DISCOS Y OTRAS PASTAS www.otraspastas.blogspot.com AÑO 13 NÚMERO 86
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LEONARD COHEN - “THANKS FOR THE DANCE” (2019)
EL ÚLTIMO VALS DEL POETA Una luz mortecina. Es lo único capaz de morir en esta habitación. Un allongé se ha enfriado en la espera. Es la hora final de un hombre sin más horas. Al alcance de unos pocos pasos lentos, su lecho. Ha ennegrecido las últimas hojas, mientras la nieve incesante destiñe el paisaje de la ventana frente a su silla. El limonero florecido. El almendro marchito. Un vecino sonriente. Una segunda vida que aún no llega. A esta altura, el cansancio puede más que la curiosidad. Abandona toda estrategia espiritual para destino.
Luego de la ceremonia, después del reencuentro con sus padres, Leonard descansa, y otro Cohen, Adam, escribe la postrera nota, el acorde demorado. Suenan mandolinas, guitarras lorquianas, las voces corales que siempre lo cobijaron. La fidelidad al espíritu de un hombre que no buscaba otra cosa. Fue tan lejos en busca de la belleza, dejó tanto atrás. Así definió su vida. entregarse
Cree que ha fallado su pequeño fuego. Pero, muy al contrario, extiende su chispa moribunda. A la manera de un Maestro Zen. Sin perturbar a su alumno con nuevas instrucciones. El padre transfiere el espíritu, "Así como nos servimos de una vela encendida para iluminar a otros", vuela el arte de corazón a corazón para que el discípulo también pueda iluminarse.
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Con la convicción de que un ataúd de pino será su próxima morada, Cohen lanza sus sentencias más sabias. Solo en ese trance se puede entender el ritual de las despedidas. Las flores que acercan el milagro. Entre resignados y expectantes, hijo y nieto lo mirarán como la manada que vela en vida al paquidermo agonizante. Es la vigilia detrás de la escena que oculta el desvelo.
“Gracias por mantener mis canciones vivas”. Sus últimas palabras de siempre. JORGE CAÑADA 1
Teatro de Verano (20 de noviembre de 2019)
PATTI SMITH and Her Band en Montevideo ESCRIBE: HENRY A. FLORES -A pesar de la diferencia de edad, ella es mi novia. En la semana que viene viajaré a Uruguay y a Argentina para verla- Lancé la primicia durante un rico desayuno familiar, de tamales y bolillos, en Ciudad de México. Mis generosos amigos y anfitriones me vieron tan emocionado que se alegraron conmigo. En la madrugada del miércoles veinte de noviembre, el trayecto de Lima a Montevideo se me hizo eterno. A las diez y algo de la mañana, ya instalado en un hostel cerca al parque Rodó, me di un baño con agua y perfume. El lunes, Patti y yo habíamos acordado vernos, lo antes posible, el mismo día de su concierto. Al mediodía, nos encontramos en el hall de mi hospedaje. Nos abrazamos por más de cinco minutos. Cinco minutos intentando compensar nuestras ausencias de varios meses. Salimos en busca de algún restaurante, pero hacía tanto calor que nos sentamos bajo la sombra de un inmenso árbol que da al frente de una pista de patinaje, cerca al Río de la Plata. Mirando con atención hacia la izquierda, se podía distinguir el Teatro de Verano. -Hoy no estaré en la prueba de sonido. Solo lo hará la banda. Ya coordiné todo con Lenny. Quiero aprovechar este tiempo para estar contigo. Henchido de alegría le acaricié las dos colas plateadas de su larga y vigorosa caballera. A nuestra derecha, como a tres metros, nos llamó la atención un octogenario que tarareaba “I'm just waitin' for a dear friend of mine. I'm waiting for my man” de nuestro ángel Lou. El anciano batallaba con su artritis mientras se preparaba un porrito; algunos minutos después, por fin le dio unas fumadas. Sonriendo, ella me dijo: -Bendita sea la marihuana. A mi generación nos dio calma ante tanta locura. Me puse serio: -Al menos ustedes supieron hacer arte con la locura. Lo que no me gusta de la marihuana son los ‘fumones’; y tú sabes muy bien Patti que los detesto. Además, soy de la generación del Rivotril. Lo sintético sobre lo natural. Tal vez, peor que un ‘fumón’.
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-A veces eres muy gracioso cuando intentas ser serio-, su sonrisa se convirtió en una prolongada carcajada que me contagió. Cerca de la dos, nos pusimos de pie apoyados en nuestras manos, y así enlazados recorrimos el malecón, conversando sobre su gira y mi reciente viaje a México, sobre sus hijos y sobre mis papás y mis hermanos. Nos detuvimos en mitad de la playa Ramírez: gente alegre, relajada, bañándose, jugando fútbol y voleibol, mateando, conversando y riendo. Luego nos sentamos sobre un pequeño muro. -Mi muchachita punk. A esta hora los restaurantes deben estar llenos. Mejor almorcemos algo ligero y peruano. Saqué de la mochila una Inca Kola de medio litro y dos paquetes de galleta soda San Jorge. Las comimos compartiendo un paquete a la vez. Lo bueno y saludable de nuestra relación es que nunca conversamos sobre política, activismo y demás tonterías similares. Las pocas horas o días que podemos estar juntos son en verdad nuestros propios y exclusivos momentos, una forma de recargarnos mutuamente para nuestras posteriores batallas en el mundo exterior. Ella combate con la guitarra y la tinta sobre el papel. Yo, con su música y su poesía. A pesar de sus anónimas gafas oscuras, jeans y playera blanca, un rioplatense se nos acercó con un CD del “Banga” y le pidió un autógrafo y un selfie. Ella siempre es amable con los fans. Antes de irse, el tipo no regaló su mate. Los planes y las promesas llenas de poesía fluyeron mientras presenciábamos el atardecer mateando yerba con un poco de Inca Kola. Apenas las luces artificiales invadieron la playa,
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Setlist: (1)Dancing Barefoot. (2)Redondo Beach. (3)Ghost Dance. (4)My Blakean Year. (5)Beds Are Burning. (6)Beneath the Southern Cross. (7)Free Money. (8)I’m Free / Walk on the Wild Side. (9)After the Gold Rush. (10)Pissing in a River. (11)Because the Night. (12)Gloria: In Excelsis Deo. (13)People Have the Power.
enrumbamos hacia el Teatro de Verano. Llegamos un poco antes de las ocho. Detrás del escenario nos abrazamos un largo rato. -Estaré en la cuarta fila, por el lado derecho. Suerte mi guerrera. A encender esta pequeña ciudad. Patti se desató el cabello. Y antes de darme un beso me dijo: -Disfruta del concierto. Haré un saludo que solo tú reconocerás. Nos vemos mañana en Buenos Aires. Buenas noches, mi cholito lindo.
VICIOGAMES
LO BUENO, LO MALO Y LO FEO DE:
SEKIRO: SHADOWS DIE TWICE LO BUENO Sekiro: Shadows Die Twice nos cuenta la historia de Lobo, un muchacho rescatado por un guerrero de un campo de batalla y, luego, criado para ser un shinobi (ninja) bajo el estricto Código de Hierro. Todo esto ocurre durante el Periodo Sengoku, una cruenta etapa de la guerra civil japonesa. El argumento, sin ser tan críptico como los anteriores títulos de Miyazaki, juega al misterio y apela a que el usuario se involucre, investigue e interprete mucho de lo que nos presentan a través de cinemáticas, diálogos, textos y los varios finales que podemos desbloquear. Aquí no hay un personaje que construir, pero sí iremos ganando habilidad para conseguir puntos que podemos utilizar para mejorar nuestro desempeño en batalla. Además, podemos conseguir ítems para adaptarlos a nuestro brazo prostético, que se puede convertir en un hacha, un escudo, una lanza y hasta en una suerte de lanzallamas. DISCOS Y OTRAS PASTAS
