La Ramona 23 mayo 2010

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cochabamba, 23 de mayo 2010

Sobra la vigencia (y retorno) de Pavement

el pasado en cuarentena Javier rodríguez C.

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ué difícil es tener héroes! Y no lo decimos por su posible ingreso en la política, repentina explosión megalómana, cambio de equipo (entiéndase como se prefiera) o la natural imposibilidad de repetir hito tras hito, mantener una racha de obra maestra tras obra maestra. La verdad es que parece muy difícil elegir héroes entre los artistas porque el tiempo nos cambia y lo que una vez nos pareció espectacular, sabe luego a una memez coyuntural, a un desliz producto de la emoción de un contexto histórico o al aterrador recuerdo de un pasado que pensábamos resuelto y olvidado. Cierto que esa sensibilidad, que es más bien un tránsito estético antes que un estado definitivo, cobra con el retorno nostálgico matices que pueden reforzar nuestra primera militancia y emoción (vaya de ejemplo el refugio permanente de Dinosaur Jr y su música inherentemente adolescente) u otorgarnos el privilegio de ponerle un soundtrack a las postales de una memoria inventada (atardeceres primaverales con The Replacements, madurez y cicatrices emocionales a la Bill Callahan o la deriva post-adolescente sincronizada con Galaxie 500), pero usualmente volver sobre los viejos ídolos depara decepciones tan incómodas como descubrir que tu último compañero de cama resultó ser un travesti. Entre las pocas bandas que se salvan de este proceso deflacionario está Pavement, que consiguió hablarnos sin aterrizar su música en un periodo específico o en un contenido emocional determinado. Localizada en el peor de los contextos históricos para ser una banda de rock indie impresionista e idiosincrásica a toda costa (hablamos del boom del rock alternativo de los noventa), la legendaria banda de Stockton supo inventarse un espacio particular y ajeno al desgaste temporal y/o declive personal, una burbuja enterrada en el desierto. A 11 años de su separación y a 18 de su debut, con el rock alternativo muerto, el indie elevado a un pico de popularidad sostenido más por los herederos que los pares de Pavement, el retorno de este quinteto “de culto” nos invita a re-examinar su producción original –breve pero fecunda en discos inolvidables– mientras, dejando el pasado en cuarentena, nos disponemos a reacomodarlos en la historia de un rock independiente que hoy quiere escribir su futuro en retrospectiva. Como sucede con cualquier creación genial, parecería haber una fórmula sencilla detrás de Pavement. Un compositor de esa genialidad que se consigue una vez por generación (Stephen Malkmus), que había egresado de la carrera de historia y trabajaba como DJ y guardia de seguridad en un museo. Un guitarrista enamorado de la Velvet Underground tanto como del country (Scott Kannberg), un viejo hippie sirviendo de percusionista e intoxicado showman involuntario (Gary Young), un fan reconvertido en bajista (Mark Ibod), un multi-instrumentista capaz de gritar por horas gracias a su crianza punk (Bob Nastanovich) y otro baterista con idéntico pasado universitario (Steve West) para cubrir al hippie cuando se desmayara. Y aunque existen decenas de bandas con una alineación similar, había un elemento alquímico, caótico, que hacía a la banda irrepetible. Tipos normales que parecían infinitamente más raros en los días de los inadaptados radicales y visionarios malditos (léase grunge), el quinteto Californiano, con sus cinco discos de estudio en poco menos de 10 años, nos alertó que era posible seguir la espiral extravagante de la vida cotidiana y convertirte en una banda relevante, comprobando que la forma más efectiva de ser cool era no intentarlo. Con su carrera conducida a la contra de la lógica indie, comercial, alternativa, etc. le otorgaron a su banda la mística de un grupo impenetrable, infalible. Pavement era una banda que no intentaba ser “héroe” de nadie, pero que como ninguna sonaba a los trabajos, días, intereses y diatribas de los adolescentes, educados pero irreverentes, de clase media pero un poquito elitistas y de vida inexcusablemente suburbana, de donde se había erigido la banda en sus inicios. Y no hay nada de formulaico o aleatorio en eso. Lo que empezó en 1989 como una banda post-punk armada con guitarras en distorsión caótica, un bajo robusto y dominante, valores lo-fi y un aura de perfecto postpunk inglés (en el que la banda prefería mirarse, antes de reparar en el hardcore de los EEUU), como atestiguan los primeros EPs grabados por Malkmus, Kannberg y Young (Slay tracks, Demolition Plot J-7 y Perfect Sound Forever) evolucionó, en su debut de larga duración, hacia una per-

fecta polución noise pop. Con Slanted and Enchanted (1992) la belleza inusual de “Perfect depth” de 1990 se transfiguraba en un pop rock reprocesado por la explosión post-punk, que producía canciones de arquitectura perfecta (“Here”) pero que demandaban sumergirse en un estanque de distorsión (“In the mouth a desert”, “Summer Babe”) para descubrir un gusto por las armonías, que barnizaba espectacularmente esta joya “lo-fi”. En partes iguales onirismo retro, herencia de las melodías deformes de los Pixies y de la iconoclasia de The Fall y un replanteamiento menos visceral del garage rock, este disco le cambio la cara al rock independiente norteamericano al punto que la (usualmente despistada) “Rolling Stone” tuvo que elegir Slanted and Enchanted como disco del año, en detrimento de los exitosísimos (y muy comercializables) Nirvana o U2, abriendo además el camino para otros popes de los 90 como Beck, Weezer, Blur o Radiohead. Consolidados como banda, con una alineación en la que la unión de talentos individuales reportaba una sinergia como no se había visto desde The Band, Pavement lanzó en 1994 Crooked Rain, Crooked Rain, la que se puede considerar su obra maestra y uno de los hitos del rock independiente de todos los tiempos. Recalibradas sus ambiciones en una paleta de refinada versatilidad con su EP Watery, domestic, Pavement se atrevió a registrar en su segundo álbum su propia versión de la historia del rock; lo que significaba que ésta se grabaría acatando el más bajo presupuesto, con las letras de un bibliotecario obsesivo y el más puro ethos slacker. Arrancando el rock clásico “de grandes guitarras” de las ruinas del efecto post-apocalíptico del punk, revitalizándolo con la estética compacta del rock de garaje, Pavement produjo baladas jangly (“Stop Breathin’”), punzantes variaciones funk (“Hit the plane down”) y power pop tenebroso (“Fillmore Jive”), pero el verdadero efecto del álbum fue empujar a la banda tan cerca del éxito masivo como jamás volvería a estar. “Gold Soundz”, “Cut your hair” y “Range life” se convirtieron en mini-hits que alcanzaron rotación en MTV y le valieron a la banda una masa crítica de fans que amenazaba en convertirla en la próxima Nirvana. El brillo pop de esas canciones era, sin embargo, lo suficientemente logrado para conquistar a los hipsters que (como Pavement) detestaban a los Smashing Pumpkins, los STP y el pelo largo, pero también le hablaban a los adolescentes patinadores, a las chicas universitarias, a los zelotes del indie neoyorquino y hasta a la crítica especializada, en una dinámica tan milagrosa como lo era el hecho de que un disco idiosincrásico y sin una sola concesión “populista” de parte de la banda, lograse ese tipo de éxito. Pero como Pavement no podría haberlo hecho de otra forma, en 1995 cometió una especie de “suicidio comercial” (no exageramos, pues este “raro” disco provocó que Warner abortara in extremis el fichaje de la banda, entonces y siempre en filas de la indie Matador Records), pues Wowee Zowee no tenía un hilo conductor claro, no ofrecía puertas de entrada rápida y se mostraba errático entre

canciones de punk ruidoso, impresiones country, saludos a Sonic Youth, pop tenebrista y una cornucopia de estilos que no en vano asemeja este disco –largo e inhóspito–al White Album de los Beatles. Excusando las canciones excesivamente lentas, a momentos deliberadamente extirpadas de todo encanto (y hasta estribillo) pop, como una consecuencia de un exceso de parrilladas y marihuana, la banda sí consiguió grabar en éste un puñado de maravillosas canciones como “We dance” o “Fight this generation”, pero más importante aún, se sacudió de encima la indeseada persecución del público masivo. Como fuera, tal vez como queriendo demostrarle a los fans perseverantes que estaban en perfecto control de sus poderes, en 1997 la banda lanzó Brighten the Corners, que desde el primer instante recuperaba el desparpajo, humor, lustre sentimental y maña pop que caracterizaron a la banda. Vayan de prueba las magníficas “Date w/ IKEA”, “Stereo”, “Shady Lane” y “Embassy Row”. Si durante una década Pavement había refinado su sonido, añadiendo capas a su identificable mezcla de post-punk, folk rock intoxicado, caprichosas metáforas de pop lisérgico y rock de estadio visto por alienígenas, en Terror Twilight de 1999 –su último disco– toda esa belleza y potencia se cristalizó en una frágil pero emocionante despedida. “Spit on a stranger”, “Major Leagues”, “The Hexx” y “Platform blues” son muestras de una banda que no había perdido el empuje de sus primeros días, pero que ya se sentía cómoda para ir reconociendo en madurez la deuda contraída con The Fall, R.E.M., Echo & the Bunnymen o The Replacements. Con el mundo musical ya profundamente alterado (quien sea suficientemente joven para recordar temblará ante un 1999 dominado por Nu Metal, Boy Bands, Pop latino y Brit Pop enlatado) y la dinámica interna de la banda desgastada, Pavement decidió separarse sin ruido ni disturbios. En la década siguiente cada uno de los miembros de la banda intentaría iniciar su propia carrera, pero con la excepción de Malkmus, ninguno lo consiguió –y ni el propio Stephen se acercó a lo que en sus días con Pavement parecía lograr sin esfuerzo alguno. Con los cinco reunidos a una década de esa primera escisión, todavía nos preguntamos si le queda a la banda más nueva música en la recámara; pues la magia del quinteto sobre el escenario sigue intacta, decorada por su inseparable excentricidad y ese aspecto de tipos comunes y corrientes que son parte de la esencia del grupo. ¿Qué hizo tan grande a Pavement? La respuesta no es fácil, pero puede que su capacidad de estar en una misma frecuencia estética que los centenares de bandas jóvenes, que en aquellos días estaban grabando por primera vez en sus sótanos y garajes, tenga mucho que ver. Educados en una pluralidad artística que reivindicaba igual el sonido más under de los ochenta, como profesaba un amor extravagante por el rock clásico, aspirando a acomodar las guitarras disonantes en las baladas pop, codificando lo perpendicular de la experiencia juvenil (el rush y sus aturdidas consecuencias), ese quinteto de universitarios y buenos para nada plantó las semillas de la música que, pocos años después, disfrutaría un público por fin capaz de abrazar y desarrollar esos mismos gustos. Tal vez también les haya valido tramar desde su música una respuesta cerebral, hedonista, irónica y algo arrogante al empacho solipsista del grunge, o haberse evitado transar con un rock alternativo diseñado para repetir un modelo que, bien explotado, se vendía mucho y agradaba hasta a los “desadaptados”. Profesando una excentricidad tan auténtica que se llevó al grado de declaración filosófica, como los Ramones, Pavement partió la escena en dos y se resistió a tomar la misma autopista que R.E.M. o Nirvana, tendiendo un puente hacia los submundos habitados por Sebadoh, Guided by Voices y afines; inaugurando un espacio que hoy gozan bandas que van a su aire pero no renuncian a cierta visibilidad e iconoclasia. Pavement es, al final de cuentas, una banda que, como decían en una de sus canciones, sabe que es mejor estar “entre aquí y allá” que aquí o allá. Y aunque suena pragmático, eso es lo que les ha permitido volver libres de la afectación travestida de la nostalgia, haciéndolo más bien como héroes y gozando de un ascendiente artístico incomparable, pues son los padrinos del actual boom indie. Quien todavía cuestione la “honestidad” de ese pragmatismo, que se pregunte por la verdadera razón tras el retorno de Pavement: las deudas de un Bob Nastanovich acorralado por las apuestas. ¿Hay algo más Pavement que eso? * Pavement se estará presentando en el festival San Miguel Primavera Sound 2010 de Barcelona, la RAMONA les traerá una cobertura exclusiva del evento.

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nº 265

cochabamba, 23 de mayo de 2010

l l e g a s t o n e rivera, leal, saavedra, ramírez, romero, rodríguez (x 2), suárez y navarro


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El trabajo lo gestiona la empresa ArsInventing

Safe Creative, registrando arte y cultura en Bolivia Tandil rivEra MazorCo

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a empresa de Gestión de la Creatividad, ArsInventing, creada en Cochabamba en 2009, abre un espacio, desde marzo de este año, a la plataforma Safe Creative, el primer registro mundial de propiedad intelectual, global, libre, abierto, gratuito e independiente, creado en un entorno web, lo que permite a cualquier creador o titular de derechos de autor dejar constancia de su obra mediante un depósito digital. “La cultura es nuestro tema central”, afirma Gonzalo Ordóñez, director Ejecutivo de ArsInventing, que tiene como objetivo conjugar las variables de cultura-arte-creatividad con Tecnología (TICS)-Sociedad para la generación de valor a partir de estos activos intangibles. “Pensamos que, así como el arte, la tecnología también es un producto de la cultura y, al mismo tiempo, un motor generador de nuevos valores culturales”, agrega Ordóñez. La empresa trabaja en el ámbito de la investigación, ya que actualmente es miembro fundador de la Red Latinoamericana de Investigación y Gestión Cultural; se mueve también dentro de lo que es la gestión de productos y servicios culturales con componente tecnológico o con productos y servicios tecnológicos con componente cultural, generados por ArsInventing y/o, también, por otras organizaciones. Safe Creative Safe Creative, plataforma creada en 2007 por la empresa española del mismo nombre, “ha tenido una expansión exponencial en estos dos últimos años por su uso a nivel global y la cantidad de obras registradas”, cuenta Ordóñez. La plataforma es

incorporada por ArsInventing, pues representa una herramienta que permite generar valor en cuanto a los productos culturales en Bolivia y en otros lugares del mundo. La idea es promover y desarrollar la Propiedad Intelectual con el uso de la plataforma Safe Creative, permitiendo no sólo dejar constancia de las creaciones, sino también “obtener (el autor o titular) una prueba válida para presentar cuando tenga la oportunidad de negociar el uso de su obra, o en casos de controversia judicial, por medio de un certificado de registro firmado electrónicamente”, detalla. En Bolivia, la Ley de Derechos de Autor establece que el derecho de autor nace junto con la creación de la obra y el registro oficial queda innecesario. El asunto puede derivar en conflicto en caso de ser necesario demostrar la titularidad de la obra. Por tal motivo, Safe Creative ofrece un registro digital certificado; además, no corresponde al registro de derechos de autor de SENAPI, sino que es una plataforma alternativa y/o complementaria.

digital, abierto y gratuito Safe Creative, a diferencia del registro tradicional, “tiene una inmediatez y más facilidad de información sobre la obra, los tipos de licencia, e incluso sobre quién es el autor, a nivel mundial”, explica Ordóñez. Tales ventajas se deben a que el proceso es digital y abierto, cualidades que permiten al creador o titular del derecho autogestionar sus licencias de forma directa y sencilla, desde su computadora sin importar dónde esté. Así, se está promoviendo la importancia del valor de las obras y creaciones, de la producción artística-cultural. “Mucha gente piensa que el Derecho de Autor es sinónimo de que la obra está protegida con todos los derechos reservados de uso y reproducción. Hay que aclarar que el Derecho de Autor genera derechos morales y patrimoniales en su creador, y dependerá de éste si otorga licencias libres y gratuitas o si cobra por ellas”, afirma. De este modo, los creadores, bolivianos o de cualquier país, tienen la posibilidad de acudir a la plataforma con cualquier tipo de creación, ya sea literaria, artística o científica, como textos, imágenes, objetos en tres dimensiones, contenidos audiovisuales, sonidos, software, tesis, etc. El uso de Safe Creative, además de ser gratuito, es sencillo e intuitivo. La persona interesada sólo tiene que ingresar a www.safecreative.org o también mediante la página de ArsInventing: www.arsinventing.com y seguir las indicaciones. Adicionalmente, ArsInventing proporciona material tutorial sobre los Derechos de Autor en Bolivia que se puede encontrar en su página, y atiende consultas de soporte en la siguiente dirección: bolivia@safecreative.org. tandila@hotmail.com

El Wuayrajaita El hombre de Kiev Chino navarro “No es la locura la que revuelve al mundo, es la conciencia”. Esta es la apuesta principal de Jacob, el personaje central del “El hombre de Kiev”, escenificada por Alan Bates en el film de John Frankenheimer, basado en la novela de Bernard Malamud. Esta conciencia, que en el fondo es la afirmación de su soledad existencial, provoca el peregrinaje de Jacob que, abandonado por su estéril esposa, emigra a Kiev. Allá su primer bautizo con una urbe es la sangrienta represión de las tropas del Zar contra el gheto judío. Él, judío, también por circunstancias de sangre pero no por elección existencial, se ve involucrado en el convulsionado periodo histórico de los prolegómenos de la Revolución de Octubre. Jacob, el humilde campesino judío, exilado a la urbe por la soledad amorosa y la esterilidad histriónica de su esposa, se ve acosado por todos los frentes. La vida pública lo proscribe por ser judío en el estado del Zar. La misma vida pública lo exila de su comunidad étnica por negarse a ser sionista. La vida íntima lo involucra

en un romance que no quiere, el cual lo lleva a prisión. La cárcel es la evidencia más grotesca de su soledad existencial, pero también es la reafirmación más contundente de su conciencia individual. Jacob, abandonado y cercado por todos los lados, se inicia en el descubrimiento de sí mismo, con aquellos libracos que un avaro mercader judío le dio a cambio de su trabajo. Por librarse de ellos, provocan su curiosidad, así conoce al judío de las manos traslúcidas, Spinoza el filósofo de la ética infinita del cuerpo. La barbarie pública, evidenciada en el estado zarista y la comunidad sionista, no tienen piedad con Jacob. Su aislamiento y martirio es total. Afuera, las masas lúbricas de la Revolución ignoran por completo a este solitario y aislado libertario que existencial e históricamente se emancipa con mucha más profundidad que ellos. Jacob no necesita el ícono de un líder para guiar sus pasos, tampoco necesita la estructura teórica ni práctica de un partido para ser un libertario. La revuelta de sí mismo para lograr su afirmación individual le es suficiente. Sin embargo esta marea de aconteceres tan contradictorios lo sigue manteniendo preso. El Zar lo tilda de bolchevique sionista. Los sionis-

tas lo han excomulgado de su comunidad por seguir los pasos de otro abjurado, el judío de las manos traslúcidas. Los bolcheviques lo ignoran y hasta lo confunden con Rasputín, el siniestro Maquiavelo de la corte del Zar. La vida íntima le tiene preparada a Jacob otra sorpresa. Su estéril esposa reaparece para visitarlo en prisión. El propósito de su visita es congruente con la negación y martirio que viene sufriendo Jacob. Ella le comunica que ha venido ha solicitarle el reconocimiento por parte de él a su hijo. Jacob, confundido y medianamente alegre por la nueva, le indaga a la esposa por el origen y paternidad del suceso. Ella le responde que no se haga ilusiones pues el hijo no es de él. Él le indaga sobre la razón del pedido, ella le contesta que ha sido abandonada por el progenitor y le viene a solicitar esta gracia a él, Jacob, tomando en cuenta que él ya no tiene nada que perder puesto que es un reo rematado. Este último acontecimiento le revela a Jacob el final de su búsqueda. El hombre de Kiev como un verdadero libertario se ha liberado de la tiranía de la vida pública y privada, nadie como él está conciente de lo que es capaz un cuerpo. luisrosby@yahoo.com.ar

PRESUNTOS IMPLICADOS editores: santiago espinoza, andrés laguna y sergio de la zerda la troupe: adriana campero, rodrigo mita, ricardo bajo, javier y luis rodríguez dibujos: diego lópez

fotografía: paola lambertín webmaster:javier rodríguez colaboradores: marcia mogro, bartolomé leal, benjamín santisteban, xavier jordán, javier velasco, manuel monrroy y giovanna rivero

diseño: andrea guardia armado: bladimir rocha vicenty

PREGUNTITA

? ¿Qué tendría que decirle (debería haberle dicho) Evo al Papa? Eres un PAPAnatas. Ale Que hayan cura(s) para las mujeres y mujeres para los curas. Pepe Perdóneme por mis santas ocurrencias y los diosecillos que inventé. ¡Ah! también por creerme pueblo y no su representante. Fico Que deje de ser encubridor de pederastas y violadores. Carlos Era que le pida que hable sobre su pasado como soldado nazi. Carlos Debería aprovechar para decirle que guíe mejor a sus pastores bolivianos tan desorientados. Mauricio

