio de 1971, Los Halcones (creados en 1968 y disueltos en 1971, después de la matanza del lO de junio) se dividían en cuatro subgrupos: los Halcones, que eran golpeadores; los Acuario, jóvenes de apariencia estudiantil, cuyo objetivo era infiltrarse en las universidades y organizaciones estudiantiles; los Pancho Villa, grupo de porros violentos que desestabilizaban las preparatorias y facultades universitarias conflictivas, y, finalmente, los más peligrosos denominados Charros, hombres armados y de carácter violento a la menor provocación (Tirado, 1997).
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sistema de educación pública y privada, así como de los movimientos campesinos a lo largo y ancho del país. A juicio de un ex militante de la Liga Comunista 23 de Septiembre, "se fortaleció entre estos sectores, la idea de que no había otra salida para resolver los conflictos que la aurodefensa armada" .34 Este fue el caso de la guerrilla urbana en Monterrey.
DEL MOVIMIENTO
UNIVERSITARIO A LA GUERRILLA URBANA
El perfil de la guerrilla
Estas acciones guerrilleras no eran nuevas en el México de la segunda mitad de siglo. A partir del asalto al cuartel del ejército mexicano en Ciudad Madera, Chihuahua, el 23 de septiembre de 1965 -realizado por la organización llamada Grupo Popular Guerrillero (CPC) encabezada por Arturo Gámiz-,35 los grupos guerrilleros proliferaron.36 Así se fue creando entre sus partidarios un ideal (en el imaginario colectivo) de arrojo y coraje de aquel grupo, que sirvió de sustento para nuevas y cada vez más diversas y audaces actividades guerrilleras.37 A raíz de aquel acontecimiento, más de treinta organizaciones armadas surgieron y actuaron en las principales ciudades de la república (México, Guadalajara y Monterrey). Derivadas de una radicalización del movimiento estudiantil, operaron divididas en "pequeñas células independientes entre sí para asegurar la clandestinidad de la organización y evitar la localización de los dirigentes". 38 En el caso de Nuevo León, los acontecimientos estudiantiles locales alimentaron la creación de varios grupos radicales de izquierda que pasaron a la lucha armada. Entre otros están: las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN), Los Procesos, el Movimiento Espartaquista, la Liga de Comunistas Armados (LCA) y por supuesto la Liga Comunista 23 de Septiembre.
34.
Ramírez Salas, 2002, p. 3.
35. Anuro Gámiz era periodista, profesor de primaria e ideólogo del movimiento. 36. Véase a Sierra, 2002 y Armendáriz, 2001. 37.
Esta acción fue la primera y última de esta organización, ya que en el acontecimiento murieron sus principales líderes y casi todos sus miembros. Véase Valdés, 1968.
38. Armendáriz, 2001, pp. 71-72.
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FLORES
El primero de ellos alcanzó un nivel de complejidad en su organización muy superior a la Liga 23 de Septiembre. A decir de Carlos Tello Díaz, su origen estuvo en el Ejército Insurgente Mexicano (EIM), cuya cabeza era Mario Menéndez, entonces director de la Revista ¿Por qué? Al diluirse el EIM, buena parte de sus integrantes, en su mayoría estudiantes de la Universidad de Nuevo León, rundaron las Fuerzas de Liberación Nacional el 6 de agosto de 1969. Esta organización casi desapareció al recibir un duro golpe de la Policía Judicial Federal el 14 de febrero de 1974. En esa ocasión, al irrumpir las fuerzas policiacas en una casa de seguridad en Nepanda, Estado de México, cinco dirigentes de las FLN murieron, varios miembros fueron arrestados, además del decomiso masivo de armamento y de su archivo (entre ellos sus mapas y planes futuros de trabajo). Su red más importante, situada en Chiapas, fue desmantelada por la policía gracias a esta información. El resultado fue protegerse en la clandestinidad extrema. A algunos de sus integrantes los volveríamos a encontrar en el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el cual salió a la luz pública el primero de enero de 1994.39 En el año 2000, ideólogos de las FLN y posteriormente del EZLN, entre los que se encuentra el comandante Germán, han fundado en la ciudad de Apodaca, Nuevo León, una casa de la cultura con un Centro de Documentación e Investigación sobre los movimientos armados, con la denominación de Casa del Dr. Magil, A. C. El grupo Proceso lo conformaron principalmente militantes de la Juventud Comunista de México OCM), organización juvenil del Partido Comunista Mexicano (PCM). El grupo, que posteriormente se le denominaría Procesos, se desprendió en diciembre de 1970 de la ]CM, constituyéndolo principalmente estudiantes de la UNAM, de la Universidad de Baja California y de la Universidad de Nuevo León.40 Al adquirir independencia del par39.
40.
