Pablo Cuvi el impulso de la audacia
Entrevista Por Francisco Febres Cordero Fotos: Archivo P. Cuvi
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Puede ser impenetrable, duro, im-
bles viajes de mochilero y los otros, más
cimiento y es capaz, por igual, de ubicar
placable, terco. Y puede ser, también,
refinados y exóticos, donde se hospe-
con precisión milimétrica un recóndito
chispeante, amigable, luminoso. Es due-
da en hoteles de cinco estrellas, come
punto del planeta, que citar el reparto
ño de una cultura vasta y de una memo-
como sibarita y bebe asaz.
de una película o una frase de Nabokov.
ria que registra con exactitud nombres,
Es responsable hasta el límite,
Es un referente obligado del pe-
lugares, fechas. