5 minute read

centevalores. Cortesía y buenos modales

Cortesía

y buenos modales

Advertisement

La cortesía y los buenos modales son más que una señal de clase y educación. Según los expertos, estos tienen un efecto positivo en la salud, el trabajo y la familia. Ahora bien, retrocedamos en el tiempo. Los autores parecen estar de acuerdo con que la cortesía no es un elemento natural dentro de las sociedades, sino que se desarrolló históricamente. Recordemos que el origen de la cortesía hay que buscar a fines de la Edad Media en la vida de la corte, cuando los cortesanos trataron de distinguirse del común al crear un sistema de modales que sirviese de pauta social distintiva, de modo que para ese momento la falta de buenos modales era característica del estilo de vida de gente de extracción humilde (Haverkate, 1994). De ahí que la cortesía no se mantenga homogénea a través del tiempo, ni en sus prácticas, ni en los contextos en los que se requiere; de ahí también la discusión sobre la universalidad de la cortesía. En efecto, según Ehlich (1992), no existe cortesía en las formas gramaticales de tratamiento en latín y griego, donde el sentido de asociación (togetherness) es neutral con respecto a las formas sociales y solamente cuando se juntan hombres del mismo rango, surgen formas de tratamiento que pueden relacionarse con la idea de cortesía. Se encuentran en la era bizantina las raíces del pluralis reverentiae como reacción contra el plural mayestático; a medida que corre el tiempo y se conforma el sistema de la cortesía, el uso del término courtoisie disminuye, mientras se hace más frecuente el de civilité, que se impone en Francia, en el siglo XVII.

Kerbrat-Orecchioni (2004) sostiene que, por un lado, la cortesía es universal, ya que en todas las sociedades humanas existen comportamientos que permiten mantener un mínimo de armonía entre los interactuantes, pero que, al mismo tiempo, la cortesía no es universal en lo que respecta a sus formas y sus condiciones de aplicación, pues estas varían de un grupo a otro (Kerbrat-Orecchioni, 2004).

Sea cual fuere el origen, la cortesía es la

La cortesía, la consideración y el tacto han sido llamados «el aceite que lubrica la gran maquinaria social», que nos permite funcionar en relativa paz y armonía. Y con razón.

interacción respetuosa y cordial entre los seres humanos. De ahí su importancia. Para vivir en armonía y sin estrés, tener mejores relaciones, funcionar mejor en el trabajo y disfrutar más de la vida, es esencial desenvolverse en un mundo donde imperen el respeto y la consideración. Para rescatar estos valores en peligro de extinción, los expertos aconsejan convertirse en una «guerrera por la buena educación». Ser impecable en los modales, como, por ejemplo, sostener la puerta para que pase otra persona, responder a una invitación, contestar el saludo, realizar todo aseo personal en privado, hablar en voz baja para no molestar a otros, no decir malas palabras, ceder el paso, dirigirse a toda persona —no solamente a las mayores— con respeto, y más. En la medida de lo posible, evitar los programas o eventos que celebren la vulgaridad; la repetición constante puede llegar a convertir un comportamiento vulgar y ordinario en algo que llegamos

Dos expresiones encabezan el código de la buena educación: «por favor» y «gracias», lo que nos da a entender que tratamos con personas educadas.

a ver como «normal».

Cuando se enfrente una nueva situación social, si se tienen dudas sobre cómo comportarse, hay que actuar con consideración. Al final, esa es la base de los buenos modales. La mejor forma de enseñar es sin duda con el ejemplo. Así que los buenos modales se enseñan adoptando uno mismo estas reglas de conducta que denotan amabilidad y consideración hacia el otro. Decir «gracias», «si me permite», «si no le importa», «en mi humilde opinión», pedir «por favor», sonreír, saludar al entrar y al salir, golpear la puerta y pedir permiso antes de entrar, cuidar el tono y la manera de dirigirse al otro, ser puntual, ceder el paso a los mayores, saber compartir, ser respetuoso con las cosas de los demás, pedir prestadas las cosas que no son suyas, son algunas de las conductas que deben enseñarse en el hogar desde la primera infancia.

La cortesía es un concepto universal que, sin embargo, puede manifestarse de modos muy diversos tanto verbales como no verbales. Por lo tanto, conviene aumentar el estudio de la cortesía en

Una persona bien educada y cortés puede ser de personalidad fuerte o con ideas diferentes y sin embargo su trato siempre será agradable.

el ámbito educativo para formar hablantes competentes que actúen adecuadamente.

Todos los mecanismos de la cortesía están condicionados culturalmente. Ser cortés no tiene nada que ver con un nivel social, es simplemente educación y buenas costumbres, es un modo de comportamiento establecido para mantener el orden social y la relación armoniosa entre los miembros de una sociedad.

Para concluir, traemos a colación aquel principio sobreentendido que dice: «No hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a vos» o «No digas a los demás lo que no te gustaría que te dijeran a vos», o, mejor dicho: «Hacé a los demás lo que te gustaría que te hicieran a vos» o «Decí a los demás lo que te gustaría que te dijeran a vos».

Otros ejemplos de buenos modales

1. No interrumpir constantemente al otro cuando habla, sino esperar que termine para expresar nuestra opinión. 2. Apagar el teléfono en los lugares en los que es una molestia que suene; por ejemplo, un concierto, una obra de teatro, el cine u otras actividades. 3. Ceder el asiento a las personas mayores, a las embarazadas, a las que cargan un niño, o a las que tienen alguna discapacidad. 4. No arrojar papeles o basura en cualquier lado. Utilizar siempre los lugares indicados para eso. 5. No gritar o hacer ruidos molestos en lugares públicos que puedan perturbar a los demás. 6. En una entrada siempre se debe dejar salir antes de entrar a un sitio. Tiene preferencia siempre el que sale respecto del que entra, salvo que ceda la entrada a una señora o persona mayor. 7. En la escalera mecánica debemos colocarnos bien a la derecha, para dejar paso a quien desee subir más a prisa. 8. No entorpecer el tránsito en una escalera, ni en las aceras, ni en las puertas de acceso. 9. Al comer, no hacer ruido al masticar los alimentos. 10. Comer despacio, con la boca cerrada y no hablar con la comida en la boca.

Estos comportamientos, básicamente, implican que se tienen consideración y respeto hacia las otras personas que casualmente comparten un espacio con nosotros.

This article is from: