La Ramona 02 mayo 2010

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papirri, rodrĂ­guez, hornby, espinoza, de la torre, laguna y navarro,


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Desde el ombligo del mundo

PREGUNTITA

El

*EL PaPirri

C

uando llegué a Fukuoka, ciudad nuevita y pujante de la isla japonesa de Kyushu, un taxista me recibió con guantes y sombrerito copudo gritando ¡Nippon Banzai! Me llevó directo al barrio de estudiantes extranjeros -ryo gakusei kaikan-, un lugar parecido a Los Pinos pero en beira mar. Al mes de llegar empezaba a sentir la presión de esa soledad húmeda, volviéndome especialista en señas. Prendía la tele y no entendía nada porque el idioma japonés para mí es chino. Una noche, el timbre dio vida al mini depto de tatamis. Salí extrañado, apareció en la puerta un nipón sonliente de telno neglo con sus levelencias, sumimasen, sumimasen. Me alcanzó suavemente un regalo -omiagui- bastante grande, marchándose en reverencias de retro por las gradas como si tuviera cuerda al revés. Extrañado, rompí el envoltorio, era un deck VHS Sony japonés, nuevo de paquete, con sus controles, antenas y manual de interminables kanjis. Considerando que estábamos en 1990, aquel aparato era de novísima tecnología y se convirtió en pocos días en una ventana al mundo, dándome oxígeno trascendente, pues conseguí alquilar algunas películas en inglés, entre ellas Ghost, que me emocionó hasta las lágrimas. A las semanas del regalito tocaron otra vez el timbre, era medianoche de un viernes, apareció el mismo nipón con sus tres cuates de terno negro, las babas chorreaban las corbatas, estaban yuuucas. Ingresaron a los alaridos a mi departamento, traían una botella de sake en el sobaco, sacaron hielo de la heladera, fumaron como murciélagos, se chuparon de lo lindo en mi propia cara y casa, y no me invitaron. Yo, de lejitos veía transcurrir aquella farra asiática, tras la puertita de papel de arroz del único cuarto. No me invitaron ni a su mesa y se fueron bien chupados cantando una canción sobre flores milenarias: Sakura, Sakura… Al día siguiente el lugar hedía a ajos y sake.

Llamé de emergencia a mi asesora en asuntos japoneses, una pueltoliqueña casada con nipón que trataba de explicarme los códigos de aquella sociedad inaccesible. Me pidió que le contara con detalle lo acontecido, luego de mi relato paceño con taj y pum, dijo: caíste en giri, menso,…quespseso, indagué. El giri es la reciprocidad japonesa, si te dan un omiagui tendlás que devolvel otlo de similal valol económico, dijo ridiculizándose…Si no cumples el código, estas bajo su poderrrr, dijo en película de miedo. Me fui presuroso a uno de eso malls descomunales, a averiguar el precio de 500 dólares por el famoso deck, comprobando que, para un tercermundista estudiante boliviano como yo, el giri era imposible. En las noches dormitaba y me levantaba asustado escuchando aquel Sakura de pesadilla. Entonces no tuve otra que tomar la decisión. Le pregunté al portero -que era igualito al taxista- dónde vivía aquel ñato. Me hizo un dibujito de niños, era cerca. Agarré la bici pedaleando radiante, aposté adelante el omiagui de marras ataviado de paquete, las gaviotas afeitaban aquel

mar incólume a picotazos. Llegue al predio, ingresé sin problemas al segundo piso, era barrio de nipones, todo fluía sin control o quizás con gran autocontrol. Alcancé la puerta del departamentito señalado, toque el timbre, salio una señora japonesa flaquita, parecía joven, con el pelo recogido y mandil de colores lavaba algo, lanzo asustada el ¡bikrishta¡ de rigor, que significa ¡qué susto! Sin decir nada le dejé el omiagui en la mano dándome la vuelta con un sayonara sonoro y recién estrenado. A los pocos días apareció la señora con el marido en el departamentito. Me encerré en el baño pa’ no abrirles, pero pudo más el insistente din dong que en japonés se dice ching tomalan (yaaaa…). Por el visillo pude evidenciar que el hombre era pelado y gordito, o sea ¡no era el farroso! Los hice pasar, reverencias por acá, reverencias por allá, los zapatos afuera, me habían traído un hermoso aparato de CD y doble cassette pionero en el mercado mundial. Festejamos el falso giri con sendos whiskys. El aparatito tenía karaoke, cantamos con las venas brotando un Sakura intercultural, mientras la señora cocinaba una sopa humeante de fideos, hongos y bichitos que luego engullimos ruidosamente, con eructos y todo. Nos despedimos de retro en reverencias torcidas, diciendo a coro general: domo arigato gosaimasuuu. Meses esperé nervioso la llegada del giri verdadero, pensando mil estrategias que desencadenaban todas en el sacrificio del aparato de audio. Luego supe por el portero que al cuate aquel lo habían trasladado de ciudad. Shashiburi des neee, suspiraba el portero las saudades de protocolo. Yo más suspiraba aliviado. * “El Papirri” es el seudónimo del popular cantautor paceño Manuel Monroy Chazarreta, quien continúa su entrega de crónicas desde Quito, Ecuador. papirri@hotmail.com

El Wuayrajaita Los exilados de la tierra Chino navarro El polvo cósmico viaja errante, creando y perdiendo campos gravitacionales. Atrás queda la huella de una estrella devorada por su fagocitamiento estelar. Tiempo y espacio se han diluido en su eclosión, solo queda polvo viajero buscando el embrión cósmico de una nueva gravedad. Esa nueva huella embrionaria se coagula en un sistema solar, una estrella joven de mediana dimensión rotando la prisa de varios planetas. La vida y la muerte han cuajado nuevamente una gravedad estelar. Ese polvo de estrellas, mutando en la rotación de sus signos, eclosiona la primera célula. Ella se apega ágil a su primera formación, se enquista en sí misma para atraer con su pequeña gravedad a su pareja impar. La huella dactilar de un nuevo planeta acaba de nacer. Este nuevo ser planetario se combustiona a sí mismo al salir de su placenta cósmica. Son convulsiones violentas, nacidas de una fragua volcánica, que expulsan fuego sin huella. Este ardor estelar, que tiene todas las formas y nin-

guna, se cristaliza en brazas que arden, el naciente planeta está tejiendo la rugosa y arisca cuna para los seres que vienen. Atraído por esta intemperie indómita, un minúsculo ser vegetal hila su primera raíz. Esta les sirve de báculo original a las otras que le siguen. Una tras otra se van apegando a la inhóspita cuna rocosa. La novel gravedad también ha condensado una atmosfera. Esta, al sentir el peso específico del nuevo ser vegetal, ha pulimentado el cristal que desnuda la piedra, así el agua se precipita en marea de lluvia para alimentar al nuevo ser. La vida se ha desatado en esta redondez original, el polen primario ha atraído la sed de un picaflor. El sueño de este y de otras especies ha levitado la configuración planetaria. Mutando en la voluntad de la naturaleza se ha conjugado de tal manera, que ha creado un ser que sueña su vida y su muerte, un ser humano rotando en su polea solar. Todo esto sucedió por una conjugación de voluntades, girando tan vertiginosamente en sus espesuras, hasta lograr compartir sus gravedades, cohabitando el uno en el otro, el verbo de uno concretando su acción en la otredad del otro, sin cosmogonías ni pirámides centristas, el planeta girando en el mundo compartido de millones de seres.

Esta navegación estelar fue tronchada por la concreción pigmaliónica de una estrella excluyente. Siendo polvo de estrellas viajeras, decidió cuajar su histeria histórica en la ficción de un dios, alambró de prohibiciones y propiedades su camino sin retorno, dividió su fantástica progresión cósmica en un arbitrario y ficticio maniqueísmo ético, instrumento la abstracción transgénica del poder y del estado para poder administrar su horror de vida. Esta abstracción coagulo rompió el giro de su rotación celeste, exilando a los seres planetarios de su progresión embrionaria, expulsándolos de la propiedad rotatoria de su vida y de su muerte, convirtiéndolos en exilados planetarios. Nosotros, exilados de la tierra, reclamamos el derecho y la libertad de proseguir con nuestro viaje estelar, siendo cómplices con la voluntad de la naturaleza. Nosotros, exilados de nuestro hogar de viajeros celestes, queremos expulsar de nuestras vidas y nuestra muerte, a aquellos traidores que han traído la putrefacción carroñera de dios, el poder y el estado, creando cárceles imaginarias, queremos celebrar el viaje y la libertad de nuestro planeta, recuperando para nosotros y para la voluntad de la naturaleza, el sueño original de ser viajeros cósmicos. luisrosby@yahoo.com.ar

PRESUNTOS IMPLICADOS editores: santiago espinoza, andrés laguna y sergio de la zerda la troupe: adriana campero, rodrigo mita, ricardo bajo, javier y luis rodríguez dibujos: diego lópez

fotografía: paola lambertín webmaster:javier rodríguez colaboradores: marcia mogro, bartolomé leal, benjamín santisteban, xavier jordán, javier velasco, manuel monrroy y giovanna rivero

diseño: andrea guardia armado: lucio huaranca magne

? ¿Por qué Evo odia tanto a los pollos? ¿Tanto barullo por una verdad a todas luces? ¿Quién puede contradecir que los pollos de granja sí tienen hormonas? ¿Los médicos recomiendan en sus recetas tomar Coca Cola? Déjense de ridiculizar al que se atrevió a decir las cosas. Los medios andan cada vez peor. Ale Tal vez por traumas infantiles, porque de consumirlos lo hace con frecuencia, acompañado de su vicepresidente, deglutiéndolos con una Coca Cola bien fría y en platillo desechable, junto a algún aserradero. Fico Es que se soñó día antes con Jaime Paz. Carlos ¡Abajo los pollos, son todos trolos! Donald y Lucas Pasa que de chiquito lo asustaba el gallo Claudio. Diana ¡Que mueran los pollos! AC (Alcohólicos Conocidos)

Pregunta de la semana ¿Por qué Feicobol trae grupos tan chafas? Ramona ha creado este espacio semanal para una interacción amena y reflexiva con los lectores. Sugerencias sobre próximas preguntas o respuestas a las mismas pueden enviarse al correo electrónico: ramona_opinion@yahoo.com


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a quince años de rockandBol, entrevista con su productor Sergio Candia:

hay un público que escucha como telón de fondo para farrear JaviEr roDríguEz C.