Véase a Carlos Tello Díaz (1995). A decir de Jorge Luis Sierra, sus métodos de rrabajo era "muy distintos a los demás grupos, pues sus militantes nunca se adjudicaban la obtención de fondos económicos a través de asaltos bancarios o del secuestro de políticos, empresarios y diplomáticos, las FLN trabajaron con una visión de largo plazo bajo condiciones casi absolutas de clandestinidad" (Sierra, 2002, p. 23). El núcleo original de esta organización estaba integrado, entre otros, por Rosa Albina Garavito Elías (años después líder por largo tiempo de la fracción parlamentaria del PRD en el Senado de la República), José Luis Rhi Sausi, Sérgio Dionisio Hirales Morán, Gustavo Hirales Morán, Jorge Alberto Sánchez Hirales, Mario Rarnírez Salas, Bonfilio Cervantes Tavera, Blanca Cervantes Tavera, Victoria Montes, Eduardo González, Pedro Morón Chiclayo, José Luis Sierra, Ricardo Morales Pinal y Héctor Escamilla Lira (Rarnírez Salas, 2002).
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DEL
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A IA GUERRILIA
tido político, atrajeron hacia sí a un potente grupo intelectual de influencia cristiana jesuita, militantes de la teoría de la liberación. Este grupo cristiano jesuita estaba integrado por estudiantes de la UANL y del ITESM. Entre ellos destacaban dos personajes (ambos dirigentes estudiantiles en los acontecimientos sucedidos en el ITESM y en la UANL entre 1969 y 1971) Raúl Ramos Zavala, miembro de la ]CM, -fundador del Grupo Procesos y teórico de la guerrilla mexicana (muerto en un enfrentamiento con la policía el 2 de febrero de 1972, en la ciudad de México, DF), e Ignacio Arturo Salas Obregón, alias Vicente u Oseas,41fundador y dirigente de la Liga Com~.lllista23 de Septiembre, después de la muerte del primero. Este grupo estuvo ligado a varios profesores miembros de la Compañía de Jesús del ITESM, que se apartaron de aquél una vez que optó por el camino de las armas. Sin embargo, a decir de un sobreviviente (Mario Ramírez Salas), uno de los clérigos de nombre Javier de Obeso los hospedó y protegió en su casa durante y después de los acontecimientos de enero de 1972. El movimiento Espartaquista, fundado en Monterrey por Severo Iglesias, participó activamente y de forma violenta en los movimientos internos de la UANL en el periodo que va de 1969 a 1973. Algunos de sus integrantes que optaron por la lucha armada fundarían en 1973 la Liga Comunista 23 de Septiembre.42 La Liga de Comunistas Armados desarrolló a escalanacional diversos actos de violencia, atentados con bombas en lugares estratégicos,43robo de bancos y secuestros. El evento más espectacular de la década es atribuido a ellos: el secuestro en el puerto aéreo de Monterrey a finales de 1972 de una aeronave comercial de Mexicana de Aviación con destino a la ciudad de México, y posteriormente dirigida a Cuba.44 Finalmente, la Liga Comunista 23 de Septiembre, fundada en marzo de 1973.45Esta organización (que tomó el nombre compuesto por la fecha 41. 42. 43.
El primer alias en referencia al santo san Vicenre de Paúl, y el segundo, por el nombre del profera que senrenció: "quien siembra vienros cosecha tormenras". Véase Flores, 2001. Al grupo de Los Topos de La Liga se les atribuyó detonaciones de bombas caseras en la siderúrgica Fundidora de Fierro y Acero de Monrerrey enrre 1972 y 1973. Véase Fernández Menéndez (2002).
44. ¡bid. 45.
A mediados de 1972 ya se había logrado la unidad de los diversos grupos que realizaban acciones politicomilirares en el país. En otras palabras, las agrupaciones que finalmenre se fusionarían y crearían esra organización, actuaban de manera coordinada a partir del inrenro de alianza en agosro de ese año, con la Brigada de
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del asalto al cuartel Madera a sugerencia de Salas Obregón y también de la Liga de los Comunistas creada por Carlos Marx y Federico Engels en 1848), se estructuró como un ejército guerrillero. Se creó una Coordinadora Nacional, integrada por dirigentes de las diversas agrupaciones político-militares fundadoras. El buró político lo encabezó Ignacio Arturo Salas Obregón, quien tomó la dirección de la organización, junto con José Ángel García Hernández, Rodolfo Gómez García y Manuel Gámez García. El brazo militar lo dirigía el comité militar, dividido en dos esferas, una de comandos y otra de sanidad. Con influencia nacional sobre la base de comités regionales y locales, alcanzó la estructura:" más compleja (tal vez con excepción de las FLN) del movimiento guerrillero de la época. Con su dirigente Salas Obregón, aprehendido en un enfrentamiento armado (24 de abril de 1974), y virtualmente desaparecido por las fuerzas de seguridad nacional en mayo de 1974, la Coordinación Nacional se desarticuló. El consejo de redacción del periódico Madera tomó finalmente la dirección de la Liga, la cual sobrevivió (cuando menos su brazo armado) hasta 1982.46 Las actividades guerrilleras en Nuevo León Entre los meses de septiembre y octubre de 1971 se mostró la otra faceta del movimiento universitario en Monterrey: la guerrilla urbana. El Grupo Procesos tomó la decisión de actuar de manera organizada y bajo una rígida
Ajusticiamiento Los Procesos cionaria
(MAR);
sur de Sonora de Sinaloa, Rivera)
del Partido de Nuevo
Y el grupo
organización
Sonora y Chihuahua, Frente Estudiantil
viejos militantes
Sarmiento;
Federal, cuyos dirigentes
cuyos centros
espartacos
se encontraban
Valenzuela, Autónoma
como Edmundo
Gómez
Antonio
Medina,
de Chihuahua
y del Distrito
Comunista
más representativos Zapata.
