DISCOS Y OTRAS PASTAS www.otraspastas.blogspot.com AÑO 14 NÚMERO 91
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DICIEMBRE 2020
BRUCE SPRINGSTEEN - “LETTER TO YOU” (2020)
EL ROCK TIENE QUIEN LE ESCRIBA como nunca lo había visto, en blanco.
Cerca de la casa de mi infancia había un muro. Aún hoy se mantiene de pie. El nombre de bandas locales, alguna declaración de amor adolescente y varios slogans políticos de campaña se acumulan debajo de la última mano de cal. Hoy es el único resto de lo que entonces era la casa más antigua del lugar. Entre todas las leyendas que vi escritas en esa pared, hay una que recuerdo especialmente. Corría el año 1983, y en medio de una campaña electoral, un grafiti rompió el monopolio de las pintadas proselitistas. En letras rojas que goteaban como un reguero de sangre se leía “…Soltá el brillo, soltá la belleza…” Así, con comillas y puntos suspensivos. Hice modestas indagaciones para develar el misterio detrás de la frase. Todas las respuestas de mis mayores aludieron a una publicidad de shampoo. Pasaron algunos años hasta que me topé con Corpiños en la Madrugada (1983), el demo de Sumo que cerraba con ‘Heroin’, una hipnótica plegaria a la droga que había tenido a su cantante contra las cuerdas. Luca Prodan coqueteaba con las rimas del famoso comercial del que me habían hablado: “…soltá tu pelo con … soltá el brillo, soltá la belleza…”
* * * Castile era la marca del shampoo que utilizaba George Theiss. George fue quien invitó a Bruce Springsteen a sumarse a The Castiles, la primera banda estable que integró The Boss, por entonces ya conocido con ese apodo por ser el encargado de percibir el pago en los conciertos y de distribuirlo entre sus compañeros. Aún hoy, Springsteen considera un hecho inusual que un grupo de muchachos de 15 años se haya mantenido unido en una banda de rock por tres años. “Todo lo aprendí ahí”, dice, y agrega “Una banda de rock es el único trabajo en el cual te puedes pasar 50 años con tus compañeros de colegio”. Pero esa no fue la suerte de George Theiss y The Castiles, que sólo fueron la antesala de la E Street Band, el grupo que sí acompañó a su jefe hasta nuestros días. Cuando Theiss murió, Springsteen estaba embarcado de lleno en su residencia en el Walter Keer Theatre de Broadway. Por un par de días The Boss se escapó de su rutina para acompañar a su viejo amigo en las horas finales. Cada noche, Bruce solía interrumpir 'Growin’ up', la canción que hacía las veces de introducción de su monólogo, para gritar en un repentino brote de honestidad brutal que amenazaba con destruir su fama de héroe de la clase obrera: “Nunca vi el interior de una fábrica, y sin embargo solo escribí sobre eso…tuve un éxito absurdo escribiendo sobre algo de lo que no tengo absolutamente ninguna experiencia personal. Me lo inventé todo”.
Por esos días comenzaba a sonar con fuerza Un Baión parea el Ojo Idiota (1988), el disco que terminó de sacar del underground a Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota, una banda con más de un vínculo con Sumo. Desde ‘Vencedores Vencidos’, una las canciones claves del disco, se escuchaba “…Me voy corriendo a ver qué escribe en mi pared, la tribu de mi calle, la banda de mi calle…”. Ese día volví hasta el muro y lo encontré
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* * * George Theiss, o más bien su muerte, fue el disparador del ejercicio arqueológico que terminó convirtiéndose en Letter To You, el disco que sacó a la E Street Band de un letargo de 10 años. Todo comenzó desempolvando tres viejas canciones inéditas de los primeros setenta (‘Song to Orphans’, ‘Janey Needs a Shooter’ y ‘If I Was the Priest’), compuestas durante el duelo que siguió al final de The Castiles. El resto fue brotando a la par de los recuerdos y con la E Street Band grabando en vivo por primera vez desde los tiempos de Born in the USA (1984). Springsteen buscaba una estirpe de canción que resuma esperanza y resignación, y es lo que intenta remedar en Letter to You, un disco sobre la vida en la música y sobre la música misma.
pasado mientras le da batalla a la depresión. Sus memorias en forma de libro, previsiblemente bautizadas “Born to Run”, y su residencia en el Walter Keer Theatre fueron el fruto evidente de un proceso no exento de dolor. Ambos llegaron acompañados de sendos discos, pero hasta Letter to You, ese esfuerzo introspectivo no había dado lugar a nuevas composiciones. Nadie sabe por qué un hombre se decide a hablar de lo que nunca habló. A veces, alguien puede decirlo todo sin contar nada. Dicen que un músico que tocaba con Dylan, una vez le preguntó por su familia. Después de abrazarlo, Bob le susurró “Nadie me pregunta nunca por mi familia, gracias”, para luego refugiarse una vez más en su mutismo habitual sin soltar prenda.
La fórmula parece haberla encontrado en un contrapunto que se debate entre la melancolía doliente y una suerte de espiritismo naif. De una línea a la otra, entre un acorde y el siguiente, se entreveran la evocación de los amigos que ya no están y la gratitud por haber compartido con ellos un tiempo de gloria juvenil. Una memoria que sólo llega en forma de visitas fantasmales en sueños que anteceden a un insomnio creativo. Entre los extremos de esa bipolaridad sobrevuelan las más explícitas y enérgicas ‘Ghosts’ y ‘The last Man Standing’, y la onírica y despojada ‘One Minute You're Here’. Las armónicas y el piano pueden tanto fusionarse en una furiosa algarabía, marca registrada de la E Street Band, como destilarse en lánguidas agonías que recuerdan los pasajes más lacónicos de Nebraska (1982) o The Ghost of Tom Joad (1995), discos en los que Springsteen prescindió del grupo para ofrecer una versión más austera de su propia identidad.
Tal vez, acuciado por la necesidad de hacer un balance de su vida, con la muerte de sus amigos convirtiéndolo en el último de la clase que aún sigue en pie, Springsteen haya decidido contarlo todo, o casi todo. Como una necesidad que brota movida por ese extraño mecanismo que hace que un hombre pase del secreto a la confesión incontinente, el Jefe se ha lanzado a contarnos su vida hacia adentro. Habló de su padre con respeto y dolor. Habló de su madre con devoción, y hasta se permitió dar consejos que bordean la frontera de la incorreción política (“…Con el tiempo aprendí algo sobre las mujeres que no entendía de joven, cuando mamá está contenta, todos están contentos, cuando mamá no está contenta, nadie está contento…”). En un gesto de auto indulgencia filmó las sesiones de grabación de Letter to You, como una suerte de documental que dejará testimonio de esta institución americana con nombre de pandilla que es la banda que lo acompaña. Se arrepiente de no haberlo hecho antes (“…Creía que el mago no debía mostrar su truco desde tan cerca...”). Como mago experimentado que es, hoy sabe que el truco no puede fallar. El público no va a ver el truco, va a ver al mago, o el mago es el truco. Como si por un instante se hubiera preguntado, como el hechicero atribulado de Ricardo Romero, ¿por qué seguir sacando conejos de la galera? ¿acaso a esta altura, no tendrá más gracia el secreto detrás del truco que el truco mismo, aunque eso signifique el final de la magia?
