Subsidio del DOMUND 2017

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Octubre es para nosotros la oportunidad que el Señor nos regala para renovar y reavivar nuestro compromiso misionero. La misión no es un agregado a lo que somos como Iglesia, ella es, la razón de ser Iglesia. La invitación que hacemos desde las OMP, a toda la Iglesia que peregrina en Venezuela, es aprovechar al máximo este tiempo de gracia para convertirnos, renovarnos y ser así, Iglesia de Jesucristo, en salida misionera. La misión es aquí, pero también más allá de las fronteras; es entre nosotros, en nuestros pueblos y comunidades y en medio de tantos hombres y mujeres que aún no conocen a Cristo, que no han tenido la oportunidad de encontrarse con Aquel que da sentido a toda nuestra existencia. No podemos privar al mundo de esta gran riqueza, que no es de nuestra propiedad, sino que, nos ha sido dada, para testimoniarla y anunciarla: somos sal y luz del mundo. La gran tarea misionera que hace germinar la vida, ¡Necesita de ti!… ¡quiere contar contigo! Sólo un creyente o una comunidad cristiana, cuando es misionera y se renueva, se vitaliza, es fiel a Cristo Jesús. Por eso el Papa Francisco nos insiste en la Evangelii Gaudium 273: “La misión en el corazón del pueblo no es una parte de mi vida, o un adorno que me puedo quitar; no es un apéndice, un momento más de la existencia. Es algo que yo no puedo arrancar de mi ser si no quiero destruirme… Hay que reconocerse a sí mismo como marcado a fuego por esa misión de iluminar, bendecir, vivificar, levantar, sanar, liberar”. Es hora de ponernos todos, manos a la obra. ¡Que este mes de octubre nos ayude a tomar conciencia de nuestro ser misionero! No basta hacer actividades que podríamos llamar misioneras, si todo nuestro ser no vibra por la misión, si no sentimos amor y pasión por ella: “Porque anunciar el Evangelio no es para mí un motivo de gloria: es una obligación que tengo, ¡y pobre de mí si no anunciara el Evangelio” (1 Cor. 9, 16-17).

P. Endeer Gerardo Zapata 1


Queridos hermanos y hermanas: Este año la Jornada Mundial de las Misiones nos vuelve a convocar entorno a la persona de Jesús, «el primero y el más grande evangelizador» (Pablo VI, Exhort. ap. Evangelii nuntiandi, 7), que nos llama continuamente a anunciar el Evangelio del amor de Dios Padre con la fuerza del Espíritu Santo. Esta Jornada nos invita a reflexionar de nuevo sobre la misión en el corazón de la fe cristiana. De hecho, la Iglesia es misionera por naturaleza; si no lo fuera, no sería la Iglesia de Cristo, sino que sería sólo una asociación entre muchas otras, que terminaría rápidamente agotando su propósito y desapareciendo. Por ello, se nos invita a hacernos algunas preguntas que tocan nuestra identidad cristiana y nuestras responsabilidades como creyentes, en un mundo confundido por tantas ilusiones, herido por grandes frustraciones y desgarrado por numerosas guerras fratricidas, que afectan de forma injusta sobre todo a los inocentes. ¿Cuál es el fundamento de la misión? ¿Cuál es el corazón de la misión? ¿Cuáles son las actitudes vitales de la misión? La misión y el poder transformador del Evangelio de Cristo, Camino, Verdad y Vida 1. La misión de la Iglesia, destinada a todas las personas de buena voluntad, está fundada sobre la fuerza transformadora del Evangelio. El Evangelio es la Buena Nueva que trae consigo una alegría contagiosa, porque contiene y ofrece una vida nueva: la de Cristo resucitado, el cual, comunicando su Espíritu dador de vida, se convierte en Camino, Verdad y Vida por nosotros (cf. Jn 14,6). Es Camino que nos invita a seguirlo con confianza y valor. Al seguir a Jesús como nuestro Camino, experimentamos 2


la Verdad y recibimos su Vida, que es la plena comunión con Dios Padre en la fuerza del Espíritu Santo, que nos libera de toda forma de egoísmo y es fuente de creatividad en el amor. 2. Dios Padre desea esta transformación existencial de sus hijos e hijas; transformación que se expresa como culto en espíritu y en verdad (cf. Jn 4,23-24), en una vida animada por el Espíritu Santo en la imitación del Hijo Jesús, para gloria de Dios Padre. «La gloria de Dios es el hombre viviente» (Ireneo, Adversus haereses IV, 20,7). De este modo, el anuncio del Evangelio se convierte en palabra viva y eficaz que realiza lo que proclama (cf. Is 55,10-11), es decir Jesucristo, el cual continuamente se hace carne en cada situación humana (cf. Jn 1,14). La misión y el kairos de Cristo 3. La misión de la Iglesia no es la propagación de una ideología religiosa, ni tampoco la propuesta de una ética sublime. Muchos movimientos del mundo saben proponer grandes ideales o expresiones éticas sublimes. A través de la misión de la Iglesia, Jesucristo sigue evangelizando y actuando; por eso, ella representa el kairos, el tiempo propicio de la salvación en la historia. A través del anuncio del Evangelio, Jesús se convierte de nuevo en contemporáneo nuestro, de modo que quienes lo acogen con fe y amor experimentan la fuerza transformadora de su Espíritu de Resucitado que fecunda lo humano y la creación, como la lluvia lo hace con la tierra. «Su resurrección no es algo del pasado; entraña una fuerza de vida que ha penetrado el mundo. Donde parece que todo ha muerto, por todas partes vuelven a aparecer los brotes de la resurrección. Es una fuerza imparable» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 276). 4. Recordemos siempre que «no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva» (Benedicto XVI, Carta enc. Deus caritas est, 1). El Evangelio es una persona, que continuamente se ofrece y continuamente invita a los que la 3


reciben con fe humilde y laboriosa a compartir su vida mediante la participación efectiva en su misterio pascual de muerte y resurrección. El Evangelio se convierte así, por medio del Bautismo, en fuente de vida nueva, libre del dominio del pecado, iluminada y transformada por el Espíritu Santo; por medio de la Confirmación, se hace unción fortalecedora que, gracias al mismo Espíritu, indica caminos y estrategias nuevas de testimonio y de proximidad; y por medio de la Eucaristía se convierte en el alimento del hombre nuevo, «medicina de inmortalidad» (Ignacio de Antioquía, Epístola ad Ephesios, 20,2). 5. El mundo necesita el Evangelio de Jesucristo como algo esencial. Él, a través de la Iglesia, continúa su misión de Buen Samaritano, curando las heridas sangrantes de la humanidad, y de Buen Pastor, buscando sin descanso a quienes se han perdido por caminos tortuosos y sin una meta. Gracias a Dios no faltan experiencias significativas que dan testimonio de la fuerza transformadora del Evangelio. Pienso en el gesto de aquel estudiante Dinka que, a costa de su propia vida, protegió a un estudiante de la tribu Nuer que iba a ser asesinado. Pienso en aquella celebración eucarística en Kitgum, en el norte de Uganda, por aquel entonces, ensangrentada por la ferocidad de un grupo de rebeldes, cuando un misionero hizo repetir al pueblo las palabras de Jesús en la cruz: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?», como expresión del grito desesperado de los hermanos y hermanas del Señor crucificado. Esa celebración fue para la gente una fuente de gran consuelo y valor. Y podemos pensar en muchos, numerosísimos testimonios de cómo el Evangelio ayuda a superar la cerrazón, los conflictos, el racismo, el tribalismo, promoviendo en todas partes y entre todos la reconciliación, la fraternidad y el saber compartir.

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La misión inspira una espiritualidad de éxodo continuo, peregrinación y exilio 6. La misión de la Iglesia está animada por una espiritualidad de éxodo continuo. Se trata de «salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 20). La misión de la Iglesia estimula una actitud de continua peregrinación a través de los diversos desiertos de la vida, a través de las diferentes experiencias de hambre y sed, de verdad y de justicia. La misión de la Iglesia propone una experiencia de continuo exilio, para hacer sentir al hombre, sediento de infinito, su condición de exiliado en camino hacia la patria final, entre el «ya» y el «todavía no» del Reino de los Cielos. 7. La misión dice a la Iglesia que ella no es un fin en sí misma, sino que es un humilde instrumento y mediación del Reino. Una Iglesia autorreferencial, que se complace en éxitos terrenos, no es la Iglesia de Cristo, no es su cuerpo crucificado y glorioso. Es por eso que debemos preferir «una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades» (ibíd., 49). Los jóvenes, esperanza de la misión 8. Los jóvenes son la esperanza de la misión. La persona de Jesús y la Buena Nueva proclamada por él siguen fascinando a muchos jóvenes. Ellos buscan caminos en los que poner en práctica el valor y los impulsos del corazón al servicio de la humanidad. «Son muchos los jóvenes que se solidarizan ante los males del mundo y se embarcan en diversas formas de militancia y voluntariado [...]. ¡Qué bueno es que los jóvenes sean “callejeros de la fe”, felices de llevar a Jesucristo a cada esquina, a cada plaza, a cada rincón de la tierra!» (ibíd., 106). La próxima Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que tendrá lugar en el año 2018 sobre el tema «los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional», se presenta como una oportunidad 5


providencial para involucrar a los jóvenes en la responsabilidad misionera, que necesita de su rica imaginación y creatividad. El servicio de las Obras Misionales Pontificias 9. Las Obras Misionales Pontificias son un instrumento precioso para suscitar en cada comunidad cristiana el deseo de salir de sus propias fronteras y sus seguridades, y remar mar adentro para anunciar el Evangelio a todos. A través de una profunda espiritualidad misionera, que hay que vivir a diario, de un compromiso constante de formación y animación misionera, muchachos, jóvenes, adultos, familias, sacerdotes, religiosos y obispos se involucran para que crezca en cada uno un corazón misionero. La Jornada Mundial de las Misiones, promovida por la Obra de la Propagación de la Fe, es una ocasión favorable para que el corazón misionero de las comunidades cristianas participe, a través de la oración, del testimonio de vida y de la comunión de bienes, en la respuesta a las graves y vastas necesidades de la evangelización. Hacer misión con María, Madre de la evangelización 10. Queridos hermanos y hermanas, hagamos misión inspirándonos en María, Madre de la evangelización. Ella, movida por el Espíritu, recibió la Palabra de vida en lo más profundo de su fe humilde. Que la Virgen nos ayude a decir nuestro «sí» en la urgencia de hacer resonar la Buena Nueva de Jesús en nuestro tiempo; que nos obtenga un nuevo celo de resucitados para llevar a todos el Evangelio de la vida que vence a la muerte; que interceda por nosotros para que podamos adquirir la santa audacia de buscar nuevos caminos para que llegue a todos el don de la salvación.

