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Introducción

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Sinopsis

Sinopsis

Introducción

Corría el año de 1860 cuando se descubrió en la ciudad de Nínive la biblioteca del rey Arsubanipal, el arqueólogo Henry Layard, no sabía muy bien que era lo que había descubierto en ella, ya que se encontró con más de 25.000 tablillas de barro, que parecían "pisadas por los pájaros" así que decidió llevárselas a Gran Bretaña, ordenando que se las cargaran en cestos sin poner ningún cuidado en su transporte y menos en su embalaje, así las cosas, fueron trasladadas a Basora y de allí a Londres, a donde llegaron mucho más deterioradas que cuando se descubrieron, ya que habían sufrido el daño causado por la destrucción del Templo por los medos, en el año 612 a.e.c., años más tarde, a finales del siglo XIX, Georges Smith, un autodidacta aficionado a la arqueología consigue descifrar las "pisadas de pájaros" y se logra interpretar parte del contenido de lo poco que quedaba de las tablillas de Nínive y descubre la primera obra literaria de la humanidad.

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Escritura cuneiforme

A pesar de ser una obra descubierta hace poco más de un siglo, ya se ha escrito sobre ella abundante material de muy diversa índole. No es nuestra intención caer en la pedantería intelectual de los análisis eruditicos y mucho menos academicistas y disciplinarios, lejos de todo ello, la esencia de la Epopeya de Gilgamesh, es perfectamente comprensible para cualquier lector, ya que fue creada para distracción de la plebe y lo que pretendemos es su divulgación, haciendo un ejercicio de interpretación sobre aquellos aspectos que pudieran ser poco entendidos, por seres humanos del siglo XXI alejados de la mentalidad de los pueblos que habitaban el valle de Mesopotamia.

No nos interesan las motivaciones subyacentes, ni los análisis estructuralistas, filológicos, mitológico astrales, ni morfológicos, de una cantata popular que narra las aventuras de un héroe local y que tiene todas las trazas de ser anónimo y cambiante en el tiempo, tal como queda reflejado en las distintas versiones a lo largo de los siglos posteriores a su aparición. Los amigos de las tinieblas, han querido ver en Gilgamesh a un extraterrestre que se humaniza, se hace un terrícola y coloniza la tierra para crear una nueva civilización en la galaxia, gracias a la conjura de los Dioses del universo, algo propio de mentes calenturientas y de civilizaciones más influenciadas por la tecnología moderna y el cine. Nada de eso corresponde con la realidad y lejos de ella, es una forma de frivolizar en versión cinematográfica una Epopeya que corresponde a una época en la que se acaba de descubrir la escritura y que se va a convertir en un "Best Seller" durante más de mil años, con toda probabilidad la obra de mayor éxito literario de todos los tiempos.

Orante arrodillado 2.000 años a.e.c.

Lo que sí es evidente, es que la Epopeya de Gilgamesh, a fuerza de ser cantada en plazas y mercados de toda la Mesopotamia llegó a ser conocida lejos de sus fronteras, sirvió de base, cuando no de texto directamente copiado, para crear las leyendas bíblicas de los judíos, más si tenemos en cuenta que Biblia viene de Babilonia, de Babel y sus primeras referencias provienen de la Epopeya de Gilgamesh. Gilgamesh, es el modelo literario de los héroes griegos de la Ilíada y de la Odisea, nadie lo pone en duda, de igual forma los dioses griegos son una copia de los dioses acadios, que heredarían las civilizaciones hasta el Imperio Romano.

