04 VIAJES a América

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Michel Antochiw

IV. El último viaje a América

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Viajes a América de Nicolás Cardona

Retrato de Cristóbal Colón. Anónimo. Museo Naval. Madrid.

Colón embarca en Palos el 3 de agosto de 1492. Juan Cabrera Bejarón. Monasterio de la Rábida.


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El último viaje a América Con el fracaso a cuestas, Cardona llegó a España para rendir cuentas a su tío, el capitán Tomás Cardona, de su desgraciada aventura americana así como del rompimiento con su socio Juan de Iturbe. Sin embargo, debió expresarse de un modo muy entusiasta de las riquezas de la California para que Tomás, por razones que desconocemos, volviera a reunir caudales para una nueva empresa y lograra que el rey le entregara nuevas cédulas de presentación. Provisto de nuevas órdenes, Nicolás embarcó el año 1620, como simple pasajero en uno de los galeones de la flota del Marqués de Cadereyta,165 quien en esta época tenía el título de General de la Armada de la Guarda de Indias, o sea de los buques que tenían a su cargo la protección de la Flota de Tierra Firme a cargo de Fernando de Sosa Suárez. La armada llegó al puerto de Cartagena de Indias y Cardona resultó agradablemente impresionado por el sitio; “su entrada es muy buena y hondable, las naves grandes dan fondo junto al boqueroncillo fuerte y otros navíos pequeños y las fragatas, donde quieren. Es muy abrigado de todos vientos.” (C) Es evidente que estuvo muy poco tiempo en Cartagena (plano 19) ya que apenas menciona la existencia de dos fuertes, el primero en la entrada principal y el segundo en la Punta del Judío. En cuanto a la ciudad, solo comenta que “se iba cercando de muralla”. El fuerte ubicado a la entrada de Boca Grande es el antiguo fuerte de San Matías, que hacía frente a la plataforma Santangel situada en la punta norte de la isla de Tierra Bomba, construida en 1617 por el ingeniero Cristóbal de Rodas, sobrino de Antonelli y que Cardona no menciona. Ambos, fuerte y plataforma, fueron demolidos en 1626 y sus materiales utilizados para ampliar y reforzar el castillo “Grande” de Santa Cruz, situado en la Punta del Judío. Las obras estuvieron a cargo de los ingenieros Rodas y Turrillo de Yebra. El castillo fue destruido

en dos ocasiones por los piratas Pointis y Vernon en 1697 y 1741 respectivamente. Es posible que antes de emprender su viaje a Portobelo, Cardona haya hecho un rápido reconocimiento de Riohacha, renombrado por sus pesquerías de perlas.

La Conquista de América Central Alonso de Ojeda fue el primero en recorrer las costas de Colombia166 en compañía de Américo Vespucci y de Juan de la Cosa en 1499. Este último regresó en 1501 y luego en 1504 y 1507 y murió durante un encuentro con los indígenas. A él se debe el mapa más antiguo de América que se conserva todavía, dibujado en el puerto de Santa María, en 1500. La historia de este pequeño rincón de América, donde hicieron estragos las ambiciones y los odios entre sus primeros “descubridores” y sus pobladores hispanos y el exterminio de sus poblaciones nativas, ya cayó en el olvido. Sin embargo, todo esto no era más que la continuación de lo que estaba ocurriendo en las Antillas. Entre el momento en que Alonso de Ojeda y sus compañeros llegaron al Cabo de la Vela, en el norte de la península Goajira, el 16 de mayo de 1499 y la fundación de los primeros asentamientos permanentes en Colombia,167 transcurrió un cuarto de siglo. Fue Rodrigo de Bastidas, el 29 de julio de 1525, quien fundó Santa Marta y ocho años después, en 1533, Pedro de Heredia, Cartagena de Indias. La Tierra Firme corresponde a la costa norte de la América del Sur que Colón tocó en su tercer viaje y cuyo nombre divulgó Rodrigo de Bastidas a partir de 1502. Antes de la conquista de esta región, la Junta de Burgos, en 1508, ya la había dividido en dos gobernaciones: la de Urabá o Nueva Andalucía, que com-

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En el Memorial se dice que salió en la flota del Marqués de Cadereyta “a fin del año de 1619”. No fue así. El Marqués de Cadereyta salió de Cádiz para Tierra Firme a 2 de abril de 1619 y volvió a Sanlúcar el 18 de noviembre del mismo año. Su almirante fue Tomás de Larrazpuru. Cadereyta volvió a salir para Tierra Firme en abril de 1620.

Al parecer, el nombre de “Colombia” lo puso Vespucci. Ojeda en 1509, logró fundar cerca de la actual Cartagena, un asentamiento llamado San Sebastián de Urabá. Entre sus pobladores estaba un oscuro soldado llamado Francisco Pizarro, futuro conquistador del Perú. Días después, debido a la hostilidad indígena, el lugar fue abandonado creándose en 1510, del otro lado del golfo, Santa María la Antigua del Darién que sería a su vez despoblada en 1519.


100 prendía los territorios situados entre Urabá y el Cabo de la Vela, y que fue encargado a Alonso de Ojeda, y la de Castilla del Oro, desde el golfo de Urabá hasta el Cabo de Gracias a Dios, en Nicaragua, encargada a Diego de Nicuesa. Éste último, sin embargo, no pudo tomar posesión del Darién donde Martín Fernández de Enciso y Vasco Núñez de Balboa habían fundado la nueva Santa María la Antigua y donde Balboa ejercía el cargo de alcalde mayor. Fue él quien, durante un recorrido por el istmo, observó por primera vez el océano Pacífico en 1513. Pedro Arias Dávila, conocido como Pedrarías Dávila, fue nombrado en 1513 gobernador de Castilla del Oro. Recibió detalladas instrucciones del rey Fernando así como el famoso “requerimiento”, redactado por Juan López de Palacios Rubio, que debía leerse a los indígenas al tomarse posesión de un territorio a nombre de España. En él se explicaba que el Papa había entregado estas tierras al rey de España para que convirtiera a la religión cristiana a sus habitantes y que si éstos se negaban, faltaban a Dios, al Santo Padre y al rey de España, quien tenía entonces el legítimo derecho de hacerles la guerra. La expedición, compuesta por más de mil hombres, llegó a Santa María la Antigua, desprovista de todas las comodidades para alojar y alimentar a tanta gente, entre las que se encontraban Diego de Almagro, Hernando de Soto, Bernal Díaz del Castillo, Francisco Vázquez de Coronado, Juan Vespucci, Fray Juan de Quevedo -primer obispo de Castilla del Oro- Francisco de Montejo, y el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo, entre otros. De inmediato nació la antipatía entre Pedrarías y Núñez de Balboa que sería degollado por el primero en 1519. Durante el simulacro de proceso contra Balboa, abogaron a su favor los capitanes Valderrábano, Botello, Hernando Muñoz y Fernando Argüello, a quienes Pedrarías, por venganza, haría ejecutar más tarde.168 Unos meses despues, Pedrarías fundaría Nuestra Señora de la Asunción de Panamá que recibió el título de Ciudad en 1521. Desde Panamá, la conquista se extendería al Perú y a Nicaragua, de donde Pedrarías sería nombrado gobernador en 1526 y donde, a los 92 años de edad, murió en 1531, en la ciudad de León que había fundado. 168

Ver al respecto. Historia de las Indias de Fray Bartolomé de las Casas y de Gonzalo Fernández de Oviedo Historia general y Natural de las Indias, de donde se tomó la mayor parte de la información que aquí se presenta.