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Una inclusión novedosa es la barra de postura. Las peleas, en su mayoría, se ganan rompiendo la postura del enemigo, ya sea asestando golpes, bloqueando o desviando ataques. Es una mecánica muy interesante e inmersiva, que convierte los enfrentamientos en auténticos duelos de espadachines que se definen desgastando al rival. Por ello, las peleas contra los jefes y subjefes se ganan con habilidad y mucha paciencia, conociendo los ataques y sabiendo cómo reaccionar a estos. La ‘prueba y error’ es fundamental para salir victorioso en Sekiro. Aquí, moriremos muchas veces y el castigo es remarcable. Cada vez que caemos, reiniciamos la partida con menos dinero y con una considerable reducción en la barra de habilidad. También, tenemos la posibilidad de resucitar y continuar la batalla. Esta segunda oportunidad es precisa para poder acabar una pelea contra algún jefe o rehacer nuestros pasos si cometimos un error al abordar una misión. Sekiro es un juego largo (la primera vez me demandó más de 30 horas), aunque debo reconocer que la duración depende bastante DICIEMBRE 2019
de las ganas que tengas por investigar todos los caminos y zonas, así como de tu habilidad para poder sobrellevar un escollo. En mi experiencia, hubo jornadas en las que pasé más de una hora estancado en un boss hasta que aprendía cómo derrotarlo. Además, Sekiro es rejugable: tenemos hasta cuatro finales, que dependen de las decisiones que tomemos durante la campaña, aparte de las varias historias secundarias que también varían dependiendo de las acciones que tomemos. A nivel gráfico, el equipo de From Software presenta uno de sus mejores trabajos, superior incluso a lo visto en Bloodborne. Las locaciones han sido recreadas con mimo y con muchos detalles, y una iluminación más que convincente. El diseño de niveles es soberbio, con varios caminos y formas de abordar una misión. También hay atajos que podremos desbloquear en ciertos puntos para hacer más accesible una zona.
que su implementación quita algo de la inmersión e intensidad que se logra en las peleas. Además, sobre el final se abusa del reciclaje de enemigos, específicamente de los subjefes, que aparecen con otros nombres y ropa distinta. De igual modo, también se reutilizan locaciones, aunque esto está justificado por la trama. Sin embargo, hubiera sido genial que en estas revisiones podamos explorar nuevas zonas, como para dar la impresión de novedad. Al jugarlo en una consola, el desempeño fue correcto: 30 FPS contantes y sonantes. Sin embargo, encontré algunos bajones en la tasa de frames y uno que otro glitch. La mejor versión del juego es, de lejos, la de PC, que corre a 60 FPS.
Los efectos de sonido y la música están muy bien conseguidos. Las peleas no serían las mismas sin el estruendo de las espadas al chocar ni sin la música, precisa para remarcar las acciones en pantalla. Todo muy cuidado. LO MALO Pese a lo bien conseguida que está la inteligencia artificial de los enemigos en combate, esto no se refleja cuando ellos están vigilando alguna posición: siguen patrones predeterminados y, cuando nos descubren, nos pierden de vista con demasiada facilidad. Es probable que esta ‘torpeza’ se haya programado adrede para no complicar el juego más de lo que ya es, o para incentivar el juego en sigilo. Sin embargo, creo
LO FEO La cámara en espacios cerrado es un problema por solucionar por el equipo de From Software, especialmente en enfrentamientos contra ciertos subjefes: el enemigo no es tanto el guerrero sino la cámara, que no se ubica adecuadamente y nos deja vendidos ante el rival. Pero, no es un problema permanente, solo se presenta en segmentos puntuales donde las peleas se disputan en entornos cerrados con enemigos que se mueven mucho. CONCLUSIÓN: “Sekiro: Shadows Die Twice es, sin duda, el mejor trabajo de Hidetaka Miyazaki, no solo porque reinventa la fórmula que creó hace ya varios años, sino que además nos presenta un juego que pone a prueba la habilidad del jugador para sortear escollos. Matar al boss final ha sido una de las experiencias más gratificantes en mis años como gamer; un
recuerdo que difícilmente olvidaré. FERNANDO CHUQUILLANQUI https://rpp.pe/blog/mas-consolas
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JUKEBOX DESDE EL OTRO LADO
ESCRIBE: CONX MOYA