Pregunta de la semana ¿Qué deberían hacer los maestros para ganar más? Ramona ha creado este espacio semanal para una interacción amena y reflexiva con los lectores. Sugerencias sobre próximas preguntas o respuestas a las mismas pueden enviarse al correo electrónico: ramona_opinion@yahoo.com


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Memorialistas & viajeros

Pío Baroja: “Paseos de un BarToloMé lEal, dESdE SanTiago

a

ndo escribiendo con hartas ganas, poco tiempo y dificultades estilísticas, una novela que espero sea una suma vectorial de ciertos episodios de mi vida, nada épicos por cierto, aunque me importa consignarlos antes de que se me seque el cerebro. No puedo sino recurrir a los amigos para que me ayuden a refrescar los recuerdos o me muestren cosas que nunca vi. Mis mejores amigos, aclaro, se hallan en mi biblioteca, un tanto dispersa pero casi siempre logro encontrar lo que busco. Y este libro de memorias de Pío Baroja, el narrador vasco conocido por lo gruñón y excéntrico (en sus opiniones aunque conservador en todo lo demás), a más de misógino, médico renegado y escritor al por mayor, me da desde su título, Paseos de un solitario, un enfoque que me sirve. Le pone un subtítulo “Relatos sin ilación” ¿Para qué? Para joder, en mi opinión. Se explica así: “Que el lector me dispense. En la vejez no tengo memoria apenas y confundo lo antiguo con lo moderno, lo sencillo con lo complicado”. Este es un mohín de los carcamales que a mí se me ha pegado (léase párrafo inicial). Pero Pío Baroja se acuerda muy bien de muchas cosas y las cuenta porque fueron relevantes en su vida. Dice, con un poco más de veinte años: “Mi primera curiosidad era ver París, que para mí constituía, por su forma, el pueblo más interesante del mundo”. ¿Qué quiere decir con eso de “por su forma”? Misterios de la prosa a la carrera. Es mucho lo que se ha escrito de París, yo mismo me he permitido hacerlo. Don Pío aporta algunas visiones distintas. Por ejemplo, fiel a su espíritu contradictor, dedica espacio a los suburbios, la banlieue como le llaman por allá. Crudas palabras utiliza para referirse a lugares que también pude apreciar: Gentilly, Montrouge, Bicêtre, los que habiendo sido algunas vez pueblitos aledaños, son hoy por hoy parte de la gran metrópoli, aunque conservando su impronta marginal. Dice: “Por las mañanas suelo andar por Montrouge. Este es un barrio de casas pequeñas, barracas, carnicerías, tabernas. Hay en él edificios y talleres con grandes chimeneas y depósitos que tienen forma de copas, sostenidos sobre una columna gruesa y única o en dos algo más estrechas. El horizonte parece nebuloso y triste observado entre los árboles”. Una descripción absolutamente justa. Mi memoria hace eco, recuerdo los álamos de Montrouge. Baroja me rebaja la nostalgia: “Las afueras de París resultan tristes, de una tristeza abrumadora y desolada”. Baroja deambula por el borde de París, habita cer-

ca de la Ciudad Universitaria y el parque de Montsouris. Se aburre. Desprecia las entretenciones: “Los días de fiesta en estas grandes ciudades como París, a pesar del sol estival, no tienen nada de alegres”. ¡Qué negra ve la vida el joven doctor vasco! Se relaciona con extranjeros, en especial españoles, rusos, judíos rumanos, polacos, cubanos. Conoce a un escritor ruso antisoviético que nadie lee, Ivan Bunin. Lo descalifica. Ganará algún día el premio Nóbel, por razones políticas, obvio. Baroja se burla de sus compatriotas exiliados y también de los que permanecen en España tras la guerra: “Muchos de estos individuos españoles, que se las echaban de fanáticos, estaban en París disfrutando un sueldo del gobierno español rojo. Oyéndoles hablar así se veía que eran un poco más modernistas que los blancos. Habían llevado hasta París todos los lugares comunes de la prensa española, lo de envergadura, cifras astronómicas, caída vertical, volumen de negocios, estructurar, etc.”. Gracioso, la misma jerga que se usa ahora en nuestra prensa, ¿no? Escribe Baroja en sus Memorias: “Mis tres estancias en París, hechas como un objeto de exploración, fueron: la primera, en 1899; la segunda, en 1904; y la tercera, en 1906. Estas tres etapas fueron para mí como quien lee un folletín en tres tomos”. Visitó muchas otras veces a París, y de allí salió este libro, síntesis de muchos viajes. Pero hay una palabra, “exploración”, que resalta. La unidad que uno percibe y que él desmiente con el subtítulo, es un puro recurso literario. Recurso difícil, don Pío lo supera. Pero para conocer París, Pío Baroja también lee. Escribe: “Mucha de la sugestión por las calles viejas de París había prendido en mí como consecuencia de la

” lectura que hice, en mi adolescencia, de gran número de folletines, atraído por una cierta inclinación de curiosidad hacia ese género literario, juzgado por algunos como de baja literatura. En ese sentido, el libro que más influencia ejerció en mí fue la novela de Balzac La historia de los trece. En la primera parte de ese libro aparece un preámbulo sobre las calles de París intensamente sugestivo. Habla su autor de las calles de la gran ciudad de una manera inspirada y alucinada, citando calles nobles, calles comerciales, y calles infames y asesinas. Para Balzac, París es como un monstruo”. Nunca encuentra el monstruo, dice don Pío. Una mistificación de Balzac. Pero sí recorre una ciudad demencial en los albores de la guerra de Hitler. Una ciudad que protege absurdamente sus tesoros urbanos de los bombardeos. Encuentra gente más o menos extraviada: vascos conspiradores, obreros anarquistas y declamatorios, policías y verdugos, miembros de sociedades masónicas secretas, millonarios norteamericanos. Gusta de las innúmeras ferias de París, en especial el mercado de las pulgas de la Porte de Clignancourt, donde no deja de admirar a las mujeres bellas, como testimonia este párrafo, que no parece de su pluma: “Acostumbran verse por allí unas gitanas, admirables por su belleza, por sus trajes y por su garbo. Recuerdo una muchachita rubia, de ojos claros, que llevaba sobre su cuerpo torneado un traje de seda de colores tan vivos, tan espléndidos, que resultaba verdaderamente una preciosidad. Algo hecho especialmente para que un gran pintor la llevase a un lienzo de los que triunfan en las exposiciones. Yo no he visto nunca una gitana tan guapa. Parecía no sólo aria sino superaria”. En la novela Susana (1938), Pío Baroja ya había escrito sobre París y sus rincones. Dijo de este libro en una entrevista: “Esta novela es una broma. Relata la vida de un español, todavía joven, áspero y pesimista, quien conoce a una joven parisiense con la cual inicia una liaison abandonando su actitud de salvaje. La muchacha es hija de un pintor preocupado de la higiene y de las infecciones provocadas por las moscas, llevándole a rodear a su hija de excesivos cuidados”. Baroja publicó sus Paseos de un solitario en 1955. En ese año aciago sufre un accidente que lo postra y el célebre doctor Gregorio Marañón le diagnostica un grave proceso de arterioesclerosis. Un año después muere. Uno de los portadores de su ataúd fue Ernest Hemingway, quien siempre reconoció la influencia de Pío Baroja en su prosa. ¿Existe mayor honor posible? www.mauroyberra.cl

Comentario de la reciente novela de Christhian Jimenez

Invierno: las estaciones de la memoria “Saber meter la cabeza en lo oscuro, saber saltar al vacío, saber que la literatura básicamente es un oficio peligroso” (roberto Bolaño) lourdES SaavEdra BErBETTy

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nvierno es una novela que no ha escogido un lugar como Itaca o Tirinea, ni un tiempo específico, no hablamos de octubre o abril. Christhian Jimenez Kanahuaty ha elegido narrarnos una estación, como un imán de vivencias que descubren un sentido introspectivo, desolador y el eterno retorno a uno mismo. Pablo Martinez Robles conjuga su atmósfera emocional desde la fría mirada de un escritor que contempla rítmicamente la nieve, escuchando la consonancia de los recuerdos de una infancia imperfecta, la adolescencia no solicitada, la ausencia del padre, un divorcio inminente, pequeños destellos de luz al nombrar a su hija y el desgaste de

Andrea, Katia, Eliana, musas que circulan por su cama como cuerpos sin historia. Sí, Christian, estoy de acuerdo con tu protagonista: “la edad no es más que una palabra inventada para guardar distancia”, pero ¿qué distancia es la que quiere mantener este escritor en el ocaso de su vida? ¿Será capaz de ser un midas bizarro que termine una novela como quien termina aceptando el pasado? ¿Qué futuro le espera a un escritor que parece estar condenado a la automutilación de la ficción? Estas preguntas son respondi-

das de manera imperfectamente lúcida en las 103 páginas que compone la novela, sin capítulos, sin pausas, sin piedad. Quizás muera inédito, quizás este texto sea un pre-texto, que ampara la intención confesional del personaje central, quien no solo vive atormentado por los fantasmas de inviernos pasados, más bien creo que logra invocar una galería de personas, que ya no están en el nombre de su novela, que al igual que su vida se sigue escribiendo como un texto infinito. Las palabras son cicatrices que mar-

can la historia, su historia, con la honestidad despiadada del ser escritor y como diría Barthes sentir la muerte en cada palabra. Las marcadas referencias a Jack London, o Kevin Carter conforman referentes necesarios para comprender, que el escritor prefiere ver las cosas desde afuera, sumergirse en el pantano de los días, nombrando silencios y al igual que Kevin Carter cuando fotografía un buitre acechando un niño desvalido, el narrador acecha la vida con la rapiña necesaria que le exige la palabra, aunque el precio como diría el protagonista sea comprender que la literatura y el amor están envueltos por el mismo terciopelo: la soledad. Y la vida como celebró Bolaño es la mejor lección de escritura. correlulacorre@hotmail.com *Este texto se leyó en la presentación de la novela Invierno, en el mARTadero, el 31 de abril.