Viajes a América de Nicolás Cardona

Su gobierno en Castilla del Oro fue marcado por la brutalidad con que trató a los indígenas, a los que llevó casi a la extinción. Destacaron por su crueldad, además de Pedrarías, sus lugartenientes Juan de Ayora, Antonio Tello de Guzmán, Gaspar de Morales, Gonzalo de Badajoz, Gaspar de Espinosa, Diego de Albites y Francisco Pizarro, entre otros. La noticia de los abusos, denunciados por el obispo Fray Juan de Quevedo y el cronista Fernández de Oviedo, llegaron a la corte. El rey nombró a Lope de Sosa para sustituir a Pedrarías, pero Sosa falleció antes de llegar y Pedrarías siguió en funciones. Expandiendo su conquista, Pedrarías mandó a Gil González de Ávila a Nicaragua, pero este se insubordinó. Para concluir la lucha contra los indígenas y castigar a González de Ávila, Pedrarías mandó a Francisco Fernández de Córdoba169 a quien, por otras razones, hizo decapitar posteriormente. Gil González de Ávila, que había escapado de las garras de Pedrarías, salió de la Española y desembarcó en Honduras para llegar a Nicaragua. Pero Hernán Cortés, quien tenía pretensiones sobre Honduras, mandó por tierra a Pedro de Alvarado y por mar a Cristóbal de Olid. Este último sin embargo, quiso también conquistar Honduras para sí y se alió con González de Ávila. Cortés mandó entonces a Francisco de las Casas con otra armada, mientras él mismo marchó por tierra a las Higueras. Cristóbal de Olid fue hecho prisionero y ejecutado. Pedrarías, a pesar de haber sido sustituido en la gobernación de Castilla del Oro, preocupado por la presencia de Cortés en Honduras, salió de Panamá en 1526, llegó a Nicaragua donde apresó a Fernández de Córdoba y lo ajustició en León. En 1526, la Audiencia de Santo Domingo había nombrado a Diego López de Salcedo, gobernador de Honduras. Éste sin embargo, pretendió ocupar también Nicaragua y al llegar a Olancho, se dedicó a ahorcar y masacrar a cuanto indio pudo con el propósito de despoblar la región hasta León. Mientras tanto, llegaba a Granada Pedro de los Ríos, quien pretendía que Nicaragua formara parte de su gobernación de Panamá. Salcedo, con el apoyo de los pobladores, ejerció el cargo hasta marzo de 1528, cuando Pedrarías fue nombrado gobernador de Nicaragua.

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Algunos autores afirman que se trata del mismo personaje que “descubrió” Yucatán en 1517. Sin embargo, Bernal Díaz del Castillo afirma que éste murió en Cuba a consecuencia de las heridas recibidas en Yucatán.


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Cardona en Panamá Regresando a Cardona, en julio de 1619, con su gente y su voluminoso cargamento, embarcó en Cartagena en una fragata que llevaba carga a Portobelo. Cuando estuvieron cerca, lograron divisar a tiempo “dos navíos y una lancha de enemigos”, por lo que se apresuraron a entrar en la bahía donde estaban anclados los galeones de la plata (plano 20) preparándose para ir a Cartagena.170 Cuando la flota zarpó “quedó el puerto sin navíos, ni barco de consideración.” Portobelo se encuentra ubicado en una hermosa bahía que cautivó a Colón, quien le puso este nombre cuando, durante su cuarto y último viaje, recorrió las costas de América Central en 1502. Diego de Nicuesa, gobernador de Castilla del Oro, perdió en este puerto, en 1509, a varios de sus hombres a manos de los indígenas y siguió su navegación hasta un lugar que le pareció apropiado para una población; cuando lo encontró, exclamó: “Paremos aquí, en el nombre de Dios.” Este fue el primer asentamiento español en América Central. Balboa sin embargo, convenció a sus habitantes de mudarse a Santa María la Antigua del Darién y Nombre de Dios quedó despoblado. Diego de Albites, con instrucciones de Pedrarías, volvió a poblar el sitio en 1519 para que fungiera como puerto de embarque de los metales del Perú que, desde Panamá cruzaban el istmo por el camino real. Juan Bautista Antonelli, que había sido comisionado por la corona para elaborar los planos y encargarse de la construcción de las defensas de las principales plazas de América, había trabajado en Cartagena y conocía los puertos de la región. Nombre de Dios, aunque concurrido, no presentaba los recursos defensivos de Portobelo como lo demostró el hecho de que había sido tomado en 1572 por Drake y quemado por ese mismo otra vez en 1595. Por otra parte, se encontraba a mayor distancia de Panamá, por lo que Antonelli sugirió al rey trasladar el puerto de Nombre de Dios a Portobelo que entonces solo tenía unas cuantas casitas. 170

Se trataba de la Flota de Tierra Firme a cargo del general Fernando de Sosa Suárez, que había salido de España escoltada por las naves del Marqués de Cadereyta el 2 de abril de 1619. Ambas flotas regresaron juntas el 8 de noviembre del mismo año. Su almirante era Antonio de Aliri.

San Felipe de Portobelo fue fundado oficialmente el 20 de marzo de 1597 por Francisco de Valverde y Mercado y conservó el título de Ciudad y las armas que habían sido otorgadas a Nombre de Dios el 23 de noviembre de 1537. De inmediato se inició la construcción de las fortificaciones. En el plano 20, Cardona ubica el Morro o Fuerte al oriente de la entrada de la Bahía. Se trata del Castillo de San Felipe, llamado también Batería de Todo Fierro. Construido con rocas coralinas, resultó ser sumamente sólido, a tal punto que en 1739, el almirante Vernon tardó 18 días para volarlo. En 1597 tenía una dotación de 35 cañones. Del otro lado de la bahía, Cardona pinta un castillo con el nombre de San Pablo, que corresponde al de Santiago de la Gloria o del Príncipe, demolido también por Vernon.171 Frente a la entrada de la bahía, está una isla llamada ahora Isla de Drake, donde algunos afirman fue sepultado el famoso pirata, aunque en realidad lo fue, según la tradición de los marinos, en las profundidades del mar. A pesar de sus defensas, Portobelo fue saqueado en varias ocasiones: en febrero de 1602, por William Parker. Morgan lo tomó y quemó en 1668 y robó 260,000 pesos. En 1679 fue tomado por Bartolomeo Sharp, Coxon, Sawkins, W. Dampier y Lionel Wafer, con la ayuda del cacique Andrés del Darién. Finalmente, el 21 de noviembre de 1739, fue tomado por Edward Vernon quien demolió sus fortificaciones pero no causó daño a la ciudad. La llegada de los galeones de España, como ocurría en Acapulco con la nao de China, se celebraba con una gran feria en la que se intercambiaban productos españoles y europeos por metales peruanos. El comercio enriqueció a la ciudad, que se cubrió de bellos y lujosos edificios. Al suprimirse el régimen de las flotas en 1738, empezó la decadencia de Portobelo, donde actualmente todavía permanecen unos cuantos pescadores negros que luchan contra la maleza, entre las ruinas de las fortificaciones. Un poco al poniente de Portobelo, desemboca el río Chagres que las embarcaciones pequeñas remontaban hasta la Venta o Casa de Cruces, donde se encontraba la aduana, camino a la ciudad de Panamá, situada a seis leguas. En la desembocadura del Chagres se construyó el castillo de San Lorenzo el Real, que fue demolido por los ingleses junto con otros edificios. 171

Al parecer, los castillos de San Jerónimo y de San Cristóbal o Camangua, fueron también proyectados por Antonelli.


