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El potencial democrático de la energía solar

El potencial democrático de la energía solar en México

Carlos Emiliano Villaseñor Moreno

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carlos@oem.org.mx Graduado de la licenciatura de ciencia política en el ITAM y actualmente analista en temas sociales y de equidad de género en Latinoamérica en OEM.

México es un país con un profundo potencial en energía solar. Entre 2018 y 2020 la capacidad instalada en energía fotovoltaica pasó de 1,878 MW a 5,795 MW, un incremento del 218%, generados por las 63 centrales existentes en el país, las cuales son todas parte del sector privado. Sin embargo, esto corresponde únicamente a 6.7% de la capacidad instalada total y está lejos del potencial de 1,800 GW pronosticado por la Asociación Mexicana de la Energía Solar (ASOLMEX) para zonas con factores de planta mayores al 20%. Existen múltiples ventajas para la instalación de plantas fotovoltaicas en México. Una de ellas es que su índice estacional es cercano al 1, 1.33 para ser específicos, lo que significa que no existe una gran variación en el año respecto a la cantidad de energía que puede ser generada. Además no se trata de un recurso que se encuentre limitado a ciertas zonas del país, sino que tiene un amplio territorio de implementación, permitiendo establecer plantas cerca de los puntos de consumo lo cual evita costos de interconexión y pérdidas por transferencia de energía. Datos del Banco Mundial muestran que el 100% del territorio nacional tiene potencial práctico para la implementación de energía fotovoltaica, cuando no se toma en cuenta ningún tipo de limitación para el desarrollo y operación de este tipo de plantas. Cuando se consideran restricciones técnicas y físicas este porcentaje es de 68.7% y cuando se toma en cuenta restricciones “suaves” como regulaciones gubernamentales es de 51.4%. La energía solar tiene además una característica adicional de manera universal y es que de entre las energías renovables es la más comúnmente usada en proyectos de menor escala. Por ejemplo, en la construcción de edificios y hogares sustentables, para garantizar el acceso a la energía en comunidades de difícil acceso o marginalizadas con respecto de la red central, entre otros casos. El uso de la

En el caso mexicano, esta figura comunitaria de la gene“ ración de energía no está integrada dentro de la ley”

energía solar en estas instancias lleva a la descentralización de un sector donde, por mucho tiempo los altos costos de entrada al mercado debido a la necesidad del desarrollo de infraestructura, limitaciones geográficas y técnicas, etc. y la subsecuente existencia de economías a escala creó monopolios naturales.

Las energías renovables, la solar en específico, han permitido que al pensar en proyectos energéticos se pueda considerar aquellos que son diferentes a las grandes plantas diseñadas para proporcionar energía a millones de usuarios y permitir proyectos más personalizados, cercanía entre el punto de producción y consumo, una mayor consideración a contextos locales y una mayor participación del consumidor en la forma en que se produce y utiliza la energía. En su expresión más democrática conduce a la generación comunitaria de energía. Cuando hablamos de “energía comunitaria”, nos referimos a personas miembros de una comunidad que cooperan en cuestiones de energía. La energía comunitaria es un concepto amplio que puede referirse a proyectos colectivos de cambio a renovables, a inversiones colectivas en paneles solares, o también a la propiedad comunitaria de una empresa de comercialización de energía o incluso de una red de distribución. Algunas personas trabajan juntas de manera informal, mientras que otras constituyen personas jurídicas. En función de la actividad, la energía comunitaria puede adoptar distintas formas. En el caso mexicano, esta figura comunitaria de la generación de energía no está integrada dentro de la ley y los esfuerzos por realizar este tipo de proyectos se han originado principalmente desde las organizaciones de la sociedad civil como Iluméxico o Iniciativa Climática México. Sin embargo, frente al actual interés nacional en el tema energético podríamos encontrarnos en la línea de partida para incentivar proyectos de generación comunitaria desde el poder político.

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