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ay que reconocer que uno verdaderamente comienza a apreciar el valor de RockAndBol cuando ya no está en Bolivia. Suena exagerado, pero cuando uno verifica que seguir las noticias del rock boliviano es imposible si decide confiarse a los medios tradicionales (diarios, canales de tv, las pocas radios que emiten online) y –más aún– cuando, para satisfacer sus necesidades nostálgico—musicales, puede encontrar un programa bien hecho y que destila toda la información del rock nacional en un producto inteligente, informativo y balanceado; cada minuto de ese show le sabe al paraíso. No seré yo el que diga que las bandas boliviana están atravesando un momento de repunte productivo/creativo, pero al percatar que el rock argentino, brasilero o mexicano no cuentan con programas del estilo de RockAndBol (o tienen repositorios descomunales, imposibles de abarcar, como el ciclópeo www.rock.com.ar), podremos decir que en lo que a medios de comunicación especializados respecta, en Bolivia no deberíamos tener motivos para quejarnos. Habiendo acordado una charla online con Sergio “Candiaman” Candia, productor y conductor de RockAndBol, aprovechamos para conversar sobre el estado del rock boliviano, analizamos ese rumor que corre y proclama el 2010 como un año de “boom” en el rock nacional, y compartimos el interesante diagnóstico de uno de los más comprometidos y longevos gestores dentro del ámbito del rock boliviano. En esa deliciosa charla, que presentamos a continuación, también reparamos en el rol que juega RockAndBol tras 15 años a la vanguardia de la difusión del rock boliviano, y en los nuevos proyectos que encara al cruzar una barrera de madurez empresarial y técnica. Aprovechando la ocasión para felicitar la tenacidad de RockAndBol y nos quedamos atentos a sus novedades, pues sea en la televisión o en otros formatos, si los productos vienen con el sello del “Hogar del rock boliviano”, no hay espacio para dudas. Javier rodríguez (Jr): acordamos hacer esta entrevista con una provocadora afirmación tuya, que me cuesta creer pero que me alegraría encontrar cierta. Decías que es “vox populi que este 2010 será el año de la recuperación del rock boliviano” ¿Qué quieres decir cuando dices que se producirá la “recuperación” del rock boliviano? Sergio Candia (SC): Sucede que en las últimas semanas, conversando con gente involucrada en el rock boliviano, escuché que está comenzando a sentirse una especie de confianza en la recuperación del rock boliviano después de una temporada baja en producción, un problema que se arrastra desde el 2006. Evidentemente, como parte de RockAndBol para mí eso es una verdad a medias; nuestro ritmo de trabajo arroja un total de 120 temas nuevos al año –aunque obviamente muchos de estos se quedan en sencillos y nunca llegan a ver un álbum completo. También encuentro peligroso creer que el rock se recupera porque los artistas con más tiempo en la escena vuelven a producir o sacan algo nuevo, pues eso demerita otras tantas producciones serias y de gran calidad que surgieron en este tiempo. Jr: Puede también tratarse de una recuperación cuantitativa un tanto engañosa, como el “boom” de cine boliviano que hay cada cinco años –un poco menos gracias al digital. Y tenemos el paralelismo del digital en el cine y Protools y los nuevos medios 2.0 en la música boliviana, aunque ni de lejos han tenido similares efectos. Lo úni-

co cierto es que, si bien esa democratización en la accesibilidad a los medios de producción y distribución musical han permitido aumentar la cantidad de bandas que aparecen cada año, la continuidad que tienen es casi nula hasta para los pobres estándares nacionales. ¿Cómo se explica esto? SC: Creo que se trata de una sincronía que sucede cada tanto, hasta independientemente de otros factores. Por ejemplo este año se da la coincidencia de que 3 ex Loukass vuelve a saltar a la arena musical boliviana: tenemos a Krauss con un proyecto que ha generado expectativa desde su anuncio oficial, Llegas con un noveno disco y un sonido más amigable y el retorno oficial de Tejilah de Martin Joffre. Pero me pregunto qué pasará el 2011, ¿será que volvemos al relato de la “Crisis del rock boliviano II”? Me parece que el vox populi es simplemente eso; un rumor de pasillo o de barra que no lee profundamente la realidad del rock boliviano y se deja llevar por el corazón para afirmar que cuando los artistas con mayor trayectoria se animan a producir, entonces estamos bien. Sobre la accesibilidad a los medios pues es como bien dices, tienden a disipar un trabajo que se concentraba finamente en años pasados. Si bien no tenemos sellos hace bastante tiempo, el hecho de ahorrar para grabar en los pocos estudios “profesionales” implicaba un filtro implícito de ca-

lidad, y ofrecía algo de know-how intuitivo en producción por parte del estudio. Ahora con la facilidad tecnológica la mayoría de las maquetas adquieren rango de grabación final y se difunden sin filtros por parte de los medios. Eso no necesariamente es malo, pero las bandas que nacieron producto de un entusiasmo efímero, pierden continuidad igual de rápido. Jr: hablando de lo de las bandas “consolidadas” que vuelven cada cierto tiempo, y ya no de los nuevos competidores, ¿cuál crees que es el rol del público en la persistencia de esos ciclos de “crisis”? ¿Basta con la oferta de bandas nuevas y efímeras para llenar esos 3, 5 u 8 años, que pasan entre cada nuevo disco de las bandas “grandes” o qué hace el público para escuchar rock boliviano en ese tiempo? SC: El diagnóstico es complicado pero detecto que existe un público masivo que sigue al rock nacional desde la periferia, es decir que sólo sabe de la existencia de 4 o 5 bandas y que gusta de asistir a sus presentaciones porque son una alternativa a las discotecas; incluso puede decirse, sin demeritar a las bandas, que se trata de público que emplea la música en vivo como telón de fondo para farrear. Eso lo sabemos todos, no creo que corresponda escandalizarse a estas alturas. Pero esto nos conduce a un problema aún más grande: el rock boliviano –tras algo más de 21 años de constancia– todavía no puede salir de los bares. Eso resta un público enorme y muy activo al rock nacional, pues esta gente –generalmente menor de edad– que se interesa por estas bandas, que busca los discos, que vota en los rankings, que saca covers bolivianos y que no puede acceder a verlos en vivo por ser menores de edad, ahí va el segundo strike para el rock afincado en bares. Luego está un grupo reducido de personas que siguen al rock boliviano muy de cerca, generalmente somos medios y alguno que otro apasionado y en eso existen diferencias, medios paracaidistas y gente que se lo toma con seriedad. Jr: no podemos dejar de preguntarte cómo hizo rockandBol para permanecer 15 años en esta tarea de dar le un espacio regular a la producción de rock boliviano, y posicionado como líder y referente del medio. ¿Cuál ha sido su secreto? SC: Encuentro que los medios son muy irresponsables tanto en el trato como en el manejo de la información, en el tiempo que estoy en RockAndBol he visto con bastante pesar que muchas canciones que podían consolidar a determinadas bandas, fueron dejadas de lado por negligencia, por miopía, por falta de conocimiento, por ignorancia, por rencillas personales y por miles de causas más. El caso de RockAndBol pasa por ser el medio pionero en dedicar un espacio especializado al rock boliviano y por ir dando saltos que abren brecha. Te puedo mencionar la consolidación de la cadena nacional de difusión, que desde el año pasado comienza a explorar la salida al exterior. También está el haber llevado adelante 4 premiaciones consecutivas, la publicación del podcast y su indexación al listado itunes. Son muchos hitos que nos permiten liderar en difusión a lo largo de este tiempo. Jr: La pasividad del público también incide en ese ciclo negativo. hay una opinión difundidísima (a veces hasta por músicos y medios) que sostiene que no se hace ya “buena música” hoy; a mí eso me parece la tontería más grande, en un momento de efervescencia creativa reforzada en cantidad por los nuevos medios y tecnologías (tal vez no tan notorios en Bolivia), pero sí que hay muy buena música nueva.

Claro que si el público no te pide, o no acepta, música nueva y retadora, los medios no tienen incentivos para emitirla, ni los músicos para hacerla. ¿Qué opinas tú al respecto? SC: Creo que la pasividad del público viene de la mano de la ignorancia de los medios. ¿Por qué el concierto de Daddy Yankee se llena? Porque ahí tienes a todas las radios del dial y canales locales metiéndole duro al perreo, y el público reacciona con la repetición, cree automáticamente que eso es bueno y asiste aunque sea por curiosidad. Es esa misma ignorancia la que lleva a nuestras emisoras y canales a basarse en realidades tan lejanas como el ranking Billboard para construir su selección de temporada. Y claro todos sabemos que Billboard no te dice lo que es bueno, te dice lo que más vende, es un reflejo de la sociedad de consumo no de la creatividad y la vanguardia. Por ahí es lógico que haya gente que crea que no hay ya “buena música”, claro que tampoco se ocupa de buscarla. Por otro lado, como bien dices los medios digitales ahora te permiten obviar esta pobre información local y recurrir a fuentes que sí te ilustran de esta explosión creativa, que se conoce muy poco en nuestro país por la falta de interés y miopía de nuestros medios. La buena música existe tanto local como mundialmente, como siempre hay que buscarla a mano o esperar que algún desubicado aterrice en algún medio y elabore una lista rica en contenido, pero eso pasa cada año “trisiesto”... rockandBol crece y se diversifica a sus 15 años Jr: ¿Cuáles son los planes de rockandBol para celebrar sus 15 aniversarios, qué nuevas metas se han trazado? SC: Ya el año pasado teníamos algunos [de los siguientes] planes dando vueltas y llegaron a cosas concretas junto con los 15 Años. Creo que a estas alturas el programa ha demostrado que se puede sostener en el tiempo, y por ahora resta continuar expandiéndose. No hay mucho más que hacer como producto radial, salvo la iniciativa que arrancara este año, se trata de un nuevo programa de RockAndBol paralelo, dedicado al rock cristiano boliviano enteramente; creemos que este género a alcanzado un nivel de producción tal que necesita un espacio propio, pretendemos marcar brecha en este camino. Creemos también que es necesario ingresar a la TV con una lógica muy similar a la radial, constituyéndonos como una revista especializada en la actualidad del rock boliviano. Estamos estudiando la manera de hacerlo sin violentar los espacios existentes y sobre todo tratando de conseguir un equipo estable e inversión privada, pues incursionar en la TV es mucho más costoso que hacer radio. Es más, estamos convencidos de que nuestra misión, la de incentivar la construcción de una industria de rock en Bolivia, pasa por tomar nuevos papeles. RockAndBol está en vías de convertirse en una fundación, estamos en la etapa de encargar el diagnostico de factibilidad para detectar en que área podemos incidir inmediatamente, para arrancar la fundación. El proceso ya está en marcha. Por último, queremos retornar con la premiación anual; esta vez garantizando su sostenibilidad en el tiempo. Sucede que el evento requiere de mucha inversión y queremos consolidar las fuentes para no tener de nuevo estos lapsos sin premiación –y no por falta de ganas o interés, sino por falta de presupuesto. Esos son los lineamientos de RockAndBol a sus 15 años, y se resumen en la consolidación de lo que se tiene y una expansión en especialización, tanto en los medios como en el papel que jugamos en nuestro medio musical.