LAS AVENTURAS DE HARRISON COMO PRODUCTOR DE CINE (primera parte) La entrada de George en el cine fue cuando menos curiosa y tuvo mucho que ver con su forma de entender la vida y la creación. Tras la separación del grupo más famoso de la historia, el beatle “tranquilo” disfrutaba de una exitosa carrera en solitario, en especial con sus primeros discos. Los siguientes fueron teniendo peor aceptación y George se dedicó a vivir la vida, cuidar el enorme jardín de su impresionante mansión Friar Park, a disfrutar de los coches y la velocidad, y a seguir grabando a su ritmo y sin giras. Además, le gustaba trabajar en grupo y tenía una estrecha amistad con Eric Idle, uno de los miembros de los famosos Monty Python, lo más parecido a un grupo de rock entre los comediantes anglosajones. Le encantaba su humor y había colaborado con ellos en varias ocasiones. Por ejemplo, en la grabación del chiflado video de su canción “Crackerbox Palace”, rodado en Friar Park y estrenado en el programa Saturday Night Live en noviembre de 1976, fue dirigido por Eric Idle y cuenta con la actuación de otro de los miembros de la troupe de los Python, Neil Innes. George también colaboró con gran entusiasmo en un programa de televisión de Idle e Innes, The Rutles, sobre un grupo de rock parodia de los propios Beatles. Harrison llegó a aparecer en el programa y les asesoró en su trabajo. “Los Rutles me liberaron de los Beatles de alguna manera. Fue el único programa de los que se hicieron sobre los Beatles que vi. Fue en realidad el mejor, el más divertido y el más mordaz. Pero al mismo tiempo, fue el que se hizo con más amor”, afirmó George. En 1978 “La vida de Brian” se cruzó en el camino de George y “la entrada de cine más cara de la historia” fue el detonante para la creación de HandMade Films, el estudio con el que George Harrison se convirtió en productor de cine de forma accidental. La proverbial aparición del beatle tuvo lugar cuando EMI, productora inglesa que iba a financiar la película, decidió retirarse del proyecto a pesar de que parte del equipo se había trasladado ya a Túnez para comenzar el rodaje. Al presidente de EMI, Lord Delfont, le dio por leer el guion y calificó la
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película de “obscena y sacrílega”. George se enteró por su colega Eric Idle del aprieto en que se encontraba el grupo, así que decidió hipotecar su mansión para conseguir el dinero. “Simplemente quería ver la película”, confesaría después. Por suerte, “La vida de Brian”, dirigida por Terry Jones, se convirtió en un éxito de taquilla y hoy en día es una película que se ha ganado un lugar destacado en la historia del cine. Así comienza “An Accidental Studio”, el documental dirigido por Bill Jones, Kim Leggatt y Ben Tim-lett que cuenta la historia de HandMade Films, la productora creada por George junto al abogado estadounidense Denis O´Brien para que sus amigos pudieran filmar la película que deseaban. Peter Sellers presentó a los futuros socios y O´Brien se convirtió en su asesor financiero en 1973. El documental incluye entrevistas con muchos de los directores e intérpretes que participaron en aquella aventura. Entre los miembros de Monty Python, podemos ver a Terry Gilliam, director de “La vida de Brian” y “Time Bandits”, un filme de aventuras y fantasía estrenada en 1981 y que fue una de las apuestas de gran presupuesto de la productora. En este documental Gilliam habla sobre su legendario mal carácter y cómo George le puso en su sitio con la letra de la canción “Dream Away” escrita para los títulos finales del film. También podemos escuchar testimonios de Idle, compinche y amigo íntimo del beatle y “culpable” de la creación de la productora, cuando le contó a George del aprieto en el que estaban metidos con “La vida de Brian”; y también de Michael Palin, protagonista de varios films de la productora y director de “El misionero” (1982). George, amante del séptimo arte desde muy niño cuando devoraba películas en los espectaculares cines de posguerra en su ciudad natal, Liverpool, había entrado en el negocio animado por la posibilidad de financiar películas que otras productoras “no querían hacer”.