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se organiza una proyección de carácter público

e

l prestigioso cineasta estadounidense Oliver Stone llegará a Cochabamba el 1 de junio para presentar su documental Al sur de la frontera (South of the border). Aunque no estuvo el pasado día 18 en Madrid junto a Evo Morales y Fernando Lugo en el estreno en España, Stone se desplazará a América Latina para -en una gira por buena parte del subcontinente que se iniciará esta semana- presentar su documental. La proyección en Cochabamba viene siendo organizada por el Gobierno, a la cabeza del ex Ministro de Culturas Pablo Groux, quien señaló que se busca un escenario de gran aforo para la proyección pública de la cinta, a la que en principio está confirmada la asistencia del Presidente Morales. Para realizar su nuevo film, el director entrevistó a los presidentes Hugo Chávez, Evo Morales, Lula da Silva, Cristina Kirchner, Fernando Lugo, Rafael Correa, Raúl Castro y al ex presidente Néstor Kirchner. Stone se embarcó en un viaje por cinco países de América del Sur para estudiar el proceso de transformación en marcha y los actores políticos y sociales que lo generan. A través de estos reportajes, es posible visualizar la percepción errónea que de ellos y sus políticas hacen los principales medios de comunicación del Hemisferio Norte. “Basada en nuestra experiencia en Irak, los americanos debemos cuestionarnos el rol de los medios de comunicación al demonizar a los líderes extranjeros y transformarlos en nuestros enemigos”, señaló el cineasta en declaraciones pasadas. “Las consecuencias de esto –agregó– pueden ser brutales. Es una historia inacabada. Está ocurriendo ahora con Hugo Chávez en Venezuela. Afortunadamente, en nuestra película se va a escuchar el otro lado de la historia ‘oficial’.” Al sur de la frontera tuvo su génesis en una reunión entre Stone y Chávez en 2007. “Me invitaron a Venezuela para conocer al presidente Hugo Chávez, por primera vez, durante su misión abortada de rescate del rehén colombiano capturado por las FARC, durante la Navidad de 2007. Como gene-

ralmente ocurre, el hombre que conocí no fue el hombre sobre el que había leído y escuchado en los medios de comunicación de los Estados Unidos”, recordó Stone, quien agregó que regresó en 2009 “para entrevistar al presidente Chávez con mayor profundidad. ¿Era Hugo Chávez la verdadera fuerza antiamericana que nos habían dicho que era? Una vez comenzado el viaje, quisimos ir más allá de Venezuela, entrevistamos a siete presidentes en la región. Nos encontramos a nosotros mismos contando una larga y convincente historia”, admitió el realizador. Durante más de tres décadas, Stone ha desafiado a las audiencias a repensar eventos históricos, a través de largometrajes como Pelotón, Wall Street, Nixon y JFK, entre otros. Estos últimos años encuentran a este director –tres veces ganador del Oscar de la Academia de Hollywood– fijando su atención en América del Sur y en el papel que los medios de

“somos un país adolescente, tomamos todo a lo trágico y hasta nos podemos matar”

comunicación de EE.UU. han jugado en la conformación de opiniones y políticas de Estado. Este viaje a través de la región se convierte en una mirada profunda del impacto que la política exterior estadounidense tiene sobre la gente y los países y construye una historia alternativa del Cono Sur. Stone dispara contra Wall Street en Cannes Oliver Stone presentó esta semana, en el Festival de Cannes, su nuevo filme sobre la avaricia, el poder y el dinero, la segunda parte de Wall Street, dos décadas después de atacar la especulación financiera y consciente de que ésta persiste. Stone cuenta de nuevo con la colaboración de Michael Douglas, el “Gordon Gekko” “tiburón” de las finanzas y especulador sin límites que lanzó al actor a un nuevo registro (el de malo, malo) y que, como el cineasta, cargó contra la ausencia de regulación en los grandes mercados financieros. La banca y sus prácticas alejadas de su misión original -la financiación de la actividad generadora de riqueza- están en el punto de mira de la secuela que ahora trae Stone -Wall Street. Money never sleeps-, que además avisa: la próxima burbuja financiera es “verde”. Stone declaró en la presentación a la prensa internacional de un filme que no compite en Cannes (como otros más que este año se quedan al margen del concurso) que esperaba que el sistema financiero mundial cambiara, “pero no lo ha hecho”. Veintitrés años después de la primera parte de esta historia de bandidos de la alta finanza, Stone pone al protagonista en la difícil tesitura de tener que elegir entre el poder del dinero y la llamada interna e inexplicable del amor a la familia y la perpetuación de la especie, o al menos así lo explicaron él y los protagonistas del filme. Interpretada además por Shia LaBeouf -en el papel del joven aprendiz de “tiburón”-, Josh Brolin (que ya trabajó con Stone en W., sobre el ex presidente estadounidense George W. Bush), Carey Mulligan y Susan Sarandon, la película recibió tímidos aplausos en el pase de prensa en Cannes.

el 2º Festival de Performance y accionismo “Cimientos” concluye hoy en el Centro Patiño

Cuando ya no hay necesidad de pintar al rey Douglas Rodrigo Rada, uno de los curadores del Festival de Performance y Accionismo “Cimientos”, reflexiona sobre esta nueva versión del evento, que reunió a artistas nacionales e internacionales, cuyas creaciones nacen del convencimiento de que “el arte se quedó huérfano”. El Festival concluye hoy, con un programa de presentaciones que se inicia a las 10 horas de la mañana en el Centro Patiño (avenida Potosí No. 1450), a donde la entrada es libre. Camila RamíRez YaksiC

e

l arte contemporáneo, como expresión, transgresión e independencia artística que rompe con los modelos tradicionales, contribuye a un movimiento grande de creadores alrededor del mundo. El artista contemporáneo está exaltado por la libertad de expresarse y revelarse de la insatisfacción con la que se viste la realidad. La “Jornada de video arte y performance” de 2007 dio pie al primer festival de arte contemporáneo. Este mes, después de tres años, se ha organizado una segunda versión del evento, con el nombre de Festival de Performance y Accionismo “Cimientos”, que concluye hoy en el mismo espacio cultural que acogió la primera versión, el Centro Simón. I Patiño (Calle Potosí). Gonzalo Rabanal, artista multidisciplinario de Chile, y Roberto De La Torre, experto en arte visual de México, fueron los invitados especialistas y artistas cabales para el encuentro. Este movimiento anti-convencional, curado por Alejandra Dorado y Douglas Rodrigo Rada, le ha impuesto, por unos días, una nueva vibración cultural a Cochabamba. movimiento “El movimiento es grande, muchos artistas se encuentran trabajando en distintos medios, haciendo performance, haciendo instalación, haciendo video, fotografías, utilizando todos los recursos que les da la vida cotidiana para expresar-

se”, manifiesta Rada. El arte contemporáneo nace hace mucho tiempo por las mismas actitudes e inquietudes de artistas, que buscan probarlo todo sin caer en una fórmula estilística. Para Rada, la premisa del arte contemporáneo es inventar, crear e innovar, “presentar y ya no representar” la acción artística. “El primer cambio trascendental en la cultura fue a finales del siglo XIX, cuando el arte perdió su responsabilidad de representar la realidad como tal; ya no había la necesidad de pintar al rey porque le podían sacar una foto y con eso quedaban bien, por eso el arte se quedó como huérfano y había que buscar otra solución, otros lugares donde puedan caber artistas que necesitaban expresarse”, resalta. El arte contemporáneo suele ser interpretado o malinterpretado por la élite y por los que no son parte de ella, quienes lo encuentran agresivo y excesivo en contenido. Sin embargo, Rada considera que en esta agresividad y exceso radica lo primordial en cuanto al artista y su obra, al contenido y su forma como un circuito. Y esto lo que se ha buscado en el festival organizado por el Centro Patiño. Envueltos por la libertad de creación, los artistas contemporáneos abordan la producción artística como un proceso creativo de “desplazamiento dentro de ciertas ideas”, buscando que sean los contenidos los que construyen el proceso, explica el curador. el festival Un evento de arte contemporáneo demanda “Performance” y “Accionismo”, arte en vivo interpretado por el artista. Esta modalidad creativa es calificada por el curador como “la forma corporal en la que el artista puede acercarse más a la realidad: con el cuerpo, muchas veces utilizando la calle, la mera coincidencia, la casualidad; lo más cerca a la realidad”. Éste fue, precisamente, el concepto que guió esta nueva versión del festival: producir y descubrir a partir de una pieza fundamental, el cuerpo, adyacente a cualquier recurso del entorno de la cotidianidad.

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entrevista “entre chiste y chiste” a manuel Vargas, invitado del encuentro de escritores del Patiño

Oliver stone estrenará Al sur de la frontera en Cochabamba ReDaCCióN e iNTeRNeT

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Acontecimientos como el organizado en Cochabamba abren espacios para aglutinar artistas contemporáneos de calidad nacional y extrajera, que, además de hacer performance, acciones y una serie de producciones artísticas, dictan talleres y conferencias, como ocurrió en el festival que concluye hoy. Rada destaca, además, que el acontecimiento no estuvo para nada reñido con nuestro entorno, pues se buscó que los artistas “se junten con la realidad, trabajando a partir de las circunstancias que encontraron en la calle paras trasladarlas en forma de instalaciones al Centro Simón I Patiño. Así, el festival cumplió en el afán de fomentar herramientas de creación comunes y no comunes, que están al alcance de todos, pero que son percibidas por tan sólo unos pocos. cami_712@hotmail.com

la RamONa continúa una sección especial dedicada a conocer a los autores invitados al Vi encuentro iberoamericano de escritores, que tendrá lugar en Cochabamba entre el 7 y 10 de julio próximos. el acontecimiento, organizado por el Centro simón i. Patiño, girará en torno al tema “Humor y literatura”. en esta versión del encuentro estará el peruano alfredo Bryce echenique, al que se sumarán como invitados especiales el argentino Juan Terranova, el peruano Diego Trelles Paz, además de los bolivianos Ramón Rocha monroy, manuel Vargas y eduardo scott. en esta ocasión publicamos una entrevista realizada por el escritor y dibujante Víctor Hugo Romero a manuel Vargas. los interesados en conocer la literatura de éste y los demás autores del encuentro pueden buscar sus libros en la biblioteca del Centro Patiño.

biduría, para poder reírnos un poco y sentirnos más sanos. -VH: atrapado en la “mass media”, ¿el boliviano consume tragedias antes que alegrías? MV: Ah, eso sí, la cultura del espectáculo que nos da por ejemplo la tele, se alimenta de sangre y llanto, del conflicto, de lo mal que nos va. Se alegra de los fracasos y se entristece de los éxitos. No importan los valores y el esfuerzo del trabajo, no importa la humanidad sino el dinero fácil, el negocio. Estoy solemne, ¿no? Todo esto es aburrido.

