EL COlVIUNIT ARISMO Silvina Álvarez
Introducción
La filosofia política de los años ochenta instaló en el debate un nuevo tema de discusión: la comunidad. En realidad no se trata de un tema nuevo, sino más bien de la reedición, una vez más, de uno de los puntos recurrentes de la historia de la filosofía. Aunque este renacer de la comunidad se inicia principalmente en el ámbito académico y a veces político- angloamericano, pronto se extiende más allá de éste, hasta constituir uno de los temas centrales de la discusión filosófica de esos años. Algunos autores (Nino 1988; Holmes 1999; Vitale 1997) se han ocupado del comunitarismo como anti-liberalismo, señalando que el comunitarismo toma gran parte de su inspiración del propio liberalismo y se presenta fundamentalmente corno una crítica a éste; puede afirmarse en cambio que existe una tradición comunitarista bien marcada en la historia de la filosofía. Tal trayectoria se puede trazar siguiendo distintos caminos, pero seguramente podríamos remontamos a Aristóteles, Tomás de Aquino, Hegel o el romanticismo alemán, como algunos de los puntos de referencia. La extensa obra de autores comunitaristas como Charles Taylor y Alasdair MacIntyres pone en . evidencia la autonomía de esta corriente filosófica. Trabajos como A Short History of Ethics (1991) y Against the self-images ofthe age. Essays on ideology and philosophy (1971) de MacIntyre, o Hegel (1975) de Taylor, dan cuenta del contenido sustantivo de la trayectoria filosófica en la que estos autores se enrnarcan. No obstante, no deja de ser cierto que a menudo sus tesis comienzan por la critica, una crítica que abarca tanto el empirismo como la tradición racional-kantiana, y algunos de sus libros -corno podría ser Tras la virtud (MacIntyre 1987), que se ocupa especialmente de la Illustración-, se detienen sobre todo en el enfrentamiento con el liberalismo, lo cual ha contribuido a la centralidad que este debate ha adquirido en los últimos años. Tomando como referencia la enumeración propuesta por Mulhall y Swift (1996:39-66), podemos señalar a grandes rasgos cuatro temas que aborda la teoría comunitarista -a través de la obra de distintos autores- y que la enfrentan con las concepciones centrales del liberalismo. En primer lugar, la concepción de la persona: mientras para el liberalismo el individuo -es el origen y centro de imputación moral, con la autonomía personal en la base de su ordenación de principios y derechos, el comunitarismo propone una idea de persona fuertemente definida por el contexto social, cultural y moral en que se desarrolla. En segundo lugar, en la relación entre el individuo y la sociedad, el liberalismo va a sostener la primacía del individuo respecto a la comunidad -con la consecuente idea de la socidad y el Estado como fruto del acuerdo o el contrato-, mientras el comunitarismo sostiene que la sociedad es constitutiva del individuo, de sus decisiones y sus acciones. En tercer lugar, en el ámbito de la fundamentación de la moral, el liberalismo recurre insistentemente al universalismo para sustentar la validez de principios basados esencialmente sobre procedimientos que salvaguardan la esfera individual -sobre todo en la formulación de John Rawls, que MulhaIl y Swift señalan acertadamente como la más influyente teoría política de las últimas décadas-, frente al comunitarismo que propone una concepción sustantiva y contextualizada de los valores morales -Iigada con frecuencia al papel de la tradición. En cuarto lugar, las ideas sobre