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Centevalores. Color esperanza

Color

esperanza

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La esperanza —uno de los valores universales del mundo— es uno de los sentimientos que están directamente relacionados con lo positivo, constructivo, con la fe. En estos tiempos tan difíciles y de incertidumbre que estamos viviendo, es normal que se pierda un poco el camino de estabilidad y bienestar.

La cantidad de sucesos que están ocurriendo en el mundo es agobiante, y por tanto es normal sentirse preocupada/o: desde la pandemia por COVID-19, hasta los niños y niñas en situación de pobreza y desnutrición en nuestro país, las familias inmigrantes que buscan una mejor vida, los índices de mortalidad infantil, la economía, la educación y más.

Es oportuno que no perdamos la esperanza y recordemos lo que esta palabra encierra, apoyada por la confianza. La esperanza hace que luchemos y nos pongamos en marcha para alcanzar los objetivos; ayuda a resistir cuando un obstáculo intimida en el avance; impulsa a tener mayor interés e invertir esfuerzo y creatividad ante las diversas situaciones.

Tener esperanza y confianza, defi-

«Los deseos en nuestra vida forman eslabones y esos eslabones hacen una larga cadena llamada esperanza».

Séneca

nitivamente, es un hecho activo, ya que también contribuye a protagonizar, a tomar el control y la participación en la construcción de tu destino. Una persona con esperanza activa espera cosas buenas del futuro, su atención está puesta en ver oportunidades. Aprovecha las circunstancias que le brindan su entorno y las utiliza para abrir puertas a tiempos mejores.

Muchas veces, ante situaciones negativas, se suele pensar que no hay salida, que no vale la pena seguir luchando. Pero lo cierto es que, frente a estas posiciones difíciles, jamás se deben bajar los brazos y perder la fe, pues, aunque no creamos, la luz siempre está y hay que guiarla hacia la acción; hay que confiar en la capacidad, en los recursos, el talento y el estilo resolutivo para afrontar los problemas, es decir, hacer que las cosas ocurran, no esperar a que sucedan; acompañar esta actitud de emociones positivas, como la confianza y el entusiasmo.

Por lo tanto, quien realmente espera en un futuro absoluto no se conforma con que las cosas sean como son, sino que tiene la energía necesaria para mantener todo en movimiento; posee, además, la inventiva precisa para descubrir

Un dicho tibetano dice: «La tragedia debe ser utilizada como una fuente de fortaleza. No importa qué tipo de dificultades tengamos, cómo de dolorosa sea la experiencia, si perdemos nuestra esperanza; ese es nuestro verdadero desastre».

Dalai Lama

y recorrer los caminos.

Contamos con este valor para transformar vidas, sociedades, comportamientos, actitudes. Apliquemos la pedagogía de la esperanza de Paulo Freire, quien habla de ese sentimiento como una necesidad ontológica, lo que nos mueve, lo que nos marca una dirección. Propone una lectura crítica del mundo que no genera desesperanza, sino que permite ver las resistencias, las formas de salir adelante, de construcción de lo nuevo, las posibilidades permanentes que tenemos los seres humanos de reconstruir nuestra vida. Freire habló de la esperanza como una cuestión inherente a la práctica docente recordando, al mismo tiempo, que el cambio, aunque difícil, es posible. El educador brasileño fue una persona que tuvo una especial preocupación por el otro, por denunciar las injusticias y por mostrarnos que los seres humanos tenemos en nuestras manos las posibilidades del cambio y de la transformación. No desaproveches.

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