ViCTOR H. ROmeRO* Paz

DesDe la

V

ivimos en un país que le gusta cantarle al dolor, escribir tristezas y donde el concepto de humor que se tiene está estrictamente relacionado a la humillación y a la discriminación, es decir, es un humor que se mofa de sí mismo y que casi siempre ofende, antes que plantear una sabrosa reflexión, o incluso, una saludable ironía. Pocas chances tiene este país de reírse de sí de mismo, es más, son pocos los que tienen esa cualidad, de encontrarle chiste a todo a costillas de aquellos que se toman las cosas en serio. Ni bien uno pone un pie en la calle y empieza a escuchar los ladridos de la gente, mucho más si se enciende la tele y escucha lo mal que anda el país, lo mal que hacemos las cosas, lo ignorantes que somos, da nomás ganas de morirse de risa ante tanta imbecilidad, pero en fin, allá ellos y acá nosotros. Dentro de la coyuntura del nuevo Encuentro de Escritores convocado por el Centro Patiño, con la presencia estelar de Bryce Echenique, hay que aprovechar la oportunidad para hablar de humor brindada además por los Ramones, charla que iniciamos de manera “seria” con Manuel Vargas, uno de los escritores bolivianos invitado a tan “chistoso” evento. De ahí que ya nomás le lanzamos la primera piedra y como debía ser, Manuel se defendió no sólo con patadas y puñetes, también con ajos y locotos. - Víctor Hugo Romero (VH): ¿Cómo define manuel Vargas el humor en su literatura? manuel Vargas (mV): Grave. En primer lugar, nunca he sido considerado, ni me siento un autor que escriba cuentos o novelas con humor. Soy un tipo serio, pero no solemne. Entonces, si le buscamos la cosa, el humor estaría en la falta de solemnidad, lo cual es poco para hablar de humor en mi literatura. Imagínate, uno de mis libros se llama “Cuentos tristes” y siempre me dicen, por qué cuentos tristes, ¿no hubiera sido mejor que escribas cuentos alegres? Y yo en vano trato de explicar que bueno, que sí, son tristes, pero no sólo tristes, como en la vida: también puede haber ahí algo de alegría, y con la alegría hasta el humor. Nada. Sin embargo, uno de mis libros “Andanzas de Asunto Egüez”, me salió con bastante humor, como quien dice a mi pesar. Pues dónde se ha visto que un tipo considerado serio escriba con humor. Y me salió así, el personaje llamado Asunto Egüez, es un tipo al que le ocurren cosas divertidísimas. Y me explico: seguramente ya no escribo de mí, sino de ciertas gentes del pueblo, que sí tienen humor o se hallan en situaciones humorísticas. Menos mal.

Pero sí, a veces cuando escribo mis columnas de opinión en los periódicos, me sale un humor ácido. De pura bronca. Esto comenzó a ocurrir, me parece, cuando se nos desmoronaron las utopías de la revolución en los años ochentas. Sí, tuve una crisis, o mi generación tuvo una crisis. Llegó la UDP y esito nomás había sido probar el poder, estar en los ministerios (te hablo de alguna gente que se consideraba de izquierda). Pues nada. Otra cosa es con guitarra. Y entonces dices, ¿para esto hemos luchado? Y te decepcionas, y de pronto, en mis columnas de opinión, apareció el humor. Tenía que burlarme de mí mismo y de todo para soportar tanta decepción. En fin, ya ves, el humor es cosa seria, como dice el lugar común. Y en la literatura, si no hay un dejito de burla, de distancia, pues te salen bodrios. Hay que ponerle sal a la vida para que sea comible, ¿no? -VH: ¿existe humor en la literatura nacional? MV: Desde los diablos que tientan a una señora en la iglesia de Potosí, en los “Anales” de Orzúa y Vela, hasta las situaciones divertidas de “Jonás y la ballena rosada”, hay humor. Y en medio de esos extremos también hay humor. El que no quiera verlo, es que es un aburrido o un simplista. El humor no nació ayer, pero claro, hay diversas clases y grados de humor. -VH: el humor boliviano en general es humillante antes que irónico, resalta lo negativo y se mofa de él… MV: Es que el humor no es precisamente la luz del sol y la carcajada. El humor es en realidad crítica de costumbres, resultado de la tristeza y de la bronca, de la imposibilidad de salir del laberinto de penas en que nos hallamos. Es un humor como para llorar. Piensa en El Quijote, te ríes de lo que le pasa, en lugar de ponerte a llorar, o viceversa. -VH: la propuesta boliviana, como producto cultural, casi siempre es depresiva, Bolivia es un país triste… MV: Ese es el primer paso, antes de la carcajada. Estás triste y te emborrachas, estás triste y te ríes de ti mismo. Entonces, ya avanzas un poco. Es cuestión de la edad. Como somos un país adolescente, lo tomamos todo a lo trágico y hasta nos podemos matar. Entonces, hay que recurrir a un conocimiento mayor de nosotros mismos y ahí maduraremos y podremos reírnos. Uno es serio o triste por ignorancia, por cortedad de miras. ¿Has visto a esos señores estirados que se toman en serio? Pues son unos ignorantes, nada más. Tenemos que buscar, tender a la sa-

-VH: ¿el humor de un pueblo está ligado al tipo de consumo cultural y a su carácter cosmopolita o simplemente responde a su tipología vernacular? MV: Qué será eso del humor de un pueblo. Todos los seres humanos, para soportar la vida, tenemos que recurrir al humor, si no, morimos. Entonces, todo vale cuando se trata de segregar eso que llamamos humor. -VH: ¿si hablamos de humor local, en qué se diferencia nuestro humor con el de “afuera”? MV: Te voy a contar un caso de humor rural. Mejor dicho de humor aymara, “diferente”. Estábamos caminando por las comunidades del Altiplano con un cura. Éste representaba a una institución que apoyaba a la economía campesina, con un programa de crianza de gallinas. Llegamos a una casa y un señor nos atiende. Saludos, sonrisas, se notaba cierta confianza mutua, es decir, nada que ver con el lugar común del indio taciturno versus el k’ara urbano. Entonces mi amigo el cura le pregunta: ¿Y cómo van las gallinas?, refiriéndose al proyecto impulsado por la institución. Y el indio le responde: Ah, pues todas se han muerto. Y lanza una carcajada. Humor rudo, ¿no? Uno dice, eso no es humor, es un mal chiste, un chiste obvio, cualquier cosa. Pero vaya uno a saber lo que se juzga. Esta respuesta del aymara le parecía divertidísima y un signo de confianza con el cura, quien después me hizo notar que así era el humor aymara. Entonces, cuando nuestro Ministro de Relaciones Exteriores, de origen aymara, dijo que cuando era muchacho iba a vender no sé qué cosas a la Zona Sur de La Paz, y la gente le escupía, quién sabe estaba haciendo un chiste a su costa, que nosotros no entendimos. O tal vez las cámaras no captaron la carcajada que coronó su declaración. Siguiendo con la política, decir que hemos nacionalizado el petróleo, ¿no te parece de lo más chistoso? No hablemos ya del humor en otras regiones del país, el humor tarijeño y el humor camba, que son otra cosa. Mi colega chaqueño Jesús Urzagasti, con todo lo serio que parece, se caga de la risa contando casos humorísticos de sus paisanos. O chistes a costa de ellos, como de ese chapaco en Buenos Aires que le preguntó: Oiga, don Jesús, usted que es un gran escritor, un sabio, qué piensa de nosotros acá en Argentina, ¿está bien que hablemos como gauchos o debemos conservar nuestra habla de chapacos? Don Jesús le respondió algo así como que es mejor ser uno mismo y conservar el habla propia. A lo que es paisano le respondió enfático: Pero es que si hablamos como chapacos nos creen cojudos, pues. Y parece que en todas partes del mundo hay humor de adentro y de afuera, de modo que esas son vainas. * Es periodista, a ratos escritor y a cachos ilustrador. victor_hugoromero_noya@hotmail.com


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artes plásticas

analizando la obra del maestro herminio Pedraza herminio Pedraza es el pintor cruceño más destacado de la segunda mitad del siglo XX y uno de los principales referentes del arte nacional. Su obra evoca constantemente dentro de un contexto universal, las costumbres y tradiciones de Santa Cruz. El crítico e investigador de arte boliviano harold Suárez llápiz realiza un profundo análisis de su importante producción artística. *harold SuárEz lláPiz SanTa Cruz

