SÁBADOS • 4 P.M
PROGRAMA III
II • 2020
SÁB
25
JULIO • 4:00 P.M. • PROGRAMA 3
Capriccio para 3 violines Op. 2 (1855) Friedrich Hermann (1828–1927) Adagio – Allegro molto – Più mosso
Capriccio para 3 violines Op. 5 (1856) Friedrich Hermann (1828–1927) Allegro molto – Più mosso
Trío violines
Juan Sebastián Rivera • Violín Indira Moreno • Violín Lina María Rubio • Violín
Gran Quinteto en Do Menor (1858) Giovanni Bottesini (1821 – 1889) Allegro moderato Scherzo: Allegro ma non troppo - Trio Adagio Finale: Allegro con brio
• Quinteto de cuerdas
Melissa Ordoñez • Violín Alejandro Sánchez • Violín Diego Cubillos • Contrabajo Tania Cristina Ladino • Viola Bryan Arlex Rengifo • Violonchelo
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NOTAS AL PROGRAMA Carolina Conti
En 1843, el compositor romántico alemán Felix Mendelssohn, quien dirigía la orquesta de Leipzig, fundó el Conservatorio de música de esa misma ciudad, el que se convirtió en el primero de su estilo en Alemania. Como es de suponer, este hecho cambió definitivamente la educación musical en su país y tuvo repercusiones en el resto del mundo. Los músicos que allí se formarían serían los mejores en su campo y llevarían el nivel de interpretación y creación a un punto muy alto. Entre los alumnos que ingresaron al Conservatorio de Leipzig, ese mismo año de 1843, estaba el joven Friedrich Hermann quien había nacido en Frankfurt am Main en 1828. Hermann estudió violín y viola con Ferdinand David y composición con Moritz Hauptmann, Niels Wilhelm Gade y el propio Mendelssohn. Muy pronto se destacó por su talento y su dedicación, y no le tomó mucho tiempo ingresar a la prestigiosa Orquesta de la Gewandhaus como primer violista. Hermann también incursionó en la música de cámara, pues hizo parte de un cuarteto de cuerdas por algún tiempo antes de dedicarse de lleno a la edición, la composición y la enseñanza. Asumió el puesto de profesor del conservatorio, el que mantuvo durante toda su vida. Fue un prolífico compositor, arreglista y editor de repertorio para violín y viola. En este último campo realizó importantes ediciones de obras de compositores como Kreutzer, Viotti, Rode, Tartini, Haydn, Mozart, Beethoven, Mendelssohn y Schubert.
Uno de los aportes más importantes de Hermann lo constituye la creación de un método de enseñanza para violín y viola que sigue dando sus frutos hoy en día. El interés en la enseñanza también se evidencia en sus composiciones, por ejemplo en sus estudios técnicos para viola. Sus obras están perfectamente construidas en el estilo del romanticismo temprano y en ellas predomina, por supuesto, el violín. A la novedosa combinación de tres violines dedicó varias obras entre las que encontramos Burleske op. 9, Suite op. 17 y los Capricci opp. 2, 5 y 13. El Capriccio como forma musical es una pieza de carácter libre, como se puede inferir por el término, de carácter vivaz y hasta humorístico. El Capriccio n. 1 para tres violines en re menor op. 2 lo compuso mientras era alumno en el conservatorio y lo presentó en una muestra de talento estudiantil, donde él mismo interpretó la parte del tercer violín. La obra se publicó 10 años más tarde, en 1855. Un año después se publicó el Capriccio n. 2 para tres violines en sol mayor op. 5. En ambas obras, Hermann despliega las posibilidades expresivas y técnicas del instrumento, solo y en ensamble, a la vez que permite a los intérpretes hacer gala de su virtuosismo. El italiano Giovanni Bottesini fue una importante figura de la música en el siglo XIX. Virtuoso intérprete del contrabajo, su manera de tocar, según documentos de la época, era excepcional y plena de expresión, matices y virtuosismo. De esta manera demostró que su instrumento, que hasta entonces se había utilizado exclusivamente como parte del soporte armónico de la orquesta, tenía muchas más virtudes y podía perfectamente actuar como solista. Bottesini fue un admirado director de orquesta, especialmente de ópera, actividad que lo llevó por toda Europa, Estados Unidos y Cuba. A él le confió Giuseppe Verdi el estreno de su ópera Aida
que tuvo lugar en el Teatro de Ópera de El Cairo, el 24 de diciembre de 1871. Menos conocida es la faceta de compositor de Bottesini, excepto por sus piezas para contrabajo. Pero además de estas también escribió exitosas óperas entre las que encontramos títulos como Cristoforo Colombo, L’assedio di Firenze, Alí Babá y Ero e Leandro, varios conciertos para contrabajo y orquesta y música de cámara que cuenta con varios cuartetos y quintetos de cuerda. El Gran quinteto en do menor, op. 99 es una de sus obras más interpretadas. Lo compuso en Nápoles hacia 1858 y está dedicado a su amigo, el compositor italiano, Saverio Mercadante. Es una obra de construcción muy sólida en cuatro movimientos, de gran dramatismo y contrastes emocionales que por momentos ostenta una sonoridad orquestal. Otras veces desarrolla diálogos entre los instrumentos en un profundo carácter lírico.
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