Empresarios Alemanes en México, El caso de Otto Degetau, 1842-1915

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Empresarios alemanes en

MĂŠxico El caso de Otto Degetau (1842-1915)



Pablo Degetau Sada

Empresarios alemanes en

México El caso de Otto Degetau (1842-1915)

CENTRO DE ESTUDIOS HISTORICOS UDEM

UANL

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MONTERREY


UNIVERSIDAD DE MONTERREY

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN

Rector

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Director de la División de Derecho y Ciencias Sociales

Mtro. Jorge Manuel Aguirre Hernández Director del Departamento de Ciencias Sociales

Dr. Rodolfo Garza Garza

Rector

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Mtro. Rogelio Villarreal Elizondo Director del Centro de Documentación y Archivo Histórico de la Universidad

Lic. Edmundo Derbez García

Director del Centro de Estudios Históricos

Dr. Óscar Flores Torres

Empresarios Alemanes en México. El Caso de Otto Degetau, 1842-1915 Primera Edición: septiembre de 2010 Diseño de portada e interiores: Diseño3 / León García Dávila, Yvette Bautista Olivares, Carmen Alegría Hernández Imagen de portada: Fotografía de Otto Degetau. Pablo Degetau Sada © Pablo Degetau Sada © Óscar Flores Torres Paseo del Parque 124, Col. Cumbres, 2do. Sector, Monterrey, N.L. C.P. 64610, México © 2010 Centro de Estudios Históricos UDEM © 2010 Universidad de Monterrey Av. Morones Prieto 4500 Pte., San Pedro Garza García, N.L. México, C.P. 66238 Conmutador: +52 (81) 8215-1000. Lada sin costo 01-800-801-UDEM. http://www.udem.edu.mx/ceh © 2010 Universidad Autónoma de Nuevo León Cd. Universitaria San Nicolás de los Garza, N.L. 66450, 83760620 Quedan rigurosamente prohibidos, sin la autorización escrita de los titulares del "Copyrigth", bajo las sanciones establecidas en las Leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos de reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante cualquier alquiler o préstamos públicos. Empresarios alemanes en México. El caso de Otto Degetau, 1842-1945, es un libro editado por el Centro de Estudios Históricos de la Universidad de Monterrey. Se agradece a don Guillermo Zambrano y al ingeniero Enrique Zambrano por el patrocinio del mismo.

Impreso y hecho en México / Printed and made in Mexico ISBN 978-970-95040-6-4


Contenido



Pablo Degetau Sada

Abreviaturas

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Introducción

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Objetivo Estructura del trabajo Ubicación historiográfica Fuentes primarias Algunas consideraciones Agradecimientos

15 15 16 17 19 20

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Otto Georg Christian De Altona a St. Thomas Los Degetau-Wood y los Degetau-Jarvis Comerciante y burgués Una región y época en transición Notas del Capítulo

23 25 26 28 31

39

Das Gemütliche Leben Burchard / Clausen & Cía. Degetau & Dose Los Zambrano y la unión con la élite regiomontana Primer Vicecónsul en Monterrey del Imperio Alemán Notas del Capítulo

9

39 41 45 49 53


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La Buena Fe De molino a fábrica textil Degetau & Garza (1881-1890) La Fábrica de Hilados y Tejidos "Buena Fe" S.A. (1890-1907) Diversificación del capital Agua, carbón y electricidad Notas del Capítulo

La conservación y pérdida de la «Germanidad» Los últimos días de La Buena Fe La familia Degetau Zambrano El ocaso de un mundo Consideraciones finales Notas del Capítulo

63 65 72 77 81 89

99 99 102 107 112 115

121

Apéndices Consideraciones en torno al apellido Degetau Notas en torno a otros miembros de la familia Degetau en México Notas de los Apéndices

123 127 131

137

Fuentes Archivos Manuscritos o documentos familiares Bibliografía y hemerografía Sitios Web

137 137 138 143

145

Anexo fotográfico

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Abreviaturas De archivos AGEC AGENL AHA AHDM AHM AHMM

Archivo Archivo Archivo Archivo Archivo Archivo

General del Estado de Coahuila General del Estado de Nuevo León Histórico del Agua Histórico de la Diócesis de Monterrey Histórico de Monterrey Histórico Municipal de Monclova

De colecciones de imágenes y documentos CAOE

Colección de Alicia Orozco Escudero

De manuscritos o documentos familiares CDJDZ Colección de diarios de Jorge Degetau Zambrano COD Cartas de Otto Degetau a su mujer, Isabel Zambrano MOGCD MEMORANDUM Der Familien – Angelegenheiten von Otto, Georg, Christian DEGETAU geb. in Altona, d. 20. May 1790. [Memorándum de los asuntos familiares de Otto Georg Christian Degetau, nacido en Altona el 20 de Mayo de 1790]

De sitios web EI FS RD TNYT

Ellis Island. http://www.ellisisland.org/ Family Search. http://www.familysearch.org/ Rootdigger. Genealogy in Schleswig-Holstein. http://www.rootdigger.de/ The New York Times. http://www.nytimes.com/

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Introducci贸n

Casa de la familia Degetau-Jarvis en Altona


Empresarios alemanes en MĂŠxico. El caso de Otto Degetau (1842-1915)

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Introducción

Objetivo

L

a presente investigación gira esencialmente en torno al análisis de la trayectoria comercial, industrial y financiera de Otto Degetau (1842-1915). A través del estudio de caso, intentaré ilustrar una categoría social inscrita tanto en una espacialidad como en una temporalidad concreta, respectivamente: la comunidad alemana en México, con residencia en el noreste del país, desde la segunda mitad del siglo XIX hasta el final del Porfiriato con el inicio de la Revolución. El estudio de la vida de un miembro perteneciente a un microcosmos del México decimonónico –la comunidad alemana– me permite a su vez analizar la gestación de la burguesía nativa; específicamente, la regiomontana. En ésta, como en otras tantas, confluyeron o imbricaron capitales extranjeros y regionales. Cabe señalar que en el caso de Otto Degetau, su participación se limitó a las sociedades mercantiles, la industria textil y, en menor medida, la minería y la naciente banca regional. Mi investigación tendrá en consideración el papel trascendental que en dichas asociaciones, muchas veces desempeñaron los vínculos de amistad y consanguinidad, no sólo entre los miembros de la misma comunidad alemana, sino también entre los de ésta con mexicanos o personas de otras nacionalidades.

Estructura del trabajo El presente trabajo está organizado en cuatro capítulos, cada uno de los cuales está a su vez subdividido en un número diferente de apartados. El primer capítulo, titulado “Otto Georg Christian”, se aboca al análisis de la procedencia familiar de Otto Degetau, aunque con un énfasis particular en la trayectoria mercantil de su padre, de quien recibe el nombre el capítulo.

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En el segundo capítulo, “Das gemütliche Leben”, analizo cuándo, cómo y por qué llega Otto al noreste de México. De ahí procedo a hacer un breve bosquejo de su primera etapa en el país, a cargo principalmente de negociaciones de giro mercantil. Finalmente, a la luz de la consideración de su matrimonio y de las diferentes circunstancias nacionales y regionales, explico el contexto en el que, a principios de la década de 1880, Otto Degetau decide finalmente abandonar el comercio para incursionar en la industria textil. En el tercer capítulo, “La Buena Fe”, intento hacer un estudio pormenorizado del empeño fabril textil del mismo nombre, del cual Otto Degetau estuvo ligado primero como socio y, más tarde, como accionista. En el cuarto y último capítulo, “La conservación y pérdida de la «germanidad»”, analizo los últimos años de vida de Otto Degetau y evalúo cómo y por qué su descendencia inmediata conservó o perdió su adscripción con la identidad nacional y/o cultural de su padre. Finalmente, termino este capítulo con un breve recuento de toda la trayectoria de Otto Degetau, para de este modo, sacar algunas consideraciones que ofrece el estudio de su caso. Por último, en una sección especial al final del presente trabajo, ofrezco al lector dos apéndices. En el primero, abordo algunas consideraciones en torno al origen y pronunciación del apellido Degetau. En el segundo, incluyo algunas notas en relación con otros miembros de la familia de Otto con residencia y sucesión en México.

Ubicación historiográfica Debido a que el presente trabajo gira primordialmente en torno al estudio de la vida de una persona, me resulta pertinente encuadrarlo bajo el género biográfico. Sin embargo, dentro de éste, me es posible a su vez delimitarlo dentro del subgénero conocido como biografía social o modal, la cual se aboca a la consideración individual cuando al hacerlo consigue retratar una categoría social específica o –en otras palabras– una forma típica de experiencia común. Efectivamente, para la biografía social, la pertinencia de la consideración del caso individual es deseable cuando éste sirve por su capacidad generalizadora; es decir, “como ejemplificación, como ilustración de comportamientos, de creencias propias de un medio social o de un momento particular”.1 De este 1

François Dosse, El arte de la biografía, p. 205.

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modo, me parece pertinente encuadrar al presente trabajo bajo la biografía social, ya que el objetivo esencial del primero –como ya hemos visto– consiste en entrever cómo la vida de Otto Degetau se acopla o no a la trayectoria prototípica de un inmigrante alemán en el México decimonónico.

Fuentes primarias Son dos las principales fuentes primarias de las que me he valido para elaborar el presente trabajo. La primera son los archivos, de los cuales basta señalar que he consultado seis, localizados en tres diferentes entidades federativas: Coahuila, Distrito Federal y Nuevo León. En cambio, el segundo conjunto de fuentes primarias son tres documentos o escritos familiares de los cuales a continuación hago algunas precisiones que me parecen oportunas. El título del primer documento familiar es Memorandum Der Familien-Angelegenheiten von Otto, Georg, Christian DEGETAU geb. in Altona, d. 20. May 1790. La traducción de éste título al español equivale a Memorándum de los asuntos familiares de Otto Georg Christian Degetau, nacido en Altona el 20 de mayo de 1790. Este documento familiar no es propiamente una memoria, sino más bien, un anuario familiar. Por ello, éste me será imprescindible para entender la procedencia familiar de Otto Degetau, cuyos padres fueron quienes lo escribieron. Así, el documento se compone de dos partes. En la primera, escrita por su padre –Otto Georg Christian Degetau– comienza éste haciendo una breve relación de sus familiares consanguíneos inmediatos; es decir, de sus padres, su único hermano, sus dos esposas y, finalmente, con la sucesión del enlace que tuvo con cada una de éstas últimas. Inmediatamente después, el padre de Otto Degetau hace una breve relación de los primeros años de su vida, hasta 1835-6. A partir de esta fecha, el recuento es efectuado ininterrumpidamente, en una base anual, hasta 1871. A partir de la muerte de O.G.C. Degetau en 1862, su segunda mujer, Manon Jarvis, continuó el anuario por nueve años más, al cabo de los cuales, desconocemos el motivo por el cual ella finalmente lo interrumpió, pues no murió sino hasta 1891. Resulta también oportuno señalar que a lo largo del presente trabajo el lector advertirá que utilizo dos formas para referirme a este anuario: cuando lo mencione en el texto, lo haré únicamente como Memorandum; en cambio, cuando lo referencie en una nota al pie, me limitaré a señalar las siglas MOGCD, para inmediatamente, precisar el año o sección de la que he obtenido la información

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citada. Para terminar, es importante precisar que no cuento con el manuscrito original del Memorandum. En realidad, desconozco si tal documento aún existe. Sin embargo, los Degetau de México contamos con la misma copia con la que sabemos cuentan algunos descendientes de O.G.C. Degetau en Alemania y en Dinamarca. Dicha versión está en alemán y fue escrita en máquina de escribir. Aunque cuento con una traducción al castellano del Memorandum, he preferido ceñirme a la edición original en alemán, pues además de que desconocemos quién tradujo la edición en español, sabemos que ésta fue traducida de modo deficiente. Por ello, cuando a lo largo del escrito tenga que hacer una cita textual del Memorandum, optaré por hacerlo con base en la edición alemana. Inmediatamente, y como cortesía con el lector, incluiré en una llamada la traducción de dicha cita en castellano, en acuerdo con la versión que cuento de tal texto en español. El segundo documento familiar del que me valgo es una serie de 47 cartas escritas en español por Otto Degetau a su mujer, Isabel Zambrano, entre el 29 de junio de 1877 y el 5 de abril de 1895. Por razón de sus negocios, muchas veces Otto hubo de estar separado físicamente de su mujer y de su familia. Esta separación física permitió que las cartas se escribiesen. Sin embargo, lo realmente sorprendente es que las escritas por Otto, y no las de Isabel, hayan sido las que se conserven hasta la fecha. Sin lugar a dudas, nos encontramos frente al resultado de la pericia femenina por conservarlas. De hecho, le debemos a Isabel que se hayan conservado, pues en una de las cartas que le escribe su marido, éste le ordena: “rompe estas cartas, luego luego mi hijita porque si alguno las leyera dirá que yo soy loco”.2 Gracias a que ni Isabel ni ninguno de sus descendientes hicieron caso a la petición de Otto, podemos aún disponer de esta extraordinaria colección epistolar, a la cual me referiré en lo sucesivo por las siglas COD. Finalmente, el tercer documento familiar que utilizaré me será especialmente útil para el último capítulo de la presente investigación. Este documento se trata en realidad de un conjunto de diarios escritos en español por Jorge Degetau Zambrano –hijo de Otto– en tres momentos distintos de su vida: el primero de ellos, entre el 2 de agosto y el primero de septiembre de 1913; el segundo, entre el 20 de mayo y el 24 de junio de 1915; y, finalmente, el último, entre el primero de agosto de 1924 y el 24 de septiembre de 1931. Para 2

COD: 17-VII-1882.

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referir la información o cita que extraiga de estos diarios, utilizaré las siglas CDJDZ e, inmediatamente, la fecha en que Jorge haya hecho la anotación. Para terminar, basta precisar que los tres documentos familiares de los que me valdré se encuentran físicamente en la CAOE. Ya he hecho alusión antes de que en ésta colección se conserva sólo una copia a máquina del Memorandum original en alemán. Ahora bien, la CAOE sí conserva los manuscritos originales de las cartas entre Otto e Isabel, así como los diarios de Jorge Degetau Zambrano.

Algunas consideraciones …en torno a los nombres de las personas El lector advertirá que a lo largo de mi trabajo he decidido poner algunos nombres en negritas. Mi objetivo con ello es poder presentar el nombre completo de la persona mencionada, al tiempo que también resalto el o los nombres bajo los cuales dicho sujeto era conocido, o bien, aparece referido en las fuentes que he consultado. Cuando no pongo ningún nombre en negritas, se puede deber a que sé que el sujeto utilizaba todos, o a que desconozco con cuál o cuáles de ellos era conocido. En lo relativo a los nombres de las personas, es importante señalar que procuraré referir el nombre completo de la persona sólo cuando aparezcan en el escrito por primera vez. Cuando en lo sucesivo me refiera a ellos, lo haré abreviando su nombre –no así su apellido– con la o las siglas del mismo. Un buen ejemplo de ello es el padre del biografiado en cuestión: Otto Georg Christian Degetau. A partir de la segunda mención que haga de él, procuraré referirlo como O.G.C. Degetau. …en torno a los apellidos y nombres familiares Debido a que no en todos los tiempos ni lugares se usa o ha utilizado que el nombre de una persona incluya el apellido paterno y el materno, muchas veces sólo optaré por referir el primero. Sin embargo, cuando el sujeto haya nacido en México de padres extranjeros, optaré muchas veces por referirme a él o ella anteponiendo un guión entre sus dos nombres familiares. Lo mismo haré con el nombre de familias mexicanas y extranjeras; de otro modo, muchas veces resultaría imposible identificar a una familia sólo mediante su apellido paterno.

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…en torno a las citas en alemán A lo largo de la investigación, cuando refiera citas textuales del Memorandum, el lector advertirá que me he valido de la versión original de dicho documento, el cual fue escrito en alemán. He optado por hacerlo así, pues aunque cuento con una versión de dicho documento en castellano, ésta no es del todo satisfactoria. De cualquier modo, en la llamada, junto a la referencia de la cita, incluiré como cortesía con el lector una traducción “provisional” del mismo en español.

Agradecimientos Aunque los méritos y defectos de este trabajo son exclusivamente míos, quiero reconocer aquí la ayuda que muchas personas me han brindado para hacerlo. Para ello, comenzaré por mi familia. Debido a que este trabajo constituye el primer fruto de mis estudios, quiero comenzar agradeciendo a mi papá, sin cuyo apoyo económico nunca habría podido realizar los estudios que, en primer lugar, me permitieron hacer la presente investigación. Por otro lado, para realizar mis estudios de licenciatura, hube de cambiar mi residencia a la Ciudad de México. Por ello, quiero agradecer el hospedaje que mis abuelos paternos me dieron por espacio de cuatro años, así como el acceso que en todo momento me han dado a los documentos familiares que ellos aún conservan. Finalmente, para la consulta de archivos en el noreste del país, quiero agradecer el hospedaje que desinteresadamente me proporcionaron mi sobrino Nicolás Aguilar Esponda y sus papás, Rodrigo y Claudia. En el plano académico, quiero agradecer particularmente a la Dra. Laura Pérez Rosales, quien muy amablemente me ha hecho favor de dirigir el presente trabajo. Asimismo, quiero agradecer la enorme ayuda que Ian Reardon me brindó para la elaboración del primer apéndice, así como para resolver mis dudas en relación con el alemán, lengua que yo sólo manejo parcialmente. Por último, quiero agradecer la lectura, correcciones y ayuda desinteresada de mis hermanos Jorge y María del Carmen, de Rubén Lozano Herrera, Alejandro Mayagoitia Hagelstein, Lucas Martínez Sánchez, Betina Gaedke Burchard, Karin von Kuegelgen, Poul von Holstein, Arjen van der Sluis, así como del personal de todos los archivos que visité para la elaboración de este trabajo. Asimismo, quiero agradecer particularmente a la Lic. Narce García y al Dr. Óscar Flores, sin cuya invaluable ayuda este trabajo nunca hubiera podido salir a la luz. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, María del Carmen Sada Fernández (1960-2010).

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Otto Georg Christian

Detalle de una visita de los concurrentes a la Cรกmara de Comercio de Hamburgo, en la que se aprecia a Otto Georg Christian Degetau.


Visita de la Cรกmara de Comercio de Hamburgo en la cual figura el padre de Otto Degetau.


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Otto Georg Christian Lo que si me da mucho gusto es, que ustedes mi mujercita y mis niñas puedan disfrutar de lo que me dejó mi buen padre, después de todo hay que admirarlo, qué Papá ha podido dar una buena educación a tanta bola de hijos y después de tantos años de su muerte [30] todavía alcanza un regular pico para cada uno de ellos. Ya quisiera yo poder hacer otro tanto, [¿] no te parece? Otto Degetau, COD: 4-II-1892. In der Nacht vom 16. auf den 17. November um 1 Uhr wurde meine liebe Frau ziemlich leicht von einem großen, gesunden Knaben mit besonders langen braunen Haarwuchs entbunden (Otto).1 Otto Georg Christian Degetau, Memorandum: 1842.

De Altona a St. Thomas

A

lrededor de 1816, el comerciante judío Emanuel Alvares Correa se ins taló en la isla de St. Thomas, desde donde más tarde dirigiría la firma Correa, Bahnsen & Company. En dicho paraje caribeño contrajo matrimonio con Judith Julien, con quien tuvo cinco hijos. Tras la muerte repentina de ésta, y siguiendo la costumbre de muchos comerciantes de St. Thomas, decidió enviar a Europa a sus hijos, de modo que pudieran recibir una educación más adecuada a la que ofrecía la isla. Aunque en un principio Correa había estipulado que sus hijos fueran criados cristianos, antes de morir dejó determinado en su testamento el deseo de que sus hijos fuesen educados en las costumbres y usanzas de la religión judía. Para ello establecía que los señores De Castro y Otto Georg Christian Degetau se encargaran de supervisar la educación de sus hijos, así como que actuasen en caso de que algo previniera a los ejecutores de actuar conforme a lo convenido. Tan pronto como les fue posible, estos últimos se resolvieron a informar la voluntad de E. Alvares Correa al señor Degetau, amigo del difunto, para entonces con residencia en Altona.2

En los márgenes del río Elba se encuentra Altona, entonces una población limítrofe del ducado danés de Holstein con la ciudad hanseática y libre de Hamburgo,3 la cual constituía uno de los principales puertos alemanes, pues servía como el “«punto central para el envío hacia todos los mercados ultramarinos», y

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el lugar donde se encontraban «las casas matrices y los asociados de los establecimientos transatlánticos»”.4 En esta región de tránsito entre el ámbito germano y el danés, nació Otto Georg Christian Degetau, el 20 de mayo de 1790.5 En su Memorandum, O.G.C. refiere haber tenido un solo hermano, Mathias Detlef, de quien sólo sabemos que emigró a los Estados Unidos.6 No tenemos muchos datos relativos a los antecedentes familiares y a los primeros años de vida de O.G.C. Degetau.7 Sabemos que su padre, Christian Hinrich, era natural de Horst, poblado de Holstein ubicado al noroeste de Altona. Por el otro lado, desconocemos el lugar de origen de su madre, Margaretha Gertz.8 Sin embargo, es probable que también ésta fuera nativa de la región de Schleswig-Holstein. Sea como fuere, para 1803 la familia Degetau-Gertz tenía su residencia en Altona, en la calle Mühlenstrasse número 46.9 En cuanto a los primeros años de vida de O.G.C., sabemos que a la edad de quince años comenzó a trabajar para un comerciante de nombre Georg Wilhelm Arnemann. Después de cinco años ahí, pasó a las oficinas de D.S. Warburg Wwe. & Söhne, donde al cabo de dos años, satisfechos los propietarios de dicho establecimiento con el rendimiento de O.G.C., le permitieron a éste compartir una casa comercial, por establecerse en la isla de St. Thomas, con Hermann Schlesinger, sobrino de los primeros.10 Entre finales de los siglos XVIII y principios del XIX, residían en Hamburgo muchos comerciantes con negocios relacionados con la comercialización de azúcar y esclavos en los mercados caribeños. A veces, dichos negocios pertenecían a alguna compañía marítima escandinava, entre las cuales, las danesas solían contar con la colaboración de empresarios procedentes tanto de la ciudad hanseática, así como de alguno de los poblados de los ducados de Schleswig y Holstein.11 Tal parece haber sido el caso tanto de H. Schlesinger como de O.G.C. Degetau –la familia del primero, natural de Hamburgo; la del segundo, del ducado de Holstein– quienes alrededor de 1815 habían constituido ya en St. Thomas la firma Schlesinger & Degetau.12 St. Thomas es una isla del Caribe, propiedad de la corona danesa cuando llegó a ella O.G.C. Degetau.13 Ahí, el negocio de éste con H. Schlesinger reportó pronto ganancias suficientes para pagarle a sus benefactores lo convenido en el contrato firmado por cinco años. De esta forma, consiguieron primero independizarse y luego, al cabo de ocho años, disolver la sociedad. Schlesinger regresó a Hamburgo, mientras que O.G.C. Degetau continuó el negoció, a partir de entonces, exclusivamente bajo su nombre.

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Los Degetau-Wood y los Degetau-Jarvis El regreso de O.G.C. Degetau a Alemania tuvo lugar en la década de 1820, cuando comenzó a enviar a cada uno de sus tres hijos mayores a Altona, para que al igual que los hijos de su amigo E. Alvares Correa –ya referido previamente– pudieran también los suyos recibir ahí una educación adecuada. Sólo hasta 1827 O.G.C. emigraría con el resto de su familia a vivir de forma definitiva a Alemania, desde donde en lo sucesivo sabemos que continuaría su negocio en St. Thomas. Tras un año de haberse instalado en Hamburgo, la familia de O.G.C. se estableció finalmente en Altona.14 La primera mujer de O.G.C. Degetau fue Maria Elisabeth Wood, quien era natural de St. Thomas y con quien tuvo un total de seis hijos, cuatro de los cuales –todos varones– nacieron aún en la isla caribeña: Georg (n. 19-IX-1816), Henry Daniel (n. 29-VIII1818), Mathias (n. 11-V-1820), y Christian Malville (n. 24-VII-1825).15 Las dos últimas hijas del matrimonio Degetau-Wood nacerían en Altona: Henriette (n. 22-X-1828) y Maria Louise (n. 12-V-1834). Sin embargo, Maria Elisabeth, acostumbrada al cálido clima del Caribe, no pudo adaptarse al gélido tiempo del norte de Europa. Tras ocho años de haber vivido en su nuevo hogar, la primera esposa de O.G.C. falleció en 1835, dejando a éste solo con cinco hijos de los cuales hacerse cargo. Sin embargo, a tan sólo siete meses de haber enviudado, O.G.C. Degetau contrajo segundas nupcias con Manon Jarvis, el 19 de septiembre de 1835, en Altona.16

Familia Degetau-Jarvis ca. 1857. La persona que aparece en el cuadro de la parte superior de la imagen es O.G.C. Degetau. El resto de la familia son de izquierda a derecha: Helene, Manon, Benjamín. 25


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Manon, diecinueve años menor que su marido, era al igual que éste natural de un poblado de Holstein.17 Sin embargo, su padre –Benjamin Jarvis– era estadounidense, natural de Nueva York.18 De su madre, Maria Carolina Dede, sólo sabemos que era natural de Altona y que procedía de una familia de comerciantes.19 De los hermanos de Manon, sólo tenemos certeza de que haya tenido una, de nombre Pauline.20 Es importante señalar que los lazos entre la familia Degetau y la familia Jarvis no sólo coinciden a la misma zona geográfica. Gracias al Memorandum, sabemos que O.G.C. conocía a Manon de tiempo antes, así como que tras haber enviudado de su primer esposa, Manon y su mamá se habían hecho cargo de las labores domésticas de la casa Degetau-Wood.21 Del matrimonio Degetau-Jarvis nacieron nueve hijos más, todos los cuales serían naturales de Altona; en orden: Mary-Ann (n. 5-VI-1837), Pauline Vermilia (n. 20-X-1838), Manon (n. 5-XII-1839), Helene (n. 24-VII-1841), Otto (n. 17-XI-1842), Benjamin (n. 6-VII-1844), Emma (30-VII-1846), Eleonore (7-V-1848), y Olga (29-XI-1851). De sus dos matrimonios, O.G.C. tuvo un total de quince hijos: seis con su primera mujer y nueve con la segunda. Sólo dos de ellos fallecieron antes que él: Henriette (el 24-IV-1831, Altona) y Olga (el 16-XI-1861, Altona). A pesar de haber tenido seis hijos varones, en la actualidad el apellido Degetau pervive prácticamente gracias al primer hijo varón de su segundo matrimonio, de nombre Otto, quien es el sujeto de la presente investigación.

Comerciante y burgués De acuerdo con Eric Hobsbawm, aunque es posible advertir una estratificación al interior de la clase burguesa decimonónica –es decir, una alta, mediana y baja clase media–, en el plano práctico, ubicar a una persona o grupo bajo cualquiera de estos estratos depende ulteriormente de “su propia conciencia de clase”.22 A este respecto, sólo tenemos una referencia textual para determinar la identificación que guardaba O.G.C. Degetau. Al comienzo de su Memorandum, cuando explicita el motivo que lo incentivó a escribir el relato de su vida, califica a esta última como “gewöhnliche bürgerliche Alltagsleben”.23 Más allá de ésta autoconcepción, gracias a varios indicios nos es posible delimitar la pertenencia de O.G.C. y su familia a la “clase burguesa”. El primero de ellos tiene que ver con la evidentemente exitosa trayectoria comercial del padre de 26


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Otto Degetau. De acuerdo con Hobsbawm, al menos en materia económica, “la quinta esencia del burgués” es el que éste fuera capitalista; es decir, “el propietario de capital, el receptor de un ingreso derivado del mismo, [o] el empresario productor de beneficios”.24 Al menos durante la primera mitad del siglo XIX, “la carrera más francamente abierta al talento era la de los negocios”;25 es decir, el comercio. Precisamente en dicho ramo y en tal período es en el que se gestó la fortuna de O.G.C. Degetau. A pesar de que su trayectoria comercial se vuelve nebulosa a partir de 1827 –fecha en la cual, como hemos visto, abandonó de manera definitiva St. Thomas–, gracias a varios indicios encontrados en el Memorandum nos es posible conjeturar que el padre de Otto mantuvo sus negocios en el Caribe hasta su muerte, en 1862.26 Así, por ejemplo, en 1844 O.G.C. confiesa haber considerado seriamente limitar o incluso renunciar por completo a sus negocios en St. Thomas, debido a los graves sucesos políticos que en dicho año tuvieron lugar en Santo Domingo.27 Cinco años después, refiere también en el Memorandum que su negocio continuó prosperando a pesar de los acontecimientos que el año anterior se habían suscitado en otra isla danesa vecina, St. Croix.28 Asimismo, especifica que la prosperidad de sus negocios fue en consonancia con las buenas cosechas del azúcar, así como con las mejoras en las comunicaciones navales entre St. Thomas y las demás islas del Caribe.29 Estos dos factores que O.G.C. señala como garantes de la buena marcha de sus negocios y de la prosperidad de la isla de St. Thomas –es decir, una actividad agrícola como el cultivo de azúcar, y por el otro lado, el papel de las comunicaciones navales– deben haber sido los dos ejes vectores de sus negocios, las cuales pudieron haberse limitado a las de fungir como intermediario de la exportación de manufacturas del Hinterland alemán al exterior, pero sobre todo, a la exportación a Alemania de insumos agrícolas cultivados en los climas cálidos de América. No tenemos ningún dato que nos ayude a corroborar lo primero –es decir, lo relativo a que haya exportado manufacturas–; sin embargo, contamos con dos datos que nos permiten conjeturar lo segundo y, en consecuencia, hacer muy factible lo primero. A partir de 1852, el negocio del padre de Otto Degetau comenzó a resentir graves pérdidas, las cuales ascendieron a la cantidad de 400,000 marcos. Aunque dicha situación continuó agravándose dos años más tarde, sabemos que entonces se solventó un poco con la llegada a Alemania de un barco cargado con tabaco.30 Estas referencias al comercio de azúcar y tabaco apuntan a la vocación agrícola de las negociaciones de O.G.C., las cuales seguramente se limitaron al papel de interme-

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diación de dos mercados ultramarinos, sin por ello haber tomado parte en el cultivo de cualquiera de estos productos agrícolas. Esto último lo suponemos en función de que no encontramos ninguna referencia en el Memorandum que nos haga suponer que O.G.C. Degetau haya sido propietario de alguna finca rural o que haya estado relacionado él directamente con labor agrícola alguna. Por el contrario, tenemos noticia de que el padre de Otto fue el dueño de –al menos– dos embarcaciones referidas en el Memorandum: tanto del ya mencionado vapor que llegó cargado con tabaco, el Zodiacus; como del que adquirió en Flensburg en 1856, el Altona.31 Ello parece natural pues, como señala Walther L. Bernecker, muchos comerciantes hanseáticos socios o propietarios de importantes casas comerciales relacionadas con el comercio ultramarino, eran también dueños de embarcaciones que les confirieron una ventaja en relación con sus contrapartes nacionales; es decir, con los comerciantes del Hinterland alemán, los cuales estaban prácticamente excluidos de tener participación alguna en el negocio de la importación/exportación alemana a lo largo del siglo XIX.32 Es importante señalar que la participación en negocios de O.G.C. parece no haberse limitado exclusivamente al Caribe o a la isla de St. Thomas. Sabemos lo primero gracias al Memorandum, en el cual, en 1844 refiere haber fungido como socio del comité de inauguración de una recientemente terminada vía férrea, la cual unía a Altona con Kiel.33 Por el otro lado, sabemos también que O.G.C. Degetau tuvo negocios en la isla de Puerto Rico, concretamente, en la firma Overman & Dede, donde laboró Mathias, un hijo de su primer matrimonio.34

Una región y época en transición Gracias al Memorandum sabemos que el padre de Otto Degetau no sólo estuvo al tanto de los sucesos europeos de su época, sino también de acontecimientos significativos que tuvieron lugar en sitios tan lejanos como Asia y América. Ejemplo de ello es la referencia que hace del descubrimiento de minas de oro en California,35 la toma de Pekín por parte de tropas inglesas y francesas,36 así como los primeros años de la Guerra Civil Norteamericana y el comienzo de las hostilidades que desembocarían en el inicio de la Intervención Francesa en México.37 Este conocimiento e interés por los sucesos nacionales e internacionales, denotan en O.G.C. Degetau a un típico comerciante de su época.38

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Ahora bien, el evento histórico más cercano que refiere haberle tocado vivir fue la querella entre Dinamarca y Prusia, por la posesión de los ducados de Schleswig y Holstein, región de la que eran vecinos los Degetau.39 Como hemos podido ver hasta aquí, la familia de Otto Georg Christian era básicamente originaria de Holstein. Aunque la composición de la población de dicho ducado ha variado en el transcurso de los siglos,40 en la época de O.G.C. Degetau se había compuesto básicamente de una minoría danesa rodeada por una mayoría alemana; a diferencia de en Schleswig, donde la proporción entre ambos grupos nacionales era al revés. Aunque para mediados del siglo XIX Dinamarca ya había gobernado a Holstein por siglos, lo había hecho teniendo que cederle a ésta mayor autonomía con respecto a su vecina Schleswig. Así, al mismo tiempo que pertenecía a la corona danesa, Holstein había constituido también parte del Sacro Imperio Romano Germánico. Luego, a partir de 1815, pasó a formar parte de la recientemente constituida Confederación Germánica.41 Sin embargo, para el final de las guerras napoleónicas, el boyante nacionalismo alemán se proponía, entre otras metas, el que ambos ducados daneses formaran parte de una futura Alemania unificada. Al mismo tiempo, los nacionalistas daneses pretendían incorporar Schleswig a Dinamarca.42 Dichos proyectos colisionaron en marzo de 1848, cuando las poblaciones de ambos ducados –ya para entonces mayoritariamente alemanas– se alzaron en armas para buscar su independencia con respecto a Dinamarca y conseguir así ampliar la Confederación Germánica. O.G.C. relata en su Memorandum el transcurso de dicha guerra, la cual le tocó a él y a su familia atestiguar en carne propia por espacio de tres años.43 Aunque los ducados contaron con el valioso apoyo militar de Prusia, al final ésta se vio obligada a aceptar que la Confederación Germánica devolviese los ducados a Dinamarca, a cambio de que ésta no volviese a intentar separar a los ducados entre sí. Sin embargo, poco más de una década después de firmados los acuerdos que estipularon la paz en 1852, los ducados volverían a ser un foco de disputa. Sin embargo, ya para entonces habría muerto O.G.C. Degetau en Altona, el 20 de abril de 1862. A lo largo de su Memorandum, el padre de Otto Degetau se pronuncia claramente a favor de la causa de la “deutschen Nation” y de su tierra, “unserm lieben Holstein und Schleswig”.44 Como hemos podido atestiguar hasta aquí, en los primeros años de vida de Otto Degetau, él y su familia vivían en una región y en una época en transición; concretamente: en una región de frontera entre el ámbito germano y danés; y en una época en la que en un territorio fragmentado se estaba fraguando la unificación alemana.

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Tabla 1. Ascendencia de Otto Degetau

Peter Benjamin Degetau

Ratje Christian ∞1755 Dede (17141795)

María Isabel Fricken

Christian Hinrich ∞1783 Degetau (17531844) Otto Georg Christian Degetau (17901861)

Margaretha Gertz (17521805)

Benjamin ∞1794 Jarvis (17781831)

∞1835

Manon Jarvis (18091891)

Otto Degetau (1842-1915) Referencias: ∞ Año de matrimonio. (Año de nacimiento-año de muerte).

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Maria Carolina Dede (17651847)

Ana Christine Spradow (1730/311796)


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Otto Georg Christian

Notas del Capítulo

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En español: “En la noche del 16 y 17 de Noviembre, a la 1:00 A.M., mi querida esposa dio a luz bastante fácilmente un varoncito grande y sano con cabello especialmente largo y marrón (Otto)”. Los hijos de Correa –para entonces menores de edad– se opusieron a la voluntad de su padre. O.G.C. Degetau defendió la postura de que los hijos de Correa permaneciesen en la fe cristiana. Finalmente, los encargados de ejecutar el testamento vieron con buenos ojos el juicio de Degetau. Cfr. Judah M. Cohen, Through the Sands of Time. A History of the Jewish Community of St. Thomas, U.S. Virgin Islands, pp. 60-63. Altona era tan sólo una pequeña villa de pescadores en 1640, cuando pasó a manos danesas tras ser anexada al ducado de Holstein, región histórico-cultural perteneciente a la monarquía danesa desde el siglo XV. Holstein fue creado en el siglo XII como condado del Sacro Imperio Romano Germánico, el cual más tarde lo elevaría al grado de ducado. Más adelante, en 1815, la Confederación Germánica haría lo mismo. En lo sucesivo, me referiré a Holstein únicamente como ducado. Para contextualizar este espacio germano-danés, consúltese: Theodore S. Hamerow et al., “Germany”, pp. 39-132; y Michael I.A. Linton et al., “Denmark”, pp. 227243. Con el paso del tiempo, la corona danesa le confirió a Altona privilegios aduanales y comerciales que terminaron por convertirla en una formidable rival de su vecina: Hamburgo. Sin embargo, esta última pertenecía a la Liga Hanseática o Hansa, agrupación comercial entre distintas ciudades alemanas, la cual se había constituido desde el siglo XIV. Durante el primer siglo de su constitución y el siguiente, la Liga Hanseática dominó el comercio europeo. Sin embargo, con el paso del tiempo, la liga fue poco a poco desintegrándose. Para el siglo XIX quedó reducida a tres ciudades: Bremen, Hamburgo y Lübeck. Las dos primeras enfocaron desde entonces su actividades comerciales al continente americano. En el caso particular de Hamburgo, fue reconocido como Estado libre e independiente por el Congreso de Viena (1815), así como parte de la recién constituida Confederación Germánica. Para lo concerniente a la historia de Hamburgo, véase: Christopher Angus McIntosh y Helmuth Thomsen, “Hamburg”, pp. 472-475. Walther L. Bernecker, Alemania y México en el siglo XIX, p. 61. Para efectos prácticos, he obtenido casi todas las fechas e informes relativos a la vida y familiares de O.G.C. Degetau del MOGCD. Algunos otros informes –especialmente, los relativos a fechas de nacimiento, matrimonio o defunción posteriores a 1871– me han sido proporcionados tanto por Karin von Kuegelgen como por el Conde Poul Holstein. Mathias D. Degetau (n. 13-III-1791 ó 1792, en Altona; m. 18-I-1850, en San Francisco). Al parecer se trata de la misma persona que contrajo matrimonio con Ida Loop y con quien tuvo al menos un hijo de nombre Otto (n. Altona). Sabemos que éste a su vez contrajo matrimonio el 19-I-1898, en Nueva York, con Augusta Hirtes. Vid. FS. Christian Hinrich Degetau (bautizado el 2-X-1753, Horst; m. 24-VIII-1844, Mühlenbeck). El matrimonio de los padres de O.G.C. Degetau se concertó el 16-VII-1783 [1]. De Christian Hinrich, sabemos que era hijo de Peter Benjamin Degetau y de Maria Ilsabe Fricken. Tenemos noticia que del matrimonio Degetau-Fricken también nació una hija: Anna Maria Magdalena

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Degetau (n. 21-I-1751) [2]. Gracias al título de una publicación del siglo XVIII en la que aparece el nombre de Peter Benjamin, podemos suponer que éste era comerciante [3]. Véase para: [1] Kurt Mumm, “Jarvis Degetau Zambrano”, en My Memoires, s. pp.; [2] Agradezco estos informes a Betina Gaedke Burchard, quien muy amablemente me proporcionó estos datos, los cuales los obtuvó personalmente del Archivo de Wrist; [3] Existe al menos una copia del libro en la Staatsbibliothek Zu Berlin, titulado: Kurtzer Dennoch umständlicher und wahrhafter Bericht in Sachen Des Ausrüffers Peter Benjamin Degetau, contra, die Cramer-Compagnie & Consorten, zu Lübeck, Sein Ausrueffer-Lohn betreffend, so auf die von E. E. Hochw. Raht daselbst, abgegebene Decreta v. 17. Aug. & 11. Oct. A. 1737. weil es schrifftl. zu communiciren zu mühsam, z. Dr. befördert, in denen Bürgerl. Collegiis z. beliebigen Einsicht übergeben worden. Gracias al MOGCD sabemos que Margaretha nació el 4-III-1752, y que murió en Altona, el 11XII-1805. Tampoco sabemos nada con respecto a su ascendencia. Al parecer, el mismo O.G.C. Degetau desconocía el lugar de nacimiento de su madre, pues es el único lugar de nacimiento que no proporciona en la relación que hace de sus familiares al incio del Memorandum. Vid. Heinrich Würzer, Ein Spaziergänger in Altona (1801-1804), 204 pp. Herman Schlesinger (n. 1790) era sobrino de los señores Warburg por vía materna. Su madre era Getta Warburg (n. 1766, Altona), hija de Daniel Samuel Warburg (m. 1796) y Genendel Friedeberg (¿o Friedburg?). Vid. FS. Cfr. Ingrid Schulze Schneider, “El Caribe”, pp. 293-297. Otto Georg figura como “ciudadano” de la isla a partir del 11-II-1817. Véase: Hugo Ryberg (comp.). A list of the names of Inhabitants, The Danish Westindian Islands (The Virgin Islands) from 1650 – ca. 1825, p. 128. St. Thomas comenzó a ser colonizada por los daneses desde la segunda mitad del siglo diecisiete. Para 1673, gracias a la introducción de esclavos la isla se convirtió en una de las principales productoras de azúcar en el Caribe. En 1754, la corona danesa declaró a su puerto, Charlotte Amalie, libre a la navegación internacional. Dicha garantía y la ventajosa posición geográfica de St. Thomas garantizaron la prosperidad de la isla. Además, durante las Guerras Napoleónicas (1792-1815), la neutralidad política de Dinamarca ayudó a que St. Thomas se erigiera como un importante punto de distribución mercantil en el Caribe, así como en el principal puerto de trata de esclavos en el hemisferio occidental. Sin embargo, la negativa danesa de aceptar una alianza con Inglaterra conllevó a que la isla fuera ocupada dos veces por los ingleses. Tras la última de éstas intervenciones, fue cuando llegó a la isla O.G.C. Degetau. A partir de entonces –1815– Dinamarca volvería a ostentar la soberanía de la isla. En 1917 la vendió finalmente a los Estados Unidos. Para todo lo referente a la historia de St. Thomas y de las Indias Occidentales, véase: Theodore de Booy, “The Virgin Islands of the United States”, pp. 359-373; Luther Harris et al., “The West Indies”, passim, pp. 721-789; y Albert G. Keller, “Notes on the Danish West Indies”, pp. 99-110. Es muy escasa la bibliografía en torno a la historia de St. Thomas. Si se quiere ahondar en aquella que se encuentra disponible, así como en los fondos documentales y archivísticos, consúltese: Erik Gøbel, A guide to Sources for the History of the Danish West Indies (U.S. Virgin Islands), 1671-1917, 350 pp. MOGCD. 1823: “Auf meinen späteren Reisen hatte ich die drei ältesten meiner Kinder bereits nach Altona zur Erziehung gebracht, und als ich 1827 St. Thomas ganz verließ, führte ich meine Frau und das jüngste Kind mit mir nach Hamburg, wohnte daselbst ein Jahr und etablierte mich in folgende Jahr in meiner Vaterstadt Altona, mein Geschäft in St. Thomas fortsetzend”. Maria Elisabeth Wood (n. 11-V-1790, St. Thomas; m. 16-II-1835, Altona). Desconocemos cualquier dato relativo a la ascendencia de Maria Elisabeth. En cuanto a la fecha del matrimonio, gracias a las fechas de nacimientos de la familia Degetau-Wood, suponemos que debió haber tenido lugar antes de 1816, cuando nació el primer vástago. Vid. MOGCD: 1835. Manon Jarvis (n. 6-IV-1809, Plageberg; m. 6-II-1891, Othmarschen).