Federal,
Los Guajiros
eran Leopoldo de la Nueva
(Alonso,
2002;
Luken,
Sierra, 2002;
y el
Los Enfermos
de Anda y Francisco
Salvador Corral y Elías Orozco; Orozco Guzmán,
representados
Revolución
en Chihuahua
Los Macías de Tamaulipas,
por Miguel
de Baja California,
Angulo
fueron
de Acción Revolu-
García);
Medina
de Sinaloa;
de Jalisco (FER), cuyos líderes eran Clemente
el Grupo
Emiliano
operativos
que la compusieron
el Movimiento
Rascón y Rodolfo
(Camilo
de la Universidad
Vargas; las Fuerzas Armadas
Revolucionaria
Las organizaciones
Salas Obregón;
y Eleazar Gómez
por la JCM
estudiantil
Revolucionario
y José Luis Alonso Brigada
a Manuel
alimentada
Los Lacandones
David Jiménez
era Ignacio
23 de Septiembre
(son de destacar
y por el activismo
y El Clark;
de los Pobres de Lucio Cabañas.
León, cuyo dirigente
Chihuahua
Francisco Alfonso
(FANR); Esteve,
el Grupo
el
El Richard
Domínguez
y
y el Distrito López Rayón de Oaxaca y la
1996; Castañeda,
1992; y
Loza, 1986). 46.
Véase Hirales, amnistía
478
1978 y 1978" y Rhi Sausi, 1977. Entre
y recibieron
su libertad.
Véase Esteve,
1996.
1978 y 1982, 244 guerrilleros
se acogieron
a la ley de
DEL MOVIMIENTO
estructura
UNIVERSITARIO
A LA GUERRILLA
militar, en una serie de asaltos bancarios.
Fueron asaltados el
Banco Regional del Norte, en Ciudad Guadalupe, una camioneta bancaria del Banco de Nuevo León, y dos supermercados, uno llamado Lozano y otro Azcúnaga en MonterreyY Convencidos de no haber sido descubiertos en estos atracos, los Procesos dirigidos por Raúl Ramos Zavala decidieron realizar un triple asalto bancario en Monterrey en enero de 1972. Dos comandos lograron éxito en la acción, un tercero, debido a problemas de coordinación, recibió la orden en el último minuto de no ejecutar el tercer asalto. Este último comando fue protegido por clérigos jesuitas (profesores del ITESM) en sus propios hogares, a raíz del enfrentamiento armado de parte de los otros dos comandos con las fuerzas de seguridad pública.48 Los hechos de estos últimos atracos los presentamos a continuación. El viernes 14 de enero fueron asaltados dos bancos en la ciudad, una sucursal del Banco Nacional de México y el Banco Comercial. El doble asalto bancario cuyo botín fue de 67 mil pesos fue realizado por un par de comandos guerrilleros conformado por universitarios que habían participado desde los años de 1969-1971 en el movimiento de reforma universitaria; ahora habían mostrado abiertamente su decisión de seguir por la vía de las armas.49 Un comando era el autodenominado "Pablo Alvarado", integrado con nombres ficticios Víctor (cuyo nombre real era Héctor Escamilla), David (Raúl Ramos Zavala), Nacho (Ricardo Morales Pinal), Poncho (Alberto Sánchez) y Vicente (Pedro Morón Chiclayo). Por otra parte, se encontraba el comando denominado "Carlos Lamarca", integrado por Pablo (Gustavo Hirales), Javier Oosé Luis Rhi Sausi), Pedro Oorge E. Ruiz Díaz), Jorge (Luis Ángel Garza) y Jaime (Rodolfo Rivera Gámiz).50
47.
Véase Fernández Méndez, 2002.
48.
Entrevistas de Óscar Flores con Mario Rarnírez Salas (integrante del tercer comando) en Zamora, Michoacán, el 29 y 30 de julio del 2002. Véase también Hirales, 1996. Mario Rarnírez Salas se hospedó varios días en la casa del jesuita y profesor del ITESM, Javier de Obeso, durante la redada y persecución que sufrieron Los Procesos. Logró salir de Monterrey, regresar a la ciudad de México y posteriormente en agosto de ese año, trasladarse con otros guerrilleros a la sierra de Guerrero, donde tenían la misión dada por Salas Obregón de buscar una alianza con el Partido de los Pobres de Lucio Cabañas.
49 . Véase El Porvenir y El Norte, Monterrey, del 15 al 23 de enero de 1972. 50. Declaración preparatoria de los acusados ante el Juez Cuarro Penal, Marco Antonio Leija Moreno, Monterrey, 21 de enero de 1972.