dESdE

h

erminio Pedraza (1935-2006) es uno de los referentes fundamentales en la pintura boliviana del siglo XX. En los inicios de su carrera llegó a ser uno de los destacados alumnos del multifacético profesor húngaro Jorge Rózsa Obermayer, una suerte de Juan Rimsa en Santa Cruz, al ser el mentor de una generación de grandes talentos en nuestra región. La comparación surge porque la llegada de Rózsa a Santa Cruz supuso una apertura clave hacia el arte universal para los jóvenes y prometedores Herminio Pedraza, Marcelo Callaú, Tito Kuramotto, Carmen Villazón y Hebert Román, entre otros artistas que vieron en él, además de un generoso profesor, a un gran pedagogo y amigo con el deseo de transmitir sus conocimientos a éste brillante grupo de artistas cruceños. La importancia de la obra de Herminio Pedraza radica en que es un verdadero precursor del arte moderno, que no se limita a imitar ingenuamente a la naturaleza, sino que sobresale por captar sus raíces mas íntimas mediante la intensidad de las emociones y su expresión inmediata. Nos demuestra la importancia que puede adquirir el color, al utilizarlo magistralmente no sólo para crear luz y movimiento sino también para poder definir una forma, establecida en una paleta de colores predominantemente cálidos. Herminio Pedraza tenía predilección por el uso de los formatos grandes para materializar sus creaciones. Solía también aprovechar las texturas que le proporcionaban los lienzos de lonas gruesas como soporte para trabajar su obra (siendo la lona la tela más indicada para piezas de grandes dimensiones). Por otro lado son apropiadas para aplicar las ya mencionadas texturas, puesto que soportan varias capas de pintura. Es asimismo interesante el hecho de que en casi toda su carrera utilizó preferentemente la técnica del óleo. Si bien tiene como principales referentes del arte universal a Henry Matisse y a Paúl Gauguin, a la vez, recupera la densa iconografía costumbrista de nuestra región, universalizando, sin folklorismos de por medio todas las tradiciones, mitos y leyendas de Santa Cruz, a través de una obra de extraordinario tratamiento cromático que denota una notable sensibilidad plástica. Situaremos eclécticamente la obra artística de Pedraza diciendo que evoluciona constantemente desde sus inicios, transitando por diversas corrientes estéticas, como ser impresionismo, surrealismo, expresionismo abstracto, y finalmente el fauvismo, haciéndose de una figuración de tendencia expresionista que adopta durante casi toda su carrera. Una mirada retrospectiva a la obra en conjunto aclara esa pluralidad de afinidades. En resumidas cuentas, me permito afirmar categóricamente que Herminio Pedraza es el artista fauve del oriente boliviano. Incluso en ciertas piezas hasta se acerca al paroxismo cromático del artista oriundo de Le Cateu-Cambrésis. El breve movimiento fauvista que se inicia en París a principios del siglo XX, y que tenía como principal referente a su iniciador, el ya mencionado Matisse, se inspiraría en aquella frase que años antes pronunciara Vincent Van Gogh al referirse a su propia obra: “En lugar de intentar plasmar lo que veo ante mis ojos, utilizo el color de una forma totalmente arbitraria para expresarme con mas fuerza”. Las palabras del holandés convencieron a los fauvistas en que el color era sinónimo de energía emocional. Al parecer Pedraza siendo un artista oriundo de estas tierras tropicales del oriente boliviano llenas de

calor, belleza, alegría y vida, en algún momento habrá tenido un pensamiento similar al de su colega europeo. En la obra del cruceño encontramos escenas que aún perduran en la memoria colectiva del habitante de su tierra: mujeres desnudas que se tiñen de colores inverosímiles y que lucen rasgos idealizados, dotándolas de una rara belleza exótica. Las pinta casi siempre fusionadas con la naturaleza, lavando ropa en algún curichi, con el tradicional jabón de lejía, rodeadas de tiernos niños de rostros angelicales que se bañan también desnudos mientras juegan con una rudimentaria tutuma. En ciertas pinturas los carretones cargados de víveres, incluso parecen moverse en sus lienzos jalados por una o dos yuntas de bueyes, que casi siempre van en dirección opuesta al espectador y nos regalan a su paso un osado escorzo. En otra tela se pasea una simpática “cunumi” provinciana cargando grandes tinajas que contienen refrescante chicha y somó en abundancia, o una vendedora de horneados que ofrece gentilmente sus productos ataviada con un tipoi, mientras se revela agraciada con bellos rasgos chiquitanos, guarayos o ayoreos. La muchacha descrita tal vez sea demasiado atractiva para ser una común vendedora ambulante, pero no para Pedraza. Para él, ellas son sus consentidas, sus eternas musas criollas, su principal fuente de inspiración. No falta el Camba conquistador tocando una serenata a su amada, que se asoma tímidamente por la ventana de una casa de adobe con fantásticos muros transparentes que nos permiten ver el paisaje exterior, Serenata Camba (1982). El maestro cruceño también hace revivir en sus telas los juegos populares, como la sortija ( 1995), o leyendas como El Jichi ( 1992), o El carretón de la otra vida (1988) y otras escenas propias de la cotidianidad del oriente, al retratar a una adolescente sentada que se muestra distraída y al mismo tiempo imperturbable mientras desarrolla su faena: machucando Cusi (1995).O bien a una anciana sentada en el patio de una casa hilando pacientemente en compañía de sus nietos, Hilando con los nietos (1992).Todas estas escenas se desarrollan en el marco de un ambiente utópico y apacible. En otras obras, (escasas y antiguas por cierto) nos muestra un ferviente compromiso social, como en el imponente mural realizado al fresco y que titula: Rompiendo cadenas (1985, Comité Pro Santa Cruz), pieza insigne de las luchas cívicas cruceñas y de relevante contenido simbólico. En esta oportunidad Pedraza representa a una Santa Cruz emergente personificada

por un personaje tan gigantesco como hercúleo, quien lleva una corona ducal en la cabeza, y que, en actitud resuelta, utiliza su descomunal fuerza para romper las cadenas opresoras. Es digno de mencionar que Herminio Pedraza fue un verdadero maestro en términos de composición, muy a menudo recurre a interesantes efectos visuales,(sobre todo en los últimos años de su producción pictórica). También demuestra una constante preocupación por la representación exacta del espacio y del movimiento, además de los bien logrados escorzos, mostrando novedosas perspectivas en sus carretones y figuras humanas, al ser trasladadas de su forma tridimensional al plano bidimensional, o al estar en una posición perpendicular a nuestro nivel visual. En este mismo periodo explora además los efectos de un arte donde ha reducido la cantidad de colores; dos, tres o cuatro con tonalidades amortiguadas, sintetizando el color de manera considerable y estableciendo además (gracias a la experiencia de los años), valiosos silencios en los espacios de una composición. Su particular universo plástico surge definitivamente airoso ante las siempre cuestionadas dificultades anatómicas, a las leyes de la composición o a los rigores de la perspectiva. Estoy convencido en el hecho de que un cuadro se convierte en una verdadera obra de arte cuando esta basado en intensas emociones o se compromete de uno u otro modo con su entorno social. Para el maestro Pedraza el rico colorido de su propuesta es el reflejo de su cálida tierra; en su pintura se fusionan la naturaleza con sus bellas mujeres y su gente alegre, por ello el uso del color es en ocasiones hasta arbitrario, pero al mismo tiempo se luce coherente. Pedraza utiliza armoniosamente los contrastes cromáticos, abstrayendo magistralmente la naturaleza misma. Todo esto surge porque tiene una clara percepción de ésta y de lo que le rodea en función de sus sentimientos. Pinceladas de colores puros y encendidos que rompen las superficies, crean una forma y organizan el espacio composicional resaltando ante nuestros ojos a la figura humana, que parece resurgir entre el intenso verdor de la amazonía o fusionarse con la misma. Es que incluso cuando no sustituye al paisaje o permanece relegada a un segundo plano, ella se muestra fundamental en el contexto de la narración, en el contorno oscuro, preciso y de acertado trazo, del que se auxilia para poder dibujar las formas y separar los colores. Estos últimos suelen liberarse respecto al dibujo. Todos estos elementos unidos al uso de lienzos de gran formato, otorgan gran fuerza y monumentalidad a su obra. Pedraza evoca a la Santa Cruz de antaño que va adaptándose a los cambios propios de una ciudad que tuvo un desarrollo desmesurado en los pasados años. Su pintura es casi siempre una propuesta equilibrada, establecida dentro de una atmosfera paradisíaca: es pura, tranquila, sin temas inquietantes ni preocupantes, sino mas bien rebosantes de serenidad, luminosidad y naturalidad. Todas estas características hacen que se convierta en un verdadero bálsamo mental para el esteta. Manifiesta un sincero interés por los ambientes populares y auténticos, por esas escenas que reflejan tanto la idiosincrasia de una provincia, como también dejan entrever el trabajo honesto que involucra a su gente sencilla, de espíritu generoso y emprendedor. Para finalizar esta reseña enfatizaré en el hecho de que, si bien el maestro cruceño rememora las escenas de la cotidianidad de su tierra natal, al mismo tiempo las universaliza a través de un sólido planteamiento estético modernista, dejándonos como principal legado una importante obra que va a trascender en el tiempo y que ya es un patrimonio permanente del pueblo cruceño, como también parte de la identidad cultural de todos los bolivianos. *Crítico e Investigador de arte boliviano. harold_artes@yahoo.es


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homenaje al reconocido vocalista y figura del heavy metal

hiena de

luiS rodríguEz

a

ntes de morir, Ronnie James Dio era más conocido por su agudo timbre de voz y por haber creado la mueca metalera por excelencia. Aquellos “cuernitos” se convirtieron, allá por los ochentas, en la expresión máxima de rebeldía adolescente frente a los represores padres y los compañeros de clase que se deleitaban con Madonna o el synth pop inglés de Pet Shop Boys. Con solo dos dedos elevados y largas cabelleras se podía resumir aquella polarización musical entre el verdadero monstruo que era la segunda ola del metal británico, que estaba en su pico artístico y el trash californiano de Metallica frente a música considerada inferior por no ser lo bastante “salvajemente ruidosa”. Se estaba cumpliendo la utopía más bizarra del mundo: los metaleros conquistaron la industria cultural. La fantasía de aquella juventud era esperar la eternidad de éstos gloriosos días llenos de mucho air guitar y todavía más partes vocales en falsetto. Lamentablemente esto no sucedió y la fuerza del metal se fue diluyendo con el pasar de los ochentas. La forma en que el metal del Sunset Strip, sus excesos y –en partes– su hedonista estilo de vida fueron plasmados en el documental “Decline of Western Civilization” fue la estocada final para que músicos que antes habían gozado del imperio del metal a mediados de los ochentas, tengan que sujetarse el pelo y buscar trabajo. Algunos tuvieron suerte como Dee Snider, viejo conocido de la TV, el incansable amante Brett Michaels, la iconoclasia aburguesada de Gene Simmons y muchos otros más líderes del metal que sucumbían ante su propia decadencia, pero al menos no se hundían en el olvido. Fruto de un mal envejecimiento, varias de éstas figuras nos deleitan cada fin de semana con sus estupefacientes aventuras. Lo peor de todo es saber que éstos líderes del metal condenados a llenar las lagunas de programación de la televisión basura son los que tuvieron un final feliz. Un buen número de miembros de las bandas que marcaron época durante los ochentas perdieron batallas contra las drogas y el alcohol, combo que iba a terminar con años de legado musical al margen del estilo o época. Este triste desenlace también afectó a los fans que todavía esperan volver a vivir aquellos dorados días mientras los muchachos presentan una melena moralmente correcta y trabajan en oficinas, desempolvando los fines de semana sus viejas chaquetas para hacer también suya la decadencia de sus ídolos. (Digresión: ¿Cuán patético es escuchar a un tipo que esté por llegar a los cuarenta, pero proclama a grito pelado sus ganas de poseer un condominio en el infierno?) Las chicas, en cambio, tratan de reinsertarse, pese a la edad y el cansancio de los años, en el mundo del porno como MILF’s… todo sea por recordar aquellos tiempos. Si bien casi todos fueron sepultados por el alud depresivo del grunge, existieron músicos que lograron un retiro decente, pudiendo recordar ocasionalmente aquella era tan gloriosa para el metal. Uno de éstos artistas fue Ronnie James Dio, un verdadero hijo del metal, uno de los frontmans más determinantes para la estética del heavy metal, un visionario que supo combinar los grandes relatos mitológicos con la potencia de un solo de guitarra; si no fuera por él, las aventuras mitológicas o inspiradas en