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El paso de Drake por Panamá Estos puertos, sin defensa hasta concluir el siglo XVI, no dejaban de atraer a todos los merodeadores de los mares que buscaban la oportunidad de apoderarse de las riquezas que por ahí circulaban. Sin embargo, también los grandes piratas de la era isabelina organizaron sus propios asaltos. Este fue el caso de Francis Drake, uno de los más connotados piratas ingleses. En 1572, salió de Inglaterra con dos barcos y 73 hombres. Después de reabastecerse en la Dominica, alcanzó las costas de Panamá y echó anclas en la Isla de Pinos. Su propósito consistía en saquear el puerto de Nombre de Dios donde cada año, la Flota de Tierra Firme recogía el oro y la plata provenientes de América del Sur. En la isla, los piratas ensamblaron tres pinazas que traían desarmadas en las bodegas de los barcos y se fueron acercando a Nombre de Dios, cuando se dio la alarma en el puerto. Con tambores y trompetas para dar la impresión de que eran muchos, los piratas alcanzaron la plaza del mercado donde fueron recibidos por un intenso fuego de metralla. Varios cayeron muertos o heridos, Drake entre ellos. En ese momento, entró por el otro lado del pueblo un segundo grupo de piratas encabezado por John, el hermano de Francis Drake. La resistencia cedió y los asaltantes tomaron la casa donde se guardaba el tesoro real; estaba vacía, la flota había zarpado poco antes, llevándose todo el metal. Desangrándose por la herida en la pierna, Drake fue llevado a la isla de Pinos donde pudo recuperarse. Ya repuesto, abandonó uno de sus barcos y con el otro navegó hacia Cartagena, con la intención de tomar este puerto, sin embargo, la alarma estaba dada. Asaltó algunos barcos menores del comercio y con la ayuda de negros cimarrones que habían huido de sus amos españoles, construyó un campamento en la costa del Darién. Ahí, con la información que le proporcionaron los negros, concibió el plan de atacar la recua de mulas que desde Panamá transportaba el tesoro del Perú hasta el puerto de Nombre de Dios para su embarque a España. Para ello tenía que esperar que terminara la estación de lluvias. Para abastecerse, asaltaba barcos españoles y en uno de estos asaltos, murió John, su hermano. Una epidemia de fiebre amarilla empezó a matar a sus hombres y murió Joseph, su otro hermano.

Retrato de Francis Drake. Nacional Maritime Museum. Greenwich.

Fue entonces cuando supo que la Flota de Tierra Firme había llegado a Nombre de Dios y que el tren de mulas iba a salir de Panamá. Con treinta cimarrones y quince ingleses, cruzando selvas y pantanos, se acercó a la ciudad de Panamá donde uno de sus espías averiguó que ese día saldría una primera recua de 14 mulas, ocho de las cuales venían cargadas con oro y joyas. De inmediato, Drake y sus hombres buscaron un lugar adecuado para una emboscada y cuando estaban al acecho, oyeron el canto de las campanitas de las mulas pero…provenía del lado opuesto, de Nombre de Dios. Drake ordenó silencio para que pasara la caravana cargada de provisiones, pero un inglés ebrio empezó a escandalizar, dando la alarma. La caravana fue asaltada pero en lugar del tesoro, solo encontraron comida, ropa, zapatos y otras mercancías, más útiles para los cimarrones que el oro y la plata. Los españoles, avi-


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Drake toma la capital de las islas del Cabo Verde. Grabado de Teodoro de Bry.

sados del peligro, cambiaron el itinerario de la caravana de la plata y mandaron por el camino donde estaban los piratas, otra caravana con carga sin valor. Decepcionado, Drake tomó para desquitarse, el pueblo de Venta de Cruces sin conseguir ningún botín y emprendió el regreso a su escondite en el Darién. La suerte le hizo encontrarse con un barco francés tripulado por hugonotes al mando del capitán Tetsu, del puerto del Havre. Una alianza con éste, le permitió reponer sus fuerzas tan mermadas y proseguir con su plan de asaltar la caravana. Esta vez, la esperaría cerca de Nombre de Dios. Confiados por la cercanía del puerto, los españoles habían juntado varias recuas con un total de aproximadamente 180 mulas cargadas de barras de plata. La sorpresa impidió una defensa eficiente y pronto la escolta abandonó las mulas y huyó. Un cimarrón murió en la refriega y el capitán Tetsu recibió una herida mortal en el estómago.

Dueño de las mulas, Drake tenía que resolver ahora un grave problema: ¿Cómo llevarse tanta plata? Cada pirata agarró lo que pudo cargar y el resto fue escondido en varios agujeros cavados en el suelo. Cuando las fuerzas españolas estaban por llegar, los piratas se esfumaron en la selva con su botín. Algunos días después, Drake mandó varios hombres para buscar lo que habían enterrado, pero los españoles se les habían anticipado. Habiendo capturado a un francés que se había quedado con el moribundo capitán Tetsu, lo torturaron para que revelara el escondite de la plata antes de ejecutarlo. Los ingleses sin embargo, se llevaron todavía trece barras de plata que los españoles no habían encontrado. Hecho el reparto, los socios se separaron. El botín fue calculado en alrededor de 200,000 pesos de a ocho. Los sobrevivientes, ricos y respetables, llegaron a Inglaterra el 9 de agos-


104 to de 1573 y la fama de Drake quedó asegurada. Cuando llegó a Plymouth, los habitantes estaban en la iglesia escuchando el sermón, pero al saberse la noticia de su llegada, todos salieron a recibirlo y la iglesia quedó vacía. Los piratas eran amos indiscutibles de los mares sin que existiera fuerza alguna que pudiera atajarlos. Ocasionalmente sin embargo, los españoles también registraban algunos éxitos: John Oxenham, amigo de Drake, quiso hacer lo que éste no pudo: tomar Panamá. Cruzó el istmo y en una pinaza172 llegó hasta las islas de las Perlas que transformó en su guarida. Asaltó una embarcación proveniente de Quito con sesenta mil pesos en oro y otra proveniente del Callao, con cien mil pesos. Recolectó perlas alrededor de las islas y con su botín, quiso regresar al Darién donde había escondido su nave. Perseguido por el capitán Juan de Ortega, varios piratas fueron muertos y otros capturados, entre ellos el mismo Oxenham; conducidos a Lima, fueron juzgados. El capitán, el contramaestre y el piloto fueron colgados.

Cruzando el Istmo de Panamá Cardona mismo comenta: “El enemigo era señor de aquella mar dando vados de una vuelta y otra, cogiendo algunas fragatas. Púsose en la boca del río Chagres y no había orden de pasar barco ni correspondencia, haciendo grandísimo daño en los comercios, pues estuvieron parados por causa de no poder navegar las mercancías por él, ni por tierra.”(C) Cardona, detenido con su carga en Portobelo, tuvo que esperar que los piratas se retiraran de la desembocadura del río pero cuando por fin pudo llegar… “el río Chagres quedó tan bajo que por falta de agua no podían subir los barcos a la casa de Cruces.” (C) Dejando su equipaje en Portobelo, Cardona y su gente, con lo poco que pudieron cargar, emprendieron su larga marcha por el camino real… 172

Esta palabra es común en los documentos de la época. El Diccionario Marítimo Español aporta la siguiente definición: Embarcación de vela y remo, con tres palos, larga, angosta, ligera y de popa cuadrada.

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“diez y seis leguas de muy mal camino y quebradas que llega el agua a los pechos de las cabalgaduras, penosísimo de andar y trabajoso de sufrir por sus incomodidades y carestía de bastimentos que padecen los pobres viandantes.” (C) La insistencia de Cardona en describir este camino nos muestra la profunda impresión que en el viajero dejó el hecho de cruzar por tierra el istmo de Panamá: “En tiempos de avenidas suelen venir los ríos de crecientes que ahogan las recuas de mulas con gente y mercaderías, que no son de provecho, como sucedió el año de mil y seiscientos y diez y nueve, estando yo en Panamá. Se perdieron más de cien mil ducados de hacienda en semejante suceso.” (C) A la llegada de Cardona, la ciudad de Panamá (plano 21) tenía cuatro calles paralelas al mar y siete que las cruzaban en ángulo recto. Tenía una Plaza Mayor al estilo de la que Felipe III mandó edificar en Madrid, rodeada de portales, y dos plazas de menor tamaño. La catedral, originalmente de madera como el resto de la ciudad, fue poco a poco reconstruida de piedra. Varios incendios, en 1539, 1563 y 1570, destruyeron en parte la ciudad y en 1621, poco después de la salida de Cardona, gran parte de sus edificios de piedra colapsaron por efecto de un fuerte temblor de tierra. Panamá fue parte de la gobernación de Castilla del Oro, siendo su primer gobernador Pedrarías Dávila. En 1538, se creó la Audiencia de Panamá173 -la tercera de América después de Santo Domingo en 1513 y de la Nueva España en 1527- siendo su primer presidente Francisco Pérez de Robles. La Audiencia duró poco tiempo, hasta la creación en 1543, de la Audiencia de los Confines, ubicada en Guatemala, de la que también dependió temporalmente, la provincia de Yucatán. Panamá fue entonces gobernado por Pedro Ramírez de Quiñones, con el título de Corregidor de Panamá y Nombre de Dios. En 1563, la corona extinguió la Audiencia de los Confines y la trasladó de nuevo a Panamá donde se instaló el 15 de mayo de 1565, y cuya jurisdicción se extendía desde el puerto de Buenaventura, en Colombia, hasta el Golfo de Fonseca, en Nicaragua. 173

La Audiencia de Panamá fue creada por cédula real de 26 de febrero de 1538.