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18 Benjamin Jarvis (n. 1778, Nueva York; m. 5-V-1831, en Altona). No sé con certeza nada relativo a Benjamin. Sin embargo, sí cuento con algunos indicios de interés que podrían ligarlo a un “Benjamin Jarvis” quien fue empleado por un tiempo del gobierno estadounidense en La Haya. Éste mismo Benjamin, tuvo un hijo en Alemania (en 1798), quien en 1821 se embarcó en Altona con rumbo a Grecia, para pelear en la guerra de independencia del país balcánico, donde murió en 1828. Vid. James L. Marketos, George Jarvis. An American Fighter for Greek Independence, www.ahiworld.com/pdfs/greek_ind_2006lo.pdf. Tres años antes (en 1795), encontramos también a un Benjamin Jarvis promovido como candidato a ser nombrado cónsul de Estado Unidos en Hamburgo. Vid. Daniel Preston, A Comprehensive Catalogue of the Correspondence and Papers of James Monroe, v. 1, p. 54. Asimismo, sabemos de un comerciante “inglés” del mismo nombre, construyó entre 1809 y 1811 su casa en la calle de Palmaille 63, en Altona. Vid. “Schicksale an der Palmaille”, Hamburger Abendblatt, p. 15. La coincidencia espacial y temporal de todos estos informes me hacen suponer que es altamente probable que todos estos “benjamines” sean uno solo y, por tanto, se trate del padre de Manon. Veamos ahora lo poco que sabemos en relación a la ascendencia de Benjamin. En el Memorandum se refiere que en 1837, la primera hija del matrimonio Degetau-Jarvis es nombrada “Mary-Ann” en honor de la señorita Mary-Ann Jarvis, de Nueva York. Dos años más tarde, en un viaje a Londres, O.G.C. Degetau refiere haberse hospedado él y su mujer ahí, con la referida Mary-Ann Jarvis y Thomas Vermilia. Mary-Ann (m. 29-I-1846) era hija de Anna Vermilia (n. 1772) –hermana del referido Thomas Vermilia (n. 1774; m. IX-1853, ambos eventos, probablemente en Nueva York)– y de James Jarvis. El matrimonio Jarvis-Vermilia se concertó en la Iglesia Reformada Holandesa de Nueva York, el 10-IX-1796. Aunque no sabemos más, es posible que James haya sido hermano de Benjamin. Vid. Sandra Vermilyea Tood (comp.), The Vermilyea Family (Vermilya, Vermilye, Vermilyea, Vermilyer). Descendants of Johannes Vermelje, pp. 18 y 44. 19 El matrimonio Jarvis-Dede se concertó el 6-XII-1794. Maria Carolina Dede (n. 1765; m. 12XI-1847, ambos eventos en Altona). De la ascendencia materna de Manon, sabemos que su abuelo por dicha vía era el “comerciante” [1] Ratje Christian Dede (n. 3-VI-1714, Elmshorn; m. 2-VI-1795, Altona), quien contrajo matrimonio en Altona, el 8-VII-1755, con Anna Christine Spradow (n. 7-II-1730/31, Hamelvörden; m. 10-VIII-1796, en Altona). Vid. FS. Sólo como nota de interés, además de Maria Carolina, sabemos que el matrimonio Dede-Spradow tuvo otro hijo, de nombre Christian Detlef (n. 16-VIII-1764; m. 16-XII-1830, ambos eventos en Altona). Christian Detlef es uno de los abuelos en cuarto grado de Grace Patricia Kelly, afamada actriz norteamericana, quien contrajo matrimonio con Raniero III, Príncipe de Mónaco. Para esto último y para [1], véase: José Verheecke, “Ancestors of Grace Patricial Kelly”, http://worldroots. com/gitte/famous/g/gracekellyanc.htm. 20 De quien sólo sabemos que murió en Xalapa el 24-X-1842. MOGCD: 1842. 21 MOGCD. 1835: “[...Manon Jarvis] die ich von ihrer Kindheit an gekannt und die seit dem Tode meiner seeligen [sic] Frau in Gesellschaft ihrer Mutter die Sorge für mein Hauswesen und für meine Kinder mit treuer Liebe und Anhänglichkeit verwaltet hatte”. 22 Eric Hobsbawm, La era del capital. 1848-1875, p. 252. 23 MOGCD: “Altona”. En español: “usualmente burguesa”. 24 Hobsbawm, La era del capital..., op. cit., p. 250. 25 Eric Hobsbawm, La era de la revolución. 1789-1848, p. 199. 26 Tenemos conocimiento que O.G.C. Degetau visitó tres veces las Indias Occidentales después de su partida con rumbo a Alemania en 1827. La primera vez entre 1846-47, posteriormente entre 1851-52, y finalmente, entre 1856-57. El principal objetivo de los dos primeros viajes del padre de Otto Degetau fue ir en ayuda de uno de sus hijos, de nombre Henry. Cada uno de estos viajes lo ausentaban del hogar por espacio de aproximadamente un semestre. En dichas travesías, le tomó alrededor de tres semanas llegar a su destino, después de verse obligado a hacer escalas en Inglaterra y en los Estados Unidos. Una vez en el Caribe, aprovechaba su estancia ahí para visitar otros enclaves insulares, tales como St. Croix, Cuba o Puerto Rico. Vid. MOGCD: 1846, 1847, 1851, 1852, 1856 y 1857.

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27 Santo Domingo proclamó su independencia en 1821. Sin embargo, tan sólo unas semanas después de haberlo hecho fue invadida por la vecina Haití (independiente desde 1804), que en adelante la gobernaría hasta 1844. Ese año un movimiento popular insurgente logró finalmente expulsar a los haitianos y conseguir así la independencia de la República Dominicana. A dichos eventos se refiere O.G.C. Degetau. MOGCD. 1844: “Im May-Monat veranlaßten mich die ernsten Negerunruhen auf St. Domingo und die drohenden Spuren ähnlicher Ereignisse auf Cuba den Entschluß zu fassen, mein Geschäft auf St. Thomas sehr zu beschränken oder womöglich ganz aufzugeben”. 28 Al igual que St. Thomas, las islas de St. Jan y St. Croix pertenecían también a Dinamarca (estas dos últimas, respectivamente, desde 1718 y 1733). En el año de 1848, la corona danesa se vio obligada a abolir la esclavitud tras una serie de levantamientos que tuvieron lugar en St. Croix. El precio del azúcar había comenzado a caer desde la década de 1820, por lo que era natural que con la abolición de la esclavitud, ambas circunstancias se conjugaran para que cayera la rentabilidad de la producción azucarera de la isla. MOGCD. 1849: “Dazu im December vorigen Jahres der Negeraufstand auf St. Croix und das ganze prekäre Verhältnis der Sklavenbevölkerung in den französischen und spanischen Colonien gaben der Sachlage in den Colonien einen traurigen Anstrich”. 29 MOGCD. 1849: “Nachdem nun aber zu Ende des vorigen Jahres die Entdeckung der Goldmine in Californien der ganzen Handeladen Welt einen neuen Impuls gegeben, fingen auch in St. Thomas die Zeiten an, sich zu bessern: der Warenabsatz wurde wieder bedeutender, die Zuckerpreise erhöhten sich bey dem Einkommen einer ziemlich ergiebigen Ernte, und vermöge der Dampfschiffverbindung zwischen St. Thomas und allen westindischen Gegenden erblühten für St. Thomas wieder eine günstige Zukunft, was mich für das dortige Geschäft dann auch wieder mit neuen Muth belebte”. 30 MOGCD. 1854: “[…] kam der Zodiacus vor Thorschluß der Schiffahrt mit einer schönen Tabaksfracht”. Resulta probable que existiera alguna relación entre los negocios de O.G.C. Degetau y su hijo Henry. Sin embargo, no sabemos nada con seguridad. En la segunda ocasión que tiene que ir Otto Georg en ayuda de su hijo Henry a St. Thomas (1851-1852), refiere en su Memorandum haber tenido que dejar al final, en manos únicamente de dicho hijo, el negocio que él tenía ahí, así como haber tenido que pagar 300,000 marcos para evitar declarar dicha casa comercial en bancarrota. La enemistad entre padre e hijo se agravaría también en 1852, cuando Henry corrió injustamente de su negocio a sus hermanos Christian y Mathias. Nacería así una nueva firma comercial: Degetau & Loop. Aunque en 1853 O.G.C. refiere haberse conciliado con su hijo, sabemos que un año más tarde continuaría agravándose la situación financiera de este último, cuando el déficit de su establecimiento en St. Thomas ascendió a 10,000 dólares. O.G.C. Degetau refiere haber intervenido y haber perdido así una parte importante de su fortuna, a la par de su crédito y honra comercial. En mi opinión, si el padre no hubiera tenido parte en los negocios de su hijo Henry, al haberlo ayudado sólo habría referido perder sólo lo primero; pero en cambio, nada de lo último. 31 Para el primero, Vid. MOGCD: 1854. El segundo es mencionado en el Memorandum en 1856: “Am 18 Oktober reiste ich [...] nach Flensburg, um das dort gekaufte neue schöne Barkschiff, Altona genannt, [...]”. Además, véase respectivamente: T. L. Kruse. Aufzeichnungen des Kpt. Thomas Larsen Kruse von 1851-1867, Kpt. des Schiffes "Zodiacus" der Reederei Degetau in Altona, 268 pp.; y Ronald Parsons, Migrant Ships for South Australia, 1836-1866, 176 pp. Otras embarcaciones mencionadas en el Memorandum son: a) el barco Manon, el cual llega en 1850 a Oostende (Bélgica) con una carga de guano; y b) los vapores Tyne y Atrato, a bordo de los cuales se traslada O.G.C. Degetau a la Indias Occidentales en 1856. Sin embargo, para estas embarcaciones no cuento con referencias secundarias que comprueben, como en el caso del Zodiacus y del Altona, la propiedad del padre de Otto Degetau. 32 Cfr. Bernecker, Alemania y México…, op. cit., p. 18.

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33 MOGCD. 1844: “Am 18. Sept. Wurde die obige Eisenbahn (jedoch mit interimistischen Bahnhof in Kiel) feierlich eröffnet, welcher Feierlichkeit ich als Ausschuß Mitglied mit beiwohnte”. 34 MOGCD. 1856: “Ich blieb daselbst bis zum 21 Januar 1857, begab mich von dort nach der Südküste Puerto Rico wo ich alle Plätze von Guayana bis Mayaguez besuchte, nachdem ich mich bei meinem Sohne Mathias auf Dedes Plantage in der Nähe von Ponce bis zum 24 Februar aufgehalten und die Ordnung der Societätsverhältnisse meines obigen Sohnes mit Dede & Overmann contractlich geordnet gesehen hatte”. En 1815, la corona española había permitido la entrada de extranjeros a la isla en un intento de liberalizar el comercio de sus colonias y de recompensar la lealtad de Puerto Rico, la cual había recibido la oleada de inmigrantes leales a la corona, procedentes de las diferentes colonias de ésta, asoladas para entonces por los movimientos insurgentes. La liberalización del comercio de la isla trajo consigo el que esta fuera también abierta a la inmigración de extranjeros. A estos se les proporcionaba tierras a cambio de colonizar, a la vez que no se les obligaba que fuesen católicos. Ello permitió la llegada de alemanes a la isla, muchos de los cuales ya tenían con anterioridad relaciones comerciales con Puerto Rico, a través de la isla de St. Thomas. Muchos isleños de ésta se beneficiaron con la financiación de empresas azucareras en Puerto Rico. Entre estos se encontraba Mathias Degetau, “hijo de una familia acaudalada de Hamburgo”, y quien se estableció en Ponce para dirigir “los negocios bancarios de la Casa Overmann y Dede, de la cual su padre Otto Georg Christian Degetau era socio”. Vid. Haydée Reichard de Cancio, “La presencia germánica en Puerto Rico”, http://www.preb.com/articulos/alemanes.htm, consultado el: 21-VIII-2009. Resulta probable aseverar que los propietarios de esta casa comercial guarden alguna relación consanguínea con la familia de la segunda esposa de O.G.C., cuya familia materna portaba el apellido Dede. Mathias Degetau falleció en la isla de Puerto Rico en mayo de 1863. Vid. MOGCD: 1863. Tres años antes, en 1860, Mathias había contraído matrimonio con María Consolación González, con quien tuvo un sólo hijo: Federico Degetau González (n. 5-XII-1862, Ponce; m. 20-I-1914, Santurce). Federico destacaría –entre otras cosas– en el campo de la literatura, el periodismo, la colección de obras de arte, la educación y la política boricua. En este último ámbito, se le recuerda principalmente por su participación en la causa autonomista de su patria, así como por haber sido el primer puertorriqueño en haber desempeñado el cargo de Comisionado Residente en Washington (1900-1905). Federico contrajo matrimonio con Ana María Moreno Vilarino (m. 19-IX-1918). Sin embargo, de dicha unión no hubo descendencia. Para saber más de Federico, véase: Ángel Manuel Mergal Llera, Federico Degetau: Un orientador de su pueblo, 200 pp. 35 MOGCD. 1849: “die Entdeckung der Goldmine in Californien”. Los descubrimientos de oro en California y otros lugares del mundo –a partir de 1848– son recordados por la historiografía como la carrera o la fiebre del oro. De acuerdo con Hobsbawm, el aprovisionamiento de oro multiplicó los medios de pago disponibles, hizo disminuir los intereses y estimuló la expansión del crédito. Además, la provisión de oro consiguió que, en lo sucesivo, la mayor parte del siglo fuese deflacionario, se creara un sistema monetario estable –basado en la libra esterlina– y, finalmente, que el aluvión de buscadores de oro abriera nuevas regiones, se intensificara la actividad económica y, en definitiva, nuevos mercados fueran creados de la nada. Vid. Hobsbawm, La era del capital, op. cit., pp. 46-47, 72-76. 36 MOGCD. 1860: “der Einnahme Pekings”. La ocupación de la capital china en 1860 consiguió a Gran Bretaña, Francia, Rusia y los Estados Unidos concesiones importantes por parte del gobierno chino: “se abrieron una serie de puertos nuevos, a los comerciantes extranjeros se les garantizó la libertad de movimientos y la inmunidad de la ley china, habría libertad de acción para los misioneros extranjeros, comercio libre, navegación libre para los extranjeros en aguas del interior, fuertes indemnizaciones de guerra, etc.” Ibidem, p. 141. 37 MOGCD. 1861: “eine gewaltige Crisis in den Vereinigten Staaten”. Para ahondar en la Guerra Civil estadounidense, consúltese: Ibidem, pp. 145-153. MOGCD. 1862: “Die Expedition der Allierten gegen Mexico, nämlich Engländer, Franzosen und Spanier”. Después del triunfo de los

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liberales en la Guerra de Reforma (1858-61), Benito Juárez anunció la suspensión temporal del pago de la deuda externa. Aprovechando que los Estados Unidos estaban en plena guerra civil, los gobiernos de Francia, Inglaterra y España acordaron enviar una fuerza armada conjunta para obligar al gobierno de Juárez a reconsiderar dicha medida. Sin embargo, a diferencia del resto de las fuerzas extranjeras, el ejército francés decidió permanecer y ocupar el territorio mexicano. Ello dio inicio al período conocido como Intervención Francesa y durante la cual se conformaría un Imperio a la cabeza del Archiduque Maximiliano de Habsburgo (Segundo Imperio Mexicano, 1864-7). A lo largo del siglo XIX, el ascenso del capitalismo, el proceso de industrialización y las diferentes innovaciones en el campo de las comunicaciones y transportes (v.g. el ferrocarril, el telégrafo, etc.) hicieron que las diferentes regiones del mundo estuviesen más próximas a la conformación de un mercado mundial. De acuerdo con Hobsbawm, tan sólo entre 1848 y 1875, el valor de los intercambios económicos entre las regiones más y menos industrializadas del mundo se multiplicó seis veces. Ibidem, p. 62. De este modo, comerciantes con participación en negocios en ultramar –tal como O.G.C. Degetau– requerían estar al tanto de los vaivenes políticos, sociales y económicos de diferentes lugares del mundo. Actualmente, los ducados de Schleswig y Holstein constituyen un solo Land alemán. Repetidas veces a lo largo de la historia, ambos fueron sujetos de los reclamos por parte de Austria, Dinamarca, Prusia, Suecia, y el Sacro Imperio Romano. Tales como jutos, anglos, sajones, frisones y eslavos (obodritas). De hecho, el apellido Degetau parece ser de este último origen. Al respecto, véase el primer apéndice del presente trabajo, titulado: “Notas en torno al apellido Degetau”. Conocida como Confederación Germánica o Alemana. Su creación fue uno de los resultados del Congreso de Viena (1814-1815), el cual comenzó sus labores en vísperas del final de las guerras napoleónicas. En 1806 había desaparecido el Sacro Imperio Romano Germánico. Sin embargo, en lugar de revivir esta última asociación, Austria encabezó ahora la conformación de un esquema de asociación política débil, el cual no obligaba a sus miembros a delegar mayor parte de los derechos de su soberanía a ningún poder ejecutivo o judicial central. Los miembros simplemente se reunían en una dieta federal con sede en Frankfurt am Main, en la cual se abordaban temas relevantes para la legislación que entre sí compartían. Dicha pretensión iba en contra de la Constitutio Valdemariana (siglo XIV), la cual establecía que nunca una misma persona gobernara simultáneamente Dinamarca y Schleswig. En 1848, los nacionalistas daneses aspiraban romper los lazos de unión entre los ducados de Schleswig y Holstein, de modo que así pudieran conseguir la completa asimilación del primero a Dinamarca (“Programa del Eider”). Vid. MOGCD: 1848 a 1850. MOGCD: 1848. En español, respectivamente: “nación alemana” y “nuestra amada Holstein y Schleswig”.

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Das Gemütliche Leben

Fotografía y rúbrica de Otto Degetau


Otto Degetau y su mujer con su primer hijo, Ottito


Pablo Degetau Sada

Das Gemütliche Leben Auf diese Weise muß ich wieder einen Sohn [Otto] von mir lassen, der nun in dem Alter und in der Lage ist, mir nützlich zu werden und mir beizustehen. Ich bringen ihm aber gern dies Opfer, da ich die Gelegenheit für ihn, eine gute Carriere [sic] zu machen, für eine besonders günstige halte, zumal, da noch während des ersten Jahres Burchard und Mary-Ann [Degetau] ihm ihre ganze Sorgfalt und Wohlwollen angedeihen lassen können. [...] so hielt ich es doch für zweckmäßig, diese gute Gelegenheit mit Clausen nicht zu versäumen, um Otto eine herrliche Aussicht für seine Zukunft zu eröffnen [...] Besonders schwer wurde mir die Trennung von ihm, da ich in dieser Zeit wieder an Schwermuth [sic] und Verstimmung litt. Ich hatte jedoch noch die Kraft, ihm persönlich an Bord des Dampfbestes, [...].1 Otto Georg Christian Degetau, Memorandum: 1861. […Los Hesselbart] opinan como todos, que nos vengamos para acá [a Monterrey], para restablecer das gemütliche Leben* de tiempos pasados. Otto Degetau, COD: 18-XI-1891 * En español: “la vida agradable o cómoda”

Burchard / Clausen & Cía.

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e acuerdo con quienes han hecho estudios prosopográficos de los inmigrantes alemanes que llegaron a México durante el siglo XIX, es posible advertir distintas constantes en sus trayectorias. La primera de ellas tiene que ver con su procedencia geográfica, la cual, en la mayor parte los casos puede rastrearse a las ciudades hanseáticas de Bremen y Hamburgo.2 A partir de la independencia de México, estos ciudadanos hanseáticos comenzaron a establecer las primeras casas comerciales alemanas en nuestro territorio. Sin embargo, los años comprendidos entre 1821 y 1872 se caracterizarían por un intenso proteccionismo al comercio exterior, el cual sería especialmente intenso entre los años de 1838 y 1856. Fue entonces cuando llegó a México Benjamin Burchard, natural de Uetersen, ciudad ubicada entonces en el ducado de Holstein.3 La relación de Benjamin con la familia Degetau inició en 1839, cuando comenzó a trabajar como aprendiz y luego como dependiente en el mostrador de O.G.C. Degetau.4 En septiembre de 1848, las tensiones entre los ducados

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de Schleswig y Holstein con Dinamarca obligaron a los primeros a tomar las armas en contra de la segunda. Buscando evitar la conscripción, B. Burchard decidió embarcarse entonces con rumbo a Nueva Orleáns.5 Aunque no sabemos con exactitud qué hizo ahí, tenemos noticias de que para 1852 radicaba ya en el noreste de México, donde estaba asociado con Ingward Martin Clausen,6 natural de Haderslev, poblado del ducado de Schleswig.7 Cabe resaltar que, antes de su llegada a México, tanto Burchard como Clausen habían comenzado sus labores comerciales en el Caribe. El segundo, trabajando directamente en la isla de St. Thomas alrededor de 1842.8 En cambio, B. Burchard, de manera indirecta, a través del negocio de O.G.C. Degetau. Es importante resaltar este último dato, pues no son pocos los comerciantes hanseáticos que llegaron a México durante el siglo XIX, los cuales procedían de agencias comerciales establecidas previamente en la isla danesa de St. Thomas.9 Ya en México, sabemos que Burchard y Clausen actuaban como comisionistas que vendían exclusivamente al mayoreo en una casa comercial con sede en Monterrey, y una sucursal de ésta en Matamoros. Mientras que la primera recibía el nombre de Clausen & Cía., la segunda el de Burchard y Cía. En esta última casa comercial trabajó Christian Degetau, el primer miembro de su familia de quien tenemos noticia haber llegado primero a México, y quien –recordemos– era hijo del primer matrimonio de O.G.C. Degetau. Sólo sabemos que la estancia de Christian en Matamoros fue efímera, pues en 1853 había abandonado ya el negocio de Burchard.10 El segundo miembro de la familia Degetau en llegar a nuestro país no lo hizo con fines comerciales, sino sólo para acompañar a su marido. El 3 de julio de 1857, B. Burchard ingresó a la familia Degetau cuando contrajo matrimonio en Altona con la hija mayor del segundo matrimonio de O.G.C. Degetau, de nombre Mary-Ann. La nueva pareja, tan pronto concluido el enlace, se embarcó con rumbo a Matamoros, a donde llegó en septiembre del mismo año.11 Tres años más tarde, en mayo de 1861, O.G.C. Degetau recibió en Altona a su amigo I.M. Clausen y a Jesús González Treviño, con quienes refiere haber entablado relaciones comerciales. El primero, socio de su yerno B. Burchard, traía consigo el recado de éste, quien se ofrecía a recibir a su cuñado Otto en su negocio. A pesar del sacrificio que suponía dejar ir a su hijo, O.G.C. Degetau aceptó la oferta y así, el primero de junio de 1861, embarcó a su hijo Otto, de dieciocho años, con rumbo a Inglaterra, de donde luego habría de conectarse

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con las ciudades que lo llevarían hasta su destino, en Monterrey, donde vivía ya el matrimonio Burchard-Degetau desde algunos meses atrás.12 Es importante señalar que dentro de las relaciones económicas entre México y Alemania, los inicios de la trayectoria de Otto Degetau en México corresponde a la etapa que Brígida von Mentz ha denominado como la “del auge del almacén alemán”.13 Dicho período se extiende desde mediados del siglo XIX hasta la década de 1870, y se caracterizó por un auge inusitado y coyuntural del comercio alemán con México, principalmente en manos de comerciantes hanseáticos, quienes comerciaban todo tipo de mercancías de diferentes procedencias. Como veremos más adelante, gracias al éxito que muchos de estos comerciantes tendrían entonces en sus negocios, luego podrían incursionar o financiar empresas de giros no exclusivamente comerciales.

Degetau & Dose Hasta aquí, la llegada de Otto a México se adecua al prototipo del emigrante alemán de la época, quien solía llegar al país muy joven para trabajar en un establecimiento comercial, al cual accedía gracias a la recomendación de un amigo, un patrón o un familiar; en este caso, la de su cuñado B. Burchard. El principal incentivo que tenían los jóvenes alemanes para emigrar a México era hacerse con experiencia y recursos económicos suficientes para, en el transcurso de cinco o diez años, regresar a su patria, donde en lo sucesivo reinvertirían sus fortunas, o vivirían de las rentas de sus negocios en México, los cuales solían quedar al frente de un joven compatriota suyo, con quien podían a su vez asociarse. En el caso de Otto Degetau, sabemos que su padre accedió a que emigrara, pues creía que hacerlo constituía una “estupenda perspectiva para su futuro”, la cual le daría “la oportunidad […] de hacer una buena carrera”.14 Asimismo, los indicios que tenemos nos hacen suponer que O. Degetau llegó a México para que, en el plazo de un año, pudiera quedar al frente del negocio de su cuñado, quien así podría regresar junto con su familia a Alemania a vivir de sus rentas.15 Cuando esto sucedió en 1862, B. Burchard tenía alrededor de diez años de vivir en México. Aunque no sabemos si aún entonces estaba asociado con Clausen,16 sí sabemos que éste, al igual que Burchard, regresaría con su familia a vivir a Alemania unos años más tarde, alrededor de 1865.17

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Aunque no tenemos ningún rastro de Otto entre 1861 y 1867, es plausible suponer que durante ese período de seis años haya permanecido a cargo del negocio de Burchard. Sin embargo, sabemos que en 1867 se independizó y se asoció con un comerciante también de procedencia hanseática, de nombre Ernest Dose.18 En el acta constitutiva de la firma Degetau & Dose se específica que ésta nueva “sociedad comercial” duraría tres años a partir de su constitución –el 1 de marzo de 1867–, y que de los $4,500 pesos de los que se componía su capital social, cuatro mil correspondían únicamente a O. Degetau, mientras que el resto, a E. Dose, su único socio.19 Lo más significativo de esta unión comercial es que éste último señor estaba casado con Catarina Susana Clausen-Zambrano, lo cual lo hacía yerno de Ingward M. Clausen.20 De esta manera, teniendo en cuenta lo visto hasta aquí, podemos afirmar que la antigua firma Burchard / Clausen & Cía. era ahora representada por dos familiares de cada socio de cada una de estas casas comerciales: en el caso de la primera, por O. Degetau, cuñado de B. Burchard; en el caso de la segunda, por E. Dose, yerno de I.M. Clausen (véase la tabla 2).

Tabla 2: De Burchard/Clausen & Cía. a Degetau & Dose.

Benjamin Burchard

Mary-Ann Degetau

Ingward Martin Clausen

Elena Zambrano Martínez

Eduardo Zambrano González

Guadalupe González Treviño

Catarina Susana ClausenZambrano

Isabel Zambrano González

Ernest Dose

Otto Degetau

Referencias: ∞ Matrimino.

Tanto a nivel regional como nacional, la década de 1860 supuso un momento propicio para la conformación de capitales en el comercio. En el primer

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caso, tenemos a Monterrey, el cual comenzó a ser un importante centro mercantil a partir de dos momentos precisos.21 El primero de ellos fue el cambio de la frontera norte, la cual quedó más cercana a lo que hasta entonces había estado, gracias a la pérdida definitiva de Texas tras la guerra de 1846-48. A partir de este suceso y de la creación en 1858 de una faja de tierra conocida como la Zona Libre, comenzaría el papel de Monterrey como centro distribuidor de efectos extranjeros. Poco tiempo después, en el primer lustro de la década de 1860, se registró un segundo impulso a la actividad comercial de Monterrey y del noreste del país, cuando durante la Guerra Civil Norteamericana, las embarcaciones de los estados de la unión bloquearan los puertos de los estados confederados, obligando a estos últimos a buscar vías alternas para exportar su algodón hacia los mercados europeos. Para hacerlo, la opción más viable fue internarlos por vía terrestre a través del noreste de México, desde cuyos puertos se redirigirían a los mercados de destino. Aunque por razones meramente cronológicas estos dos momentos no correspondieron al inicio de las operaciones de la firma Degetau & Dose, sí sirvieron de contexto a los primeros pasos de, al menos, Otto Degetau. De entre los investigadores que han estudiado a la comunidad alemana en México, Brígida von Mentz es la única que ha hecho mención de la trayectoria de los Burchard y Degetau. De acuerdo con ella, ambas familias pasaron del Caribe a Matamoros, donde se enriquecieron, “como otros tantos, por el contrabando de algodón, de Estados Unidos a Inglaterra, durante la Guerra de Secesión; y con armas, de Estados Unidos hacia México, durante la Intervención y el Segundo Imperio”.22 Aunque Mentz no refiere de dónde obtuvo estos últimos informes, sí resulta probable que las gestiones comerciales de O. Degetau al frente de los negocios de Burchard en nuestro país, no se hayan mantenido al margen de tomar parte en una práctica sumamente habitual para la centuria,23 la cual permitió que algunos acumularan importantes sumas de capital durante el primer lustro de la década de 1860.24 Esto último resulta menos probable aun cuando sabemos que una década antes de la llegada de O. Degetau a México, las firmas de Burchard y Clausen ya realizaban, de manera habitual, prácticas contrabandistas, aunque entonces principalmente como resultado de las excesivas medidas proteccionistas de la época.25 Asimismo, sabemos que durante los años de 1855 y 1856, I.M. Clausen estuvo coludido en la importación ilegal de armamentos y fusiles.26 Estos indicios, aunados a la limitación natural de no poder tener registros pormenorizados del contrabando, nos hacen preferible sólo conjeturar como probable el que Otto, como le objeta a su familia Mentz, haya efectuado dichas actividades.

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Hasta aquí hemos analizado el por qué la década de 1860 resultó proclive para la conformación de capitales en el comercio regional. Sin embargo, también es posible hacer una afirmación parecida para el segundo lustro de la misma década, aunque ahora a una escala mayor, nacional. La apertura de la casa comercial Degetau & Dose coincidió con el año en que se concretó el triunfo definitivo del proyecto republicano en México y, con éste, el inicio de la implementación de las ideas de libre cambio a través de la abolición de distintas restricciones arancelarias. Al principio, las ventajas que supuso la liberalización del comercio exterior mexicano, sólo se abrieron a aquellos grupos nacionales, como el alemán, los cuales habían conservado su neutralidad política durante la Intervención Francesa y el Segundo Imperio. De esta manera, los alemanes no sólo aventajaron a sus competidores franceses, sino que incluso llegaron a desplazar a los ingleses, quienes hasta entonces habían dominado el comercio exterior mexicano. El panorama de la actividad comercial a nivel regional no era tan esperanzador como el que a nivel nacional disfrutaban los alemanes en materia de comercio exterior. Aunque hasta finales de la década de 1870 el comercio constituyó la actividad fundamental de Monterrey, esta actividad comenzaría a padecer una gradual decadencia desde mediados de la década de 1860. A pesar de las innumerables razones que se han dado para explicar este fenómeno, concuerdo con Isidro Vizcaya en que es posible limitar la explicación a dos. La primera fue la creación en 1870 de un contrarresguardo, fuerza móvil encargada de recorrer la frontera con el fin de servir como una segunda barrera a las importaciones clandestinas de mercancías. Por otra parte, el arribo del ferrocarril a la ciudad de Monterrey en 1882, significó para la ciudad una pérdida relativa de la importancia que hasta entonces había guardado, gracias a su posición geográfica, como centro distribuidor del comercio procedente del puerto de Matamoros, hacia lugares tan distantes como Chihuahua, Durango, Saltillo, San Luis Potosí, Zacatecas y otros puntos de la República.27 Así, la decadencia de una de las actividades más lucrativas de la zona, por una parte, aunada a la eliminación de Monterrey como centro de internación e intermediación de las importaciones, por la otra, coadyuvaron a que las casas comerciales regiomontanas entraran en un período de gradual decadencia. Aunque las primeras actividades de O. Degetau a cargo de su propio establecimiento comercial daten de este período de decadencia mercantil regional, nos resulta imposible confirmar cómo le afectó dicho fenómeno. Tras haberse

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constituido, la primera noticia que tenemos de la firma Degetau & Dose corresponde al año de 1870, cuando por la noche del 19 al 20 de diciembre le fue robada “una cantidad de dinero de bastante consideración”.28 La misma casa comercial, cinco años después de este robo, figura ya –en 1875– entre las trece principales casas comerciales de Monterrey.29 No sabemos con certitud la fecha exacta de la terminación de la sociedad entre O. Degetau y E. Dose.30 Tampoco sabemos el giro comercial preciso de la firma.31 Sin embargo, sabemos con toda seguridad que para febrero de 1879 la casa Degetau & Dose ya no existía más.32 Sea como fuere, sabemos que a pesar de su separación, tanto Otto como Ernest continuaron en la actividad mercantil, aunque ahora a cargo de sus respectivos almacenes, al menos hasta 1879.33 Tres años después, en 1882, O. Degetau manifiesta tener “una tienda de ropa” en Monterrey y bienes por la cantidad de $100,000, suma nada despreciable para la época, en la que reconocidos comerciantes de la región exhiben una cantidad igual o poco mayor a la suya.34 Por lo demás, entre las décadas de 1830 y 1880, de acuerdo con Brígida von Mentz, una “negociación grande” contaba por lo general con un capital social de cien mil pesos en adelante, el cual les brindaba cierta autonomía y la capacidad de hacer préstamos cuantiosos.35 Así, no resulta extraño que el 30 de abril de 1883, O. Degetau figurara entre los participantes de una junta en la que se convocó a los representantes de las principales casas comerciales de la ciudad para fundar la Cámara de Comercio de Monterrey, establecida a partir del primero de julio de dicho año, y la cual funcionaría sólo hasta 1889.36

Los Zambrano y la unión con la élite regiomontana El 27 de enero de 1877, O. Degetau contrajo matrimonio civil con Isabel Zambrano, perteneciente a una de las principales familias regiomontanas de la época.37 La mayor parte de los alemanes que llegaron a México en el siglo XIX lo hicieron jóvenes y, por tanto, aún solteros. Además, en la mayoría de los casos emigraron con la firme intención de estar en el país receptor por tan sólo poco tiempo, de modo que pudieran volver a su patria para casarse ahí. En caso de que optaran por permanecer más tiempo en México, tenían la alternativa de regresar a Alemania para contraer matrimonio y poder regresar a México

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en compañía de sus mujeres. Sin embargo, a partir de la década de 1860 comenzaron a volverse comunes los casos en que no era ya necesario regresar a Alemania para casarse con una alemana, pues contaban ya con la alternativa de encontrar esposa entre las jóvenes de su propia comunidad con residencia en México. Sin embargo, y aunque fueron pocos, existieron casos de jóvenes alemanes como O. Degetau, quienes rompieron las tradicionales uniones endogámicas de sus grupos y se casaron con una mujer perteneciente a la élite local. Estas uniones entre alemanes y mexicanas fueron propiciadas gracias a que los primeros contaban con los medios económicos suficientes para hacerlo, pero seguramente también impulsados por la idea de que la unión fortalecería sus lazos económicos. Ahora bien, sea como fuere, resulta notable el caso de O. Degetau si tomamos en consideración la opinión de Walther L. Bernecker, quien señala que fueron pocos los alemanes que consiguieron ingresar en la clase alta mexicana.38

Isabel Zambrano de Degetau

Quizás el principal obstáculo para que se efectuaran enlaces matrimoniales entre alemanes y mexicanas era la disparidad de cultos entre los probables contrayentes. Sabemos que el credo religioso de Otto y de su familia era protestante; concretamente, luterano.39 Aunque a partir de la década de 1860 las Leyes de Reforma hicieron válida por parte del Estado la libertad de cultos, aun quedaba por resolver el problema de los enlaces mixtos en el seno de la Iglesia

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Católica. La unión religiosa de Otto e Isabel debió haber tenido lugar en algún punto alrededor de 1877, cuando, como hemos visto, se efectuó el matrimonio civil. Sin embargo, hasta ahora no hemos podido encontrar su partida de matrimonio eclesiástico, ni su respectiva dispensa por disparidad de culto.40 No obstante esto, resulta muy probable que la pareja haya efectivamente contraído matrimonio en el seno de la Iglesia y que para tal fin, Otto haya tenido al final que adoptar la religión de su cónyuge. El caso contrario; es decir, el que Isabel haya renunciado al catolicismo para casarse en el seno de la iglesia luterana con Otto, resulta muy improbable.41 Para las jóvenes mexicanas, los alemanes ricos constituyeron casi siempre buenos prospectos de pareja. Ello parece corroborarse en el caso de la familia de Isabel, pues Otto no fue el único ni el primer alemán ingresado a la misma. Una hermana menor de Isabel, de nombre María, quien contrajo nupcias algunos años después con otro alemán, también de origen hanseático, de nombre Gustav Bense.42 Además, puede decirse que la relación de Otto con la familia Zambrano había comenzado desde el momento de su partida con rumbo a México, cuando se embarcó, como ya hemos señalado, con Ingward M. Clausen y Jesús González Treviño. En ese momento, el primero de ellos tenía ya siete años y medio de haber contraído matrimonio con una tía de Isabel, hermana del padre de ésta, de nombre Elena. En cambio, J. González Treviño, tío materno de Isabel, habría de casarse a pocos meses de su llegada a México de regreso de Alemania, el 19 de octubre de 1861, con otra hija del matrimonio Zambrano Martínez, de nombre Rosa.43 De acuerdo con Mario Cerutti, “aún cuando por lo general” las mujeres “no pertenecían a los elencos de gestión y dirección”, es importante tomarlas en consideración, ya que gracias a sus matrimonios, podemos “situarlas en una segunda faceta que coadyuvó el entrelazamiento y la cimentación histórica del empresariado regiomontano”.44 Siguiendo a Cerutti, un ejemplo de ello son los González Treviño, familia materna de Isabel, la cual destacaba en el plano socioeconómico, con una “notoria participación en la industria, la minería, las finanzas y la propiedad de la tierra”.45 De hecho, la importancia de la familia González Treviño es perceptible sólo a partir de los enlaces matrimoniales que entablaron los tíos y tías de Isabel. De los doce hijos de los que se componía la familia en cuestión, sólo tres no contrajeron matrimonio: dos Manueles y un Francisco, quienes murieron célibes o antes de poder casarse.46 Como ya he señalado, Jesús, al igual que la madre de Isabel, se ligó por matrimonio con la familia Zambrano Martínez. En cambio, dos de sus hermanos –Lorenzo y

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Mercedes– casarían con miembros de la familia Madero Hernández; respectivamente, con Prudencia y Francisco.47 Por último, José, Mariano, Ana, Juana y María González Treviño contrajeron matrimonio, en orden, con Concepción Sada Muguerza, María Lafón, Antonio V. Hernández Benavides, Ireneo García Chavarri, y Leandro Aguilar.48 Apellidos como el de los González Treviño aparecen –junto al de los Madero, Milmo, Belden, Rivero, Hernández, Zambrano y otros– en el “escenario regional de los negocios”.49 Es importante tomar en consideración esto, pues en palabras de Mario Cerutti, dicho conjunto de familias fueron precisamente las que alentaron “la primera fase de crecimiento industrial en la ciudad [de Monterrey], entre 1890 y 1910”.50 Por ello resulta conveniente detenernos un momento ahora en la familia paterna de Isabel, a quien Cerutti califica como “herederos y multiplicadores de la fortuna que en 1873 dejó Gregorio Zambrano”,51 abuelo paterno de la esposa de O. Degetau. Gregorio Zambrano Guajardo fue,52 entre otras cosas, cofundador –en 1854 y 1871, respectivamente– de las dos primeras industrias del Estado de Nuevo León, las cuales fueron textiles. En la primera, bautizada como “La Fama de Nuevo León”, aunque temporalmente resulta previa al desarrollo comercial regiomontano, confluirían capitales de inversionistas como Gregorio, quienes al poco tiempo se desempeñarían como los principales agentes comerciales de la época en la región noreste. Asimismo, resulta notable que entre los nueve accionistas de La Fama aparecen ya los “antecesores comerciales” de O. Degetau: I.M. Clausen y B. Burchard, quienes bajo la firma Clausen y Cía. representaban 2 ½ acciones de la negociación.53 Dieciocho años más tarde –es decir, en 1872– la familia de Gregorio volvería a tener participación en la industria textil regiomontana; concretamente, con la conformación de la segunda fábrica de la entidad, conocida como “El Porvenir”, la cual sería con el tiempo la más importante de la entidad,54 y en la cual confluirían ya los capitales acumulados durante el auge comercial de Monterrey de las dos décadas previas. Específicamente, los accionistas iniciales de esta negociación serían Valentín Rivero y, por parte de Gregorio Zambrano, la firma Zambrano Hermano y Compañía.55 Algunas páginas atrás hemos hecho mención de la crisis que experimentó el comercio de Monterrey a partir de principios de la década de 1870, y agravada con la introducción del ferrocarril en 1882. Aunque para 1886 el comercio

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en la ciudad mejoraría progresivamente, las enormes sumas de capital que se habían acumulado durante el período de prosperidad fueron reinvertidos en nuevos renglones de la economía, tales como la minería, la agricultura y la industria de la región. Para los fines de la presente investigación, es importante tener presentes principalmente a los dos últimos renglones, pues más adelante veremos cómo el desarrollo del cultivo de algodón en la región lagunera irá de la mano con la conformación de industrias textiles en el noreste durante las décadas de 1870 y 1880.