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A raíz de las pistas recabadas después del doble asalto del 14 de enero, la policía judicial localizó a estos comandos en distintas casas de seguridad del área metropolitana. El lunes 17 de enero, tras un operativo envolvente y coordinado por la policía judicial, se detuvo a numerosos estudiantes y se incautaron armas de fuego. En una de estas aprehensiones se dio un enfrentamiento armado de consideración entre la guerrilla descubierta y la policía. El enfrentamiento que conmocionó a la opinión pública tuvo lugar en el edificio número 7 de los condominios Constitución. La descripción de un testigo, el reportero Óscar Moraira, nos muestra lo crudo de este acontecimiento: Los judiciales pidieron a los asaltabancos que se rindieran, estos aceptaron saliendo con las manos en alto en señal de rendición, esto sucedió a las 20:45 horas. Pero cuando los policías entraban al local 34 de los Condominios Constitución, Edificio 7, fueron recibidos con ráfagas de ametralladora M 1, del interior del cuarto. El agente cayó abatido de inmediato ante el propio reportero y los demás agentes que contestaban la agresión. Aquello se transformó en un infierno, pues de todos lugares salían balas mientras el que escribe permanecía tendido en el suelo aprovechando la oscuridad. Todo sucedió en unos segundos. Un joven de playera a rayas (Rhi Sausi, OF), disparaba como loco en contra de los agentes. El joven de pronto se desplomó y no fue sino hasta ese momento cuando cesó la balaceta. Sin embargo, de varios lugares de la azotea volvieran a salir ráfagas de ametralladora contra los agentes. Dei interior del departamento salió con las manos en alto y en pijamas el ingeniero químico, Jorge Ruiz Díaz, quién confesó haber participado en el asalto al banco del viernes. Sin embargo, cuando eso pasaba, otro joven saliódel cuarto y arrojó una bomba de mano a los agentes. Entonces el mismo agente se la regresó, haciéndole impacto en el cuerpo al también asaltante bancario Juan José Castillo. La balacera se volvió a iniciar y entonces cayó herida la joven RosaAlbina Garavito (de 24 años, licenciada en Economía y originaria de Mexicali, OF), con un balazo en el estómago. Las autoridades momentáneamente estaban desconcertadas por los disparos de la azotea, pero luego empezaron a lanzar sus reflectores los elementos de la Dirección de Seguridad hacia la azotea. Finalmente, llegaron también algunos comandos del ejército y lograron controlar la situación, rodeando definitivamente los condominios. 51
Las descripciones sobre este acontecimiento son variadas pero no muestran diferencias sustanciales respecto de esta narración. Posteriormente, 51.
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El Norte, "La toma del edificio Constitución", Monterrey, 18 de enero de 1972, 6-A.
DEL MOVIMIENTO
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A LA GUERRILLA
durante la declaración preparatoria de los detenidos ante el juez cuarto penal, Marco Antonio Leija Moreno,52 se ofreció mayor información. Aunque en ocasiones se cayó en contradicciones entre testigos y acusados, detalles que se pueden observar en el transcurso de los careos a ambos grupos que participaron en el enfrentamiento. 53 La información emitida originalmente era confusa. Aunque se confirman dos muertes. El guerrillero acribillado es reconocido como José Ángel Garza, posteriormente se desmiente esta información y se identifica su nombre verdadero: Jesús Adolfo Rivera Gámiz, originario de San Pedro de las Colonias, Coahuila, y estudiante de la facultad de economía de la UANL. Por su parte, el policía judicial muerto respondía al nombre de José de la Cruz, hijo del líder de los pepenadores y hombre influyente dentro del sector popular del PRI.54 A partir del conocimiento que tuvieron las fuerzas de seguridad de que en este edificio estaban los supuestos "asaltabancos", se rodearon los edificios adyacentes con elementos policiacos y se desarrolló un operativo de desalojo de sus residentes a partir de las 19:00 horas. Los elementos de la policía judicial dirigidos por Alejandro Garza Delgado, responsable del operativo, iniciaron el enfrentamiento a balazos a partir de las 20:00 horas, resultando la primer muerte a las 20:43 horas. 55 En este operativo fueron detenidas -además de los descritos por el testigo Óscar Moraira- Bertha Guajardo de 35 años y otra mujer en el departamento 34 del edificio número 7.56Igualmente fue detenido Juan José Castillo, a quien le explotó una bomba de su propia fabricación. 57Otros detenidos fueron Rosa Aguilera, trabajadora social en Villaldama; Delfina Sosa Aguilera, maestra normalista; Héctor Leos Martínez; David Aguilera; Rito Antonio Guerrero de 19 años; Rubén Cárdenas de 29 años; Ricardo Morales Pinal y Jesús Mario Castrillón.58 52.
Entrevistas de 6scar Flores con Marco Antonio Leija Moreno el 18 de mayo y el 25 de agosto de 2002 en Monterrey, Nuevo León. 53. Declaración preparatoria de los acusados ante el Juez Cuarto Penal, Marco Antonio Leija Moreno, Monterrey, 21 de enero de 1972. 54. ElNorte, Monterrey, 18 de enero de 1972, 6-A.
55. 56. 57. 58.
¡bid. ¡bid. ¡bid. ¡bid.
