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Especial No. 11
EnergĂa SEPTIEMBRE 2018
Nota por: Bernal Manzanilla y Carolina Quiroz
Semblanza Bernal Manzanilla Saavedra Ingeniero Geofísico, egresado de la UNAM con especialidad en exploración petrolera. Su trabajo de Tesis versó en la cuantificación de metano en yacimientos de hidratos de gas partiendo de imágenes sísmicas de yacimientos. Actualmente cursa sus estudios de Doctorado en Física con especialización en procesamiento y representación de datos Geofísicos en la Universidad de Alberta en Canadá. Su vida profesional en temas relacionados con el petróleo comenzó en el año 2007, en el Instituto de Química, donde trabajó como ayudante de investigador del Sistema Nacional de Investigadores, realizando investigación acerca de adsorción en medios porosos desordenados y fisicoquímica de adsorción y estado líquido; ambos temas tienen impacto directo en la comprensión y caracterización de las propiedades físicas y químicas de los yacimientos petroleros. Desde comienzos de 2010 y hasta finales del 2014, trabajó para la compañía de servicios de exploración petrolera WesternGeco, tanto en altamar como en oficinas dentro de un programa estructurado de entrenamiento. Durante los cerca de cinco años sirviendo en dicha compañía tuvo exposición directa en varias etapas del ciclo de vida de un proyecto de exploración sísmica petrolera y participó en las etapas de oferta, diseño, contratación y desarrollo de proyecto, así como construcción y arranque de sistemas de cómputo y hardware en barcos de exploración petrolera. Desarrolló actividades en el sureste de Asia, África y Europa. Desde el año 2014 y hasta el 2016 sirvió como profesor en la UNAM en la carrera de Geofísica en temas relacionados con exploración petrolera y procesamiento de datos sísmicos petroleros. Actualmente, para su doctorado, trabaja en temas de investigación relacionados con detección automática de patrones en datos sísmicos.
AGOSTO 2018 / ESPECIAL ACCESO ENERGÍA
Carolina Quiroz Juárez Ingeniera con amplia experiencia en la industria eléctrica, particularmente en temas de regulación de mercados eléctricos. Le fue otorgado el grado en ingeniería eléctrica electrónica por la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México. Fue becaria del Gobierno Alemán; durante su estancia de un año en Alemania trabajó en la obtención de financiamiento para el desarrollo de proyectos de energía renovable. A lo largo de su carrera profesional ha laborado tanto en la iniciativa privada como para el Gobierno Federal en México. Laboró en Unión Fenosa, en la gestión de contratos de compra venta de capacidad y energía eléctrica de centrales de ciclo combinado dentro del régimen de productores independientes. Se desempeñó como asesora local para la GIZ (Agencia Alemana de Cooperación Internacional) en el programa de eficiencia energética, y consecutivamente se incorporó a la Subsecretaría de Hidrocarburos de la Secretaría de Energía como parte del grupo de asesores del subsecretario en turno. Posteriormente ocupó distintas posiciones en la Comisión Reguladora de Energía (CRE), donde laboró por seis años en el desarrollo del marco regulatorio para proyectos de cogeneración, proyectos de generación de energía eléctrica, subastas de proyectos de energía renovable, mercado eléctrico minorista y atención de usuarios finales desde las atribuciones de la CRE. Durante su gestión en la CRE participó en diversos intercambios con reguladores de Estados Unidos para la restructuración de la industria eléctrica, derivado de la Reforma Energética Constitucional. Actualmente se encuentra cursando la maestría en ingeniería eléctrica y computación en la Universidad de Alberta, Canadá. Su tema de investigación corresponde al desarrollo de herramientas tecnológicas para la optimización de mercados eléctricos.
