Lectio Divina - domingo 25 de octubre

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TOMA Y LEE LECTIO DIVINA

LECTURA ORANTE DE LA PALABRA DE DIOS Domingo 25 de octubre del 2020

▪ PREPARAR - PACIFICAR EL CORAZÓN

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles, y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía tu Espíritu Creador y renueva la faz de la tierra.

Date un espacio adecuado para orar

- INVOCAR AL ESPIRÍTU SANTO Pídele al Espíritu Santo que te dé luz para entender las Escrituras.

▪ LEER ¿QUÉ DICE EL TEXTO? Lee atentamente la lectura: Ponte en contexto, fíjate en los personajes, acciones, sentimientos, etc. Puedes subrayar la frase o palabra que te impacte y detente en ella.

Lectura del santo evangelio según San Mateo 22, 34 - 40 En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron un grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?» Él le dijo: «"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser." Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.» Palabra del Señor R. Glora a ti Señor, Jesús

▪ MEDITAR ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO? Deja que la Palabra resuene en tu vida, medítala y confróntola con tu vida.

Después del intento de los Saduceos, viene ahora el de los fariseos por hacer caer a Jesús. La discusión sobre el mandamiento principal era uno de los más, sino el más importante entre los judíos. Por tanto cualquier respuesta podría significar hacerse a algún sector. Jesús en cambio al basar toda la ley y los profetas en los dos mandamientos, en los que uno es semejante al otro, abre la alianza con Dios a un indisoluble compromiso con el prójimo, con cada ser humano. ¿Nuestro amor a Dios es semejante a nuestro amor al prójimo? ¿Se basa en ello toda nuestra fe y la vivencia de nuestra religión? Fr. Alex Lam O.S.A.


▪ COMENTA SAN AGUSTÍN Los preceptos son, por tanto, dos; tres, en cambio, los objetos del amor. Se han dado dos preceptos: ama a Dios y ama al prójimo; sin embargo, veo que se han de amar tres realidad. Pues no se diría “y al prójimo como a ti mismo”, si no te amases a ti mismo. Si son tres los objetos del amor, ¿por qué son dos los preceptos? ¿Por qué? Escúchenlo. Dios no consideró necesario exhortarte a amarte a ti mismo, pues no hay nadie que no se ame. Mas, puesto que muchos van a la perdición por amarse mal, se te dió, diciéndote que ames a tu Dios con todo tu ser, al mismo tiempo, la norma de cómo has de amarte a tí mismo. ¿Quieres amarte a ti mismo? Ama a Dios con todo tu ser, pues allí te encontrarás a ti, para que no te pierdas en ti mismo. Si te amas a ti en ti, has de caer también de ti y larga ha de ser tu búsqueda fuera de ti. Por esta razón el Apóstol comenzó la enumeración de todos los males a partir de ahí, cuando dice “Habrá hombres amantes de sí mismos” (2 Tm 3, 2). He aquí que elegiste amarte a ti; veamos si al menos te mantienes en ti. Es falso, no permaneces ahí; a él debiste adherirte, en él debiste poner tu fortaleza y tu lugar de refugio. Ahora, en cambio, aflojaste el lazo de tu amor y lo retiraste de él para ponerlo en ti; pero ni siquiera en ti permaneces. Escucha finalmente al mismo

apóstol. Después de haber dicho “Habrá hombres amantes de sí mismos”, añadió a continuación “amantes del dinero”. ¿No acabo de decir que ni siquiera permanecerías en ti? ¿O acaso eres una misma cosa tú y el dinero? He aquí que te alejaste incluso de ti por haberte apartado de Dios. [...] ama a Dios y ama al prójimo como a ti mismo. Veo que al amar a Dios te amas a ti mismo. La caridad es la raíz de todas las obras buenas. Como “la avaricia es la raíz de todos los males” (1 Tm 6, 10), así la caridad lo es de todos los bienes. “La plenitud de la ley es la caridad” (Rm 13, 10). No voy a tardar en decirlo: quien peca contra la caridad, se hace reo de todos los preceptos. En efecto, quien daña a la raíz misma, ¿a qué parte del árbol no daña?

▪ PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL ▪ ¿Qué le dice el texto del evangelio a tu vida? ▪ ¿Soy reflejo del amor de Dios para quienes me rodean? ▪ ¿Soy coherente con mi fe y esto se refleja en mis acciones?

▪ ORAR ¿QUÉ LE RESPONDO A DIOS? Orar respondiéndole a Dios después de escucharlo. Puede ser una oración de alabanza, perdón, acción de gracias, petición o de adoración.

▪ COMPROMISO

¡TÚ ERES GRANDE! ¡Tú eres grande, Señor! Te fijas en los humildes mientras te distancias de los soberbios. Tú te acercas sólo a los que reconocen sus fallos, pero no te dejas ver por los orgullosos; por mucho que crean saber sobre las estrellas o las arenas del mar... Su orgullo les impide el poder verte: Al no buscar con los ojos de la fe el origen de su capacidad investigadora; al no buscar «religiosamente» el autor de la creación, no pueden encontrarte. Y, caso de encontrarte, no son capaces de admirarte, ni de alabarte.

¿QUÉ VAS A HACER HOY CON ESTA PALABRA? Decide actuar en concreto según los valores cristianos. Traza una línea de acción a la luz de esta Palabra de Dios. ▪ Busquemos realizar una obra de caridad con nuestro prójimo, brindar alguna ayuda material. ▪ Esta semana tratemos de reconciliarnos con alguien con quien tengamos alguna diferencia o pleito.


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