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Drake manda quemar una de sus naves en el RĂ­o de la Plata cuando iniciaba su vuelta al mundo. Grabado de Teodoro de Bry.

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Morgan toma Portobelo (Fuerte Triana). Exquemelin. Edición holandesa.


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Por breve tiempo, entre 1718 y 1722, la Audiencia fue desintegrada y sus funciones asumidas por el Virreinato y la Audiencia del Perú pero de nuevo fue restaurada en Panamá, hasta 1751, cuando vino a depender del Virreinato de la Nueva Granada y de la Real Audiencia de Santa Fe de Bogotá, creándose la Comandancia General de Tierra Firme. La ciudad de Panamá sufrió varios asaltos y saqueos… por los españoles. En efecto, a raíz de la publicación de las Leyes Nuevas por Carlos V en 1542 -instigadas por Fray Bartolomé de las Casas- que entre otras cosas proclamaban la libertad de los indios y la supresión de la encomienda, el emperador mandó al Perú a Blasco Núñez de Vela, con el propósito de aplicarlas. Esto provocó de inmediato la ira de los conquistadores que se veían privados de la productiva mano de obra indígena. La oposición al virrey fue encabezada por Gonzalo Pizarro, hermano de Francisco, y secundada por la Audiencia de Lima. Aunque ésta acabó finalmente por reconocer al virrey, Pizarro la disolvió y desterró a Núñez de Vela. Éste, con fuerzas reunidas en Popayán, se enfrentó a los sublevados en Añaquito en 1546 donde, vencido, fue hecho prisionero y ejecutado ahí mismo. En el sur del virreinato, se subleva Diego Centeno contra Pizarro pero es vencido cerca del lago Titicaca en octubre de 1547 y Pizarro se convierte en el dueño absoluto del virreinato del Perú. El nuevo presidente de la Audiencia de Lima, el sacerdote Pedro de la Gasca, ofrece el perdón a los sublevados y deroga las Leyes Nuevas. Sin embargo, Pizarro se le enfrenta en la batalla de Jaquijahuana, cerca de Cuzco, en abril de 1548. Vencido, Pizarro es hecho prisionero y ajusticiado. En abril de 1545, un teniente de Pizarro, Hernando de Bichacoa, al mando de una flota de cuatro naves, se apoderó de Panamá y lo saqueó. El año siguiente, otro enviado de Pizarro, Pedro Alonso de Hinojosa, tomó el puerto de Ancón con la participación de los vecinos y de las autoridades locales y se dirige al puerto de Panamá. Las Leyes Nuevas provocaron también la sublevación de los encomenderos de Nicaragua, encabezados por Hernando y Pedro Contreras, nietos de Pedrarías Dávila. Asesinaron al obispo de León, Antonio Valdivieso Álvarez y Calvante, defensor de los indígenas y saquearon Granada y Nicoya antes de dirigirse a Panamá. Lograron tomar la ciudad donde cometieron grandes atropellos y humillaron al obispo Pablo Torres.

Hernando Contreras, que perseguía por el istmo a Pedro de la Gasca, el depuesto presidente de la Audiencia de Lima exiliado del Perú, se ahogó al cruzar un río. En Panamá, los vecinos se armaron contra los sublevados y expulsado de la ciudad, Pedro Contreras se internó en la selva de la cual nunca salió. Panamá era una ciudad de tránsito para la mercancía y la gente que desde el Perú se dirigían a España y de España al Pacífico sudamericano. Por la dificultad de su cruce, se formaba un embudo que estrangulaba este tránsito. Todos los relatos comentan, como lo hace Cardona, que: “su temple es malísimo, su jurisdicción corta, el gasto de sustentar un Presidio y una Audiencia mucho, no tiene puerto ninguno si no es la playa prieta donde surgen barcos y fragatas. Las naos quedan en las islas de Perico. Para corresponderles las cargas desde la ciudad, se ha de esperar a que sea pleamar para que los barcos puedan salir o entrar y tal vez se quedan atascados y se ahoga la gente por ser el fondo de lama o tasca.” (C) 174 Esta necesidad de esperar la pleamar se debe a que en el Pacífico la variación en la altura de las mareas es mucho más marcada que en el Atlántico. Una observación similar hizo Cardona cuando en el Golfo de California llegó a la desembocadura del río Colorado. A pesar de su importancia estratégica, Panamá no tenía entonces ninguna fortificación, debido posiblemente al hecho de que los piratas no eran todavía una amenaza muy grande en las costas del Pacífico. Sin embargo, estaba dotado de un Presidio, o sea de una guarnición pagada por las cajas reales. Los soldados del presidio disponían de un cuartel de madera, a orillas del estero, afuera de la ciudad. La entrada del estero estaba protegida por una pequeña batería compuesta de “unas piecezuelas que guardan el puerto.” Frente a la antigua ciudad de Panamá, hay varias islas. En la de Perico, que… “no tiene fuerte, se amarran las naos lo mejor que pueden y si hay enemigos, también lo mejor que pueden, se escapan, y si no, dan en sus manos.” (C) 174

La palabra tasca sigue significando en el Perú Olas revueltas y corrientes encontradas que hacen difícil el desembarque en las costas.


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La población de la ciudad se componía de seis a siete mil habitantes y a pesar de la aparente pobreza de su arquitectura, mayormente de madera, se sentía una cierta opulencia debido a que, durante muchos años, sus vecinos ejercieron el control absoluto no sólo sobre el intenso comercio intercontinental, sino también sobre el transporte de las mercancías y el tránsito de las personas por el istmo. La idea de establecer una rápida y cómoda comunicación interoceánica nació desde época muy temprana. Un pariente de Hernán Cortés, Álvaro de Saavedra Cerón, había externado la necesidad de esta comunicación, idea que motivó a Felipe III, en 1616, para ordenar que se investigara la posibilidad de abrir un canal desde el Golfo de Urabá, utilizando el río Atrato. Esta idea hubiera arruinado a Panamá ya que se realizaría en territorio colombiano. Llegando a la ciudad de Panamá, Cardona compró dos barcos y una lancha para poder salir…”en tiempos sazonados” (C) y… “las tripuló y basteció de pertrechos, municiones y con conducto que el Presidente [de la Audiencia] don Diego Fernández de Velasco le dio de Capitán de Infantería, levantó gente de mar y guerra para ir a ranchear en la dicha California.” (M) Todo estaba listo para zarpar cuando una nave proveniente del Perú175 trajo una advertencia del Príncipe de Esquilache,176 virrey del Perú, avisando que una flota enemiga… “con doce naos, había parecido sobre el puerto de Cañete y que bajaba a Panamá y que convenía se pusiese cuidado en la guarda de la ciudad.” (C)

El origen de la palabra Perú es oscuro. Se cree que se originó durante la expedición que en 1514, al mando de Gaspar de Morales, exploró el Golfo de San Miguel, en el Pacífico panameño, en dirección a Santa María la Antigua, que cruzó el territorio del cacique Birú, cuyo nombre se usó para designar el imperio incaico. 176 Su nombre era Francisco de Borja y Aragón. 1581-1658. Pertenecía a la casa real de Aragón y a la familia Borgia. Fue virrey del Perú de 1615 a 1621 donde fundó la Universidad de San Marcos, en Lima y el Colegio del Príncipe para indios nobles y el de San Francisco para hijos de conquistadores, en Cuzco. Su obra poética comprende unos trescientos romances. Tradujo también textos latinos. 175

Toma de Portobelo por Morgan. Exquemelin. Edición holandesa.