Cuando se trata de recuperar el icónico sonido de banda en vivo, hay canciones que se reflejan sin distorsiones y libres de complejos en el espejo de Born to Run (1975). En esa veta, con las guitarras de Steve Van Zandt y Nils Lofgren arengando a la tropa y el saxo de la familia Clemons soplando como el viento más rockero desde Bobby Keys a la fecha, es donde lucen ‘Burnin Train’ y ‘Letter to You’. Justamente en la canción que da título al disco es donde Springsteen revela porqué sigue escribiendo cartas cuando ya nadie escribe cartas: “…Las cosas que descubrí en los tiempos difíciles y en los buenos, las escribí todas con tinta y sangre. Cavé en lo profundo de mi alma y firmé con mi nombre verdadero y te lo envié en mi carta…” *** Hace una década que Bruce Springsteen hurga en su
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* * * - No escribí todo sobre mí. Muchas cosas me las guardé confiesa Springsteen, justificando las omisiones. Entre los episodios que quedaron en el olvido está la madrugada del 30 de abril de 1976. Springsteen merodea frente al muro de frontal de
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Graceland, la mansión colonial en la que Elvis Presley vive desde hace dos décadas, hasta que se decide a trepar la pared atiborrada de grafitis y corre hacia la entrada principal. Los guardias lo interceptan justo antes de que pueda llamar a la puerta y lo escoltan rápidamente hasta la salida. En su relato en Broadway Springsteen hablaba de Elvis sin nombrarlo. Decía de él, que fue el Big Bang que, desde una pantalla de televisión en blanco y negro, cambió su vida y la de millones de personas un domingo cualquiera por la noche. Allí se detenía. Justo antes de contar lo que todos hubieran querido oír. En ese momento, el de Graceland era el episodio que sobrevolaba el silencio. Hay quienes creen que el asalto tenía como objetivo mostrarle ‘Fire’,
una canción que compuso pensando que podría ser grabada por su ídolo, y que Bruce llegó incluso a escribir la letra en el muro exterior de Graceland. Otros piensan que la canción fue escrita después de que presenciara un concierto de Presley el 28 de mayo de 1977, apenas ochenta días antes de la muerte de Elvis. Alguna vez, Springsteen pareció confirmar esa versión: "Le envié un demo, pero él murió antes de que llegara”. Están los que piensan que Presley llegó a escuchar la canción, pero no se conmovió con ella. Otros prefieren ignorar esa versión de la historia. Ya lo dijo Mario Vargas Llosa: “Hay verdades tan intolerables en la vida, que admiten las mentiras.” JORGE CAÑADA
FERNANDO “CACHORRO” VIAL (1964-2020) ESCRIBE: ROGER SANTIVÁÑEZ (*)
“Hola, yo soy Narcosis”, me dijo Fernando 'Cachorro' Vial esa tarde de febrero de 1985 en Ancón, al costado del estrado donde habría un concierto de rock subterráneo que fue intervenido por la policía & cancelado por la Municipalidad. Aquella tarde mágica, yendo en mi auto desde el Rímac con los hermanos Montañez, Kilowatt & Leo Escoria, habíamos escuchado el casete de NARCOSIS por vez primera, que acababa de salir, con tremenda emoción: eran unas increíbles (magníficas) canciones con unas letras que hinchaban nuestros corazones radicales. El delgado jovencito que me dijo "Hola, yo soy Narcosis", vestía un polo blanco con la “A” de Anarquía dentro de un circulo negro. Cuando el concierto fue interrumpido debimos salir volando y, encontrándonos en mi carro, enrumbamos hacia mi depa en las Torres de San Borja donde matamos la noche con un buen ron con coca cola. Aquellos días de 1985 eran muy bacanes. Leo Escoria me iba a ver a mi chamba de OIGA los viernes, y salíamos a la jato de Matute.
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Allí llegaban Cachorro, Espátula Venérea, el Omiso, Gonzalo Púa, Guillermo Autopsia, & nos íbamos a Barranco escuchando a Los Saicos en la casetera, o al No-Helden, reventando la noche de una juventud que ahora me entristece al recordarla debido al viaje a la Eternidad de nuestro querido & admirado Fernando Vial. Genio, compositor & creador de Narcosis, quizá la más increíble banda punk de la historia del rock en el Perú & portadora de una enorme influencia. Querido Fernando, querido Cachorro de aquella temporada fabulosa & de toda la vida; poeta también, camarada inolvidable. Unas lágrimas se deslizan por nuestras mejillas, viéndote tocar ese rock que tú amabas ya en ese cielo adonde solo van los héroes genuinos. Tú eres uno de ellos. Hasta la vista maestro. Rock & Poesía siempre. (*) Roger Santiváñez ha sido parte de los movimientos poéticos La Sagrada Familia (1977) y Hora Zero (1981), y miembro fundador del Movimiento Kloaka (1982-1986). Autor de poemarios como Antes de la muerte (1979), Homenaje para iniciados (1984), Symbol (1991), Sagrado (2016), Melagrana (2018), entre otros.