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LAS MEJORES PELÍCULAS VISTAS EN EL CIRCUITO CULTURAL LIMEÑO (2019) SELECCIÓN Y TEXTOS: ÓSCAR CONTRERAS Si confiáramos a las multisalas comerciales la visión y disfrute de todo cine del mundo, los cinéfilos peruanos moriríamos de inanición. Porque el cine no se limita a la función del fin de semana, con la hembrita, la esposa, los hijos o los amigos; para ver las adocenadas cintas de terror, de autoayuda, de perros que hablan, de comedia adolescente o de superhéroes de Marvel o DC Comic. No me cabe duda que el cine de la cartelera comercial satisface el gusto de cientos miles de espectadores, pero lo cierto es que les niega futuro, les niega el acceso a otros cines, distintos y diferentes, de gran calidad, expresividad y rigor. Si los exhibidores se siguen comportando como los panaderos peseteros que, para ganar más plata, en vez de harina añaden aserrín a la masa del pan, entonces no es difícil imaginar a las siguientes generaciones de espectadores: complacientes, unidimensionales, que morirán en el convencimiento de haber consumido el único y el mejor cine.
(5)Mis Provinciales (Jean-Paul Civeyrac, 2018).
Por eso los festivales locales, las programaciones en instituciones culturales, públicas y privadas y el streaming cumplen un rol muy importante porque ponen al alcance de los peruanos esos "otros cines" que la exhibición deja pasar, no le interesa o no compra porque no forma parte del combo del distribuidor. Invertir en películas largas, aburridas, pesadas, poseras, sofisticadas, de países extraños, en idiomas extraños, es plata al agua, balbucean. Pero, su derecho a hacer negocios y ganar dinero es inversamente proporcional al derecho de los espectadores de acceder a toda la oferta fílmica, la mayor posible, y elegir, descubrir, gustar, desarrollar una visión amplia e informada de lo que es el cine de ayer y hoy. Las próximas generaciones de realizadores y espectadores necesitan construir y expandir su gusto cinéfilo, de lo contrario el porvenir del cine nacional será negro.
(8) Leto (Kirill Serebrennikov, 2018)
(6)Historia de un matrimonio (Noah Baumbach, 2019). Un filme sólido y pormenorizado sobre las distintas facetas de la separación conyugal. Aborda los aspectos esenciales y prosaicos del amor, del desamor, de las negociaciones procesales, de las obligaciones parentales, de las fortalezas y las debilidades de una pareja separada por un cúmulo de cenizas. Pero, no es una película emocionante. El subgénero romántico tiene sustento en la emoción del auditorio -en la ilusión, en la expectativa, en la complicidad- que el estilo puntilloso de Baumbach, aquí, recusa. (7) Ema (Pablo Larrain, 2019)
(9) Beanpole (Kantemir Balagov, 2019) (10)Rolling Thunder Revue (Martin Scorsese, 2019). Scorsese, como Bob Dylan, proyecta una mirada tierna y cínica sobre esa suerte de caravana-vodevil; y amaga cualquier posibilidad nostálgica o cursi. Captura con vivacidad, desde la cinefilia, la melomanía y el lirismo, un sentimiento pasado, de derrota y frustración, que embargaba a un pueblo joven y trabajador, sediento de salvación.
(1)It Must Be Heaven (Elia Suleiman, 2019). Con su presencia silenciosa, deadpan, contemplativa, asombrándose del mundo que nos ha tocado vivir, con actitud amable, dejando hacer y evidenciando críticamente su malestar, el palestino Elia Suleiman -como él mismoforja una verdadera gema, una lección de puesta de cámara y planificación, de comedia, de cine. (2)Parásito (Bong Joon-ho, 2019). (3)Juana de Arco (Bruno Dumont, 2019). (4)Martin Eden (Pietro Marcello, 2019).
