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El largo camino hacia
Hidroeléctricas: la apariencia
La apariencia, hermosa, y por dentro es otra cosa.
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José Hugo Carmona
johugocar@gmail.com Maestro en ingeniería, con experiencia en mercados de energía, modelación de escenarios y prospectivas del sistema energético mexicano, evaluación de cadenas de valor del sector hidrocarburos y su transformación.
La energía hidroeléctrica representa una de las fuentes más importantes de energía renovable, contribuyendo con más de la mitad de capacidad instalada de energías renovables en todo el planeta. De acuerdo con el director general de IRENA Francesco la Camera, se estima que se requieren 850 GW más de energía hidroeléctrica en el año 2050 para que el mundo se mantenga en un camino seguro para el clima con respecto al Acuerdo de París, demostrando que la energía hidroeléctrica cuenta con una gran flexibilidad y resistencia única en comparación con otras fuentes de energía renovable, agregó. Sin embargo, sin menospreciar los grandes beneficios de la energía hidroeléctrica, se debe contar con una planeación e instrumentos normativos adecuados durante el desarrollo y operación de proyectos de generación hidroeléctrica, con el fin de obtener el máximo beneficio, de lo contrario podríamos encontrar que la energía hidroeléctrica puede no ser tan favorable como se percibe. Es decir, mucho se argumenta que la energía eléctrica proveniente de proyectos de generación hidroeléctrica es limpia y renovable, pero poco se habla sobre los impactos sociales y ambientales que se encuentran en la construcción de presas, así como en los efectos en la salud de la población aledaña. Países como China han reconocido que la generación hidroeléctrica cuenta con un impacto ambiental, especialmente en el cambio de la estabilidad de los ríos, haciendo la zona más vulnerable a desastres naturales, como el deslizamiento de la tierra, para lo cual se requieren obras para mitigar el impacto natural provocado por la presa, así como para revertir el daño ambiental y asegurar el acceso al agua potable, ya que la gran cantidad de sedimentos que arrastre el cauce pueden disminuir la calidad del agua. La retención de agua en los reservorios modifica el régimen hidrológico e hidráulico de las corrientes de agua, modificando el fluir de los ríos, la descomposición orgánica que se generan en los embalses puede promover la generación de gases de efecto invernadero debido a la producción de metano. Se estima que las presas producen el 1.3% de la producción de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, asimismo, la concentración de macronutrientes podría ocasionar la producción de fitoplancton, que reduce la concentración de oxígeno disuelto y la calidad del agua e incrementa la cantidad de biomasa, así como la generación de deslizamientos o sismicidad inducida debido a la presión del agua sobre el suelo lo que altera su estabilidad. Respecto a la diversidad biótica, las pre-
sas generan un cambio de hábitat en las especies nativas, sobre todo cuando el represamiento del río dificulta la libre circulación de especies migratorias causando el desequilibrio del hábitat. La disminución en la concentración de oxígeno disuelto causa la mortandad de peces y otras especies acuáticas, y las inundaciones por el llenado del reservorio, generan una pérdida de la flora, migración de aves, reptiles y mamíferos, que pierden su hábitat y espacios de alimentación. La transformación de los ecosistemas también tiene implicaciones sociales en las poblaciones aledañas a las presas, principalmente efectos sobre la salud, y la limitación del flujo de agua como prioridad para consumo humano. No en todas las presas se cuenta con lluvias durante todo el año, por esta razón es de suma importancia contar con un nivel adecuado del embalse, con el fin de asegurar que las poblaciones aledañas cuenten siempre con el suministro de agua como derecho humano. Otro factor que generalmente no se alcanza a observar en este tipo de proyectos, es la estimación de la población afectada, ya que no se toma en cuenta que los impactos de las represas se encuentran más allá del área directamente inundada por el embalse. Casi siempre se identifica la población que debe ser desplazada por el área de inundación, pero no a las personas que habitan el área de influencia, las cuales se encuentran en condiciones de vulnerabilidad debido a la operación de las hidroeléctricas o aquellas que se les ha quitado el derecho a la autogestión del agua y a cohabitar con las dinámicas naturales del río. A pesar de que en el mundo existen los mecanismos para llevar a cabo evaluaciones de impacto social y ambiental de este tipo de infraestructuras, aún existen presiones por actores que incluyen intereses económicos que limitan las condiciones asimétricas en las negociaciones y decisiones de los proyectos de energía hidroeléctrica, dejando sin participación y voz a aquellas personas o poblaciones que se encuentran en el área de influencia del proyecto durante su desarrollo y operación. Asimismo, las metodologías y prácticas para la estimación de los costos ambientales y sociales vinculados en este tipo de proyectos tienen grandes brechas que no permiten medir los impactos reales. En este sentido, es necesario generar las políticas públicas adecuadas que permitan que los impactos generados por la energía hidroeléctrica sean mínimos en cuestiones ambientales y sociales. No basta con ser renovable, todos los proyectos de generación de energías renovables deben estar alineados al desarrollo económico sostenible, con el fin de mejorar la calidad de vida de las comunidades, la reducción de gases de efecto invernadero y la conservación del medio ambiente.