Primer Vicecónsul en Monterrey del Imperio Alemán Desconocemos si O. Degetau adoptó o no, en algún momento, la nacionalidad mexicana. Muchos extranjeros que como él contraían matrimonio con mexicanas, o que entablaban negocios en el país, preferían no hacerlo, pues de lo contrario perdían privilegios que su condición de extranjeros les confería.56 Entre las ventajas de los no mexicanos, encontramos que estos estaban muchas veces exentos de hacer préstamos forzosos al gobierno; o bien, si llegaban a tener un problema con algún particular o autoridad del país, o si eran sujetos de cualquier agravio a sus bienes o a su persona, su condición de foráneos casi siempre podría resultarles provechosa, pues tendrían a su lado la protección de su cuerpo diplomático, el cual intervendría en su favor. En el caso de Otto, sabemos que su condición de alemán le fue útil al menos en una ocasión a lo largo de su residencia en México. Por ejemplo, en 1873 lo encontramos solicitándole al Ministro alemán en México –Enzenberg– que interpusiera su mediación para que se le eximiere “de pagar derechos por una bandera y un escudo que [él, O. Degetau,] mandó fabricar en Alemania para el Consulado” el cual entonces dirigía en Monterrey. La intervención del cuerpo diplomático alemán a su favor fue eficaz, pues el gobierno mexicano accedió a la referida petición el 23 de julio de 1873.57 Sin embargo, lo que más me interesa destacar aquí es la faceta diplomática de O. Degetau.

Sello del Viceconsulado del Imperio Alemán utilizado por Otto Degetau. 49


Empresarios alemanes en México. El caso de Otto Degetau (1842-1915)

Cuando Otto Degetau llegó por primera vez a México, Alemania aún no existía como Estado-Nación. Sin embargo, es importante señalar aquí que la región de la que era nativa la familia Degetau tuvo un papel primordial en el proceso de unificación alemana. A lo largo de los primeros dieciocho años de la vida de Otto –es decir, desde el año de su nacimiento hasta el que viajó por primera vez a México– su tierra natal, Holstein, había pertenecido, al mismo tiempo, tanto a la corona danesa como a la Confederación Alemana. Dicha situación cambió radicalmente cuando Otto regresó por primera vez a Alemania, procedente de México, a bordo del Teutonia, el 12 de enero de 1868.58 En el espacio de los primeros siete años que estuvo ausente O. Degetau en México (1861-1868), su ducado se había enfrentado por segunda vez a Dinamarca (1864). Años antes, la Primera Guerra de los Ducados (1848) había enfrentado a Prusia y a los dos ducados en contra de Dinamarca. Sin embargo, este primer conflicto bélico no tuvo resultados significativos para la causa alemana. En cambio, en la Segunda Guerra de los Ducados, la entrada de Austria al lado de Prusia cambió por completo la balanza. En esta ocasión, el resultado de la confrontación bélica fue favorable para los aliados, quienes finalmente arrebataron de manos danesas los ducados de Schleswig y Holstein: el primero para los Hohenzollern y el segundo para los Habsburgo. Sin embargo, Prusia no estuvo conforme con haber recibido sólo Schleswig, por lo que en junio de 1866 envió tropas a Holstein, desatando una nueva guerra, pero ahora, entre los dos antiguos aliados: Prusia y Austria. Al término de esta nueva confrontación –conocida bajo el nombre de la Guerra Austro-Prusiana o de las Siete Semanas– Prusia no se limitó a terminar de absorber al último ducado de donde eran nativos los Degetau, sino que procedió a conformar una nueva agrupación de los estados alemanes al norte del río Meno, encabezada por Prusia, la cual se denominó Confederación del Norte de Alemania.59 Cuando O. Degetau regresó por segunda ocasión a visitar a su familia en Alemania, el 2 de octubre de 1870,60 la unificación alemana estaba ya en su última etapa. Prusia, aliada no sólo con los estados de la Confederación del Norte de Alemania, sino también con los estados alemanes del sur que habían permanecido hasta entonces aún independientes, se lanzaron en guerra contra Francia. Tan sólo a un mes de haber llegado Otto a Altona, Napoleón III, emperador de los franceses, capituló en Sedán el 2 de septiembre de 1870. Al año siguiente, el 19 de enero de 1871, Guillermo I de Prusia fue proclamado emperador del Segundo Imperio Alemán. La unificación alemana se concertaba así entre la unión de los estados de la Confederación del Norte de Alemania y de los restantes cuatro estados alemanes del sur, independientes

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hasta entonces, pero que habían peleado junto a Prusia en la Guerra FrancoPrusiana.61 Así, cuando O. Degetau se embarcó de regreso a México el 4 de marzo de 1871,62 la unificación alemana era ya un hecho consumado. Al año siguiente, el 17 de febrero de 1872, “su Majestad el Emperador de Alemania” nombró a O. Degetau vicecónsul en Monterrey del Imperio Alemán;63 y tres meses después, el 14 de mayo, el gobierno mexicano expidió su respectivo exequátur.64 Por todo esto, es posible calificar a Otto como la primera persona en Monterrey en haber ejercido la representación consular, no ya de una ciudad o asociación de estados alemanes, sino de Alemania como unidad nacional.65 Sabemos muy poco de la carrera diplomática de Otto. Sin embargo, el siguiente caso me parece ilustrativo de la importancia de su puesto. El 21 de enero de 1881, Ingward M. Clausen y su mujer, Elena Zambrano Martínez expidieron ante el cónsul mexicano en Hamburgo, un poder ultramarino para que su yerno, Ernest Dose, pudiese vender las acciones que dicha pareja tenía aún en la fábrica de hilados y tejidos La Fama. Años antes, en 1874, Clausen había expedido ya un poder a Dose para que éste “lo representara en todos sus intereses en la República de México”.66 Sin embargo, el juez civil pidió a Dose que comprobase que dicho poder estuviera “conforme con las leyes del lugar en que se otorgó”.67 Para hacerlo, Dose indicó que de acuerdo con la legislación alemana, los cónsules “tienen la facultad de autorizar poderes que se otorguen ante ellos para que surtan efecto en Alemania”,68 por lo que la persona a la que se debería recurrir era al cónsul alemán; es decir, a O. Degetau. Al momento de ser presentado como testigo, éste declaró que el testimonio de Dose era en efecto cierto, pues ciertamente, gracias a su puesto gozaba de “la facultad de autorizar poderes”.69 Gracias a ello, las autoridades mexicanas resolvieron el caso autorizando que el poder que ostentaba Dose surtiera sus efectos legales. Así, vemos que las labores de un vicecónsul alemán iban más allá de las de izar “el pabellón alemán” en el aniversario del nacimiento del Emperador de su país, o en cualquier otra conmemoración que lo ameritace.70 Finalmente, tenemos noticia de que en algunas ocasiones Otto tuvo que ausentarse de Monterrey y, en consecuencia, dejar vacante su puesto. Esto ocurrió en al menos tres ocasiones; en las cuales, encontramos a Ernest Dose y a Otto Röhrhand ostentando el viceconsulado interinamente (por ejemplo, en 1874, 1879, 1880, 1885 y 1886).71 Me parece justo conjeturar que, al menos en las últimas ocasiones, Otto debió haber abandonado su puesto debido a que –como veremos más adelante– ya para entonces había adquirido una industria textil en Monclova. Por ello, resulta lógico que en 1887 encontremos a un 51


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familiar político de O. Degetau –Carl von Holck (véase apéndice 2)–, primero ocupando su puesto interinamente, y luego, reemplazándolo definitivamente.72 Hasta entonces, Otto había ocupado la representación diplomática de su país –al menos nominalmente– por alrededor de quince años. Algunos años después, Otto se referirá a los años comprendidos entre las décadas de 1860 y principios de 1880 como los tiempos de “das gemütliche Leben”;73 es decir, literalmente, de aquellos años en que su vida era agradable y cómoda. Sin embargo, el sustantivo alemán Gemütlichkeit abarca también otras connotaciones que hacen difícil traducirlo con una sola palabra al español y que, por tanto, son importantes señalar. Por un lado, remite a un sentido de pertenencia: de ser aceptado socialmente. Asimismo, contiene también una connotación de alegría, de una vida no ajetreada, dispuesta de tal modo que permite disfrutar tiempo de calidad. Ahora bien, ¿qué sucedió durante la década de 1880 que harían que, años más tarde, Otto se refiriese con nostalgia a las dos décadas anteriores como aquellos tiempos de “das gemütliche Leben”? La respuesta la encontramos a lo largo de la década de 1880. Entonces Otto dejaría a un lado el giro exclusivamente comercial que hasta entonces habían tenido de sus negocios, para cambiar su residencia a Monclova e incursionar ahí en la industria, tal como veremos en el siguiente capítulo.

Retrato al óleo de Isabel Zambrano de Degetau

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Das Gemütliche Leben

Notas del capítulo

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En español: “Con este conocimiento, debo nuevamente dejar un hijo [Otto] que ahora está en la edad y la situación para serme útil y socorrerme. Le ofrezco con gusto este sacrificio, pues la oportunidad para él de hacer una buena carrera, teniendo un apoyo favorable durante el primer año de Burchard y Mary-Ann [Degetau] para dejarlo prosperar con sus cuidados y buena voluntad. […] hasta ayudé a no dejar por conveniencia, esta buena oportunidad con Clausen, para abrir a Otto tan estupenda perspectiva para su futuro […] Sobre todo, se me hizo difícil la separación de él, ya que en este tiempo me encontraba en una época muy difícil. Sin embargo, aún tuve la fuerza de llevarlo personalmente a bordo del barco, […]”. Cabe referir que ello no excluye la posibilidad de hallar variaciones conforme al sujeto estudiado. Para las consideraciones generales de las relaciones comerciales entre México y Alemania, así como de la trayectoria de los miembros de la comunidad alemana en nuestro país durante el siglo XIX: Cfr. Bernecker, Alemania y México…, op. cit., 210 pp., passim.; Luz María Martínez Montiel y Araceli Reynoso Medina, “Inmigración europea y asiática. Siglos XIX y XX”, pp. 337345, passim.; Brígida von Mentz, “El capital comercial y financiero alemán en México. Primera Parte”, pp. 57-125, passim. Uetersen es un poblado cercano a la ciudad de Hamburgo. Sabemos que Benjamin y sus padres eran naturales de Uetersen, gracias al acta de matrimonio civil de uno de sus hermanos mayores, también radicado en México, de nombre Carl. Vid. AGENL: Registro Civil Histórico. Monterrey: matrimonios 1862. Primera oficialía, tomo 1, libro 1, acta # 109, ff. 42 vta. y 43 fte. El nombre completo de Benjamin era Johann Benjamin Burchard (n. 5-V-1824, Uetersen; m. 9-I-1897). Vid. Karin von Kuegelgen. A Windows into my past, p. 6. Benjamin era hijo de Benjamin Gottlieb Burchard y de Catharina Brunkhorst. MOGCD: 1840. MOGCD, 1848: “Mein langjähriger Commis Burchard verließ mich im Monat September der Cons-cription wegen und ging nach New Orleans, um sein Glück zu versuchen” [sic]. Parece que durante el siglo XIX, la emigración para evitar la conscripción militar fue habitual en los ciudadanos de Holstein y de Schleswig. Vid. RD. Ingward Martin Clausen (n. 1822, Haderslev; m. 1902, Knoop); era hijo de Andreas Clausen y Maria Jurgensen. Vid. Daniel Zambrano Villarreal, El apellido Zambrano en Nuevo León en los siglos XVIII y XIX. Cronologías y Genealogías, p. 143. En muchas fuentes es posible encontrar el nombre de Ingward Martin castellanizado y/o abreviado como Juan M. o Juan Martín. Asimismo, es posible encontrar su nombre a veces erróneamente como Juan María. Sabemos que existe una relación biográfica de I.M. Clausen; sin embargo, no hemos podido consultarla para el presente trabajo: Thomas Otto Achelis, “Ingward Martin Clausen 18221902, ein Wohltäter der Stadt Hadersleben”, pp. 86-97. Haderslev, en danés, o Hadersleben en alemán, pertenecía al ducado de Schleswig. A partir de 1864, pasó junto con ésta a Prusia y, pocos años más tarde, a la recién constituida Alemania unificada. Tras elaborarse un plebiscito después de la Primera Guerra Mundial, Haderslev y la parte septentrional de Schleswig pasaron en 1920 a ser parte de Dinamarca.

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Gerhard Hirschfeld, “Gut Knoop”, http://www.holtenau-info.de/history/knoop.htm. En dicho sitio se lee: “Clausen ging mit 20 Jahren als kaufmännischer Angestellter nach St. Thomas / Westindische Inseln, die damals zu Dänemark gehörte, erwarb dort ein erhebliches Vermögen und ging nach Monterey, heiratete eine Mexikanerin, mit der er 15 Kinder hatte”. Cfr. Brígida von Mentz, Los pioneros del imperialismo alemán en México, pp. 66-67. Vid. Francisco González Garza, “Memorias de Jesús González Treviño”, http://prontito.com/ jesusgonzaleztrevino/. O.G.C. Degetau refiere en su Memorandum que en abril de 1853, Burchard le informó que su hijo Christian había abandonado su negocio para marcharse a Nueva York y sumirse de nueva cuenta en el vicio del juego. Desde entonces, O.G.C. perdió toda comunicación con su hijo, del cual en lo sucesivo tampoco sabemos nada más. MOGCD: 1857. MOGCD: 1861. Mentz, “Empresarios alemanes en...”, op. cit., pp. 29-37, passim. MOGCD. 1861: “[…] eine herrliche Aussicht für seine Zukunft zu eröffnen [...]”; “[...] eine gute Carriere [sic] zu machen, für eine besonders günstige halte [...]”. Véase MOGCD: 1861 y 1862. En el primer año se hace referencia que Otto llega finalmente a su destino, en Monterrey, donde se encuentra con su cuñado y su hermana el 30 de agosto de 1861. En el segundo año, se refiere que la familia Burchard-Degetau regresa a vivir a Alemania el 9 de agosto de 1862. Sólo sabemos por un documento fechado el 1-III-1869, que en dicha fecha Juan Clausen traspasó a favor de Juan Montgomery “el poder de la extinguida casa de los señores Clausen y Cía. en liquidación”. AHM. Colección: Civil. Volumen: 293. Expediente: 44. Fecha: 1-III-1869. Podemos tener este indicio gracias a la relación entre las fechas y los lugares de nacimiento de la familia Clausen-Zambrano. De los trece hijos del matrimonio Clausen-Zambrano, los primeros cinco nacieron en Monterrey entre 1855 y 1864. En cambio, los ocho restante nacieron en Schleswig-Holstein entre 1866 y 1878. Vid. Zambrano Villarreal, El apellido Zambrano…, op. cit., p. 149. Ernest G.C. Dose (n. 1844, Hamburgo; m. 1936, Hannover), hijo de J. Dose y Julia Buerstenbinder, de quienes a su vez, sólo tenemos noticia de que ya habían muerto para el año de 1881. AGENL: Registro Civil Histórico. Monterrey: nacimientos 1881. Segunda Oficialía, tomo 1, libro 1, acta 236, f. 137 fte. En el acta constitutiva de Degetau & Dose se específica que, con base en el capital de sus socios, el 75% de las ganancias o pérdidas corresponderían a O. Degetau, y el resto –25%–, a E. Dose. Asimismo, se señala que “el manejo doméstico queda a cargo del Sr. Degetau”. AGENL. Fondo: Protocolos de Tomás C. Pacheco. Tomo 12. Acta 48, 1-III-1877, ff. 68 fte. a 69 vta. Desconocemos cuándo contrajo matrimonio con Catarina Susana Clausen-Zambrano (n. 1855, Monterrey; m. 1934, Hannover). El matrimonio Dose-Clausen tuvo un total de seis hijos, de los cuales, la mayor parte de su descendencia vive actualmente en Alemania. Los primeros cinco hijos nacieron en Monterrey entre los años de 1875 y 1881. Únicamente el último vástago nació en Hannover, en el año de 1886. Este dato, aunado a los lugares de defunción de la mayor parte de los padres e hijos de la familia Dose-Clausen, nos hacen suponer que se trasladaron (entre 1881 y 1885) a vivir de manera definitiva a Alemania. Vid. Los Zambrano. Origen. Escudo de Armas. Genealogía, p. 115; y Zambrano Villarreal. El apellido Zambrano…, op. cit., p. 149. Para la contextualización de Monterrey durante la segunda mitad del siglo XIX y las dos primeras décadas del XX, me he valido principalmente de: Isidro Vizcaya Canales, Los orígenes de la industrialización de Monterrey. Una historia económica y social desde la caída del Segundo Imperio hasta el fin de la Revolución (1867-1920), 171 pp. Mentz, “Empresas alemanas en…”, op. cit., p. 47. Para ahondar en el tema, consúltese: Walther L. Bernecker, Contrabando: ilegalidad y corrupción en el México del s. XIX, 163 pp.

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24 Mario Cerutti, Burguesía y capitalismo en Monterrey, p. 34. 25 J. González Treviño refiere en sus memorias haber trabajado durante seis años para dicha casa comercial, al cabo de los cuales se independizó y asoció con un amigo suyo, Emilio Zambrano. En cuanto al contrabando, confiesa que dicha práctica le sirvió más adelante para sus propios negocios. Vid. González Garza, “Memorias de Jesús…”, op. cit., http://prontito.com/jesusgonzaleztrevino/. 26 Vid. Mario Cerutti, “Comercio, guerras y capitales en torno al río Bravo”, p. 43. Asimismo, sabemos que entre 1858-59, J. Clausen figura también dentro de los conceptos de préstamos y cargos a la tesorería del estado de Nuevo León. Vid. Mario Cerutti, “Guerras civiles, frontera norte y formación de capitales en México en años de la Reforma”, pp. 240 y 241. 27 En 1882, el Ferrocarril Nacional –como era conocida la vía– unió a Monterrey con Laredo. Un año más tarde, con Saltillo. Para 1888, habría unido ya a Monterrey con la capital de la República. Vid. Vizcaya Canales, Los orígenes de…, op. cit., pp. 19-22. 28 AHM: Colección: Misceláneo. Volumen: 135. Expediente: 13. Fecha: 20-XII-1870. 29 Además de dicha firma, figuran entre los principales comerciantes de la ciudad: “Cantú Bruno”, “Gavito y Elizondo”, “García Bernardino”, “Goldschmidt y compañía”, “Gortari Fermín”, “Hernández Hermanos y Sucesores”, “Martínez Cárdenas y compañía”, “Milmo Patricio”, “Ocho Antonio”, “Rivero y Compañía Valentín”, “Stephan Westendarp”, y “Zambrano Hermano y Compañía”. Juan L. Pérez, Almanaque estadístico de las oficinas y guía de forasteros y del comercio de la República para 1876, p. 394. 30 Sabemos que la firma Degetau & Dose existía aún en junio de 1876, cuando se llevó a cabo un dictamen en el que se le asignó que pagara un “contingente mensual” de $15. AHM. Colección: Actas de Cabildo. Volumen 999. Expediente 1876/026. Acta # 26. Fecha: 14- VI-1876. 31 En el México decimonónico, las casas comerciales alemanes actuaban como intermediarias, distribuidoras e importadoras de manufacturas de diferentes nacionalidades. En un principio, la mayor parte del volumen de los productos que importaron de Alemania fueron textiles (sobre todo de lino). Sin embargo, también era habitual que las casas comerciales alemanas importaran otros productos como porcelana, instrumentos de música, muebles, etc. Ahora bien, durante la segunda mitad del siglo XIX, los textiles de origen francés desplazaron poco a poco a los alemanes. Así, a partir de alrededor de 1890, los principales productos que en lo sucesivo importarían las casas comerciales alemanas serían artículos de ferretería, herramientas, maquinaria y químicos. Martínez Montiel y Reynoso Medina, “Inmigración europea y…”, op. cit., p. 342. De acuerdo con este dato y con el período en que O. Degetau se desempeñó como comerciante (1861-primer lustro de la década de 1880), me parece posible aventurar que el giro de su negocio haya sido principalmente la importación de textiles. Para ello, contamos además con tres pruebas adicionales. En primer lugar, el que su primera formación comercial haya sido en el negocio de sedas (1859-60). En segundo, el haber estado a cargo de una fábrica textil entre 1881 y 1905. Por último, que en 1882 aparezca como dueño de una “tienda de ropa” en Monterrey. Para las dos primeras pruebas, véase el tercer capítulo del presente trabajo. Para la tercera, la nota 34 del presente capítulo. 32 En dicha fecha, E. Dose manda una carta a la junta revisora de cuotas, en la que señala que en los mejores tiempos de la casa comercial, ésta pagó al erario una cuota mensual de $18. Asimismo, se queja de que entonces, en “tiempos tan malos”, “lejos de ir para adelante, desgraciadamente he ido para atrás”, por lo que más que subirle la cuota a $35 como pretendían, él habría esperado que se la rebajasen. Además, continúa, “al separarse los dos socios, natural hubiese parecido, que al que suscribe [, E. Dose,] le pusiesen la mitad”. Por ello, propone continuar pagando sólo la cantidad de $18 mensuales, los cuales pagaba aún hasta 1878. Amenaza que si no se acepta su propuesta y se insiste en que pague $35, se verá precisado a tomar la “dura” resolución de cerrar su almacén. Además, señala que su hermano Guillermo es para entonces socio de la casa comercial, aunque no exhibe capital alguno. Finalmente, la Junta revisora de cuotas parece haber aceptado su propuesta. AHM: Colección: Civil. Volumen: 319. Expediente: 1. Folio: 6. Fecha: 11-II-1879.

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33 En el AHM puede consultarse un expediente, formado con motivo de la asignación de nuevas cuotas en 1879, en el que bajo el título de “Casas de comercio giro o trato”, aparece de manera independiente O. Degetau con un almacén al que se le asigna pagar la cantidad de $30, mientras que al de E. Dose la de $35. El monto de estas cuotas nos permiten a su vez calcular la importancia de la negociación, pues existen un sinnúmero de negociaciones que pagan cantidades ínfimamente menores a las de O. Degetau y E. Dose. Por el otro lado, entre las pocas que pagan una cantidad mayor, encontramos las de Rodolfo Dresel, Stephan Westendarp, o Hernández Hermanos y Sucesores, a las cuales les es asignada una cantidad promedio de $50. AHM. Colección: Civil. Volumen: 319. Expediente #1. Fecha: II-1879. 34 Valentín Rivero exhibe el mismo año la misma cantidad que Otto, mientras que Patricio Milmo $150,000. AGENL. Fondo: Estadísticas de Monterrey. Caja: 9. Año: 1881. 35 Mentz et al., Los pioneros del…, op. cit., p. 100. 36 Los antecedentes de la Cámara se remontan a 1841, cuando se fundó la Junta de Fomento del Comercio de Monterrey, entre cuyos fundadores figuraba Gregorio Zambrano. Andrés Montemayor Hernández, Historia de Monterrey, pp. 123 y 230. Un hijo de Gregorio, de nombre Eduardo –quien para entonces ya era suegro de O. Degetau– fungiría como uno de los primeros presidentes de la Cámara de Comercio en el año de su constitución. José P. Saldaña, Estampas Antiguas de Monterrey, p. 48. 37 El matrimonio civil tuvo lugar en la casa #17 de la Plaza de Bolívar, en Monterrey. Vid. AGENL: Registro Civil Histórico, Matrimonios 1877, Monterrey, Primera oficialía, tomo 1, libro 1, acta # 21, f. 23. María Isabel de la Trinidad (n. 25-VII-1858 [1]; m. 3-XII-1925, ambos eventos en Monterrey). Vid. [1] AHDM: Nacimientos Catedral, libro 31, acta 404, foja 205, fte. La ascendencia de Isabel es como sigue. Padres: José Eduardo Zambrano Martínez (n. 27- II-1828, Monterrey. Desconozco cuándo murió), quien contrajo matrimonio en el Sagrario Metropolitano de Monterrey, el 21-IV-1855 [2] con Guadalupe Andrea González Treviño (n. 1832, Pesquería, Nuevo León [2]). Abuelos paternos: José Gregorio de la Trinidad Raymundo Zambrano Guajardo (n. 11-III-1804; m. 15-VIII-1873, ambos eventos en Monterrey), quien contrajo matrimonio en Monterrey, el 29-XI-1826, con Josefa Feliciana Martínez de la Garza (n. 19-XI-1806; m. 4-XII-1891, ambos eventos en Monterrey). Abuelos maternos: Francisco González Prieto (n. 1803; m. 1885), quien contrajo matrimonio con María Pilar Treviño de la Garza (n. 1818; m. 1855). Bisabuelos paternos: a.- Padres de Gregorio.- Juan José Alfredo Zambrano de Aldape (n. 18-II-1758; m. 27-VIII-1808, ambos eventos en Monterrey), y María Josefa Guajardo-Quiroz (natural de la Hacienda de Santa Rosa de los Guajardo, distrito de San Francisco Apodaca [3]; m. 30-X-1851, Monterrey), quienes contrajeron matrimonio alrededor de 1790; b.- Padres de Josefa Feliciana.- José Victoriano Martínez (n. 31-VIII-1784, Santa Catarina), y María Rosalía de la Garza (n. 16-VII-1787; m. 12-IX-1833). Bisabuelos maternos: a.- Padres de Francisco.Lorenzo González Hidalgo y María Gertrudis Prieto; b.- Padres de María Pilar.- Manuel Treviño González y Juana de la Garza Guerra. Tatarabuelos paternos: a.- padres de Juan José.- Juan Javier Zambrano Buentello (b. 2-IV-1727), y María Antonia Gertrudis de Aldape de la Garza (n. 2-XI-1731, Monterrey), quienes contrajeron matrimonio en Monterrey, el 2-VII-1749. b.Padres de María Josefa.- Cayetano Guajardo y Francisca Quiroz [3]. Tatarabuelos maternos: a.- Padres de Lorenzo.- Pedro González y Ana María Hidalgo; c.- Padres de Manuel.- Pedro Treviño y Ana González Hidalgo; d.- Padres de Juana.- Pedro de la Garza y Juana Guerra. Abuelos en 4º grado paternos: a.- Padres de Juan Javier: José Cipriano Zambrano Rendón (b. 2-X-1701; m. 5-XI-1776, ambos eventos en Monterrey), y Catarina Buentello González (n. circa 1706; m. 1-I-1758, Monterrey), quienes contrajeron matrimonio en Monterrey el 12V-1726. Abuelos en 5º grado paternos: a.- padres de José Cipriano: Nicolás de Zambrano (m. 16-I-1722, Monterrey), quien contrajo segundas nupcias, en Monterrey, el 23-I-1701, con María Rendón Valverde (n. circa 1669; m. 28-VIII-1723, ambos eventos en Monterrey). Para la ascendencia paterna de Isabel me he valido principalmente de: Zambrano Villarreal. El apellido Zambrano…, op. cit., pp. 95, 102, 103, 135 y 143. Para la ascendencia materna: Carlos B.

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Madero, Relación de la familia “Madero”, pp. 89-100. Para [2], véase FS; y para [3], AGENL. Fondo: Protocolos de Bartolomé García. Tomo 6, acta 149, 26-XII-1851, f. 254 fte. y vta. Bernecker, Alemania y México…, op. cit., p. 158. No existe ninguna referencia explícita que nos permita hacer esta afirmación. Sin embargo, tenemos indicios que nos permiten conjeturarlo. En los testamentos de un sobrino y del esposo de una sobrina de Otto –ambos alemanes con residencia en México; el primero, Paul Burchard, y el segundo, Carl von Holck– se específica que profesaban “la religión luterana”. Ello nos haces suponer que sea altamente probable que también Otto haya sido educado en dicha denominación particular del protestantismo. Respectivamente, Vid. AGENL. Fondo: Protocolos de Tomás C. Pacheco. Tomo 34, acta 112, 29-V-1894, ff. 263 vta. a 266 fte.; y tomo 30, acta 65, 5-IV-1890, ff. 88 vta. a 89 vta. No encontré nada en AHDM después de una revisión pormenorizada de los catálogos de matrimonios eclesiásticos que tuvieron lugar en Monterrey durante las décadas de 1870 y 1880. En primer lugar, porque la pareja residiría en México casi continuamente entre finales de la década de 1870 y el primer lustro de la segunda del siglo XX. En segundo lugar, porque tenemos noticia de que algunos de sus hijos fueron bautizados en el seno de la Iglesia Católica; concretamente Ana y Jorge. Finalmente, me parece poco probable que Otto e Isabel hayan contraído matrimonio eclesiástico en otra diócesis. María Zambrano González (n. 8-V-1864; m. 22-I-1950); y Gustav Bense (n.?; m. 14-III-1908). Al parecer no hubo sucesión del matrimonio Bense-Zambrano. Sabemos de las fechas de nacimiento y defunción de la pareja gracias a que éstas están grabadas en la tumba que comparten en el Panteón de El Carmen, Monterrey. Sin embargo, no se específica la fecha de nacimiento de Gustav. Sin embargo, en 19-II-1872 encontramos de nueva cuenta a un “Gustav Bense”, quien a bordo del Saxonia, llega a Nueva York procedente de Hamburgo a la edad de 20 años; con lo cual, habría nacido alrededor de 1851. Gracias a este último dato, y tomando en consideración el mes y año en que llega a Nueva York, podemos estar casi completamente seguros de que se trata del mismo Gustav Bense quien nació en Bremen el 2-XI-1851, hijo de Heinrich Bense y Gesche Margarethe Kettler. Vid. “Ortsfamilienbuch Bremen und Vegesack. Familienbericht”, http://www.ortsfamilienbuecher.de. Ahora bien, en un censo que se levanta a los vecino de La Buena Fe en 1886, G. Bense aparece con la edad de 32 años, por lo que habría nacido no en 1851, sino más bien, alrededor de 1854. No obstante lo anterior, ha de tomarse con cautela este último dato, pues en el mismo documento se señala que la edad de O. Degetau entonces era de 37 años, lo cual es completamente equivocado, pues de ser cierto habría nacido alrededor de 1849, cuando en realidad sabemos que lo hizo en 1842. AHMM. Fondo: Censos; Caja 4 [Debido a la reorganización del AHMM, este documento se encuentra aún sin clasificar]. Ingward M. Clausen contrajo matrimonio en Monterrey con María Elena Eufrasia Zambrano Martínez el 14-I-1854. La familia Zambrano Martínez se componía de 18 hijos; en orden de nacimiento: María Bárbara (1827), –el padre de Isabel– José Eduardo (1828), José Crecencio (1830), una segunda María Bárbara (1831), María Rosalía de la Ascensión (1833), José Emilio Crecenciano (1834), María Elena Eufrasia (1836), Rosa María (1838), Isabel (1839), María Teresa de Jesús (1841), Octaviana Margarita (1842), María Teresa de Jesús (n. 1843), José Teófilo (1844), Isabel María (1846), Onofre Paulino (1847), Elvira de los Ángeles (1848), Adolfo Gregorio (1849), e Ildefonso José (1850). Para estos informes: Vid. Zambrano Villarreal, El apellido Zambrano…, op. cit., p. 143. Mario Cerutti, Propietarios, empresarios y empresas en el norte de México. Monterrey: de 1848 a la globalización, p. 74. Ibidem, p. 75. Madero, Relación de la…, op. cit., p. 92. Baste decir que este último era hijo de Evaristo, y padre a su vez de Francisco I. Madero, iniciador de la Revolución Mexicana. Madero, Relación de la…, op. cit., p. 92.

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49 Cerutti, Propietarios, empresarios y…, op. cit., p. 16. 50 Idem. 51 Ibidem, p. 74. Si se desea, puede consultarse una lista de empresas en las que tenía participación la familia Zambrano, así como un cuadro de la composición de las inversiones de dicha familia; ambos, para entre 1890 y 1905. Respectivamente, vid. ibidem, pp. 76-77 y 89. 52 Existe una biografía de Gregorio Zambrano Guajardo. Vid. Rodrigo Mendirichaga, Forjadores de Monterrey: Gregorio Zambrano, sus hijos, su tiempo, 180 pp. 53 El capital inicial de La Fama equivalía a un total de $75,000, divididos en quince acciones de $5,000 cada una. Del total de acciones, Gregorio Zambrano Guajardo exhibía personalmente dos. Para el momento de la constitución de la fábrica, Rodrigo y Tomás Mendirichaga señalan acertadamente que Gregorio tenía sólo cinco meses de ser suegro de I.M. Clausen, cuya casa comercial “era una de las más importantes de Monterrey”. Rodrigo Mendirichaga y Tomas Mendirichaga. El inmigrante. Vida y obra de Valentín Rivero, p. 93 y 95. El acta constitutiva original de La Fama puede consultarse en: AGENL. Protocolos de Bartolomé García. Tomo 9, 22-VI-1854, ff. 198 vta. a 200 vta. 54 En 1874, sería inaugurada la tercera fábrica textil del estado de Nuevo León, llamada La Leona. Vid. José Luis Ornelas, “Los creadores históricos de la región de La Laguna”, p. 102. En 1889, El Porvenir exhibía un capital social de $400,000. Vid. Vizcaya Canales, Los orígenes de…, op. cit., pp. 38-40. 55 Es importante detenernos un instante en la firma comercial Zambrano Hermano y Compañía, la cual se reconstituyó el 1-I-1865. Anteriormente había pertenecido exclusivamente a Gregorio Zambrano Guajardo, abuelo de Isabel. A partir de 1865, se asociaron en dicho negocio Jesús González Treviño, así como Emilio y Eduardo Zambrano Martínez. Recordemos que el primero de ellos era tío materno de Isabel, mientras que de los dos últimos, el primero era su tío paterno, y el segundo, su padre. El capital social de la firma en 1865 ascendía a los $120,000, dividido en partes iguales entre sus tres socios [1]. En 1881, Eduardo y Jesús intentaron disolver la firma, de la cual, Emilio ya se había separado unos años antes, en 1879. Sin embargo, debido a que después de cinco meses de tratar de disolver la compañía, “por lo prolongado de su liquidación y por la subsistencia de los compromisos que como gerentes de esa firma tienen [...] respecto de terceras personas”, Jesús y Eduardo decidieron continuarla. El capital social total ascendía entonces, en 1882, a los $87,000; de los cuales, $52,000 eran de Jesús González Treviño y el resto, de su cuñado Eduardo Zambrano Martínez [Vid. 2 y 3]. Vid. AGENL. Fondo: Protocolos de Tomás C. Pacheco. [1] Tomo 10, acta 35, 25-II-1865, ff. 66 vta. Y 68 fte.; [2] Tomo 22, acta 14, 20-II-1882, ff. 17 fte. a 19 vta.; y [3] Tomo 22, acta 79, 31-VII-1882, 120 fte. a 121 fte. 56 Sabemos por ejemplo que Gustavo Bense, cuñado de Otto, optó por naturalizarse mexicano el 9-VI-1875. Vid. Pérez, Almanaque estadístico de…, op. cit., p. 513. 57 Por el escudo y la bandera que Otto estaba importando para su consulado en Monterrey, se le querían cobrar 28 pesos con 26 centavos. A favor de O. Degetau, Enzenberg se remitió a señalar un caso parecido, en el que un cónsul de Acapulco se había favorecido de la exención en el pago de impuestos. El gobierno mexicano accedió a hacer efectiva la misma medida en el nuevo caso que se le presentaba, “sin que este favor pudiera servir de precedente en ningún otro caso”. Vid. Juan de Dios Arias, “Caso especial de exención de derechos aduanales concedida á Don Otton Degetan, Vicecónsul del Imperio Alemán en Monterrey”, p. 68. 58 MOGCD: 1868. 59 Su equivalente anterior fue la Confederación Alemana, la cual había estado encabezada no por Prusia, sino por Austria, y la cual se disolvió después del fin de esta confrontación y la constitución de la Confederación del Norte de Alemania. Esta nueva agrupación delegaba aún a cada uno de los estados que la conformaban su propia administración. Sin embargo, centralizaba la política exterior y las fuerzas armadas en el gobierno federal, el cual era presidido por el rey de Prusia. 60 MOGCD: 1870. 61 Es decir: Baviera, Würthemberg, Baden y Hesse-Darmstadt.