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La película An education, nominada al oscar a Mejor película, se exhibe en el cine center con el título de Enseñanzas de vida

nick Hornby y Enseñanzas de vida, el idilio

El escritor inglés, responsable del guión de Enseñanzas de vida, por el que fue postulado al oscar, comenta las dificultades que rodearon la puesta en marcha del proyecto. El autor, conocido por libros como Fiebre en las gradas y Alta fidelidad, cuenta algunas anécdotas y reflexiona sobre el trabajo de guionista.

a sí mismo y elude las equivocaciones. Otro gran problema era el final. Lynn Barber casi tira toda su vida por la borda, casi pierde la oportunidad de entrar a la Universidad, casi no se presenta a los exámenes. Y a pesar de que el poder del final de muchas películas deriva del hecho de salvarse por los pelos, estos tienden a ser un poco más fascinantes: la bala casi mata al héroe, un meteoro casi destruye nuestro planeta, etc. Iba a ser difícil que a la gente le importara si una joven entraba o no a Oxford, no importa cuan inteligente fuera. Lynn se convirtió en Jenny después del primer o segundo borrador; existían algunas razones prácticas para el cambio, me ayudó a pensar en el personaje que estaba creando en lugar del que ya existía y había escrito las memorias: pude intentar elevar la apuesta por Jenny, en caso contrario, si ella hubiera continuado siendo Lynn, me hubiera sentido obligado a atenerme más a los hechos. Algunas historias tienen significado, otras no. Siempre tuve claro que esta lo tenía, pero no estaba muy seguro de que el significado que las cosas tenían para mí, tuvieran o pudieran tener el mismo significado para Lynn: ella, por ejemplo, encontró en este capítulo de su vida todo tipo de claves importantes para su futuro, pero yo no podía preocuparme por el futuro de mi personaje. Tenía que preocuparme por el presente de mi personaje, y lo que ese presente podía transmitir al público. Necesité muchos borradores para poder recorrer tan solo la mitad de ese camino.

nick Hornby*

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esde el momento en que terminé de leer el maravilloso ensayo autobiográfico de Lynn Barber en Granta -donde cuenta su romance, a principios de los años 60, con un hombre mayor que ella de dudosa reputación-, supe que tenía todos los ingredientes para una película. Había personajes memorables, una vívida sensación del tiempo y del lugar -una Inglaterra que se hallaba en la cúspide de un profundo cambio- una mezcla inusual de alta comedia y profunda tristeza, y una manera fresca de tratar temas como las clases sociales, la ambición y la relación entre padres e hijos. Mi mujer, Amanda, es productora de cine independiente, así que le di a leer el ensayo, y ella junto con su colega Finola Dwyer se decidieron a comprar los derechos. Cuando empezaron a hablar acerca de posibles guionistas para el proyecto, me di cuenta de que quería hacerlo yo, un deseo que me sorprendió y para el que no estaba completamente dispuesto. Como casi todos los novelistas que conozco, tengo una relación bastante complicada y habitualmente insatisfactoria con la escritura de guiones. Desde que se publicara mi primer libro, Fiebre en las gradas, siempre he tenido algún proyecto de guión en marcha. Hice la adaptación para la pantalla de Fiebre en las gradas, y eventualmente se hizo la película. Desde entonces he tenido al menos otros tres proyectos, un par de originales y una adaptación, que terminaron siendo un fracaso, o al menos, no dieron por resultado un producto final, lo que es lo mismo. El principal problema con la escritura de guiones es que, la mayor parte del tiempo, parece no tener sentido, especialmente cuando se lo compara con lo relativamente directo que resulta ser la publicación de un libro: las probabilidades de que una película, cualquier película, se haga son sencillamente muy pocas. Una vez que te estableces como novelista, la gente está bastante predispuesta a la idea de publicar tus libros. Por supuesto que tu editor te sugiere la manera en que puedes mejorarlos, pero en general, la idea es que tarde o temprano tus libros terminarán en una librería, disponibles a la venta. El cine, sin embargo, no funciona de esa forma, fundamentalmente porque incluso una película de bajo presupuesto necesita varios millones de libras para poder hacerse, y por consecuencia, no existe ningún guionista vivo, no importa lo muy establecido que se encuentre en su profesión, que escriba con la seguridad de saber que su trabajo será llevado a la pantalla. Mucha gente se gana la vida decentemente escribiendo guiones, pero no es exactamente lo mismo, por regla general, calculo que existe un 10% de probabilidades de que una película entre en fase de producción, especialmente si se trabaja fuera de los grandes estudios, como hace y debería hacer todo guionista británico. Sé por mi relación con Amanda, Finola y otros amigos que trabajan en la industria, que Londres está inundada de libros con derechos, guiones y tratamientos de guión a la espera de un dinero que nunca llega para poder ser desarrollados. ¿Para qué molestarse entonces? ¿Para qué dedicar tres, cuatro o cinco años a escribir y reescribir un guión que probablemente jamás se convertirá en una película? Para mí, la primera razón para volver a incursionar en este mundo doloroso de rechazo y decepción fue el deseo de trabajar en equipo: paso la mayor parte de mi día trabajando solo, y no soy antisocial por naturaleza. Trabajar en An Education inicialmente me brindaba la posibilidad de sentarme con Amanda, Finola y Lynn a hablar del proyecto como si algún día fuera a realizarse, y más tarde, tuve charlas similares con directores, actores y la gente de BBC Films. La vida de un novelista está desprovista de reuniones, pero la gente que tiene trabajos de verdad está reunida todo el tiempo. Sospecho que gran parte del atractivo del cine, no es solo la oportunidad de trabajar en equipo, sino la ilusión de tener un trabajo como los demás, con colegas y citas, con tazas de café con platitos y galletas que fueron compradas por otros. Y existe un mayor atractivo aún: si las cosas se ponen en marcha, la diversión, la vitalidad, el glamour y la emoción que provocan jamás la pueden suscitar,

por mucho que se empeñen, los pobres viejos libros. Incluso antes de que el filme se estrenase, fuimos con él al Festival de Sundance en UTA y al de Berlín. Y me he hecho amigo de muchos actores de la película, quienes, por definición, son mucho más guapos que el resto de nosotros… ¿Qué puede tener la literatura en comparación? Escribí el primer borrador de An Education por si las moscas, allá por 2004, y mientras lo hacía, pude ver algunos de los problemas que tendría que resolver si el ensayo original fuese a ser llevado realmente a la pantalla. Por supuesto, los problemas no tenían que ver con el ensayo en sí mismo, que contenía todo lo que una memoria tiene que tener. Pero por su propia naturaleza, las memorias presentan un desafío, porque reúnen toda la sabiduría que un adulto ha podido lograr para mirar hacia atrás, para analizar una época de su vida. Casi todos con los años nos convertimos en más sabios, razón por la cual podemos ver un patrón y un sentido en un episodio autobiográfico, un patrón y un sentido que no pudimos ver en ese momento. Los que escriben la memoria lo saben todo, pero la gente de la que escriben, esa gente, sabe muy poco, casi nada. Con el tiempo nos convertimos en alguien diferente, además de más sabios somos más articulados, más cínicos, menos inocentes, más o menos comprensivos (dependiendo cómo nos hayan ido las cosas). La Lynn Barber que escribió las memorias -una famosa periodista, conocida por sus perfiles de celebridades perspicaces, graciosos y en ocasiones devastadores- no debería ser percibida en la voz del personaje central de nuestra película, especialmente porque, tal como lo dice Lynn en su ensayo, las experiencias que ella describe fueron las que dieron forma a la mujer que conocemos. En otras palabras, no existió ‘Lynn Barber’ hasta que ella recibió la educación que da título al ensayo. Esto suena tan obvio que es casi una banalidad: una joven de 16 años debe sonar distinta a la persona que es a los 60. Lo que tal vez es menos obvia, es la forma en el que el “yo” de los 60 se filtra en cada una de las pinceladas que da vida al autorretrato de una memoria. En ocasiones, incluso el diálogo que Lynn pone en boca de la versión más joven de ella misma -perfectamente convincente sobre el papel- sonaba demasiado curtido por la vida cuando se pensaba en una persona real, en una joven actriz que dijera esas palabras. De alguna manera ya había pasado por eso, con la adaptación de Fiebre en las gradas. En una memoria uno trata de ser lo más listo posible en cuanto a la versión más joven de uno mismo, es de lo que trata el género, y es lo que Lynn hizo. Pero en un guión hay que negarle al sujeto ese conocimiento, porque sino no hay drama, simplemente tenemos a un personaje que se entiende

Directores Por las mismas razones, también ayuda tener un director para el proyecto. Beeban Kidron leyó cualquiera que fuese en ese momento la última versión del guión, le gusto, nos encontramos para hablar de él y a partir de allí trabajó conmigo en el guión durante la mejor época de ese año. (Esos años pasaron muy rápidamente, así que es un alivio recordar que otras cosas sucedían mientras no se hacía An Education. Escribí mi novela para adolescentes “Slam” y nació mi tercer hijo; Finola estuvo trabajando en el drama de HBO, Tsunami. Teníamos algo para mostrar entonces). Me encantó trabajar con Beeban, quien vive justo en la esquina de mi oficina, por lo que podíamos reunirnos, si estaba disponible, a los 5 minutos de enviarle un correo electrónico; a partir de hablar con ella y de pensar lo que necesitaba del guión desde el punto de vista de la realización, pude hacer las mejoras más importantes del guión. Ciertamente, la complicidad de Jenny en muchos de los engaños de David, su disposición para manipular a sus padres, surgió de mi trabajo con Beeban; seguimos la línea trazada por la obra original, donde Lynn Barber admitía que cuando fue testigo de cómo David robaba el mapa, no hizo nada. Esa decisión de guión lo hizo moralmente más complicado y la película es mucho más rica gracias a ello. De todas maneras, un nubarrón pendía sobre nuestras cabezas. Beeban estaba comprometida con otra película, que, tal como la nuestra, había estado desarrollando durante largo tiempo. Eventualmente se hizo evidente que no podría hacer ambas porque iban a coincidir en fechas, y muy a su pesar (creo y espero) se decidió por el proyecto anterior al nuestro. Otra vez volvimos a la casilla de salida. Hablamos con una gran cantidad de directores después de la partida de Beeban. Muchos de ellos querían continuar desarrollando el guión, algo que era justo; el problema era que ninguno de ellos estaba de acuerdo con la dirección que deberíamos tomar. Un joven director incluso se llegó a cuestionar si todo el tema de 1962 no era algo que desviaba el foco de atención y si no habíamos pensado en situarla en el presente. Pues sinceramente no, no lo habíamos pensado. Tenía muchas ganas de trabajar con una directora -sí, tenía productoras mujeres que podían estar pendientes de Jenny mientras su personaje se desarrollaba en el guión, pero tener una directora que pudiera trabajar con una joven actriz en el rodaje, a mí me parecía de un valor incalculable- y cuando Lone Scherfig, la directora danesa de Italiano para principiantes (Italian For Beginners), mostró interés por hacer la película, todos sentimos mucho interés por escuchar su opinión. Lone resultó tener un entusiasmo sin límites, con una gran inteligencia en cuanto al guión y un ojo privilegiado para los detalles. Después de aceptar el trabajo, se empapó del look de Inglaterra de 1962, la ropa, los coches y sus bizcochos. Tuvimos mucha suerte de encontrarla. El reparto Entonces ya éramos cuatro: Amanda, Finola, Lone y yo.

Ya llevábamos hablando un tiempo con la directora de casting Lucy Bevan. Con frecuencia me preguntan cuanta injerencia tengo en los diferentes procesos de la realización cinematográfica -”¿Tiene algún poder de decisión en el reparto, por ejemplo?”-, y aunque me gustaría atribuirme todos los méritos, la verdad es que simplemente no sé lo suficiente de actores (o directores, o montadores, o diseñadores artísticos, o compositores) para contribuir a este tipo de decisiones. Por ejemplo, ¿cuántas jóvenes actrices conozco que podrían interpretar el papel de Jenny? Ninguna. ¿Y actores para el papel de David? Bien, estaba Colin Firth, por supuesto, a quien conocía de Fiebre en las gradas (Fever pitch). Y John Cusack de Alta fidelidad (High Fidelity), Hugh Grant y Nicholas Hoult, de Un niño grande (About A Boy), y el tío del corte de pelo raro de No es país para viejos (No Country For Old Men), que acabo de ver; eso si alguien hubiera preguntado mi opinión… Bien, ninguna de esas respuestas era la correcta, pero es todo lo que se me ocurre. El trabajo de Lucy Bevan es leer el guión y proponer opciones imaginativas para cada papel, y es brillante. En general, es mejor que sea el director de casting más que el guionista quien se ocupe del reparto. De vez en cuando protesté: “Oh, no, no puedes proponérselo a él”. No porque el actor en cuestión fuera malo o no fuera adecuado para el papel, sino porque me daba vergüenza o me parecía un insulto ofrecerle ese papel. Lucy, Amanda y Finola eran mucho más ambiciosas que yo con respecto al casting de An Education, y gracias a eso terminamos teniendo a Alfred Molina, Dominic Cooper y Rosamund Pike, en lugar de, por ejemplo, a mi amigo Harry y al vecino de al lado. Nos ayudó muchísimo que Emma Thompson aceptara interpretar a la directora del colegio desde casi el principio: ella aporta un aura de autoridad y de potencial a cualquier proyecto. Por supuesto, fue Lucy quien supo de Carey Mulligan - había trabajado en Bleak House y en Pride and Prejudice-, y todos los que habían trabajado con ella hablaban de su maravilloso talento. Pero cuando me dijeron que estaban pensando en elegir a alguien de 26 años para Jenny, me sentí un poco desilusionado (mis palabras exactas fueron, según Amanda: “Bien, eso lo arruina todo”); pensé que sería un tipo de película diferente, con una chica protagonista más mayor y por tanto con más experiencia. Pero cuando vi las primeras tomas de Carey en su uniforme de colegio, me alarmé, se veía tan joven que me pregunté si no estábamos envueltos en una dudosa nueva versión de Lolita. Cuando la madre de Carey la visitó en el rodaje, nos contó que Carey siempre había maldecido el hecho de parecer tan joven, pero que en esta ocasión le había servido; no puedo imaginar a ninguna otra actriz que resultara tan convincente como chica de instituto y aún más deslumbrante después de su transformación. Y, por supuesto, sabe actuar. Este era un inmenso papel para cualquier actriz joven -Jenny está en todas y cada una de las escenas-, sin embargo, no creo que nadie jamás se canse de verla. Su interpretación tiene tanto detalle y tanta inteligencia, que es imposible aburrirse. Mi única contribución fue un ligero ataque de pánico cuando vi las pruebas que hizo Jenny en DVD, lo había hecho tan asombrosa y evidentemente bien, que me preocupé cuando escuché que aún no le habían ofrecido el papel. Pero gracias a ese pánico que expresé frente a productores, directora y directora de casting durante la prueba, mucho antes de que ella fuese elegida para otras producciones de primera línea, puedo fácilmente atribuir me su descubrimiento, y es lo que haré a partir de ahora. La música El año 1962 fue, creo, la última vez que la juventud británica miró en busca de inspiración a través del Canal de la Mancha, en lugar del Océano Atlántico. Los Beatles y los Stones ya existían, pero cuando Jenny conoce a Peter no habían editado aún ningún álbum; y es cierto que podríamos haber utilizado música de Little Richard o Elvis, pero el pop no tenía

cachet entre la juventud inteligente de clase media, no todavía. “Quiero ser francesa”, afirma Jenny -porque le encanta la música, el cine y la comida francesa. Londres estaba a punto de cambiar, pero solo unos pocos pudieron sentir la primera sensación de movimiento; Londres a principios de los 60 aún cargaba con algo más que un pasajero parecido a sus tiempos de guerra. Es difícil de pensar, por ejemplo, que Jenny pasó por las privaciones del racionamiento de comida durante la primera mitad de su vida. Existía una razón por la que el Reino Unido necesitaba de intérpretes de música americana como Lennon y McCartney, gente que pudiera transformarla para que cobrara sentido: el rock and roll norteamericano con sus coches y la imaginería de sus chicas, fue producto de la bonanza en Estados Unidos de la post-guerra, pero Gran Bretaña había quedado hundida por la guerra. Una adolescente inglesa esperaba el autobús en la lluvia. El padre de Jenny no tenía un T-Bird, no lo tenía el padre de nadie. Queríamos transmitir lo diferente y única que era esa época a través de su aura; eso significaba nada de guitarras eléctricas ni zapatos de ante azules. El jazz, los cantantes y la música clásica ayudarían a colocar a Jenny en su contexto cultural preciso. De ninguna manera eso hizo que la música fuera más barata. Las canciones conocidas pueden significar unas 10.000 libras en derechos cada una, y ese tipo de sumas no se encuentran al alcance de una producción independiente. Perdimos una canción cantada por Juliette Greco por las altas demandas de la discográfica; y solo pudimos obtener el permiso de nuestra última opción de las grabaciones de Greco -a una suma que podíamos permitirnos- después de que Lone y yo escribiéramos directamente a la cantante solicitándole su autorización. De la mayor parte de la música sabía muy poco; es saludable que te recuerden que lo que uno considera gusto personal o la estética que has llegado a tener a lo largo de los años, es poco más que el producto inevitable de haber nacido en un cierto lugar y en un cierto momento. La película Entonces, ¿valió la pena? Sí, en lo que a mí concierne, sin lugar a dudas. Me siento igual de orgulloso de An Education que de cualquier cosa que haya escrito, más orgulloso si cabe, porque es mucho más fácil sentir orgullo por el trabajo de los demás. Sea lo que sea que opine del guión, me encanta el trabajo de los actores, la dirección de Lone, el hermoso diseño artístico de Andrew McAlpine y el trabajo de cámara de John de Boorman, y sobre todo, me causa un inmenso placer haber ayudado a crear la estructura en la que todo ese trabajo fue posible. “Probablemente estés ansioso por empezar otra”, me dijo alguien después del Festival de Sundance, donde An Education fue muy bien recibida y ganó un par de premios. Debería ser así, por supuesto. Pero la simple existencia de la película, sin tomar en cuenta ninguna de las cualidades que pueda tener, es milagrosa, una rara combinación del material adecuado, de la gente precisa y de una tenacidad increíble, y casi nada de eso fue mío. ¿Y cuántos milagros tienes derecho a esperar durante el promedio de una vida de trabajo? * Fragmento del texto publicado en español por la revista El Cultural (www.escultural.es)

Enseñanzas (sentimentales) de vida

Santiago ESpinoza a.

p

ese a haberse colado entre las candidatas al Oscar a Mejor Película de este año, Enseñanzas de vida (An education) pasó prácticamente desapercibida por las salas de cine paceñas y cruceñas. Y a riesgo de que corra con la misma suerte ahora que se exhibe en Cochabamba (en el Cine Center), vale la pena dedicarle unas líneas a esta producción inglesa que, por sus credenciales y su temática, da mucha tela que cortar. Dirigida por la danesa Lone Sherfig (alguna vez adscrita al movimiento Dogma pero muy poco conocida fuera de Europa,) y estelarizada por actores de segunda línea (Carey Mulligan y Peter Sarsgaard) y unos secundarios de lujo (Emma Thompson, Alfred Molina), Enseñanzas de vida es una cinta que reúne las características para pasar como una joya indie que tiene en su argumento y su guionista sus mejores cartas de presentación. En efecto, si algo llama la atención de esta producción es el nombre de Nick Hornby en el apartado de guión (también nominado al Oscar). La adaptación de las memorias de la periodista Lynn Barber le permiten al escritor de Alta fidelidad recordarnos que la juventud es una etapa vital para cualquiera, no sólo porque es generosa en experiencias luminosas y edificantes, sino también porque nos conduce a terribles desengaños. Lo que a Hornby le interesa es revisitar el sinuoso tránsito que a muchos les gusta llamar la pérdida de la inocencia. En este afán, cuenta con el apreciable oficio de Sherfig, que le imprime a la película un ritmo muy expectable y, más importante aún, se luce en la dirección de los actores. No por nada lo joven se metió entre las cinco finalistas del Oscar a Mejor Actriz. El guionista despliega también su inteligencia cuando se trata de reflexionar sobre las dudas que la educación familiar y escolar despierta en cualquiera y, más aún, en una mujer adolescente de la Inglaterra de la posguerra, como la protagonista, que se debate entre buscar la felicidad con un encantador hombre maduro o continuar su formación académica con el serio riesgo de quedarse sola. La cinta sería una obra redonda si no fuera por su farragoso desenlace. Quienes seguimos a Hornby, sabemos de su predilección por los finales felices, a los que sus criaturas llegan no sin antes atravesar enormes contrariedades. Sin embargo, en este caso, el cariz aleccionador del final enfanga el límpido trabajo hasta entonces desarrollado por la directora de Italiano para principiantes. Como a su protagonista, la historia nos provoca un inesperado desencanto (aunque por razones distintas). Y si no fuera por su tremendo soundtrack, sería ése el único sentimiento vivo al concluir la película. santi.espinoza@gmail.com


ramona

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cochabamba, 2 de mayo 2010

La historia del migrante que se hizo conocido en el documental Un día más

Diógenes

(Segunda parte) Para María Jesús

preguntando cómo la haría Diógenes, si de verdad salía elegido, para no dejarse abducir por todos estos asesores.