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Retirada de Morgan de Maracaibo. Exquemelin. Edición española.

Inmediatamente, el presidente de la Audiencia pidió a Cardona que, con sus hombres, se quedara en Panamá para defender la ciudad. Después de dos meses y medio de espera, durante los cuales Cardona pagó el sustento y los salarios de sus cien soldados, una nueva misiva del Perú avisó que la flota enemiga se alejaba de América y navegaba rumbo a Filipinas. “Se le dio licencia entonces para que saliese y continuase su jornada.”(M)… “y después que salí a mi descubrimiento, me cogieron las brisas y nortes, que me perdí, como adelante se verá.” (C) Se repetía entonces una situación parecida a la que en 1615, se había presentado en Acapulco, cuando la flota de Spilbergen amenazó el puerto.

Salida de Panamá Saliendo de Panamá, Cardona contornó la península de Azuero y penetró en el Golfo de Montijo, navegando entre la isla de Coiba y la costa (plano 22). Coiba era entonces un importante centro de producción perlífera y en la costa de Panamá se habían establecido pequeños puertos, siendo el más importante el de Santiago de Alanje o Alhanje, en el Golfo de Chiriquí “que tasadamente hay seis casas con la iglesia mayor.” (C)(plano 23) La región costera llevaba el nombre de Alanje y fue visitada la primera vez por miembros de la expedición de Gaspar de Espinosa, lugarteniente de Pedrarías Dávila, en 1519, cuando se dirigía a Nicaragua. El poblado fue establecido por Pedro Montilla y Añasco, alrededor de 1591, a orillas del río Chico. Siendo


110 cabecera regional en 1610, se convirtió en el centro de la defensa y de la penetración española en territorio indígena. Como todos los puertos, sufrió el ataque de los piratas hasta que en 1686, después del de Townley, tuvo que ser reubicado. Más tarde, perdió la poca influencia que le quedaba cuando la cabecera del distrito se trasladó a la Villa de David. En el puerto de Alanje, se levantó una gran tormenta… “que estuve zozobrando con mi fragata capitana y alijada a la mar que milagrosamente me escapé; perdióse la lancha y la almiranta se quemó dentro del puerto por ocasión que un marinero dejó olvidado un cigarro de tabaco encendido sobre unas velas de algodón, debajo de cubierta, que no se pudo remediar.” (C) A pesar de la grave pérdida, Cardona prosigue su navegación y para abastecerse de agua, penetra en el Golfo Dulce, entre territorio de Costa Rica y la Península de Oza (plano 24), región todavía sin conquistar… “aquí me salieron más de mil de ellos a flechar, habiendo desembarcado a tierra para tomar agua por no conocer si era de paz o de guerra. No hicieron daño alguno.” (C) Avanzando rápidamente, llega a la península de Nicoya (plano 25), perteneciente a la gobernación de Costa Rica y cuya capital era Cartago… “poblado de españoles, gobierno que provee Su Majestad. Su cosecha es trigo, que hacen bizcochos y navéganlos a Panamá, Realejo y otras partes, mucha carne y fruta, sus vecinos serán doscientos, aunque los más repartidos por estancias y huertos. La doctrina es de San Francisco. Los indios están congregados en pueblos y en algunas serranías están de guerra. Y los que viven de paz, a rescatar traen aguilillas de oro bajo. El corregimiento o alcaldía mayor de Nicoya la provee Su Majestad.” (C) Es interesante el hecho de que los indígenas traían para comerciar “aguilillas de oro bajo.” En efecto, en la península de Nicoya termina la influencia de la cultura mesoamericana representada por el grupo Chorotega, y empieza la influencia chibcha. Los Borucas eran los mejores orfebres de Costa Rica y sus descendientes eran probablemente los que cambiaban a

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los españoles, todavía al finalizar el primer cuarto del siglo XVII, ejemplares de orfebrería prehispánica. De Nicoya, el barco llegó al puerto de Realejo, cerca de Corinto (plano 26). Durante mucho tiempo fue uno de los puertos más importantes de América Central, al que llegaban barcos tanto de Acapulco y de Panamá como del Perú. En el puerto de Realejo o de la Pasión, fundado en 1525, subsisten todavía la iglesia de Santiago donde se conserva una pila bautismal del siglo XVI y el convento de San Francisco, construido entre 1525 y 1535, en el que estuvieron las tumbas de los principales fundadores y vecinos del puerto. Cardona comenta: “provee su Corregimiento el Presidente de Guatemala… es tierra de muchas maderas buenas y fábricas de naos. Hácese mucha brea de que se provee el Perú, toda su costa y la ciudad de Panamá y la navegación también al puerto de Acapulco. Hácese así mismo mucha jarcia de cabuya que se labra de maguey o pita, así cables como menuda para cualquier aparejo de naos, es fuerte y buena y de buen precio…” (C) La prosperidad del puerto, como en otros casos, causó su ruina. Fue saqueado por los piratas en tres ocasiones. La primera vez por John Davis en 1623, quien quemó el pueblo y el convento. El puerto se iba recuperando cuando en 1681, Bartolomeo Sharp saqueó de nuevo el pueblo y el convento y solo cuatro años después, en 1685, los piratas Edward Davis, Townby, Swan y Knite, al mando de William Dampier, hicieron tales destrozos que la mayoría de los vecinos abandonó el lugar. En el informe del corregidor Martín Díaz de Corchera, fechado en 1776, se lee: “La villa está hoy muy aniquilada y sin un español,… haberse caído los conventos y casas de tejas y solo la habitan unos pocos negros galafates y carpinteros.” Del Realejo, la fragata de Cardona llegó a la costa de Sonsonate (plano 27), en el Salvador, a la desembocadura del río Centzunat, Sensunapán o río Grande donde actualmente se encuentra el pequeño puerto de Acajutla. El pueblo de Sonsonate fue fundado en 1552, con el título y nombre de Villa del Espíritu Santo, por Antonio Rodríguez. En 1553, el obispo Francisco Marroquín y Pedro Ramírez de Quiñones le dieron el nombre de Villa de la Santísima Trinidad.


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Plano del istmo de Panamá. Exquemelin. Edición española.


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Plano de la Ciudad de Panamá. 1673. Antonio Fernández de Córdoba. AGI. MP. Panamá, 84.


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Según Cardona, en la desembocadura del río existía una… “casa real a la playa a donde asisten las guardas… Hay desde aquí a Guatemala, cuarenta leguas de camino.” En Sonsonate, según el Memorial, Cardona desembarcó y mientras la nave capitana levaba anclas rumbo a Tehuantepec… “tomó la posta para México, que hay trescientas y cincuenta leguas, a presentar las cédulas reales de V.M. al virrey 177 … y tomando los despachos y nombramiento que en él hizo de cabo de los navíos y gente de mar y guerra que llevaba para el dicho descubrimiento, fue al puerto de Acapulco…” Sin embargo, en el Códice dice otra cosa. Siguió navegando hasta Tehuantepec (plano 28) donde: “queriendo yo hacer esta navegación, al pasar por la barra del río, encallé sobre su banco de arena y allí se me perdió la fragata que me quedaba.” Un hecho importante relata Cardona refiriéndose a Tehuantepec, o más exactamente a la desembocadura del río de Tehuantepec: “Por este río traen a la Mar del Sur, la artillería y pertrechos que su Majestad envía al puerto de Acapulco para las naos que van a Filipinas. Embárcanlos en la Mar del Norte y los suben por el río Coatzacoalcos.” La búsqueda durante el siglo XVI, de un paso entre océanos, resultó estéril. Magallanes aportó una solución parcial y Cortés hizo reconocer el istmo con el propósito de transportar los insumos que necesitaba para sus expediciones en la Mar del Sur. Para ello, fundó la villa de Coatzacoalcos o del Espíritu Santo. Para ilustrar el informe solicitado por Felipe II, el Alcalde Mayor contestó en 1579, que la provincia se estaba despoblando y agregó un mapa. El plano del río cubre desde su desembocadura hasta “Utatepeque ques el puerto viejo… ques en la Provincia