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62 MOGCD: 1871. 63 AGENL. Fondo: Correspondencia Ministerios Federales. Serie: Relaciones Exteriores – Cónsules. Caja 1 (1867-1879), folio 75/20, 4-VIII-1872. 64 Ignacio L. Vallarta, “Agentes consulares en México”, p. 12. 65 A partir de que México consigue su independencia en 1821, las ciudades hanseáticas y Prusia comenzaron a formalizar sus relaciones con el nuevo país a través de tratados comerciales. De esta manera llegaron a México los primeros representantes diplomáticos “alemanes”. Antes de la unificación alemana en 1871, las labores diplomáticas de los diferentes estados alemanes se habían centralizado a partir de la creación de la Confederación del Norte de Alemania. Sin embargo, ésta aún no incluía a todos los land que terminarían por configurar al Estado-Nación alemán. Vid. Verena Radkau, “Relaciones diplomáticas e injerencia política”, pp. 287-329. 66 AGENL. Fondo: Protocolos de Tomás C. Pacheco. Tomo 21, acta 38, 15-V-1881, f. 56, fte. y vta. 67 AGENL. Fondo: Protocolos de Tomás C. Pacheco. Tomo 21, acta 38, 15-V-1881, f. 57, fte. 68 AGENL. Fondo: Protocolos de Tomás C. Pacheco. Tomo 21, acta 38, 15-V-1881, f. 57, fte. 69 AGENL. Fondo: Protocolos de Tomás C. Pacheco. Tomo 21, acta 38, 15-V-1881, f. 57, vta. 70 AGENL. Fondo: Correspondencia Ministerios Federales. Serie: Relaciones Exteriores – Cónsules. Caja 2 (1880-1889), folio 76/03, 21-III-1880. 71 En orden, véase: AGENL. Correspondencia Ministerios Federales. [1] Serie: Relaciones Exteriores –Cónsules. Caja 1 (1867-1879), folio 75/30, 17-IX-1874; [2] Serie: Relaciones Exteriores– Correspondencia. Caja 55 (1877-1879), 9-VI-1879; [3] Serie: Relaciones Exteriores–Cónsules. Caja 2 (1880-1889), folio 76/01, 21-III-1880; [4] folio 76/23, 21-III-1885; [5] folio 76/28, 21-III-1886. 72 Nos referimos a Carl von Holck, quien aunque abordaremos con mayor profundidad en apéndice 2 (véase), resulta conveniente referir desde ahora que fue nombrado vicecónsul del Imperio Alemán en Monterrey –con jurisdicción en Nuevo León y Coahuila– el 7-XII-1887. Sin embargo, sólo hasta el año siguiente recibió su exequátur, el 11-XI-1888. Vid. AGENL. Fondo: Correspondencia Ministerios Federales. Serie: Relaciones Exteriores – Cónsules. Caja 2 (18801889), folio 76/36, “Agentes consulares en México”; y folio 76/38, 3-VII-1888. 73 COD: 18-XI-1891.

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La Buena Fe

Acueducto de La Buena Fe


Vista de La Buena Fe antes de su destrucci贸n


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La Buena Fe Á Ud. le consta, que una empresa como esta fábrica representa algún capital; mantenemos á numerosas familias, enseñando la gente al órden y á la moral y considerando que a mas de pagar nuestras contribuciones con puntualidad al gobierno, no hay que olvidar, que la industria del país es un contrapeso fuerte contra la influencia y dominio del extrangero, sobre todo en esta frontera.1 Carta de O. Degetau y A. de la Garza al Gobernador de Coahuila, 1886. Por las fotografías que se acompañan de las ruinas de lo que fué la Fábrica de Hilados y Tejidos La Buena Fé, se comprenderá su importancia.2 Informe del ingeniero Leopoldo Villarreal, 1909.

De molino a fábrica textil

E

n 1823, después de haber viajado por Estados Unidos, Víctor Blanco decidió adquirir un molino en Nueva Orleáns –procedente de Filadelfia– para despepitar algodón. Como puede imaginarse, el transporte del molino hasta su destino final –Monclova– no fue nada fácil. Víctor Blanco era natural de dicha población, donde entonces ejercía como empleado público en la renta del timbre. Además de la maquinaria, Blanco tuvo que pagarle a un “maestro” para que instalara y armara el molino: un terreno en las inmediaciones de Monclova, el cual compró a un señor de nombre Santos Pérez de Gaitán para tal propósito.3 Para ello, pidió al Ayuntamiento le concediese permiso para hacer uso del agua del río Monclova, cuyo caudal fluía a través de su propiedad, de modo que pudiera aprovecharse la fuerza hidráulica para dar impulso a la maquinaria de su molino. En su comunicado a las autoridades, Blanco justifica su empeño: […] con la dulce esperanza que si logro el acierto verá mi familia el fruto de mi trabajo, y mis muy amados paisanos se dedicarán con más empeño a este precioso cultivo, y no lo conducirán a las grandes distancias de

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ciento cincuenta y doscientas leguas, para ir a tirar allá las tres cuartas partes de un[a] carga que ocupa la pepita, no se ocuparán dos hombres por todo un día para limpiar una arroba pues mi máquina de movida por el agua despepitará en las doce horas lo que hoy no harían doscientos veinte y cinco hombres.4

El paso de molino a fábrica textil parece haber sido algo habitual en la época. Así, si se toman los casos de las primeras industrias de hilados y tejidos del distrito de Saltillo, se advierte claramente que cada una de ellas surgió anexa a un molino harinero.5 La misma suerte correría con el paso del tiempo el molino para despepitar algodón de V. Blanco. El 9 de abril de 1864, Mariano González Barrera adquirió el terreno y el derecho al uso de agua del río Monclova a los herederos de V. Blanco.6 Un año después, con capital suyo y de Atenógenes Cepeda, se efectuaron los primeros pasos para la instalación de una fábrica de hilados y tejidos,7 la cual tenemos noticia que no comenzó a operar sino hasta finales de la década de 1860.8

Telares de las ruinas de la Buena Fe

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Es importante señalar que erróneamente, muchas fuentes secundarias refieren que la fábrica de hilados y tejidos conocida como La Buena Fe pasó a manos de O. Degetau y Adolfo de la Garza en 1875.9 En realidad, tenemos noticia de que esto último sucedió hasta el 18 de mayo de 1881, cuando se celebró en Monclova un contrato de compraventa entre estos señores y Mariano González Barrera.10 Una década antes, González Barrera había celebrado a su vez un contrato con A. Cepeda, con fecha 14 de noviembre de 1870, por el cual el primero pasaba a ser dueño único de la fábrica de hilados y tejidos conocida como La Buena Fe, y más tarde, como El Fénix.11 Además, es importante referir que a lo largo de casi toda la década de 1870, dicha fábrica permaneció “parada durante 8 años [,] de 1872/1881”.12 Los cinco solares sobre los que se construyó la fábrica habían sido adquiridos por M. González Barrera años antes, a los descendientes de V. Blanco. Sin embargo, para 1881 el terreno estaba gravado por créditos a favor de cinco señores: Néstor Guerra, Fortunato de la Garza, Andrés Villarreal, Fernando de la Garza Cantú y A. Cepeda. El 14 de mayo de 1881, los cinco vendieron a O. Degetau y A. de la Garza dichos créditos por la suma total de $42,523.56. En el contrato se estipulaba que dicha cantidad fuese pagada en anualidades de $3,543.63, por espacio de doce años.13 Cuatro días después de celebrado este contrato, M. González Barrera celebró otro con O. Degetau y A. de la Garza por el cual se hacia definitivo el traspaso de la finca, el inmueble y los derechos de la fábrica; todo, sólo por la cantidad de $20,000, debido a que la misma estaba para entonces “en completa ruina”. Ahora bien, esta suma fue únicamente simbólica, pues en este último contrato se especifica que la compraventa se hizo efectiva mediante la cancelación de los créditos que gravaban a la finca de M. González Barrera.14 De este modo, A. de la Garza y O. Degetau se hicieron del terreno primigenio de la fábrica, su inmueble y el derecho al uso del agua, por la cantidad de $42,523.56.15

Degetau & Garza (1881-1890) La industria textil mexicana constituyó la “primera y más importante rama industrial” del país a lo largo del siglo XIX. Entre 1850 y 1900 –es decir, durante el período que nos interesa contextualizar por corresponder a las actividades fabriles de O. Degetau– dicha industria experimentó dos transformaciones sus-

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tanciales. La primera de ellas tiene que ver con un cambio cuantitativo, perceptible en el espectacular crecimiento del número de fábricas textiles: tan sólo en espacio de doce años –entre 1893 y 1905–, el número de ellas en el país aumentó de 93 a 129.16 Este primer factor es resultado de la pax porfiriana, la cual hizo posible que la prosperidad del país se tradujera en la acumulación de capital y en garantizar a los inversionistas la seguridad necesaria para invertir importantes sumas de capital en un ramo de la industria, el cual prometía ser tan lucrativo como costoso. La segunda transformación, y quizás más importante, tiene que ver con un proceso de “descentralización” de la producción textil; la cual, para efectos prácticos, se había limitado hasta entonces a una pequeña zona del centro de México. Entre otros factores, el acceso a su principal insumo material –es decir, el algodón–, limitó la constitución de las industrias textiles a puntos cercanos a los lugares de cultivo de la fibra. Durante gran parte del siglo XIX, la mayor parte del cultivo de algodón procedía del estado de Veracruz. Sin embargo, la situación comenzó a cambiar a partir de la segunda mitad de dicha centuria, cuando en el norte del país se configuró el ascenso de una nueva zona algodonera, conocida como La Laguna, localizada entre los estados de Durango y Coahuila. Aunque en esta región se había comenzado a cultivar algodón desde la década de 1840, no se constituyó como la principal productora nacional de la referida fibra sino a partir de mediados del Porfiriato.17 No me detendré aquí a enumerar los factores que confluyeron al ascenso de la comarca lagunera;18 sin embargo, sí referiré que así como la constitución de La Buena Fe se corresponde temporalmente al desarrollo de la región lagunera, resulta significativo el que en este último proceso hayan confluido las inversiones de algunos parientes políticos de O. Degetau.19 Ahora bien, es importante señalar que a nivel regional, el crecimiento de la industria textil coahuilense se adecua más a un cambio cualitativo que a uno cuantitativo.20 En otras palabras, aunque la entidad sí experimentó un ligero crecimiento en el número de fábricas textiles durante el “auge lagunero” –es decir, de un total de 7 fábricas al comienzo de la década de 1880, a 10 para el cambio de siglo–, el crecimiento realmente significativo se desarrolló en tres rubros: el número de operarios, el consumo anual de algodón, y el total de piezas de manta producidas anualmente, tal como se muestra en la tabla 3 (véase).

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Tabla 3: Industria textil coahuilense entre 1880 y 1900 1880

1890

% del nacional

Total estatal Fábricas

(a)

Total estatal

(b)

1880-1900

% del nacional

(b)

% de crecimiento estatal

7

7.2

10

7

70.0

256

2

1,982

7.1

774.2

Consumo anual de algodón (kilogramos)

338,100

2.8

1,749,810

6.1

530.9

Producción anual de manta y otros (piezas)

135,600

3.9

464,863

4

342.8

Operarios

Fuentes e indicaciones: (a) entre 1878-1879. En: Guillermo Beato, “La industria textil fabril en México. I. 1830-1900”, pp. 221-223; (b) entre 1899-1900. En: Raquel Beato King, “La industria textil fabril en México. II. 1900-1910”, pp. 238-240; y (c) cálculos y correcciones sobre datos desagregados de las dos fuentes anteriores.

Cronológicamente, el desarrollo de las primeras industrias textiles coahuilenses fue previo al desarrollo lagunero. Las primeras dos fábricas textiles que se inauguraron en Coahuila tuvieron lugar en el distrito de Saltillo, a principios de la década de 1840: La Aurora (1840) y La Hibernia (1842). En la década siguiente, tres fábricas abrieron sus puertas en la entidad: La Libertad (Saltillo, 1850), Bella Unión (Arteaga, 1856), y El Labrador (Saltillo, 1858). En cambio, durante la década de 1860, sólo una fábrica comenzó a operar: La Esmeralda (Ramos Arizpe, 1860). Sin embargo, durante la década de 1870, dos fábricas más abrieron sus puertas: la primera en 1870, denominada La Estrella (Parras), la cual “sería la fábrica más importante del estado desde su fundación hasta el fin del porfiriato”.21 La segunda –la cual constituye el objeto del presente capítulo– como ya hemos referido, de acuerdo con innumerables fuentes secundarias, abrió supuestamente sus puertas también durante la década de 1870; concretamente, en 1875. Si atendiésemos a estos informes, concluiríamos que pasaron quince años entre la constitución de esta última fábrica –La Buena Fe– y la siguiente, La Constancia (Torreón, 1890).22 Sin embargo, en vista del claro error que tiene este ordenamiento cronológico, éste sólo puede servir de guía hasta que surjan estudios pormenorizados de cada una de las industrias textiles de Coahuila.23

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La empresa que constituyeron O. Degetau y A. de la Garza para administrar conjuntamente La Buena Fe, incluía también “una casa de comercio y tienda” en Monterrey y otra en Monclova, así como “una empresa de ganados de cría y de engorda” en esta última población. De acuerdo con el acta constitutiva de la nueva “sociedad comercial” denominada Degetau & Garza, el valor de sus bienes ascendían a la cantidad $60,000; de la cual, la mayor parte –el 66.6%– correspondía a O. Degetau.24 Degetau & Garza se adecua todavía al prototipo de empresa de la época, la cual abundaba en Europa aún hasta 1875, y la cual se caracterizaba principalmente por estar financiada de manera privada; es decir, a partir de la aportación de capital por una sola persona o una misma familia.25 Sin embargo, nos es posible calificar como “familiar” al capital con el cual se constituyó La Buena Fe; pues en ella, la familia Zambrano González funge como “común denominador”. Efectivamente, ambos accionistas estaban casados, respectivamente, con dos hijas de dicho matrimonio.26 El caso de Otto ya ha sido señalado previamente. No así el de su socio, Adolfo de la Garza, quien había contraído matrimonio con una hermana de Isabel en 1874, unos años antes a que ésta se casara con Otto. De Adolfo sabemos poco: era natural de Nava, Coahuila –donde nació alrededor de 1844–, radicaba en Monterrey desde aproximadamente 1858 y, antes de contraer matrimonio, había vivido por espacio de tres años en Alemania y ocho meses en Londres, donde sólo sabemos que realizó diferentes estudios.27 Aunque no tenemos nada que lo demuestre, me parece probable que durante su estancia en Europa Adolfo haya podido aprender algunos rudimentos de la industria textil. De hecho, sabemos que el primer y único empleo de su socio –O. Degetau– antes de partir de Alemania con rumbo a México, fue precisamente en el aprendizaje del comercio de seda con R.D. Warburg & Co.28 De acuerdo con la procedencia nacional de sus primeros dueños, podemos afirmar que La Buena Fe se adecua también al prototipo de industria textil decimonónica mexicana, en tanto que ésta muchas veces estuvo financiada tanto por capital nacional como por extranjero. Esta capitalización “mixta” resultaba doblemente provechosa, pues mientras los nacionales podían ofrecer a los extranjeros sus contactos y el know-how del país receptor, estos últimos podían ayudar a los primeros a conseguir créditos y salvaguardar sus intereses con la protección consular. Por ello, no resulta extraño que se estime que al menos 141 de las 410 fábricas textiles del país estuvieron en manos extran-

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jeras a principios del Porfiriato.29 Aunque los franceses y los españoles constituyeron las dos principales nacionalidades extranjeras del ramo fabril textil decimonónico mexicano, es importante señalar que existieron también casos de grupos nacionales distintos, entre los cuales figuran los alemanes y, entre ellos, O. Degetau.30 Aunque sería posible entrever la importancia o el tamaño de una negociación fabril a partir del monto de capital invertido en ella, dicho procedimiento presenta muchos inconvenientes en el caso de La Buena Fe. Anteriormente ya hemos visto que la transacción de dicha propiedad entre M. González Barrera por una parte, y O. Degetau y A. de la Garza por la otra, ascendió a $42, 523.56. Sin embargo, dicha suma no puede ser equivalente al capital necesario para haber comenzado a operar la fábrica, pues como también hemos ya visto, cuando tuvo lugar la transacción, los bienes inmuebles de la fábrica habían estado sin utilizarse por mucho tiempo y se encontraban, por tanto, en completas ruinas. Por ello, si quisiéramos saber el capital con el que La Buena Fe se constituyó, sería necesario saber el monto que a partir de 1881 Degetau & Garza tuvieron que invertir para poner de nuevo en marcha a la fábrica. Lamentablemente, no contamos hasta ahora con algún indicio que nos ayude a estimar dicha cantidad. Es importante recalcar que más allá de las condiciones favorables de una región, la constitución de fábricas textiles estuvo en acuerdo con el papel que jugaron las entidades federales como agentes para incentivar el desarrollo fabril de sus territorios. En Coahuila, por ejemplo, sabemos que el gobierno del estado mantuvo la política de exentar del pago de contribuciones a quienes erigiesen una industria textil. Así, después de efectuarse el traspaso de la posesión de M. González Barrera a Degetau & Garza, en mayo de 1881, se exceptuó a La Buena Fe de hacer el pago de sus contribuciones, “mientras no esté en explotación”.31 Tan sólo diez días después de emitida esta resolución, el gobierno de Coahuila cambió dicha medida a que fuera extensiva por espacio de cinco años, los cuales deberían comenzar a correr a partir de “que los nuevos propietarios adquirieron la finca”;32 es decir, que sólo sería efectiva de 1881 a 1886. Unos años después, en 1889, O. Degetau y A. de la Garza manifiestan que, con dicha ayuda, el gobierno de Coahuila les ayudó a “levantar las ruinas que aquí existieron y volver a hacer una fábrica”.33 Los dueños también refieren que “gracias a la sabia y liberal ayuda del Gobierno del Estado”, han “logrado construir una empresa que hoy día [junio de 1889] da vida a muchas familias, siendo un beneficio para la frontera y el Estado de Coahuila en lo particular”.34

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Muestra del logo de La Buena Fe bajo Degetau & Garza

Asimismo, Degetau y de la Garza señalan que durante los primeros años, gracias a la exención del pago de contribuciones han podido gastar “en fincas y recomponer las ruinas”. Sin embargo, lo que resulta más interesante es que indican que pueden comprobar, que hace no más de un año –es decir, 1888– han podido poner a funcionar la maquinaria de La Buena Fe con regularidad.35 Si nos contentamos con tomar por válido este informe, y suponemos que a partir de dicha fecha haya conseguido operar normalmente, La Buena Fe sólo habría operado “con regularidad” por espacio de aproximadamente dos de los nueve años bajo los que estuvo en copropiedad exclusiva de O. Degetau y A. de la Garza. De cualquier forma, debemos tomar con cautela la declaración de estos últimos señores, quienes pudieron estar exagerando o distorsionando la verdad para así no pagar los impuestos que les correspondían. Resulta significativo que esta primera etapa de La Buena Fe (1881-1890) coincida con el arribo del ferrocarril a Monclova. A tan sólo tres años de que se constituyera Degetau & Garza, en 1884, llegó a dicha población el Ferrocarril Internacional Mexicano.36 La estación de ferrocarriles se encontraba entonces a cuatro kilómetros del centro de Monclova, y a seis de La Buena Fe. Por ello, con un capital de $100,000 se construyó también una línea de 8.280 kilómetros de longitud que unió a la fábrica con la estación de Monclova. En lo sucesivo, dicho ramal serviría para transportar mercancías y personal entre ambos puntos. Al principio, como en muchos otros casos, la fuerza que se utilizó para desplazar el tranvía fue a partir de tracción animal. Sólo años más tarde, el “tranvía de mulitas” sería sustituido por otro impulsado por un motor de combustión interna.37 Sin embargo, por lo que resulta realmente significativo

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el arribo del ferrocarril a Monclova y a La Buena Fe, es que ello debió haber incidido en la inmediata ampliación del radio de acción, o mercado de venta, al que podía tener acceso la fábrica. Así, podemos ver retratado en el caso de La Buena Fe lo que ya ha señalado D. Keremitsis: no es raro que la instalación de una fábrica textil –o de cualquier otro giro– antecediera el inmediato desarrollo de los medios de transporte.38 A nivel regional, la importancia relativa de La Buena Fe durante 1881 y 1890, puede ser calculada sólo parcialmente, de acuerdo con los rubros expresados en la tabla 4 (véase). Además del informe de Emiliano Busto de 1878, no contamos con otro más cercano temporalmente y de la misma región, el cual nos permita hacer una apreciación precisa de la posición de La Buena Fe durante su primera década en manos de O. Degetau y A. de la Garza. En mi opinión, a pesar de los cuatro años que separan al informe de E. Busto en relación con el que contamos de La Buena Fe (de 1882), no es inoportuno utilizar al primero para sacar una conclusión con respecto a la posición que dicha fábrica pudo haber guardado en el panorama coahuilense durante la década de 1880. Así, conforme a los valores expresados en la tabla 4 (véase), podemos ver que el número de telares y de obreros de La Buena Fe eran, en el primer caso, ligeramente mayor al promedio estatal (por diez); mientras que por otro lado, el número de obreros supera casi por el doble al promedio estatal. En mi opinión, estos resultados ayudan a conjeturar la importancia relativa de La Buena Fe, a nivel Coahuila, sólo por encima del promedio estatal de la época.

Tabla 4: Importancia a nivel regional de La Buena Fe, entre 1881 y 1890

La Buena Fe en 1882 (a)

Promedio de Coahuila ca. 1878 (b)

Número de telares

40

30

Número de obreros

70

36.5

Fuentes e indicaciones: (a) Enríquez Terrazas y García Valero, Coahuila. Una historia..., op. cit., p. 233; (b) Promedio de las siete industrias textiles de Coahuila entre 1877 y 1878, fecha en la que aún no figura La Buena Fe. Cálculos y correcciones sobre los datos desagregados de: Busto, “Anexo núm. 3...”, op. cit., s. pp.

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La Fábrica de Hilados y Tejidos «Buena Fe» S.A. (1890-1907) A lo largo de sus veintiséis años como propiedad de O. Degetau, La Buena Fe perteneció a dos razones sociales: entre 1881 y 1890, a Degetau & Garza; mientras que entre 1890 y 1907, a La Fábrica de Hilados y Tejidos «Buena Fe» S.A. Habiendo abordado ya en el apartado anterior el desempeño de la fábrica durante el primero de estos períodos, es importante señalar que el tránsito efectuado en 1890 no supuso el cambio del nombre de la fábrica, sino sólo el de la razón social a la que pertenecía. Ahora bien, dicho cambio si supuso una transformación sustancial en el desempeño de la fábrica, el cual es perceptible incluso en las cartas que O. Degetau escribe a su mujer. En 1887 –es decir, cuando la fábrica aún era copropiedad de Degetau & Garza– Otto se lamentaba de que su “mala estrella” lo hubiera llevado a Monclova, “chocante pueblo”, del cual –continúa– “sepa Dios cómo y cuándo” saldrá.39 Cuatro años más tarde –es decir, cuando La Buena Fe ya había cambiado su razón social a una sociedad anónima– Otto parece estar ya contento en Monclova, donde la vida “comienza a ser gemütlich”, pues ya puede “disfrutar de los resultados de tantos años de trabajo, ahora que todo está bien arreglado”.40 Veamos con mayor detenimiento lo que sucedió en 1890. En los escasos nueve años que duró la negociación bajo la copropiedad de O. Degetau y A. de la Garza, las relaciones entre ambos parecen no haber sido muy buenas. De hecho, todo parece indicar que se agravaron a partir de 1887, cuando en las cartas que Otto escribe a su mujer, le refiere que a su parecer, resultará inevitable la separación de Adolfo, pues sólo así conseguirá “cortar los disgustos de todos”.41 En la misma correspondencia, Otto asegura a Isabel que su cuñado “confiesa su [propia] inutilidad”,42 y además, refiere que sólo su presencia “basta para que todo se vuelva bronca”.43 Aunque Otto lamenta que termine “una asociación que con tan buena fe y tantas ilusiones se instaló”, justifica su separación al ver en dicha resolución “el único medio para poder trabajar y vivir en paz”.44 Degetau & Garza desapareció en 1890, cuando el 8 de febrero, O. Degetau y A. de la Garza vendieron los bienes muebles e inmuebles de su antigua asociación a la recién constituida Fábrica de Hilados y Tejidos «Buena Fe» S.A. Aunque no hemos podido encontrar el acta constitutiva de esta sociedad anónima, sabemos que para 1906, sus accionistas eran Fernando Garza, Luisa

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Plano de la Fรกbrica de La Buena Fe

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Zambrano y O. Degetau.45 Sabemos que en lo sucesivo, además de figurar como accionista de la fábrica, Otto desempeñaría el cargo de presidente de la misma.46 Asimismo, gracias a una carta que Otto escribe a su mujer a finales de 1891, sabemos que el primero tenía entonces todo su “capitalito” –así como su “honor”– invertido en La Buena Fe.47 Ahora bien, más allá de las tensiones que pudieron haber tenido Otto y Adolfo, el cambio de propiedad de La Buena Fe –de Degetau & Garza a Fábrica de Hilados y Tejidos «Buena Fe» S.A.– resulta significativo pues supuso un tránsito que muchas de las industrias experimentaron en la segunda mitad del siglo XIX; es decir, de pasar de ser una empresa “de financiación privada”, a otra conformada a partir de “capitales sociales”, los cuales no sólo hicieron factible canalizar mayores sumas de capital a las negociaciones, sino sobre todo, permitirles a éstas ampliar la magnitud de la empresa.48 Precisamente esto último es lo que pasó con La Buena Fe una vez que dejó de ser una “empresa familiar”, para, en cambio, constituirse como una “sociedad anónima”.49 De ello encontramos testimonio en la correspondencia entre Otto y su mujer. A casi dos años de haberse reconstituido La Buena Fe como sociedad anónima, Otto señala que “la fábrica marcha bien”.50 Más adelante, cuando a principios de 1892 Otto evalúa los resultados de la fábrica durante el año anterior, señala que estos fueron “satisfactorios”, pues lograron hacer 49,000 piezas de manta, las cuales han generado “una ganancia líquida” –“rebajados ya los intereses, y todos los gastos”– de alrededor de $30,000. Dicha ganancia –refiere Otto en la misma carta– constituye 17% del capital; lo cual, “no es brillante, pero si bastante satisfactorio”.51 Este último dato nos permite a su vez estimar el capital social de La Buena Fe en 1892 alrededor de los $176,470.588. Sin embargo, lo realmente significativo es que Otto refiere que mientras que en años anteriores –es decir, antes de 1891– sólo hacían “20 y tantos mil” piezas de manta anuales, ahora están haciendo “el doble”. Además, al ritmo que van, Otto pronostica en 1892 que la producción crezca a un 122,4% en relación con el año anterior, pues estima probable llegar a las sesenta mil piezas de mantas anuales.52 Para 1897, por otro medio tenemos noticia de que la producción anual de mantas de La Buena Fe ascendía ya a las 72,000 piezas.53 Si son ciertas las cifras que dan Eduardo Enríquez Terrazas y José Luis García Valero de la Buena Fe en 1882 –es decir, que ésta producía entonces, cuando aun sólo era copropiedad de Degetau & Garza, 9,000 piezas de manta anuales–,54 significaría que en el transcurso de quince años, la producción de manta de la fábrica creció ocho veces.

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Otros rubros en los que es perceptible el crecimiento de La Buena Fe es en el número de trabajadores que empleaba, así como en el número de telares que albergaba la fábrica. Empecemos con este último factor. En 1882, la fábrica de Degetau & Garza tenía tan sólo 40 telares.55 Cinco años después, al menos 60.56 Más adelante, un año antes de que la fábrica pasara a posesión de una sociedad anónima –es decir, a principios de 1889– tenía ya 80 telares.57 En cambio, bajo la razón social de Fábrica de Hilados y Tejidos «Buena Fe» S.A., sabemos que la fábrica tuvo 100 en 1893,58 132 en 1896,59 y 160 en 1905.60

Tabla 5.a: Importancia de la Buena Fe a nivel estatal, 1893 Número Capital

usos

Buena Fe

100,000

2,900

Promedio estatal

116,777

3,408

Lugar a nivel estatal(a)

telares

100

Estimación de obreros

ventas en pesos

150

129,120

106.5 191.83 2°(b)

margen de ganancia 31

tasa participación de mercado rendimiento nacional 40

0.8

125,663 No aplica 2°

2°(c)

Fuente: Ramos Escandón, Industrialización, género y..., op. cit., pp. 347-350. Indicaciones: (a) Con base en los ejemplos que representa la muestra, la cual incluye sólo cinco fábricas de Coahuila además de La Buena Fe: La Libertad, El Labrador, La Esmeralda, La Bella Unión y La Estrella. (b) Empate con La Bella Unión. (c) Segunda fábrica de Coahuila en cuanto a su participación en el mercado nacional.

Tabla 5.b: Importancia de La Buena Fe a nivel estatal, 1897 Producción de piezas de manta anuales La Buena Fe Promedio estatal Lugar a nivel estatal

Número de obreros

72,000

170

46,944.3(a)

195.1(b)

2°(a)

3°(b)

Fuente: Cálculos y correcciones sobre datos desagregados de: Portillo, Catecismo geográfico político..., op. cit., pp. 50-51. Referencias: (a) El promedio y el lugar a nivel estatal se han hecho con base en seis de las nueve fábricas textiles de Coahuila, debida a que el valor de La Bella Unión está expresando en metros (y no en piezas como el resto), y debido a que se especifica que las labores de La Hibernia y La Libertad estaban entonces paradas. (b) Siguiendo las mismas razones del punto anterior (a), tanto el promedio como el lugar a nivel estatal corresponden a siete de las nueve fábricas entonces en operaciones.

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El número de obreros, por otro lado, es más difícil de precisar. Entre 1882 y 1886, sabemos que la fábrica dio empleo a alrededor de 60 y 70 operarios.61 Una década después, en 1897, la cifra se había un poco más que duplicado a 170.62 Ahora bien, este último dato resulta significativo por tres razones. En primer lugar, porque durante el siglo XIX, la industria mexicana que mayor número de obreros acumuló fue la textil. Además, en segundo lugar, porque para inicios de siglo XX, Coahuila constituía ya el principal centro manufacturero del norte del país.63 Finalmente, porque tan sólo tres años antes del cambio de siglo, en 1897, La Buena Fe ocupaba el tercer lugar a nivel estatal en cuanto al número de obreros que empleaba (véase la Tabla 5.b). Sólo como dato de interés en relación con los obreros de La Buena Fe, señalaré que sabemos que cada cuadrilla contaban con “amplias habitaciones de mampostería”, de las cuales, después del incendio de 1905, existían aún, en perfectas condiciones, sesenta.64 La consideración de todos estos rubros –producción, número de obreros y de telares– nos permiten especular, junto con otros datos, la importancia relativa de La Buena Fe a nivel estatal durante la década de 1890. Para ello contamos con dos fechas precisas: 1893 y 1897. Si se observan las tablas 5.a y 5.b (véanse), advertimos de nueva cuenta que, si bien la Buena Fe no era la industria textil más importante de Coahuila, sí ocupó y mantuvo un lugar privilegiado dentro del espectro industrial textil de dicha entidad.

Ruinas de la fábrica de La Buena Fe

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Diversificación del capital Así como La Buena Fe parece haber experimentado un auge inusitado durante la década de 1890 –cuando fue traspasada a la Fábrica de Hilados y Tejidos «Buena Fe» S.A.–, las actividades comerciales de O. Degetau parecen haberse intensificado y diversificado. En mi opinión, la explicación a éste último fenómeno está también relacionado con el cambio de régimen de propiedad de la fábrica. De acuerdo con Mario Cerutti, las sociedades anónimas hicieron posible que se configuraran sumas de capital suficientes para construir empresas que requerían inversiones elevadas desde su constitución. Sin embargo, al tiempo que aumentaron la “capacidad operativa del capital”, las sociedades anónimas también atenuaron los riesgos individuales gracias a la diversificación de actividades de la que gozaban ahora los empresarios. De acuerdo con la categorización de Cerutti, dicha diversificación podía ser geográfica o funcional. La primera, en palabras del autor, implicaba que “propietarios de raíces regionales distintas se combinaran para establecer grandes compañías”.65 En cambio, la diversificación funcional suponía que un sólo inversionista pudiera incursionar “en distintas actividades del quehacer económico”, tales como la “agricultura, ganadería, transportes, servicios, finanzas, industria fabril, minería”.66 Como veremos a continuación, las actividades de Otto se adecuan mejor al prototipo de diversificación funcional; concretamente, al campo de los préstamos a particulares y al gobierno, la naciente banca regional, la especulación inmobiliaria, la industria de la construcción y, finalmente, a la minería. A tan sólo dos meses de haberse efectuado el cambio de La Buena Fe a sociedad anónima, encontramos a Otto en el distrito de Monclova formando una compañía, junto con el inglés Samuel Taylor, para explotar un molino en la propiedad que, previamente, el primero había arrendado a Rafaela Tejada de González.67 En ese mismo año, en octubre de 1890, Otto efectúa un contrato de retroventa con Domingo Flores y Josefa Blanco, por el cual adquiere una tercera parte del rancho conocido como el “Rincón de la Nutria”.68 Cuatro años más tarde, en marzo de 1894, Otto firma otro contrato de retroventa con Domingo Flores y Josefa Blanco, quienes le ceden una casa ubicada en la plaza principal de Monclova y dos terceras partes del rancho ya referido anteriormente.69 La última vez que encontramos a Otto en el distrito de Monclova –durante la década de 1890– es en 1897, cuando celebra otro contrato de retroventa, aunque ahora con Francisco Cuéllar, quien le cede la Fábrica de Hielo de Monclova.70 En mi opinión, lo interesante de estos tres últimos contratos, es precisamente que sean de retroventa y no de compraventa, pues denotan

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la participación como prestamista de O. Degetau. Los contratos de retroventa estipulaban una cantidad específica de dinero, la cual era pagada inmediatamente por el comprador al vendedor. Sin embargo, el primero no se hacía con la propiedad en cuestión sino hasta que expirase el tiempo estipulado por el contrato para que el vendedor devolviera la misma suma que había recibido originalmente del comprador. En caso de que el vendedor no pudiera pagar su deuda, sólo entonces pasaba el comprador a ser el dueño y, por tanto, a poder usufructuar el bien estipulado por el contrato. De esta manera, lo interesante no es tanto si Otto se hizo de estos bienes o no; sino más bien, que ahora lo encontramos no sólo como comerciante o empresario, sino también, como pequeño prestamista.71

Vista de las ruinas de La Buena Fe desde el Río Monclova

Ahora bien, las labores de Otto como prestamista parecen no haberse limitado sólo a los particulares, pues sabemos que también se extendieron al gobierno federal. Ahora bien, la única referencia que tenemos para sostener esto último data de 1895, cuando aparece Otto extendiendo un poder a Fran-

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cisco Garza Treviño, “para que en su representación”, promoviera y gestionara “ante la Dirección de la Deuda Pública”, “el reconocimiento y liquidación de unos documentos de créditos al cargo del gobierno nacional” –los cuales habían pertenecido “a las antiguas sociedades mercantiles ‘Degetau y Dose’ y ‘Degetau y Garza’”–, “y la conversión de dichos créditos en bonos de la deuda nacional consolidada”.72 Aunque desconocemos el monto de dichos créditos, gracias a ellos sabemos que, así como las labores de Otto como prestamista no se limitaron sólo a particulares, al menos en este rubro –es decir, como prestamista–, sus labores fueron previas al cambio del régimen de propiedad de La Buena Fe en 1890. A partir de 1890, otra faceta de las diversificación de inversiones de O. Degetau podemos hallarla en su incursión en la banca regiomontana. Al parecer, el interés de Otto por entrar en el ámbito bancario data de principios de la década de 1890. En febrero de 1893, por ejemplo, lo encontramos desilusionado de que Evaristo Madero ya hubiera “dispuesto de todos los empleos en favor de sus parientes”, en un nuevo banco que para entonces estaba abriendo sus puertas en Monterrey, y en el cual le habría gustado que lo “hubieran convidado para entrar, sea como accionista o como socio”.73 El antecedente directo de dicho banco nos remite a 1889, cuando se promulgó un nuevo Código de Comercio, el cual estipulaba que no se pudieran establecer nuevas instituciones bancarias sin la autorización de la Secretaría de Hacienda. Sin embargo, entre las cinco concesiones que entonces, para tal efecto se dieron, figuraba la del Banco de Nuevo León, el cual sería el primer banco de emisión que se fundara en Monterrey.74 Sin embargo, Otto no figuraría en la banca regiomontana sino hasta el cambio de siglo. El 27 de julio de 1899, la Secretaría de Hacienda dio una nueva concesión para fundar otro banco en Monterrey a Joaquín D. Casasús, Enrique C. Creel y Tomás Mendirichaga. Así, el 4 de octubre de ese mismo año, se constituyó la sociedad que conformaría el segundo banco de la ciudad, conocido con el nombre de Banco Mercantil de Monterrey.75 En dicha institución bancaria figuraría ya O. Degetau, aunque como pequeño socio, con sólo doscientas acciones.76 De acuerdo con Tomás y Rodrigo Mendirichaga, tanto el Banco de Nuevo León como el Banco Mercantil de Monterrey: [...] tuvieron una influencia muy grande en el desenvolvimiento económico de la región, dando un fuerte impulso y amplias facilidades a los hombres de empresa y contribuyendo en la inversión y circulación de respetables sumas de dinero. Ambas instituciones tuvieron una participación decisiva en la creación y financiamiento de diversas empresas industriales.77

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También en la última década del siglo XIX, encontramos a Otto con una participación activa en la especulación inmobiliaria que se generó en Monterrey a partir del proceso de expansión urbana que la ciudad experimentó durante la referida década. Concretamente, como suplente del Consejo de Administración de la Sociedad Cooperativa de Ahorros e Inversiones de Monterrey en 1899, una de las principales instituciones involucradas en la compraventa de bienes raíces que otorgaba préstamos a particulares,78 y la cual –en palabras de Tomás y Rodrigo Mendirichaga– fue “la primera en su género establecida en el país y quizás en la América Latina”.79 Asimismo, encontramos a Otto dentro del proceso de expansión industrial de Monterrey, el cual creó –entre otras cosas– una demanda considerable de ladrillos para la construcción. Entre las fábricas que se conformaron entonces para tal efecto, encontramos a La Unión, en la cual figuraba Otto como uno de sus socios.80 Por último, una última faceta de la economía en la que advertimos la diversificación del capital de O. Degetau es en la minería. En noviembre de 1891, Otto escribía a su mujer que entonces, con excepción de las minas, todos los negocios del país estaban “amolados”. Gracias también a la correspondencia de Otto con su mujer, sabemos que Isabel era dueña de media acción en la mina de La Mula.81 Sin embargo, en diciembre de 1891, Otto le refiere a Isabel que un perito en minas al que ha consultado, le ha aconsejado abandonar sus “intereses en aquella empresa”, pues le ha informado que “no sirve el mineral”.82 Sin embargo, Otto parece no haber efectuado lo que entonces le recomendaba el perito, pues en agosto de 1894 lo encontramos como presidente de la Compañía Minera de Monclova, confiriéndole un poder especial a un señor de apellido Gutiérrez, para que éste exija “la suma de $540 que importa la última exhibición por nueve acciones que representa la mina Santa Cruz, situada en el mineral de La Mula, jurisdicción de Cuatro Ciénegas”.83 Sólo hasta noviembre de 1900, encontramos a Otto vendiendo la mina de Santa Cruz, por la cantidad de $4,000, a la Compañía Minera, Fundidora y Afinadora Monterrey, S.A.84 Sin embargo, ahí no paró la participación de O. Degetau en la minería, pues en 1900 lo encontramos como socio de la Compañía Minera restauradora de la Guía del Agua y Anexas, S.A., la cual exhibe un capital inicial de $105,000, y en la cual, cada uno de sus diez accionistas tienen la misma participación; es decir, $10,500.85 Finalmente, en 1908, encontramos a Otto en un contrato de promesa de venta de sus acciones y las de otros socios de la Compañía Minera El Moro, S.A., en la cual él figuraba como el segundo accionista en importancia, con 800 acciones equivalentes a la suma de $1,720.86

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Para concluir este apartado, me parece importante referir que en abril de 1897, encontramos un documento en el que la comisión encargada de levantar el catastro de Monclova calculó el capital de O. Degetau en dicho distrito, y determinó que éste ascendía a la cantidad de $156,000. Sin embargo, Otto consideró exagerada dicha cifra, la cual estimó en la mitad; es decir, en sólo $78,000.87 Aunque nunca sabremos quién tenía razón –si la referida comisión u Otto–, cualquiera de las dos cifras parecen suficientes para juzgar que a finales de siglo, O. Degetau tenía aún un capital respetable.