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Fracking desde el palco del consumidor final: ¿más beneficios que desventajas? La discusión sobre la utilización del método conocido como fractura hidráulica o fracking para la extracción de hidrocarburos no convencionales (que algunas organizaciones, instituciones y particulares señalan como una herramienta para el desarrollo económico nacional), es hoy más que nunca vigente debido a los cambios constitucionales que dieron origen a la reforma energética. Este artículo pretende aportar elementos para dar elementos de decisión y acercar el conocimiento sobre el tema al público sin conocimiento del tema. Para su elaboración partimos del análisis de literatura especializada, reportes científicos, opiniones de expertos en la materia, información sobre reservas energéticas y sobre los mercados de energía. Puesto que los recursos naturales, energéticos, alimenticios y materiales son necesarios para la supervivencia de la población mexicana, es de esperar que los ciudadanos consideren atractivo y hasta necesario discutir los retos del país, para garantizar la prosperidad. La energía es indispensable para el desarrollo del país y para mejorar la calidad de vida de todos los mexicanos. Ante los retos energéticos y de desarrollo de un país como México, el análisis de distintas propuestas de desarrollo, y de sus desventajas y ventajas es vital. Los países en vías de desarrollo como México dependen sensiblemente del acceso a fuentes de energía asequibles para poder proveer a sus habitantes de servicios como salud y educación. Ninguna solución en este aspecto es fácil ni evidente. En el comienzo de este siglo es de esperar que los interesados (ciudadanos, empresas e instituciones) busquen informarse, comparando los beneficios y las repercusiones negativas de distintas fuentes de producción de energía tal como el gas y aceite de lutitas mediante fracking.
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SEPTIEMBRE 2018 / ESPECIAL ACCESO ENERGÍA
Fracking desde el palco del consumidor final: ¿más beneficios que desventajas? Aunque procede de la misma fuente el petróleo en forma de aceite y gas difiere notablemente en sus propiedades energéticas, aplicación, tecnología de producción y sus efectos ambientales. Todo esto vuelve su utilización y sus efectos abismalmente diferentes. Puesto que fue el petróleo líquido y los yacimientos convencionales los primeros en ser descubiertos y utilizados, ya que son los que más fácilmente se extraen y representando más de la mitad de la producción energética a nivel mundial, se consumen mucho más rápido de lo que se genera en la naturaleza. Por esta causa los expertos consideran que el petróleo líquido o aceite está, agotándose a nivel mundial. El fracking ha sido visto por tanto por algunos como una alternativa para la sustitución de esta fuente de energía en declive. No obstante, los expertos en materia de agua, la salud y ecosistemas, han señalado efectos del fracturamiento o “fracking” sobre los ecosistemas, la salud, la disponibilidad de agua para consumo humano y para la agricultura, así como de su contribución a la emisión de gases de efecto invernadero. En México aún no contamos con suficiente información pública, generada y divulgada por fuentes oficiales o interesados, con conocimiento en la producción de petróleo mediante fracking [1]. Como un primer acercamiento a la regulación de estas actividades por parte del gobierno federal, destacamos la reciente publicación de los “Lineamientos en materia de seguridad industrial, seguridad operativa y protección al medio ambiente para realizar las actividades de exploración y extracción de hidrocarburos en yacimientos no convencionales en tierra” (los Lineamientos de la ASEA) por parte de la Agencia Nacional de Seguridad Industrial y de Protección al Medio Ambiente del Sector Hidrocarburos (ASEA) y los “Lineamientos para la protección y conservación de las aguas nacionales en actividades de exploración y extracción de hidrocarburos en yacimientos convencionales” (los Lineamientos de Conagua) por parte