LEonarDo DE La TorrE ÁviLa “Diógenes” es un nombre complicado. A lo largo de la campaña, e incluso antes, en lugar de Diógenes, su gente le fue asignando el nombre de Diogénes, Deúfenes, Deufénes, Diófines y Diótines, entre otros. Yo alucinaba cada que una nueva variación del nombre surgía en la visita a una OTB o en alguna conversación en el taxi-trufi, camino a Arbieto, sin que ésta vez tuviera yo que inducir el tema como hacía cuando estaba en rol de investigador social. El concierto de los vocablos cambiados o re-interpretados continuaba. Si antes ya habíamos jubilado al escuchar del Empiedrado, que no es lo mismo que un simple empedrado; ahora tuvimos la suerte de saber del Encantarillado. El Empiedrado, realizado hace cinco años, era el proyecto más significativo que ejecutó don Diógenes junto a su hermano, don Emilio, su primo, don Ernesto, y las familias arbieteñas de West Palm Beach, Florida: Alrededor de 80 mil dólares reunidos entre los residentes, sus familias radicadas en Arbieto y la Alcaldía del pueblo, que también colaboró en la gestión de la obra. El Encantarillado, por su parte, ya era promesa electoral —de las realizables, quizá— y venía de El Candidato hacia las zonas más deprimidas de su municipio. “Pucha, yo creo que debemos ser el municipio más pequeño, o uno de los más insignificantes del Valle Alto”, nos dijo don Diógenes al regresar de una de esas reuniones regionales y departamentales que empezaron a ocupar todas sus mañanas y algunas de sus tardes. El hombre exageraba en parte por lo que acababa de ver en la repartija de unas camisetas para la campaña de Gobernador de Edmundo Novillo. Los de Arbieto no se habían organizado para pedir las suyas y alguien de Punata los anticipó con patada voladora llevándose todas las camisetas gratis. “No sabemos pedir, es cuestión de pedir bien y nos dan; ¡juro, caray!”, aseguraba don Diógenes, sugiriendo que lo de las camisetas se aplicaba también al financiamiento para proyectos de desarrollo local. Lograba que todos lo miráramos diferente cuando hablaba con esa determinación. Él sentía que nos Ilusionaba y a veces yo pensaba que el único verdaderamente ilusionado era él. Como fuera, unas ilusiones podían jalar a otras y así se seguía remando. Lo grave, claro, no estaba en la definición de ilusiones, sino en problemas un tanto más concretos. Los asesores Ya habían pasado los felices días, anteriores al nombramiento, en que La Cholita Atómica llevó a don Diógenes a pasar unos cursos de Materialismo Dialéctico exprés. Eso había sucedido en uno de los viajes que don Diógenes hizo a La Paz, creo que llevando una caja de duraznos para El Presidente, para invitarlo a venir a Arbieto. Ahora ya no había tiempo para cursos, el asunto estaba en definir una estrategia de campaña, o como se llame; además de —y esto era más urgente— “sacar” cuanto antes afiches, banners o lo que sea, porque los del otro frente, “los del Sin Miedo”, ya tenían. Empezaron entonces las reuniones que demostraron cuán fragmentada se hallaba verdaderamente La Plancha. Diógenes y sus candidatos a concejales titulares y suplentes venían de bloques distintos que hasta hace poco se habían disputado el puesto principal. Ya se habían organizado encuentros y algo como una parrillada “de reconciliación”, pero desde el inicio de la campaña hasta el día de la elección, las fricciones siguieron siendo evidentes. Cuando nos reuníamos para pensar en la propuesta de gobierno, el tiempo se iba en discusiones sobre los aportes económicos que muchos candidatos no cumplían (no lo harían hasta el final) y en definiciones y disputas, explícitas o calladas, sobre quién comandaba el barco. Con algo de suerte y presión, logramos llegar al esperado slogan que la campaña requería, por lo menos para el afiche, las poleras y los banners. “Por el Municipio de Arbieto, Diógenes Alcalde: Sumaq kawsayta mask’anapaq (Para vivir bien)”. Luego de descartar muchas otras, la frase elegida terminó haciendo eco con la visión de desarrollo del nuevo Estado. Lo mismo le sucedió al resto de las ideas que se escribieron para distribuirse en un díptico como “Pilares de nuestro Plan de Gobierno”. Todas venían en bruto luego de largas discusiones y siempre fueron re-formuladas, muy cordialmente, por los asesores de dos equipos técnicos de El Instrumento que habían decidido apoyar a la de Diógenes y a otras candidaturas municipales del departamento. Esas ideas eran progresistas al estilo Evo 2010-2015. Lo comunitario estaba presente en todas las ideas fuertes, así

como lo ambiental y lo productivo, sin primar lo comercial capitalista (intercambios productivos con otros municipios, etc.). En el pequeño Arbieto, sin embargo, las aspiraciones se parecían a las que ya logró introducir el anterior modelo de desarrollo, centrado en la venta y la exportación del durazno, por citar un ejemplo. Sé que éste es uno de los puntos en que se podría centrar una crítica a las contradicciones de candidaturas de esta naturaleza o, aún más, el argumento de que el MAS es un engaño orquestado; pero en Arbieto lo que había y hay es un hombre enamorado de una figura y, por añadidura, de la ideología que viene con ella. También había una intuición práctica muy clara: ejecutemos proyectos, ya es hora, ¿qué tan difícil puede ser? Con el Estado como aliado será más posible. De todas maneras, el Programa de Gobierno en limpio nunca llegaba (la campaña ya era un vendaval extenuante que exigía proclamas y reuniones prácticamente todo el tiempo, pero para otras cosas) y los que sí seguían llegando espontáneamente eran los asesores. La Cholita Atómica fue la primera en dispensarle un sociólogo —compañero de Facultad— que sería el encargado de escribir sus discursos y prepararlo para hablar en público, aunque el apoyo terminó siendo innecesario o muy complejo para utilizarse verdaderamente. Luego se presentó un joven de familia arbieteña radicado en Cochabamba que nunca habíamos visto por el pueblo hasta que sintió algo así como el llamado; e incluso un tipo que proponía que los residentes dejaran de hacerse sus casas en Arbieto para armar a un barrio “tipo americano”, con todas las comunidades, a orillas de La Angostura. Mención aparte para el doctor más conocido en Arbieto, que pasó a ser clave en la campaña ejerciendo hasta de animador de los actos públicos, y para el llamado Bloque Simón Bolívar, una agrupación de Profesionales simpatizantes del MAS (en su mayoría radicados en la ciudad) que apoyaban a Diógenes en sus actos, habían gravitado en su elección interna y ofrecían asesoría para gestionar proyectos si es que se lograba la alcaldía. Entre los asesores, claro, también estábamos nosotros, aunque al final nuestro rol se fue resumiendo al diseño y la impresión del material de campaña, a veces aprobado y a veces rechazado totalmente por La Cholita Atómica o, luego, por algún asesor ya instalado en La Plancha. Abdón Linares —un joven compadre que me regaló el trabajo de campo— había trabajado con convicción para El Instrumento hace cinco años, en la anterior campaña municipal. Él ya estaba al mando de su OTB tras haber vivido 15 años en la Argentina. Abdón tenía polenta para ejercer cualquier cargo, pero fue primero postergado y luego engañado por otro mando medio de la alcaldía. Días después de saber que no le darían el trabajo que merecía, se fue a los EEUU “por la chingada”, como todos, y se adscribió, momentáneamente, al proyecto de constructor en condición irregular que le ofrecían sus redes familiares. Ahora, por correo electrónico, Abdón me comentaba: “Esos asesores son los que menos dan en la campaña y los que después más piden”. Pensé en sus palabras hace poco cuando uno de los asesores arrimados me dijo: “A ver si le dices a don Diógenes —y éste sí dijo su nombre muy doctamente— que mucha gente se le va a acercar desde el primer día, que la pelea va a ser por las cuotas de poder”, explicándome luego que El Candidato debía defender a los que verdaderamente le convenían y estaban trabajando. Me lo decía él mismo, encarnando el rol de asesor del que pedía cuidarse; no supe que decirle, quizá que sí, que sí advertiría a don Diógenes. Pensé en aquella frase ajena sobre la capacidad de recrearse que tiene la desvergüenza como una prueba de que existe el infinito; luego, me quede

El proceso de cambio Al escenario acaban de subir los Kjarkas para coronar la Feria del Durazno y entonces se cumple otra vieja aspiración arbieteña. Luego de que el grupo, aclamado como una constelación de rock stars, interpretara sus grandes éxitos y hasta una especie de bolero, Gonzalo Hermosa invita al escenario a don Diógenes — que había hecho el aporte más fuerte para pagar semejante show— y le extiende el micrófono. “Sólo falta que cante”, pienso; pero don Diógenes, que arranca con la voz temblorosa, se limita a saludar a las autoridades, a los productores, a los residentes, a todos los “sectores” y luego, más canchero, a decir aquello de que su pueblo ya está preparado: “Un presidente constitucional no ha venido en 50 años a Arbieto; de facto vino, pero un presidente de verdad no; ya es hora, compañeros”. Está emocionado otra vez, pero disimula bien pidiendo música y entregándose luego al baile con su paso tieso de toda la vida. A su lado baila alguien con agilidad de quinceañera que resulta ser su señora. Doña Aidita ha venido durante algunos días para apoyarlo en la campaña. Después doña Aidita tuvo que volver a atender a la casa en los Estado Unidos, y esa billetera privada que ya casi era pública se siguió inmolando en cuotas y gastos de emergencia en espera paciente del día de la elección. Justo en esos días de mediados de marzo, cuando más encaminada podría haberse creído la empresa, empezaron a manifestarse las dudas respecto a la planificación de la campaña. En un acto realizado en el barrio 20 de Octubre, un amigo cercano a El Candidato me dijo que temía una mala sorpresa porque Walter, el adversario más visible, “estaba haciendo buen trabajo, cantón por cantón, mientras Deúfenes está perdiendo el tiempo en reuniones con la Departamental”. Diógenes, que caminaba de aquí para allá con sus asesores, nunca lograba organizar a la totalidad de La Plancha. Volví a verlo solo, perdiendo de cuando en cuando el hilo en las reuniones, mirando el suelo bajo su gran sombrero tejano, el de lujo, de cuero negro, a veces dibujando líneas en la arena con la punta de sus zapatotes de tenis negros, comprados en una tienda de Florida. No se sí acordaba de un día en que también dibujó sobre la arena, a la salida de una reunión del pueblo, sin guardar semejanza alguna con el pasaje bíblico. En aquella reunión, hace unos buenos años, se presentaba por primera vez como delegado de los residentes. Al terminar el encuentro, frente a unos cuantos parroquianos, siguió explicando sus sueños (sus planes concretos) y necesitó tomar un palito para dibujar una propuesta de plan regulador para un sector de Arbieto, que incluía la apertura de nuevas calles, un colegio y otras obras. La gente lo escuchaba atenta y empezaba a hacerle caso. Un día de esos, lo escuché tomar la palabra creyendo que sólo daría sugerencias técnicas ya que se definía el acto de Cierre de Campaña. Todos los presentes en la sede terminamos aceptando, sin embargo, que el hombre no había perdido su capacidad para sorprender. De la nada, trajo al centro el tema que amenazaba con podrirlo todo: “Quiero decirles… Para mí ustedes son una familia, y de un tiempo a esta parte ha habido roces, he sentido. Quiero que todos trabajen bien. Yo creo que todos aquí están para ayudar, para ayudarme a mí, pero sobre todo para ayudar al país”. En el momento menos pensado, don Diógenes siempre pensaba en el país. La aparición del tema descolocaba y a veces hasta ofendía porque llegaba a parecer impertinente: se le ocurría volver a la raíz, a la sabia de todo, justo cuando el resto andaba, diríamos, por las ramas. Pero en ese momento, no sé por qué, empezó a funcionar. Hubo tiempo para un poco más de fuego cruzado y luego se estableció una tregua. Richard Moya, el candidato a Primer Concejal, soltó un chiste pesado tan oportuno como irreproducible y la maquinaria se volvió a mover, confirmando en ese instante la contratación de “Las Hermosuras” para el cierre de campaña. A la tarde siguiente, en “El cierre”, el doctor intercalaba la conducción del evento armando un tándem profesional con La Cholita Atómica. Los nombres de los proyectos principales del Plan de Campaña, que no llegó a terminarse del todo jamás, eran coreados por una asistencia que perdía la atención cada que alguien repartía bolistas de pil-frut o tenía la peligrosa idea de aventar poleras desde la tarima. Aunque en la plaza de Arbieto había mucha gente, no se alcanzó la cantidad de asistencia que se esperaba. La gente que sí vino, en tres o cuatro buses cargados que ya me