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VICIOGAMES
LO BUENO, LO MALO Y LO FEO DE: CYBERPUNK 2077 LO BUENO La historia de Cyberpunk 2077 se desarrolla en la ficticia Night City, una urbe cosmopolita, futurista, distópica. La ambientación es genial, no solo mostrando un avance tecnológico decadente, sino que plantea una sociedad con marcadas diferencias entre estratos sociales y grupos étnicos. El protagonista es V, un personaje a quien no solo daremos apariencia física, sino que elegiremos sus orígenes (Nomad, Streetkid o Corpo). Debo resaltar que CD Projekt Red ha implementado el editor más completo y detallado que recuerde en algún videojuego. Dependiendo de nuestras elecciones, avanzaremos en ciertos aspectos de los distintos arcos argumentales que podemos ir desarrollando a la par de la campaña principal. Completar estas side quests nos servirá para conseguir uno de los tantos finales que tiene el juego. Son más de cinco finales distintos, que podemos sacar dependiendo de las relaciones que establecemos en la ciudad, así como de las decisiones que tomamos sobre el final de la campaña. También destaco la gran cantidad de diálogos que nos permiten conocer más sobre la trama y que viene acompañado por miles de textos regados por la ciudad, ya sea en memorias o en computadoras que hackeamos. Cyberpunk 2077 puede parecer un shooter o un sandbox, pero es en esencia un RPG. V debe ir ganando experiencia para sumar habilidades y así poder hacer frente a los distintos enemigos. Para ello, se ha implementado un amplísimo árbol de habilidades, y a la par, obtendremos distintos implantes para nuestro cuerpo que nos darán mejoras especiales, como resistencia a las balas, estamina o el doble salto. En cuanto a la música, no solo hay piezas orquestales elegidas sabiamente para transmitir este aire futurista distópico; también hay canciones licenciadas para la radio de distintos géneros y estilos. Por último, destaco el gran trabajo de los actores de voz, sobre todo Keanu Reeves, quien no hace un mero cameo, sino que tiene un rol estelar en la campaña. LO MALO Para bien o para mal, la mayoría de los enfrentamientos en la campaña se resuelve a balazos. Y acá el juego es apenas competente. Se siente la diferencia entre arma y arma, pero no tenemos la precisión de un shooter hecho y derecho. En cuanto a los enfrentamientos cuerpo a cuerpo, ya sea utilizando un arma o con la mano desnuda, están terriblemente implementados. El sistema
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de conducción también es una deuda pendiente. Controlar un coche o una moto es una experiencia arcade poco satisfactoria, en la que no solo tenemos un manejo impreciso y poco intuitivo, sino que los coches tienen una física que los hace dar saltos y volteretas irreales en todo momento. También, Cyberpunk 2077 nos da la oportunidad de abordar los enfrentamientos con sigilo, utilizando nuestras habilidades de hacker para eliminar a los enemigos, pero, no ha colmado mis expectativas, al menos con las habilidades iniciales que tenemos. Lo mejor, de lejos, es olvidarse del sigilo y empezar el tiroteo directo. La pobre inteligencia artificial de los enemigos se traduce en un juego demasiado accesible. Esto se va acentuando a medida que ganamos más poder y habilidades. No es indispensable mejorar nuestras armas ni nuestras vestimentas, ya que no tenemos un rival de fuste al frente. La duración de la campaña me sorprendió. Estaba preparado para invertir unas 80 a más horas de juego, pero terminé la campaña en menos de 30. No es una duración deleznable, pero hablamos de un RPG, un género que se caracteriza precisamente por su extensión. LO FEO La jugué en una PS4, y fui testigo y víctima de los cientos de problemas técnicos que hay en el juego. No solo hablo de glitches curiosos, como cosas flotantes o elementos que se sobreponen, sino de errores técnicos graves que te impiden continuar el juego. Por ejemplo, en una oportunidad, un diálogo entró en un bucle, repitiendo una y otra vez la misma línea sin poder avanzar. En otra ocasión, un NPC quedó congelado, sin moverse siquiera, lo que me impidió seguir con la misión. También me pasó que, de un momento a otro, se bloqueó la posibilidad de disparar mientras apuntaba. Otra vez tuve que reiniciar. A esto le debemos agregar unos terribles bajones en la tasa de frames, que caen a menos de 15 FPS por momentos, así como incómodas pantallas congeladas de uno a dos segundos de duración. Esto sin mencionar las casi diez pantallas azules con las que me topé. Terrible todo. CONCLUSIÓN “Cyberpunk 2077 es una propuesta muy interesante, con una historia notable y una ambientación sobresaliente. Destaco que CD Projekt Red revalorice el desarrollo de arcos argumentales secundarios, que permiten desbloquear los distintos finales. Pese a ello, no estamos ante un producto perfecto, ya que flaquea en varios apartados jugables, como su componente shooter y la conducción de vehículos, por mencionar un par; así como una inteligencia artificial bastante mejorable. En cuanto a los problemas técnicos, sin duda son un lastre que afecta a todas las versiones, con especial énfasis en las consolas de la pasada generación. Por ello, si no tienes una PC con especificaciones de gama alta, mi recomendación es esperar un tiempo para comprarlo.”