Vaticano, 4 de junio de 2017 - Solemnidad de Pentecostés

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I semana: La alegría misteriosa del Resucitado (cf. Texto Base CAM 5, # 91-106) …"dos discípulos se dirigían a un pueblecito llamado Emaús, que está a unos treinta kilómetros de Jerusalén, iban conversando sobre todo lo que había ocurrido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se les acercó y se puso a caminar con ellos, pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran. Jesús les dijo: « ¿De qué van discutiendo por el camino?» Se detuvieron, y parecían muy desanimados. Uno de ellos, llamado Cleofás, le contestó: « ¿Cómo? ¿Eres tú el único peregrino en Jerusalén que no está enterado de lo que ha pasado aquí estos días?» « ¿Qué pasó?», preguntó Jesús. Le contestaron: « ¡Todo el asunto de Jesús Nazareno!»... "En realidad, algunas mujeres de nuestro grupo nos han inquietado, pues fueron muy de mañana al sepulcro y, al no hallar su cuerpo, volvieron hablando de una aparición de ángeles que decían que estaba vivo." (Lc. 24, 13-19; 23) La alegría del cristiano se fundamenta en el asombro ante la grandeza de Dios, de su amor. La salvación que dio a la humanidad no puede sino conducir al creyente a una alegría que ni siquiera las cruces de la vida pueden afectar, porque aún en la prueba existe la certeza de que Dios está con nosotros" (Papa Francisco). La polaridad entre la alegría y la angustia, entre la esperanza y la tristeza de la gente "lesionada en sus derechos" (EG 191), es también una fuente de energía. La alegría de los discípulos misioneros tiene su motivación más profunda en el encuentro con el Resucitado. Por lo tanto, el primer saludo del Señor resucitado a las mujeres que fueron a la tumba fue: “Alégrate" (cf. Mt 28,9). Además, los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor (Jn. 20,20). Los discípulos de Emaús sintieron arder nuestro corazón “cuando nos hablaba en el camino” (Lc. 24,32). El mensaje: "Jesús vive" es la centralidad el anuncio del Evangelio (Lc. 24,23); la Buena Noticia siempre presente, ayer y hoy. La vida y la presencia de Jesús resucitado en medio de nosotros es una proclamación de la victoria sobre el mal, el pecado y la muerte, lo que genera una alegría profunda y auténtica.

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Permitir el encuentro entre el Cristo Resucitado y el ser humano en el camino de la vida debe ser el objetivo de toda la Evangelización y la misión de la Iglesia. Para que en Él la gente tenga vida. En el camino de Emaús (Lc. 24,13-18), Jesús entrega a los dos discípulos un mensaje capaz de hacer arder el corazón y reencontrar la esperanza, capaz de redescubrir motivos de alegría y de retomar las fuerzas para un gozoso anuncio. Modelo Misionero Evangelizador de Emaús: Modelo de evangelización y un estilo de comunicación de la fe capaz de ayudar la reflexión y la acción misionera en el mundo de hoy a través de los siguientes pasos:  Compañía antes del anuncio.  Escuchar antes de hablar.  Preguntar antes de presentar la propia visión de las cosas.  Libertad como condición para cualquier elección de comunión o misión. Como en Emaús, estamos llamados a ser portadores de buenas noticias que provoquen alegría (cf. Lc 1,44) compartiendo los dolores y las angustias, las alegrías y las esperanzas (GS 1) La alegría cristiana consiste en la comunicación del misterio del amor trinitario: “El ser amados por Dios nos llena de alegría (DA 117). “Cuando crece la conciencia de pertenencia a Cristo, en razón de la gratitud y alegría que produce, crece también el ímpetu de comunicar a todos el don de ese encuentro” (DA 145). Tenemos acceso al misterio de Dios en sí (Trinidad inmanente) por la revelación (trinidad económica), es decir por su manifestación en la historia de la salvación. Dios vive como amor. En la escena del camino de Emaús, Lucas nos presenta en primer lugar la lógica de la encarnación y del hacerse prójimo: no esperar al otro sino ir por su camino. Acercarse gradualmente y con discreción. El arte del comunicar es arte de hacerse compañeros en el camino. En esos primeros momentos del encuentro la presencia de Jesús, el viviente, en el camino de la vida de toda persona es una presencia desapercibida, pues los ojos están tan atrapados por otras realidades que, como los discípulos de Emaús, no pueden reconocerlo. Pero su presencia no es menos real por ser desapercibida, sino todo lo contrario. Es una presencia discreta, misteriosa, que consuela, que interpela, que invita a la comunicación, al recuerdo, a hacer memoria. Es presencia que suscita admiración y sorpresa, que valora la compañía del otro aunque sea un desconocido. Es presencia que invita a compartir, a no seguir solos por la vida. 8


El camino “hacia Emaús” anuncia la gran verdad de que Jesús, el Viviente, sin saber exactamente cómo, se ha acercado y es el compañero de aquellos discípulos y de todos los dolientes de la historia. Por esta presencia del Resucitado, incluso desapercibida, el corazón humano empieza a ponerse en ascuas y a palpitar a ritmo emocionado. El Resucitado no se desentiende de este mundo, sino que se hace caminante solidario y encontradizo, para entablar diálogo con sus hermanos y reconducirlos a vida y a la alegría. Jesús se interesa por ellos y por lo que les pasa. Nuestra Iglesia venezolana, está llamada, como Jesús y con Jesús, a crear una nueva cultura de verdadero encuentro y de diálogo auténtico entre todos los sujetos, etnias y pueblos. La Iglesia ha de ser mediadora de este encuentro y debe fomentar el conceder la palabra a los otros para escucharse mutuamente. En esa mediación toda la comunidad cristiana, como Cristo Resucitado, debe salir a las “periferias geográficas y existenciales” –como dice el papa Francisco-, para ir en busca de los alejados, de los diferentes y, sobre todo, de los excluidos y descartados en el ámbito eclesial, social y político. La comunidad cristiana está llamada a profundizar todos los acontecimientos de la vida para descubrir en ella el misterio de un Dios, que desde Moisés hasta todos los profetas, se ha revelado como un Dios que trae la salvación. Mientras Jesús explicaba todo esto el corazón de los discípulos estaba en ascuas de alegría, tal como ellos explicaron después. Es la palabra de Jesús, palabra viva que comunica la gran alegría de la salvación. Toda la acción evangelizadora y misionera de la Iglesia debe apuntar a la presentación explícita del misterio de Jesucristo, pues de él hablan todas las Escrituras. Los evangelios relatan el camino de Jesús que nos invita a la entrega de la vida a favor de la vida de los demás. Y entre sus mensajes de alegría destaca, al principio de su ministerio público, el anuncio de las Bienaventuranzas, auténtica síntesis antológica de la alegría del Evangelio.

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Recuerda…. Primera Semana: La Oraciónn Misionera. Santa Teresita de Lisieux Esta primera semana siguiendo el ejemplo de Santa Teresita de Lisieux, patrona universal de las Misiones. Nos dedicamos con mayor ahínco a la Oración Misionera, es decir abrir nuestro corazón al tamaño del Mundo y a las necesidades de las Misiones, acompañar con un corazón orante la vida de los Misioneros y las Misioneras, para que el “cansancio no les venza” y sean el testimonio vivo y alegre de la presencia del Padre en medio de los Pueblos.

II semana. La alegría paradójica las Bienaventuranzas (cf. Texto Base CAM 5, # 107-116) …Jesús les dijo: « ¿De qué van discutiendo por el camino?» Se detuvieron, y parecían muy desanimados…"Entonces él les dijo: «¡Qué poco entienden ustedes, y qué lentos son sus corazones para creer todo lo que anunciaron" ¿No tenía que ser así y que el Mesías padeciera para entrar en su gloria?»…" (Lc. 2, 17, 25-26) Las Bienaventuranzas son un mensaje de felicidad con un código moral que invita a una determinada actitud. La felicidad anunciada en las Bienaventuranzas radica no en la virtud sino en Dios y sus dones, fruto de su gratuidad. En las bienaventuranzas, Jesús proclama la dicha del Reino de Dios como una propuesta de alegría, de alcance universal, que presenta a los pobres de la tierra y a los que se hacen pobres por amor a Dios y al prójimo, como los primeros destinatarios de la dicha propia del Reino. Todas las bienaventuranzas empiezan con la palabra maka/rioi (bienaventurados, felices, dichosos), que expresa la singular alegría religiosa que viene al hombre por la participación en la Salvación que trae consigo el Reinado de Dios.

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Las bienaventuranzas contienen paradojas sagradas, especialmente en las primeras de Mateo en el sermón de la montaña y sus paralelos lucanos: en ellos se siguen afirmaciones fundamentales que revelan a los seres humanos en estados de severa dificultad, pobreza, aflicción, desamparo, hambre, sed, como destinatarios del Reino de Dios y de los bienes de consuelo, alegría y superación de las necesidades. También el favor de Dios tiene como destinatarios a todos aquellos que actúan ayudando con misericordia a favor de los necesitados, con limpieza de corazón, generando la paz en el mundo hasta asumir incluso la persecución por su fidelidad a la justicia de Dios. La palabra “dichosos” como traducción de maka/rioi, parece más ajustada porque expresa una profunda alegría interior en la persona, que no depende de las circunstancias externas a la persona, y esa alegría no la puede quitar nada ni nadie, porque tiene su origen en Dios y su Reino. Se puede vivir hasta en situaciones adversas o de sufrimiento y el motivo de la alegría es siempre, explícita o implícitamente, Dios. La razón de la dicha no es la situación en que se encuentran los destinatarios de cada bienaventuranza sino el giro que van a experimentar tanto su situación personal como esas condiciones sociales. La fuerza de las bienaventuranzas radica además en el hecho de que Dios hace llegar su Reino en el tiempo presente para los que ahora son pobres. La primera bienaventuranza en labios de Jesús debió estar formulada en una forma simple: “Dichosos los pobres porque de ellos es el Reino de Dios”. Mateo radicaliza además el mensaje de la bienaventuranza de los pobres haciéndola extensiva a los discípulos, a los que libremente entran en esa situación de pobreza a causa del Reino, por solidaridad con los que se encuentran en ella forzosamente o por su fidelidad a Dios… “dichosos los pobres a conciencia”, o su versión más literal, “dichosos los pobres con espíritu”, tal como hizo I. Ellacuría. Con ambas nos referimos a personas que, en virtud del espíritu que poseen y dinamiza sus vidas, viven voluntariamente en la pobreza que otros, involuntariamente, están obligados a sufrir. Y, además, quedan incluidos también en el destino de la dicha ofrecida por Jesús todos aquellos que estando en situación no buscada de pobreza se enfrentan a la misma con la fortaleza que Dios les infunde. “La Iglesia se une, por medio de sus hijos, a los hombres de cualquier condición, pero especialmente con los pobres y los afligidos, y a ellos se consagra gozosa. Participa en sus gozos y en sus dolores, conoce los anhelos y los enigmas de la vida, y sufre con ellos en las angustias 11


de la muerte” (AG 12).En Aparecida, se consolidó la opción preferencial por los pobres al denominarse también “evangélica” y fundamentarla en el mismo Señor Jesús, que, “siendo el Señor, se hizo servidor y obediente hasta la muerte de cruz (cfr. Filp 2,8); siendo rico, eligió ser pobre por nosotros (cfr. 2 Cor 8,9), (AG 3) enseñándonos el itinerario de nuestra vocación de discípulos y misioneros” (DA 31). En la primera carta de Pedro se trata el tema de la alegría con la bienaventuranza dedicada a la Pasión de Cristo (1 Pe 4,12-13). En 1 Pe 4,13 está lo fundamental de la consideración petrina: “Al contrario, estad alegres en la medida que tenéis parte en la pasión de Cristo, de modo que, cuando se revele su gloria, gocéis de la alegría desbordante”. La adhesión a la persona de Cristo es lo que capacita a los creyentes para vivir como él y según él. De esta alegría es particularmente testigo todo misionero pues “Dios le concederá valor y fortaleza para que vea la abundancia de gozo que se encierra en la experiencia intensa de la tribulación y de la absoluta pobreza” (AG 24). La alegría de las bienaventuranzas es inefable y radiante pues nace de la comunión con la Pasión de Cristo. Así pues, el motivo de la alegría no es el sufrimiento en sí mismo, sino la realización de la unidad con Cristo en el tiempo presente. Por ello la alegría y la participación en la gloria de Cristo tienen lugar también ahora, no como recompensa, sino como consecuencia de la relación con Cristo y en virtud de la acción del Espíritu que da vida. La alegría es una seña de identidad en la vida cristiana. El Espíritu Santo está actuando constantemente y se manifiesta por medio de la pluralidad de dones: “amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí; contra tales cosas no hay ley” (Gal 5,22).