ramona

7 imagino quién terminó pagando, evidenciaba una situación: no se veía el apoyo de las poblaciones vecinas de valle (Tiataco, Achamoco, Santa Rosa, La Loma… el municipio rural que Diógenes tenía en mente cuando se metió a este baile); en su lugar, las fichas se habían movido muy bien para traer a los de “la zona norte”, donde están esas vecindades improvisadas hace menos de diez años. Ahí donde Diógenes había iniciado su campaña atolondradamente, terminó siendo donde mejor se tejieron las alianzas para un apoyo en bloque. “Orgánico”, dirían mis amigos sociólogos. Tampoco son tan amigos. Cuando don Diógenes tomó la palabra empezó a llover. No una fina garúa, sino un verdadero aguacero de despedida del verano que tardó poco en convertirse en granizada. Los que no estábamos cubiertos por el toldo de la tarima corrimos donde se pudo. Yo caí en el bar de la plaza, aceptando unas cervezas de un señor que acababa de llegar de Florida y tenía noticias mucho más frescas que las mías sobre la actualidad de la campaña. Según su criterio —al que luego fueron haciendo eco los de otro residente y el de una conocida señora chichera que se sentó en la mesa— “había nomás que apoyarle al Deúfenes”. Es decir, eso es lo que se había definido en Virginia, y en el resto de los pequeños Arbietos que hay fuera de Bolivia, supongo. Con lucidez describieron signos que delataban la inexperiencia de El Candidato pero que no ponían en duda su buena madera; a cerca del principal adversario también se habían hecho apreciaciones políticamente ambiguas: la batalla iba a ser reñida. Me recordaron que no olvidará al concejal Román Belmonte, el candidato del riego, que iba a tener apoyo en su zona. “Este Román, caray; cómo no se han puesto de acuerdo; va a restar yo creo”, protestó uno de los residentes. Con disculpas dejé la tertulia elevada ya en su volumen por las cervezas y volví a la plaza porque se escuchaban de nuevo los aplausos. Don Diógenes estaba ya comprometiéndose con lo del “encantarillado” para cierto barrio. Luego aseguró que visitaría, al día siguiente a la elección, a las comunidades que votaran por él y a las que no, una por una. Iría para agradecerles y para decirles “ahora vamos a trabajar”. Antes me había dicho que lo que haría ese día siguiente, sería ir a los Estados Unidos “para no perder el pasaje” (y ver a su familia), pero según parece la campaña ya había cambiado todos los planes. Habló de traer notario, entidad bancaria, oficina de carnetización (“aquí también como ya hay en Cliza, compañeros”) y una cantidad respetable de las 35 mil conexiones de gas domiciliario comprometidas para el Valle Alto. Además explicó en detalle todo lo que haría para terminar e inaugurar el Complejo Deportivo “Juan Evo Morales Ayma”, la nueva gran obra de años de aportes y trabajo asociativos de los residentes en Virginia. Saltó por unos minutos al quechua y aunque perdió fluidez, arrancó nuevos aplausos. Antes del final del acto, cuando ya estaban preparadas para entrar “Las hermosuras”, dijo: “Puede ser que me equivoque, compañeros, pero nunca los voy a olvidar, nunca los voy a abandonar.” “Esto es nuestro país” — entró gritando la líder del grupo— “ustedes son el proceso de cambio”. La elección En las vísperas del día nos esperó un don Diógenes que se recuperaba como podía de una borrachera de candidato. Lo habían hecho tomar “esas cholitas hermositas” que resultaron tener un aguante impresionante. “Esos CDs dejámelos no más y dime cuánto se debe, yo te lo voy a pagar”, me dijo, cumpliendo con el compromiso asumido al pedirme que le copiara 50 ejemplares de un disco compacto con su música de campaña. El CD —Disco de Platino en Arbieto por el frenesí con que se distribuyó— tenía dos canciones: una que le hizo un conjunto del Valle Alto (acordeones, ritmo para bailar, contrapunto de voces agudas y bajas, letra pegadiza: hit) y otra más reflexiva (sólo guitarra y voz) que le había grabado en Tarija Lucho Urquidi, un músico que vio “su película” y se emocionó luego al confirmar su propio pronóstico con lo de la candidatura. La noche antes de la elección, algunos arbieteños que habían llegado desde la ciudad, el interior del país y, en menor cantidad, de la Argentina y Estados Unidos, daban vueltas a la plaza del pueblo. Cerca de una esquina, e uno de los bancos, estaba don Casiano Amurrio, sentado junto a su señora y sus hijas. Al enterarse que era española la muchacha que venía conmigo, fue soltando poco a poco el recuerdo de dos monjitas vascas que “cayeron con él” en una redada en la época de García Mesa. “Bien valientes eran esas monjitas; estábamos en una capilla en el altiplano, cerca de Oruro, y alguien nos delató”, recordaba. Nadie quiso moverse de ahí hasta que don Casiano no terminara su historia. Junto a las monjitas, otros dos personajes de ése y otros encarcelamientos y confinamientos en la vieja prisión de Chonchocoro empezaron a ser un poncho y una péquela radio que le había traído otra monita española a costa de recibir una buena paliza o algo peor. Luego pasó don Diógenes, iba para su casa, a dormirse temprano. Más que ansioso me pareció triste; pero en los momentos importantes algunas personas no andan contro-

cochabamba, 2 de mayo 2010 lando el mensaje que dan para la impresión de los demás y ya sólo se dedican a soportar los nervios y las reflexiones como puedan. Nos abrió la cocina de su casa para calentarnos agua para un mate y nos quedamos mirando la heladera y la cocina y hasta los rollos de papel toalla, todo traído desde el norte. En un rincón también se secaban los quesillos, lo primero que él lleva(aba) en sus viajes de vuelta a Florida; y en el piso había un mar de periódicos leídos y arrugados con los que uno se podía armar una idea panorámica de las tendencias políticas bolivianas para esta elección. Luego don Diógenes se despidió y se fue a dormir. Como una wawa ruborizada, lo detuve en la puerta para darle esas palmaditas en la espalda que eran lo que más parecido que pude hacer a un abrazo de buena suerte. Salió a las cinco de la mañana para ver el armado de las mesas en la Zona Norte. Nosotros llegamos al recinto electoral a las ocho y nos encontramos con la “fiesta democrática” a la que siempre aluden los medios en sus reportes desde “unidad móvil”. En la puerta de la Escuela Germán Busch se vendía mucha comida, pelotas, juguetes para niños y hasta había estacionado un camión cargad de mandarinas japonesas. Cuando empezó la votación, en hora puntual, en cada mesa ya había una larga cola de ciudadanos; entre ellos, llegué a ver una señora mayor que no sabía leer y que tenía cerca de 90 años, pero ahí estaba, para sumar su voto. También se me acercó un señor, quizá confundiéndome con alguien de la Corte Electoral, para mostrarme la papeleta del registro biométrico con la que se había inscrito en Washington D.C. para votar en la elección del pasado diciembre, histórica por ser la primera que tomaba en cuenta a los residentes en el exterior. Aunque parecieron haber desaparecido en algunos de los miembros de La Plancha, los nervios se fueron manifestando paulatinamente entre los integrantes de La Plancha. Cada que me cruzaba con uno de ellos me daba reportes sobre minucias y me decía que suponía que Deúfenes estaba en la Zona Norte o quizá ya llegando a votar. Se extrañaba la presencia de una experta como La Cholita Atómica para ir coordinando al grupo; pero seguramente ella estaba votando en otro municipio, o moviéndose de aquí para allá en uno de esos automóviles autorizados para la circulación.

Y cuando menos se esperaban, llegaron los primeros resultados. Diógenes había perdido en una mesa de Arpita, Tercer Cantón del Municipio en el que se sabía que el apoyo al candidato del Movimiento Sin Miedo era fuerte. El candidato estaba precisamente en Arpita y venía, según dijeron, para Arbieto. Recordé que hace unos años él tomaba como una mala broma la insinuación de cualquier persona que le sugería que se animase a “entrar en la política”. Su naturaleza de hombre solitario se desplegaba más en sus emprendimientos con el huerto o en la ductilidad con la que iba y venía de los Estados Unidos, cada que allá terminaba un trabajo de construcción. Todo eso cambió en abril de 2007, cuando tuvimos que parar la filmación del documental por algunos meses porque a don Diógenes le diagnosticaron de forma súbita un ampuloma, un tumor cancerígeno en la región intestinal que estuvo a poco de entrar en metástasis. Luego de salvar el pellejo en una operación de nueve horas brillantemente conducida por los doctores del Instituto de Gastroenterología Boliviano Japonés, don Diógenes pasó unas semanas de hospitalización agradecido con que todo esto le sucediera en Bolivia y no en Estados Unidos, donde ya había perdido su seguro y la cirugía le hubiese consumido todos sus ahorros. Esos días, a medio camino entre quejas de dolor y embriaguez de pastillas, don Diógenes nos dijo que nuestro documental podía terminar bien si él se “lanzaba a la Alcaldía”. Él decía que no importaba si perdía o si ganaba pero que así, dándonos ese final emocionante, podía pagarnos de alguna forma la ayuda —por lo cierto mínima— que le habíamos dado al llevarlo al doctor a regañadientes para descubrir y actuar sobre su cáncer. Resultó ser que en la noche anterior había recibido la visita de un concejal que le dijo que se recupera, que él po-