FERNANDO CHUQUILLANQUI (blog: Más Consolas)
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JUKEBOX DESDE EL OTRO LADO
ESCRIBE: CONX MOYA
FESTIVA CELEBRACIÓN DE UNA DÉCADA PRODIGIOSA Dirigido por David Batty y producido y narrado por el actor Michael Caine, “My Generation” realiza un amplio recorrido por la escena de la moda, fotografía, cine y música en el Londres de la década de los sesenta, una fascinante revolución cultural llevada a cabo por jóvenes, en muchos casos de clase trabajadora. Toda una década rebosante de optimismo, diversión, creación y de ruptura de reglas, que marcó los años de juventud de sus protagonistas. El delicioso montaje, muestra a un Caine “saltando” entre pasado y presente con su característica picardía, al mezclar con acierto imágenes de su juventud con las actuales. El actor introduce los testimonios de destacados protagonistas de aquel Swinging London, como el fotógrafo David Bailey, las diseñadoras Mary Quant (creadora de la minifalda) y Bárbara Hulanicki (artífice de la boutique BIBA), los músicos Paul McCartney y Roger Daltrey, la modelo Twiggy, el peluquero Vidal Sassoon, las cantantes Marianne Faithful y Sandie Shaw o la actriz Joan Collins. La ciudad de Londres se convierte en un personaje más del documental. La calidad y variedad visual de “My Generation” deja apabullado al espectador. Una de las grandes bazas del documental es la ingente cantidad de material de archivo, en muchas ocasiones inédito, que han utilizado para su realización. Los números son apabullantes: “más de 1500 horas de filmación, 500 horas de audio y decenas de miles de fotos fijas”, para lo que tuvieron que contactar con más de 500 personas y empresas. La banda sonora juega un papel muy importante, no en vano la música fue el detonante de la revolución cultural de los sesenta. Para una apasionada, como yo, de aquellos ritmos, el documental supone perderse en la más surtida pastelería o en el país de las maravillas. La banda sonora es de súper lujo y junta a los tres grupos más destacados de la época: The Who (‘My Generation’), The Rolling Stones (‘Satisfaction’ o ‘Jumpin' Jack Flash’) y The Beatles, tocando en The Cavern uno de sus primeros temas (‘Some Other Guy’). También aparecen The Animals (‘We Gotta Get Out Of This Place’), Thunderclap Newman (‘Something In The Air’), The Yardbirds, Jimi Hendrix, The Kinks con maravillas como ‘Death End Street’ o ‘Waterloo Sunset’ y Cream, entre otros protagonistas de la llamada “invasión
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británica”. Las Escuelas de Arte jugaron también un papel muy importante en aquella explosión cultural. Músicos como Lennon, Ray Davies o Pete Townshend pasaron por escuelas donde tomaron contacto con las artes gráficas y visuales. Sin embargo, “My Generation” adolece de ligereza y falta de análisis. Así, resulta un poco traída por los pelos la afirmación, en la que se sustenta parte del andamiaje del documental, de que aquella revolución la desencadenaron jóvenes de clase baja que se saltaron las rígidas normas que regían hasta entonces en el Reino Unido. Así, una de las protagonistas del documental es Marianne Faithfull, joven de la más alta sociedad inglesa, que fue musa de los Rolling Stones, además de cantante y actriz. Tal vez es el caso más extremo, pero es evidente que no todos los protagonistas de aquella prodigiosa explosión procedían de clase obrera. Es cierto que antes de los sesenta las complicadas estructuras de clase eran las que marcaban hasta dónde podía llegar en la vida cada uno, la cuna era un aspecto determinante, quiénes eran los padres y dónde se había nacido. Pero surgen preguntas, ¿hasta qué punto eso se ha eliminado y ya no sucede? ¿Todo el mundo tiene hoy de verdad las mismas oportunidades? ¿Acaso no sigue siendo cierto que las únicas vías de ascenso social