Agua, carbón y electricidad En agosto de 1887, O. Degetau escribía en Monclova a su mujer: “Aquí estamos otra vez con cuestiones de agua – pero esta vez parece que saldremos con bien”.88 Los problemas por “cuestiones de agua” fueron siempre una constante en la vida de cualquier fábrica textil, pues para ésta, la energía hidráulica constituía su principal fuente de energía. De ahí se explica el que las fábricas textiles se erigiesen siempre en lugares cercanos a una fuente fluvial. De este modo, para entender los conflictos que tuvo La Buena Fe por la toma de agua que hacía del río Monclova, conviene primero hacer un breve bosquejo de su ubicación. Como ya hemos señalado, la fábrica de hilados y tejidos La Buena Fe estuvo localizada en el distrito de Monclova. Su ubicación exacta era a 2.8 Km. al sur de la población y el margen izquierdo del río del mismo nombre. Este afluente surgía en un manantial ubicado en las faldas del cerro conocido como La Cuchilla.89 De ahí, el caudal del río corría de sur a norte, hasta que se bifurcaba en la caja repartidora denominada Punta de la cuchilla. A partir de dicho punto, uno de los dos afluentes se dirigía en dirección al noroeste, donde comenzaba su trayecto surcando, en sus márgenes occidentales, el Rancho del Conejo”.90 Más al norte, el río pasaba por la instalación eléctrica de Las Campanas, la cual nos detendremos a analizar un poco más adelante. El cauce del río continuaba de ahí su curso hacia el norte, donde una zanja dirigía parte del agua del río a la presa o caja repartidora conocida con el nombre de La Francia. A partir de este punto, el afluente que nos interesa seguir no es ya propiamente parte del río Monclova, sino sólo una toma de agua del mismo, la cual se mantendrá independiente del caudal principal en lo sucesivo, y cuyas múltiples ramificaciones correrán sobre el margen izquierdo del río Monclova, en la misma dirección que éste; es decir, hacia el norte. A partir de la toma de agua que concentraba la caja repartidora de La Francia, ésta dividía el líquido 81


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de nueva cuenta en dos partes: “la saca de la ciudad”, a la izquierda, la cual recibía su nombre debido a que suministraba de agua a Monclova y a los terrenos de Los Labradores Blanco; y la de la derecha –la cual es propiamente la que nos interesa, pues es la que usaba la fábrica La Buena Fe– la cual se denominaba “saca de los pueblos”. Esta toma dirigía el agua a un tanque de reposo, construido de mampostería, próximo a La Buena Fe. Una vez que esta fábrica utilizaba el agua para mover sus telares, la “liberaba” para que de dicho modo continuara su curso y suministrase de agua a otros emplazamientos al norte: –en orden– a una fábrica de hielo, el molino de trigo El Porvenir y, finalmente, a las últimas compuertas donde el agua era de nueva cuenta dividida en dos partes: la “saca del pueblo San Francisco” y la “saca del pueblo San Miguel”. De estos dos pueblos recibía su nombre dicha “saca”, conocida como “saca de los pueblos”. Por último, baste señalar que esta concatenación de un mismo suministro de agua para múltiples usuarios, fue lo que trajo múltiples conflictos a la fábrica que dirigía O. Degetau con los demás usuarios río arriba. El primer conflicto por agua del que tenemos noticia es en julio de 1886, cuando el Ayuntamiento de Monclova mandó cerrar con cal y canto el acceso de líquido a la fábrica, paralizando por completo las labores de la misma. Entonces, en un escrito dirigido al gobierno del estado, O. Degetau escribe: “Nosotros tenemos que saber á qué atenernos, cuánta agua nos toca como fuerza para nuestra empresa para según esto organizar nuestros trabajos y finalmente pedimos se nos proteja contra persecuciones y pequeñas venganzas, características de poblaciones cortas”. Más adelante, en otro párrafo de la misma correspondencia, Otto se justifica aduciendo que: “Empresas como la nuestra, tienen que vencer de por sí mismas grandes dificultades en todo respecto”.91 Además, asegura que ellos –Degetau & Garza– ya han cubierto los honorarios de los peritos, así como los gastos de reemplazar las compuertas viejas por otras nuevas. Más adelante, gracias a una carta de Otto a su mujer, sabemos que este primer conflicto se resolvió en octubre del mismo año. Para festejar el desenlace favorable del mismo, Otto decidió entonces organizar una “gran comida con champaña”. Asimismo, en la correspondencia citada se señala que ya para entonces –octubre de 1886– estaban “haciendo lienzos muy bonitos”.92 Sin embargo, los conflictos con el Ayuntamiento parecen haber seguido al año siguiente, pues en junio de 1887, Otto refiere a su mujer que estaba viendo la posibilidad de que en el poblado de San Buenaventura, vecino a Monclova, le dieran una concesión para tomar agua, de modo que pueda “mover la mitad de la Fábrica para allá”.93 En esa misma carta, Otto refiere 82


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que en realidad no tiene intención de hacer tal cosa, pero que espera que al menos así la enemistad y competencia entre San Buenaventura y Monclova sirva para que estos últimos se resuelvan realmente a ayudarlo en lo relativo a sus problemas con el agua. Finalmente, tenemos noticia que el último problema de La Buena Fe en relación con la obtención de su agua fue en 1898, cuando el río Monclova pasó a jurisdicción federal. A partir de entonces inició una larga correspondencia entre O. Degetau y la Secretaría de Fomento, en la que el primero buscó hacer válida la concesión originaria que tenía para hacer uso del agua del río Monclova, la cual había sido emitida por el Ayuntamiento de esta última población en 1823. Al parecer, también esta vez la resolución fue favorable para O. Degetau, cuya fábrica utilizaba ya agua en cantidad de 800 litros por segundo.94 También en 1898 sabemos que Otto solicitó que se le permitiese aprovechar las aguas de un manantial del río Monclova. A dicha petición se opuso el Lic. José L. Cosío, representante de los intereses de las poblaciones de Monclova, Labradores, Blanco, San Francisco y San Miguel. Esta vez, la resolución fue favorable para ambas partes en pugna, pues La Buena Fe logró llegar a un acuerdo con dichos pueblos.95 Sabemos que un año antes a estos informes –1897–, La Buena Fe conjugaba ya energía hidráulica y de vapor: la primera, con 80 caballos de fuerza; la segunda, con 25 a 30.96 Sin embargo, también sabemos que para cuando cerró sus puertas en 1905, La Buena Fe seguía conjugando energía hidráulica y térmica, aunque entonces, a partir de motores con muchos más caballos de fuerza de los que disponía en 1897: contaba ahora con un motor de 100 caballos de fuerza para producir energía a partir de agua, y con dos motores de 125 caballos de fuerza para hacerlo a partir de vapor.97 Sin embargo, tanto a nivel estatal como nacional, eran cuantitativamente menos las fábricas que, como La Buena Fe, utilizaban tanto energía hidráulica como térmica. En realidad, la mayor parte continuaba aún operando sólo a partir de la primera.98 Ello se debía principalmente a la escasez de yacimientos de carbón mineral en el país. Las pocas fábricas que optaran por utilizar carbón, tuvieron que obtenerlo a partir de la deforestación de los bosques circundantes, o bien, importándolo de Inglaterra.99 Sin embargo, en Coahuila la situación fue diferente, pues a partir de las décadas de 1880 y 1890 se encontraron grandes yacimientos de dicho combustible en su territorio, el cual pudo al menos satisfacer la demanda estatal.100 Así, cuando había agua, las indus-

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trias coahuilenses podían trabajar a partir de energía hidráulica, y en tiempos de sequía, continuar sus operaciones gracias a la combustión de carbón. Ahora bien, otra peculiaridad de La Buena Fe es que para 1897 conjugara no sólo la energía hidráulica y la térmica, sino que también contara con un motor para generar energía eléctrica. Las primeras industrias textiles en utilizar electricidad fueron las estadounidenses, en 1893. Sólo dos años después, las textileras mexicanas seguirían el ejemplo de sus contrapartes norteamericanas. Dadas las condiciones climáticas de México –escasez de agua y pocos yacimientos de carbón mineral–, la energía eléctrica constituyó desde su aparición la mejor alternativa para la industria textil mexicana. No es por ello raro que Dawn Keremitsis señale que su introducción haya supuesto el detonador de “los cambios más decisivos en la industria textil mexicana”;101 pues en efecto, las implicaciones del arribo de la electricidad a dicho sector fabril fueron enormes.102 Sin embargo, el único inconveniente que tenía la energía eléctrica era su costo de instalación, el cual estaba muy por encima de las posibilidades de la mayor parte de las fábricas textiles mexicanas. No obstante, para las que pudieron pagarlo, ello supuso la disminución de medio a un tercio de sus costos previos de operación totales. Naturalmente, esto fue un importante incentivo, por lo que para 1905, la mayor parte de las industrias textiles importantes del país utilizaban ya energía eléctrica.103 Entre ellas figuraba La Buena Fe, la cual contaba con un motor eléctrico de 60 caballos de fuerza en 1897.104 En las cartas de O. Degetau a su mujer, la primera mención que aquél hace en torno a la posibilidad de incursionar en el negocio de la luz eléctrica es a principios de 1893. En dicha correspondencia, Otto le platica a Isabel que ya está esperando a “un inteligente” que le de “los pormenores sobre la instalación”. Asimismo, señala que primero tiene que arreglar con Andrés Fuentes lo relativo a la concesión –lo cual no duda conseguir–, para luego poder marchar a Monterrey “en busca de accionistas”.105 Pocos días después –también gracias a una carta dirigida a su esposa– sabemos que Otto ya despachó a su “hombre eléctrico”, con quien consultó detenidamente todo lo concerniente al “proyectado negocio”, el cual espera poder arreglar “un poco más tarde”, pues refiere ser “de suma importancia para la fábrica”.106 Así, el 26 de junio de 1894, encontramos al gobierno del estado de Coahuila concediéndole a la Compañía de Luz Eléctrica de Monclova –representada por O. Degetau– el derecho para hacer uso del agua del río Monclova como fuerza motriz. Unos meses más tarde, el 26 de diciembre del mismo año, el estado de Coahuila le amplió la concesión de modo que pudiera hacer uso de dicha energía para cualquier industria, siempre y cuando ello no fuere en perjuicio del alumbrado

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eléctrico de la ciudad.107 Al año siguiente, en febrero de 1895, el Juez Primero de Letras del Distrito de Monclova le otorgó a O. Degetau el punto conocido como Las Campanas para que ahí estableciera la planta de luz y electricidad.108 En abril de ese año, Otto refiere que el “negocio de la luz eléctrica” estaba a punto de quedar arreglado.109 Al año siguiente, en junio de 1896, el gobierno del estado de Coahuila le otorga a la Compañía de Luz Eléctrica de Monclova la concesión del servicio de alumbrado eléctrico de Monclova por espacio de tres décadas.110 Sin embargo, tenemos noticia que al menos a partir de mayo de 1895, dicha compañía ya había comenzado a suministrar energía para el alumbrado público de Monclova, a la vez que usaba la electricidad sobrante para proveer fuerza eléctrica a la fábrica.111 Ahora bien, en mayo de 1899, la Compañía de Luz Eléctrica de Monclova se vio forzada a parar todo suministro de electricidad debido a los “continuos abusos” que se efectuaban en la compuerta del potrero y, sobre todo, a que la disminución de los niveles del río entonces hicieron imposible alcanzar la velocidad necesaria para que los dinamos pudiesen generar buena luz.112 Por tal motivo, el 20 de marzo de 1900, siguiendo lo acordado en el contrato, el gobierno de Coahuila anuló dicha concesión.113 Después de esto, se comisionó a otra compañía para que suministrase de luz eléctrica a la ciudad, al mismo tiempo que se obligó a la Compañía de Luz Eléctrica de Monclova a que quitase sus cables y aparatos que tenía instalados para tal fin en Monclova. Sin embargo, a partir de entonces la planta eléctrica de Las Campanas se limitaría sólo a dar servicio de alumbrado y de fuerza eléctrica a La Buena Fe, así como a las calles y casas del barrio que se habían formado ya entonces alrededor de la misma.114 Para 1905, la planta de Las Campanas habría duplicado la capacidad de su motor eléctrico: de 60 caballos de fuerza en 1897, a otro de 125.115

Canal de desfogue. Planta de las Campanas 85


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Croquis del río Monclova con la ubicación de La Buena Fe

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eléctrico de la ciudad.107 Al año siguiente, en febrero de 1895, el Juez Primero de Letras del Distrito de Monclova le otorgó a O. Degetau el punto conocido como Las Campanas para que ahí estableciera la planta de luz y electricidad.108 En abril de ese año, Otto refiere que el “negocio de la luz eléctrica” estaba a punto de quedar arreglado.109 Al año siguiente, en junio de 1896, el gobierno del estado de Coahuila le otorga a la Compañía de Luz Eléctrica de Monclova la concesión del servicio de alumbrado eléctrico de Monclova por espacio de tres décadas.110 Sin embargo, tenemos noticia que al menos a partir de mayo de 1895, dicha compañía ya había comenzado a suministrar energía para el alumbrado público de Monclova, a la vez que usaba la electricidad sobrante para proveer fuerza eléctrica a la fábrica.111 Ahora bien, en mayo de 1899, la Compañía de Luz Eléctrica de Monclova se vio forzada a parar todo suministro de electricidad debido a los “continuos abusos” que se efectuaban en la compuerta del potrero y, sobre todo, a que la disminución de los niveles del río entonces hicieron imposible alcanzar la velocidad necesaria para que los dinamos pudiesen generar buena luz.112 Por tal motivo, el 20 de marzo de 1900, siguiendo lo acordado en el contrato, el gobierno de Coahuila anuló dicha concesión.113 Después de esto, se comisionó a otra compañía para que suministrase de luz eléctrica a la ciudad, al mismo tiempo que se obligó a la Compañía de Luz Eléctrica de Monclova a que quitase sus cables y aparatos que tenía instalados para tal fin en Monclova. Sin embargo, a partir de entonces la planta eléctrica de Las Campanas se limitaría sólo a dar servicio de alumbrado y de fuerza eléctrica a La Buena Fe, así como a las calles y casas del barrio que se habían formado ya entonces alrededor de la misma.114 Para 1905, la planta de Las Campanas habría duplicado la capacidad de su motor eléctrico: de 60 caballos de fuerza en 1897, a otro de 125.115 Durante los únicos cinco años del siglo XX en los que estuvo en operación La Buena Fe, sabemos –gracias a las cuotas que cada industria textil pagaba entonces semestralmente en el estado de Coahuila– la importancia relativa de dicha fábrica a nivel estatal. En espacio de cinco años, pasó del cuarto al quinto lugar, de un total de diez a nueve industrias que entonces operaban en Coahuila. Su peor momento parece haber sido durante el primer semestre de 1903, cuando pasó al sexto lugar de sólo ocho fábricas en operación en el estado. Si realmente es apropiado utilizar el monto de las cuotas como indicador para ver su posición,116 podemos señalar que durante el primer lustro del siglo XX, La Buena Fe mantuvo una posición promedio entre las fábricas textiles de Coahuila (véase la tabla 6).

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Tabla 6: Importancia a nivel regional de La Buena Fe, entre 1900 y 1905

Año

1900 1901 1902 1903 1904 1905

Semestre Monto de % a nivel Lugar a nivel No. de fábricas en Coahuila estatal estatal la cuota I

$6,000

8.6

II

$5,000

8.6

10

Monto total estatal

% monto estatal a nivel nacional

$69,677.57

7.5

$58,086.59

6.2

I

$5,000

8.8

$56,986.71

7.2

II

$3,200

5.9

$54,521.12

7.8

I

$3,500

6.9

$51,050.00

6.8

II

$3,650

7

10

$51,847.65

6.4

8

$53,136.55

6.5

$56,350.00

6.4

$72,600.00

7.2

$79,500.00

6.7

$76,000.00

6.4

$68,900.00

5.9

I

$4,000

7.5

II

$5,000

8.9

I

$6,000

8.3

II

$6,500

8.2

I

$6,000

7.9

II

$5,000

7.3

11 6°

9 5°(a)

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Referencia: Mario Ramírez Rancaño, Directorio de empresas industriales textiles: 1900-1920, pp. 50-136, passim. Indicaciones: (a) Empate entre La Buena Fe y La Libertad en el primer semestre de 1904.

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Pablo Degetau Sada

La Buena Fe

Notas del capítulo

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AGEC. Fondo: Siglo XIX. Caja 13. Fólder 16. Expediente 5, 17 ff. Fecha: 14-VII-1886. He reproducido la sintaxis y la ortografía original. AHA. Fondo: Aprovechamientos Superficiales. Caja: 1273. Expediente: 17418; ff.: 164 fte. A 168 vta. He reproducido en la cita la sintaxis y ortografía original. AHA. Fondo: Aprovechamientos superficiales. Caja: 1322. Expediente: 17995; f. 154, fte. AHA. Aprovechamientos superficiales; caja: 1273; expediente: 17418; f. 24, vta. En torno del Molino de Arriba, “La Aurora”; del Molino de Abajo, “La Hibernia”; del Molino de En medio, “La Libertad”; y del molino del Rancho Arizpe, “El Labrador”. Vid. Enríquez Terrazas y García Valero, Coahuila. Una historia compartida, p. 109. Víctor Blanco-Rivera, casado con Josefa Ecay-Múzquiz. Tuvo al menos dos hijos: Miguel (n. 7-IX1817, Monclova; m. 10-IV-1900, Cd. de México) y Simón Blanco. Vid. Lucas Martínez Sánchez, Jesús Carranza Neira. Santiago Vidaurri Valdés. Correspondencia 1856-1864, p. 25. Atenógenes Cepeda era vecino de Saltillo, mientras que Mariano González Barrera era natural de Monclova, e hijo de las primeras nupcias de Mariano González Villarreal con Guadalupe Barrera. AHMM. Fondo: Protocolos, Melchor Sánchez. Caja 8 (Apéndices). Fólder 1876. Testamento de Mariano González, ff. 5 y 6, fte. y vta. En Monclova, M. González Barrera figuraba como uno de sus vecinos más prominentes en el área comercial. Durante el Segundo Imperio ejerció el cargo de prefecto imperial del distrito de Monclova, a partir del 15 de noviembre de 1864. Sin embargo, el cargo sólo le fue confirmado hasta diciembre, tras haberlo disputado con otro prominente vecino y hombre de negocios de Monclova –León Villarreal y Villarreal– quien había recibido el mismo nombramiento aunque por una vía diferente. Después de la caída del Segundo Imperio, Mariano González Barrera figuraría, gracias a su posición económica, como alcalde de Monclova, a pesar de su anterior participación con el Imperio. Vid. Lucas Martínez Sánchez, Coahuila durante la intervención Francesa, 1862-1867, p. 64-66, passim. De acuerdo con Lucas Martínez Sánchez, en 1869 [1]. Sin embargo, para 1909 A. Rohrbeck señala que quedó “establecida” en 1867 [2]. Sin embargo, parece más precisa la fecha de Lucas Martínez Sánchez, pues en una noticia que remite el distrito de Monclova a la Tesorería General del Estado, fechada 26-III-1868, se lee en la primer nota: “La Buena Fe aún no comienza a obrar y sus dueños han manifestado las acciones que en ella tienen sin expresar la cantidad [es decir, el valor concluido de la obra material] por lo que las juntas no han podido calificar el valor de la Fábrica” [3]. Véase respectivamente: [1] Martínez Sánchez, Coahuila durante la…, op. cit., p. 65; [2] AHA. Fondo: Aprovechamientos Superficiales. Caja: 1273. Expediente: 17418, f. 160 fte.; y [3] AHMM. Fondo: Siglo XIX. Fecha: 26-III-1868 [Debido a la reorganización del AHMM, este documento se encuentra aún sin clasificar]. Entre quienes refieren erróneamente el año de 1875 como traspaso de la fábrica a favor de O. Degetau y A. de la Garza encontramos a: Ornelas López, “Los creadores históricos…”, op. cit., p. 102; y Enríquez Terrazas y García Valero, Coahuila. Una historia…, op. cit., p. 233. Una prueba adicional a que el traspaso no se efectuó sino hasta 1881, es que en 1879 existían tan sólo siete fábricas tex-

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Empresarios alemanes en México. El caso de Otto Degetau (1842-1915)

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tiles en el estado de Coahuila, entre las cuales, no aparece todavía La Buena Fe. Vid. Emiliano Busto, "Anexo núm. 3 a la Memoria de Hacienda del año económico de 1877 a 1878", s. pp. AHMM. Fondo: Protocolos de Melchor Sánchez. Caja: 1. Año: 1881. Acta 21, ff. 31 fte. a 33 vta. Sabemos que la fábrica cambió de nombre gracias al acta notarial de traspaso de propiedad ya señalada anteriormente. Aunque no sé con exactitud el año a partir del cual se efectuó el cambio del nombre, sabemos que para el año de 1870 era ya conocida como El Fénix. Vid. AGEC. Fondo: Siglo XIX. Caja: 14. Fólder: 2. Expediente: 5; 2 ff. Fecha: 9-X-1870. AHA. Fondo: Aprovechamientos Superficiales. Caja: 1273. Expediente: 17418, f. 160 fte. AHMM. Fondo: Protocolos, Melchor Sánchez. Caja: 1. Año: 1881. Acta #20. Foja 29 vta. a 31 fte. AHMM. Fondo: Protocolos, Melchor Sánchez. Caja: 1. Año: 1881. Acta #21. Foja 31 vta. a 33 vta. Fecha: 18-V-1881. De acuerdo con Eduardo Enríquez Terrazas y a José Luis García Valero, el capital inicial de La Buena Fe ascendió a la cantidad de $30,000.00 [1]. Además de que estos autores no refiere la fuente de sus informes, parece más conveniente confiar en la cantidad de $42,523.56, la cual está sustentada en las copias notariales de los contratos de compraventa [2]. Para [1], véase Enríquez Terrazas y García Valero, Coahuila. Una historia…, op. cit., p. 233. Para [2], consúltese el AHMM. Fondo: Protocolos de Melchor Sánchez. Caja: 1. Año: 1881. Acta 21, f. 33 vta. Dawn Keremitsis, La industria textil mexicana en el siglo XIX, pp. 114-5. Se calcula que para 1910, el 90% del algodón mexicano se cultivaba ya en La Laguna. Ibidem, p. 177. Para ello, véase: Manuel Plana, El reino del algodón en México. La estructura agraria de La Laguna (1855-1910), 279 pp. De acuerdo con Mario Cerutti, durante la década de 1870, la comarca lagunera fue objeto de “uno de los más impresionantes casos de activación productiva a partir de crédito comercial”. En los años siguientes –de acuerdo con el autor– el cultivo de algodón en la región multiplicaría “la actividad empresarial, el consumo y el intercambio internos, y el desarrollo de industrias textiles, aceiteras y jaboneras de considerable significación”. En dicho proceso, tanto la familia Madero como los González Treviño –ambas relacionadas políticamente con O. Degetau– mantuvieron “una participación significativa”; la cual, de acuerdo con Cerutti, es perceptible en tres sentidos: “como prestamistas de agricultores que se iban asentando en la comarca, como comerciantes de algodón y como consumidores de la fibra”. Cerutti, Propietarios, empresarios y…, op. cit., pp. 49 y 50. Es importante tomar en consideración que el aumento del número de fábricas no es indicio suficiente para ver la magnitud del crecimiento de una industria. Para ello, resulta más conveniente atender a la consideración de otros rubros, tales como el aumento del número de operarios que empleaba. De hecho, para finales del siglo XIX, encontramos que en todos los países industrializados de Europa, “el número de empresas industriales había disminuido, eran menos, pero más grandes, y daban empleo a un número de obreros cuatro veces superior al total de 1880”. Geoffrey Brunn, La Europa del siglo XIX (1815-1914), p. 160. Keremitsis, La industria textil…, op. cit., p. 59. Para estos informes me he valido de: Esteban L. Portillo, Catecismo geográfico político e histórico del Estado de Coahuila de Zaragoza, pp. 50-51. Sabemos que existieron otras dos industrias textiles alrededor de 1878-79: Dávila Hoyos y El Rosario (de las cuales desconozco su ubicación, así como el año de su fundación). Vid. Busto. "Anexo núm. 3…", s. pp. Para terminar, es importante señalar que antes del cambio de siglo, se instaló en Torreón una fábrica de hilados y tejidos prácticamente homónima a La Buena Fe, denominada “La Fe”. Vid. Enríquez Terrazas y García Valero, Coahuila. Una historia…, op. cit., p. 162. Sin embargo, por varias razones me parece que hay que tomar con reservas este ordenamiento cronológico. En primer lugar, porque hasta lo que he podido ver, muchos de los investigadores de la industria textil coahuilense basan sus informes en el Catecismo geográfico político e histórico del Estado de Coahuila de Zaragoza, escrito por Esteban L. Portillo y publicado en el año de 1897. De dicha fuente parecen proceder, entre otras, la fecha de inicio de operación de

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La Buena Fe; la cual, como hemos podido ver en el primer apartado del presente capítulo (véase la cita 9) resulta sin duda errónea y, en consecuencia, arroja cuestionamientos al resto de las fechas manejadas hasta ahora como el inicio de operaciones de las industrias textiles coahuilenses. De hecho, más allá del “año de inicio de operación”, sería deseable problematizar otros rubros usualmente usados por quienes estudian a la industria textil. Lógicamente, ello supone proponer un estudio pormenorizado, caso a caso, de cada una de las industrias textiles que surcaron el espectro decimonónico, tanto a nivel regional (Coahuila) como nacional (México). Dejemos esta tarea titánica simplemente abierta a la consideración de futuras investigaciones. Por ahora, sólo me limitaré en ahondar en el caso de La Buena Fe. Del total, $40,000 eran de Otto y el resto de Adolfo de la Garza. Se específica que dicha proporción corresponde al balance hecho el día 30-VI-1881. Asimismo, se estipula que la asociación: a) dure diez años, a partir de la fecha de su constitución (1-VII-1881); b) que la “contabilidad principal y dirección” de la compañía se llevaran a cabo desde Monterrey; c) que las utilidades y pérdidas se repartirán anualmente en proporciones iguales entre los dos socios (cada uno, el 40%); d) y que el 20% restante se destinará “para los apoderados de la casa”, quienes para entonces se específica que eran Gustavo Bense y Otto Röhrhand. AGENL. Fondo: Protocolos Tomás C. Pacheco. Tomo 22, acta 16, 24-II-1882, ff. 27 fte. a 28 vta. Sin embargo, en el testamento de Adolfo de la Garza –fechado en 1882 y, contrario al acta constitutiva de la firma comercial– se específica que Degetau & Garza estaba dividida en partes iguales entre sus dos socios. AHMM. Fondo: Protocolos, Melchor Sánchez. Caja 5. Año: 1899. Éste documento no está numerado. Hobsbawm, La era del capital…, op. cit., p. 223. La familia Zambrano González se componía de quince hijos: María Luisa de la Trinidad –esposa de A. de la Garza– (1856), María Guadalupe (1857), María Isabel de la Trinidad –esposa de O. Degetau– (1858), María Rosalía (1859), Eduardo de Jesús (1860), José de Jesús (1862), María del Pilar (1864), Gregorio Demetrio (1866), María del Pilar Juana (1867), Eduardo Agustín (1868), María Elena (1870), Ana Margarita (1873), Rosa (?), Angelina (?), Carolina (?). Vid. Zambrano Villarreal. El apellido Zambrano…, op. cit., p. 144. Para estos informes me he valido del acta de su matrimonio, la cual tuvo lugar en la Parroquia de la Purísima, Monterrey, el 4-IX-1874. En este documento también se especifica que Adolfo era hijo de José María de la Garza y Refugio Pérez, ya finados para el momento del enlace. Vid. AHDM: Matrimonios Catedral, libro 9, acta 139, f. 4 fte. Luisa, su mujer, era natural de Monterrey (1856). Adolfo falleció a principios de 1899. Su mujer, en cambio, vivió hasta 1923. Del matrimonio de la Garza-Zambrano nacieron un total de ocho hijos. Vid. Zambrano Villarreal. El apellido Zambrano…, op. cit., pp. 144-5. MOGCD. 1859: “Im April wurde Otto durch Pastor Lau in der Ottensener Kirche confirmiert und kam darauf in die Seidenhandlung von R.D. Warburg & Co. Auf unbestimmte Jahre in die Lehre”. Resulta conveniente recordar que también uno de los primeros trabajos del padre de O. Degetau fue con la familia Warburg; concretamente, en la firma D.S. Warburg Wwe. & Söhne. Walther L. Bernecker, De agiotistas y empresarios. En torno a la temprana industrialización mexicana (siglo XIX), p. 150. Como señala el autor, el dato parece impreciso, pues se llegó a tal cifra únicamente a partir del nombre de los propietarios. En su opinión, es de esperar que la industria textil mexicana estuviera por mucho más financiada a partir de capitales extranjeros. Sea como fuere, en acuerdo con este dato, el hecho de que al menos el 34.5% de la industria textil mexicana haya estado en manos de extranjeros, parece suficiente para aseverar la prosperidad que dicho ramo industrial ofrecía a las inversiones. Entre otras, las fábricas textiles El Venado, de J.H. Bahnsen en San Luis Potosí, y La Concordia, de Emilio Ketelsen en Chihuahua. En el apéndice 2 se puede ahondar en la firma comercial Ketelsen & Degetau (véase). En el caso del primero, tengo la sospecha que su familia –es decir, los Bahnsen– llegó a México del mismo modo que los Degetau; es decir, procedente de la región de Schleswig-Holstein, habiendo establecido previamente relaciones comerciales en el Caribe. Quizás J.H. Bahnsen sea hijo o familia de Peter Simon Detlef Bahnsen, [1] natural de Schleswig,

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con nacionalidad en St. Thomas fechada el 14-III-1826, y quien [2] estaba casado con Maria Elisabeth Wood Wright. Respectivamente, véase [1] Ryberg, A list of…, op. cit., p. 21; y (2) FS. AGEC. Fondo: Periódico Oficial, número 90, tomo 1, página 2. Fecha: 3-III-1882. AGEC. Fondo: Periódico Oficial, número 93, tomo 1, página 2. Fecha: 13-III-1882. AGEC. Fondo: Siglo XIX. Caja 6. Fólder 8. Expediente 4, 4 ff. Fecha: 26-VI-1889. AGEC. Fondo: Siglo XIX. Caja 6. Fólder 8. Expediente 4, 4 ff. Fecha: 26-VI-1889. O. Degetau y A. de la Garza aseguran que a partir de haber concluido el plazo por el que el Estado de Coahuila les exentó del pago de contribuciones (es decir, en 1886), ellos siempre pagaron con puntualidad el importe que acordó su agente en Saltillo tras haber hecho las oportunas manifestaciones. Asimismo, señalan que sólo por un mal entendido, dejaron de pagar su contribución en septiembre de 1888. Ahora (1889), continúan, se les quiere imputar un impuesto sobre telares y otro sobre sus ventas de productos, equivalente a un monto mensual de $37.50. En opinión de los propietario de La Buena Fe, dicha suma representa “recargos bien fuertes en las actuales circunstancias, cuando la industria está ahogada por todos lados”. Vid. AGEC. Fondo: Siglo XIX. Caja 6. Fólder 8. Expediente 4, 4 ff. Fecha: 26-VI-1889. El Ferrocarril Internacional Mexicano corría de Monterrey a Saltillo, y de ahí, uno de sus ramales seguía hasta La Laguna y el otro hasta Ciudad Porfirio Díaz (hoy Piedras Negras), pasando por Monclova. Para ahondar en el tema, véase Martha Rodríguez, “La odisea para instalar el progreso”, pp. 226-9. Archivo Municipal de Monclova, “El tranvía en Monclova”, www.monclova.gob.mx/imagenes/ MonclovaTranvias.pdf. Keremitsis, La industria textil…, op. cit., p. 30. COD: 25-VII-1887. Otto se burla del aire provinciano y rural de Monclova cuatro días después, cuando le dice a Isabel que “hasta cerveza de barril” hay ya en Monclova, por lo que ésta “se va haciendo metrópoli”. COD: 29-VII-1887. COD: 27-I-1892. Gemütlich: agradable, cómoda, acogedor, hogareño. COD: 28-VI-1887. COD: 28-VI-1887. COD: 9-VII-1887. COD: 28-VI-1887. El subrayado es mío. Sabemos que el traspaso de la fábrica de Degetau & Garza a La Fábrica de Hilados y Tejidos «Buena Fe» S.A., se constituyó y registró ante el juez de letras del Distrito de Monclova, Lic. Carlos Treviño, el 8-II-1890 [1]. Sin embargo, en el AHMM no pude encontrar ningún documento que avalara este traspaso y, en definitiva, pudiera corroborar que las personas que aparecen en 1906 como socios, fueran las mismas que las de 1890. Asimismo, debido a esto tampoco hemos podido saber la proporción en que el total de las acciones estaban asignadas y valoradas. En cuanto a los accionistas que figuran en 1906, me parece altamente probable que no hayan cambiado en los diecisiete años que operó la sociedad: a) Fernando Garza, era representado por su hijo León; ambos, quizás familiares de Adolfo de la Garza. b) Luisa Zambrano González, viuda de Adolfo de la Garza, por lo que es representada por Jesús L. González. Por último, c) O. Degetau [2]. Vid. [1] AGENL. Fondo: Protocolos de Diódoro de los Santos. Tomo 2, acta 57, 1-II-1907, ff. 171 fte. a 173 fte. [2] AGENL. Fondo: Protocolos de Diódoro de los Santos. Tomo 2, entre el acta 49 y 50, 8-IX-1906, ff. 52 fte. y vta. AHA. Fondo: Aprovechamientos Superficiales. Caja 1322. Expediente: 17995; f. 148, fte. Y fte. En las fuentes también aparece referido como “socio principal”, y/o “administrador”. COD: 16-XII-1891. Hobsbawm, La era del capital…, op. cit., p. 223. De hecho, tan sólo un año antes de constituirse La Buena Fe como una sociedad anónima, el Código de Comercio había establecido dicho régimen de propiedad. Cerutti, Propietarios, empresarios y…, op. cit., p. 69. COD: 22-XII-1891.

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51 COD: 15-I-1892. 52 COD: 15-I-1892. Casi tres meses después, Otto señala que hay días en que la fábrica llega a producir 200 piezas de manta. Además, le pregunta a Isabel: “¿te acuerdas de los años anteriores cuando hacíamos 18 y 20 mil?”. COD: 10-IV-1892. 53 Portillo, Catecismo geográfico político…, op. cit., p. 51. 54 Enríquez Terrazas y García Valero, Coahuila. Una historia…, op. cit., p. 233. 55 Idem. 56 AHMM. Fondo: Actas de Cabildo. Caja 6. En la sesión del 17-XI-1887 se lee: “Se cuotizaron los Sres. Degetau y Garza por 60 telares en movimiento a razón de 12 y 1/2 centavos mensuales cada uno, del 1º de diciembre en adelante”. 57 AHMM. Fondo: Acta de Cabildo. Caja 7. En la Sesión del 17-I-1889 se lee: “Que la fábrica Buena Fé, pague por 80 telares en movimiento cada mes, conforme al pan de arbitrios”. 58 Carmen Ramos Escandón, Industrialización, género y trabajo femenino en el sector textil mexicano: el obraje, la fábrica y la compañía industrial, p. 349. 59 Enríquez Terrazas y García Valero, Coahuila. Una historia…, op. cit., p. 233. 60 Lo sabemos gracias a un informe de 1909, en el cual se especifica que los dos motores de vapor de 125 caballos de fuerza eran utilizados “en tiempo de secas”, para “mover los 160 telares y los demás aparatos y máquinas destinadas a la construcción de telas de lana y algodón, driles y cotonas”. AHA. Fondo: Aprovechamientos Superficiales. Caja: 1273. Expediente: 17418. f. 165. 61 La primera cifra corresponde a 1882. Vid. Enríquez Terrazas y García Valero, Coahuila. Una historia…, op. cit., p. 233. En cambio, la de 1886 corresponde a un censo levantado el 9 de enero de dicho año a “las personas vecinas de La Buena Fe”. Dicho censo divide a sus habitantes en “propietarios”, “comerciantes”, “profesionistas”, “dependientes”, “artesanos” y “empleados de la fábrica”. El total del censo suma un total de 60 personas. Aunque desconozco si realmente todas éstas trabajaban en la fábrica (pues sólo unos son nombrados “empleados” de la misma), así como si eran los únicos que lo hicieran (pues podrían haber trabajado ahí, pero no necesariamente haber vivido en las inmediaciones), he creído confiable suponer que fueran 60 y no sólo 40, suma que equivaldría a considerar sólo los denominados “empleados de la fábrica”. De estos últimos, vale la pena señalar que todos los que figuran son varones, con un promedio de edad que ronda los 28 años y entre quienes no figura ningún menor de edad. Si comparamos esta observación con la composición de los 170 empleados de la fábrica en 1897, resulta notable que entonces sólo 63 de sus trabajadores fueran varones mayores de edad, mientras que el resto –107– figurasen en cambio, en mayor número, mujeres y menores de edad, los cuales “no aparecen” en el censo de 1886. De acuerdo con D. Keremitsis, una de las peculiaridades de la industria textil mexicana decimonónica, es que a diferencia de sus contrapartes europeas y estadounidenses, es menor la proporción de trabajadores menores de edad y mujeres. Siguiendo a Keremitsis, dicho patrón parece romperse inexplicablemente en Coahuila, donde la situación de la industria textil se asemeja más a las de sus contrapartes en Estados Unidos y Europa. Este fenómeno es observable en el caso concreto de La Buena Fe. Sea como fuere, Keremitsis sostiene que ello quizás se deba a que Coahuila estuviese más influenciada por los Estados Unidos, o que a diferencia del sur indígena, en dicha entidad escaseara la mano de obra. El autor concluye que es aún precipitado formular una conclusión al respecto, por lo que es pertinente una investigación más pormenorizada para resolver la cuestión satisfactoriamente. Keremitsis, La industria textil…, op. cit., pp. 209-210. Un estudio más reciente propone otra tesis al respecto: véase Ramos Escandón, Industrialización, género y…, op. cit., pp. 216-224. 62 Portillo, Catecismo geográfico político…, op. cit., p. 51. 63 Keremitsis, La industria textil…, op. cit., p. 206. 64 AHA. Fondo: Aprovechamientos Superficiales. Caja: 1273. Expediente: 17418. f. 165. De acuerdo con Carmen Ramos Escandón, era normal que los dueños de las fábricas textiles instalasen viviendas para sus “trabajadores en el interior o las cercanías de las fábrica, cuyo alquiler se le descontaba directamente de su salario semanal”. Al parecer, la principal razón de dichas

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viviendas era conseguir que los trabajadores “estuvieran cerca o en el mismo lugar de trabajo”. Ramos Escandón, Industrialización, género y…, op. cit., p., 249. Cerutti, Propietarios, empresarios y…, op. cit., p. 71. Idem, p. 69. AHMM. Fondo: Protocolos, Melchor Sánchez. Caja 2. Año: 1890. Acta #28, foja 58 fte. a 59 fte. La finca –arrendada por O. Degetau el 27-III-1890– estaba localizada en la calle de Santiago, en Monclova. En el contrato se específica que O. Degetau y S. Taylor se repartirían en partes iguales los beneficios de la negociación. Asimismo, se especifica que mientras Taylor se haría cargo de la operación del molino, Degetau se haría cargo del manejo mercantil de la compañía. La compañía duraría sólo hasta que concluyera el arrendamiento ya señalado. Finalmente, se asignó un valor representativo al contrato por la cantidad de $240. AHMM. Fondo: Protocolos, Melchor Sánchez. Caja 2. Año: 1890. Acta # 81, foja 161 fte. A 162 vta. El rancho estaba ubicado a una legua al sur de Monclova. AHMM. Fondo: Protocolos, Melchor Sánchez. Caja: 3. Año: 1894. Acta #12, ff. 92 fte. a 94 vta. AHMM. Fondo: Protocolos, Melchor Sánchez. Caja 3. Año: 1897 (II). Acta #88, foja 75 vta. A 77 fte. El monto total de los tres contratos de retroventa ascienden juntos a la cantidad de $8,504. El primer y el tercer contrato fueron estipulados por el plazo de un año, mientras que el segundo, por tres. Para ahondar en detalles, consúltese directamente los contratos en el AHMM. AGENL. Fondo: Protocolos de Tomás C. Pacheco. Tomo 36, acta 215, 11-XI-1895, ff. 791 fte. y vta. COD: 21-II-1893. Tomás y Rodrigo Mendirichaga, La banca en Monterrey (apuntes para una historia), pp. 23, 28 y 29. El Banco de Nuevo León se constituyó el 18-II-1892, con un capital social de $600,000. Entre sus principales accionistas figuraba Evaristo Madero. Su primer gerente fue Antonio V. Hernández, cuñado y compadre de O. Degetau. Dicho banco inició sus actividades el 6-XII-1899, en una casa ubicada en la calle Padre Mier. Vid. Montemayor Hernández, Historia de Monterrey, op. cit., p. 279. Mario Cerutti, “Crédito y transformaciones económicas en el norte de México (1850-1920): Gran comercio, banca e industria en Monterrey”, p. 209. Mendirichaga, La banca en…, op. cit., p. 35. Dicha sociedad fue fundada en noviembre de 1894 por –entre otros– Eduardo Zambrano y Antonio V. Hernández, con un capital social de $70,000 [1]. Seguramente gracias a estos dos señores –el primero, suegro de Otto, mientras que el segundo, su cuñado y compadre– tuvieron parte en que O. Degetau figurase en dicho puesto en el año de 1899 [2]. Respectivamente, véase: [1] Israel Cavazos Garza y César Morado Macías. Fábrica de la frontera. Monterrey, capital de Nuevo León (1596-2006), pp. 145-146; y [2] Amado Prado, Prontuario de la municipalidad de Torreón, s. pp. Mendirichaga, La banca en…, op. cit., p. 32. Mario Cerutti, “Militares, terratenientes y empresarios en el noreste. Los generales Treviño y Naranjo (1880-1910)”, p. 139. Sólo sabemos que la Compañía Ladrillera Unión, S.A., se conformó a principios de siglo, “con un capital social de $120,000”. Vizcaya Canales, Los orígenes de…, op. cit., p. 91. COD: 23-XI-1891. COD: 22-XII-1891. AHMM. Fondo: Protocolos, Melchor Sánchez. Caja 3. Año 1894. Acta #33, 2-VIII-1894, f. 3 AGENL. Fondo: Protocolos de Tomás C. Pacheco. Tomo 46, acta 245, 17-XI-1900, ff. 1157 fte. a 1160 vta. AHMM. Fondo: Protocolos, Melchor Sánchez. Caja: 5. Año: 1900. Acta # 59, ff. 206-208. Los demás inversionistas fueron: los norteamericanos Chas Jones, Samuel Graham, Eduardo McEvery, George Grace, y Frank B. James; y los mexicanos José María Tejada, Cecilio Paez, Alberto Sandoval, y Antonio de la Fuente.