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A partir de este operativo se realizaron nuevas redadas en otras casas de seguridad del grupo Procesos. Una de ellas fue en la ubicada en la calle Emilio Carranza, número 608, departamento 5, donde se encontraron otros individuos relacionados con los guerrilleros del edificio Constitución. En este lugar se realizaron nuevas aprehensiones y los detenidos no opusieron resistencia alguna: Ricardo Padilla Brambila y Rubén de la Cruz. El parte policial reportó que se encontró, además, propaganda comunista y leyendas del Movimiento de Acción Revolucionaria (mejor conocido como MAR). En conjunto se recogieron de estos lugares 81 mil pesos. 59 Otros sitios que fueron detectados y en donde se llevaron a cabo operativos fueron la casa ubicada en la calle Galeana número 222 sur (donde se encontraron dos metralletas y 13 bombas Molotov); otra casa ubicada en la calle Juárez entre Modesto Arreola y Washington; otra más en Venustiano Carranza en el cruce con Hidalgo y una más en la colonia Vista Hermosa. 60 Si nos apegamos a los informes posteriores en los cuales aparecen las confesiones oficiales de los detenidos, el ingeniero químico y profesor de la facultad de ciencias químicas de la UANL, Jorge E. Ruiz Díaz, reveló no sólo los nombres de los inodados en el doble asalto bancario, dando nombres y domicilios, sino que confesó dirigir los asaltos. Ruiz Díaz aseguró haber conseguido en el botín 300 mil pesos y haber participado en otro asalto bancario efectuado en la colonia Independencia días antes.61 También comentó: Dirigí diez elementos a la hora del doble asalto, el cual se realizó después de una serie de observaciones que se hicieron para conocer la vigilancia policíaca, horas de entrada y salida a los bancos. El dinero obtenido en los atracos fue entregado a Raúl Ramos Zavala, quien se encargó de llevado a la ciudad de México para apoyar económicamente al movimiento ... El día del doble asalto, yo guiaba el datsun blanco, el cual abordamos después de haber abandonado los autos de sitio utilizados para los atracos.62
De forma análoga al sepelio que llevó a cabo la corporación policial de José de la Cruz, su ex miembro muerto en la balacera de los condominios 59. ¡bid. 60. ¡bid. 61. El Norte, "Confiesa dirigir doble asalto. Ruiz Díaz hunde a sus cómplices", Monterrey, 18 de enero de 1972, 8-A.
62. ¡bid.
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Constitución,
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A LA GUERRILLA
500 universitarios intentaron el 18 de enero sacar el cadáver
de Jesús Adolfo Rivera Gámiz del Hospital Universitario. Los estudiantes -en su mayoría de la escuela preparatoria número 1 y de las facultades de química y economía-, molestos por la falta de un funeral similar al del policía muerto, robaron previamente diez camiones de pasajeros urbanos para trasladarse al Hospital Universitario. Sin embargo, el médico legista Ezequiel Puente, logró evitar que sustrajeran el cadáver. 63 En los días siguientes se mostraron grandes manifestaciones de estudiantes y de otros grupos sociales simpatizantes con las actividades de la guerrilla, y terminaron apedreando el edificio de la policía judicial y el casino de Monterrey.64 Los gritos de vivas a Rhi Sausi, a Rosa Albina Garavito y a la guerrilla guerrerense de Genaro V ázquez, fueron acompañados de destrozos y pintas en el centro histórico de la ciudad de Monterrey.65 La universidad no estuvo al margen de los acontecimientos en enero de 1972, y antes de la balacera en los condominios Constitución, el director de la facultad de ciencias químicas descubrió en las instalaciones de la mencionada institución un arsenal de armas, municiones y bombas Molotov empaquetadas en una de sus bodegas. El aviso oportuno a las autoridades estatales desactivó un probable acontecimiento mayor. 66 El rector Héctor Ulises Leal manifestó a la opinión pública el sentir de las autoridades universitarias por los últimos acontecimientos sucedidos en la ciudad, donde numerosos universitarios resultaron involucrados. El rector comentó el 19 de enero de 1972 lo siguiente: Desde esta Universidad hemos declarado que debemos crear las condiciones para un cambio de estructuras sociales que permitan el desarrollo, la libertad y el 63. 64.
El Norte, "Grupo intenta sacar cadáver del asesino", Monterrey, 19 de enero de 1972, 3-A. El Norte, "Apedrean la Judicial y el Casino", Monterrey, 19 de enero de 1972, 1-B.
65. 66.
Véase El Norte, ""Chusma de vándalos daña y pintarrajean", Monterrey, 19 de enero de 1972, 1-B. Véase la entrevista con Pablo Morales Pinal (director de la Facultad de Ciencias Químicas de diciembre de 1971 a 1973) en Proyecto UANL, "Un direcror polémico", revista mensual, año 1, núm. 3, 1995, p. 12. Morales Pinal comentó: "cuando yo era director de Ciencias Químicas, hubo movimientos armados y una serie de circunstancias peligrosas. Rodolfo Salinas, quien era secretario de la Facultad, me fue a ver y me dijo que el encargado del almacén, Maurilio, le había dicho: 'me fueron a ver unos muchachos para llevarme unas cajas'. Fuimos a la cueva -cueva le decíamos al almacén-, las abrimos y resultó que eran armas. Rodolfo me dijo ¿cómo la ves? ¿cómo que cómo la veo? 'Llámale a la policía' le contesté. Entonces comentó: 'pero es que ahí podemos ir todos'. Era un hecho que no se podía ocultar, era un delito y yo tenía que cumplir con mi deber. Y fui yo quien entregó las armas y los pasamontañas a la policía".
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progreso humanos, y hemos dicho también que e! camino hacia estos objetivos es arduo, difícil y complejo. Muchos intereses creados no han permitido que la comunidad tenga una visión integral de su propia realidad y cualquier empeño de los universitarios por cambiar este estado de cosas es visto con agraviosmuchas veces infamantes. Ratificamos e! firme propósito de procurar establecer las condiciones de cambio que requiere la Universidad. Es doloroso, e! que se pierda una vida en aras de una definición social, política o económica, pero más doloroso resulta aún que conscientes de nuestra realidad haya empeños en sacrificara quienes son producto natural de una estructura que para estos momentos no resuelve la problemática de nuestro tiempo. Exhorto a los universitarios para que unidos con trabajo y energía, hagamos lo que esté al alcance de nuestras manos porque la justicia llegue. Una justicia clara, cabal, no mediatizada, con absoluto respeto a la dignidad y derechos fundamentales de! hombre. La Universidad está haciendo esfuerzos por encontrar su propia definición y los universitarios nos encontramos empeñados en buscar soluciones a la problemática social. En este esfuerzo y como signo de madurez, la comunidad universitaria está actuando al margen de hechos circunstanciales, que aunque dolorosos, no pueden desviarla desde la meta que se ha trazado: buscar nuevas perspectivas para e! desarrollo de la cultura y un nuevo campo de acción de los universitarios para la integración de una justicia más justa. Por último en e! seno de la Universidad surge y se desarrolla e! cuestionamiento de la sociedad y de la cultura que hemos heredado y esta inquietud, fermentando en la juventud, puede generar respuestas múltiples, entre ellas algunas que podrían considerarse ilícitas. Pero todas estas respuestas son producto de! comportamiento de una juventud crítica con una sociedad radicalmente injusta, sociedad que no ha sido generada por la Universidad. En última instancia, la Universidad nunca ha desconocido a sus hijos ilustres, científicos, escritores, etcétera, y por lo mismo, tampoco puede moralmente desconocer a sus hijos en desgracia, aún cuando pudieran estar equivocados.67
Sin embargo, nuevos actos de violencia y muerte estaban por venir. Dos acontecimientos guerrilleros más, sucedido uno a finales de 1972 y otro en septiembre de 1973, conmocionaron a la ciudad de Monterrey. El primero de ellos fue el acaecido el 8 de noviembre de 1972, día en que se llevó a cabo el secuestro aéreo más espectacular realizado en el país, así como uno de los primeros en su tipo en el mundo.68 La Liga de Comunistas Armados, liderada por Germán Segovia, alias Raúl, secuestró el vuelo 705 de 67. ElNorte,"Rectoría a la Comunidad Universitaria", Monterrey, 20 de enero de 1972, 7-A. 68.
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El2 de agosto de 1970 se presentó el primer secuestro aéreo de la historia, cuando un Boeing 747 fue desviado mientras volaba de Nueva York a Puerro Rico.
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Mexicana de Aviación en el aeropuerto Mariano Escobedo con destino a la ciudad de México.69 El secuestro, hecho de una forma espectacular, obligó al piloto a dirigir el avión hacia la isla de Cuba, y, posteriormente el gobierno de ese país facilitó el regreso de todos sus ocupantes a Monterrey.70 El segundo acontecimiento está relacionado con la primera acción guerrillera a escala nacional que organizó la recién fundada Liga Comunista 23 de Septiembre. Esta organización consideró tener suficientes fuerzas para realizar acciones electrizantes y de gran impacto en la comunidad empresarial. Un comando de la Liga intentó secuestrar a uno de los empresarios más prominentes del país con residencia en Monterrey. Un año atrás, el grupo de Los Procesos ya tenía contemplado el secuestro de seis posibles empresarios con el fin de pedir un cuantioso rescate (de 10 a 20 millones de pesos), entre los que se encontraban los nombres de Camilo Sada, Manuel Barragán, Carlos Prieto, Eugenio Garza Lagiiera, Alejandro Garza Lagiiera y Eugenio Garza Sada. Pero el Comité Nacional de la Liga se decidió por este último. 71 El 11 de septiembre de 1973 se llevó a cabo la acción bajo el comando dirigido por Edmundo Medina Flores. Los otros integrantes fueron Juan Corral, Hilario Juárez García, Javier Rodríguez Torres y Hernando Martínez. Interceptado el vehículo del empresario y tras una balacera, resultó fallido el intento de secuestro y muertos Eugenio Garza Sada, su chofer (Bernardo Chapa) y un guardaespaldas (Modesto Torres). Por su parte, la Liga perdió a dos de sus miembros (Javier Rodríguez Torres y Hernando Martínez), encontrados muertos dentro de un automóvil modelo Falcon a las 11 horas del mismo día.72 El primer informe sobre la muerte de Eugenio Garza Sada fue elaborado horas después de los hechos por el propio director de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), Luis de la Barrera Moreno, y dirigido a sus superiores, el secretario de gobernación Mario Moya Palencia y el presidente 69. Véase El Porvenir y El Norte, 9 y 10 de noviembre de 1972. Entre las personalidades políticas y empresariales de la localidad que se encontraban en ese avión estaban Jorge Fernández Ruiloba y Eugenio Garza Botello del Centro Patronal; Oionisio Garza Sada y Francisco González quienes asistirían a la Asamblea de COPARMEX en la ciudad de Cuernavaca, Morelos; Graciano Borroni; Gonzalo Estrada; Wesley H. Parsons, del consulado de los Estados Unidos de América en Monterrey; Óscar y Rooselvet Guerra; Jaime Llaguno; Pablo Madero; Jesús y Roberto Zambra no; Rogelio Elizondo y el profesor e investigador de la UNA.'vf Santiago Genovés, entre otros,
70. ¡bid. 71.