de los jóvenes de clase trabajadora son la música y el fútbol? Pero “My Generation” en ningún momento pretende ser un sesudo estudio, sino una obra entretenida con un brillante envoltorio. Y eso sí que lo consigue, resulta festiva, ligera y chispeante. Como lo fueron aquellos maravillosos años. O al menos lo parecieron. Porque al final de la década, el hedonismo y la alegría de vivir tomaron un giro más oscuro. Y llegaron las primeras bajas. Brian Jones, líder y guitarrista de los Rolling, fallecía en 1969 con 27 años, sólo una semana después de haber sido expulsado de la banda. Muchos afirman que los Rolling no volvieron a ser lo mismo sin él. Los Beatles también tuvieron sus escarceos con la droga. En el documental vemos a McCartney confirmando en una entrevista que había tomado LSD “unas cuatro veces”, sufriendo a continuación la recriminación del periodista por contarlo, o a Lennon afirmando que los cuatro “se ponían” pero él más que ninguno. Los alegres sixties se desviaron hacia la psicodelia y los alucinógenos. Vietnam y las luchas por los derechos civiles que se disputaban en EEUU salpicaban de realidad la inocencia pop y el verano del amor. Pero esa ya es otra historia.
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Director: Piky Talarico / Netflix (2020)
ROMPAN TODO LA HISTORIA DEL ROCK EN AMÉRICA LATINA Conforme avanzan los seis episodios de la mini serie documental “Rompan todo”, ésta se va poniendo aburrida. Pierde emoción capítulo tras capítulo. Desaparecen de escena los próceres del rocanrol, los verdaderos héroes que forjaron una sonoridad y una actitud beat, guitarrera y rebelde, a partir de las esencias y los estándares del rock anglosajón, y todo se difumina. “Rompan todo” termina siendo una serie a iniciativa de parte, pasteurizada, for export, complaciente y traicionera a la vez.
institucionalizada y el oportunismo mercantilista. Pero, a partir del tercer episodio, “Rompan todo” se vuelve fútil porque la movida roquera de Latinoamérica se vuelve ridícula. Porque el rock languidece y desaparece. Y entonces comienza el show del señor Santaolalla declarando y pontificando sobre sus producciones musicales. Me disculparán, pero todo el proceso en México, de los ochenta a los dos mil, resulta absolutamente insubstancial en la evolución del género.
Gustavo Santaolalla, productor ejecutivo de la serie, tiene el cuajo de decir en los últimos minutos que el rock se encuentra en hibernación. Lo dice el responsable de un sinnúmero de engendros fusión y latin pop, en México y Argentina, que acabaron con el rock. Y que la emprende ahora con esta "visión de los vencedores". O, como lo ha comentado el músico y escritor mexicano Rafael González Villegas (Sr. González), una "visión de los vendedores", porque eso es en lo que se convirtió el género. Un reducto de mercachifles y chambones.
Además, hay carencia de rigor y de objetivos. Debió dedicarse episodios completos a movidas nacionales. A países distintos a la Argentina y México. Reseñar, con visión histórica y crítica, el movimiento roquero en Cuba, Perú, Chile, Venezuela, Panamá, Bolivia, Ecuador, Brasil, etc., donde la espora del rock se cultivó desde temprano, fermentando grupos maravillosos. En “Rompan todo” no están Los Llopis, ni Los Zafiros, ni Manuel Galbán de Cuba; no están los Belkings, los Yorks, Traffic Sound, Los Mads, ni Los Destellos y todo el movimiento cumbiambero peruano de los setenta que se lleva de encuentro a cualquier producción de Santaolalla; no están Sentimiento Muerto ni Los Amigos Invisibles de Venezuela; ni Pat Henry ni Los Átomos de Chile como pioneros del rocanrol (se prefirió a Víctor Jara, en un yerro total); no está Grillo González de Bolivia; ni Los Rabanes de Panamá, etc. ¿Dónde están los roqueros españoles de los ochenta y noventa que tanto influyeron en Latinoamérica?