día ser un buen candidato a la alcaldía. Le dijeron que no se hiciera ilusiones porque era muy difícil ir por el MAS, pero que aunque sea armando una agrupación ciudadana “podía entrar”. Quise olvidar semejante ofrecimiento y nunca más le comenté el tema. La sensación de convertirme en un documentalista que intervenía en la realidad que quería interpretar me generó un vacío en el estómago. Tres años después, cuando el documental ya se había presentado y justo en el día en que lo confirmaron como candidato, Diógenes me recordó la charla del hospital: “¿Qué te dije? ¡¿Qué te dije?!”, me preguntó. Durante esas cavilaciones dejé de contestar el teléfono y me perdí las noticias del día: Diógenes había ganado en otra mesa de Arpita y en Aranjuez y venía arrasando en las de Arbieto, su cantón. El conteo de una mesa promedio en el cantón de Arbieto le daba el 75% de los votos; pero nadie se animaba a festejar. “Todavía no —me dijeron—, hay que esperar lo de Arpita y la Zona Norte”. A eso de las ocho de la noche finalmente entró don Diógenes en el recinto. Me hubiera esperado una recibida más cálida, pero vi que los de La Plancha sólo se le acercaron silenciosamente para rodearlo y esperar sus noticias. Mientras le daban datos de mesas aisladas; él nos cuenta rápidamente los resultados del panorama nacional. El MAS ganaba Cochabamba, ganaba Sucre, perdía la Alcaldía de La Paz, perdía en Tarija, etc. Se hizo un silencio y nadie supo muy bien qué decirle hasta que sonó un celular y alguien dijo que sí, que sí se escuchaba —era una llamada de la Zona Norte— y que sí tomaría nota. No hizo falta ni escuchar el informe, en la puerta de la escuela ya empezaron a sonar los petardos: era una comitiva que venía a recoger a Diógenes para llevarlo en andas a la plaza, donde lo esperaba una fiesta: Diógenes había sido elegido alcalde con un estimado que luego se confirmó en el 58% del total de los votos en disputa. Uno de los primeros en acercarse a felicitarlo fue Román Belmonte, el candidato de los pozos. “Yo ya tengo Visa, hermanito, me voy a Miami junto al Goni y al Berzaín”, le dijo, y la carcajada fue sólo el comienzo de una lluvia de mixtura y cerveza que duró toda la noche. Richard, ahora Primer Concejal de Arbieto, llegó en cuanto pudo desde Tiataco, venía lagrimeando junto a Nora, una asesora delegada de la Cholita Atómica que traía una pañoleta con la bandera de Estados Unidos en la cabeza. Ahí debe estar su esposo, pensé; y luego dejé de pensar en esas cosas y me dejé arrastrar por el festejo. En la sede ya habían estado tomando las hermanas mayores de Diógenes junto a una comitiva de señoras que se había aplicado en perder apropiadamente la compostura para recibir a Deúfenes, El Alcalde. “¿Qué les puedo decir —intervino Diógenes cuando finalmente le pasaron el altavoz— se han ganado la visita de un Presidente; ahora sí estamos llamando su atención”. “¿Es que de verdad ha armado todo esto con ese único propósito?, me seguía preguntando yo; lo increíble es que me lo seguía preguntando. “La verdad, para mí, parece un sueño”, concluyó El Alcalde. Eso debió ser cuando le avisaron que se confirmaba el tercer concejal de un total de cinco, además de los detalles de su victoria en Canelas, Mamanaca y en la esperada Zona Norte, cuyo dirigente vino, casi ya borracho, a recibir el abrazo y a gritar “Viva Arbieto, viva la zona Norte!”. Más tarde, yo ya estaba casi exclusivamente abocado a la preparación de un plan de contingencia para resguardar a la compañera española de las garras de un arbieteño que me dijo “aquí no cuides tu mochila, cuidá tu mujer”, cuando vino Yolanda, mi socia de trabajo de campo, a contarme lo que acababa de decirle don Diógenes cuando ella le preguntó si ya había llamado a su esposa para darle la noticia. Don Diógenes le había dicho que no todavía; pero que lo haría. Luego la llevó a un apartado y le dijo que reconocía que su esposa de verdad lo había apoyado: “Sobre todo al final; al principio no; como si yo hubiera escogido. Pero ella ya entendió lo del destino”. Dos días después El martes vino don Diógenes a la ciudad y nos vimos. Me contó que había hablado con sus hijas diciéndoles: “Malas noticias; se ha confirmado que soy Alcalde”. “No, está bien, papi —le había contestado ellas— si nosotros te apoyamos”. Estaba a punto de viajar a los Estados Unidos para una reunión familiar decisiva, quería arreglar la casa antes de volver para empezar a cumplir con su cargo. Sobre todo, quería hablar con su hijo mayor que en los pasados meses le había dado disgustos serios y que parecía confirmar la tesis de que el hombre había abandonado a los suyos por lo suyo. Pero estaba ilusionado cuando me dijo que tal vez el chico ahora se animaba a venirse con él, a vivir a Arbieto, aunque sea por un tiempo. Luego me pidió, literalmente lo siguiente: “Si luego alguien nos da tiempo para contar, tú puedes aclararle todo, ¿no ve? Es decir, cómo ha sido todo, desde el principio, cómo ha sido todo… de mi personaje”, me dijo riendo y yo no pude responderle. impermeableamarillo@gmail.com


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cochabamba, 2 de mayo 2010

a 50 años del estreno de la obra maestra de alfred hitchcock y 30 de su muerte

Psychoterapia cinematográfica

anDréS Laguna

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odo comienza con el paneo de una ciudad. Luego: un edificio de esa ciudad, una ventana de ese edificio, a través de ella, vemos una habitación de ese edificio. Estamos en Phoenix, Arizona. Es viernes. 11 de diciembre. Son las 2:34 de la tarde. Dentro de la habitación una pareja se viste, aparentemente, acaban de hacer el amor. Nosotros los observamos, como voyeurs que tienen la impresión de haber llegado unos minutos tarde. Es la hora de almuerzo, pero la pareja estaba haciendo el amor en un hotelucho. Prefieren amarse a comer. Entendemos que deben esconderse, que deben ganarle tiempo al tiempo. Ella, Marion Crane (Lila Crane), es una bella rubia que trabaja como secretaria y que está dispuesta a hacer lo que sea por su amado. Él, Sam Loomis (John Gavin), es el arquetípico galán de los años sesenta, un ferretero de pueblo que no puede rehacer su vida, porque las pensiones para su ex mujer lo tienen estrangulado. Marion, por amor, desesperación y codicia, roba 40,000 dólares de la oficina en la que trabaja, una fortuna para esos tiempos. Con ese dinero quiere comprar una vida para ella y su amante. Viaja en busca de él, escapa, atormentada por su conciencia, por sus valores morales. El cansancio, la paranoia, los ojos curiosos de algunos personajes con los que se cruza y una lluvia intensa, la obligan a parar en un hotel alejado de las rutas principales. El lugar está prácticamente desierto, supuestamente sólo viven ahí los propietarios, Norman Bates (Anthony Perkins) y su anciana madre. Marion está cansada, mojada y hambrienta, necesita la amabilidad de un extraño. Norman se la ofrece, le prepara unos sándwiches y le hace compañía. Pero, su madre no está contenta con la presencia de la atractiva rubia. Marion los escucha discutir al respecto. Norman parece ser prisionero de la sombra de su madre. Marion decide descansar, darse una ducha y dormir. Norman puede verla desde su oficina a través de un hueco en la pared. Es un voyeur, como nosotros. La rubia se ducha, por primera vez en el día, se relaja. Por segundos, se la ve hermosa y feliz. Por segundos, da la impresión que todo saldrá bien. Hasta que la anciana entra en el baño y la acuchilla con rabia, con locura. Y somos testigos del asesinato más célebre de la historia del cine. Extremadamente violento, impúdico, sexual, grotesco, con tintes de violación, es un intento de exterminación, que cambió la historia del cine por su salvajismo y, por lo que es más importante, por su sutileza, por revolver nuestros estómagos sin necesidad de ser explícito. Norman, aunque horrorizado, borra todos los rastros del salvaje acto de su madre. Hitchcock de manera genial, nos distrae con un dilema, el robo de 40.000 dólares, nos lanza un señuelo, para que las cuchilladas de Norman Bates sean más filas, más profundas, más inesperadas.

Libro en La Paz La Cinemateca Boliviana y la Editorial Gente Común realizarán la presentación del libro “El cine de la nación clandestina”, de Santiago Espinoza y Andrés Laguna. El acto se llevará a cabo el día jueves 6 de mayo, a horas 19:30, en la sala “Luís Bazoberri” de la Cinemateca Boliviana (c. Rosendo Gutiérrez esq. Óscar Soria). Teatro El prestigioso Teatro de Los Andes retorna a Cochabamba para presentar la pieza “La Odisea”, bajo la dirección de César Brie, del 11 al 13 de mayo, a las 19.30 horas, en el Teatro Achá (calle España entre Heroínas y Plaza Principal). Mayores informes en www.teatrodelosandes.com.

Más o menos así comienza Psycho (Psicosis, 1960) una de las obras maestras de Alfred Hitchcock, que a 50 años de su estreno y a 30 de la muerte de su director, sigue siendo uno de los mejores thrillers de la historia. Hoy día, después de un sin número de copias y parodias, de muchísimos guiños en los capítulos de los Simpsons, el desarrollo y las acciones de la película ya no nos sorprenden del todo a los que nacimos en medio de un mundo cinematográfico influenciado por la brillantez de Hitchcock y de Psycho. Eso tiene poca importancia. El deslumbramiento, la epifanía, llega con la inteligencia, belleza y sensibilidad con la que Hitchcock trata una historia, a unos personajes y a ciertas obsesiones humanas. El deslumbramiento está en la revelación del arte puro, comprometido e innovador, del arte inconmensurable y todo poderoso. Todo cinéfilo es conciente que el suspense, el thriller y el cine de terror, no serían lo que son sin Psycho. Por ejemplo, lo que tanto se le aplaudió a la sosa Scream (1996), del incomprensiblemente reverenciado Wes Craven: matar a la estrella apenas comenzado el filme, es un recurso que Psycho

Concurso El Concurso de Fotografía “Más allá de los estereotipos: miradas masculinas alternativas sobre las mujeres”, está dirigido a hombres, pudiéndose presentar fotógrafos profesionales o aficionados, de todo el país sin ningún tipo de restricción. Las fotografías deberán ser presentadas hasta el día 17 de mayo, impostergablemente, en las oficinas del IFFI o a la Casona Santiváñez. Convocatoria completa en : www.iffi.org.bo. Informes al teléfono 4409601-2-3. Concierto Los próximos sábado 8 y domingo 9 de mayo, a las 19.00 horas, el convento de Santa Teresa será el escenario para la realización de un concierto del Coro Ars Viva de la UMSS y el ensamble de cuerdas de la Orquesta de Cámara Cochabamba de la Fundación Sinfónica, interpretando música del Archivo Musical de Chiquitos. Destacan obras del célebre músico italiano Domenico Zipoli (1688 – 1726)

utiliza con muchísima más elegancia y efectividad. En Scream uno se sorprende por el asesinato al personaje de Drew Barrymore, sí, pero el hecho pasa en un momento tan temprano de la película que el espectadro no ha llegado a desarrollar el menor aprecio por ella, se convierte en un artificio anecdótico. En cambio, el asesinato de Marion (Janet Leigh) llega en el momento en el que sentimos más cariño y tenemos mayor relación con ella. Además, es justo ahí que intuimos que está cerca de redimirse. A diferencia de lo que logran sus malos pupilos, Hitchcock nos deja temblando, juega con cuestiones que están escondidas en lo más profundo de nuestro ser, no sólo produce miedo pasajero, explora nuestras inseguridades, nuestras pasiones y obsesiones. La experiencia que propone Psycho, como buena parte de las otras películas del maestro inglés, es mucho más intensa que disfrutar del mejor suspense del mundo, es ponerse a merced de un artista extraordinario, de una mente brillante. En un bello diálogo con François Truffaut, Hitchcock reconocía que: “La construcción de esta película es muy interesante y es mi experiencia más apasionante como juego con el público. Con Psycho, dirigía a los espectadores, exactamente igual que si tocara el órgano”. Exactamente. Si bien mi película favorita de Hitchcock es Vertigo (1958), no creo que ninguna sea tan representativa de su obra como Psycho. Es una pieza maestra cinematográfica, que con pocos recursos, con un financiamiento mínimo y sin concesiones, logra ser poética, metafórica, y al mismo se conecta con el público masivo con facilidad. Sin muchos diálogos, sin pirotecnia, ni estrellas de cine enormes, logra encantar a un publico que, supuestamente, es incapaz de apreciar el arte refinado. Lo que demuestra Hitchcock es notable, se puede hacer arte de élite que no sólo sea disfrutado por las élites intelectuales. Seguramente, lo conseguía con facilidad porque era un genio del lenguaje visual, como Eric Rhomer y Claude Chabrol lo reconocen, Hitchcock era: “uno de los más grandes inventores de formas de toda la historia del cine. Posiblemente sólo Murnau y Eisenstein se le puedan comparar en este aspecto... La forma aquí no adorna el contenido, lo crea”. Ese manejo de la forma, tan bello como efectivo, le permitía conectarse con cualquier tipo de audiencia. Francois Truffaut escribía: “Hitchcock es el único cineasta que puede filmar y hacernos perceptibles los pensamientos de uno o de varios personajes sin la ayuda del diálogo”. Su obra es principalmente visual, la narración se hace a través de imágenes, los diálogos y la música son importantes, pero no esenciales. Los planos y las secuencias tienen un ritmo casi musical que transmite un lenguaje universal. El lenguaje del verdadero cine arte, del verdadero cine supremo. andres.laguna@gmail.com