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No tenemos la fecha de la llegada de Cardona a México. En 1621 era virrey Diego Fernández de Córdoba quien pasó al Perú. El 21 de septiembre de ese año, llegó a Veracruz el Marqués de Gelves, quien recibió el poder el 8 de abril de 1622.

de Teguantepeque.” Pronto la idea cayó en el olvido aunque el transporte de algunos productos prosiguió. Fue durante el siglo XVIII cuando de nuevo, se prestó interés en el istmo ya que por ahí se transportaba la madera que se llevaba a la Habana para las construcciones navales, así como el añil de Guatemala. El virrey Bucareli ordenó en 1773 al ingeniero militar Agustín Crame, hacer un reconocimiento del istmo con la idea de abrir un paso. Éste remontó el río Coatzacoalcos hasta un punto donde, entre el río… “Saravia y el de Malatengo, está el desembarcadero llamado el Mal Paso, donde desembarqué para tomar el camino de Tecoantepeque.” 178 Después del poblado de Chivela, el terreno es bajo y plano y cruzando el río de Juchitán, se alcanza Santo Domingo de Tehuantepec cuyo río baja hasta la Bahía de la Ventosa. Bucareli no quedó satisfecho con el informe de Crame y ordenó en 1776 al coronel de ingenieros Miguel del Corral y al capitán Joaquín Aranda, practicar otro reconocimiento. La conclusión fue que era imposible o no sería costeable establecer esta comunicación. Sin embargo, en 1798 se abrió un camino terrestre entre Coatzacoalcos y Tehuantepec y en abril de 1814, las Cortes de España ordenaron abrir un canal con los fondos del Consulado de Guadalajara. Era demasiado tarde. Después de la independencia, tanto el gobierno federal como el de Veracruz se interesaron por el proyecto. El de Veracruz comisionó a Tadeo Ortiz en 1824, para estudiar la posible comunicación así como la colonización del istmo, mientras que Guadalupe Victoria nombró para lo mismo a Juan Orbegoso quien levantó un excelente plano de toda la región. Finalmente, en febrero de 1842, José de Garay ofreció abrir la tan deseada comunicación. Se hicieron excelentes levantamientos que se publicaron en 1843 en Londres, junto con el mapa. En 1847, durante la guerra con los Estados Unidos, el comodoro Perry practicó también un reconocimiento hasta Minatitlán. El interés del país vecino por el Istmo era evidente y a pesar de la insistencia del Sr. Trist de adquirirlo para los Estados Unidos, el gobierno mexicano logró negarse rotundamente a tal despojo. 178

Ver: Manuel Orozco y Berra, Apuntes para la historia de la Geografía en México. México. 1881: 374-377.


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Vista de la Ciudad de México en 1628. Juan Gómez de Trasmonte.

Entrada al puerto de La Habana a finales del siglo XVII.


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En gran medida, el actual camino interoceánico sigue casi el mismo trazo que siguieron los cañones para las naos de China enviados por el rey. En México, nunca hubo una fundición de cañones y cuando en alguna ocasión se fundieron, fue ocasionalmente y en forma artesanal.

De México a la Florida De Tehuantepec o de Sonsonate, Cardona fue a la ciudad de México a presentar sus credenciales y de ahí se trasladó al puerto de Acapulco… “a esperar la dicha fragata capitana y aderezar otra que allí había de asiento, donde supo que se había perdido en la costa de Tehuantepec, y viéndose sin navíos, le fue fuerza empeñarse y buscar dineros y empezó a cortar maderas y prevenir materiales para fabricar dos fragatas…” (M) Estando en Acapulco, volvió a visitar el Puerto del Marqués donde encontró los restos de su tartana, perdida a su regreso de California en 1615. (ver mapa 29). Estando ocupado en la construcción de sus barcos, le llegó una orden inesperada: “El virrey, Marqués de Gelves, le despachó correo, en que le ordenaba fuese luego a México y llevase los buzos que tenía, porque así importaba el servicio de Vuestra Majestad, a la cual obedeció y fue con el dicho correo. Y habiendo llegado a la presencia del Virrey, le ordenó que al punto se fuese a embarcar al puerto de la Veracruz con los buzos, en una fragata que le mandó dar para ir a la Habana a ayudar a sacar el tesoro de los dos galeones que se habían perdido en los cayos de Matacumbé.” (M) Cardona no tuvo más alternativa que abandonar su proyecto californiano y con sus catorce buzos, se dirigió a Veracruz y a pesar de los nortes se embarcó rumbo a la Habana, dejando para siempre el territorio de la Nueva España. En la Habana (plano 13), encontró a un antiguo conocido, el almirante de la flota del Marqués de Cadereyta, Tomás de Larrazpuru, quien lo despachó a la Florida en busca del Marqués. Sin embargo, los fuertes vientos no le permitieron llegar a su

Plano de La Habana. 1567. Una cadena impide la entrada a las naves enemigas. AGI. MP. Santo Domingo. 4.

destino y tuvo que regresar a la Habana, a donde también había llegado el Marqués. La información que Cardona aporta sobre el puerto más importante de América es muy escueta, debido al poco tiempo que en él permaneció. En su plano, a la entrada del canal que conduce al puerto, representó el Morro y en frente, el fuerte de la Punta. Vigilando el puerto, aparece la Fuerza Vieja.

De la Habana salían las naves cargadas de plata rumbo a España y la noticia de la presencia de grandes riquezas atrajo de inmediato la atención de los corsarios franceses quienes en 1538, tomaron el puerto y lo saquearon. Ese mismo año, por cédula de 21 de marzo de 1538, se ordenaba a Hernando de Soto la construcción de una fortaleza. Sin embargo, a raíz del ataque, se había levantado el primer fuerte de lo que sería la Fuerza Vieja. Éste fue sin embargo, destruido por los piratas en 1555 y vuelto a reedificar en 1558. Es el que representó Cardona con la letra “D”. Diego de Mazariego y Pedro Menéndez de Avilés emprenden la construcción de varias obras de defensa no sólo en la Habana, sino también en la Florida y Juan de Tejeda las extiende a Puerto Rico.


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Banderas navales españolas. Siglo XVII 1. Bandera ultramarina. Final s. XVI. 2. Bandera de Portugal y Castilla. 3. Bandera naval. Escudo a la moda de Carlos II, columnas de Hércules, cintas ondulantes azules y Toisón. 4. Estandarte real de galeón (1600-1650). Las armas reales resumidas a castillos, leones y Toisón. Los dos escudos gemelos de la parte inferior podrían ser los propios del capitán del buque. 5. San Pedro González Telmo, con hábito dominico, era santo atlántico (San Telmo marinero, obispo, era mediterráneo), tiene una vela en una mano y un barco en la otra. Del otro lado del escudo, San Pedro. 6. Bandera naval. 1630. 7. Reverso de bandera naval. 1635-1642.


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Los trabajos de fortificación habían alcanzado un gran avance en 1580, como lo informa el General de la Armada, Bartolomé Villavicencio, en particular en lo que se refiere a la Fuerza. Sin embargo, aunque en todas partes se edificaban defensas más o menos eficientes, hacía falta un proyecto o sistema global de defensa que fue confiado a Juan Bautista Antonelli. Éste proyectó en los últimos años del siglo XVI, las defensas de la Habana, Santo Domingo y Puerto Rico, las de Cartagena y Portobelo y las de Veracruz, entre otras. En la Habana, después del frustrado ataque de Francis Drake, Antonelli consideró indispensable la construcción del Morro que vigilaría la entrada al puerto, así como el fuerte de la Punta, que evitaría los desembarcos en la playa de Cojimar. Felipe II no sólo apoyó el proyecto de Antonelli sino que, en el escudo de armas que concedió a la ciudad, figuran en campo azul, tres torres de plata que representan las tres fortalezas, y una llave que alude a la Habana como la puerta de América. En la Habana, Cardona buscó al Marqués de Cadereyta y después de ofrecerle sus servicios y los de sus buzos, embarcó con él, rumbo a los cayos de Matacumbé (plano 14) donde, por el mal tiempo que prevalecía, el Marqués abandonó la búsqueda de los dos galeones y regresó con la flota a España. Cardona se quedó en los cayos en compañía de Gaspar de Vargas, piloto mayor, y de Pedro de Ursúa, para continuar con la búsqueda del tesoro perdido. En América, existían en el siglo XVI, dos virreinatos: el de la Nueva España y el del Perú. Por cédula de 10 de julio de 1561, se estableció que “del río de Sevilla” saldría cada año una flota destinada a cada uno de estos virreinatos y bajo la custodia de la Armada Real, traería de regreso el “tesoro nuestro y de particulares”. Cada flota estaría bajo el mando de un capitán general, o simplemente general, secundado por su almirante y por el gobernador que se desempeñaba como jefe del tercio de infantería. Cada barco mercante cargaba su propia artillería y armamento para su defensa. El coste de la escolta armada se pagaba con el importe de la avería que variaba según el valor de la carga. A partir de 1660, este derecho desaparece, sustituido por una cuota fija que se dividía entre los navíos. La flota que iba a la Nueva España, con destino a Veracruz, zarpaba en abril para regresar antes de la temporada de nortes. Se le llamó Armada o flota de la Nueva España o sim-

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San Pedro Gonzalez Telmo, protector de los navegantes. AGI. Estampas. 11.

plemente Armada o flota. La que se dirigía a Tierra Firme, con destino a Nombre de Dios y posteriormente a Portobelo, salía en agosto. Era la Flota de Tierra Firme, Flota de los Galeones o simplemente los Galeones . Los buques de la armada que escoltaban a las flotas formaban la Armada de la Guarda de Indias. Tanto la nave capitana como la almiranta, debían llevar desde 1581, cien tripulantes y cien mosqueteros y no ser menores de trescientas toneladas. Cada nave debía estar armada con ocho cañones de bronce, cuatro de hierro y veinticuatro piezas menores. El alto costo de las piezas de bronce hizo que poco a poco, fueran sustituidas por piezas de hierro. Generalmente, la flota sólo estaba custodiada por dos barcos de la Armada, mientras que los galeones contaban con un número mayor de naves de escolta.


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El conde-duque de Olivares por Velázquez. Museo del Prado. Madrid.


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El general de la Armada de la Guarda de Indias en el momento del rescate, era el Marqués de Cadereyta y su almirante Tomás de Larrazpuru,179 quien en 1624, fue ascendido a general de la Armada para las Islas de Barlovento. Cadereyta tuvo a su cargo la armada que en doce ocasiones escoltó flotas a América, tres veces a la Nueva España entre 1607 y 1611, ocho veces a Tierra Firme entre 1614 y 1625 y en 1634, escoltó ambas flotas juntas además de encargarse del desalojo de los holandeses de la isla de San Martín. Fue nombrado virrey de la Nueva España de 1635 a 1640. Fue el primer criollo en desempeñar ese cargo; había nacido en 1575 en Quito, Ecuador, donde su padre era presidente de la Real Audiencia. Para proseguir con el rescate de la plata de los galeones, Cadereyta dejó la responsabilidad al piloto mayor Gaspar de Vargas, experto marino que se desempeñó como almirante de la Flota de Tierra Firme a cargo de Cadereyta en 1625. Ese mismo año, Gaspar de Vargas fue nombrado en el Pacífico. El otro oficial que quedó con Gaspar de Vargas fue Pedro de Ursúa cuyo segundo apellido era Arizmendi,180 En 1650, recibió el título de conde de Gerena. Ursúa era almirante de la flota de Carlos de Ibarra, general de la Armada en 1635. Con este cargo, navegó a América en 1636, 1637, 1640 y 1644. Fue nombrado general desde 1643 y desempeñó este cargo en 1645, 1646 y 1651.

España para siempre Cardona, vencido y arruinado, se embarcó “en plaza de soldado” en la Flota de Nueva España del general Carlos de Ibarra y llegó a Cádiz en septiembre de 1623… “a dar noticias al Marqués de Cadereyta de lo sucedido en razón de la busca de los galeones; y al dicho Tomás de Cardona, el estado de su asiento, desgracias, gastos y desavíos recibidos.” (M) Este ilustre marino hizo ocho veces la travesía a América en calidad de almirante y otras ocho veces como general de la Armada. 180 Era pariente de Martín de Ursúa y Arizmendi quien, en 1697, conquistó el último reino maya independiente en el Petén y fue gobernador de Yucatán. Recibió el título de Conde de Lizárraga. 179

119 Habían ocurrido cambios en España mientras Cardona estuvo en América. Felipe III falleció en 1621 y su hijo Felipe, el cuarto, ocupó el trono. Más interesado en frivolidades que en sus reales responsabilidades, dejó los asuntos del Estado en manos de Gaspar de Guzmán, conde-duque de Olivares, de aristocrática estirpe andaluza quien, por su mala administración, precipitaría al país en un estado de zozobra que nunca antes había conocido. La ruptura de la paz con los holandeses reavivó la guerra en Flandes y a pesar de la victoria de Breda, el conflicto siguió sangrando inútilmente las finanzas españolas. Los ejércitos de Felipe IV sufrieron varias derrotas ante los franceses con las subsecuentes pérdidas territoriales. El fracaso del concertado matrimonio de María, hermana de Felipe, con Carlos, príncipe de Gales, interrumpió las buenas relaciones con Inglaterra, que mandó una escuadra contra Cádiz en 1635. España intervino sin gloria ni provecho, en los asuntos del ducado de Mantua y apoyó la rama austriaca imperial provocando la ofensiva francesa ordenada por el cardenal Richelieu, quien ocupó definitivamente el Rosellón. Los holandeses derrotaron las escuadras españolas, impidiendo las comunicaciones con las colonias. También habían tomado Recife de Pernambuco, en el Brasil, y Piet Heyn se apoderó de la flota de Indias en 1628, en el puerto de Matanzas, en Cuba. Las arbitrariedades de Olivares ocasionaron motines y sublevaciones en varias provincias de España. Cataluña se amotinó el 7 de junio de 1640 y los payeses els segadors, asesinaron al virrey, conde de Santa Coloma, proclamaron la república independiente antes de reconocer la soberanía de Luis XIII, rey de Francia. Felipe IV realizó una visita a Andalucía en 1624, donde fue recibido con una extravagante efusión de lujos por el octavo duque de Medina Sidonia. El gasto ocasionado por esta visita cimbró las finanzas del ducado que el noveno duque, Gaspar Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, llevó hasta los límites extremos del endeudamiento. Los Guzmán, a cuya familia pertenecía el conde-duque de Olivares, destacaban como parte de la élite social y económica de Andalucía y Gaspar, en 1640, casó con Juana Fernández de Córdoba, poco antes de ser implicado en 1641, en un movimiento sedicioso encabezado por su primo el marqués de Ayamonte. Al ducado pertenecía la vasta región costera y el