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Recuerda…. Segunda Semana: Sacrificio San Damian de Veurjer Cuantas veces puede pasar en una vida situaciones que no deseamos, que nos son incómodas, que nos disgustan pero que debemos saber sobrellevar (enfermedad, soledades, la vejez). Te proponemos que en esta semana estas cosas, pequeñas o grandes las asumamos “sin drama”, ofreciendo a Dios este esfuerzo, para que su obra misionera avance en todas partes y el Amor sea amado, es decir Cristo sea conocido y amado en todas partes.

III SEMANA: LA ALEGRÍA DESBORDANTE POR MISERICORDIA DE DIOS (cf. Texto Base CAM 5, n 117-123)

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Pero ellos le insistieron: “Quédate con nosotros, porque cae la tarde y se termina el día. Entró entonces para quedarse con ellos”… (Lc. 24,29) La alegría del Padre brota de su Misericordia entrañable (Lc 15, 1132): La revelación divina manifiesta la alegría del Padre en la parábola del hijo pródigo: “Había que hacer fiesta y alegrarse porque éste, tu hermano, estaba muerto y ha vuelto a la vida, y estaba perdido y se le encontró” (Lc 15,32). El padre es la imagen viva del Dios amor que Jesús de Nazaret nos ha revelado. Es padre de los dos hijos y con los dos se comporta en todo momento como tal. Respetando la libertad del primero, lamenta su extravío y anhela su vuelta, esperándolo cada día. El amor paciente y dolorido del padre se torna apasionado y feliz al ver de nuevo el retorno voluntario de su hijo. Una conmoción entrañable le impulsa a aquel padre a correr hacia el hijo perdido, a abrazarse a su cuello y a besarlo. Con permiso del Papa Francisco, podríamos traducirlo como “misericordear”, es decir, la misericordia hecha acción, que implica una profunda conmoción, interior y espiritual, que se verifica en un despliegue de acciones que expresan el amor gratuito. La alegría del perdón se expresa en el beso entrañable y en la gran fiesta. 13


La alegría de Jesús tiene su fuente en el amor divino. Como el padre de la parábola del hijo pródigo, Jesús es también el Buen Pastor que experimenta la alegría cuando encuentra a la oveja perdida: “Al encontrarla, la pone sobre sus hombros, gozoso” (Lc. 15,5). La singularidad del Evangelio consiste en el anuncio de que Dios nos amó primero: “Como el Padre me amó, así también yo los amé a ustedes, permanezcan en mi amor” (Jn 15,9). Y este anuncio de gracia divina está en el origen de todo amor, porque Dios es amor. El amor de la amistad de Jesús lleva a la plenitud de la alegría. Este amor de Cristo es el que nos lleva al colmo de la alegría: “Nadie tiene amor más grande que quien da su vida por sus amigos: Ustedes son mis amigos” (Jn 15,13-14). El amor de Jesús consiste en exponer la vida a favor de los otros, tal como él hizo en la cruz. Ése es el amor que revela al Padre, y que constituye la alegría en plenitud para la vida humana. También San Pablo anuncia la alegría de la fe en sus cartas, como un don del Espíritu en los creyentes, propiciado por el Evangelio y la acogida del mismo (1 Tes 1,6; 3,9). La carta a los Filipenses ofrece los componentes genuinos de la alegría en la vida cristiana y la presenta como el talante propio de la oración (Flp 1,4), que tiene su centro en Cristo (Flp 1,18) y es el don permanente del Espíritu. La alegría es la manifestación más viva de la esperanza (Flp 1,20), pero no se puede confundir con un optimismo fácil, ni siquiera con el éxito en la acción. Por eso Cristo muerto y resucitado, el Señor, es el fundamento de la alegría y el Reino de Dios es definido por Pablo como justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo (cfr. Rom. 14,17). La alegría de las bienaventuranzas es exultante como la de la Virgen María. Unirse a María nos permite identificarnos con ella en el descubrimiento gozoso del Dios de los pobres, del Dios de la Misericordia que actúa en la historia suscitando, generación tras generación, la liberación de las personas y de los pueblos a través de los testigos primordiales de su justicia. La alegría de la presencia del Señor en la acogida al forastero desconocido. En Lc 24,29 los discípulos apremian y suplican a Jesús que permanezca con ellos: “Quédate con nosotros”. Emaús es también paradigma de la hospitalidad y de la acogida a los desconocidos, al extranjero, al forastero, al inmigrante, al refugiado. Sin saber a quién se acoge, en la actitud de la hospitalidad se está acogiendo al Señor Resucitado. 14


Recuerda…. Tercera Semana: Cooperación Misionera. Paulina Jaricot En esta tercera semana siguiendo el ejemplo de Paulina Jaricot, fundadora de la Obra de Propagación de la Fe, estamos llamados a ampliar nuestra visión y sentir como propias las necesidades y alegría de la Iglesia Universal. Los Misioneros junto con nuestra oración, necesitan nuestra solidaridad económica, ya que sin éstas muchos de los signos concretos que acompañan el anuncio del Reino no son posibles. ¿Cuánto cuesta una escuela en el Alto Orinoco? O ¿un dispensario en la Etnia Wayúu?, ¿cuánto se necesita para que un joven misionero llegue a África?... La cooperación no sólo dar, es darnos. Preguntémonos esto, y demos cuanto podamos para el que el Anuncio de Cristo sea posible en el Mundo.

IV SEMANA: LA ALEGRÍA EUCARÍSTICA Y MISIONERA: (cf. Texto Base CAM 5, # 124-129) “Una vez que estuvo a la mesa con ellos, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio. En ese momento se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero ya se había desaparecido. Se dijeron uno al otro: ¿no sentíamos arder nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?... Ellos, por su parte, contaron lo sucedido en el camino y como lo habían reconocido al partir el pan” (Lc. 24, 30-32; 35) Más allá de las palabras se necesita llegar a compartir y expresar el mensaje a través de signos concretos, tangibles, experimentables por los sentidos. Partir el pan compartiendo los caminos a veces tortuosos de la historia. La celebración eucarística de la fracción del pan es la presencia reconocida y gozosa del Resucitado en el mundo y fuente y cumbre de la vida cristiana. El signo sacramental de la Eucaristía, con todos los gestos profundamente reales y simbólicos que conlleva, hace patente la presencia transformadora de Jesús a través de la comunidad eclesial. La Eucaristía se convierte para todos, creyentes y no creyentes, en el signo sacramental de un dinamismo espiritual nuevo en nuestro mundo. La Iglesia hace de la Eucaristía en nuestro pueblo 15


la mejor expresión del Evangelio, pues toda ella es Palabra de vida y Sacramento de la salvación. El memorial del Señor que se entrega, de su pasión, muerte y resurrección, aquello que Jesús ha ido desvelando con su palabra, ahora se convierte en un pan que expresa lo que es el cuerpo de Jesús y lo que ha sido toda su vida hasta la muerte y resurrección: don de Dios (tomar el pan), agradecimiento al Padre (bendecirlo), amor sacrificado del Hijo (partirlo) y entrega de la vida del Espíritu (darlo). La Eucaristía es “Pan partido para la vida del mundo”. Entre todos los gestos eucarísticos el de “partir” destaca en todas las versiones eucarísticas del Nuevo Testamento. Este gesto primordial revela en sí mismo la identidad profunda del crucificado y resucitado (Lc 24,35), recapitula todo su misterio y constituye el símbolo primordial de la vida de Cristo y de la Iglesia. Así se expresa todo un dinamismo espiritual de entrega de toda la persona, que está dispuesta a quedar rota, como el pan, por amor a los demás. Partiendo de la Eucaristía, este dinamismo debe orientar y conducir la transformación de las relaciones humanas y sociales hacia la vivencia cristiana de los valores evangélicos de la fraternidad y de la solidaridad. El discípulo, a medida que conoce y ama a su Señor, experimenta la necesidad de compartir con otros su alegría, de ir al mundo a anunciar a Jesucristo, muerto y resucitado.” (DA 278). El Papa Francisco dice: el apóstol debe esforzarse por ser una persona educada, serena, entusiasta y alegre, que transmite alegría. El cristiano tiene motivos de alegría porque el Señor ha vencido, el Señor reina, el Señor está a la derecha del Padre, el Señor me ha mirado y me ha enviado, y me ha dado su gracia y me ha hecho hijo del Padre. “Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está vivo a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte” (EG 164). Como misioneros hemos de avivar nuestra Iglesia en todas nuestras estructuras y actividades para que anunciemos con la palabra y con la conducta que realmente resucitó el Señor y vive en nuestro caminar.

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Recuerda…. Cuarta Semana: Vocaciones. Beato Oscar Romero: Esta semana en nuestro “Mes Misionero”, pondremos énfasis en promover la vocación misionera, no hay Misión sin Misioneros (San Juan Pablo II) y un sentir con la Iglesia, es decir no puede haber anuncio y constitución de nuevas Iglesias sin la entrega abnegada de personas de corazón grande que se dejan inspirar por el Espíritu del Señor y salen de sus lugares para anunciar la Buena Nueva. Que este mes pueda haber una enorme motivación para que los laicos, religiosos y sacerdotes se decidan con fuerza por la Misión.