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86 AGENL. Fondo: Protocolos de Diódoro de los Santos. Acta 150, 20-VI-1908, ff. 20 fte. a 21 vta. 87 La comisión acordó que si Otto lograse demostrar la cantidad que señala, se le deduciría la diferencia. Además, Otto pide que se le exente de pagar impuestos, por los $22,000 “que invirtieron en el ensanche de la negociación”. AGEC. Fondo: Siglo XIX. Caja 8. Fólder 17. Expediente 9, 4 ff. Fecha: 30-IV-1897. 88 COD: 9-VIII-1887. 89 Para la presente descripción me he basado en dos documentos. El primero es un mapa titulado “CRÓQUIS – DEL RIO de MONCLOVA entre las compuertas de ‘La Francia’, las de ‘La Alameda’ y ‘Punta de Cuchilla’”, hecho por Adolfo Barreiro y fechado el 20-VI-1899 [1]. El segundo es un informe del Ing. Leopoldo Villarreal, fechado el 4-XII-1909 [2]. Vid. [1] AHA. Fondo: Aprovechamientos superficiales. Caja 1273, expediente 17418, f. 40; y [2] AHA. Fondo: Aprovechamientos Superficiales. Caja: 1273. Expediente: 17418. f. 165. 90 El otro afluente se dirigía al noreste, donde el agua era utilizada para riego en los terrenos conocidos como “El Potrero”. Vid. idem. 91 AGEC. Fondo: Siglo XIX. Caja 13. Fólder 16. Expediente 5, 17 ff. Fecha: 14-VII-1886. 92 COD: 11-X-1886. 93 COD: 25-VI-1886. 94 Para todo lo relativo al uso de agua por parte de La Buena Fe, consúltese del AHA, las cajas 1273 (expediente 17418) y 1322 (17995), del fondo “Aprovechamientos Superficiales”. 95 Vid. AHA. Fondo: Aguas Nacionales. Expediente: 1271, 27 ff. 96 Portillo, Catecismo geográfico político…, op. cit., p. 51. 97 AHA. Fondo: Aprovechamientos Superficiales. Caja: 1273. Expediente: 17418. f. 165. En dicho documento se especifica que “además del departamento de hilados y tejidos, se disponía de otro destinado a la tintorería”. 98 Keremitsis, La industria textil…, op. cit., p. 107. 99 Para 1896, “de los 24,000 caballos de fuerza con los que contaba la industria textil, 10,000 se hallaban instalados en turbinas hidroeléctricas, y 4,000 de plantas de vapor”. Ramos Escandón, Industrialización, género y…, op. cit., p. 166. 100 Además, dichos yacimientos estaban próximos al enramado ferroviario que conectaba con La Buena Fe, pues se le localizaban entre Monclova y Piedras Negras. Para ahondar en el tema, véase Rodríguez, “La odisea para…”, op. cit., pp. 245-7. 101 Keremitsis, La industria textil…, op. cit., p. 100. 102 Por ejemplo, Keremitsis señala que debido a que permitía prescindir de la luz del día, la jornada laboral se alargó. Sin embargo, a la par de que la productividad de la fábrica crecía, también lo hacía el descontento de los obreros. La introducción de la electricidad también facilitó un control más riguroso de las temperaturas a las que ascendía la operación de las máquinas de las industrias y, por ende, ayudó a prevenir y disminuir las amenaza de un posible incendio. Ibidem, p. 104. 103 Ibidem, p. 105. 104 Portillo. Catecismo geográfico político…, op. cit., p. 51. 105 COD: 12-II-1893. 106 COD: 21-II-1893. 107 AHA. Fondo: Aprovechamientos Superficiales. Caja: 1322. Expediente: 17995, ff. 8, fte. y 9, fte. 108 AHA. Fondo: Aprovechamientos Superficiales. Caja 1322. Expediente: 17995, f. 152, fte. y vta. La planta de Las Campanas estaba ubicada enfrente de una cascada que formaba el río Monclova, dentro de una ensenada formada por las lomas de La Mesita y La Nutria. 109 COD: 5-IV-1895. 110 AHA. Fondo: Aprovechamientos Superficiales. Caja: 1322. Expediente: 17995, ff. 104-106. El alumbrado público de Monclova databa de 1886. Vid. Martha Rodríguez, “La odisea para instalar el progreso”, p. 232. 111 AHA. Fondo: Aprovechamientos Superficiales. Caja: 1322. Expediente: 17995, f. 7, fte. 112 AHA. Fondo: Aprovechamientos Superficiales. Caja: 1322. Expediente: 17995, ff. 39-40.

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113 AHA. Fondo: Aprovechamientos Superficiales. Caja: 1322. Expediente: 17995, f. 99 fte. y vta. 114 AHA. Fondo: Aprovechamientos Superficiales. Caja: 1273. Expediente: 17418, f. 211. 115 La energía eléctrica de la fábrica se obtenía a partir del punto denominado Las Campanas, donde se aprovechaba una caída de 16.96 metros. En 1905 esta planta eléctrica contaba con una turbina Leffel de 23 pulgadas de eje horizontal, un dínamo Siemens & Halske, “además de dos excitadores y todos los aparatos necesarios a un buen funcionamiento como transformadores, tableros de distribución, etc.” AHA. Fondo: Aprovechamientos Superficiales. Caja: 1273. Expediente: 17418. f. 165. 116 Sustento que es adecuado utilizar estas cuotas para determinar la importancia relativa de La Buena Fe a nivel estatal, de acuerdo con lo siguiente. Sabemos que en 1893 La Buena Fe estaba gravada “con un impuesto de doce y medio centavos mensuales por cada telar en movimiento”, así como otro, vigente en acuerdo con “el Plan de Arbitrios vigente en la Municipalidad, [...] de un tres al millar anual, sobre el capital de la misma negociación” [1]. En dicho año, O. Degetau pide al Ayuntamiento de Monclova que le derogue este último impuesto y, a cambio, ofrece “dar una pensión, como donativo voluntario, dedicado exclusivamente a la Instrucción Publica” del municipio. Ante la petición de Otto, el ayuntamiento de Monclova señala no estar facultado para hacerlo. En cuanto a la oferta de la referida pensión, el ayuntamiento resuelve que ésta no conviene, pues “sería variable y expuesta á ser retirada de un momento á otro, puesto que es meramente voluntaria, ya por los malos negocios de la expresada fábrica ó por cualquier otra causa”. De cualquier modo resuelve que, en vista de “los cuantiosos gastos que se erogan actualmente en los establecimientos de instrucción primaria” sostenidos por el municipio, se resuelve pedir a la legislatura estatal reforme el Plan de Arbitrios de modo que en Monclova “el 3 al millar [...] sea invertido exclusivamente en la Instrucción Publica que se imparte á la niñez en” el municipio de Monclova [2]. A finales del año en que tenía lugar esta discusión, de acuerdo con Carmen Ramos, el gobierno mexicano llevó a cabo el principal intento por gravar a la industria textil. El 17 de noviembre de 1893 se emitió una ley que establecía que el impuesto “sería fijado anualmente por el gobierno sobre la base de una cantidad que se consideraba como el mínimo anual que deberían de pagar todos los fabricantes del país. Esta cantidad la establecería una comisión o junta calificadora que determinaría el monto total del impuesto. Este arancel se ‘derramaría’ o prorratearía, es decir, se dividiría entre todos los fabricantes del país en razón de los informes que sobre la producción obtuviese la Secretaría de Hacienda” [3]. Debido a que tiene relación con las cuotas que pagaba La Buena fe, agregaré aquí lo siguiente. En junio de 1895, el Ayuntamiento de Monclova solicitó al gobierno del estado autorización para erogar $75 para comprar muebles y útiles necesarios para una escuela oficial para niños, por establecerse en las inmediaciones de La Buena Fe [4]. Tres años después, sabemos que la escuelita de La Buena Fe sigue en pie, pues su director desde 1895, Rafael Sánchez, “un hombre huérfano que a la edad de tres años perdió a su madre”, y cuyo mayor anhelo siempre ha sido “trabajar por el bien de la niñez”, solicita se le aumente el sueldo de $25 a $35 pesos. Se justifica diciendo que dicho salario ya es insuficiente para pagar los gastos de su familia, además de que espera que aumente el número de alumnos a su cargo, los cuales ascienden entonces a al menos 50. Por ello, Rafael Sánchez propone que la diferencia de diez pesos sea cubierta ya por los dueños de la fábrica, o por los padres de familia [5]. Vid. [1] AHMM. Fondo: Actas de Cabildo: 8-VI-1893; [2] AHMM. Fondo: Actas de Cabildo: 2-III-1893; [3] Ramos Escandón, Industrialización, género y…, op. cit., p. 209; [4] AGEC. Fondo: Siglo XIX. Caja 11. Fólder 5, Expediente 12, 3 ff. Fecha: 16- VI-1895; y [5] AGEC. Fondo: Siglo XIX. Caja 16. Fólder 4, Expediente 6, 7 ff. Fecha: 3-VIII-1898.

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La conservación y pérdida de la "Germanidad"

Las familias Degetau y Westendarp. Parados de izquierda a derecha: Isabel Zambrano, Otto Degetau, María Degetau de Westendarp, Franz Westendarp-Langstroth, Caroline Langstroth y Óscar Westendarp; Sentados: Guadalupe González de Zambrano, Eduardo Zambrano Martínez, niño desconocido y amiga de la familia.


Vista General de La Buena Fe tras su destrucci贸n


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La conservación y pérdida de la "germanidad" ¿Qué sabes de Anita – va a la escuela? [¿]No me iba escribir? Supongo que olvidará su alemán otra vez. Otto Degetau, COD: 27-XII-1889. [...] recibí las cartitas de Anita con el Weihnachtswunsch [“deseo de navidad”] – me ha causado mucho gusto, está muy bien escrito [...]. Otto Degetau, COD: 15-I-1892. [...] nunca opté por la nacionalidad extranjera de mi padre, pero la situación anormal que se ha creado con motivo de la guerra actual y las medidas que por virtud de ella ha dictado nuestro Gobierno me inducen a dirigirme a Ud. nuevamente […] me he dedicado –siempre dentro del país– a diversas actividades comerciales e industriales en las que invariablemente he declarado mi carácter de Mexicano.-”.1 Jorge Degetau Zambrano, Carta al Secretario de Relaciones Exteriores: 16-XII-1941.

Los últimos días de La Buena Fe

L

os incendios constituyeron siempre un peligro latente para las industrias textiles. En especial, para aquellas que operaban con vapor, cuya maqui naria, al alcanzar temperaturas muy altas y en conjunción con la propiedad altamente inflamable del algodón, hacían de la fábrica textil una presa fácil para los incendios. Fue así como acabó sus días la fábrica de hilados y tejidos La Buena Fe, la tarde del 13 de julio de 1905.2 Casi diez años antes, por la mañana del 6 de mayo de 1896, la fábrica había sufrido ya un gran incendio, el cual le reportó grandes pérdidas, “por valor entre treinta y treinta y cinco mil pesos”. De acuerdo con los informes del gobierno de Coahuila, el incendio de entonces no fue terrible debido a la hora del día en que ocurrió, así como a la prontitud de la ayuda aportada tanto por las autoridades locales, como por parte de una fuerza federal al mando del teniente coronel Juan J. Villarreal. Además, afortunadamente la fábrica estaba entonces asegurada por “una acreditada Compañía de Seguros”.3 En cambio, lo que hizo que no se restableciera la fábrica tras el incendio de 1905, es referido claramente, años después del incidente, por el que fue entonces su administrador, Arturo Rohrbeck:4

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[…] desde que se quemó por completo la Fábrica de hilados y tejidos “La Buena Fe” en 1905 y no fue posible restablecer el mismo negocio por la crisis financiera que había en ese tiempo y la difícil situación por la que atravesaba la industria algodonera, aumentada por la competencia de muchas fábricas establecidas en Coahuila y estados vecinos, así como la situación poco favorable de Monclova como mercado consumidor.5

La primera razón que aduce Rohrbeck parece fácilmente verificable, pues en efecto, todas las estadísticas señalan que, después de los años de 1904 y 1905, comenzó un período extremadamente difícil para la industria textil nacional; lo cual nos lleva a pensar que quizás no fue el peor momento para que se cerrara la fábrica.6 Por el otro lado, la posición geográfica de Monclova no parece haber sido una desventaja nueva, aunque sí existen indicios de que, al menos a nivel nacional, la competencia en el ramo textil estaba creciendo. De hecho, sabemos que a partir de 1902, el mercado nacional de los bienes producidos por las industrias textiles mexicanas estaba ya saturado.7 Además, el cambio de México al patrón oro en 1905 debió haber afectado a La Buena Fe, de la cual, sabemos que en 1897 utilizaba algodón nacional –de La Laguna– así como importado –de Texas–.8 Seguramente la fábrica de Otto rara vez dejó de importar algodón de Estados Unidos, pues la industria algodonera mexicana prácticamente nunca fue capaz de satisfacer, a plenitud, la demanda interna. Por ello, el cambio de patrón oro en 1905 hizo, que junto con el precio de todos los demás insumos importados, subiera también el del algodón.9 Después del incendio, los accionistas de La Buena Fe acordaron darle al gerente de la fábrica –es decir, a O. Degetau– “seis meses para que pudiera reorganizar la compañía”. Sin embargo, en una junta que tuvo lugar en el salón de acuerdos del Banco de Nuevo León, el 8 de septiembre de 1906, Otto declaró ante los demás socios y acreedores de La Buena Fe que, hasta entonces, todas sus agencias habían sido infructuosas. Por ello, los acreedores de la fábrica acordaron buscar al mejor postor de los bienes muebles y raíces de la fábrica; de modo que si se llegara a encontrarlo y el monto que ofrecieran lo permitiera, entregarían “al gerente de la misma fábrica lo que pueda resultar de exceso sobre los créditos”.10 Desafortunadamente, esto último no fue posible. Las partes interesadas se volvieron a reunir el 27 de noviembre de 1906. En dicha junta, los acreedores informaron a los accionistas de La Buena Fe, que “la mejor oferta que pudieron obtener fue la del Sr. Arturo Rohrbeck, quien propuso pagar al contado la cantidad de $16,000”. Sin embargo, los pasivos que gravaban a la fábrica –con exclusión de los de A. Rohrbeck– importaban 100


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un total de $22,372.99; es decir, una suma mayor a la oferta de Rohrbeck. Sin otra mejor alternativa, los acreedores decidieron entonces aceptar la propuesta de Rohrbeck, descontando la diferencia a sus deudores, y repartiéndose entre ellos el nuevo importe de los créditos en partes proporcionales.11 Debido a que “quedaron destruidos casi en su totalidad los edificios, máquinas, existencias, etc.” de La Buena Fe, el 31 de enero de 1907 se acordó en Asamblea General –“con representación de 477 de las 480 acciones” en que estaba dividido el capital social de la fábrica–, que mediante la cancelación de la deuda por parte de Rohrbeck, se le transfiriesen a éste en propiedad todos los derechos y bienes muebles e inmuebles que representaba dicha compañía. Asimismo, se especificó que “en atención al deterioro que sufrieron” las fincas de la fábrica, éstas fueron valoradas en la cantidad de $9,000; suma cuyo pago se hizo efectivo mediante la cancelación del crédito que ahora gozaba Rohrbeck exclusivamente en contra de la compañía.12 Sin embargo, lo importante es que en 1907 se repitió el panorama bajo el cual Otto pudo hacerse de la fábrica originalmente en 1881, junto con Adolfo de la Garza, de manos de Mariano González Barrera. En ambas ocasiones, el deterioro físico de la fábrica y su endeudamiento, propiciaron que el traspaso de la misma se hiciera sólo mediante la cancelación de los créditos que recaían en el vendedor; y los cuales, tras ser absorbidos por el comprador, hicieron efectivo el instrumento de compraventa. Así, aunque los dueños originales podían dejar su negocio con la tranquilidad de al menos ya no adeudar dichos créditos, no por ello dejaban de irse “con las manos vacías”, como se diría vulgarmente. Así terminaron los días de La Buena Fe como industria textil, después de que O. Degetau le hubiera dedicado veinticuatro años de su vida. A partir de entonces, y como dueño exclusivo de lo que antes había sido la fábrica, Arturo Rohrbeck comenzó en 1910 a operar sobre sus ruinas una industria de guayule.13

La Buena Fe el día de su destrucción

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La familia Degetau Zambrano Quienes han estudiado a la comunidad alemana en el México del siglo XIX, afirman que los integrantes de este grupo nacional solían formar grupos endogámicos, los cuales no acostumbraban convivir más de lo indispensable con los habitantes del país receptor. Naturalmente, dicho hermetismo hizo que en la mayoría de los casos, fueran pocos los alemanes que lograran asimilarse al medio mexicano. Esto no parece haber sido un problema para O. Degetau, quien gracias a su correspondencia sabemos que además de haber dominado el español, nunca retornó a vivir a Alemania después de que salió de ahí en 1861. Asimismo, no he encontrado indicio en ninguna parte de la correspondencia entre él y su mujer que señalen que Otto se haya segregado de los mexicanos, o que en algún modo, se haya sentido superior a ellos.14

Familia Degetau Zambrano. De izquierda a derecha: Ana y María; enfrente, Elena, Isabel y Jorge.

De acuerdo con los estudios en torno a la comunidad alemana en nuestro país, dos factores contribuían a que el inmigrante optase por continuar sus actividades en México, para así, terminar por nunca retornar a su país. El primero de estos factores parece haber sido la profesión del inmigrante. La mayoría de los alemanes que llegaron a nuestro país en el siglo XIX, lo hicieron para dedicarse a actividades comerciales. Sin embargo, la inversión que requería una negociación comercial, en contraste con otra de tipo industrial, hacían que el capital que esta última requiriese fuera muchas veces mayor, su manejo

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fuese más complejo y, por tanto, riesgoso, así como que a veces tardase más tiempo en retribuir las utilidades esperadas. De esta manera, el tránsito de comerciante a empresario en O. Degetau podría leerse como sintomático del consentimiento de éste a establecerse por mayor tiempo o indefinidamente en México. Ahora bien, la principal razón que pudo haber contribuido para que Otto terminara sus días en su “tierra adoptiva”,15 es el segundo factor que ya han destacado los estudiosos de la comunidad alemana: haber contraído matrimonio con una mexicana de la misma equivalencia social. Aunque esto resulta sin dudas imposible de ser cuantificado, de acuerdo con lo visto en los dos primeros capítulos, considero posible afirmar que la familia Degetau en Alemania, y la Zambrano en México, eran equivalentes en términos socioeconómicos. Así, el matrimonio de Otto con Isabel debió haber ayudado mucho a que el primero se asimilara al medio mexicano. Aunque un alemán se casara con una mexicana o terminara por no poder regresar a su patria, procuraba de cualquier forma que su descendencia no perdiera contacto con sus costumbres y –sobre todo– su lengua. Esto último se ve claramente reflejado en los dos primeros epígrafes del presente capítulo. De acuerdo con Brígida von Mentz, para un alemán, “la pérdida del idioma significa la pérdida de la identidad cultural”.16 Mentz también señala que en aquellos casos como el de Anita y sus hermanos –es decir, que nacieron o vivieron en México de padre y/o madre alemanes–, la conservación de su identidad cultural alemana dependía ulteriormente de tres factores: a) si su lugar de residencia en México era rural o urbano; b) si cuando contraían matrimonio, lo hacían o no –dependiendo el caso– con un alemán o una alemana; y c) el lugar dónde enviaban a estudiar a sus hijos.17 Para poder ver cada uno de estos tres factores aplicados a los hijos del matrimonio Degetau Zambrano, resulta conveniente ver antes quiénes eran estos. El 7 de febrero de 1878, O. Degetau escribía a su mujer que un amigo suyo había ido recientemente a visitarlo, el cual se encontraba en la misma situación que él, “separado de su esposa y apuradísimo por volver a su casa”. Un día después de que su amigo emprendió al fin su camino de regreso a su hogar, a éste le “llegó una parte, avisándole que su esposa le había regalado ya un muchacho, con que su llegada era padre”. En dicha carta, Otto termina diciéndole a Isabel, “[¡]quien quita y nos suceda lo mismo!”.18 Lo realmente sorprendente es que así fue, pues el mismo día que escribía la carta O. Degetau, nació en Monterrey su primer hijo varón: Otto Degetau Zambrano.19 Sin embargo, Ottito –como era conocido familiarmente este primer vástago de Otto– fa-

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lleció “de fiebre” cuando tenía apenas tres años, el 2 de noviembre de 1881.20 La única mención que de él hace su padre tras su deceso, es cuando le dice a Isabel: “Te recuerdas como me desconoció siempre Ottito – ¿nos reconocerá el día que nos veremos por hay?”.21 Después de Ottito nacerían cuatro mujeres del matrimonio Degetau Zambrano. La primera de ellas sería Ana, la cual vio su primera luz en Monterrey, el 20 de octubre de 1881.22 Tres años y medio después nació María, el 14 de abril de 1885, también en Monterrey.23 La tercera hija nacería dos años después, el 17 de febrero de 1888, en la fábrica La Buena Fe (debido a que ésta última era homónima de su madre, en lo sucesivo nos referiremos a ella como era mejor conocida: Lieschen).24 Finalmente, el 15 de octubre de 1892, nació en Alemania la última hija del matrimonio Degetau Zambrano: Elena.25 Ésta fue la única que nació en la tierra de su padre pues, como veremos más adelante, su familia se encontraba entonces de viaje ahí. Además de Ottito, el matrimonio Degetau Zambrano sólo tuvo otros dos hijos varones. El segundo de ellos, Benjamin, nació en La Buena Fe el 6 de febrero de 1887.26 Sin embargo, de él sólo sabemos que, al igual que Ottito, murió muy chico. De este modo, el único varón Degetau Zambrano que logró sobrevivir hasta la edad adulta fue Jorge, quien nació en Monterrey el 6 de julio de 1895.27 Una vez habiendo enumerado a los siete hijos de O. Degetau, podemos proceder a ver cómo se aplican a sus vidas o no las tres variables que Mentz señala como fundamentales para la pérdida o conservación de la identidad alemana. Empecemos por la primera. Aunque sabemos que la familia Degetau Zambrano vivió la mayor parte del tiempo en un medio urbano –es decir, en Monterrey–, ello no parece haber facilitado sustancialmente el que conservasen o no su identificación como alemanes. De hecho, gracias a los lugares de nacimiento de Benjamin y Lieschen Degetau Zambrano, tenemos conocimiento que la familia de Otto se mudó a vivir en las inmediaciones de Monclova –en la fábrica de La Buena Fe–, a principios del segundo lustro de la década de 1880. Sin duda, Monclova constituía un lugar menos propicio que Monterrey para que los hijos de O. Degetau no sólo conservasen la “germanidad”, sino incluso, para que crecieran ahí. Al respecto, Otto escribía a Isabel en diciembre de 1891 que se percataba de que “la vida aquí [en Monclova] no conviene ni para ti ni para las niñas”. Sin embargo, señala que si él se separa de la fábrica, “la empresa no avanza”, y teme que “iría por atrás esto”. La opción de irse

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y vivir de sus rentas en otro lugar –continúa– no sólo no es factible, sino que además, no “lo haría aunque lo pudiera hacer”. En cambio, señala que la alternativa de marcharse a Monterrey y establecer ahí sus negocios, “no es tan fácil hoy día”,28 pues “no hay negocios[;] o más bien dicho, los pocos negocios que hay están solicitados por muchos”.29 A comienzos del año siguiente, encontramos a la pareja discutiendo de nuevo en torno a la posibilidad de mudarse de Monclova. Aunque Otto reconoce por justas las razones que entonces Isabel le presenta para hacerlo, le responde con una pregunta: “[¿] para a dónde nos vamos?”. Otto señala no tener suficientes rentas como para irse a vivir a Europa, así como también estar ya cansado de moverse como para pensar en mudarse a otra ciudad en México. Aunque reconoce que la vida en Monclova es monótona para Isabel, lo que le parece más grave “es que no haya modo de educar a las niñas” ahí.30 Gracias también a la correspondencia entre Otto e Isabel, sabemos que ésta estaba entonces de viaje con sus hijas en Alemania, hospedándose en casa de sus cuñadas. Tratando de arreglar el asunto de la educación de sus hijas, Otto le pide entonces a Isabel que busque a una joven que pueda traer de regreso a México para que le ayude con la educación de las niñas.31 Aunque desconocemos si Isabel pudo en efecto hacer esto último, sabemos al menos que ella y sus hijas vivieron en Alemania por un tiempo suficiente para que las segundas afianzaran la lengua de su padre, y así, conservasen su adscripción con sus orígenes paternos.32

Jorge y Lischen Degetau Zambrano

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Los Degetau Zambrano parecen haber regresado a vivir definitivamente a Monterrey a mediados de la década de 1890.33 Aunque con toda seguridad la familia de Otto tuvo ahí más posibilidades que en Monclova de tener contactos y tratos con otros alemanes –lo cual en efecto tuvieron–,34 Monterrey no contaría con un centro de reunión de la comunidad alemana sino sólo hasta 1907.35 Así, antes de pasar a la segunda variable que señala Mentz para explicar la pérdida o conservación de la identidad cultural alemana, podemos primero revisar la tercera, la cual también tiene que ver con las ofertas que confiere vivir en un medio urbano: dónde son enviados a estudiar los hijos. Aunque desconocemos dónde estudiaron las hijas de Otto e Isabel, sabemos que entonces no existía en Monterrey –como sí en la Ciudad de México–, un Colegio Alemán.36 Sea como fuere, ello no parece haber sido un factor en perjuicio de que las hijas del matrimonio aprendieran la lengua de su padre; la cual tenemos conocimiento que hablaban fluidamente, quizás gracias al viaje que hicieron a Alemania, así como a que muy probablemente lo practicaban en su hogar. Sin embargo, la única excepción a esto último fue Jorge, a quien tendremos oportunidad de analizar por separado más adelante. El segundo factor que menciona Mentz para entrever cómo se conserva o pierde la “germanidad”, nos conduce a analizar con quiénes contrajeron matrimonio cada una de las Degetau Zambrano. De los cinco hijos que sobrevivieron a la niñez, sólo Ana y Elena permanecieron solteras hasta sus muertes, respectivamente, en 1973 y 1966.37 La primera en contraer matrimonio civil fue Mariechen –como también era conocida María– el 27 de julio de 1907,38 con Franz Westendarp, miembro también de la comunidad alemana regiomontana.39 Tres años después de ella, contrajo nupcias su hermana Lieschen, el 18 de octubre de 1910, con Charles Mumm, alemán natural de Inglaterra.40 Tanto para el caso de los Westendarp-Degetau como el de los Mumm-Degetau, el matrimonio con otros miembros de la comunidad alemana parecen haber sido fundamentales para que ellas y su descendencia conservaran la lengua alemana y, por ende, la adscripción nacional de Otto. Sin embargo, algo dife-rente pasó con el único hijo varón de O. Degetau que logró sobrevivir a la infancia. Debido a lo específico de su caso en relación con sus hermanas y a que él, curiosamente, es prácticamente el único miembro de su familia del cual descienden hasta la fecha personas que porten el apellido Degetau en el mundo, lo analizaremos a continuación más detalladamente.

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El ocaso de un mundo En 1907, cuando O. Degetau aún “contaba con los medios necesarios”, intentó enviar a su único hijo varón a Alemania, de modo que pudiera recibir ahí “una buena educación”, en “un buen colegio”. Sin embargo, tres días antes de salir, Jorge comenzó a sentirse enfermo. Aunque todos pensaron que se trataría sólo “de un pequeño resfrío que duraría cuando mucho esos 3 días que faltaban para salir”, el malestar terminó siendo “una fiebre tifoidea, enfermedad que duró no menos de un mes”. A pesar de la “tristeza y desesperación” de Otto e Isabel, Jorge no pudo al final viajar a Alemania, pues además de que “entonces el pasaje se perdió”, escribió que creía que también en ese entonces “se le empeoraron los negocios” a su papá, por lo que éste desistió definitivamente de mandarlo a educar a Alemania.41 La mala situación económica que Jorge refiere haber hecho desistir a su padre de la idea de enviarlo a educar a Alemania, se debió seguramente al incendio de La Buena Fe. Aunque dicho incidente tuvo lugar en 1905, no fue sino hasta 1907 –es decir, el mismo año en que Otto intentó enviar a su hijo a Alemania– cuando se efectúo el traspaso de propiedad definitivo y, mediante el cual, O. Degetau no sólo dejó de ser socio del negocio, sino que además –atendiendo a lo ya referido en el primer apartado del presente capítulo– se fue del mismo “con las manos vacías”. Esta situación explica la penuria económica de O. Degetau y, por ende –en mi opinión– constituye un factor clave para entender el porqué su único vástago varón –a diferencia de las hermanas de éste– perdiera la “germanidad”. La última referencia pública que tenemos de Otto data del 23 de enero de 1911, cuando fue nombrado interventor de la lotería de Nuevo León.42 A partir de entonces, poco a poco el panorama familiar de Otto se trastocaría a la par del contexto nacional y europeo. Alrededor de entonces, su “tierra”43 –como suele reiteradamente referirse Otto a Alemania en sus cartas– se embarcaría en la Primera Guerra Mundial. Antes de ésta contienda, habían muerto sólo tres de los siete hermanos “completos” de Otto; es decir, no de sus medios hermanos, sino únicamente de los Degetau-Jarvis.44 En cambio, la mayor parte del resto de los hermanos de Otto aún con vida –cuatro de los siete–, murieron como él en el transcurso de la Primera Guerra Mundial.45 En México la situación tampoco era muy esperanzadora. De acuerdo con Isidro Vizcaya, entre 1910 y 1912 prácticamente no hubo “ningún movimien-

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to armado en el estado de Nuevo León”.46 Sin embargo, con el asesinato de Francisco I. Madero en febrero de 1913 –quien, recordemos, era primo hermano de Isabel–47 se desató una revuelta general a nivel nacional en contra del artífice del magnicidio: Victoriano Huerta. La rebelión en contra de éste se desarrolló en cuatro principales escenarios. Uno de ellos fue el que encabezó Venustiano Carranza, gobernador del estado vecino de Coahuila, cuando a principios de 1913 desconoció el régimen de Huerta y formó un ejército –el constitucionalista– que haría luchar en contra del ejército federal. El primer enfrentamiento que tuvo lugar entre ambas fuerzas en Monterrey fue en los días 23 y 24 de octubre de 1913. En una carta que escribe Lieschen Degetau Zambrano a su hermana Ana, fechada el 22 de noviembre de dicho año, tenemos una idea de cómo Otto y su familia sortearon dicho suceso.48 Ahora bien, lo importante de este escrito es que en él, su autora manifiesta su simpatía por los constitucionalistas, quienes a ella no le hubiera parecido mal que hubieran podido entonces tomar la plaza. Sin embargo, a Lieschen no le tocaría ver dicho suceso, pues moriría antes, de manera repentina, el 22 de febrero de 1914.49 Tan sólo dos meses más tarde –el 24 de abril– Monterrey pudo al fin ser tomada por el ejército constitucionalista, al mando del general Pablo González.50 Lieschen sería la única hija de Otto que muriera antes que él. Después del triunfo de las distintas facciones revolucionarias sobre el gobierno de Victoriano Huerta, se acordó el establecimiento de una Convención en la que se discutirían y definirían las reformas políticas y sociales a emprenderse. Sin embargo, en enero de 1915, los partidarios de Carranza –los carrancistas– rompieron con sus antiguos aliados –villistas y zapatistas, también conocidos desde entonces como convencionalistas–, reanudándose de este modo la guerra. El día 15 de dicho mes, el ejército de Villa ocupó Monterrey, plaza en la que permaneció sólo por tres meses, al cabo de los cuales la abandonaron.51 En este contexto, Jorge –el único hijo varón aún con vida de Otto e Isabel– se alistó en el ejército carrancista el 8 de febrero de 1915, para –en sus palabras– luchar en “la campaña que se emprende en contra de Villa”.52 A partir de entonces, las andanzas revolucionarias del hijo de Otto lo llevaron a desplazarse por los estados de Michoacán, Colima, Guanajuato y Jalisco. En esta última entidad, el 23 de junio, Jorge recibió órdenes de dirigirse a Veracruz,53 ciudad en la que hasta entonces se había atrincherado Carranza. Después del triunfo de Carranza sobre las tropas de Villa y Zapata, Jorge refiere –años más tarde– que “se ordenó el traslado del gobierno a México”. De manera concreta, Jorge fue encomendado para que custodiara uno de

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los carros del ferrocarril que se dirigían a la Ciudad de México y en el cual se albergaba la tesorería. El 14 de julio de 1905, dicho tren hizo una parada en Apizaco, pueblo en el que Jorge decidió bajarse un rato y dar “una vuelta a la placita”. Ahí, Jorge refiere haber visto “a una linda güerita”, a la cual decidió acompañar sólo por el poco tiempo que le quedaba para que se pusiera en marcha de nuevo su ferrocarril. En éste viajaba también la güerita con sus padres, aunque en un vagón diferente al de Jorge. Por ello, antes de abordar su vagón, éste decidió pasar un momento al de ella para despedirse. Estando ahí, “de pronto” vieron volar “el carro de la tesorería”; en el cual, Jorge debió para entonces haber estado. Según su relato, salió corriendo como todos y: [...] un “calzonudo”, de los convencionalistas, a caballo me seguía y yo a pie, entre los magueyes, y como el gato con el ratón, yo asustado y el “calzonudo” gritaba: “eres un ‘Carramclán’ [sic] y debes morir”. Corriendo, llegamos a donde estaban los generales José María Sánchez y Esteban Márquez. El “calzonudo” me apuntaba, a la hora que uno de los generales volteó y pensó que era contra él, y sin miramiento lo mató; de otra manera, el muerto habría sido yo’.

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Hecho prisionero, Jorge fue trasladado al día siguiente a Tlaxco, donde “formaron en el paredón a varios partidarios de Carranza”. Ahí, “después de un rato”, les dijeron que serían fusilados al día siguiente –el 15 de julio de 1905– a las seis de la mañana. Cada prisionero recibió entonces “una botella de tequila”, la cual, Jorge decidió tomarse “de un hilo”. Sin embargo, cuando éste amaneció temprano a la mañana siguiente, vio para su sorpresa que afortunadamente aún vivía. Decidió entonces “preguntar al oficial lo que había pasado”, a lo que éste le informó que se había acordado que él y los demás prisioneros serían “juzgados por la Soberana Convención”.54 Ese mismo día, salía en la primera página del periódico El Pueblo la noticia del atentado. Sin embargo, lo más importante es que en dicho periódico se mencionaba que el inspector “Degueta” [sic] había sido hecho prisionero.55 Quizás ésta fue la última noticia que Otto recibió de su hijo, pues a menos de un mes del incidente, el 12 de agosto de 1915, falleció “de diarrea”, con setenta y dos años de edad, a las 8 a.m., en Monterrey.56 Aunque desconocemos cómo Jorge sorteó sobrevivir después de que fuera hecho prisionero por los convencionalistas en Apizaco, sí sabemos que falleció cincuenta y ocho años después de aquel día.57 Sin embargo, es importante destacar el caso de Jorge, pues fue él el único hijo de la sucesión inmediata del matrimonio Degetau Zambrano en el que se perdió por completo la “germanidad”. Anteriormente ya hemos señalado y explicado que el medio urbano no parece haber ayudado sustancialmente a que ningún hijo de Otto e Isabel hayan conservado su adscripción con la identidad cultural paterna. Sin embargo, también hemos visto que las hermanas de Jorge, a diferencia de él, sí pudieron irse a educar a Alemania. Por ello, no resulta raro que todas ellas hayan hablado fluidamente el alemán, así como que hayan conservado la nacionalidad de su padre.58 Finalmente, es posible señalar que quizás la principal diferencia entre el único vástago masculino de Otto y sus dos hermanas que contrajeron matrimonio, es precisamente el que éstas, a diferencia del primero, lo hayan hecho con otros miembros de la comunidad alemana. Jorge sería el único Degetau Zambrano que contrajera nupcias con otra mexicana, concretamente con Luisa Martínez Gómez, perteneciente a una familia de prósperos hacendados de Tamaulipas.59 Podemos especular que si Jorge no hubiese perdido el pasaje, así como si La Buena Fe no se hubiera incendiado y destruido el patrimonio de Otto, quizás Jorge hubiera contraído matrimonio con una mujer de la misma nacionalidad de su padre, al tiempo que él y su sucesión habrían conservado la germanidad. Sin embargo, esto no pasó. De hecho, en uno de los epígrafes de este capítulo ya hemos visto que, en vísperas de la entrada de México en 110


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la Segunda Guerra Mundial, Jorge reniega la nacionalidad de su padre en una carta que envía al Secretario de Relaciones Exteriores en 1941.60 Muerto Otto, Isabel vivió por diez años más. De acuerdo con el diario que Jorge escribe en 1924, su madre “vive decentemente en Monterrey[,] donde es respetada y estimada por todos”. En otro punto del escrito, Jorge afirma también que su madre, al igual que ellos –es decir, la familia Degetau Martínez–, “no es rica ni pobre”. Por último, le aconseja a su hijo que aunque puede lisonjearse de descender “de familias que no tienen nada de que abochornarse”, no se vanaglorie de los méritos y “los laureles conquistados” por sus antepasados. A él –comenta– le ha “tocado vivir en una época en que he podido apreciar lo perjudicial que es para los jóvenes atenerse a la posición que les habían formado sus padres”. De modo particular, le ha tocado ver cómo aquellos que creían que “el prestigio de sus familias les aseguraba el éxito de sus vidas”, al “cabo de pocos años “tuvieron que dejar su anterior posición en “la cumbre de la sociedad” a otros, “los luchadores”, gente “de orígenes muy obscuros” que, sin embargo, no teniendo “nada que esperar de sus padres o abuelos[,] se han enfrentado decididamente a la vida”.61 En otra entrada de su diario, Jorge narra la muerte de su madre. Ésta, junto con su hija Ana, se habían propuesto visitarlo a él y su familia en San Luis Potosí, donde entonces tenían su residencia. A las nueve de la mañana del 3 de diciembre de 1925, Jorge recibió una tarjeta –fechada el día anterior– en la que su madre y su hermana le informaban que al día siguiente saldrían finalmente a su encuentro. Tiempo después, Jorge tendría noticia por parte de su hermana Ana que el día antes de partir, ésta y su madre habían tenido una reunión de despedida. En dicho convite, Isabel se había mostrado buena de salud, así como contenta con el viaje que al día siguiente emprendería hacia San Luis Potosí. Sin embargo, más adelante en su diario, Jorge comenta que su madre no sabía “que en vez de hacer ese viaje iba a emprender el otro, el último, el que esconde el gran misterio”. Sin embargo, Jorge aún no sabía esto último cuando se disponía a informarle a su mujer del inminente arribo de sus invitadas. Después de haber recibido la referida tarjeta, justo cuando Jorge se disponía avisar a su esposa que hiciera los últimos preparativos para recibirlas, le llegó un telegrama urgente en el cual se le avisaba que su madre “había sufrido un fuerte y gran ataque”. Viendo que aún le quedaba media hora para que saliera el siguiente tren con rumbo a Monterrey, Jorge decidió a toda prisa tomarlo para así alcanzar ver a su madre “en sus últimos instantes”. Sin embargo, a la mitad del camino entre San Luis Potosí y Monterrey, recibió otro telegrama en el cual se

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le anunciaba el fallecimiento de Isabel. Cuando Jorge llegó a Monterrey en la noche del 3 de diciembre, todo ya había pasado: ni siquiera había podido llegar a tiempo para el entierro, el cual había tenido lugar por la mañana, justo a la hora en que había recibido el primer telegrama.62 Isabel Zambrano González, viuda de O. Degetau, murió una década después que éste, a las cinco de la mañana del 3 de diciembre de 1925, a causa de “un (ataque) congestivo cerebral”,63 cuando tenía sesenta y siete años de edad. Otto y su mujer están enterrados en el mismo sepulcro, en el Panteón de El Carmen, en Monterrey.64

Consideraciones finales Desde que comencé el presente estudio, nunca me gustó que el sujeto a quien iba a estudiar guardase una relación de parentesco tan evidente conmigo. No puedo negar que siempre me había interesado particularmente esa pequeña fracción de mi origen que porto de modo tan ineludible con mi primer apellido. Sin embargo, lo que en realidad hizo decidirme por investigar la trayectoria de uno de mis antepasados, no fue otra cosa sino el rico arsenal de materiales y documentos que mi familia ha conservado, y de los cuales, nunca nadie antes se había interesado por leer o estudiar a profundidad. Los documentos ahí estaban, esperando a salir del letargo en el que mi familia los había conservado en el tiempo a pesar de la falta de interés que hacia ellos guardaban algunos de sus receptores. ¿Qué otra cosa podía hacer?