Taller La Alianza Francesa y Bodegas Casa Grande efectuarán un Taller de Enología, a cargo del ingeniero enólogo François Thorez, los días 15 y 16 de junio a las 19.00 horas. Informes al teléfono 4525771. Exposición La Asociación Española de Lectura y Escritura y la Real Sociedad Fotográfica de España, junto a entidades de diez países, realizarán la exposición iberoamericana de fotografías y poemas “Con ojos y voz de mujer”. Con el apoyo del PEN Bolivia, la muestra será inaugurada, el martes 25 de mayo a las 19.00 horas, en el auditorio de Los Tiempos (Plaza Quintanilla). Durante los dos días siguientes se llevarán a cabo talleres infantiles de arte.

grandes novelas todavía sonarían a Rick Wakeman. Este personaje que llevaba más de cuarenta años de carrera musical en sus hombros falleció este lunes en Houston a causa de un cáncer de estómago, murió rodeado de sus allegados y según su familia pudo decir adiós a sus amigos, para luego perecer en paz. Para todos aquellos que no vivieron en los ochentas, el primer acercamiento a este personaje se dio con el show South Park donde el artista es reconocido por su mas grande hit: “Holy Diver” Sin embargo los logros de este músico van más allá de ese tema, o haber sido el reemplazante de Ozzy Osburne en Black Sabbath. Dio logró en cuarenta años la gloria en el seno del metal, era una de las figuras vivas más influyentes y un predicador que viajó llevando el metal hasta tierras tan lejanas como Bolivia. Dio, o Ronald James Pardovana, comenzó su carrera musical en los sesentas tocando el bajo y la trompeta en una banda llamada “The Vegas Kings” Esta misma banda fue evolucionando hasta que a finales de aquella década se cambiaron de nombre a “The Electric Elves” y comenzaron a tocar rock y folk. Esta nueva dirección los guió hasta cambiarse el nombre a “Elf” a principios de los setenta, cuando se tomaron las cosas más en serio y comenzaron a grabar lo que sería su primera producción. El grupo no tuvo éxito alguno pero Dio pudo conocer al guitarrista que lo iba a encaminar hasta el Olimpo del metal.

danza La Compañía de Danza Contemporánea Vidanza celebra su 10mo Aniversario bailando en el Teatro al Aire Libre del Palacio Portales (avenida Potosí No. 1450), el viernes 28 de mayo, a las 19.00 horas. Vidanza, dirigida por Sylvia Fernández, presenta en esta oportunidad una “Retrospectiva” de su primera década. Festival El IV Festival de Poesía “Palabra en el mundo” se llevará a cabo, este 24 de mayo a las 19.00 horas, en el Centro Boliviano Americano (calle 25 de Mayo No. 365), a donde la entrada será libre. Participan Rosse Marie Caballero, Yamil Escaffi, Christian Jiménez Kanahuaty, Juan Cristóbal MacLean, Eduardo Nogales Guzmán, Roberto Oropeza, Silvia Quiroga, Carlos Rimassa, Cecilia Romero, Lourdes Saavedra, Katherine Velarde y Vilma Tapia Anaya.

Ritchie Blackmore había dejado Deep Purple porque sentía estar en una banda dinosaurio. Él quería más rock y menos derroche, por eso contactó a Dio para que lo acompañase en su nuevo proyecto: Rainbow. Esta banda no fue la salvación del rock como esperaba su creador, pero dio buenos hits y sobretodo la posibilidad para que Dio deslumbre con su dominio de escena y los demás elementos que necesitaban urgentemente los acabados frontmans de aquel entonces. Desafortunadamente Dio opacó al propio Blackmore, quien le recordó que era su empleado y que el nombre y la dirección creativa iban por su cuenta. Dio no aguantó opresiones y decidió dar por finalizada su participación en Rainbow. Luego llegaría su gran oportunidad como frontman de Black Sabbath. Aquella fue la chance que necesitaba para demostrar de qué estaba hecho. Sacó a Sabbath del estancamiento sufrido luego de la salida de Ozzy, y eso no es poco. Su motivación de estar en una de las bandas más importantes del globo contagió a sus demás compañeros, con quienes lanzaron nuevamente a la banda de Birmingham como un referente de la música pesada. El sueño volvía a nacer, los tres discos que grabó con ellos emocionaron a los fanáticos que de repente iban a recibir una sorprendente noticia: Dio dejaba Sabbath. Cansado de ser reconocido como un cantante de reemplazo Dio decidió hacer las cosas a su manera. Comenzó lanzando dos grandes álbumes que los colocarían en el dream team del metal ochenteno. “Holy Diver” y “Last in Line” son sus mejores producciones por donde se vea. Aquí Dio nos prueba, sin ayuda de nadie, que viene haciendo metal desde antes que Tommy Iomy pierda el dedo. Esto es lo que las hambrientas masas deseosas de metal necesitaban escuchar. Luego el frontman más famoso de metal de aquel entonces organizaría la mas extraña forma de recaudar dinero para luchar contra la pobreza en África: “Hear n Aid”. Esta versión metalera de “Band Aid” congregó a las figuras más influyentes del metal con el propósito de grabar un tema para luchar, mediante la recaudación de fondos, contra la pobreza en el continente africano. Luego Dio comenzaría a desaparecer de las radios y las pantallas. Su carrera se volvía más lenta, grabando discos periódicamente y saliendo de gira aún más ocasionalmente. Luego en 2006 comenzaría la gira “Heaven & Hell”, que no es otra cosa que Black Sabbath sin Ozzy. Este proyecto y el ser elegido como ícono del revival ochenteno lo mantuvieron ocupado hasta que a comienzos de este año se hizo público su padecimiento, el cual no pudo llegar a ser tratado debido a las prisas de su enfermedad. La muerte de Dio sin duda es una pérdida irreparable para el mundo del metal. Uno de sus héroes más consecuentes se fue, desequilibrando la balanza a favor de los músicos que decidieron hacer una parodia su vida. Peor si consideramos que Brett Michaels se salvó de la embolia que sufrió hace pocos días. Dio, esta hiena del metal, no hace más que demostrar que la espiral de autodestrucción que trae consigo cada género musical puede ser esquivada y consolidarse como una leyenda gracias a las horas de grabación que nos deja para disfrutar. Lo bueno es que las hienas son siempre las que ríen último. luis_f_rodriguez_c@yahoo.com

Teatro Teatro La Maga presenta la pieza “El último momento”, los días sábado 29 y domingo 30 de mayo, a las 20.00 horas, en el espacio mARTadero (calle 27 de Agosto esquina Ollantay), a donde la entrada tendrá un costo de Bs 20 (adultos) y Bs 10 (estudiantes). Cine En los ciclos “Lunes de Película”, mañana se proyectará la película “Cobra verde”, de Werner Herzog. La función se inicia a las 19.00 horas en la calle Baptista No. 110, casi Heroínas. Teatro El elenco de Exilio Teatro presenta la obra “Noche de Bodas”, del dramaturgo argentino Claudio Hochman y dirigida por Gabriela Melendres, hoy 23 de mayo a las 20.00 horas, en el mARTadero (calle 27 de Agosto esquina Ollantay, Ex – Matadero Municipal).


ramona

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cochabamba, 23 de mayo 2010

Sobra la vigencia (y retorno) de Pavement

el pasado en cuarentena Javier rodríguez C.