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NOVEDADES DISCOGRÁFICAS
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JEFF LYNNE’S ELO From Out of Nowhere La clave está en el inicio de “Help Yourself”, la segunda y más lúcida canción de From Out Nowhere. Allí, en un llano acto de constricción y algo de autocompasión, Lynne entona la frase decisiva: “I thought I could turn things around and show you something that was new, but all I got was disappointment, I was left without a clue”. Cuando el desafío constante de renovarse y mostrar algo distinto se impone como el único mandato de la industria musical circa streaming, el factótum de la ELO elige el camino conocido. ¿Convicción o falta de ideas? Esa es la cuestión. Lynne no es un improvisado, y mucho menos un fracasado. Su propio éxito como músico lo llevó a ser productor estrella de colegas consagrados. En 1987, Cloud Nine supuso el regreso triunfal de George Harrison, y su aporte detrás de la consola lo catapultó a un sitial de privilegio en el Universo Beatle. El resto es bien conocido. Lynne se codeó con lo más mentado de la escena roquera en esa suerte de postgrado que fueron los Traveling Wilburys, para graduarse con honores como productor del “regreso” de The Beatles, hace ya un cuarto de siglo. A tal punto llegó su influencia, que tuvo a la mitad de los Fab Four al servicio de su propio proyecto, cuando resucitó a la ELO para grabar Zoom en 2001. A esta altura queda claro que no tiene nada que demostrar. Una teoría acerca de Jeff Lynne lo sitúa a medio camino entre un Robert Johnson dispuesto a transar su alma a cambio de la fórmula de la melodía invencible y un Antonio Salieri, sin límites ni escrúpulos, a la hora de emular al Mozart de estos tiempos: Sir James Paul McCartney. El problema está en buscar en este álbum algo distinto a lo que la ELO nos ha querido ofrecer durante el último medio siglo: buenas melodías, una voz melancólica apoyada en coros brillantes, un sonido propio e inconfundible. Las críticas más feroces culpan a este disco de atrasar al menos tres décadas. ¿Acaso esa acusación hace de From Out of Nowhere una obra de menor valor? ¿Acaso la música puede ser acusada? Lynne remata el primer verso de “Help Yourself” con su propia solución al dilema “…But you can never change, You just keep on bein' you”, libera la conciencia de todos, y nos deja disfrutar sin culpas de media hora de la ELO más clásica. JORGE CAÑADA
PIXIES Beneath The Eyrie Por fin los Pixies han grabado un álbum en el que vuelven a sonar vivos. Creo no equivocarme si digo que la principal responsable de ello es la integración definitiva de Paz Lenchantin como miembro pleno, en lugar de una mera sustituta de Kim Deal. Sus aportaciones, tanto con el bajo, así como vocales y compositivas, les dan un plus a las
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canciones de Black Francis y un toque de frescura a unos músicos que pasan de los cincuenta. Aquí escuchamos ecos de su pasado, pero, lejos de ser una rémora o sonar como un refrito la punzante ‘On Graveyard Hill’, las melódicas ‘Catfish Kate’ y ‘Long Rider’, la surfera ‘St. Nazarie’ o la folkie ‘Death Horizon’ te recuerdan por qué te enamoraste de ellos en su momento. Está claro que Beneath The Eyrie no hará sombra a los míticos discos de su primera etapa, pero, al menos tampoco suena acomplejado por ellos, y por primera vez desde su regreso, tengo ganas de escuchar sus nuevos temas en directo. No se me ocurre mejor elogio. JORDI MEYA
THE RACONTEURS Help Us Stranger Uno de los principales encantos de The Raconteurs es la constante tensión entre la personalidad artística afilada y excéntrica de Jack White y la actitud más centrada y ‘revivalista’ de Brendan Benson. En cualquier caso, el propósito de la banda nunca fue reinventar la rueda ni nada parecido; y es dentro de ese clasicismo donde son más trascendentes, donde brilla más el conjunto. “Help Me Stranger”, la balada country “Only Child” o la añeja y disfrutable “Now That You’re Gone”, con un Benson aportando ese toque de southern soul con su voz, resultan piezas atractivas, sin necesidad de grandes alardes. Y no es que estén mal canciones como “Don’t Bother Me” o “Live a Lie”, pero, no somos pocos los que miramos hacia otro lado cada vez que Jack White empieza a