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La misericordia de Dios nos ha traído a Guariquén y Ha sido una propuesta fascinante que Él mismo se ha encargado llevar a cabo. Somos Moisés y Liseth, un matrimonio joven, de la Diócesis de Margarita, con apenas dos años y medio de casados, un año en la misión y nuestra bendición de meses que aún está en nuestro vientre. Cada uno de nosotros somos totalmente diferentes, él es carismático, dinámico, abogado, totalmente extrovertido y con el corazón lleno de deseos de servir a Dios en el necesitado. Ella es tranquila, alegre, profesora, un poco introvertida y siempre dispuesta a colaborar en la construcción del Reino de Dios…... así Dios decidió unir nuestras vidas y mejor aún llamarnos juntos a la misión. En el noviazgo siempre estuvo el deseo de servir a Dios a través de las familias misioneras y este nació a través del Servicio de Jovenmision, que en cada una de las experiencias acompañaba esta vocación misionera presente en nosotros. EL LLAMADO Aunque el deseo siempre estuvo presente la emoción, nervios, dudas, alegrías y sobre todo oraciones llegaron con intensidad el día que sentimos que era el mismo Dios quien a través de una llamada telefónica nos planteaba la opción de juntos partir a una tierra desconocida a atender a una comunidad donde no había de manera permanente la presencia de la iglesia que acompañara el caminar de esta gente. En medio de las dudas el mundo empieza a mostrar todo a lo que debes renunciar, la casa recién comprada, los cargos en el trabajo, la comodidad de estar en el núcleo familiar y reajustar planes de esparcimiento en familia, pero el mismo Dios se hace presente alimentando el ardor misionero en nosotros y nos ha mostrado e invitado a Guariquén como sus ovejas más cuidadas y con corazones alegres. Es así como salimos de la Isla de Margarita, en compañía de nuestro amigo quien es un hermano con quien hemos compartido muchísimos años de servicio misionero en la diócesis y años de amistad, es Francisco Malavé, joven educador, con gran disponibilidad para trabajar y con un corazón lleno del amor de Dios para servirle en los hermanos sin el mínimo afán de protagonismo o reconocimientos, 18


quien también forma parte del equipo misionero que hace vida en Guariquén. GUARIQUÉN En Guariquén la población está conformada por criollos (nativos) y Waraos (indígenas), donde comparten el mismo sector pero separados por territorios y la relación entre los mismos es de discriminación mutua, se está trabajando para promover la unión entre ellos. Esta comunidad está ubicada en la Diócesis de Carúpano, cuenta con una inmensa riqueza natural; en estas tierras abundan las cosechas, principalmente de ocumo chino, yuca, plátanos y ñames. También nos alimentamos de la gran variedad de peces que se encuentran en “La Marea”, es una corriente de agua de mar y rio que se unen y llegan hasta los bordes del sector formando un caño. Los paisajes naturales, la presencia de tantos animales como lapa, araguatos, cochinos y pájaros que con sus cantos alegran el día a día hacen de Guariquén una comunidad hermosa naturalmente. Aun así Guariquén presenta muchas limitaciones como pobreza en sus hogares, la mayoría no cuenta con comida para una alimentación sana, donde los más afectados son los niños, falta de agua potable y el servicio de luz eléctrica es escaso, limitado a unas pocas horas de luz en el día; inclusive hay semanas sin contar con este servicio. El acceso al sector es a través de una carretera de tierra en mal estado, que dificulta llegar al mismo y solo transitan carros rústicos. Cabe destacar que la comunidad se encuentra afectada por enfermedades, donde la más delicada es la malaria, que ataca cada vez con más fuerza a sus habitantes. Y no cuenta con servicios de atención médica, se vive a plenitud lo que dice el Papa Francisco “el primer hospital es la familia”; es lamentable las muertes que evidenciamos por no contar con servicios básicos, por ejemplo las mujeres al dar a luz, los recién nacidos con alguna dificultad y los ancianos sin un diagnostico que les ayude a preservar la vida. Los niños y su gran alegría son notorios en el pueblo, la creatividad al elaborar sus propios juguetes, donde lo más mínimo es modificado para servir de instrumento en un mundo de imaginaciones, las niñas juegan con sus muñecas hechas de restos de trapos, los niños construyen carros o camiones con envases plásticos y juntos todas las tardes alegran las calles con las caimaneras de peloticas de goma, donde juegan desde los más pequeños hasta los hombres y mujeres que se animan a recrearse. 19


Nos gusta mucho en las mañanas, a primera hora ver a todos nuestros vecinos ensillar las bestias, burros y caballos, que son utilizados para ir a los conucos, todos se saludan en la calle e inician la jornada del día, nos imaginamos a Nazaret, con esta misma dinámica en la mañana, lamentablemente muchos niños deben faltar al colegio para sumarse a la búsqueda del pan de cada día. Damos Gracias a Dios por fijar su mirada en Guariquén, donde hemos tomado como lema “El corazón de Dios”. MATRIMONIO Y MISIÓN Es mucho más lo que hemos recibido que dado en este servicio misionero juntos, Dios se ha encargado de a través de diferentes experiencias mostrarnos tal cual somos el uno con el otro, para muchos era una experiencia que podía causar daño a nuestra familia naciente pero sin embargo ha servido para redescubrirnos y plantearnos nuevos proyectos para nuestra familia. Al llegar a la misión nos nacía muchas dudas sobre qué debíamos hacer, había mucha curiosidad por parte de los habitantes de saber quiénes éramos y por qué habíamos decidido venir a vivir aquí, el primer reto era solo hacer presencia como matrimonio, pues no es una costumbre en Guariquén que se casen, la gran mayoría sólo se unen en concubinato y otros viven la maternidad desde la adolescencia de manera soltera, hay hogares constituidos y con estabilidad a pesar de no tener este sacramento ni respaldo civil del matrimonio, son muchos otros los hogares donde la pareja abandona el hogar, siendo la mujer la que más reincide en este hecho. Esto sucede tanto en la comunidad de indígenas como criollos, entonces llegar como un matrimonio que presenta la propuesta de familia cristiana se convierte en un gran reto, donde muchos ojos están atentos para admirar y otros tantos para a la mínima juzgar. Fue así, con sólo la presencia como esposos que empezamos a trabajar, especialmente con los adolescentes y jóvenes, para quienes siempre ha sido de gran curiosidad nuestra etapa de noviazgo, para muchos no es conocida por pasar directamente a vivir con la pareja, 7años fue el camino que recorrimos antes del matrimonio y es una idea que aún no visualizan muchos aquí pero que les ha empezado a atraer, hay jóvenes que han querido empezar a vivir en castidad y algunas veces es la misma presión familiar quien pensando que así obtienen un mejor futuro les lleva a caer en brazos de su pareja a una edad muy temprana. La presencia de niñas con 12 años que ya tienen sus bebes en brazos es normal. 20


Juntos atendemos un comedor misionero que desde la obra de la Infancia Misionera en Venezuela se realiza en nuestra comunidad, se alimentan con desayuno y almuerzo cerca de 100 niños criollos y Waraos, Moisés realiza las compras y busca los mejores precios, teniendo en cuenta que esto es un reto en nuestro país y Liseth se dedica a llevar las cuentas de todo lo comprado y las necesidades del mismo, nos ha servido para formar un equipo y juntos sentir la presencia de la Divina Providencia que nunca nos abandona. Los servicios pastorales no siempre los llevamos a cabo juntos, pues es mucho el trabajo que se debe realizar, uno de los que realizamos como matrimonio es la LECTIO DIVINA en los hogares, donde juntos cada jueves visitamos una familia, compartimos las experiencias y llevamos la palabra de Dios, que es leída y meditada bajo la acción del Espíritu Santo y como medio para fortalecer la dinámica familiar, que con todos los retos que la misma trae es naturalmente el reflejo del Hogar de Nazaret, donde siempre ha de nacer y crecer Jesús. Una experiencia que El Señor nos ha permitido vivir como matrimonio es comprender el significado de estar abiertos a la vida y a su voluntad, hace poco fuimos padres adoptivos de un niño indígena cuya madre había muerto y representaba un maleficio para su comunidad, Moisés Santiago nos regaló la oportunidad de creer profundamente en el don de la vida que Dios envía y nos regaló por primera vez el título de familia, habiendo cumplido su misión con nosotros nos vimos obligados legalmente y por respeto a las costumbres de la etnia a regresarlo a su comunidad indígena y a las semanas ha sido una prueba de fe sentir el dolor de su muerte, que ha representado muchas veces momentos de tristeza para nosotros, pero aun así Dios no se deja ganar en misericordia y ha enviado a un hermano de Moisés Santiago a nuestro vientre y ahora nos encontramos a la espera de Sebastián. No todo ha sido color de rosa en el camino, pero sabemos que Dios junto a nosotros está y eso nos permite continuar. NUESTRO OBISPO: PILAR FUNDAMENTAL Trabajar de mano con Mons. Jaime Villarroel ha sido un motor en nuestra misión, su testimonio y ardor misionero, su deseo y motivación de ayudar y hacer presencia de un Cristo Vivo en esta zona nos llena de gran bendición. Viene regularmente a la comunidad donde visita a los indígenas, a los enfermos y comparte cantos e historias con los niños, dedica gran parte de la jornada a escuchar nuestras inquietudes y orientarnos en el servicio que prestamos y siempre terminamos con la Eucaristía. 21


Forma parte de nuestro equipo misionero, pues ha asumido esta misión con gran alegría e importancia dentro de su ministerio episcopal, él mismo ha sentido en su corazón el llamado de Dios a aperturar esta misión y desde entonces trabaja incansablemente por mantenerla, cuando las limitaciones se hacen presente; los costos de la casa y de la alimentación, la situación del país y algunos contratiempos podrían ser motivos de desánimo pero su confianza en la acción del Espíritu Santo como protagonista de la misión es grande; muy a menudo cuando le llamamos preocupados por las situaciones y obstáculos que se nos presentan su respuesta es “Esta misión la lleva Dios y si Él lo quiere se dará, si no se da nos dirá cuál es el camino”. Nos ha enseñado a confiar plenamente en Dios y a no quitar la mirada puesta en Él, Mons. Jaime luego de invitarnos a la misión se ha preocupado por atender nuestra espiritualidad misionera y necesidades que se nos presentan, siempre dispuesto a orientarnos en tantas dudas que van haciendo parte del caminar. Nos llama profundamente la atención que cree en los jóvenes y confía en nosotros como siervos útiles para el trabajo misionero. Gracias a él comprendimos cuando nos dicen que “La iglesia es Madre”, pues su cercanía y disponibilidad nos demuestra que no estamos solos y que la misión es columna vertebral de nuestra iglesia. Una experiencia hermosa fue elegir el nombre de nuestra misión, cada uno teníamos nombres de santos quienes podrían perfectamente encajar como patronos, él nos escuchaba uno a uno con nuestros justificativos del porqué y luego como un padre nos ha dicho que miremos la vida de Santa María Magdalena, ha sido la primera en anunciar al Resucitado y lo ha hecho con gran alegría, nos recuerda que esa alegría debemos conservarla en nuestros corazones y también anunciarlo siempre con innovación, entusiasmo y la importancia que en nuestras vidas merece. Así tomo nombre nuestra misión Santa María Magdalena. Para que la iglesia sea misionera es bueno contar con pastores que se desgastan por la misión.

BENDITO SEAS DIOS QUE NOS LLAMAS A SER MISIONEROS La invitación a la vida misionera es un sentir que sabemos está en el corazón de muchísimas personas que conocemos, nuestra invitación es arriesgarse a dar el paso definitivo. Hay comunidades en nuestro país y fuera que nos esperan y Dios no se cansa de llamarnos, aun con 22


todas nuestras imperfecciones y errores, pues la obra es de Él y sólo necesita obreros que estén dispuestos a donar sus manos al servicio de ÉL y así juntos vivir LA MISIÓN EN EL CORAZÓN DE LA FE CRISTIANA.

