MUJERES INDÍGENAS: DECISIÓN E INCIDENCIA PARA LA GOBERNANZA TERRITORIAL I.
Mujer y territorio: una relación simbiótica
Los pueblos indígenas tenemos una relación especial con nuestro territorio, que es la fuente de nuestra vida y es donde se reafirma nuestra identidad. A nivel mundial, nosotros conservamos aproximadamente el 80% de la biodiversidad, según la Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica. Para nosotros el territorio es integral y tiene vida: el aire, el subsuelo, los ríos, los bosques, los cerros, son parte de un todo, donde las mujeres indígenas cumplimos un rol muy importante. Para nosotras las mujeres indígenas existe una relación especial con nuestra Madre Tierra. Somos las encargadas de preservar nuestros saberes ancestrales y nuestras prácticas culturales, que están vinculadas intrínsecamente al lugar donde habitamos. En nuestros territorios ayudamos a erradicar el hambre con la soberanía alimentaria. Según la FAO, las mujeres indígenas producimos más del 50% de los alimentos del mundo y en países en desarrollo la cifra se incrementa, así sostenemos la vida de nuestras generaciones actuales y las que están por llegar. Somos parte del territorio y sin este nos extinguiríamos. II.
Situación de las mujeres indígenas en Perú
En Perú, un país amazónico y andino, las mujeres indígenas afrontamos diversos obstáculos, que tienen distintos matices: económicos, sociales, climáticos, etc. Uno de los más importantes es el acceso a la gestión de la tierra y el territorio; y la imposibilidad frecuente de poder opinar y tomar decisiones en cuestiones que afectan nuestro estilo de vida y desarrollo. Debido a una interpretación errónea de las normativas sobre la tierra y el territorio a nivel de las comunidades campesinas y nativas, que es como nos organizamos legalmente los pueblos indígenas en Perú, las mujeres quedamos sin reconocimiento de nuestros derechos territoriales. Estamos fuera del padrón comunal, ya que solo se considera “jefe de familia” al varón. De esta manera no podemos acceder a las asambleas comunales y estamos impedidas de otros beneficios como gestionar una parcela al interior de la comunidad o poder ser elegidas presidentas de comunidad. Hasta el 2012 más del 90% de comunidades campesinas y nativas era gestionado por presidentes comunales varones. Esta problemática se ve incrementada debido a la migración de varones producto del cambio climático, la contaminación y el deterioro progresivo de nuestros territorios por actividades extractivas legales e ilegales, así como la presión constante por acceder a recursos económicos para obtener mejores servicios y calidad de vida. Lo cual duplica la carga laboral y amplifica la brecha existente en el ejercicio de los derechos de las mujeres indígenas, ya que pese a la ausencia del considerado “jefe de familia”, las mujeres no tienen voz y voto, e incluso se desconfía de su representación. Otro factor de riesgo para las mujeres y comunidades indígenas radica en la normativa que debilita cada vez más la protección de los territorios comunales, en favor de las grandes empresas ya no solo extractivas, sino también de infraestructura. En los últimos años, hemos visto cómo con leyes, decretos y resoluciones ministeriales, se ha ido debilitando la seguridad jurídica sobre los territorios de los pueblos indígenas. Se han visto numerosos ejemplos de afectaciones al verse vulnerados nuestros territorios y medios de vida.
Ponemos el caso por ejemplo de nuestras hermanas de las Cuatro Cuencas, en Loreto, una zona que ha sido centro de extracción petrolera durante 45 años, y que mantiene más de dos mil pasivos ambientales, que afectan la vida y salud de hombres, mujeres, niños y ancianos. En la zona andina, podemos tocar el caso de Espinar, en Cusco, donde mujeres y hombres han consumido por años agua contaminada por metales pesados; muchas mujeres han tenido problemas de salud materna e incluso sus hijos han nacido con malformaciones. Estos casos se repiten a lo largo y ancho del país. III.
¿Qué perdemos los pueblos indígenas si las mujeres no son consideradas?
Las comunidades campesinas y nativas están conformadas tanto por varones y mujeres, y debido a las distintas actividades que cada uno cumple dentro del territorio se tienen percepciones distintas del mismo. Así, por ejemplo, nuestras hermanas amazónicas pueden encontrar fácilmente semillas, arcilla e insumos para la artesanía, o zonas del bosque donde es más recurrente encontrar ciertas plantas medicinales o frutos para su familia. Mientras que usualmente los varones pueden reconocer los caminos de los animales para la caza, o las especies maderables y no maderables. Una situación similar sucede con los hermanos indígenas de la zona andina. Se trata de visiones que se complementan. Por ello, si se desconoce o no se toma en cuenta una de estas visiones al momento de tomar una decisión importante sobre el territorio, se verían perjudicadas las comunidades. De otro lado, es necesario tomar en cuenta la variedad de voces que se encuentran al interior de la comunidad, ya que solo así se puede tener un panorama completo de las necesidades comunales. En momentos en los que es necesario fortalecer la lucha por la integridad de nuestros territorios. Lamentablemente, se han visto casos en los que por factores económicos y sin tener la información completa de las repercusiones, los varones optan por la titulación individual, poniendo en riesgo no solo nuestros territorios, sino también nuestra vida, teniendo en cuenta las malas prácticas que muchas veces emplean las empresas concesionarias de industrias extractivas para hacerse con el territorio de donde sacarán las materias primas. Razón por la que hemos visto muchas veces la muerte de nuestros hermanos defensores de la Madre Tierra. IV.
Estrategias de participación de las mujeres indígenas en Perú
Para la ONAMIAP, el acceso a la tierra y el territorio es un eje fundamental en el desarrollo de los pueblos y mujeres indígenas; y en la lucha por nuestros derechos. Somos Nuestras acciones se centran en el plano local y nacional, sin descuidar nuestra incidencia a nivel internacional. A nivel local, estamos trabajando en la modificación de estatutos comunales para la inclusión de las mujeres tanto en el padrón comunal, como en las juntas directivas comunales, con un 40%. De esta manera aseguramos que las mujeres puedan tener voz y voto dentro de las asambleas comunales. Además para asegurarnos de que sus voces sean tomadas en cuenta, durante el proceso se realizan talleres de sensibilización a los integrantes de la comunidad para resaltar la importancia de la participación efectiva de las mujeres indígenas. Actualmente a nivel nacional nos encontramos con 9 proyectos con componente de titulación comunal que se encuentran en marcha. El proyecto más grande, es el Proyecto "Catastro, titulación y registro de tierras rurales en el Perú, Tecera Etapa” - PTRT3, que consta de un
Comité Consultivo Nacional, en el cual hemos venido participando para llevar la voz de las mujeres indígenas. Son diversos problemas los que tienen las comunidades en temas de titulación, y que se vienen arrastrando muchos años, ONAMIAP propone la participación efectiva de las mujeres en los procesos que demanden el involucramiento de las comunidades en la resolución de estos conflictos; por ello nuestras dirigentas y lideresas regionales se encuentran participando en los Comités Regionales de Monitoreo de implementación del PTRT3. Asimismo, se viene haciendo seguimiento y elaborando propuestas concretas de participación en los procesos de titulación de comunidades campesinas y nativas, para que sean incluidos por los ejecutores de los proyectos de titulación, ya que, aunque algunos proyectos cuentan con salvaguardas y/o lineamientos sociales y ambientales, en muchos casos los ejecutores no están capacitados en temas de género. Este material se basa en estudios que hemos realizado con nuestras bases del Ande y la Amazonía, así como en un documento de demandas y propuestas de las mujeres indígenas elaborado en un encuentro nacional que se llevó a cabo el mes de agosto. Como miembros de la Coalición Rights and Resources Initiative – RRI en Perú, en coordinación con las otras siete organizaciones nacionales de pueblos indígenas, venimos planteando la ampliación de las metas de titulación y la resolución de conflictos y problemas existentes respecto a los procesos de titulación pasados; ya que en la situación actual la inseguridad jurídica del territorio afecta a las comunidades, y especialmente por los factores que hemos planteado anteriormente, a las mujeres indígenas. De esta manera, consideramos, se podría tener un aval para afrontar la problemática que supone tener gobiernos que velan más por los derechos de las grandes empresas, que por la seguridad y vida digna de los pueblos indígenas. Como mujeres indígenas, somos la voz de miles de mujeres que han sido afectadas por las industrias extractivas y el despojo sistemático de su territorio. Hemos visto con preocupación los intentos de desproteger los territorios de nuestros pueblos, y hemos luchado desde la vía legal, exponiendo nuestros puntos de vista ante el Estado y sus instituciones; somos pueblos y mujeres con capacidad de diálogo y demandamos un Estado que responda de igual manera, aunque no siempre lo conseguimos. Sabemos que nuestra lucha por el territorio se vincula a otros ejes fundamentales, como la defensa y conservación de nuestros bosques; la lucha contra el cambio climático; la preservación de saberes ancestrales y de nuestra identidad. Trabajamos actualmente en fortalecer las capacidades de las mujeres indígenas en las regiones amazónicas San Martín, Madre de Dios y Ucayali, con problemáticas de afectación de sus territorios y bosques, para que puedan participar efectivamente en la gestión de los fondos climáticos, como DCI y REDD+. Asimismo, observamos el proceso de implementación de estos programas, siendo parte del Grupo REDD+, conformado por distintas organizaciones de la sociedad civil que ven por esta temática. Además, somos miembros de la Comisión Nacional de Cambio Climático – CNCC, un espacio donde el Estado debe coordinar políticas para la gestión de este fenómeno con miembros de la sociedad civil y organizaciones indígenas. Y como contraparte social integramos el Grupo Ambiente y Clima, que vigila las acciones climáticas del Estado.
Y a nivel internacional somos miembros del Enlace Continental de Mujeres Indígenas, donde alimentamos la información y la lucha desde el Perú, para una mayor representación a nivel internacional. Como vemos, son varios los espacios en los cuales las mujeres indígenas de Perú nos encontramos encuentran haciendo frente, exponiendo su visión, proponiendo y dialogando, para apoyar la lucha del movimiento indígena por la seguridad del territorio. Sabemos que hay muchos obstáculos, pero las mujeres no podemos seguir siendo ignoradas y vulneradas en nuestros derechos. Nuestra demanda es de respeto, no solo por el Estado sino también por nuestros compañeros. Nosotras sabemos que la lucha es una, pero se requiere un diálogo con las mismas condiciones para todos. Unidos hombres y mujeres, somos más fuertes y podemos enfrentar las afectaciones a nuestros territorios, nuestra salud y nuestras culturas, en ejercicio pleno de nuestros derechos. Pasonki Maroni.