rascar su guitarra con cierta urgencia. JOSÉ SANZ. JOHNNY CASH MIKE McCREADY The Gift: The Journey of Johnny Cash Un efecto fantasmal trae la voz de Johnny Cash entre arpegios que suenan con el eco de una celda de prisión. Otra vez Folsom Prison. Otra vez el recuerdo de Jack, el hermano que una mañana faltó a una cita de pesca y lo abandonó para siempre, sesgado por un aserradero. La droga, la Biblia, June. La gloria. La locura. Dios. Victorias y derrotas. Luchas, tragedias y mucha fe. La vida de Cash en noventa minutos que brillan con luz propia, pero también por el resplandor que a dirección de Thom Zimny supo darle con modestia artística. Entre tanto, con muy poco, Mike McCready (Pearl Jam) logra crear la sensación sonora de que Cash ha vuelto. Que camina entre los pasillos de Folsom, mientras los gritos de los presos solo dejan oír su voz grave reiterando lo que una vez oyó decir a su madre cuando esta lo oyó cantar a él: “Dios posó su mano sobre ti, nunca olvides ese don”. La frase de una madre que marcó la vida de Johnny Cash. La de Mike McCready. La nuestra, también. JORGE CAÑADA
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ADIÓS A LAS ARMAS AUTOR: FRANCISCO ÁNGELES (PERÚ) Luego de demostrar una superlativa destreza narrativa en las nouvelles “Austin, Texas 1979” y “Plagio”, aquí Ángeles se atreve a su primer largo aliento. Un terreno donde la mayoría de sus congéneres no salen airosos. Dos escenarios: Filadelfia y San Cristóbal De Las Casas. Dos situaciones: la relación amorosa entre una gringa y su profesor latino (Emilio) que dinamita el matrimonio de este último; y la búsqueda incesante de la norteamericana, capturada en una aparente revuelta zapatista en la Selva Lacandona, por parte del mismo profesor, quien en plena crisis de los cuarenta anhela las típicas respuestas a sus fracasos y una oportunidad para comenzar de nuevo. Lo mejor de “Adiós a las Armas” se da en Chiapas. Licho Best y el Noventero son personajes muy bien logrados y entrañables; junto al protagonista Emilio forman un sólido triángulo equilátero sobre el cual las acciones pueden desarrollarse por cualquiera de sus lados sin perder un ápice de interés. Al terminar sus más de 350 páginas, tuve la sensación de que la novela hubiera ganado mayor contundencia con menos textos. Hay evidentes capas accesorias y redundantes, llenas de prolegómenos e ingestas de ansiolíticos, que le restan fluidez a muchos pasajes. Como novela, conecté a medias con “Adiós a las Armas”. Quizá influenciaron los ansiolíticos que tomé, durante esos días de lectura, para combatir el jetlag neozelandés. De alguna manera, me convertí en Emilio. HENRY A. FLORES
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EL MIEDO DEL PORTERO AL PENALTY AUTOR: PETER HANDKE (AUSTRIA) En las primera diez páginas el ex guardameta Bloch es despedido de su trabajo y días después asesina a una taquillera de cine luego de haber tenido sexo con ella. A partir de allí nos esperan más de cien páginas de pura apatía e insoportables párrafos donde el protagonista vive en "piloto automático" y dedicándose a observarlo todo, desde lo más insignificante como el volar de las moscas hasta algo tan impactante como el cadáver de un niño flotando en el río. Es como si esperara a que algo importante suceda de la nada. Al igual que en su otra novela "La tarde de un escritor", el Nobel Peter Handke fracasa en su intento por presentarnos la rutinaria cotidianidad a partir de la observación de un solo protagonista. EL ETERNO POSTULANTE AUTOR: VÍCTOR LIZA (PERÚ) “A mi papá quien me enseñó a perder”. Ya desde la dedicatoria, uno adivina por dónde van los tiros en el segundo libro de cuentos de este joven periodista chalaco. Inevitable no identificarse con la mayoría de sus relatos, incluso los menos logrados. Se nos dibujarán sonrisas cómplices, pues, se respira a rutina limeña, lugares y sabores comunes, el “gol en contra” de último minuto, la maldita ‘friend zone’, situaciones nada extraordinarias que provocan actos heroicos innecesarios, y la sensación de que ser un loser también es cool.
DIRECTOR: HENRY A. FLORES Discos y Otras Pastas no se hace responsable del contenido de los artículos y agradece a sus colaboradores por la exclusividad otorgada.
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