Véase Fernández Menéndez, 2002.
72. ¡bid
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Luis Echeverría. Fechado en Monterrey, Barrera comentó en este documento lo siguiente: A las 9:05 de hoy en las calles de Villagrán y Luis Quintanar de esta ciudad, 6 individuos de aproximadamente 23 y 24 años portaban pistolas automáticas y uno de ellos metralleta, tripulando una camioneta pick-up color azul, desconociéndose el modelo y marca, interceptaron el automóvil Ford Galaxie modelo 1970, color negro, placas de Nuevo León RHK-588 y trataron de secuestrar a Eugenio Garza Sada, presidente del Consorcio Industrial Cervecería ... el individuo de la metralleta vestía una playera café con franja beige y bajó de la camioneta con tres más, apuntando con sus armas al vehículo de Garza Sada, el ayudante de éste, Modesto Torres, disparó a los asaltantes, registrándose un tiroteo, cayendo heridos los citados Garza Sada y Modesto Torres, además de Bernardo Chapa, chofer del industrial ... patrullas de la policía preventiva local se trasladaron a los terrenos conocidos como el predio Tierra y Libertad con el fin de tratar de localizar a los asaltantes ... a las 10 horas se tuvo conocimiento de que los tres heridos que fueron trasladados al hospital Muguerza, habían fallecido,?3
Menos de un mes después, otro comando de la Liga secuestró en Guadalajara al empresario Fernando Aranguren y al cónsul honorario británico Duncan Williams. Las negociaciones para obtener el rescate de ambos fracasaron, por lo que el comando que retenía a ambos secuestrados tomó la decisión sin consultar al dirigente nacional Salas Obregón, de dejar en libertad al cónsul Williams, pero ejecutar a Aranguren. Esta decisión enfadó a la dirigencia nacional, la cual hubiera preferido realizar ambas ejecuciones, por lo que decidió no pasar por alto esta falta y dar un castigo ejemplar. El líder del comando, llamado Pedro Orozco, murió acribillado días después. La respuesta del Estado fue igual de brutal. Miembros de la Dirección Federal de Seguridad, que comandaba Miguel Nazar Haro, localizaron y aprehendieron a dos miembros de la Liga que participaron en los secuestros: Sebas (Ignacio Olivares) ya Roberto (Salvador Corral). Gustavo Hirales nos describe la saña con la cual fueron torturados y asesinados: Al Sebas le quebraron todos los huesos, le metieron clavos de viga en las rodillas, en los hombros; según la prensa, la causa de la muerte fue que le hicieron estallar 73. [bid. Este documento mostrado por Fernández es el expediente 11-219-972, legajo 2, hojas 46-47 de la desaparecida DFS, ahora en el AGN, México.
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el cráneo. Con Roberto hicieron otro tanto. Luego, en un acto ritual-satánico muy propio de la tira nassariana, a Sebas fueron a tirarlo a Guadalajara, cerca de la casa de los Aranguren, mientras que a Roberto lo aventaron en Monte~rey, a unos metros de donde viven los Garza Lagiiera.74
A raíz de estos acontecimientos podemos asegurar que la trágicamente famosa guerra sucia en nuestro país había comenzado.
COMENTARIOS
FINALES
No hay duda de que el programa político que el presidente Luis Echeverría llevó a cabo tuvo sus timbres de éxito. Tal vez el más importante fue diluir los efectos negativos del 68 en múltiples sectores. Sin embargo, fue ineficaz ante la izquierda radical de origen universitario que para 1972-1973 había recurrido a la violencia. Este sector de oposición se convirtió rápidamente en una guerrilla urbana, producto de la actividad de estudiantes y profesores disidentes de las diferentes corrientes de izquierda y de organizaciones cristianas, que después del 68 pasaron de las acciones críticas abiertas y legales a las vías de hecho y clandestinas. Aunque en ocasiones el PCM se adjudicó un cierto afán en ver en esta lucha armada un resultado de su labor,75 su control sobre ella fue meramente demagógico. En otras palabras, terminaron adjudicándose hechos que nunca previeron ni controlaron dentro de la heterogénea gama de la izquierda mexicana. La represión oficial desarticuló el movimiento estudiantil en la ciudad de México y en algunas ciudades de la república, como fue el caso de Monterrey. Pero a la vez facilitó la creación de una nueva cultura política radical de izquierda que optó por la lucha armada.76 La guerrilla en México no era nueva. Durante los años sesenta, la guerrilla rural en Guerrero, encabezada por Lucio Cabañas y Genaro V ázquez, era un ejemplo de ello. Pero la guerrilla urbana de los setenta era diferente;?? la organización más importante fue la Liga Comunista 23 de Septiembre. 74. 75. 76. 77.
Hirales, 1996, p. 71. Véase Campa, 1978. Véase a Palacios, 1996; Bellingeri, 1993; Gutiérrez, 1984; y Morales, 1979. Véase Alonw Padilla, 2002; Bellingeri, 1993; Careaga, 1971; y Fuentes, 1971.
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La Liga tuvo una actividad importante en Nuevo León y en igual proporción en otros estados de la república. Su rápida descomposición se dio a partir de 1973, a raíz de la muerte, en un intento de secuestro en Monterrey, del empresario y capitán de industria Eugenio Garza Sada, y del asesinato del industrial Fernando Aranguren en Guadalajara. Podemos concluir, después de este sucinto recorrido histórico, que una de las significantes centrales del movimiento estudiantil popular de 1968 en la ciudad de México y 1969-1973 en Monterrey, fue pretendidamente convertirse en pionero de la lucha por la conquista del derecho de los distintos grupos y clases sociales a organizarse sin la tutela estatal. Y en el caso de Monterrey, esta pretensión tuvo una fuerza importante al inicio del conflicto. Sin embargo, rápidamente cayó presa de la propia tutela estatal (en este caso de las prebendas dadas por el gobierno federal en 1971 y 1972), en su intento de enfrentar al proyecto conservador de universidad pública que planteó el gobierno de Elizondo y la comunidad industrial regiomontana. Por su parte, el proyecto conservador de la elite política-económica de Monterrey quedó restringido a Nuevo León durante varios años. Sin embargo, a partir de la década de los ochenta, y particularmente a raíz del triunfo del Partido Acción Nacional en las elecciones para presidente de la república en el año 2000, el proyecto educativo, político y económico original de los grupos empresariales de Monterrey (con algunos ajustes, claro está), se fue consolidando en el ámbito nacional. A partir de la segunda mitad del año 2000, la capital de la república y sede de los poderes de la Unión, vio la llegada de numerosos asesores egresados de las instituciones de educación superior privadas de Monterrey y de la UANL, destinados al sector económico y al sector educativo del gobierno federal. Reyes Tamez, rector de la UANL (en el momento de ser invitado) ocupa el cargo de secretario de educación en el actual sexenio (2000-2006). En el caso del gobernador Fernando Canales Clariond (un próspero empresario que ganó las elecciones estatales en 1997), renunció en enero de 2003 como encargado del Poder Ejecutivo de Nuevo León para ocupar la Secretaría de Economía en el gabinete nacional. Ante su renuncia, el Congreso estatal designó como gobernador interino a Fernando Elizondo Barragán, miembro del PAN, de numerosos consejos ejecutivos de destacadas empresas e instituciones de educación superior privadas, e hijo por supuesto del ex gobernador Eduardo A. Elizondo.
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PERióDIcos,
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LA GUERRA SUCIA EN LOS SETENTA Y LAS GUERRILLAS DE GENARO VÁZQUEZ
y LUCIO
CABAÑAS EN GUERRERO
Claudia E. G. Rangel Lozano Evangelina Sánchez Serrano! INTRODUCCIÓN
La opción de las armas en Guerrero no es, ni ha sido, una sorpresa para los grupos en el poder, la oligarquía y las elites gobernantes regionales, estatales y federales del país. Tampoco para el pueblo, las clases sociales, la sociedad civil del campo y la ciudad, de las zonas rurales, indígenas y urbanas, quienes la han visto como una alternativa extrema. Guerrero parece hacer honor a su nombre: Guerrero bronco, Guerrero guerrillero, aguerrido, combatiente, rebelde, beligerante, contendiente, y un sinfín de sinónimos que esconden, sin embargo, su vocación pacifista y conciliadora. Antes que la opción de las armas, su gente le ha apostado a la opción electoral, a la unidad mediante la organización gremial, campesina e indígena dentro de los denominados cauces legales. En el perverso juego político del poder y de las oligarquías locales, coludidas con el gobierno federal en el pasado siglo xx, los guerrerenses han formado parte de pugnas internas de los grupos en el poder, quienes los apoyan cuando las fuerzas están en su contra y los abandonan cuando no tienen nada que perder, o lo tienen todo perdido. La legitimación de la opción de las armas que han asumido los guerrilleros de ayer, y de hoy, tiene mucho que ver con las comunidades, pueblos y regiones enteras que sin formar parte del núcleo armado lo apoyan plenamente. Ellos son simpatizantes, cómplices y colaboradores; subrepticios, íntimos amigos y familiares, vinculados por relaciones de parentesco,
1.
Profesoras de la Faculrad de Ciencias Políricas y Sociales de la UNAM, maestras en sociología y estudiantes del doctorado en estudios políticos y sociales de la misma facultad.
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