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ué difícil es tener héroes! Y no lo decimos por su posible ingreso en la política, repentina explosión megalómana, cambio de equipo (entiéndase como se prefiera) o la natural imposibilidad de repetir hito tras hito, mantener una racha de obra maestra tras obra maestra. La verdad es que parece muy difícil elegir héroes entre los artistas porque el tiempo nos cambia y lo que una vez nos pareció espectacular, sabe luego a una memez coyuntural, a un desliz producto de la emoción de un contexto histórico o al aterrador recuerdo de un pasado que pensábamos resuelto y olvidado. Cierto que esa sensibilidad, que es más bien un tránsito estético antes que un estado definitivo, cobra con el retorno nostálgico matices que pueden reforzar nuestra primera militancia y emoción (vaya de ejemplo el refugio permanente de Dinosaur Jr y su música inherentemente adolescente) u otorgarnos el privilegio de ponerle un soundtrack a las postales de una memoria inventada (atardeceres primaverales con The Replacements, madurez y cicatrices emocionales a la Bill Callahan o la deriva post-adolescente sincronizada con Galaxie 500), pero usualmente volver sobre los viejos ídolos depara decepciones tan incómodas como descubrir que tu último compañero de cama resultó ser un travesti. Entre las pocas bandas que se salvan de este proceso deflacionario está Pavement, que consiguió hablarnos sin aterrizar su música en un periodo específico o en un contenido emocional determinado. Localizada en el peor de los contextos históricos para ser una banda de rock indie impresionista e idiosincrásica a toda costa (hablamos del boom del rock alternativo de los noventa), la legendaria banda de Stockton supo inventarse un espacio particular y ajeno al desgaste temporal y/o declive personal, una burbuja enterrada en el desierto. A 11 años de su separación y a 18 de su debut, con el rock alternativo muerto, el indie elevado a un pico de popularidad sostenido más por los herederos que los pares de Pavement, el retorno de este quinteto “de culto” nos invita a re-examinar su producción original –breve pero fecunda en discos inolvidables– mientras, dejando el pasado en cuarentena, nos disponemos a reacomodarlos en la historia de un rock independiente que hoy quiere escribir su futuro en retrospectiva. Como sucede con cualquier creación genial, parecería haber una fórmula sencilla detrás de Pavement. Un compositor de esa genialidad que se consigue una vez por generación (Stephen Malkmus), que había egresado de la carrera de historia y trabajaba como DJ y guardia de seguridad en un museo. Un guitarrista enamorado de la Velvet Underground tanto como del country (Scott Kannberg), un viejo hippie sirviendo de percusionista e intoxicado showman involuntario (Gary Young), un fan reconvertido en bajista (Mark Ibod), un multi-instrumentista capaz de gritar por horas gracias a su crianza punk (Bob Nastanovich) y otro baterista con idéntico pasado universitario (Steve West) para cubrir al hippie cuando se desmayara. Y aunque existen decenas de bandas con una alineación similar, había un elemento alquímico, caótico, que hacía a la banda irrepetible. Tipos normales que parecían infinitamente más raros en los días de los inadaptados radicales y visionarios malditos (léase grunge), el quinteto Californiano, con sus cinco discos de estudio en poco menos de 10 años, nos alertó que era posible seguir la espiral extravagante de la vida cotidiana y convertirte en una banda relevante, comprobando que la forma más efectiva de ser cool era no intentarlo. Con su carrera conducida a la contra de la lógica indie, comercial, alternativa, etc. le otorgaron a su banda la mística de un grupo impenetrable, infalible. Pavement era una banda que no intentaba ser “héroe” de nadie, pero que como ninguna sonaba a los trabajos, días, intereses y diatribas de los adolescentes, educados pero irreverentes, de clase media pero un poquito elitistas y de vida inexcusablemente suburbana, de donde se había erigido la banda en sus inicios. Y no hay nada de formulaico o aleatorio en eso. Lo que empezó en 1989 como una banda post-punk armada con guitarras en distorsión caótica, un bajo robusto y dominante, valores lo-fi y un aura de perfecto postpunk inglés (en el que la banda prefería mirarse, antes de reparar en el hardcore de los EEUU), como atestiguan los primeros EPs grabados por Malkmus, Kannberg y Young (Slay tracks, Demolition Plot J-7 y Perfect Sound Forever) evolucionó, en su debut de larga duración, hacia una per-

fecta polución noise pop. Con Slanted and Enchanted (1992) la belleza inusual de “Perfect depth” de 1990 se transfiguraba en un pop rock reprocesado por la explosión post-punk, que producía canciones de arquitectura perfecta (“Here”) pero que demandaban sumergirse en un estanque de distorsión (“In the mouth a desert”, “Summer Babe”) para descubrir un gusto por las armonías, que barnizaba espectacularmente esta joya “lo-fi”. En partes iguales onirismo retro, herencia de las melodías deformes de los Pixies y de la iconoclasia de The Fall y un replanteamiento menos visceral del garage rock, este disco le cambio la cara al rock independiente norteamericano al punto que la (usualmente despistada) “Rolling Stone” tuvo que elegir Slanted and Enchanted como disco del año, en detrimento de los exitosísimos (y muy comercializables) Nirvana o U2, abriendo además el camino para otros popes de los 90 como Beck, Weezer, Blur o Radiohead. Consolidados como banda, con una alineación en la que la unión de talentos individuales reportaba una sinergia como no se había visto desde The Band, Pavement lanzó en 1994 Crooked Rain, Crooked Rain, la que se puede considerar su obra maestra y uno de los hitos del rock independiente de todos los tiempos. Recalibradas sus ambiciones en una paleta de refinada versatilidad con su EP Watery, domestic, Pavement se atrevió a registrar en su segundo álbum su propia versión de la historia del rock; lo que significaba que ésta se grabaría acatando el más bajo presupuesto, con las letras de un bibliotecario obsesivo y el más puro ethos slacker. Arrancando el rock clásico “de grandes guitarras” de las ruinas del efecto post-apocalíptico del punk, revitalizándolo con la estética compacta del rock de garaje, Pavement produjo baladas jangly (“Stop Breathin’”), punzantes variaciones funk (“Hit the plane down”) y power pop tenebroso (“Fillmore Jive”), pero el verdadero efecto del álbum fue empujar a la banda tan cerca del éxito masivo como jamás volvería a estar. “Gold Soundz”, “Cut your hair” y “Range life” se convirtieron en mini-hits que alcanzaron rotación en MTV y le valieron a la banda una masa crítica de fans que amenazaba en convertirla en la próxima Nirvana. El brillo pop de esas canciones era, sin embargo, lo suficientemente logrado para conquistar a los hipsters que (como Pavement) detestaban a los Smashing Pumpkins, los STP y el pelo largo, pero también le hablaban a los adolescentes patinadores, a las chicas universitarias, a los zelotes del indie neoyorquino y hasta a la crítica especializada, en una dinámica tan milagrosa como lo era el hecho de que un disco idiosincrásico y sin una sola concesión “populista” de parte de la banda, lograse ese tipo de éxito. Pero como Pavement no podría haberlo hecho de otra forma, en 1995 cometió una especie de “suicidio comercial” (no exageramos, pues este “raro” disco provocó que Warner abortara in extremis el fichaje de la banda, entonces y siempre en filas de la indie Matador Records), pues Wowee Zowee no tenía un hilo conductor claro, no ofrecía puertas de entrada rápida y se mostraba errático entre

canciones de punk ruidoso, impresiones country, saludos a Sonic Youth, pop tenebrista y una cornucopia de estilos que no en vano asemeja este disco –largo e inhóspito–al White Album de los Beatles. Excusando las canciones excesivamente lentas, a momentos deliberadamente extirpadas de todo encanto (y hasta estribillo) pop, como una consecuencia de un exceso de parrilladas y marihuana, la banda sí consiguió grabar en éste un puñado de maravillosas canciones como “We dance” o “Fight this generation”, pero más importante aún, se sacudió de encima la indeseada persecución del público masivo. Como fuera, tal vez como queriendo demostrarle a los fans perseverantes que estaban en perfecto control de sus poderes, en 1997 la banda lanzó Brighten the Corners, que desde el primer instante recuperaba el desparpajo, humor, lustre sentimental y maña pop que caracterizaron a la banda. Vayan de prueba las magníficas “Date w/ IKEA”, “Stereo”, “Shady Lane” y “Embassy Row”. Si durante una década Pavement había refinado su sonido, añadiendo capas a su identificable mezcla de post-punk, folk rock intoxicado, caprichosas metáforas de pop lisérgico y rock de estadio visto por alienígenas, en Terror Twilight de 1999 –su último disco– toda esa belleza y potencia se cristalizó en una frágil pero emocionante despedida. “Spit on a stranger”, “Major Leagues”, “The Hexx” y “Platform blues” son muestras de una banda que no había perdido el empuje de sus primeros días, pero que ya se sentía cómoda para ir reconociendo en madurez la deuda contraída con The Fall, R.E.M., Echo & the Bunnymen o The Replacements. Con el mundo musical ya profundamente alterado (quien sea suficientemente joven para recordar temblará ante un 1999 dominado por Nu Metal, Boy Bands, Pop latino y Brit Pop enlatado) y la dinámica interna de la banda desgastada, Pavement decidió separarse sin ruido ni disturbios. En la década siguiente cada uno de los miembros de la banda intentaría iniciar su propia carrera, pero con la excepción de Malkmus, ninguno lo consiguió –y ni el propio Stephen se acercó a lo que en sus días con Pavement parecía lograr sin esfuerzo alguno. Con los cinco reunidos a una década de esa primera escisión, todavía nos preguntamos si le queda a la banda más nueva música en la recámara; pues la magia del quinteto sobre el escenario sigue intacta, decorada por su inseparable excentricidad y ese aspecto de tipos comunes y corrientes que son parte de la esencia del grupo. ¿Qué hizo tan grande a Pavement? La respuesta no es fácil, pero puede que su capacidad de estar en una misma frecuencia estética que los centenares de bandas jóvenes, que en aquellos días estaban grabando por primera vez en sus sótanos y garajes, tenga mucho que ver. Educados en una pluralidad artística que reivindicaba igual el sonido más under de los ochenta, como profesaba un amor extravagante por el rock clásico, aspirando a acomodar las guitarras disonantes en las baladas pop, codificando lo perpendicular de la experiencia juvenil (el rush y sus aturdidas consecuencias), ese quinteto de universitarios y buenos para nada plantó las semillas de la música que, pocos años después, disfrutaría un público por fin capaz de abrazar y desarrollar esos mismos gustos. Tal vez también les haya valido tramar desde su música una respuesta cerebral, hedonista, irónica y algo arrogante al empacho solipsista del grunge, o haberse evitado transar con un rock alternativo diseñado para repetir un modelo que, bien explotado, se vendía mucho y agradaba hasta a los “desadaptados”. Profesando una excentricidad tan auténtica que se llevó al grado de declaración filosófica, como los Ramones, Pavement partió la escena en dos y se resistió a tomar la misma autopista que R.E.M. o Nirvana, tendiendo un puente hacia los submundos habitados por Sebadoh, Guided by Voices y afines; inaugurando un espacio que hoy gozan bandas que van a su aire pero no renuncian a cierta visibilidad e iconoclasia. Pavement es, al final de cuentas, una banda que, como decían en una de sus canciones, sabe que es mejor estar “entre aquí y allá” que aquí o allá. Y aunque suena pragmático, eso es lo que les ha permitido volver libres de la afectación travestida de la nostalgia, haciéndolo más bien como héroes y gozando de un ascendiente artístico incomparable, pues son los padrinos del actual boom indie. Quien todavía cuestione la “honestidad” de ese pragmatismo, que se pregunte por la verdadera razón tras el retorno de Pavement: las deudas de un Bob Nastanovich acorralado por las apuestas. ¿Hay algo más Pavement que eso? * Pavement se estará presentando en el festival San Miguel Primavera Sound 2010 de Barcelona, la RAMONA les traerá una cobertura exclusiva del evento.

ramona

nº 265

cochabamba, 23 de mayo de 2010

l l e g a s t o n e rivera, leal, saavedra, ramírez, romero, rodríguez (x 2), suárez y navarro


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