La Epopeya de Gilgamesh, es una pieza literaria que hay que valorar por su edad y su continuidad en el tiempo, teniendo en cuenta el contexto en el que se desarrolla y partiendo de la premisa de su universalidad, ya que estamos ante la primera obra de literatura creada por el hombre, cuando acaba de descubrir la escritura, el lenguaje escrito que va a cohabitar con los lenguajes orales de distintos pueblos y durante varios siglos la escritura acadiosumeria, -la escritura cuneiforme- va a ser la lengua de intercambio entre las gentes cultas, lo que va a convertir a la Epopeya de Gilgamesh en una fuente de inspiración y un modelo a imitar durante generaciones. La Epopeya de Gilgamesh, pudo haber sido una representación teatral cantada por un grupo de actores y músicos que se ganaban la vida en los mercados, contando las hazañas del héroe nacional, un ser alto, fuerte y hermoso, que no tenía competencia y que gozaba de la protección de los Dioses, una especie de superhombre de la época.

Fue conocida por todos los pueblos del valle de Mesopotamia, llegó a todas las civilizaciones vecinas y se copió y difundió en todos los idiomas escritos hasta el Imperio romano. Los griegos a través de Heródoto tuvieron conocimiento de buena parte de la cultura mesopotámica, pero no hay que olvidar que el historiador griego vivió entre los años 484 a 425 a. e. c., más de mil años después de la primera versión de la Epopeya de Gilgamesh. Gilgamesh, llegó a conocer al Ut-Napishtim babilónico, Ziusudra para los sumerios y Atrahasis para los acadios, el Noé de los judíos, así que el tal Noé no era más que una referencia para dar paso a su héroe más famoso: Moisés, que será la versión judía y antitética de Gilgamesh.

Reconstrucción del Arca de Noé

Desde el punto de vista teatral, la Epopeya de Gilgamesh, se presenta en tres actos: Una descripción de la creación de la humanidad y de su proceso iniciático para los hombres a cargo de los Dioses, en el que juega un papel central la mujer, representada por la creación del hombre a manos de la diosa Aruru (Ninhursag), las sacerdotisas y su Diosa Ishtar.

Diosa Aruru (Ninhursag) creadora de los hombres

La lucha interna de las contradicciones del hombre, entre el bien y el mal, representadas por la doble personalidad representada por Gilgamesh y Enkidu, que unidas van a afrontar las aventuras de la vida y la muerte.

Y una tragedia producida por el castigo de las ofensas a los Dioses y el temor a la muerte, representada por el Diluvio Universal y la inevitable muerte del héroe. Desde el punto de vista religioso, la obra describe el universo a través de sus Dioses, que crean al hombre del barro que terminará convirtiéndose de nuevo en polvo. Explica el renacer de la humanidad después del Diluvio Universal, provocado por la enemistad entre los Dioses, describe el Paraíso como un jardín de joyas y el infierno como el inframundo bajo la tierra, deja claro que sólo los Dioses son inmortales, asoma la posible resurrección después de la muerte, permitiendo a reyes y héroes la entrada en el paraíso. Desde el punto de vista político, es usada con fines propagandísticos para ensalzar la estirpe de los pueblos del valle de Mesopotamia y representar a tres agentes sociales: Los Dioses del cielo, de la tierra y del inframundo, que crean y rigen los destinos de los seres vivos a su antojo. Los gobernantes que son sus delegados, que no son inmortales pero están dotados de divinidad y gozan del favor de los Dioses.

Los nobles, la plebe y los sirvientes, que son mitad animal mitad hombre y que están condenados a morir, a pesar de que Gilgamesh intenta negociar con los Dioses la vida después de la muerte, partiendo de su condición de héroe. Por lo tanto, la Epopeya sirve para difundir y dar prestigio a las formas de dominación de sus autores, escondidos y olvidados tras el anonimato. El autor, o autores, intentan compensar la inevitable muerte con las aventuras y el disfrute de los placeres que da la vida dentro de las murallas. Recordemos que se trata de una obra de autor desconocido que cuenta con varias versiones en distintos idiomas y que se difunde a lo largo de miles de años, de ahí que se conozcan varias versiones. La Epopeya, también establece la contradicción entre el campo y la ciudad, campos, bosques y montañas, como morada de las bestias salvajes, los pueblos nómadas, los temidos monstruos gigantes y los que son mitad hombres y mitad humanos, que habitan fuera de las murallas de Uruk, conde residen Dioses y reyes, que son signo de civilización y de pueblos protegidos por sus Dioses y sus reyes.