considerado como el compositor europeo más famoso que haya viajado a América durante la época colonial. Taller El Taller de Flash Avanzado con programación en ActionScript, dictado por Eduardo Dipp, comienza el lunes 3 y se extiende hasta el viernes 7 de mayo, de 18:00 a 20:30 horas. Está destinado a personas interesadas en el diseño de páginas web, con conocimientos básicos de Flash, tiene un costo de 120 Bs. Para mayor información visitar el sitio www.martadero.org o llamar al teléfono 4588778. Exposición La muestra de filatelia “Aeropostal: de los Pirineos a Los Andes”, será inaugurada, el viernes 7 de mayo a las 19.00 horas, en la Alianza Francesa (calle La Paz casi Crisóstomo Carrillo).


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a 50 años del estreno de la obra maestra de alfred Hitchcock y 30 de su muerte

Psychoterapia cinematográfica

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odo comienza con el paneo de una ciudad. Luego: un edificio de esa ciudad, una ventana de ese edificio, a través de ella, vemos una habitación de ese edificio. Estamos en Phoenix, Arizona. Es viernes. 11 de diciembre. Son las 2:34 de la tarde. Dentro de la habitación una pareja se viste, aparentemente, acaban de hacer el amor. Nosotros los observamos, como voyeurs que tienen la impresión de haber llegado unos minutos tarde. Es la hora de almuerzo, pero la pareja estaba haciendo el amor en un hotelucho. Prefieren amarse a comer. Entendemos que deben esconderse, que deben ganarle tiempo al tiempo. Ella, Marion Crane (Lila Crane), es una bella rubia que trabaja como secretaria y que está dispuesta a hacer lo que sea por su amado. Él, Sam Loomis (John Gavin), es el arquetípico galán de los años sesenta, un ferretero de pueblo que no puede rehacer su vida, porque las pensiones para su ex mujer lo tienen estrangulado. Marion, por amor, desesperación y codicia, roba 40,000 dólares de la oficina en la que trabaja, una fortuna para esos tiempos. Con ese dinero quiere comprar una vida para ella y su amante. Viaja en busca de él, escapa, atormentada por su conciencia, por sus valores morales. El cansancio, la paranoia, los ojos curiosos de algunos personajes con los que se cruza y una lluvia intensa, la obligan a parar en un hotel alejado de las rutas principales. El lugar está prácticamente desierto, supuestamente sólo viven ahí los propietarios, Norman Bates (Anthony Perkins) y su anciana madre. Marion está cansada, mojada y hambrienta, necesita la amabilidad de un extraño. Norman se la ofrece, le prepara unos sándwiches y le hace compañía. Pero, su madre no está contenta con la presencia de la atractiva rubia. Marion los escucha discutir al respecto. Norman parece ser prisionero de la sombra de su madre. Marion decide descansar, darse una ducha y dormir. Norman puede verla desde su oficina a través de un hueco en la pared. Es un voyeur, como nosotros. La rubia se ducha, por primera vez en el día, se relaja. Por segundos, se la ve hermosa y feliz. Por segundos, da la impresión que todo saldrá bien. Hasta que la anciana entra en el baño y la acuchilla con rabia, con locura. Y somos testigos del asesinato más célebre de la historia del cine. Extremadamente violento, impúdico, sexual, grotesco, con tintes de violación, es un intento de exterminación, que cambió la historia del cine por su salvajismo y, por lo que es más importante, por su sutileza, por revolver nuestros estómagos sin necesidad de ser explícito. Norman, aunque horrorizado, borra todos los rastros del salvaje acto de su madre. Hitchcock de manera genial, nos distrae con un dilema, el robo de 40.000 dólares, nos lanza un señuelo, para que las cuchilladas de Norman Bates sean más filas, más profundas, más inesperadas.

Libro en La paz La Cinemateca Boliviana y la Editorial Gente Común realizarán la presentación del libro “El cine de la nación clandestina”, de Santiago Espinoza y Andrés Laguna. El acto se llevará a cabo el día jueves 6 de mayo, a horas 19:30, en la sala “Luís Bazoberri” de la Cinemateca Boliviana (c. Rosendo Gutiérrez esq. Óscar Soria). teatro El prestigioso Teatro de Los Andes retorna a Cochabamba para presentar la pieza “La Odisea”, bajo la dirección de César Brie, del 11 al 13 de mayo, a las 19.30 horas, en el Teatro Achá (calle España entre Heroínas y Plaza Principal). Mayores informes en www.teatrodelosandes.com.

Más o menos así comienza Psycho (Psicosis, 1960) una de las obras maestras de Alfred Hitchcock, que a 50 años de su estreno y a 30 de la muerte de su director, sigue siendo uno de los mejores thrillers de la historia. Hoy día, después de un sin número de copias y parodias, de muchísimos guiños en los capítulos de los Simpsons, el desarrollo y las acciones de la película ya no nos sorprenden del todo a los que nacimos en medio de un mundo cinematográfico influenciado por la brillantez de Hitchcock y de Psycho. Eso tiene poca importancia. El deslumbramiento, la epifanía, llega con la inteligencia, belleza y sensibilidad con la que Hitchcock trata una historia, a unos personajes y a ciertas obsesiones humanas. El deslumbramiento está en la revelación del arte puro, comprometido e innovador, del arte inconmensurable y todo poderoso. Todo cinéfilo es conciente que el suspense, el thriller y el cine de terror, no serían lo que son sin Psycho. Por ejemplo, lo que tanto se le aplaudió a la sosa Scream (1996), del incomprensiblemente reverenciado Wes Craven: matar a la estrella apenas comenzado el filme, es un recurso que Psycho

concurso El Concurso de Fotografía “Más allá de los estereotipos: miradas masculinas alternativas sobre las mujeres”, está dirigido a hombres, pudiéndose presentar fotógrafos profesionales o aficionados, de todo el país sin ningún tipo de restricción. Las fotografías deberán ser presentadas hasta el día 17 de mayo, impostergablemente, en las oficinas del IFFI o a la Casona Santiváñez. Convocatoria completa en : www.iffi.org.bo. Informes al teléfono 4409601-2-3. concierto Los próximos sábado 8 y domingo 9 de mayo, a las 19.00 horas, el convento de Santa Teresa será el escenario para la realización de un concierto del Coro Ars Viva de la UMSS y el ensamble de cuerdas de la Orquesta de Cámara Cochabamba de la Fundación Sinfónica, interpretando música del Archivo Musical de Chiquitos. Destacan obras del célebre músico italiano Domenico Zipoli (1688 – 1726)

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nº 262

cochabamba, 2 de mayo de 2010

utiliza con muchísima más elegancia y efectividad. En Scream uno se sorprende por el asesinato al personaje de Drew Barrymore, sí, pero el hecho pasa en un momento tan temprano de la película que el espectadro no ha llegado a desarrollar el menor aprecio por ella, se convierte en un artificio anecdótico. En cambio, el asesinato de Marion (Janet Leigh) llega en el momento en el que sentimos más cariño y tenemos mayor relación con ella. Además, es justo ahí que intuimos que está cerca de redimirse. A diferencia de lo que logran sus malos pupilos, Hitchcock nos deja temblando, juega con cuestiones que están escondidas en lo más profundo de nuestro ser, no sólo produce miedo pasajero, explora nuestras inseguridades, nuestras pasiones y obsesiones. La experiencia que propone Psycho, como buena parte de las otras películas del maestro inglés, es mucho más intensa que disfrutar del mejor suspense del mundo, es ponerse a merced de un artista extraordinario, de una mente brillante. En un bello diálogo con François Truffaut, Hitchcock reconocía que: “La construcción de esta película es muy interesante y es mi experiencia más apasionante como juego con el público. Con Psycho, dirigía a los espectadores, exactamente igual que si tocara el órgano”. Exactamente. Si bien mi película favorita de Hitchcock es Vertigo (1958), no creo que ninguna sea tan representativa de su obra como Psycho. Es una pieza maestra cinematográfica, que con pocos recursos, con un financiamiento mínimo y sin concesiones, logra ser poética, metafórica, y al mismo se conecta con el público masivo con facilidad. Sin muchos diálogos, sin pirotecnia, ni estrellas de cine enormes, logra encantar a un publico que, supuestamente, es incapaz de apreciar el arte refinado. Lo que demuestra Hitchcock es notable, se puede hacer arte de élite que no sólo sea disfrutado por las élites intelectuales. Seguramente, lo conseguía con facilidad porque era un genio del lenguaje visual, como Eric Rhomer y Claude Chabrol lo reconocen, Hitchcock era: “uno de los más grandes inventores de formas de toda la historia del cine. Posiblemente sólo Murnau y Eisenstein se le puedan comparar en este aspecto... La forma aquí no adorna el contenido, lo crea”. Ese manejo de la forma, tan bello como efectivo, le permitía conectarse con cualquier tipo de audiencia. Francois Truffaut escribía: “Hitchcock es el único cineasta que puede filmar y hacernos perceptibles los pensamientos de uno o de varios personajes sin la ayuda del diálogo”. Su obra es principalmente visual, la narración se hace a través de imágenes, los diálogos y la música son importantes, pero no esenciales. Los planos y las secuencias tienen un ritmo casi musical que transmite un lenguaje universal. El lenguaje del verdadero cine arte, del verdadero cine supremo. andres.laguna@gmail.com

considerado como el compositor europeo más famoso que haya viajado a América durante la época colonial. taller El Taller de Flash Avanzado con programación en ActionScript, dictado por Eduardo Dipp, comienza el lunes 3 y se extiende hasta el viernes 7 de mayo, de 18:00 a 20:30 horas. Está destinado a personas interesadas en el diseño de páginas web, con conocimientos básicos de Flash, tiene un costo de 120 Bs. Para mayor información visitar el sitio www.martadero.org o llamar al teléfono 4588778. Exposición La muestra de filatelia “Aeropostal: de los Pirineos a Los Andes”, será inaugurada, el viernes 7 de mayo a las 19.00 horas, en la Alianza Francesa (calle La Paz casi Crisóstomo Carrillo).

papirri, rodríguez, hornby, espinoza, de la torre, laguna y navarro,


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