de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), publicados respectivamente en el Diario Oficial de la Federación el 16 de marzo y el 30 de agosto de 2017. México es un país que depende fundamentalmente de los combustibles para generar energía. En las sociedades modernas, excepto por algunos medios de transporte, casi toda actividad económica se realiza utilizando energía eléctrica. Sin embargo, muchas veces la energía no se consume justo al instante en que se genera y por tanto es necesario acumularla de alguna forma. Hasta el día de hoy, acumular energía eficientemente en forma de electricidad es demasiado costoso o a veces imposible en las cantidades en que se requiere. Para generar y almacenar energía en forma barata hasta el día de hoy, el ser humano (que domina desde hace miles de años el fuego) recurre a los combustibles. La fuente primordial de estos combustibles son las acumulaciones naturales de petróleo -hasta este momento. Para el propósito de este texto clasificaremos dichas acumulaciones entre convencionales y no convencionales. La diferencia entre las acumulaciones de hidrocarburos convencionales y no convencionales radica básicamente en que las convencionales se acumulan en tipos de roca ya bien estudiados y que han sido la fuente principal del recurso desde aproximadamente 1870. Por su estructura dichos yacimientos se dividen en tres partes fundamentales: Rocas generadoras o madre -a partir de las cuales se genera el petróleo, roca acumuladora o almacenadora y roca sello. Pese a su importancia, en la naturaleza las acumulaciones de petróleo son más la excepción que la regla debido a que el petróleo a largo plazo se degrada y se convierte en compuestos químicos de poco valor como carbón mineral y en gases como dióxido de carbono y metano fundamentalmente, que puede ser un sustituto del petróleo, aunque se requieran mayores cantidades -la capacidad calórica de un hidrocarburo está asociada al tamaño de la molécula. Por otra parte, los yacimientos de petróleo no convencionales (de entre los cuales nos enfocaremos al gas de lutitas en inglés “shale gas,” pronunciado “sheil gas”), se acumulan en rocas que, ya sea por su excesivo costo de explotación o limitaciones tecnológicas, no se consideraban como recursos energéticos de interés sino hasta las últimas dos o tres décadas. Dichos yacimientos, comparten características en mayor o menor medida con los convencionales. Sin embargo, sus diferencias a menudo impiden la utilización de la tecnología desarrollada para los convencionales para extraer petróleo de ellos.
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Fracking desde el palco del consumidor final: ¿más beneficios que desventajas? El petróleo en los yacimientos convencionales y la mayoría en los no convencionales como el gas de lutitas, (metano y otros hidrocarburos gaseosos) se formó hace muchos millones de años a partir de los restos de seres vivos microscópicos (bacterias, microalgas y plancton) en los fondos de mares antiguos. Las rocas que contienen dicho petróleo se forman cuando mezclas de arenas y lodos y fragmentos de otras rocas en los fondos de aquellos mares antiguos, se endurecen y solidifican (litifican) como el cemento. Estas rocas poseen cavidades o poros que se forman cuando el agua disuelve sus minerales o por el espacio ocupado por el agua residual y materia orgánica acumulada entre los granos de arenas y el lodo. En su conjunto estas rocas se conocen como sedimentarias de ambiente marino, y representan la fuente fundamental de petróleo y en muchos casos de agua subterránea potable. Este último punto es - o debería ser- el que nos obligue a vigilar y discutir la explotación del gas de lutitas por la técnica de fracturamiento, llamada “fracking.” A partir de lo descrito en el párrafo anterior establecemos la diferencia fundamental entre los yacimientos convencionales y el gas de lutitas: En los yacimientos convencionales, los fluidos (gas, petróleo y agua) pueden moverse de un poro a otro en suficiente cantidad como para poder ser económicamente viables. Como cualquier otro fluido, los hidrocarburos fluyen ante cambios de presión -de zonas de mayor a menor presión -tal y como al perforar un pozo en una capa de roca sepultada a miles de metros de profundidad bajo el suelo. No obstante, en los hidrocarburos no convencionales el gas y el aceite se encuentran atrapados en pequeñas concentraciones en poros microscópicos en rocas llamadas lutitas (formadas a partir de las arcillas, o barro a lo largo de millones de años de depósito y compactación), en las cuales los poros no están conectados entre sí o en las cuales el petróleo se adhiere a las pareces de cada poro, impidiendo el flujo, a menos que se emplee un método para crear fracturas que conecten los poros y disuelvan los fluidos adheridos a las paredes de cada poro.[2]. El método de fractura hidráulica consiste en la perforación de un pozo que cambia de dirección a medida que se aleja de la superficie -la boca,
para alinearse con la roca que contiene el petróleo (perforación direccional). Esto es así puesto que las capas de roca que contienen el gas de lutitas tienden a ser de unos cuantos metros a decenas de metros de espesor, y es necesario alinear el pozo para poder atravesar el mayor volumen de roca posible. Posteriormente, en este pozo se inyecta una mezcla de agua, arena de sílice y químicos a altísima presión con el fin de provocar fracturas diminutas en la roca y así finalmente conectar entre sí, los poros que contienen el gas dentro de la roca. Por su parte, los compuestos químicos -ácidos- disuelven aquellos minerales que tapan las conexiones entre poros. La arena que se inyecta mantiene temporalmente abiertas las fracturas en la roca y permitiendo así el flujo hacia la superficie del gas y aceite [3] y [4]. Llamamos al lector a meditar en este último punto, puesto que el mantener las fracturas abiertas y apuntaladas con arena implica un constante esfuerzo, ya que solo se mantiene la vía de flujo abierta por un tiempo (meses a un par de años). En efecto, mantener las fracturas abiertas implica resistir a la inmensa presión a que están sometidas las rocas que contienen el gas -las lutitas, dado el inmenso peso de los cientos de metros a kilómetros de roca que cubren los yacimientos. Una vez colapsadas las fracturas es necesarios repetir el procedimiento de fracturamiento. Sin embargo, la cantidad de gas extraído en posteriores etapas suele disminuir rápidamente. Por lo anterior, para producir la misma cantidad de gas que en un yacimiento convencional, es necesario perforar un numero mucho mayor de pozos en los yacimientos de gas de lutitas. Esta situación eleva el costo de producción considerablemente. Contrario a lo que se pueda pensar, en realidad éste no es un método nuevo - [3] y [4]. De manera experimental, el fracking se utilizó por primera vez en 1947 en Kansas, Estados Unidos, posteriormente, en 1949, Halliburton Oil Well Cementing Company obtuvo una patente que le permitió realizar las dos primeras explotaciones con este método en Oklahoma y Texas, con lo que se dio inicio a su explotación comercial. A partir de ahí, el método se ha ido perfeccionando y utilizado para la estimulación de la producción de reservorios y recuperación de hidrocarburos no convencionales en Estados Unidos, Canadá, en varios países europeos, y en Argentina, entre otros. 5
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Fracking desde el palco del consumidor final: ¿más beneficios que desventajas? Originalmente la ingeniería utilizada era simple y se utilizaba exclusivamente agua como fluido. Fue hasta 1953, cuando adicionalmente se desarrollaron distintos agentes solventes (sustancias químicas) que, como ya se mencionó, se inyectan en el subsuelo para extraer los hidrocarburos [4]. En este punto es importante mencionar que las formaciones rocosas que contienen a los hidrocarburos no convencionales presentan una gran diversidad en cuanto a composición química (fundamentalmente son microplacas de cuarzo con diversos iones de metales y moléculas de petróleo intercaladas). Algunas adsorben y se hinchan vigorosamente al contacto con el agua y otras de hecho la repelen. Por dicho motivo no existe una sola técnica de fractura hidráulica que pueda ser aplicada universalmente en todos los campos a explotar. Lo anterior, implica distintas tecnologías de fractura y la planeación de los proyectos de forma individual y caso por caso con lo cual se elevan los costos de producción y se reduce el margen de utilidad. La polémica en torno al fracking existe obviamente porque existen más de un solo punto de vista al respecto. El grupo de los promotores señala al fracking como un recurso relevante para incrementar la producción de gas en México. De acuerdo con lo que establecen la Agencia Internacional de Energía (EIA, por sus siglas en inglés) México importa más que lo que exporta de gas -importador neto. El fracking ha sido propuesto por sus promotores como una alternativa para sustituir buena parte del gas importado, desde el sur de Estados Unidos y a través de la frontera, e inclusive lograr ser un exportador neto de gas natural. Sin embargo, sugerimos al lector que se plantee las preguntas siguientes: ¿Es deseable producir más gas natural? ¿Si así fuese es verdad que incrementar la producción de gas implica automáticamente mejorar el nivel de vida de los mexicanos? Si los proyectos generaran recursos cuantiosos: ¿compensa el impacto social y ambiental? ¿Si así fuese como se puede garantizar que los ingresos mejoren el nivel de vida de la población? La respuesta a estas preguntas requiere un compromiso de todos los actores, incluyendo a los ciudadanos, corporaciones e instituciones para informarse sin depender de terceros. Desde el punto de vista químico la diferencia entre el petróleo líquido y el gas, es el tamaño de sus moléculas. La temperatura a la cual el petróleo se gasifica aumenta conforme aumenta la longitud de las cadenas de carbono en sus moléculas. El petróleo líquido, por el tamaño de sus moléculas, es atractivo como materia prima para la producción de bienes de consumo: hoy día se utiliza petróleo para fabricar plásticos, medicinas, fertilizantes, agentes químicos y en algunos casos hasta aditivos en comida y cosméticos. El gas natural, por otro lado, es utilizado fundamentalmente como combustible puesto que sus moléculas se componen de unos cuantos carbonos (de uno a cuatro en los alcanos) rodeados por átomos de hidrógeno. Sus moléculas son demasiado pequeñas para producir plásticos (los plásticos y otros compuestos tiene cadenas de miles a cientos de carbonos). En una cantidad muchísimo menor, el gas es utilizado como agente químico en la refinación de petróleo líquido y la producción de hidrógeno, que hoy día es un potencial elemento para generar energía eléctrica en celdas de combustible. Por la gran proporción de hidrógeno que posee en sus moléculas, respecto del carbono, produce la menor cantidad de dióxido de carbono (mayor causante del calentamiento global) y una gran cantidad de vapor de agua. Lo anterior ha dejado al gas como el combustible más socorrido para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, ciertas técnicas de refinación permiten generar combustibles líquidos a partir de gas (Gas-toLiquid o GTL por sus siglas en inglés). No obstante, en términos energéticos, romper moléculas grandes de petróleo líquido en otras más pequeñas gaseosas (ruptura termo-catalítica) requiere mucho menos energía que “pegar” moléculas pequeñas de gas para producir moléculas más grandes (síntesis). Por tanto, los hidrocarburos líquidos fabricados (sintéticos) implican consumir mucha energía para fabricarlos y tiene un costo elevado. Actualmente existen otras formas de generar energía térmica captando la radiación solar utilizable en distintas actividades humanas -calentar edificios, generar energía eléctrica, etcétera. A pesar de lo anterior, actualmente no existe un sustituto barato para los combustibles fósiles por su capacidad para generar energía por cada kilogramo de peso -este concepto se conoce como densidad energética. De entre todas las actividades que dependen de los combustibles, la aviación requiere de un máximo de energía a un mínimo de peso y es, por tanto, y hasta el momento, el único sector en el que dependemos completamente del petróleo para su manutención.