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Ambientación: Crear un ambiente sereno para acoger a las familias (grupo de recibimiento, fondo musical). A cada familia se le entrega al llegar un corazón grande donde después de dialogarlo colocarán en el centro una palabra que indique la intención que vienen a poner a los pies del Señor como familia (Salud, esperanza, reconciliación…) y una intensión misionera. Luego, cada uno de los miembros colocará su nombre en el corazón. Los niños también deben escribir sus nombres, los más pequeños garabatean o escriben un trazo. Una vez realizado esto se ubicarán en su lugar para la adoración. Previamente se preparará el altar donde será expuesto el Señor, las familias se sentarán con sus miembros alrededor del Señor, armando un círculo o un semicírculo (que simboliza nuestro ser familia, teniendo como centro al Señor). Los cantos deben ser conocidos para promover la participación de las personas. Canto de exposición sugerido (se puede usar otro adecuado al momento): Dios está aquí Monitor: Queridas familias, nos encontramos juntos como comunidad, con el corazón dispuesto para recibir al Señor y estar al alrededor de Él. Somos familias llamadas a ser misioneras. Nosotros, padres, madres, hijos queremos vivir el don del amor, haciendo centro de esta unión a Jesús, que es el Amor mismo, pongamos a sus pies las intenciones que hemos traído a este encuentro con Él. (Mientras se realiza el canto, los hijos se levantan a llevar el corazón a Jesús, mientras los padres se colocan de rodillas) Canto: Dame un nuevo Corazón. Queremos ofrecerte, u otro canto conocido Monitor: Oramos: Señor, hemos venido como familia a ponernos de rodilla ante ti, para pedirte que nos ayudes a cumplir con nuestra misión. Nos llamas a ser testimonio de tu amor en el mundo, a vivir el amor como hijos, como padres, como esposos. En nuestro hogar, cada miembro 25


debe descubrir los valores más profundos de tu enseñanza: el amor, el respeto, la solidaridad, la compasión.      

Esposa: Ayúdame, Señor, a amar cada día a mi esposo y apoyarle en todo momento. Esposo: Ayúdame, Señor, a ser tierno y comprensivo con mi esposa Hijos: Ayúdanos, Señor, a ser obedientes y a colaborar con nuestros padres y a ser solidarios y amorosos con mi hermanos Papá y mamá: Ayúdanos, Señor, a tener el corazón abierto para escuchar y orientar a nuestros hijos Abuelos: Ayúdanos, Señor, a cooperar respetuosamente en la educación de nuestros nietos, colocando al servicio de nuestras familias la sabiduría que hemos recibido de ti. Todos: En ti Señor encontramos nuestra fuerza para cumplir nuestra misión; sólo en ti podemos ser fieles. Enséñanos a cultivar tu amor en nuestro hogar y así ser signos de tu amor en el mundo, siendo solidarios con los más pobres y saliendo al encuentro de los que no te conocen.

Escuchando la Palabra: La Parábola del sembrador (Lc 8, 5-8) Mientras se proclama la Palabra, se va escenificando (previamente se prepara el escenario de los diversos tipos de tierra). Reflexionando: Sembrar en el mundo las semillas del amor de Dios. Nuestros hogares son el terreno donde Dios quiere sembrar su semilla para que dé fruto en abundancia. ¿Qué estamos haciendo para regar esa semilla que ha sido plantada en mi corazón? ¿La estamos regando día a día con gestos de servicio, afecto y escucha entre los miembros de nuestra familia? ¿Estamos orando juntos para que el Señor nos ilumine en el camino que recorremos? ¿Resolvemos nuestras dificultades teniendo presente a Dios? ¿Será que con nuestra vida les estamos mostrando a nuestros familiares, amigos y conocidos que Jesús es el centro de nuestro corazón? Escuchemos la explicación que el mismo Jesús hace: (Lc. 8, 12-15) (Dejar unos minutos de silencio para la reflexión individual) El Señor nos invita a preparar el terreno a su Palabra, a dejar que esa semilla crezca en nuestra familia, a que seamos terreno fértil para su Palabra, testigos de la fe para que esa semilla de fruto en el corazón de otras familias. Por ello, hoy ofrecemos a los pies de Jesús nuestra 26


disposición de compartir esta semilla que hemos recibido, para que en otros también crezca y de frutos abundantes. Canto. Presentación de un testimonio de familia misionera. (Cada Arqui/Diócesis preparará un video de una familia misionera, no superior a cinco minutos) Se entrega a cada familia una semilla, que nos recuerda que el Señor ha plantado en medio de nosotros la fe, su amor, la vida, la gracia… que deben regar y cuidar. Cada familia intercambia su semilla con otra familia, diciéndole: Siembra la paz en el corazón de los demás. Canto de fondo: Hermano yo te invito que salgamos a sembrar (4 veces), A sembrar la paz (3 veces) en toda la Humanidad. Oramos los unos por los otros: Los padres se arrodillan, y los hijos poniendo las manos en los hombros de sus padres, oran por ellos: Señor, te pedimos por nuestros padres, ayúdales a ser reflejos de tu amor, dales paciencia, fortaleza, voz firme para corregir y mano suave para acariciar, que nos ayuden a conocerte, amarte y vivir en tu voluntad. Gracias Señor, por nuestros papás, gracias Señor por nuestras mamás. Los hijos se arrodillan, y los padres poniendo las manos en los hombros de sus hijos, oran por ellos: Señor, te pedimos que recibas a nuestros hijos, bendícelos, protégelos, acompáñalos, hazlos hombres y mujeres de bien, que vivan según tu voluntad. Oramos Juntos: Señor gracias por hacernos familias. Gracias por estar a nuestro lado en el camino. Gracias por llamarnos a ser parte de tu Iglesia y por la misión que nos has encomendado. Gracias, Señor, gracias. Oramos por las familias en dificultad: Te pedimos Señor, por las familias que viven momentos de dificultad y prueba, para que encuentren en tu amor y nuestro testimonio, la esperanza del futuro.

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Oramos por los misioneros: Oremos por los misioneros que en el mundo dan testimonio de Cristo Jesús y anuncian su Palabra:    

Niño: por los misioneros, para que con tu gracia siembren en el mundo el ideal de familia que tú nos propones. Joven: para que sean muchos los que sientan el llamado de seguirte, de ir más allá de las fronteras, de anunciar el Evangelio a tantos hombres y mujeres que aún no te conocen. Papá o mamá: oremos por los cristianos perseguidos, para que Cristo sea su fortaleza y en medio de la dificultad sean testigos del amor misericordioso de Dios. Abuelo o abuela: por las comunidades donde la semilla del Evangelio ha sido sembrada recientemente, para que la presencia del Espíritu de Dios la haga crecer y fructifique en amor, justicia, santidad, solidaridad… Acción de gracias: hecha de modo libre por dos o tres familias de los presentes.

Canto: Bendecid oh Señor las familias amén. Bendecid Oh Señor la mía también. (Bis) Envío misionero: Te pedimos, Señor, que dirijas tu mirada amorosa sobre cada una de estas familias; has que fortalecidos con tu presencia, se descubran mensajeros de tu amor, testigos de tu vida. Con el poder de tu brazo, guía, Señor, sus pasos, fortalécelos con la fuerza de tu gracia, para que el cansancio no los venza. Que sus palabras sean eco de tu Palabra, para que el mundo pueda escuchar tu mensaje. Infunde en sus corazones el Espíritu Santo, para que, hechos todos para todos, atraigan a muchos hacia ti y se encuentren contigo y en ti tengan vida. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Canto de envío sugerido: Más allá de las fronteras. Bendición con el Santísimo Canto: Vive Jesús el Señor (4v), él vive (5v) Vive Jesús el Señor. Reserva del Santísimo.

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Propuesta: Rosario Misionero en lugares públicos (avenidas, calles, plazas, canchas, Centros Comerciales) contagiando a todos el ardor misionero, dando gracias a Dios por las maravillas hechas en nosotros y disponiéndonos al anuncio de su Evangelio en todo el mundo. Objetivo: Vivir la cooperación misionera como gratitud desde una Iglesia que va despertando a la misión como centro de nuestra Fe Cristiana. Ambientación: Altar para la imagen de la Virgen María con signos misioneros: Biblia, sandalias, mochila, camándula, banderas con los colores de los continentes. Pancarta con el lema del DOMUND 2017: "La Misión en el Corazón de la Fe Cristiana" Estrategia:  -Formar una camándula humana con todos los asistentes al Rosario alrededor del altar de la Virgen.  -Se comienza con la Señal de la Cruz.  -Con los asistentes rezar: 1 Padre Nuestro, 10 Ave María del Rosario y 1 Gloria en cada Misterio. En el último Misterio, las Ave María se ofrecerán por un Misionero Ad-gentes.  -Cada Misterio será Iluminado desde el Evangelio, leyendo una cita bíblica, teniendo una intención particular, una acción de gracias y un compromiso.  -En cada Misterio realizar un Canto Mariano o Misionero.  -Finalizar el Rosario con la Salve y las letanías misioneras. Motivación Inicial: Reunidos como Iglesia Misionera, junto a María, Reina de las Misiones, agradecidos con Dios por su amor, ternura y misericordia con nosotros, nos disponemos a hacer su voluntad, siendo discípulos misioneros desde la oración y el anuncio, comprometiéndonos en la construcción del Reino desde nuestra propia realidad y con la alegría de ser misioneros viviendo el Evangelio. Meditemos los Misterios de Gozo. 1° Misterio: La encarnación del Hijo de Dios. (Leída por los niños y adolescentes)

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Evangelio: Lucas 1, 30-31.38: “Y el ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios: concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Dijo entonces María: He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu Palabra”. Petición: En este primer misterio pedimos por los niños y adolescentes abandonados, abusados, maltratados, explotados, hambrientos, carentes de hogar y de amor, para que por la acción misionera podamos transformar esta realidad, siendo solidarios y generosos. Oremos. Padre Nuestro, Ave María, Gloria. Acción de gracias: Gracias Señor por llamarnos; por el Don de la Vida que nos manifiestas cada día a través de tu Misericordia. Gracias porque podemos celebrar la vida sabiendo que nos haz creado por amor. Gracias Señor, Gracias. Compromiso: Nos comprometemos a vivir la alegría del Evangelio desde la niñez y la adolescencia, anunciando cada día con nuestro testimonio de vida que Jesús, Dios y Hombre, es nuestro amigo fiel y nos invita a seguirle y amarle. 2° Misterio: La Visita de la Virgen María a su Prima Isabel. (Leída por los jóvenes.) Evangelio: Lucas 1, 41-45: “Y cuando Isabel oyó el saludo de María, el niño saltó en su seno. Entonces Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó a grandes voces: -Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. Pero ¿cómo es posible que la madre de mi Señor venga a visitarme? Porque en cuanto oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. ¡Dichosa tú que has creído! porque lo que ha dicho el Señor se cumplirá” Petición: Pedimos por todos los jóvenes, para que nuestra pasión, nuestra grandeza, nuestros ideales, los pongamos al servicio de una sociedad más justa, más humana y más fraterna, según los criterios de Dios, y salgamos como María al encuentro de otros jóvenes necesitados. Oremos. Padre Nuestro, Ave María, Gloria. Acción de gracias: Gracias Señor, por el don de nuestra juventud; por la alegría y la fuerza para vivir. Gracias por el don de la fe en ti, que nos sostiene en el camino. Gracias por salir a nuestro encuentro e invitarnos a conocerte y ser tus amigos. Gracias Señor, Gracias. 30