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Al momento que comencé el presente estudio, se podría decir que Otto me era tan ajeno como cualquier otra persona a la que sólo conozco por su nombre familiar. De hecho, me atrevería a decir que O. Degetau era difícilmente mi pariente, o incluso mi antepasado. La memoria precisa tanto del recuerdo como del olvido para funcionar; sin embargo, en el caso de mi familia paterna, el recuerdo de su origen familiar había inclinado irremediablemente la balanza hacia lo segundo. Aun así, dos preguntas ahí estaban: ¿quién fue Otto Degetau? Siquiera ¿vale la pena investigarlo? Hoy, creo que el presente trabajo nos ayuda a responderlas. Otto Degetau era natural de un poblado y un tiempo en transición, limítrofe entre la jurisdicción danesa y la cultura alemana. Nacido en una época en la que las adscripciones nacionales aún estaban conformándose, quizás sea mejor definirlo sólo como alemán según la lengua que aprendió de sus padres. Así, quizás su origen más certero sea el comercio, rama en la que él y sus antepasados inmediatos forjaron un capital respetable, el cual los haría reconocibles dentro de la clase burguesa, en ascenso constante durante el siglo XIX. Sin embargo, al respecto cabe hacer una consideración: la fortuna de su familia no sólo no había sido amasada en casa, sino allende el mar, en el Caribe. Aunque en un tiempo de interludio la familia continuaría sus vidas y sus negocios desde Alemania, la siguiente generación regresaría a América. Sin embargo, el destino ya no sería la isla caribeña de St. Thomas. Se internarían un poco más al poniente, cruzando el Golfo de México hasta llegar a Matamoros. Al parecer el imán que los atrajo a este nuevo destino se explica del siguiente modo: un empleado de la casa matriz de la familia en Alemania huye de la conscripción militar y se asocia, unos años después, con un compatriota que también había tenido relaciones comerciales en el Caribe danés. Ambos prosperan y amasan una cuantiosa fortuna en México. El primero contrae matrimonio con una hija de su antiguo patrón y, poco tiempo después, manda llamar con el segundo –de visita entonces en Alemania– a uno de sus cuñados; es decir, a Otto Degetau. No pretendo repetir aquí toda la trayectoria de O. Degetau. Sin embargo, me parece oportuno considerar dos características que Walther L. Bernecker asigna a los empresarios europeos que llegaron a México en el transcurso del siglo XIX. La primera de ellas es que estos inmigrantes “llegaron como comerciantes [...], e invirtieron tras unos años una parte de su capital comercial en empresas industriales”.65 El caso de O. Degetau parece adecuarse perfectamente a este esquema prototípico en el que se efectúa el tránsito de la rama del comercio a la de la industria; o, en otras palabras, de comerciante a empre-

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sario. Lo interesante de esta consideración en el caso de Otto son tres cosas. En primer lugar, como hemos visto en los capítulos segundo y tercero, dicho tránsito no supuso un cambio inmediato entre uno y otro ámbito económico. De hecho, si fuéramos a establecer una fecha precisa no sería la del contrato de compraventa de La Buena Fe por Degetau & Garza a M. González Barrera en 1881. Debido a que aún durante el primer lustro de la década de 1880 es posible encontrar a Otto en actividades que lo relacionan con el comercio –pues como hemos visto, en 1881 seguía teniendo una tienda de ropa en Monterrey, en 1883 fue convocado a la junta para conformar la Cámara de Comercio de la ciudad, etc.–, me parece más adecuado precisar su transición como comerciante a empresario en el segundo lustro de la referida década. En segundo lugar, bajo la consideración del contexto comercial regional, el caso de O. Degetau ayuda a problematizar el cambio de una fase comercial a otra industrial como un tránsito propiciado únicamente por consideraciones personales –haber amasado un capital suficiente para invertirlo en otra área más redituable, etc.– en lugar de otras externas, propiciadas por las circunstancias del ramo comercial en la región en la que habitaban: como hemos visto, el comercio regiomontano estaba inmerso en una severa crisis al momento en el que Otto incursionó en la industria textil. Por último, el caso de Otto como empresario textil ayuda a matizar la visión tradicional que encuadra a la inversión extranjera en renglones específicos según su origen nacional. Bajo esta óptica, el caso de Otto saldría de los lineamientos de las inversiones alemanes de la época, frecuentemente calificadas de “tardías” y generalizadas de haber estado circunscritas a las “industrias hidroeléctricas y cerveceras”.66 Regresemos con las consideraciones que Bernecker asigna a los extranjeros que llegaron a México durante el siglo XIX. La segunda de éstas señala que, salvo raras excepciones, los nombres de estos últimos pertenecen “a los grandes nombres de la historia comercial del México decimonónico”; lo cual, los ha hecho caer en un “relativo anonimato”.67 Tal parece ser el caso de Otto y otros muchos comerciantes –de mediana estatura económica– los cuales siguen esperando quién escriba sus historias. Hacerlo permitirá que en un futuro se pueda conformar un trabajo prosopográfico sobre ellos, el cual da cuenta del origen de sus capitales, los criterios que parecen haber incidido en su elección de México, etc. Espero que el presente trabajo haya contribuido a responder estas y otras cuestiones en el caso de un individuo que formó parte del cosmos comercial y empresarial extranjero del México decimonónico.

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La conservación y pérdida de la "germanidad"

Notas del capítulo

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Carta de Jorge Degetau Zambrano al Secretario de Relaciones Exteriores, fechada el 16-XII1941. Copia original: CAOE. 2 AHA. Fondo: Aprovechamientos Superficiales. Caja 1322. Expediente: 17995; f. 148, fte. 3 AGEC. Fondo: Periódico Oficial, número 73, tomo 3, página 3, con fecha: 9-V-1896. 4 Sabemos que Arturo Rohrbeck era alemán y que radicaba en Monclova desde aproximadamente 1888. AHA. Fondo: Aprovechamientos Superficiales. Caja: 4296. Expediente: 57320. Foja #1, frente. Quizás sea el mismo A. Rohrbeck que llegó a Nueva York el 20- VII-1892, a bordo del Havel, procedente de Bremen y con rumbo a Monclova. En dicho manifiesto portuario, Rohrbeck señala tener entonces cuarenta años, con lo que habría nacido alrededor de 1852. Vid. EI. Aunque desconocemos cuándo se casó Arturo, sabemos que aún era soltero en 1890. A. Rohrbeck debió haber sido una persona de toda la confianza de Otto, pues éste le nombró como “apoderado, con facultades amplias” el 20-IV-1890, debido a que él, O. Degetau, tiene que “permanecer algún tiempo fuera” de Monclova. Sin embargo, no sabemos con precisión a partir de cuándo comenzó a trabajar en La Buena Fe. Aunque hemos señalado antes que al parecer era vecino de Monclova desde 1888, en el poder que le confiere O. Degetau en 1890 se específica que es “empleado en la Fábrica de Hilados y Tejidos ‘Buena Fe’, por el presente instrumento”. Para todo esto, véase: AHMM. Fondo: Protocolos, Melchor Sánchez. Caja 2. Año: 1890. Acta # 30, ff. 61 fte. a 64 vta. 5 AHA. Fondo: Aprovechamientos Superficiales. Caja: 1273. Expediente: 17418, f. 212, fte. 6 Keremitsis, La industria textil…, op. cit., p. 207. 7 La saturación del mercado nacional obligó –en 1903– a los industriales mexicanos a intentar, por primera vez, exportar sus bienes a Sudamérica. Sin embargo, dicha iniciativa no fructificó. Vid. Ramos Escandón, Industrialización, género y…, op. cit., p. 166-7. 8 Portillo, Catecismo geográfico político…, op. cit., p. 51. 9 De acuerdo con Carmen Ramos Escandón, el precio del algodón subió un 65% entre principios y finales de 1905. Vid. Ramos Escandón, Industrialización, género y…, op. cit., p. 169. 10 AGENL. Fondo: Protocolos de Diódoro de los Santos. Tomo 2, entre el acta 49 y 50, 8-IX1906, ff. 52 fte. y vta. En dicho documento se especifican quiénes eran los representantes de cada uno de los bancos acreedores. 11 Idem. El descuento fue del 71.515% del valor original de los créditos, los cuales importaban una suma de $22,372.99, sin considerar los de Arturo Rohrbeck. La participación porcentual de cada uno de los acreedores de La Buena Fe sobre dicho monto –en orden de importancia y redondeando los porcentajes sin decimales–, es como sigue: Banco Mercantil de Monterrey (38%), Banco de Nuevo León (23%), Banco de Coahuila (10%), Banco de Londres y México (9%), Adolfo Villarreal (7%), Banco Central Mexicano (6%) y el Banco Alemán Trasatlántico (3%). 12 AGENL. Fondo: Protocolos de Diódoro de los Santos. Tomo. Acta 57 y 58, 1-II-1907, ff. 171 fte. a 175 fte. Además, Otto vendió a Rohrbeck una concesión para hacer uso del agua del río

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Monclova, así como dos terrenos, todo por la cantidad de $200. AGENL. Fondo: Protocolos de Diódoro de los Santos. Tomo 2, acta 54, 31-I-1907, ff. 161 fte. a 162 fte. Sabemos que la fábrica de guayule de A. Rohrbeck contaba entonces con un total de doce tambores para la molienda, cada uno con potencia de ocho caballos de fuerza. De 1909 a 1919, la nueva fábrica operó con interrupciones a consecuencia de la Revolución y de la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, a partir de la última fecha se cerró dicha negociación a raíz de la súbita caída del precio del hule, lo cual trajo consigo el que su producción dejara de ser costeable. Por ello, a partir de entonces se instaló a un molino con un dinamo de veinte caballos de fuerza, el cual serviría para moler trigo y maíz, así como para dar fuerza a la planta hidroeléctrica de Las Campanas durante los tiempos de sequías. Sin embargo, la fábrica detuvo sus operaciones en noviembre de 1920, cuando le fue confiscada “arbitrariamente” la banda que movía la turbina. A finales de 1924, A. Rohrbeck pretendió poner en marcha, en lo que fue la fábrica, una planta para refacciones de maquinaria, automóviles y otras industrias. No sabemos si logró llevar a efecto tal propósito; sin embargo, en 1925 adquirió un molino para producir harina, así como maquinaria para restablecer el negocio de guayule. Esto último lo lleva a cabo hasta 1927, cuando de nueva cuenta se ve obligado a interrumpir la producción como consecuencia de la caída del precio del hule. AHA. Fondo: Aprovechamientos Superficiales. Caja: 1273. Expediente: 17418, ff. 212, vta.; 229, vta.; 233, vta.; 249-251; 258 fte. Sabemos que años más tarde, en 1950, el inmueble de lo que había sido La Buena Fe fue destinado para albergar el Hospital Infantil Campo San Antonio, el cual atendía a niños –desde recién nacidos hasta los doce años– principalmente de escasos recursos o con problemas de desnutrición, así como aquellos con alguna de las enfermedades endémicas de la región, tales como el paludismo o la tuberculosis. Actualmente, prácticamente no existen rastros de las ruinas de La Buena Fe, la cual se ubicaba sobre parte del terreno en el que hoy en día está construido Altos Hornos de México. Los judíos son el único grupo del cual tenemos referencia de que O. Degetau haya despreciado. En una carta que manda a Isabel en 1891, a bordo de la embarcación “Fürst Bismarck”, se queja de la sociedad a bordo, la cual –señala– “deja que desear”, pues “hay muchos judíos”. Vid. COD: 24-X-1891. De acuerdo con Eric Hobsbawm, “el virulento antisemitismo político [...] que se difundió por el mundo occidental a partir de 1880 poco tenía que ver con el número real de judíos contra quienes iba dirigido: era tan eficaz en Francia, donde había 60,000 judíos en una población de 40 millones, como en Alemania, donde su número ascendía a medio millón en una población de 65 millones [...]. Ese antisemitismo iba dirigido hacia los banqueros, empresarios y otros a quienes se identificaba con la destrucción que el capitalismo causaba en los ‘hombres pequeños’”. Eric Hobsbawm, La era del imperio. 1875-1914, p. 168. Así se refiere a México en al menos una de sus cartas. Vid. COD: 18-XI-1891. Brígida von Mentz, “Notas en torno a la ‘colonia alemana’ y al problema de la ‘identidad nacional’ de sus miembros y de las clases propietarias en México”, p. 329. Ibidem, p. 330. COD: 7-II-1878. A las 11 p.m., en la casa # 89 de la Calle del Comercio. AGENL: Registro Civil Histórico. Monterrey: nacimientos 1878. Primera oficialía, tomo 1, libro 1 (bis.), acta 45, ff. 27-28. A las 5 a.m., entre las casas #5 y 7, de la Calle de Hidalgo, en Monterrey. AGENL: Registro Civil Histórico. Monterrey: defunciones 1881. Primera oficialía, tomo 1, libro 1, acta 534, f. 159 fte. y vta. COD: 17-VII-1882. He reproducido en la cita la sintaxis y la ortografía original. Su nombre completo era Ana Manon. En realidad, sólo tenemos certeza del año de su nacimiento. En su registro de bautizo, con fecha del 30 de Noviembre de 1881, aparece que en ésta última fecha, fue bautizada cuando tenía “ocho días” de haber nacido; con lo cual, su nacimiento habría tenido lugar el día 22 de Noviembre de 1881 [1]. Sin embargo, en el registro civil se señala el nacimiento de una niña, hija de O. Degetau e I. Zambrano, el día 20 de Octubre de 1881, quien a todas luces –a pesar de la discordancia del mes y del día–, bien podría tratarse de Ana. Además, éste documento –inexplicablemente, aunque a todas luces de forma equivocada–

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señala que el nombre de “la” recién nacida es “Otto” [2]. Por último, en la tumba que junto con sus padre comparte en el Panteón de El Carmen, Monterrey, se lee la fecha de nacimiento como 27-X-1881. Sea como fuere, los padrinos de Ana fueron sus tíos maternos: Antonio V. Hernández Guzmán y Guadalupe Zambrano González. Vid. [1] AHDM: Bautizos de la Catedral de Monterrey, libros 44 y 45 (21-X-1879 a 31-XII-1882), partida # 598, f. 250 vta.; [2] AGENL: Registro Civil Histórico. Monterrey: nacimientos 1881. Primera oficialía, tomo 1, libro 1, acta 391, f. 140 fte. y vta. A las 11 a.m., en la casa # 82, de la Calle de Padre Mier. AGENL: Registro Civil Histórico,. Monterrey: nacimientos. Primera oficialía, 1885, tomo 1, libro 1, acta 139, f. 46, fte. A las 10 a.m. Su nombre completo era Isabel Consuelo. Vid. AGEC. Fondo: Registro Civil, Nacimientos, caja 36, fólder 2, acta #63. No se encuentran registros de su nacimiento ni en el Registro Civil, ni en la Catedral de Monterrey. Sin embargo, en el Registro de extranjeros de dicha ciudad, encontramos a Elena en el año de 1935, la cual señala tener entonces 43 años y haber nacido en Alemania, de donde vino con sus padres a México hace más de 40 años. AHM. Colección: Registro de extranjeros. Año 1935, Volumen 44, Expediente 41. A las 5 p.m. Vid. AGEC. Fondo: Registro Civil, Nacimientos, caja 36, fólder 1, acta #74. A las 6 a.m., en la casa #15 de la Plaza de Bolívar. AGENL: Registro Civil Histórico. Monterrey: nacimientos 1895. Primera Oficialía, tomo 1, libro 1, acta 511, f. 189 fte. y vta. Su nombre completo era Jorge Eduardo. Al respecto, sólo como nota de interés señalaré que recibió dicho nombre de sus dos abuelos: Otto Georg (Jorge) Christian Degetau y Eduardo Zambrano Martínez. COD: 16-XII-1891. COD: 18-XI-1891. COD: 27-I-1892. COD: 7-I-1892. En dicha carta, Otto aconseja a Isabel que más que “sus habilidades y conocimientos”, lo importante es que la joven que traiga congenie con ella, así como que “sepa acomodarse a la vida de por aquí”. Más adelante, Otto le dice a su mujer que no se apure y se tome el tiempo para buscar a la joven indicada, pues al fin y al cabo, dichas muchachas “sobran allá”. Por último, Otto le indica que puede ofrecerle un sueldo de 800 marcos anuales, así como una viaje de “ida y vuelta si se queda a lo menos 3 años” con ellos en México. En su correspondencia con Isabel, la primera referencia de que ésta esté ya en Alemania es del 30-X-1891. Gracias a dicha carta sabemos también que Isabel hablaba alemán; pues en ella, Otto le pide que les traduzca a sus hermanas esa misma carta. Las hijas de Otto tenían entonces, en X-1891, diez, seis y tres años, respectivamente. Gracias a las cartas, sabemos que Isabel y sus hijas continúan en Alemania al menos hasta alrededor de finales de 1892. Lo podemos suponer a partir del nacimiento de Jorge en Monterrey en 1895. En 1907 la familia Degetau Zambrano tenía su domicilio en Monterrey en la calle de Isaac Garza no. 109. AGENL. Fondo: Protocolos de Francisco L. Pérez. Tomo 50, acta 209, 30-V-1907, ff. 40 vta. A 42 fte. Es común encontrar en las cartas de Otto a su mujer referencias de que éste conviva o se entreviste con motivo de negocios con otros de sus conacionales. Además, en 1895 vivían en Monterrey 103 ciudadanos alemanes. Cinco años después, 117. En ambas cifras, los alemanes constituyen el tercer grupo numérico de extranjeros en la ciudad. Vid. Vizcaya Canales, Los orígenes de…, op. cit., p. 99. Específicamente, el Club Alemán. Vid. ibidem, p. 115. Tenemos conocimiento de que Otto visitó al menos una vez el Casino Alemán de la Ciudad de México, el 1 de abril de 1895, con motivo de la celebración del “natalicio de Bismarck”. COD: 3-IV-1895. En la Ciudad de México, el Casino Alemán se inauguró en 1848. En cambio, el primer Colegio Alemán abrió sus puertas muchos años después: hasta 1894. Mentz et al., Los pioneros del…, op. cit., p. 413-4. Ana (m. 21-VII-1973, Monterrey). Sus restos se hallan en el Panteón de El Carmen, junto al de sus padres. Elena (m. 8-VII-1966, Parras).

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38 AGENL: Registro Civil Histórico. Monterrey: matrimonios 1907. Segunda oficialía, tomo 1, libro 2, acta 435, f. 31 fte. y vta. 39 Franz Wilhelm Westendarp (n. 4-VII-1880; m. 5-VII-1955), era hijo de Gustav Oscar Reginald Westendarp y Caroline Lorraine Langstroth. Del matrimonio Westendarp Degetau descienden, entre otras, las siguientes familias: Westendarp Hoeller, Westendarp Galofré, Westendarp Palacios, Westendarp Ortega, Castro Westendarp, Bottle Castro, Suess Westendarp, Morales Suess, Gallo Morales, Torres Suess, Olguín Suess, Treviño Suess, Stouffle Suess, Treviño Westendarp, Treviño Canales, Treviño Treviño, Ayarzagoytia Treviño, Castilla Treviño, Tatua Castilla, Escalante Castilla, González Treviño, Treviño Villarreal, Aizpurus Treviño, Torreslanda Aizpuru, Aizpuru Lugo, Carrillo Treviño, Santana Treviño, Treviño Arnaud, Westendarp Treviño, Milmo Westendarp, Gámez Milmo, Cantú Westendarp, Salinas Cantú, Cantú Garza, González Cantú, Ortiz Westendarp, Ortiz Cantú, Feijóo Ortiz, Montemayor Westendarp, Westendarp Gutiérrez, y Westendarp Lara. 40 Charles John Alexander Mumm (n. 6-IX-1882, Londres; m. el 24-VII-1975, Laredo), era hijo de Karl Friedrich Mumm y Maria Hoerter. Del matrimonio Mumm-Degetau descienden, entre otras, las siguientes familias: Mumm-von Kuegelgen, y Mumm-Stevens. 41 CDJDZ: 2-VIII-1913. 42 AHM: Monterrey Contemporáneo. Colección: Actas de Cabildo. Volumen 999, expediente 1911/005; acta # 5; foja 12, vta. 43 La refiere como “mi tierra”. En otra ocasión dice: “es linda mi tierra”. COD: 6-V-1890, 20-V1890, y 25-V-1890. 44 Recordemos que Olga fue la primera integrante de la familia Degetau-Jarvis en morir, el 16-XI1861. En cambio, Helene y Benjamin murieron, respectivamente, el 25-V-1908 y el 4-X-1911. Asimismo, resulta conveniente recordar que estos dos Degetau-Jarvis eran, la hermana que había nacido inmediatamente antes que Otto, así como el hermano que lo precedió. Por ello, con toda seguridad fueron también con los que quizás convivió más. 45 El primero de ellos fue Otto, cuyo deceso tendremos oportunidad de ver con más detalle posteriormente. Lo seguirían –en orden– Emma (m. 13-XI-1915), Pauline (m. 21-IV-1916), y Manon (1917). Sólo dos de los nueve miembros de la familia Degetau-Jarvis sobrevivirían la Primera Guerra Mundial: Mary-Ann (m. 14-II-1928) y Eleonore (m. XII-1937). 46 Vizcaya Canales, Los orígenes de…, op. cit., p. 133. 47 Sólo como nota de interés, en un artículo de periódico de 1971, la reportera le preguntaba a Jorge Degetau Zambrano cómo era Francisco I. Madero en su vida familiar, a lo que respondió: “‘Raro; como mi mamá –eran primos hermanos– a los dos les daba por la homeopatía, se intercambiaban recetas, ellos mismos me medicinaban y hasta a mi me tocó ingerir los chochos que él me recetaba’”. Guadalupe Appendini, “Unos elefantes se visten de fiesta y juegan ajedrez en el Bosque de Chapultepec”, p. 2-B. 48 Ana Degetau arribó a Nueva York, en camino hacia México, el 21-XI-1914, a bordo del “Oscar II”, proveniente de Copenhague. Vid. EI. Al final de su correspondencia, termina deseándole a su hermana que pueda pasar la navidad en Alemania; lo cual, no sabemos si Ana en efecto hizo. 49 Isabel Degetau Zambrano está sepultada en la tumba 360 del Panteón de El Carmen, en la Ciudad de Monterrey. 50 Vizcaya Canales, Los orígenes de…, op. cit., p. 138. 51 Ibidem, pp. 139-140. 52 CDJDZ: 20-V-1915. 53 CDJDZ: 24-VI-1915. 54 Appendini, “Unos elefantes se…”, op. cit., p. 2-B. 55 “La barbarie en acción. Abominable atentado de los reaccionarios. La civilización está de luto”, p. 1. 56 En la casa #35 de la calle de Bolívar. AGENL: Registro Civil Histórico. Monterrey: defunciones 1915. Segundo Juzgado, Acta 748, ff. 211 vta. y 212 fte.

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57 Jorge Degetau Zambrano falleció en la Ciudad de México el 3-VII-1974. 58 Ana conservó la nacionalidad alemana hasta 1943, cuando decidió naturalizarse mexicana [1]. En cambio, sabemos que al menos hasta 1935 y 1938, Elena y María –respectivamente: [2] y [3]– conservaban aún la nacionalidad de su padre. Finalmente, debido a la temprana muerte de Lieschen (1914), desconocemos si ella conservó o no la nacionalidad alemana. De cualquier modo, me parece posible inferir que, como el resto de sus hermanas, Lieschen también la haya conservado. AHM. Colección: Registro de extranjeros. [1] Año 1944. Volumen 44. Expediente 39; [2] año 1935, volumen 44, expediente 41; y [3] año 1938, volumen 44 y 83, expedientes –respectivamente– 40 y 119. 59 El matrimonio civil tuvo lugar el 30-XI-1923, en la casa #20 de la calle de Bolívar, en Monterrey. AGENL: Registro Civil Histórico. Monterrey: matrimonios 1923. Primera Oficialía, tomo 1, libro 2, acta 399, f. 23 fte. y vta. María Luisa Martínez Gómez (n. 5-XI-1898, Santa Engracia, Tamaulipas; m. 3-VII-1994, Ciudad de México), era hija de José Martínez González y Guadalupe Gómez Dupeyrón. Del matrimonio Degetau Martínez descienden, entre otras, las siguientes familias: Degetau Orozco, Degetau Sada, Rivera Degetau, Degetau Zúñiga, Degetau Infante, Degetau Arsuaga, González Degetau, Degetau Morales, Degetau Dobles, Degetau Senties, Degetau de la Cabada, Degetau Bolio, Degetau Sánchez Mejorada, Degetau vom Hoevel, Treviño Degetau, Obregón Treviño, Zetina Treviño, Musi Treviño, Rodríguez Treviño, Castillo Treviño, e Iranzo Treviño. 60 Copia de la carta de Jorge Degetau Zambrano al Secretario de Relaciones Exteriores, fechada del 16 de diciembre de 1941; en: CAOE. Desde que estalló la guerra en 1939, México conservó su posición neutral. Sin embargo, tras el ataque japonés a Pearl Harbor en diciembre de 1941, Estados Unidos entró a la contienda al lado de los aliados. En mayo de 1942, después de haber sido hundidos dos buques petroleros por submarinos alemanes, México siguió el paso de su vecino del norte. Con dicha medida, los alemanes que vivían en nuestro país “se convirtieron en extranjeros enemigos”, por lo que fueron encarcelados en el fuerte de Perote, en Veracruz. Al mismo tiempo, eran privados de sus empresas y congelados sus bienes. Jorge debió haber previsto el peligro que él corría cuando escribió la carta al Secretario de Relaciones Exteriores. Se sabe que “incluso personas de origen alemán con muchos años de residencia [como los Degetau Zambrano] fueron llevadas a Perote”. Renata von Hanffstengel, “Las relaciones germano-mexicanas. El exilio”, p. 163. De cualquier forma, puedo precisar que la familia de Jorge Degetau Zambrano guardó –al menos al principio de la guerra– una postura germanófila. Mi abuelo paterno me ha comentado que en 1940 estaba en un internado en San Luis Potosí, el cual era atendido por hermanos maristas, algunos de los cuales eran franceses. El 10 de mayo de 1940, día de las madres, mi abuelo recuerda que los hermanos les dejaron escuchar la radio durante el receso. De repente, la programación habitual se interrumpió para informar que Alemania había comenzado su ataque sobre Francia. Dicho día, en efecto, Hitler comenzó su exitosa guerra relámpago hacia Francia, bordeando la línea Maginot a través de Holanda y Bélgica. Sin embargo, lo que me interesa destacar aquí es que mi abuelo dice que entonces, él sintió una enorme satisfacción por el avance del ejército alemán, mientras que los pobres hermanos maristas franceses oían estupefactos la noticia, no sin derramar algunas lágrimas. 61 CDJDZ: 28-IX-1924. 62 CDJDZ: 13-XII-1925. 63 CDJDZ: 13-XII-1925. 64 En la zona central del mismo, lote DG, sección 14, tumba 785. Es importante señalar que en el libro de Juan Manuel Casas García y Víctor Alejandro Cavazos Pérez, estos refieren erróneamente las fechas de nacimiento y defunción de Otto. Para su nacimiento, los autores refieren el 1-XI-1841, cuando en realidad fue el 17-XI-1842. Para su muerte, el 2-VIII-1915, cuando en realidad fue el 12-VIII-1915. Al parecer, los autores erraron sólo al momento transcribir las referidas fechas, pues éstas si están bien gravadas en la lápida. Vid. Juan Manuel Casas García

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y Víctor Alejandro Cavazos Pérez, Panteones de El Carmen y Dolores: Patrimonio Cultural de Nuevo León, p. 256. 65 Bernecker, De agiotistas y…, op. cit., p. 163. 66 Ramos Escandón, Industrialización, género y…, op. cit., p. 145. 67 Bernecker, De agiotistas y…, op. cit., p. 163.

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ApĂŠndices


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Escudo de armas de Schleswig-Holstein, lugar originario de la familia Degetau

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Consideraciones en torno al apellido Degetau Oh something else. Lola R. de Tió (who is here in New York and who asks me to send you her greetings) has argued frequently to me that your last name is pronounced exactly as it sounds, and I have said no: that you are of French descent and that it is pronounced ‘Deguetó’. Am I right? 1 Carta de Domingo Collazo a Federico Degetau, 21-IX-1903.

E

l origen y pronunciación del apellido Degetau constituyen un enigma incluso para aquellos que lo portamos. Como lo ilustra el epígrafe, resulta común que la gente piense que debido a su terminación en –tau, se trate de un nombre francés y su pronunciación sea /deʒe'to/. Sin embargo, si nos detenemos a revisar las listas de gente procedente de la región en que por primera vez se tiene noticia de un sujeto con dicho apellido –SchleswigHolstein–2 advertimos que dicha terminación es común en la zona.3 Asimismo, si en esas mismas listas buscamos aquellos nombres familiares que empiezan en Deg–, nos percatamos de igual modo, que un número significativo de apellidos comienzan con dicho prefijo.4 Por ello, es muy probable que el apellido sea efectivamente nativo de la región alemana de Schleswig-Holstein. En la lengua alemana existen palabras compuestas, las cuales, a diferencia del español, no se encuentran unidas por nexos para formar sintagmas preposicionales. El alemán, al ser una lengua flexiva, establece la relación genitiva entre dos palabras a través del uso de morfemas. En alemán, tau significa brío, cuerda; degen, espada, o guerrero aguerrido. Quizás el apellido pudo haber perdido el sonido de la letra n, de modo que originalmente se leyera degentau. Si fuese así, jugando con las diferentes acepciones de degen y tau, el apellido pudo haber encontrado su origen en la combinación de dichas palabras, las cuales se traducirían al español como “brío de espada”. Sin embargo, cabe subrayar que esto no es sino una simple conjetura.

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En opinión de Ron Reinhard, el apellido Degetau proviene del bajo alemán.5 Su origen puede rastrearse a dos frases difíciles de traducir: tüchtig zu, o ordentlich zu. La mayor parte de los dialectos modernos del bajo alemán perdieron los adjetivos o adverbios dege, däge, deeg, dääg. Sin embargo, aún retienen las derivaciones deegt, däägt, deger(n), däger(n); las cuales, literalmente se traducen como ‘con todo el poder de uno’, ‘trabajador’, ‘fuerte(mente)’, ‘firme’, ‘liberal(mente)’, ‘valerosa(mente)’, ‘valiente(mente)’”, ‘bueno’, ‘bien’, ‘muy’. En otros dialectos del alemán, tau corresponde a la preposición ‘para’. Así, dege + tau, o dege + to pudieron haberse usado en frases tales como: ‘Lang (man) dege to!’, ‘te ayuda (liberalmente/? (a comer))!’; ‘Se schirrwarkt dege to’, ‘ella trabaja duro haciendo sus deberes’; o simplemente, ‘Dege to!’ (uso moderno: ‘Nu man deger(n) to!’), ‘ve por ello’, ‘esfuérzate’. Si realmente proviniera Degetau del bajo alemán, Reinhard considera posible que el apellido haya comenzado siendo un sobrenombre para alguien conocido por ser un comelón o un trabajador dedicado; lo cual también resulta factible, pues frecuentemente los apellidos comenzaron siendo apodos.6 Sin embargo, Reinhard considera también la posibilidad de que el apellido Degetau no provenga del bajo alemán, sino de alguna lengua eslava; lo cual, si fuera cierto, lógicamente haría de cualquier intento por etimologizarlo desde el ángulo germano, una búsqueda condenada al fracaso. Alrededor de la mitad oriental del territorio que actualmente conforma Alemania estuvo una vez ocupado por grupos de lengua eslava, pertenecientes concretamente al grupo lingüistico conocido como eslavos occidentales, de entre las cuales figuran principalmente dos lenguas: el sorbo y el polabo.7 Quienes hablaban éste último idioma estaban organizados en confederaciones o principados. Uno de ellos fue el de los obodritas, el cual se desarrolló a partir de principios del siglo IX d.C. en el punto más occidental en que alcanzaron a establecerse los eslavos en el continente europeo durante la Edad Media: un territorio comprendido entre el mar Báltico y el río Elba, en la parte septentrional de la actual Hamburgo; es decir, en lo que corresponde a la porción meridional del territorio del land alemán de Schleswig-Holstein. De hecho, en razón de su cercanía con el referido río se formó el nombre de la lengua que hablaban –el polabo–, el cual se deriva de las palabras po y laba; literalmente, “a lo largo del Elba”. Sin embargo, a mediados del siglo XII, y después de una lucha encarnizada, Enrique “el León”, duque de Sajonia, logró finalmente subyugar a su contraparte obodrita, dando así inició a la gradual y definitiva cristianización y germanización de dicho pueblo eslavo.8 Todavía alrededor de

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los siglos XVII y XVIII, aún era posible encontrar gente que hablara polabo entre los habitantes de los márgenes del río Elba, donde la impronta de su lengua aún pervive en el nombre de lugares y nombres familiares. Aunque a la fecha no sobrevive ningún sujeto en Alemania que porte el apellido Degetau, existe un nombre familiar que guarda un parecido asombroso con el mismo; el cual, a su vez se corresponde con la misma zona geográfica en la que alguna vez habitaron los Degetau.9 Tal es el caso del apellido Degetow, el cual sólo varía con respecto del de Degetau en su terminación. De acuerdo con Reinhard, en alemán, los nombres de apellidos y lugares de origen eslavo que terminan en -ow se pronuncian como -ou. Sin embargo, en algunos dialectos del bajo alemán, dicha terminación es pronunciada como -au. De este modo, resulta probable que el apellido Degetau sea el resultado de la “germanización” de un nombre familiar originalmente eslavo. En otras palabras, Reinhard propone que el apellido en cuestión pudo bien haber sido un nombre de origen eslavo occidental, el cual fue posteriormente transcrito en uno de los dialectos del bajo sajón. Si fuera así y especulando a partir del sonido del apellido con el de palabras eslavas actuales, R. Reinhard señala que Degetau pudo haberse originado a partir de alguien que trabajase o produjese alquitrán.10 En el dialecto estándar del alemán contemporáneo, Degetau es pronunciado acentuando la primera sílaba /'deɡetau/. En México, donde hoy día viven la mayor parte de los sujetos que aún portan el apellido, Degetau suele pronunciarse acentuando la tercera sílaba, /deɡe'tau/. Además, aunque en español el sonido de la ge corresponde al fonema /x/, el apellido en cuestión es pronunciado empleando el fonema /ɡ/.

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Otto Degetau

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Notas en torno a otros miembros de la familia

Degetau en México

P

ara hacer más fácil de comprender este apéndice, he decidido dividirlo en tres secciones, las cuales tratan de modo independiente a cada uno de los hermanos de Otto que llegaron a México, así como a su respectiva sucesión: Mary-Ann –Los Burchard-Degetau–, Henry –Los Degetau-Stenersen–, y Benjamin –Los Degetau-Wegener–.

