Ricardo Sánchez V. Seminario de Critica II
ARQUITECTURA DE HUMO
La verdad detrás de los megaproyectos de Lima neoliberal. La década de los 80 estuvo muy agitada por cambios en sistemas políticos-económicos en el cual Belaunde y García supuestamente traerían la estabilidad después de un gobierno paternal y autoritario, de estatizaciones y expropiaciones de tierras durante el gobierno de nuestro comandante Velazco Alvarado. En esta coyuntura el desborde popular aumentó significativamente casi poblando totalmente las 3 cuencas (chillón, Rímac y Lurín) por el que se extiende lima metropolitana. La creación de los SINAMOS (Sistema Nacional de Movilización Social), la promoción de los llamados pueblos jóvenes y la habilitación de tierras de 1970, todos ellos durante el gobierno popular militar, exponenciaron un gran desborde popular urbano. En el 80 sendero luminoso, grupo terrorista, maoísta, declara la guerra al estado peruano y la falta de estrategias para combatirlo eficazmente cambiarían a la sociedad peruana para siempre. Más aun si agregamos la terrible crisis económica que se inicia en el 83 con un devastador fenómeno del niño, la caída del precio de los metales que hacían muy difícil el pago de la deuda externa y la cereza del pastel la pone García al intento de estatizar la banca en el 87, lo cual conllevaría a un gran pánico en el sector financiero, a una hiperinflación histórica jamás vivida en el Perú, al colapso de los servicios públicos, la casi extinción de la clase media peruana y a un empobrecimiento general. En 1900, Alberto Fujimori, hasta entonces un desconocido profesor de la universidad agraria gana las elecciones sorprendentemente a Mario Vargas Llosa. Con la nueva constitución de 1993, luego de la disolución del congreso, y la captura de Abimael Guzmán (líder senderista) en el ’92, se establecerían las nuevas reglas de juego, el sistema neoliberal, que en resumidas cuentas en un “sálvese quien pueda”, nos sacarían del “hoyo” en el que nos encontrábamos, se vislumbraría una luz de esperanza, pero, ¿A cuesta de qué?. En esta realidad los espacios para el ejercicio del arquitecto decrece, lo que obliga a que el arquitecto busque su propio trabajo como proyectista, promotor y constructor, pues se tenía que producir lo más rápido posible para poder ganar algo de dinero, lo que hace que el arquitecto se aleje un poco de ese romanticismo inherente que se tiene con la arquitectura. Va perdiendo tal vez ideas teóricas. Las universidades privadas toman el mando de la educación más que nada con fines lucrativos, decayendo en la calidad de enseñanza. Lo que genera una crisis en la arquitectura, pues ya no se está en competencia con el mundo globalizado. “La otra crisis es desencadenada por
la explosión de colegiados y de bachilleres, mal distribuidos en el territorio, y el desmontaje del aparato público que ha destruido la memoria histórica técnica y profesional, así como el valioso know how de los orígenes de la