No hay duda que la serie es un esfuerzo por sintetizar y abarcar la historia completa del rock latinoamericano. Digamos que en sus dos primeros episodios lo consigue, de la mano de los grandes maestros del género, de su música maravillosa y, sobre todo, cuando se documentan con fotografías, registros documentales y testimonios de primera mano, la resistencia política del rock y hacia el rock; las fuerzas reaccionarias operando, el terrorismo de Estado, el terrorismo comunista disparando, la corrupción
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En fin. Se trata de una serie carente de rigor histórico, de premisas y de objetividad. Por cierto, que no pueden estar todos. Ni deben estarlo. Pero la multiplicidad y pluralidad del movimiento ameritaban una mirada amplia, integral y panamericana, con especial énfasis en los movimientos subterráneos de nuestros pueblos. Queda el desafío planteado para futuros investigadores y realizadores. ÓSCAR CONTRERAS
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LIBROS
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CORRESPONDENCIA 1&2 AUTOR: ANDRÉS CAICEDO (COLOMBIA) Estos dos libros, que contienen casi toda la correspondencia de Andrés Caicedo, se disfrutan y aprovechan al máximo si eres fan o conocedor de su obra. Nos sirve para encontrar aquellas piezas faltantes de ese enigmático y atractivo puzle que es el malogrado caleño. Destacan las dolorosas cartas a sus padres, las recriminaciones a sus hermanas mayores, la génesis de su novela “Que viva la música” y la revista “Ojo al Cine”, algunos escritos bajo el efecto de los ansiolíticos, y la última carta de amor-desesperación-ruego que escribió unas horas antes de suicidarse. Para los que no conocen la obra de Caicedo, sugiero leer “Mi cuerpo es una celda”, una especie de autobiografía montada por el escritor Alberto Fuguet, a partir de algunas cartas que se muestran en estos volúmenes. EL MATERIAL HUMANO AUTOR: RODRIGO REY ROSA (GUATEMALA) Un libro que fracasa porque el guatemalteco Rey Rosa no lo supo definir desde su concepción, y así divaga entre la crónica, la novela negra, el reportaje, apuntes de pensamientos por aquí, extractos de un diario por allá, etc. Incluso hay varios textos que son puro relleno, como las narraciones de algunas pesadillas, que lejos de darle una atmósfera inquietante al libro, más bien nos distraen de la trama. Un libro fraccionado, cuyas dispersas piezas al tratar de juntarse, no logran armar el rompecabezas que pretendía su autor para mostrarnos el horror de los conflictos armados internos y de las violaciones a los derechos humanos que se dieron en la Guatemala del siglo pasado.
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NUNCA SEREMOS TAN JÓVENES COMO HOY AUTOR: CARLOS ARÁMBULO (PERÚ) Hermoso título el de este libro. Once cuentos de buena factura, cada uno acompañado de pequeños relatos que funcionan como potentes epígrafes o “bonus tracks”. El hijo dado por muerto que reaparece milagrosamente, la adolescente que comete su primera infidelidad, el cazador que hace catarsis matando, el surfista nostálgico y fan de Paul McCartney, la pareja que no puede evitar el fin de su matrimonio, los vecinos que se espían, la ballena varada que se resiste a toda ayuda, el amigo que cayó en desgracia por un crimen, la madre que no quiere visitar a su madre. Todo narrado con un cuidadoso uso del lenguaje; algo ya tan característico en este autor. TEMPORADA DE HURACANES AUTORA: FERNANDA MELCHOR (MÉXICO) Novela narrada con crudeza. Aunque por momentos su autora abusa de una verborragia soez y procaz que les resta impacto a los hechos más crudos. Una buena historia cuya realidad parece colindar con lo mágico y lo profano. Una realidad tan propia de aquella región de México, que para otros lugares o situaciones parecerían irreales. Ningún personaje es entrañable, todos generan rechazo, todos son más victimarios que víctimas. Todos son antipáticos, pero tan necesarios para la trama. Quizás la Bruja, un personaje en apariencia repulsivo, sea el único por quien al menos se puede sentir cierta conmiseración. Los demás están trazados por ese inevitable, mediocre y desgraciado destino, que al parecer se lo tienen bien merecido por el solo hecho de existir.
DIRECTOR: HENRY A. FLORES Discos y Otras Pastas no se hace responsable del contenido de los artículos y agradece a sus colaboradores por la exclusividad dada.
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