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Fracking desde el palco del consumidor final: ¿más beneficios que desventajas? Ahora bien, los beneficios que ofrece la explotación de los recursos de hidrocarburos no convencionales con los que cuenta nuestro país se ve contrastada por la información que ofrecen diversas organizaciones civiles, iniciativas de científicos y organizaciones dedicadas a la salud pública, defensores de derechos humanos, políticos comprometidos con la sociedad, así como expertos en el sector energía en distintos países, principalmente de Estados Unidos y Canadá dada la experiencia que han tenido con el desarrollo de esta actividad extractiva. Las organizaciones Concerned Health Professionals of NY y Physicians for Social Responsibility, publicaron en este 2018 la quinta edición de su recopilación de conclusiones científicas, médicas y periodísticas sobre los riesgos e impactos negativos asociados al desarrollo de actividades extractivas que utilizan el método de fractura hidráulica [5]. Las tendencias crecientes en Estados Unidos que enumeran son las siguientes: • Existe una mayor cantidad de evidencia sobre la ineficacia de la regulación de esta actividad extractiva para prevenir contaminación del agua, contaminación del aire con agentes cancerígenos y diversos químicos tóxicos, sismicidad y diversas repercusiones ambientales. Se ha detectado que los derrames en los pozos de extracción de metano y vapores tóxicos es más grave de lo que anteriormente se había concluido. • El manejo de aguas residuales que resultan del proceso de fractura hidráulica amenaza fuentes de agua potable para consumo humano. Las fuentes de contaminación que se han identificado son derrames, descarga de desechos del fracking en cuerpos de agua, migración subterránea de químicos incluyendo gas en fuentes de agua potable. • La contribución de la perforación y fractura del subsuelo a la contaminación del aire y creación de smog a niveles que impactan a la salud. • Problemas de salud pública asociados a la utilización de fractura hidráulica, como son partos difíciles, problemas respiratorios y reproductivos, riesgos de cáncer, entre otros. • Emisiones de metano asociadas a la infraestructura utilizada en la perforación y fractura de yacimientos que son inherentes al diseño y operación de la maquinaria que se utiliza, motivo por el cual, no es posible mitigarlas. • La perforación y fractura del subsuelo pueden arrastrar a la superficie materiales radioactivos como potasio, radio, torio y uranio -contenidos de forma natural en las lutitas. • En muchos casos se ha identificado una fuerte correlación entre el fracking y la ocurrencia de temblores de distintas magnitudes, causando daños a poblaciones cercanas. • La fractura de la roca requiere además la identificación de reservorios de agua potable subterránea que pueden ser contaminados al fracturar la roca y producirse comunicación con las rocas que contienen el gas y los fluidos de producción. Por su parte, la organización no gubernamental Food & Water Watch ha trabajado también en la investigación y elaboración de informes sobre los riesgos que el fracking representa para la población [6]. Algo que es de llamar la atención es que de acuerdo con la evidencia documental con la que cuentan, todas las organizaciones mencionadas, concluyen que la prohibición de la producción de gas por fracking es la única solución dado que se trata de una tecnología cuyos impactos negativos y los potenciales peligros superan lo que es previsible o controlable, con lo que, aun existiendo voluntad política para regular la actividad, los efectos de la actividad son tan graves que no hay forma de llevarla a cabo de manera segura. Por su parte, el informe preparado por la United States Environmental Protection Agency (EPA, por sus siglas en inglés) [7], señala los impactos de la actividad en cada una de las etapas de lo que denominan ciclo del agua de la fractura hidráulica, la cual tiene cinco etapas: adquisición, mezcla de químicos, inyección en el pozo, manejo de agua de retorno y manejo de agua residual y reúso. De los impactos que la EPA identifica destacan las grandes cantidades de agua que son necesarias para explotar los hidrocarburos no convencionales y la utilización de químicos que se pueden convertir en un problema de salud pública.