120 delta del río Guadalquivir -el coto de Doñana- y las ciudades de Sanlúcar de Barameda, Niebla y Medina Sidonia. El duque tenía además, el alto cargo militar de Capitán General de la Mar Océana y Costas de Andalucía. Portugal, que desde Felipe II era gobernado por España, sufrió por esta razón las embestidas de Inglaterra y de Holanda que se apoderó de sus colonias de la India y de Indonesia. Poco después de la sublevación de Cataluña, Portugal quiso también recuperar sus derechos a la soberanía. Los portugueses expulsaron a la virreina duquesa de Mantua y proclamaron al duque de Braganza rey de Portugal. Juan IV obtuvo de inmediato el apoyo de Francia y la neutralidad de Holanda y de Inglaterra. En Andalucía, el descontento de la aristocracia provocó que el marqués de Ayamonte fomentara un movimiento que buscó nombrar al duque de Medina Sidonia, rey de Andalucía. El movimiento fracasó en 1641, el marqués fue ejecutado y el duque exiliado y su cargo de Capitán General de la Mar Océana confiado a su adversario el duque de Medinacelli. Conspiraciones y tumultos se registraron también en Vizcaya y en Aragón, donde los conspiradores trataron de nombrar rey al duque de Hijar y a pesar del retiro del conde-duque de Olivares y de la llegada de su sobrino, el valido Luis de Haro, España perdió ante Francia el Artois, Luxemburgo, Rosellón y Cerdeña, mientras María Teresa, hija de Felipe, se casaba con Luis XIV de Francia, cuyo nieto, con el nombre de Felipe V, sería el primer Borbón de España. Finalmente, en 1661, España reconoce la independencia de las Provincias Unidas de los Países Bajos así como sus colonias, mientras la Inglaterra de Cromwell ocupa Jamaica desde 1655. En medio de estos sucesivos desastres, Tomás Cardona, tío de Nicolás, logra no sólo conservar su influencia en la corte, sino acrecentarla, siendo nombrado Maestro de Cámara del rey. Nicolás, sin recursos, se mantiene a la sombra de su tío, quien debió crearle una imagen de fiel y siempre leal servidor, obteniendo para él, el 24 de septiembre de 1624, una cédula de recomendación para los virreyes del Perú y de la Nueva España, para que le concedieran oficios y cargos (T). Pero no era lo que los Cardona buscaban. Nicolás, acompañando a Tomás, formó parte del séquito del rey cuando en 1624, éste realizó su visita a Andalucía y en 1626, a Aragón y a Cataluña. Ese mismo año, Tomás fue nombra-

Viajes a América de Nicolás Cardona

do Fiscal de la Real Junta de Minas y fue a reconocer las “minas y escoriales de Río Tinto, Guadalcanal y otras partes” (M y T) de la rica región minera de la Sierra Morena de Andalucía. Es indudable que la minería, en esta época de crisis y de grandes compromisos económicos, debió ser muy redituable y no se podían obtener cargos oficiales en la administración más que con una poderosa recomendación. En los años siguientes de 1632 en adelante, Nicolás Cardona… “asistió por mandato de la Real Junta de Minas, al beneficio de las del azogue en la villa de Usagre y en las de plomo y plata en la de Montemolín y otras muchas partes y a descubrir otras para hallar metales a propósito para la moneda que se deseaba hacer…” (T) La urgencia de conseguir plata se acrecentó cuando en 1628, la flota de Indias fue presa por el holandés Piet Heyn. Ese mismo año de 1628, Nicolás Cardona empezó a escribir y dibujar el informe de su viaje a América, que llamamos Códice. Este documento, lo más importante de sus aportaciones, fue dedicado y entregado al todo poderoso conde-duque de Olivares quien convenció al rey de recomendar al conde de Castrillo, presidente del Consejo de Indias… “para que le oyese y ayudase para volver a aquel Reyno y se le dio licencia para ello como consta por las cédulas que sobre esto están despachadas.” (T) El documento llamado Memorial parece haber acompañado el Códice. Constituye una especie de relación de méritos y servicios de Nicolás Cardona y ofrece una larga lista de recomendaciones sobre la manera como debería colonizarse la California. Después de describir la geografía de la supuesta isla, recomienda poblar y fortificar el puerto de La Paz desde donde se pacificaría el resto del territorio cuyos habitantes… “reconocen vasallaje a una mujer, que ellos decían era muy alta y le pagaban tributo de perlas, plata y oro y ámbar y otras drogas odoríferas que produce la tierra, y que destos tributos tenía un gran templo lleno, cuya riqueza no se sabe numerar.” (M) Además, desde California se “descubriría” el estrecho de Anián que comunica ambos océanos y que tanto favorecería al comercio de España. Finalmente, el Memorial confirma que Cardona…


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“ofrece su persona para lo continuar hasta ponerlo efectivamente poblado, quieto y pacífico, cual leal vasallo, celoso de la honra de Dios y acrecentamiento desta católica monarquía.” Esta petición parece recordar los tiempos de la conquista cuando los empresarios de la misma buscaban obtener del rey una capitulación mediante la cual recibían el título y los privilegios de los adelantados. Además, esta petición no sólo busca la aprobación del rey para el proyecto californiano, sino también su patrocinio… “y si Vuestra Majestad fuere servido que por cuenta de su Real Hacienda se haga, también propondrá lo conveniente, para que sin mucha costa della se consiga.” Esta última frase no merece comentario. Así, en dos ocasiones Cardona fue recomendado y autorizado para regresar a América. La primera vez en 1624 y la segunda en 1632 o poco después. Sin embargo, en esta fecha no contaba ya con el apoyo económico de su tío Tomás, por lo que buscó, posiblemente con la recomendación del conde-duque de Olivares, el apoyo del rey quien nunca lo otorgaría. Sin ingresos y sin privilegio alguno, Cardona aceptó, el 22 de noviembre de 1642… “la comisión de los Bandoleros y Gitanos del reyno de Jaen que le subdelegó don Alonso de Navarra y Cárcamo, corregidor del.” (T) La influencia del conde-duque de Olivares terminó abruptamente en 1643 cuando el rey le dio permiso para retirarse a sus tierras, dejando su puesto a Luis de Haro. Ya antes de 1644, Tomás Cardona había fallecido así como su hijo, también llamado Nicolás. La viuda, Beatriz de Mendoza, vecina de Sevilla, heredera de su marido Tomás y de su hijo Nicolás, suplica al rey le conceda merced por los largos servicios de ambos, y lega sus bienes a su sobrino Nicolás pidiendo, según testimonio dado por Diego de Ledesma, escribano de Su Majestad, el 4 de agosto de 1647, que “la cuarta parte [de la merced] que se le hiciese” fuera para ella. Ignoramos a qué actividad se dedicaban los Cardona en Sevilla, pero el Nicolás Cardona de las flotas de Pedro de las Ruelas, de Pedro Menéndez de Avilés, de Juan Tello de Guzmán y otros, como marino, gozaba de amplias relaciones sociales y

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Felipe IV, por Velázquez. Nacional Gallery. Londres.


122 políticas principalmente en Andalucía. Si éste fue el padre del Nicolás que viajó a la California, por su influencia, su hermano Tomás, que residía en Italia, pudo acomodarse y prosperar en Sevilla como marino primero y comerciante después; aunque no logró destacar entre los de su clase, logró sin embargo, acumular una respetable fortuna que le permitió vivir con holgura y mantener relaciones y amistad con personajes influyentes de la aristocracia y de las finanzas de Sevilla. Los padres de Nicolás parecen haber fallecido cuando el hijo era todavía joven. Éste fue recogido por su tío Tomás quien confió a su sobrino una parte no despreciable de su propia fortuna y posiblemente de la herencia que el almirante hubiera dejado a su hijo, para su aventura americana que desgraciadamente fracasó, debido tanto a la mala suerte como a la falta de madurez del joven aventurero. Sin educación universitaria y a pesar de sus amistades y recomendaciones, los Cardona no pudieron acomodarse en los

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puestos lucrativos de la administración pública y Nicolás, después de su fracaso americano y sin las relaciones sociales de su tío, sólo pudo mantenerse en puestos subalternos, sin relevancia. La elaboración del Códice parece haber sido un postrero esfuerzo para obtener un imposible apoyo real para una aventura americana que, a pesar de los sucesivos fracasos, podía ofrecer sin embargo, mejores perspectivas que la mediocre permanencia en España. La caída del conde-duque de Olivares y la muerte de su tío, marcaron el final de las esperanzas de Nicolás que, ya de edad avanzada y heredero de los últimos bienes de la familia, no contaba más que con la generosidad del rey que debía compartir con su anciana tía. Cardona desaparece sin dejar más huellas que su Códice que, testigo de su terca y aventurera juventud, aporta sin embargo una imagen de lo que fueron, en este primer cuarto del siglo XVII, los principales escenarios de la presencia española en esta parte de América.


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