Compromiso: Nos comprometemos con la defensa de la Creación y el Anuncio del Evangelio en todas las periferias humanas, donde están los pobres, los que sufren, los abandonados, los tristes, los humillados, para ser sal y luz del mundo, dando testimonio de un Jesús joven y resucitado. 3° Misterio: El Nacimiento del Hijo de Dios. (Leída por una familia) Evangelio: Lucas 2,6-7: “Y sucedió que, estando José y María en Belén, le llegó la hora del parto, y María dio a luz a su Hijo primogénito; lo envolvió en pañales y le recostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada”. Petición: En este tercer misterio te pedimos Señor por todos los hogares de la tierra, por todos los esposos, los padres y los hijos, por las familias que no tienen hogar o carecen de los recursos necesarios, para que a ejemplo de la Familia de Nazaret, afianzados en el amor y la fe, asumamos el compromiso de la promoción del bien común, practicando las obras de misericordia. Oremos. Padre Nuestro, Ave María, Gloria. Acción de gracias: Gracias Señor por el amor fraterno y fecundo que has depositado en nuestra familia. Gracias porque naces en medio de nosotros, y nos acompañas en este caminar que juntos como familia realizamos día a día. Gracias Señor, Gracias. Compromiso: invitamos a todas las familias presentes a comprometernos desde la unión, la comprensión y la reconciliación, a defender los valores de la vida, la verdad, la justicia, la igualdad y la paz en nuestros hogares y en el mundo entero. 4° Misterio: La Presentación del Niño Jesús en el Templo. (Leída por ancianos) Evangelio: Lucas 2, 27-32: “Y movido por el Espíritu, Simeón vino al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron, conforme al rito de la ley, él le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo: Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz, porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.” Petición: Te pedimos, Señor, por los ancianos y enfermos. Asístenos con tu gracia; sana nuestras dolencias físicas y espirituales para seguir siendo en esta etapa de nuestra vida testimonio de tu amor y misericordia infinita. Oremos. 31


Padre Nuestro, Ave María, Gloria. Acción de gracias: Gracias Dios de misericordia, por todas las experiencias y dones que nos has regalado a lo largo de nuestra Vida. Gracias por manifestar tu amor en cada detalle, en cada gesto, y por permitirnos ser parte de tu Iglesia. Gracias Señor Gracias. Compromiso: Nos comprometemos con la Oración y el ofrecimiento de los sacrificios diarios en favor de los miembros de la Iglesia. Unidos con el Papa, los sacerdotes y misioneros del mundo entero. 5° Misterio: El Niño Jesús Perdido y hallado en el Templo. (Leída por la Vida Consagrada) Evangelio: Lucas 2, 42-43-46-52: “Cuando tuvo Jesús 12 años, subieron a la fiesta, como era costumbre. Pasados aquellos días, al regresar, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo advirtiesen sus padres, y ocurrió que, al cabo de tres días, lo encontraron en el Templo, sentado en medio de los doctores, escuchándoles y preguntándoles, todos los que le oían, estaban sorprendidos por su inteligencia y sus respuestas… "Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres." Petición: En este último misterio oramos por las vocaciones a la vida misionera, especialmente por la vocación ad-gentes, para que como Jesús, vivamos y anunciemos con sabiduría las cosas del Padre: Padre Nuestro, Ave María (Pedimos en cada Ave María por un misionero ad gentes), Gloria Pbro. Emerito Peña – Misionero en la comunidad de Manje, Diócesis de Tete – Mozambique.

Rvdo. P. Ubaldino Andrade (salesiano) – Sacerdote Misionero en Ghana – África. Francisco Malavé – Misionero Laico en la Comunidad de Guariquén – Diócesis de Carúpano.

Emnymar Carolina Bello – Misionera en la Comunidad de Ocamo – Mavaca en el Vicariato Apostólico de Puerto Ayacucho.

Héctor José Guedez, Seminarista en formación en Hong Kong – China.

Rvdo. P. Dani Romero, imc – Sacerdote Venezolano en Luanda – África.

Hna. Neida Ortíz (Dominica de Granada) – Religiosa Misionera en Tailandia.

Liseth Sepúlveda y Moisés Padilla – Matrimonio Misionero en la Comunidad de Guariquén – Diócesis de Carúpano.

Efrén Chirinos - Misionero en la comunidad de Manje, Diócesis de Tete – Mozambique.

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Hna. Amaya González (Franciscana de la Madre del Divino Pastor) –

Religiosa en la comunidad de Vonquen – Edo. Amazonas.

Acción de gracias: Gracias Señor por la Vocación recibida, por habernos llamado por nuestro nombre, por darnos alma misionera. Gracias Jesús por permitirnos ser discípulos-misioneros de tu amor. Gracias por todos aquellos que han dado su Vida por el Anuncio del Evangelio. Gracias Señor, gracias. Compromiso: Nos comprometemos Señor a vivir tu Evangelio, a ir donde nos envíes anunciando tu Palabra y tu amor con alegría y gozo, siendo instrumento de tu gracia. La Salve Letanías Misioneras: Señor, ten piedad de nosotros Señor, ten piedad... Cristo, ten piedad de nosotros Cristo, ten piedad...

Sta. Teresita del Niño Jesús Ruega por el mundo San Marcos Ruega por África

Señor, ten piedad de nosotros Señor, ten piedad...

San Agustín de Numidia Ruega por África

Cristo, óyenos Cristo óyenos

Venerable Carlos de Foucold Ruega por África

Cristo, escúchanos Cristo escúchanos

Santos Mártires de Uganda Ruega por África

Dios, Padre, que quieres que todos los hombres se salven Ten piedad de nosotros

Beata Clementina Anuarite Ruega por África San Juan Diego Ruega por América

Dios, Hijo Redentor del mundo, que sufriste muerte de cruz por todos Ten piedad de nosotros

San Francisco Solano Ruega por América

Dios, Espíritu Santo que atraes a los hombres al conocimiento de la verdad Ten piedad de nosotros

Santa Rosa de Lima Ruega por América

Santa María, Reina de las Misiones Ruega por el mundo

San Martín de Porres Ruega por América

San Pedro Ruega por el mundo

San Felipe de Jesús Ruega por América

San Francisco Javier Ruega por el mundo

Santo Toribio de Mogrovejo Ruega por América 33


San Pedro Claver Ruega por América

San Andrés Ruega por Asia

Beatos y Santos del Nuevo Mundo Rueguen por América San Bonifacio de Alemania Ruega por Europa

Santo Tomás Ruega por Asia San Juan de Brito Ruega por Asia

San Agustín de Canterbury Ruega por Europa

Beato Teófano Venerd Ruega por Asia

San Patricio de Irlanda Ruega por Europa

Beato Valentín Berreochoa Ruega por Asia

San Remigio de Reims Ruega por Europa

Santos Mártires de Corea Ruega por Asia

San Leandro de Sevilla Ruega por Europa

Beatos y Santos Mártires de China y Japón Rueguen por Asia

San Christian Rey de Dinamarca Ruega por Europa

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo Perdónanos Señor

Beatos y Santos del Viejo Mundo Rueguen por Europa Padre Damián de Hancy Ruega por Oceanía

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo Escúchanos Señor

San Pedro Chanel Ruega por Oceanía

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo Ten misericordia de Nosotros

Estrella del Mar Ruega por Oceanía

Por las intenciones Pontífice Padre nuestro...

Beatos y Santos de las innumerables Islas Rueguen por Oceanía

del

Romano

Dios te Salve María... Gloria al Padre... Oración Final: Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios, no desprecies las oraciones que te hacemos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todos los peligros, oh Virgen gloriosa y bendita. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén. María, Reina de las Misiones, Ruega por nosotros Oración del DOMUND 2017.

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 Motivación Esta motivación puede ser leída por distintos miembros de la comunidad. Teniendo la Misión en el Corazón de nuestra vida cristiana, junto al Papa Francisco decimos con total fe y convicción: “¡Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría!. La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento.” (Evangelii Gaudium 1). En este encuentro especial que tenemos en el mes de las Misiones, queremos abrir nuestro corazón a aquel que nos ha llenado de alegría y nos llama a testimoniarlo y a anunciarlo a todos. En esta ocasión, escucharemos la Palabra del Señor para que nos ayude a encontrarnos con su Evangelio y nos haga arder el corazón. Encenderemos una luz como signo de su presencia viva en medio de esta asamblea y asumiremos el compromiso de anunciarlo vivo y resucitado en nuestro diario vivir. Vivamos con fe este tiempo con el Señor.  Invocación al Espíritu Santo Celebrante: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. A dos coros o como sea crea oportuno Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos. ¡Oh luz santísima! Llena lo más íntimo de los corazones de tus fieles.

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Sin tu ayuda nada hay en el hombre, nada que sea bueno. Lava lo que está manchado, riega lo que está árido. Sana lo que está enfermo. Doblega lo que está rígido, calienta lo que está frío, endereza lo que está extraviado. Concede a tus fieles que en Ti confían tus siete sagrados dones. Dales el mérito de la virtud, dales el puerto de salvación, Dales la felicidad eterna. Amén. 

Reflexión con la palabra Lc 24, 13-35

Monición: Vamos a preparar el corazón para que en este momento escuchemos la Palabra de Dios y dejemos que Jesús nos caliente el corazón, y así nos disponga a la misión. Lectura del Santo Evangelio según san Lucas 24, 13-35 Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo: —«¿Qué conversación es esa que traen mientras van de camino?» Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó: —« ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabes lo que ha pasado allí estos días?» Él les preguntó: —« ¿Qué cosa?» Ellos le contestaron: —«Lo de Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves: hace dos días que sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado: pues fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los

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nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron.» Entonces Jesús les dijo: —«¡Qué necios y torpes son para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?» Y, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura. Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron, diciendo: —«Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída.» Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció. Ellos comentaron: —«¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?» Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo: —«Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón.» Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Palabra del Señor. Para ayudarnos a comprender esta palabra que el Señor nos trae en esta vigilia, vamos a dividirnos en grupos para leer los numerales 92-94 del Instrumentum Laboris para la fase de preparación del V Congreso Americano Misionero “América en misión: el Evangelio es alegría”. 92. El texto de los discípulos de Emaús, tanto desde el punto de vista literario como teológico, gira en torno a la centralidad del mensaje que anuncia que “Jesús vive” (cfr. Lc 24,23). El que vive es Jesús, el Señor, el que resucitó de entre los muertos, después de ser crucificado injustamente y de haber entregado su vida voluntariamente. Anunciar que Jesús vive es la singularísima Buena Noticia del Evangelio de Lucas, una Buena Noticia siempre en presente, ayer y hoy. La vida y la presencia de Jesús Resucitado es un anuncio de victoria sobre el mal, sobre el pecado y sobre la muerte, que genera en los seres humanos la más profunda y auténtica alegría. Se pueden indicar varios ámbitos de dicha presencia, que pueden iluminar toda realidad humana, especialmente las situaciones de decepción y de frustración de cualquier persona. 37


93. El relato de Emaús es además un emblema paradigmático de la acción misionera de la Iglesia que tiene como protagonista al mismo Jesús Resucitado y a los dos discípulos que habían perdido la alegría y la esperanza, pero las reencuentran gracias a un encuentro profundo con el Señor y luego logran compartirla con otros discípulos que estaban como ellos. Por el camino de Emaús (Lc 24,13-18) Jesús entrega a los dos discípulos un mensaje capaz de hacer arder el corazón y reencontrar la esperanza, capaz de redescubrir motivos de alegría y de retomar las fuerzas para un gozoso anuncio. 94. El camino de Emaús es útil también para descubrir un modelo de evangelización y un estilo de comunicación de la fe capaz de ayudar la reflexión y la acción misionera en el mundo de hoy. En Emaús podemos constatar los siguientes pasos: la compañía antes del anuncio, el escuchar antes de hablar, el preguntar antes de presentar la propia visión de las cosas, la libertad como condición para cualquier elección de comunión o misión. La primera evangelización fue una acción, es decir, una dinámica, un movimiento intersubjetivo, una “común-ic-acción” o más bien una acción que tenía el objetivo de compartir y poner en “común” una mirada nueva y una novedosa vivencia comunitaria y solidaria. Por eso, debemos dejar el paradigma comunicativo del “transmitir” y movernos hacia el paradigma del “compartir”. Ser portadores de buenas noticias que provocan alegría (cf. Lc 1,44) significa compartir los dolores y las angustias, las alegrías y las esperanzas (cfr. GS 1) y sólo entonces podremos indicar un eventual camino nuevo, que sepa reconducir las expectativas y las inquietudes y transformarlas en gozo. Tomémonos un tiempo para reflexionar en silencio y compartir en los grupos las siguientes preguntas: 1. ¿Sentimos en nuestra comunidad la alegría de Dios, vivo en medio de nosotros? Podemos compartir algunos testimonios. 2. ¿Hemos tenido momentos difíciles? ¿Cuáles son? ¿En ellos hemos descubierto la presencia de Jesús resucitado? 3. ¿Qué lugar ocupa en nuestra comunidad la Palabra de Dios y la Eucaristía? ¿Qué podríamos hacer para que, al escuchar la Palabra de Dios, arda nuestro corazón y podamos descubrirle presente en la Fracción del Pan? 4. ¿Hemos sentido la necesidad de anunciar a Jesús Resucitado? ¿lo hemos hecho? Intercambio de experiencias. 38


Ahora, alabemos al Señor, que hace arder nuestro corazón con su presencia en medio de nosotros. Oremos con el salmo 95 Salmo 95 (96) R./ Proclamen día tras día su victoria. Canten al Señor un cántico nuevo, canten al Señor, toda la tierra; canten al Señor, bendigan su nombre. Proclamen día tras día su victoria. Cuenten a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones; Porque es grande el Señor, y muy digno de alabanza, más temible que todos los dioses. Familias de los pueblos, aclamad al Señor, aclamad la gloria y el poder del Señor, aclamad la gloria del nombre del Señor, entren en su Templo trayéndole ofrendas. Alégrese el cielo, goce la tierra, retumbe el mar y cuanto lo llena; enaltezcan los campos y cuanto hay en ellos, aclamen los árboles del bosque. Delante del Señor, que ya llega, ya llega a regir la tierra; regirá el orbe con justicia, y los pueblos con fidelidad. 

Encendido de la Luz y envío misionero

En este momento la comunidad encenderá el Cirio Pascual, preparado y adornado para esta ocasión, signo de la presencia de Jesús en medio de nosotros y que nos compromete en el anuncio del Evangelio. La voz de Jesús ha hecho arder nuestro corazón. Como comunidad vamos a encender este cirio que representa al Señor en medio de nosotros. Y digamos juntos esta oración con la que nos comprometemos a llevar el Evangelio al mundo entero: 39


Te bendecimos y alabamos, oh Dios, porque tanto nos has amado que enviaste a tu Hijo al mundo en el seno de una familia, para liberar a los hombres con la efusión de su sangre, de la esclavitud del pecado y llenarlos de los dones del Espíritu Santo. Te pedimos ahora, Señor, que dirijas tu mirada bondadosa sobre nuestra comunidad. Somos tus servidores y, fortalecidos por la resurrección de tu Hijo, nos sentimos enviados como mensajeros de su Evangelio, que es alegría. Con el poder de tu brazo, guía, Señor, nuestros pasos. Fortalécenos con la fuerza de tu gracia, para que los dolores y las angustias del camino no nos venzan y que esta luz, que representa a tu Hijo Jesús, nos recuerde que por su resurrección, Él ha vencido las tinieblas del pecado y nos invita a nosotros a disipar también las oscuridades de este mundo con nuestro testimonio, y así, asociarnos a las lumbreras del cielo con los ángeles y los santos. Que nuestras palabras sean eco de las de Cristo para que los oyentes presten oído al Evangelio y sientan arder el corazón como nosotros lo sentimos. Que al igual que la Sagrada Familia, podamos mostrar la ternura del amor de Dios, y que nuestro amor sea como el de Cristo a su Iglesia, para que todo el que vea, crea. Dígnate, Padre, infundir en nuestros corazones el Espíritu Santo para que, hechos todo para todos, atraigamos a muchos hacia ti, que te alaben sin cesar en la Santa Iglesia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. Ahora, recemos las letanías que el Beato Paolo Manna nos ha dejado para interceder por las Misiones en el mundo entero: LETANÍAS TOMADAS DE LOS ESCRITOS DEL BEATO PAOLO MANNA: Invoquemos ahora sobre cada uno de nosotros el coraje y la fuerza del Señor, por intercesión de los Santos misioneros.

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Lector: Señor, abre mis labios. Todos: y mi boca proclamará tu alabanza.

Lector: Santas Vírgenes, consagradas a Dios por la verdadera fe, Todos: Intercedan por las misiones. Lector: Santos Confesores, propagadores de la verdadera fe, Todos: Intercedan por las misiones.

Lector: Dios Padre, que quieres que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Todos: Ten piedad de los hombres, tus hijos.

Lector: Santos Doctores, defensores de la verdadera fe, Todos: Intercedan por las misiones.

Lector: Dios Hijo, primer misionero enviado por el Padre para ser el camino universal de salvación. Todos: Ten piedad de los hombres, tus hermanos.

Lector: Santos Papas y Obispos misioneros, Todos: Rueguen por la Iglesia. Lector: Santos Monjes y eremitas misioneros, Todos: Rueguen por la Iglesia.

Lector: Dios Espíritu Santo, vida de la santa Iglesia y animador de su actividad misionera. Todos: Ten piedad de los hombres, tus protegidos.

Lector: Santos Sacerdotes y diáconos misioneros, Todos: Rueguen por la Iglesia.

Lector: Virgen María que has llevado a Jesús al mundo. Todos: Muestra al mundo el fruto de tu seno.

Lector: Santos Religiosos y religiosas misioneros, Todos: Rueguen por la Iglesia. Lector: Santas Familias misioneras, Todos: Rueguen por la Iglesia.

Lector: Santos Apóstoles que han recibido el mandato de evangelizar, Todos: Lleven a término la obra que han comenzado.

Lector: Santos Apóstoles y mártires de Asia, Todos: Rueguen por la Iglesia.

Lector: San Pablo de Tarso, elegido como instrumento de salvación de los pueblos más lejanos Todos: Sostén el ardor de los misioneros de hoy.

Lector: Santos Apóstoles y mártires de África, Todos: Rueguen por la Iglesia. Lector: Santos Apóstoles y mártires de América, Todos: Rueguen por la Iglesia.

Lector: Santos Ángeles, custodios de las naciones y de los pueblos, Todos: Iluminen y guíen las almas a ustedes confiadas.

Lector: Santos Apóstoles y mártires de Oceanía, Todos: Rueguen por la Iglesia.

Lector: Santos Protectores de las naciones y de los pueblos, Todos: Intercedan por su conversión y salvación.

Lector: Santos Apóstoles y mártires de Europa, Todos: Rueguen por la Iglesia.

Lector: Santos Mártires, sacrificados por la verdadera fe, Todos: Intercedan por las misiones.

Lector: Santos Fundadores de las Órdenes misioneras, Todos: Rueguen por la Iglesia.

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Lector: Santos Fundadores de las Congregaciones misioneras, Todos: Rueguen por la Iglesia.

Lector: Por la salvación de todos los pueblos, Todos: Rueguen por la Iglesia.

Lector: Santos Fundadores de los Movimientos misioneros, Todos: Rueguen por la Iglesia.

Lector: Por todos los misioneros del mundo, Todos: Rueguen por la Iglesia.

Lector: Ustedes que en vida han suscitado vocaciones para las misiones, Todos: Rueguen por la Iglesia. Lector: Ustedes que en vida han amado y sostenido las misiones, Todos: Rueguen por la Iglesia.

Lector: Por todas las jóvenes Iglesias del mundo, Todos: Rueguen por la Iglesia. Lector: Por la verdadera paz en el mundo, Todos: Rueguen por la Iglesia.

Terminemos nuestra oración diciendo juntos las mismas palabras que Jesús nos enseñó: Padre nuestro…

Invoquemos a nuestra Madre María, Reina de las Misiones con la oración que el Papa Francisco concluía su exhortación apostólica “Evangelii Gaudium” No. 288: Tú, Virgen de la escucha y la contemplación, madre del amor, esposa de las bodas eternas, intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo, para que ella nunca se encierre ni se detenga en su pasión por instaurar el Reino. Estrella de la nueva evangelización, ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión, del servicio, de la fe ardiente y generosa, de la justicia y el amor a los pobres, para que la alegría del Evangelio llegue hasta los confines de la tierra y ninguna periferia se prive de su luz. Madre del Evangelio viviente, manantial de alegría para los pequeños, ruega por nosotros. Amén. Aleluya. Dios te salve, María… Bendición - Canto: Alma Misionera

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MONICIÓN DE ENTRADA Queridos hermanos y hermanas sean bienvenidos a la Santa Eucaristía. Como cada año, en el mes de octubre, los cristianos celebramos la Jornada Mundial de las Misiones, conocido como DOMUND. Es el domingo en el que recordamos en la oración y en la cooperación económica a todos los misioneros y misioneras que comparten el don de su fe por todas partes del mundo. Hoy nos sentimos con el corazón lleno de gratitud a Dios por la vocación misionera dada a todos en el bautismo, y que nos compromete a anunciar nuestra fe y a testimoniar la alegría que nos dona Jesucristo. Este año, la Jornada Mundial de las Misiones nos convoca en torno de Jesús, “el primer y más grande evangelizador”, a reflexionar sobre la misión en el corazón de la Fe cristiana. Dispongamos una vez más nuestro corazón para escuchar al Señor, que a través de su Palabra, nos invita a seguir a Jesús, Camino, Verdad y Vida, con confianza y valor, anunciando con nuestras vidas, con nuestro testimonio el poder transformador del Evangelio en esta sociedad que vive sumergida en la oscuridad, en la frustración, en el dolor y alejada del Amor de Dios. ORACIÓN COLECTA Señor y Dios nuestro, que has querido que tu Iglesia sea sacramento de salvación para todos los hombres, a fin de que la obra redentora de tu Hijo perdure hasta el fin de los tiempos, haz que tus fieles caigan en cuenta que están llamados a trabajar por la salvación de los demás, para que todos los pueblos de la tierra formen una sola familia y surja una humanidad nueva en Cristo. Entronización de la Palabra (Danza Litúrgica): MONICIÓN Recibamos el Libro de las Sagradas Escrituras. Nadie puede ser discípulo si primero no escucha lo que el Señor dice, y nadie aprende de Jesús si no se encuentra con Él en el Evangelio. Acojamos el Don de Dios que nos habla.