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Fracking desde el palco del consumidor final: ¿más beneficios que desventajas? Los fluidos que se inyectan en los pozos para provocar fracturas en el medio rocoso están compuestos principalmente de agua, entre 90-97%. Las cantidades de agua utilizadas varían principalmente por el tipo de pozo, el diseño de la fractura, y el tipo de fluido utilizado para la fractura [7], sin embargo, la EPA registra la media de volúmenes de agua en 5.7 millones de litros por pozo entre enero de 2011 y febrero de 2013 (FracFocus y [8]). Estos volúmenes variaron entre 280,000 y 23 millones de litros por pozo durante ese mismo periodo. Con respecto al 10-3% restante que componen los fluidos, se trata de una larga lista de posibles químicos, donde uno de las más utilizados es el metanol. De acuerdo con los reportes, las empresas tienden a mantener secrecía sobre muchos de los químicos que utilizan amparándose en la propiedad industrial, con lo que aun cuando se no se hubieran identificado compuestos peligrosos para la salud humana y subsistencia de los ecosistemas, potencialmente puede haber efectos no comprendidos aún. En el caso de México es importante destacar, además, que la zona donde existe mayor interés comercial para la explotación está ubicada desde la Sierra Norte de Puebla, abarcando partes importantes de la Huasteca Veracruzana, Potosina y hasta Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila -unas de las zonas más biodiversas, ricas y sensibles en términos de ecosistemas en nuestro país. Dicho esto, las operaciones de maquinaria pesada suponen la preparación de terrenos mediante la tala de toda vegetación, con lo cual los proyectos extractivos ocuparían gran parte del territorio nacional. En México se ha trabajado, desde la sociedad civil y organizaciones no gubernamentales ([1], [9]) en la identificación de los avances en el desarrollo de esta industria extractiva, sus posibles impactos y en el análisis de su marco legal y regulatorio. El anuario 2017 presentado por Fundar [10] hace un análisis exhaustivo del marco regulatorio compuesto por los Lineamientos de la ASEA y los Lineamientos de la Conagua, donde identifica que el control que ambos ordenamientos ejercen sobre la utilización del método de fractura hidráulica para la explotación del gas de lutitas en realidad se limita a la posibilidad de pedir a las empresas reguladas la información que sustente el cumplimiento de éstos.
Conclusiones: La información encontrada respecto de los posibles beneficios y posibles impactos negativos que esta actividad puede traer para México es abundante considerando que en otros países se ha utilizado extensamente para extraer hidrocarburos no convencionales. A la luz de la evidencia que se presenta a través de diversas organizaciones gubernamentales y no gubernamentales en Estados Unidos, principalmente, y del análisis sobre la importancia de explotar estos hidrocarburos en términos de seguridad energética para México, parece que los beneficios no son netos. Los costos implícitos en términos de salud pública, daño ambiental, contaminación de recursos hidráulicos no se han cuantificado, con lo cual, parece ser que los reguladores tienen mucho trabajo por delante, ya que se ha demostrado que la complejidad de la fractura hidráulica para extraer hidrocarburos es multivariable y puede tener implicaciones que al día de hoy no se han cuantificado, y que en un momento dado, las empresas dedicadas al fracking no podrían enfrentar para resarcir los daños provocados.
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Fracking desde el palco del consumidor final: ¿más beneficios que desventajas?
Referencias: [1] https://www.nofrackingmexico.org/fracking-en-mexico/ [2] Robles, B. (2004). Impacto social y ambiental del fracking. [3] Kansas geological survey: http://www.kgs.ku.edu/Publications/PIC/pic32.html [4] Gandossi, L. (2013). An overview of hydraulic fracturing and other formation stimulation technologies for shale gas production. Eur. Commisison Jt. Res. Cent. Tech. Reports, 26347. [5] Bushkin-Bedient, S., Dyrszka, L., Gorby, Y., Menapace, M., Nolan, K., Orenstein, C., ... & Steingraber, S. (2018). Compendium of Scientific, Medical, and Media Findings Demonstrating Risks and Harms of Fracking (Unconventional Gas and Oil Extraction). Concerned Health Professionals of New York. [6] Food & Water Watch. (2015). Por qué es urgente prohibir el fracking. https://www.foodandwaterwatch.org/.../ spanish_urgent_case_ban_fracking_ report_feb_2015.pdf [7]US Environmental Protection Agency. (2016). Hydraulic Fracturing for Oil and Gas: Impacts from the Hydraulic Fracturing Water Cycle on Drinking Water Resources in the United States. [8] http://fracfocus.org/ [9] http://www.cartocritica.org.mx/ [10] Fundar, Centro de Análisis e Investigación A. C. (2018). Las actividades extractivas en México: minería e hidrocarburos hacia el fin del sexenio. Anuario 2017.
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