Los Burchard-Degetau O. Degetau no fue el primero ni último miembro de la familia Degetau en llegar a México.11 Anteriormente hemos visto que Christian, un medio hermano de Otto, había vivido en Matamoros entre 1852 y 1853, donde trabajó junto con B. Burchard. Asimismo, señalamos que este último señor contrajo matrimonio con una hermana de Otto –Mary-Ann– quien vivió en el país cuatro años en compañía de su esposo, primero en Matamoros y luego en Monterrey. Aunque el matrimonio Burchard-Degetau residió en México sólo entre 1858 y 1862, los lazos entre su descendencia y México no concluirían ahí. Al menos tres hijos del matrimonio y, por tanto, sobrinos de O. Degetau, volverían al país posteriormente.12 El primero de ellos fue Paul Burchard,13 quien contrajo primeras nupcias en Monterrey, el 18 de enero de 1890, con Ana Treviño Barragán, hija del General Jerónimo Treviño.14 Al parecer, dicho matrimonio parece no haber sido muy feliz. En 1893, por ejemplo, Otto escribía a su mujer que notaba a su sobrino “arrepentido” de haberse casado tan joven con Ana.15 De cualquier modo, dicha unión sólo duro ocho años debido a que la mujer de Paul murió repentinamente. Del matrimonio Burchard-Treviño nacieron dos hijas en el país: Olga y Elena; sin embargo, ninguna de ellas residiría en lo sucesivo en México, así como tampoco tendrían descendencia que lo hiciera.16

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Por otro lado, sabemos que dos hermanos de Paul Burchard residieron, al igual que él, en el país: Ella Helene y Benjamin G.17 De este último no sabemos más. Sin embargo, la primera contrajo matrimonio en Othmarschen, el 27 de marzo de 1885, con el conde Carl von Holck, perteneciente a una familia de “la nobleza y comercio de Hamburgo”.18 Carl comenzó su formación en 1874, cuando fue enviado a Londres para formarse como banquero comercial en el John Henry Schroeder’s Bankhouse de Londres. Tres años después, en 1877, y como parte de su educación, dicho establecimiento lo envió a hacer un viaje alrededor del mundo. A partir de entonces, sólo sabemos que para 1882 C. von Holck tenía menos de cinco años de haber comenzado a residir en la capital regiomontana, donde bajo su nombre existía ya la firma comercial C. Holck y Cía.; 19 la cual, hasta donde sabemos, a lo largo de su existencia llegó a tener sucursales en al menos tres lugares: en Tampico, Nuevo Laredo y Piedras Negras. La relación de Carl con la familia Degetau parece remontarse a antes de su matrimonio con Ella Helene Burchard en 1885. Sabemos que en 1884, después de diez años de no haber visto a sus padres, Carl decidió finalmente ir a visitarlos. Sin embargo, su amigo Paul Burchard –hermano de Ella Helene y, ambos, sobrinos de O. Degetau– le pidió que cuando estuviera en Hamburgo, le hiciera favor de visitar también a sus padres. Así lo hizo, y fue justo entonces cuando conoció a su futura esposa, a quien se llevó a vivir con él a Monterrey el 10 de mayo de 1885.20 Para dicho año, Holck estaba asociado con Juan Cram en la firma comercial C. Holck y Cía.21 Sin embargo, cinco meses después de haber disuelto su negocio con J. Cram en febrero de 1893,22 Holck restableció su casa comercial en septiembre del mismo año; aunque ahora, asociado con su cuñado Paul Burchard.23 Los tres primeros hijos del matrimonio von Holck-Burchard nacieron en México: Erich, Ella y Ana.24 Sin embargo, ninguno de estos tendría relación con su país de nacimiento después de que su familia volviera de modo definitivo a vivir a Alemania en 1889. Entonces, como consecuencia de una enfermedad del primer hijo del matrimonio, la familia se vio obligada a buscar un mejor servicio médico y, por ello, trasladarse a Europa.25 Hasta donde sabemos, la sucesión de Helga –última hija del matrimonio von Holck-Burchard– fue la única que guardó y aún mantiene lazos con México.26 Antes de concluir con la rama Burchard-Degetau, me parece importante señalar dos cosas. En primer lugar, la importancia que tuvo C. von Holck en

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el escenario comercial regiomontano: en 1883 figuró entre los comerciantes convocados a la junta para establecer la Cámara de Comercio de Monterrey,27 en la cual fungió como uno de sus presidentes en 1886.28 Además, dos años antes, en 1884, Carl aparece también como integrante de la junta directiva del Casino de Monterrey,29 y luego –en 1887– como accionista del mismo.30 Por último, en segundo lugar, me parece preciso señalar la mala apreciación que O. Degetau tenía de Carl, a quien califica de ser “un altanero”,31 y quien confiesa no le “simpatiza mucho”.32 Sin embargo, lo verdaderamente significativo de la relación entre ambos es que denota la filiación burguesa de Otto, la cual se hace perceptible cuando se lamentaba de que su cuñado B. Burchard estuviera “en grande” con su “Conde”, y le comenta a su mujer que en Europa: “pegan estas tonterías”.33

Los Degetau-Stenersen Además de Christian, tenemos noticia de la sucesión de otro medio hermano de O. Degetau en México. Henry Degetau, segundo hijo del matrimonio de O.G.C. Degetau y su primera esposa, Maria Elisabeth Wood, contrajo matrimonio en 1851 con Ernestina Stenersen. No sabemos qué fue de Henry, ni cuándo murió. Sin embargo, sabemos que en 1892 aún vivía, pues Otto refiere haberle enviado a Inglaterra cuatrocientos marcos de su propia herencia, “porque el pobre me da lástima”.34 De la sucesión del matrimonio DegetauStenersen, sabemos que al menos uno nació en México: Enrique.35 El 15 de septiembre de 1883, éste contrajo nupcias con Margarita Baric-Badillo.36 De acuerdo con lo que se puede sobreentender a partir de las cartas de Otto a Isabel, después de que falleció Enrique en 1894, su mujer parece haber enloquecido.37 Del matrimonio Degetau-Baric sabemos que nacieron dos hijos: Enrique (n. 29-VI-1884)38 y Alma (ca. 1885).39

Los Degetau-Wegener Tras haber emigrado a México en 1861, la primera vez que O. Degetau visita a su familia en Alemania tiene lugar a principios de 1868. Después de una estancia de medio año entre los suyos, encontramos a Otto en vías de regresar a México, atracando en el puerto de Nueva York a bordo de la embarcación Hamburg, el 22 de junio de 1868.40 Sin embargo, Otto no viaja solo, pues lo acompaña Benjamin, su hermano menor, y el otro único hijo varón del ma-

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trimonio Degetau-Jarvis.41 Benjamin Degetau –familiarmente conocido como Benny– sería el último miembro de la familia inmediata de Otto que tendría negocios y sucesión en México. Hasta 1870, no sabemos nada de la carrera comercial de Benjamin en el país. Sin embargo, a partir de entonces tenemos noticia, por medio de la continuación del Memorandum por su madre, que gracias a la intervención de su cuñado y tocayo –B. Burchard–, Benny recibió un puesto en Chihuahua, en un negocio de un señor de apellido Otling, quien recientemente se había independizado de otro de apellido Ketelsen.42 Desconocemos cuánto tiempo funcionó la asociación entre Otling y B. Degetau. Sin embargo, sabemos que durante la década de 1870, Benjamin se asoció con Emilio Ketelsen,43 junto con quien sería dueño “de una de las casas comerciales más importantes en el siglo XIX”:44 Ketelsen & Degetau. La casa comercial Ketelsen & Degetau tenía su sede en la ciudad de Chihuahua, así como sucursales en otros lugares; por ejemplo, en El Paso,45 Cusihuiriachic,46 Casas Grandes (a partir de 1903)47 y Ciudad Juárez (alrededor de 1885).48 Las actividades de Benjamin no se limitaron al comercio. De hecho, entre 1884 y 1889, él figuraba ya, junto con E. Ketelsen, entre “los principales propietarios concentradores de tierra urbana y agrícola de Ciudad Juárez, así como haciendas y enormes extensiones de tierra en diferentes municipios del estado de Chihuahua”.49 Además, sabemos que las labores de B. Degetau en México lo llevaron a figurar –como su hermano Otto, aunque a diferencia de éste, en Chihuahua–, como cónsul del Imperio Alemán,50 la naciente banca chihuahense51 y la industria.52 El 20 de abril de 1905, B. Degetau llega a Nueva York, procedente de Alemania y con rumbo a México, a bordo de la embarcación Deutschland.53 El motivo de su viaje es disolver la sociedad que más de tres décadas antes había comenzado con E. Ketelsen.54 Finalmente, la última noticia que tenemos de Benny es cuando tres años más tarde, en 1908, compra un barco de vapor en los Estados Unidos.55 Con esta breve trayectoria comercial de Benjamin en México podemos darnos cuenta de que ésta fue por mucho más exitosa que la de Otto, su hermano mayor. De hecho, en una carta de este último a su mujer, en 1890, califica a los “Benjamines” –es decir, a su hermano, B. Degetau, y a su cuñado, B. Burchard– como “ricos”, y a él, como “pobre”. Otto se lamenta de que todo el mundo juzgue y aprecie según lo que uno tiene, al punto que, aunque le parece “triste decirlo”, no se sienta “a gusto” entre su propia familia.56 Para terminar con B. Degetau, baste señalar que su descendencia mantuvo lazos –y aún tiene– con nuestro país.57

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Notas de los apéndices

1 2 3 4 5

6 7

8

9 10

Citado por Christina Duffy Burnett, en “They say I am not an American…”: The Noncitizen National and the Law of American Empire, p. 665. Es decir, Peter Benjamin Degetau. Véase la nota 7 del primer capítulo. Vid. RD; v.g.: Bietau, Gutau, Landtau, Lettau, Pettau, Schartau, Schmettau, Schwartau, Schlttau, Schmettau, Schlottau, Soltau, Stau, Tantau, Zietau, etc. Vid. RD; v.g.: Degen, Degener, Degenhardt, Degenkolb, Deger, Degn, Degner, etc. El alemán es una lengua indoeuropea la cual pertenece a un subgrupo conocido como lenguas germánicas. Éste se subdivide a su vez en tres más, dentro de los cuales el alemán se ubica –junto con el inglés y el frisón– en el grupo conocido como germánico occidental. El alemán se divide en alto y bajo alemán. El alemán moderno proviene del primero, mientras que del segundo descienden lenguas como el neerlandés, el flamenco y el afrikaans. El bajo alemán es conocido también como Plattdeutsch o Niederdeutsch. Originalmente, el bajo alemán se habló en las tierras bajas del norte de Alemania, donde se originó a partir del sajón antiguo y del bajo alemán medio. El bajo alemán era hablado por los ciudadanos de la liga hanseática. Sin embargo, a partir del declive de ésta, decayó también el uso de su lengua. Actualmente, el bajo alemán sólo se habla en algunos hogares del norte de Alemania. Para ahondar en las lenguas germánicas, véase Marvin Irving Herzog et al., “Germanic Languages”, pp. 657-683. Vid. Ron Reinhard, “LL-L ‘Names’ 2003.04.21 (02) [E]”, http://lowlands-l.net/. Dentro de las lenguas indoeuropeas, la clase eslava se divide en tres grupos. Uno de ellos, el eslavo occidental, se subdivide a su vez en la lengua soraba (o lusaciana), el checo-eslovaco, y el lequítico. Este último grupo se subdivide una vez más en dos subgrupos: uno comprende exclusivamente al polaco, mientras que el otro incluye al pomeranio, al casubio, al eslovinicio y, finalmente, al polabo. Para ahondar en las lenguas eslavas, véase: Vladimir V. Pokshishevsky, “Slavic Languages”, “Languages of the World”, pp. 693-700. A partir del siglo IV d.C., los eslavos comenzaron a instalarse en los márgenes del río Óder. Un siglo más tarde habían alcanzado ya los márgenes del río Elba. La emigración eslava hacia el occidente cesó a partir de que los grupos germánicos les cerraron el paso en el siglo VII. Desde entonces comenzaron a perder terreno en favor de los últimos y, después, a fragmentarse en grupos como el de los polabos, quienes al igual que el resto de los eslavos occidentales, cayeron con bastante rapidez bajo la influencia y el dominio germano. Para ahondar en el polabo y los obodritas, véase: “Obodrite” y “Polab”, en The New Encyclopedia Britannica. “Absolute Verteilung des Namens 'Degetow', http://www.verwandt.de/karten/absolut/degetow. html. En algunas de las lenguas eslavas modernas, alquitrán se escribe de la siguiente manera: en polaco, dziegieć; en checo, dehet; y en ruso, деготь (degot'). Para esto y todo lo referente al posible origen eslavo del apellido Degetau, consúltese: Ron Reinhard, “LL-L "Names" 2009.07.31 (02) [EN]” y “LL-L "Names" 2009.07.31 (05) [EN]”, http://lowlands-l.net/.

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11 En el capítulo 2 ya hemos visto que Christian fue el primer Degetau en residir en México, alrededor de 1852 y 1853. Asimismo, que Mary-Ann Degetau, hermana de Otto, vivió junto con su esposo, B. Burchard, en Matamoros y Monterrey entre 1858 y 1862. 12 No he tomado en consideración a los dos primeros hijos del matrimonio, los cuales fueron los únicos que nacieron en México. El primero, porque murió aún siendo niño: Carlos (n. 1-V-1858; m. 11-VI-1858, ambos eventos en Matamoros). El segundo, Richard, porque hasta donde sabemos nunca regresó al país y cuya descendencia permaneció en Europa (n. 18-XII-1859, Matamoros; m. 10-IV-1926, Montreux). 13 Paul Vincent Burchard (n. 23-V-1863, Altona; m. 19-VIII-1936, Kiel). Baste referir que en algunas fuentes, el nombre de Paul aparece castellanizado como Pablo. Paul contrajo segundas nupcias el 16-XI-1903, con su prima hermana, Gisela Adele Therese Mathilde Freiin von Plotho (n. 28-VII-1872; m. 28-II-1968), hija de Emma Degetau –hermana de O. Degetau– y Wilhelm Friedrich Karl Otto Edler Herr und Freiherr von Plotho (n. 26-XI-1841; m. 26-VI-1916). Para todo lo relativo a la familia Burchard-Degetau y su descendencia, agradezco los informes de Karin von Kuegelgen y Poul von Holstein. 14 Ana María (n. 26-VII-1869; m. 12-II-1898, ambos eventos en Monterrey); era hija del primer matrimonio del General José Jerónimo Treviño Leal (n. 20-XI-1836, La Escondida, m. 14-XI1914, Laredo), con Elena Barragán López (n.; m. 1875). Jerónimo es una figura importantísima de la vida política nacional y de Nuevo León durante la segunda mitad del siglo XIX: caudillo militar, gobernador del estado en dos períodos (1867-1871) y Secretario de Guerra y Marina (1880). Vid. Casas García y Cavazos Pérez, Panteones de El…, op. cit., p. 230. 15 COD: 21-II-1893. En dicha carta se lee: “– ahí tienes a Pablo por ejemplo ya arrepentido [de haberse casado tan joven...], a mi se me hace, que Anita es muy vieja para Paul y temo, que ya se le pesa a él – te aseguro que la frialdad de él es muy notable, mientras que ella se muere por amor –en fin no me gusta la pareja ya [...] Anita es muy buena, pero para mi es fastidiosa y más con la sordera, cansa– no es mujer para un muchacho como Paul!”. 16 Olga Elena Burchard Treviño (n. 4-XII-1890, Monterrey; m. 14-VIII-1976). Actualmente, la descendencia de Olga reside principalmente en Dinamarca. En cambio, Elena Mary Ann Burchard Treviño (n. 14-I-1892; m. 12- IV-1964), no tuvo descendencia. 17 Benjamin Burchard (n. 22-XII-1866, Altona; m. 29-IV-1925, Guestrow). Está enterrado en la tumba 51 del Panteón de El Carmen, en Monterrey. Casas García y Cavazos Pérez, Panteones de El…, op. cit., p. 190. 18 Mentz, “Empresas alemanas en…”, op. cit., p. 47. Ella Helene Mathilde Burchard (n. 4- VII1864; m. 5-IV-1934, ambos eventos en Nienstedten); y Carl Christian Nikolaus Graf von Holck (n. 16-II-1854, Kiel; m. 30-VIII-1926, Altona). 19 Isidro Vizcaya Canales, Monterrey 1882; crónica de un año memorable, p. 105 y 106. 20 Kuegelgen, A Window into…, op. cit., p. 6. 21 AGENL. Fondo: Protocolos de Tomás C. Pacheco. Tomo 30, acta 65, 5-IV-1890, f. 8 vta. En dicho documento se lee que Carl aportó a su matrimonio “lo que aparece como suyo en el balance de su casa de comercio en sociedad con D. Juan Cram, practicado en fin del año en que se verificó su casamiento”. La asociación entre Holck y Cram se renovó en 1889. AGENL. Fondo: Protocolos de Tomás C. Pacheco. Tomo 29, acta 150, 16-XII-1889, ff. 315 fte. a 316 fte. Cabe referir que Holck y Cram se separaron antes de los cinco años que habían dispuesto tras renovar su asociación en C. Holck y Compañía, en 1889. La relación comercial de Cram con Holck se remonta al menos a 1881, cuando el primero aparece como “dependiente” del segundo. AGENL: Fondo: Protocolos de Tomás C. Pacheco. Tomo 21, acta 60, 17-IX-1881, f. 100, fte. 22 AGENL. Fondo: Protocolos de Tomás C. Pacheco. Tomo 33, acta 31, 26-II-1893, ff. 38 vta. A 40 fte. 23 AGENL. Fondo: Protocolos de Tomás C. Pacheco. Tomo 33, acta 171, 1-IX-1893, ff. 245 fte. a 247 vta. Dicha unión se estipuló que durara sólo cinco años; es decir, de 1893 a 1898. A partir de esta fecha se prorroga sucesivamente la firma C. Holck y Compañía. Primero en 1899, por otros diez años [1]. Luego, en 1909, por otros dos más [2]. Finalmente, en 1910 extienden

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el plazo por otra década [3]. La composición del capital social no varió entre 1893 y 1920: sumaba un total de $50,000, dividido en $32,000 de Carl von Holck y $18,000 de Paul Burchard. Sólo como nota de interés señalaré que el establecimiento de Holck sigue operando hasta la fecha en Monterrey. Para saber más de este almacén, véase: Saldaña, Estampas Antiguas de…, op. cit., pp. 117-120, passim. Vid. AGENL. Fondo: Protocolos de Tomás C. Pacheco. [1] Tomo 43. Acta 24, 7-II-1899, ff. 82 fte. a 84 vta.„ [2] Tomo 64. Acta 35, 27-II-1909, ff. 115 fte. a 118 fte., y [3] Tomo 68. Acta 17, 21-II-1910, ff. 94 fte. a 96 vta. Erich Carlos (n. II-1886, Monterrey; m. 30-IV-1916, Francia); Ella Beatrice (n. 11-III-1887, Monterrey; m. 5-V-1974); y Ana Emma (n. 9-VII-1888, Monterrey; m. 22-XI-1973). El primero murió durante la Primera Guerra Mundial, cuando su avión –parte del escuadrón de los famosos Barones Rojos– fue derribado entre las poblaciones francesas de Steany y St. Remy. A partir de la cuarta hija, el resto de los hijos del matrimonio von Holck-Burchard nacieron en Hamburgo: Gertrude Margarethe (1890-1970), Ralf (1891-1903), Irmgard (1893-?), Harald (1898-1952), y Helga (1898-1991). Vid. Kuegelgen, A Window into…, op. cit., 74 pp. Kuegelgen, A Window into…, op. cit., p. 7. Helga (n. 4-VIII-1898, Hamburg; m. 31-III-1994, Blankenese). Aunque contrajo dos veces matrimonio, sólo tuvo descendencia con su primer marido, Robert von Kuegelgen (n. 2-XI-1887, Gawrilowka; m. 5-XI-1935, Cd. de México), con quien se casó el 25-IX-1921, en Othmarschen. Los primeros años, la pareja residió en Alemania, donde nació su primer hijo, Harald, en Braunschweig. Sin embargo, la grave situación de Alemania tras la Primera Guerra Mundial, obligaron a la familia a emigrar a México en 1923. En un principio, se establecieron en Monterrey, donde aún operaba la “Casa Holck”, la cual –como hemos visto– había sido fundada por el padre de Helga. Del matrimonio de ésta con Robert, sólo nació en México su segunda hija –Karin– en Monterrey, en 1924. A partir de ella, el resto de los hijos nacieron en el área de Hamburgo: Olga (1927), Sonja (1927), y Helga (1933). En 1929 la familia von Kuegelgen-von Holck se estableció en la Cd. de México, donde Robert continuó ejerciendo su profesión como médico. A pesar de que la familia tendría a sus hijos en Alemania, vivirían en México entre 1923 y 1935, cuando Robert falleció repentinamente. Poco tiempo después, en 1938, Helga decidió regresar junto con sus hijos a vivir de sus rentas a Alemania. Ahí residiría la familia durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial. Concluida dicha contienda, la familia emigró a Francia primero y luego a México, donde tres hijas –Karin (1947), Olga (1948) y Sonja (1949)– contrajeron matrimonio con otros miembros de la comunidad alemana en México: las dos últimas, respectivamente con Fritz y Erich Halbinger. Cabe señalar que la sucesión de los dos matrimonios Halbinger-von Kuegelgen aún residen en el país. Karin, en cambio, contrajo nupcias con un nieto de O. Degetau, y por tanto, primo segundo de su madre: Kurt Mumm-Degetau (n. 28-I-1913, Monterrey; m. 7-IV-1994, Hamburg). Aunque los cuatro hijos del matrimonio Mumm-von Kuegelgen nacieron en Monterrey, la familia emigró a Canadá en 1961, donde en la actualidad viven ellos y su descendencia. Vid. Ibidem, 74 pp. Montemayor Hernández, Historia de Monterrey, op. cit., p. 230. Saldaña, Estampas Antiguas de…, op. cit., p. 49. Alex M. Saragoza. La élite de Monterrey y el Estado Mexicano. 1880-1940, p. 105. Cerutti, “Militares, terratenientes y…”, op. cit., p. 132. COD: 10-I-1890. COD: 25-V-1890. COD: 25-V-1890. En páginas anteriores se ha hecho ya mención a la procedencia noble de Carl von Holck. A lo largo del siglo XIX, los matrimonios entre la burguesía y la nobleza fueron algo común. Vid. Hobsbawm, La era del capital…, op. cit., p. 250. COD: 4-II-1892. Enrique María (n. 2-IX-1856, Coyoacán; m. 1-VIII-1894), quien está enterrado en el Panteón Francés de la Cd. de México, en la primera avenida, lote 86. Vid. Javier Eusebio Sanchiz Ruiz, http://www.geneanet.org/. Al parecer, además de Enrique hubo otra hija del matrimonio

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Degetau-Stenersen: Edith Ernesta (¿n. ó m.? el 25-III-1884). Vid. V. Richter, 100 års Dødsfald i Danmark (1791-1890), http://www.rosekamp.dk/V_Richter_All/Start.htm. Margarita Baric-Badillo (n. 1860; m. 24-XII-1925), hija de Jean André Victor A. Baric-Herail (n. 24-VI-1823, Bordeaux; m. 11-II-1878, Cd. de México) y de María Asunción Badillo (n. 15-VIII1825; m. 19-II-1862, París). Vid. Javier Eusebio Sanchiz Ruiz, http://www.geneanet.org/. En 1895, Otto señala que Margarita no puede continuar sola, pues teme que “esta desgraciada mujer se volverá loca por completo, o cometerá otras tonterías”. Más adelante, Otto refiere compadecerla, pues le dice a Isabel: “figúrate la infeliz separación de sus hijos en un asilo”. No sabemos más al respecto. COD: 3-IV-1895. Vid. Javier Eusebio Sanchiz Ruiz, http://www.geneanet.org/. Sabemos de Alma, pues en la carta que Otto menciona la desgraciada condición de Margarita Baric, viuda de Degetau, señala que irá a recoger a “Alma y Quico” para llevarlos a pasear. COD: 3-IV-1895. Además, tenemos noticia de Alma por otra fuente en 1904. El 30-VIII-1904 la encontramos llegando a Nueva York a bordo de la embarcación “Kaiser Wilhelm II”, proveniente de Inglaterra y con destino México. Para entonces, Alma señala ser soltera y tener diecinueve años, con lo que habría nacido alrededor de 1885. Vid. EI. Vid. Elaine Miller, “Str. Holsatia. Embarkation Hamburg. Arrived Port of New York 6-22-1868”, USGenWeb, http://files.usgwarchives.org/wi/shiplists/strholsa.txt, 16-IX-1999. Recordemos que los demás hermanos varones de Otto y Benjamin, eran en realidad medios hermanos, hijos del primer matrimonio de su padre, O.G.C. Degetau, con Maria Elisabeth Wood. MOGCD: 1870. Emilio Ketelsen (n. 1841), casado un Laura Müller (n. 21-II-1855), y con quien tuvo al menos tres hijos: Heinrich (n. 1875), Emilia (n. 1877), y Carl (n. 1881). Vid. EI. Guadalupe Santiago Quijada, Propiedad de la tierra en Ciudad Juárez, 1888 a 1935, p. 63. Jane-Dale Lloyd, El proceso de modernización capitalista en el noroeste de Chihuahua (1880-1910), p. 123. Santiago Quijada, Propiedad de la…, op. cit., p. 63. La apertura de Ketelsen & Degetau en dicho año, y luego de la Unión Mercantil de la Colonia Dublán, conllevó la ruina de los pequeños comerciantes de Casas Grandes, los cuales, “no podían competir ni con los precios ni con el surtido de mercancías que ofrecían estas dos empresas, pues tenían desde víveres y productos básicos hasta maquinaria y armas”. Ketelsen y Degetau eran además “socios de Terrazas en varias empresas textiles”. Lloyd, El proceso de…, op. cit., pp. 122 y 123. A partir de 1885 abrieron sus puertas varios establecimientos comerciales a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos. Ello se dio como consecuencia de la creación –por parte de Porfirio Díaz– de una zona libre de comercio, la cual favoreció a las poblaciones ubicadas dentro de una distancia de veinte kilómetros de la línea fronteriza. Así, en Ciudad Juárez figuró –entre otros establecimientos comerciales en manos de extranjeros– la firma Ketelsen y Degetau. Para ahondar en el tema, véase Oscar J. Martínez, Ciudad Juárez: El auge de una ciudad fronteriza a partir de 1848, 254 pp. Santiago Quijada, Propiedad de la…, op. cit., p. 62. Para un recuento detallado de las propiedades de Ketelsen & Degetau en Ciudad Juárez, consúltese de este último libro, las páginas 63 y 64. Benjamin Degetau presentó su exequátur el 24-IV-1874. Vid. Vallarta, “Agentes consulares en…”, op. cit., p. 12. Sabemos que B. Degetau seguía ejerciendo el cargo en los años de 1875 y 1878. Respectivamente, véase Arias, “Agentes consulares extranjeros”, op. cit., s. pp.; y Vallarta, “Agentes consulares en…”, op. cit., p. 12. Vid. Santiago Quijada, Propiedad de la…, op. cit., p. 59. La casa Ketelsen & Degetau se dedicó a la importación de armas y a efectuar inversiones agropecuarias. Sabemos que dicho establecimiento tuvo también participación en la importación de armas, inversiones agropecuarias, una industria textil y una enlatadora. Vid. Cuadro 2, “Em-

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presas mercantiles alemanas en el interior”, en: Mentz, “Empresas alemanas en …”, op. cit., p. 48. Asimismo, sabemos que Ketelsen y Degetau fueron dueños de una fábrica de hielo. Vid. “Comp.-S.A.”, El Mundo (México), II: 29-XI-1896, núm. 22, s.pp. Vid. EI. Después de disuelta la firma Ketelsen & Degetau, se renovará la negociación bajo el nuevo nombre de Ketelsen, Degetau y Sucesores; ahora, entre Carlos E. Ketelsen y Emilia Sukamp. Vid. Santiago Quijada, Propiedad de la…, op. cit., pp. 64-65. Vid. TNYT: 26-IV-1908. En el artículo se especifica que el nombre con el que Benjamin bautiza a su barco es “Hamburg”, el cual costó $2,500 dólares. Además, se especifica que B. Degetau es un comerciante retirado, el cual tuvo negocios en Chihuahua anteriormente. COD: 25-V-1890. B. Degetau contrajo matrimonio el 10-IV-1890 con Olga Wegener (n. 5-XI-1864, Eutin), hija de Wilhelm Adolph Wegener y Louise Lange. Hasta donde sabemos, los nueve hijos del matrimonio Degetau-Wegener nacieron en Alemania. Sin embargo, la descendencia de dos tendrían y tienen aún lazo con el país. Sabemos que Peter (n. 19-IV-1904), por ejemplo, vivió muchos años en el país, donde contrajo matrimonio el 12-VIII-1902 con María Pons Nicoux, de quien recibe el nombre el afamado “Mole Doña María”. Peter y Maria no tuvieron descendencia. Sin embargo, un hermano del primero si lo hizo: Otto Paul (n. 21-V-1893, Nienstedten; m. 2-VI-1961, Quito), quien contrajo matrimonio en 1933 con Sophie Dorothee von Forckenbeck (n. 2-IV-1904, Bad Homburg vor der Höhe; m. 30-III-1994, Quito). La descendencia del primer hijo del matrimonio Degetau-von Forckenbeck –Christian Georg Maximilian (n. 23-X-1936, Callao; m. 13-IV-2003, Quito), los Degetau-Hof, residen en Ecuador. En cambio, la del segundo –Martin Bernhard (n. 26-I-1940, Quito), los Degetau Duclaud– aún viven en México. Agradezco estos informes a Lidia y Adriana Degetau Duclaud.

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Fuentes Archivos AGEC AGENL AHA AHDM AHM AHMM

Archivo Archivo Archivo Archivo Archivo Archivo

General del Estado de Coahuila (Ramos Arizpe, Coahuila). General del Estado de Nuevo León (Monterrey). Histórico del Agua (Ciudad de México). Histórico de la Diócesis de Monterrey (Monterrey). Histórico de Monterrey. Histórico Municipal de Monclova (Monclova, Coahuila).

Manuscritos o documentos familiares Los más utilizados: CDJDZ. Colección de diarios de Jorge Degetau Zambrano, escritos entre el 2-VIII-1913 y el 1-IX-1913, el 20-V-1915 y el 24-VI-1915, y el 1-VIII-1924 y el 27-IX-1931. Ubicación física de las copias originales: CAOE. COD. Colección de 46 cartas escritas por Otto Degetau a su mujer, Isabel Zambrano, entre el 29-VI-1877 y el 5-IV-1895. Ubicación física de las copias originales: CAOE. MOGCD. Memorándum de los asuntos familiares de Otto Georg Christian Degetau y su segunda mujer, Manon Jarvis, escrito con base anual entre 1835 y 1871. Ubicación física de una copia del documento: CAOE. Libros familiares: Madero, Carlos B. Relación de la familia “Madero”, 100 pp. Kuegelgen, Karin von. A Window into my Past, 74 pp. Los Zambrano. Origen. Escudo de armas. Genealogía, 355 pp.

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Otros documentos en CAOE: - Carta de Isabel Degetau Zambrano a su hermana Ana, fechada el 22-XI1913. Documento original escrito en alemán. Traducido al inglés por Kurt Mumm y Karin von Kuegelgen. - Carta de Jorge Degetau Zambrano al Secretario de Relaciones Exteriores, fechada el 16-XII-1941.

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Anexo fotogrรกfico

Ejemplo de una carta de Otto a Isabel



Pablo Degetau Sada

MarĂ­a Zambrano de Bense

Gustavo Bense

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Empresarios alemanes en México. El caso de Otto Degetau (1842-1915)

Óscar y Carolina Westendarp

Fábrica de hielo de Monclova

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Ruinas del generador Buena Fe

Turbina de la Planta de Campanas

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Empresarios alemanes en MĂŠxico. El caso de Otto Degetau (1842-1915)

Partidor de la Francia

Planta de las Campanas

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Pablo Degetau Sada

Foto de las ruinas de La Buena Fe

FotografĂ­a de Isabel Zambrano y Otto Degetau

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Empresarios alemanes en MĂŠxico. El caso de Otto Degetau (1842-1915)

Rafaela Zambrano GonzĂĄlez

Olga von Plotho y Hermann Rabe

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Pablo Degetau Sada

Anita Bremer

Concepci贸n Sada

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Empresarios alemanes en México. El caso de Otto Degetau (1842-1915)

Pilar González Madero

Elena E. de Pérez

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Ana González de Hernández

María Degetau Zambrano y su hijo Franz

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Empresarios alemanes en México. El caso de Otto Degetau (1842-1915)

Emilio Madero González

Henriette Köster, esposa de Georg Degetau-Wood

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Gustavo Bense

Francisco Madero Hernรกndez y su hija Mercedes Madero Gonzรกlez

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Empresarios alemanes en MĂŠxico. El caso de Otto Degetau (1842-1915)

Ella Helene Burchard-Degetau y su esposo, Carl von Holck

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Nombramiento de O. Degetau como Viceconsul del Imperio Alemรกn

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Empresarios alemanes en M茅xico. El caso de Otto Degetau (1842-1915)

Tumba de la familia Degetau, en el pante贸n del Carmen, Monterrey

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Familiares y amigos de la familia Degetau Zambrano sin identificar

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Empresarios alemanes en MĂŠxico. El caso de Otto Degetau (1842-1915)

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Empresarios alemanes en MĂŠxico. El caso de Otto Degetau (1842-1915)

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Índice Onomástico A Alemania: 18, 25, 27, 29, 31, 32, 33, 34, 41, 45, 46, 47, 49, 50, 51, 53, 54, 55, 57, 58, 59, 68, 100, 101, 102, 103, 104, 105, 113, 118, 119, 120, 121, 126, 127, 130, 131, 132, 133, 135, 137, 140, 145 Altona: 9,11, 17, 23, 24, 25, 26, 28, 29, 31, 32 Álvares Correa, Emanuel: 23, 25, 31 América: 28, 27, 113 Asia: 28

B Bense, Gustavo: 47, 57 Bernecker, Walther L.: 28, 31, 34, 46, 53, 54, 57, 89, 113, 114, 122, 140 Blanco, Josefa: 77 Bremen: 31, 39, 57, 117, 146 Buena Fe, Fábrica de Tejidos: 10, 16, 57, 61, 62, 63, 64, 65, 66, 67, 68, 69,70, 71, 73, 74, 75, 76, 77, 78, 79, 81, 82, 83, 84, 85, 86, 87, 88, 89, 90, 91, 93, 94, 96, 97, 98, 99, 102, 105, 108, 113, 114, 117, 118, 151 Burchard – Degetau, Familia: 41, 54, 129, 130, 134 Burchard – Treviño, Familia: 129 Burchard / Clausen & Cía.: 42 Burchard Treviño, Olga Elena: 134 Burchard y Cía.: 40 Burchard, Benjamín: 39, 42, 53, 134 Burchard, Ella Helene: 130 Burchard, Paul: 57, 129, 130, 135

C Cámara de Comercio de Monterrey: 45, 56, 113, 131 Carranza, Venustiano: 106 Casasús, Joaquín D.: 79 Cepeda, A.: 65 Cepeda, Atenógenes: 64 Cerutti P, Mario: 47, 48, 55, 57, 77, 88, 92, 141

197

Chihuahua: 44, 89, 132, 136, 137, 142 Ciudad Juárez: 132, 136, 143, 144 Clausen – Zambrano, Familia: 54 Clausen & Cía.: 9, 39, 40, 42 Clausen Zambrano, Susana: 42, 54 Clausen, Ingward Martín: 40, 42, 53, 140 Coahuila: 11, 17, 58, 63, 66, 67, 68, 70, 72, 75, 76, 83, 84, 85, 86, 87, 88, 89, 90, 97, 98, 106, 117, 139, 141, 143, 144 Compañía de Luz Eléctrica de Monclova: 84, 85 Compañía Minera de Monclova: 80 Compañía Minera, Fundidora y Afinadora Monterrey, S.A.: 80, 84 Confederación del Norte de Alemania: 50 Confederación Germánica: 29, 31, 36 Correa, Bahnsen & Company: 23 Cosio, José L.: 83 Cram, Juan: 130, 134 Creel, Enrique C.: 79

D D.S. Warburg Wwe. & Söhne: 24, 89 De la Garza Cantú, Fernando: 65 De la Garza, Adolfo: 54, 68, 89, 90 De la Garza, Fortunato: 65 Dede, María Carolina: 26, 30, 33, 154 Degetau – Jarvis, Familia: 9, 25, 26, 33, 105, 120, 132 Degetau – Jarvis, Matrimonio: 26, 33, 132 Degetau – Mumm, Familia: 104, 120, 135 Degetau – Stenersen: 129, 131, 136 Degetau – Wegener: 129, 131, 137 Degetau – Wood, Matrimonio: 9, 25, 26, 32, 131, 160 Degetau & Dose: 9, 41, 42, 43, 44, 45, 54 Degetau & Garza: 10, 65, 68, 69, 70, 71, 72, 73, 74, 75, 82, 89, 90, 113 Degetau Zambrano, Ana: 104, 120, 197 Degetau Zambrano, Elena: 102, 104 Degetau Zambrano, Familia: 10, 38, 100, 102, 199 Degetau Zambrano, Jorge: 11, 18, 97, 117, 120, 121, 124, 139, 140


Empresarios alemanes en México. El caso de Otto Degetau (1842-1915)

Degetau Zambrano, Otto (Ottito): 14,101, 102 Degetau, Benjamín: 132, 136, 142 Degetau, Henry: 131 Degetau, O.G.C: 34, 36, 39, 40, 54, 131, 136 Degetau, Otto: 15, 16, 17, 18, 23, 27, 28, 29, 30, 33, 34, 39, 41, 42, 43, 50, 97, 101, 109, 112, 113, 128, 139, 197 Degetau, Peter Benjamín: 31, 32, 133 Dinamarca: 18, 29, 32, 34, 36, 40, 50, 53, 134 Dose – Clausen, Familia: 54 Dose, Ernest: 42, 51 Dresel, Rodolfo: 56 Durango: 44, 66

E Enríquez Terrazas, Eduardo: 75, 141 Estados Unidos de América: 24, 32, 33, 35, 43, 63, 91, 98, 121, 132, 136

F Fabrica de Hilados y Tejidos La Fama: 48, 51, 58 Fénix, El: 65, 88 Flores, Domingo: 77 Fuentes, Andrés: 84

G

Hernández, Antonio V.: 92 Hernández, Hermanos: 55, 56 Hesselbart: 39 Hobsbawm, Eric: 26, 27, 33, 35, 36, 89, 90, 118, 135, 142 Holck, Carl von: 52, 57, 59, 130, 135 Holstein: 23, 24, 26, 29, 31, 36, 40 50, 53 Huerta, Victoriano: 106, 107

I Intervención Francesa: 28

J Jarvis, Mary-Ann: 33 John Henry Schroeder Blackhouse de Londres: 131

K Keremitsis, Dawn: 71, 84, 88, 90,91, 93, 117, 142 Ketelsen & Degetau: 89, 132, 136, 137 Ketelsen, Emilio: 89, 132, 136 Kiel: 28, 34, 134, 146

L Lorraine Langstroth, Caroline: 120

García Valero, José Luis: 72, 74, 87, 88, 91, 141 Garza Treviño, Francisco: 79 Garza, Fernando: 73, 90 Goldschmitd, Compañía: 55 González – Treviño, Familia: 47 González Barrera, Mariano: 64, 65, 69, 70, 87, 99, 113 González Treviño, Jesús: 40, 47, 54, 58, 146 González, Pablo: 106 Guerra Austro – Prusiana: 50 Guerra Civil Norteamericana: 28 Guerra Civil Norteamericana: 43, 28, 35 Guerra, Nestor: 65

H Haderslev: 40, 63 Hamburgo: 24, 25, 31, 33, 35, 39, 51, 52, 53, 54, 57, 126, 130, 135

M Madero Hernández, Familia: 48 Madero, Evaristo: 79, 92 Madero, Familia: 80 Madero, Francisco I.: 57, 106, 120 Manon, Jarvis: 17, 25, 30, 32, 33, 139, 154 Martínez Gómez, Luisa: 128, 131 Matamoros: 40, 43, 44, 113, 129, 134 Mendirichaga, Rodrigo: 58, 79, 80, 92 Mendirichaga, Tomás: 58, 79, 143 Mentz, Brígida von: 41, 43, 45, 53, 54, 101, 118, 143, 144 Milmo, Patricio: 56 Monclova: 11, 51, 52, 63, 64, 65, 68, 71, 72, 77, 78, 80, 81, 82, 83, 84, 85, 87, 90, 92, 93, 94, 98, 102, 103, 114, 117, 118, 139, 146 Mumm, Charles John Alexander: 120

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Pablo Degetau Sada

N Napoleon III: 50 Nueva Orleans: 40, 63 Nueva York: 26, 31, 32, 33, 34, 54, 57, 117, 120, 131, 132, 136, 143

O Overman & Dede: 28

P Parras: 67, 119 Pérez de Gaitán, Santos: 63 Porfiriato: 15, 66, 67, 69 Primera Guerra Mundial: 53, 105, 118, 120, 135 Prusia: 29, 36, 50, 51, 53, 58, 59

R R.D. Warkurg & Co.: 68 Ramos Arizpe: 67 Reinhard, Ron: 126, 133 Rivero, Valentín: 48, 56, 58, 143 Rohrbeck, Arturo: 87, 97, 98, 99, 117, 118 Röhrhand Otto: 51, 89

St. Croix: 27, 33, 34 St. Thomás, Isla de: 32, 43, 35, 40, 54, 90, 113, 141 Stenersen, Ernestina: 131 Stephan & Westendarp: 55, 56

T Taylor, Samuel: 77 Tejada de González, Rafaela: 77 Texas: 43, 98, 141 Tlaxco: 108 Treviño Barragán, Ana: 129 Treviño, Jerónimo: 129, 134

V Villarreal, Juan J.: 48, 192, 119 Villarreal, Andrés: 65 Villarreal, Juan J.: 97 Von Holck - Burchard, Matrimonio: 130, 135

W Wedener, Adolph: 137 Wegener, Olga: 137 Westendarp – Degetau, Matrimonio: 120 Wood, María Elisabeth: 25, 32, 131, 136

S

Z

Sacro Imperio Romano Germánico: 29 Sada Muguerza, Concepción: 48 Sajonia: 129 Saltillo: 44, 55, 64, 67, 87, 90, 143 San Luis Potosí: 44, 89, 109, 110, 121 Santo Domingo: 27, 33 Schlesinge, H.: 24, 25, 32 Schlesinger & Degetau: 24 Schleswig: 11, 24, 29, 36, 40, 50, 53, 54, 89, 125, 126, 145 Schleswig – Holstein: 11, 24, 29, 36, 54, 89, 125, 126, 145 Segunda Guerra de los Ducados: 50

Zacatecas: 44 Zambrano González, Eduardo: 42, 112 Zambrano González, Familia: 47, 68, 89 Zambrano González, Isabel: 11, 14, 18, 42, 45, 46, 109, 110, 139, 197, Zambrano González, María: 57 Zambrano Guajardo, Gregorio: 48, 56, 58, 143 Zambrano Hermano y Compañía: 48 Zambrano Martínez, Elena: 42, 51 Zambrano Martínez, Familia: 47, 57 Zambrano, Familia: 47, 58 Zambrano, Luisa: 73, 90

199


Empresarios alemanes en México. El caso de Otto Degetau (1842-1915)

Empresarios alemanes en México. El caso de Otto Degetau (1842-1915) de Pablo Degetau Sada, se terminó de imprimir en el mes de septiembre de 2010 en los talleres de Diseño3 y/o León García Dávila, Valle de San Juan del Río No. 10, Col. Vista del Valle, Naucalpan, Estado de México. Se tiraron 1,000 ejemplares en papel cultural de 75 gms. Se utilizó tipografía ITC Souvenir 11 en 13 puntos. Supervisión de la edición: Óscar Flores. Diseño de portada e interiores: Diseño3 / León García Dávila, Yvette Bautista Olivares, Carmen Alegría Hernández.

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