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MONICIÓN DE LECTURAS En la primera lectura, el profeta Isaías, nos muestra que Dios es el Señor de la Vida y de la Historia. Con profundo amor nos llama por nuestro nombre, nos habla por medio de hechos, personas y nos conduce de acuerdo a sus criterios. San Pablo, en la Segunda Lectura, da gracias a Dios por la Fe inquebrantable, por la caridad en su obrar y la alegre esperanza de la joven comunidad cristiana de Tesalónica. Nos recuerda, así mismo, que somos amados, elegidos y consagrados por Dios a la misión de Jesús en el mundo, guiados y fortalecidos por el Espíritu Santo. En el Evangelio según San Mateo, el Señor nos pide devolver a Dios nuestra alma revestida y señalada con la luz de su rostro, viviendo de acuerdo a los valores del Evangelio de la misma manera como damos al mundo humano lo que le es debido. Primera lectura Lectura del libro de Isaías (45,1.4-6): Así dice el Señor a su Ungido, a Ciro, a quien lleva de la mano: «Doblegaré ante él las naciones, desceñiré las cinturas de los reyes, abriré ante él las puertas, los batientes no se le cerrarán. Por mi siervo Jacob, por mi escogido Israel, te llamé por tu nombre, te di un título, aunque no me conocías. Yo soy el Señor y no hay otro; fuera de mí, no hay dios. Te pongo la insignia, aunque no me conoces, para que sepan de Oriente a Occidente que no hay otro fuera de mí. Yo soy el Señor, y no hay otro.» Palabra de Dios Salmo Sal 95,1.3.4-5.7-8.9-10a.10e R/. Aclamad la gloria y el poder del Señor L: Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra. Contad a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones. R/. L: Porque es grande el Señor, y muy digno de alabanza, más temible que todos los dioses. Pues los dioses de los gentiles son apariencia, mientras que el Señor ha hecho el cielo. R/. L: Familias de los pueblos, aclamad al Señor, aclamad la gloria y el poder del Señor, 44


aclamad la gloria del nombre del Señor, entrad en sus atrios trayéndole ofrendas. R/. L: Postraos ante el Señor en el atrio sagrado, tiemble en su presencia la tierra toda; decid a los pueblos: «El Señor es rey, él gobierna a los pueblos rectamente.» R/. Segunda lectura Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (1,1-5b): Pablo, Silvano y Timoteo a la Iglesia de los tesalonicenses, en Dios Padre y en el Señor Jesucristo. A vosotros, gracia y paz. Siempre damos gracias a Dios por todos vosotros y os tenemos presentes en nuestras oraciones. Ante Dios, nuestro Padre, recordarnos sin cesar la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y el aguante de vuestra esperanza en Jesucristo, nuestro Señor. Bien sabemos, hermanos amados de Dios, que él os ha elegido y que, cuando se proclamó el Evangelio entre vosotros, no hubo sólo palabras, sino además fuerza del Espíritu Santo y convicción profunda. Palabra de Dios Evangelio Evangelio según san Mateo (22,15-21) En aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta. Le enviaron unos discípulos, con unos partidarios de Herodes, y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no miras lo que la gente sea. Dinos, pues, qué opinas: ¿es licito pagar impuesto al César o no?» Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: «Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto.» Le presentaron un denario. Él les preguntó: « ¿De quién son esta cara y esta inscripción?» Le respondieron: «Del César.» Entonces les replicó: «Pues pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.» Palabra del Señor

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ORACION DE LOS FIELES Oremos a Dios, Padre de todos los hombres y mujeres, para que, desde nuestro bautismo seamos verdaderos misioneros que irradiemos la luz de Cristo a todas las naciones. Respondamos a cada intención: Jesucristo que tu Evangelio se convierta en nuestra fuente de vida y testimonio 1.

Por el Santo Papa Francisco para que continúe con valentía y sabiduría animando a la iglesia a salir a las periferias existenciales y territoriales para compartir la belleza de la fe y anunciar la Alegría del Evangelio. Oremos al Señor.

2.

Por su excelencia Monseñor Aldo Giordano, Nuncio de su Santidad, para que el Espíritu Santo lo colme con su Sabiduría y lo asista en su delicada tarea de anunciar y testimoniar con alegría a Jesucristo, Misionero del Padre. Oremos al Señor.

3.

Por nuestros Obispos para que guiados por el Espíritu Santo sigan conduciendo a Nuestra Iglesia por los senderos de la Reconciliación, Comunión, la Solidaridad y Justicia. Oremos al Señor.

4.

Por las Iglesias y los misioneros que son perseguidos, para que no se desanimen frente a las dificultades, persecuciones y retos sino que sean siempre Evangelizadores, sumergidos en la alegría de Cristo y su Evangelio. Oremos al Señor.

5.

Por nuestros Misioneros: Padre Emérito Peña, Efrén Chirinos, Liseth Sepúlveda y Moisés Padilla, Carolina Bello y Francisco que gozosamente comparten su Fe y anuncian el Evangelio a nuestros hermanos que no le conocen, para que el Espíritu Santo les anime en la Misión y les fortalezca en la Fe. Oremos al Señor

6.

Por los que dirigen las naciones, para que comprendan que la autoridad viene de Dios y la ejerzan con justicia y equidad. Oremos al Señor.

7.

Por el aumento de las vocaciones misioneras laicales, religiosas y sacerdotales, para que el pueblo de Dios tenga los pastores que tanto necesita. Oremos al Señor.

8.

Por nosotros, para que en el contexto de la Iglesia Universal y particular vivamos en espíritu de comunión, apertura y de fidelidad dinámica, promoviendo una primavera misionera. Oremos al Señor.

Escucha Padre bueno las oraciones que con sencillez y confianza te dirigimos como hijos tuyos. Reafirma nuestra fe para cumplir siempre con nuestro compromiso misionero. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

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LITURGIA DE LA EUCARISTIA MONICION: Después de alimentarnos con la mesa de la Palabra de Dios, preparamos la Mesa de la Eucaristía, junto al Pan y Vino presentamos nuestros dones unidos, nuestro firme compromiso de vivir y descubrir la belleza de creer y el gozo de anunciar a Jesucristo hoy. Te presentamos Señor: Este grupo de niños y adolescentes (niños y adolescentes con los banderines de los Continentes): que representan a los cinco continentes, África, Asia, Europa, América y Oceanía, con todas sus riquezas culturales, su espiritualidad, su vitalidad religiosa, sus tradiciones vivas. A todos los jóvenes de Venezuela sus alegrías, sus esperanzas, sus anhelos de construir una Patria más justa, fraterna y solidaria, donde reine la Civilización del Amor. Te ofrecemos Señor, estas flores, símbolo de vida, amor, alegría, unión, para que cada día florezca en nuestros corazones el deseo de trasmitirlos a todos los hermanos que nos rodean. Te entregamos estos alimentos y útiles escolares como un signo de nuestro deseo de compartir con el más pequeño y necesitado todo aquello que a diario nos regalas. Te ofrecemos este grupo de Laicos y Consagrados Misioneros, que con sus lámparas encendidas quieren ser signo de tu luz y entrega generosa al servicio de nuestros hermanos. Recibe Señor este corazón y el afiche del DOMUND 2017 que expresa nuestro deseo de ser solo tuyos en el amor y el servicio a la humanidad. Haz que en el mundo entero y de manera especial en Venezuela todos nuestros niños, niñas, adolescentes y jóvenes tengan un Corazón misionero para continuar con la tarea que tú nos encomiendas de dar respuestas a las necesidades y desafíos de la Evangelización en nuestro país y más allá de las fronteras Recibe Señor el Pan y el Vino que convertidos por la efusión del Espíritu Santo en tu cuerpo y en tu sangre, serán el alimento espiritual que nos fortalezca y sostenga en la misión de Anunciar tu Amor y tu Palabra. Monitor: Queremos, con toda la Iglesia, colocar sobre el altar del Señor nuestro aporte económico a la obra misionera, no podemos 47


cruzarnos de brazos si aún son muchos los que no creen en Cristo, los que nunca han oído hablar de él… ¿cómo cerrar nuestro corazón a la obra solidaria y misericordiosa que realiza la Iglesia entre los más pobres?… tu testimonio, oración, sacrificio y aporte económico hace que a muchos pueblos llegue el anuncio del Evangelio haciendo presente entre ellos el Reino de Dios… Seamos generosos con la colecta imperada de hoy para las misiones, Dios cuenta con nosotros. ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS Señor, así como aceptaste la gloriosa pasión de tu Hijo, dígnate aceptar también por la salvación del mundo, los dones y plegarias de tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. MONICIÓN DE COMUNION La Palabra de Dios escuchada y celebrada, sobre todo en la Eucaristía, alimenta y fortalece a los cristianos, los transforma auténticos testimonios evangélicos en la vida cotidiana. La Palabra proclamada, viva y eficaz, prepara la recepción del Sacramento, y en el Sacramento esa Palabra alcanza su máxima eficacia. Dios nos prepara el Banquete de Amor en el cual el alimento es Jesús Sacramentado, vengamos a recibirlo cantando… ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN Te pedimos Señor, que la participación en tu mesa nos santifique y que la redención que tu Hijo consumó en la cruz, sea recibida con gozo en todo el mundo por medio del sacramento de tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. MONICION DE SALIDA Hermanos, en este momento podemos repetir como el salmista: “El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres”. Esta celebración Eucarística está por terminar, damos gracias al Señor por su presencia viva entre nosotros, por su llamado y por la confianza depositada en nosotros. Señor, que con entusiasmo y fervor vivamos, anunciemos y testimoniemos a diario el Amor de Dios Padre. Que cada uno de nosotros y cada comunidad pueda discernir cuál es el Plan de Dios para nosotros, teniendo siempre presente el llamado a salir de nuestra propia comodidad y atreviéndonos a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio. Que la Virgen María, Estrella de la Nueva Evangelización ilumine nuestro camino.

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