Por eso los reyes como Gilgamesh, que están formados por dos partes divinas y una parte humana, eran ensalzados glorificados, al ser los mediadores de los Dioses, de lo que da cuenta la oración o rezo que se dedicaba a nuestro héroe: Oh Gilgamesh, gran rey, juez delegado de los dioses del cielo, príncipe, gran dispensador de órdenes para la humanidad, vigilante de todos los países, gobernador del mundo, señor de todo lo que existe en la tierra, tú juzgas soberanamente y como un dios dictas sentencia. Oración sumeria para curar a los enfermos.

La Epopeya de Gilgamesh, tiene todas las características de una cantata popular, digna de Carmina Burana, de los cantares de juglaría, los cantares de gesta, los cantares de ciego o los poemas de los simposios griegos amenizados por actores y en buena medida debió servir de inspiración a la tragedia griega y en su parte aventurera de combates desiguales, a la lucha de los gladiadores contra las fieras en el Circo. Conviene señalar que la Epopeya debió contar con más de 3.000 versos, de los cuales sólo se conocen unos 2.000 y que fue difundida a lo largo de más de 1.000 años, lo que la convierte en la obra literaria más influyente y conocida de la civilización occidental hasta bien entrado el Imperio de Roma. Si comparamos la leyenda de Moisés con la de Gilgamesh, descubriremos muchas similitudes y a la vez podremos apreciar el rechazo de los judíos frente a los babilonios que los habían esclavizado, en la segunda parte de esta obra compararemos a ambos personajes.

Los judíos cambian a los babilonios por los egipcios y crean a su particular héroe (Moisés) que les libera de la esclavitud (de los babilonios) y los lleva a una nueva tierra prometida por su Dios (Jericó, más tarde Jerusalén), que se las va a conceder en propiedad a perpetuidad, (los Dioses, concedieron a Ut-Napishtim, la vida eterna en la desembocadura de los ríos, en Dilmún), Moisés va a recibir las tablas de la Ley grabadas en piedra de la mano de su Dios, para respetarlas y ser merecedores de la vida eterna en el paraíso, todo lo contrario de lo que había hecho Gilgamesh, que al entrar en el "jardín de las joyas" destruye a "los de piedra" que no son otra cosa que el Código de Hammurabi, las leyes talladas en piedra. Si tenemos en cuenta que en la mitología sumeria Dilmún es el lugar donde sale el sol, de donde viene la vida, considerado el destino otorgado por los Dioses a Ut-Napishtim como premio por haber salvado a los seres vivos del desastre del Diluvio Universal, que en el mito de Enki se dice que es una tierra virginal, donde los lobos no matan a los corderos ni los cerdos se comen el grano de las cosechas, estamos hablando del Paraíso Terrenal.

Sin embargo se nos ocurre, que también pudiera referirse a Mohenjo-Daro o Harappa, las ciudades a orillas del Indo, que por aquel entonces y de forma paralela habían desarrollado una civilización que tenía grandes coincidencias con Mesopotamia. La leyenda de Moisés es el anti-Gilgamesh, que representa al puritanismo de los pastores de rebaños, los pueblos nómadas (los que viven fuera de las murallas, lejos de las ciudades) pero que son los elegidos del único Dios verdadero. Si comparamos, los valores morales de los Diez Mandamientos con la Epopeya, entenderemos mejor esta antítesis, en la que los judíos presentan en su decálogo el respeto y la observancia de todo lo que no respetaba ni observaba Gilgamesh. Si además tenemos en cuenta que la cultura mesopotámica y sus leyes, fueron adaptadas casi literalmente por los griegos y los romanos, estamos ante una lucha entre dos bandos "ideológicoreligiosos", el monoteísmo frente al politeísmo, el puritanismo frente al liberalismo y la pluralidad, que representa la asamblea de los Dioses.

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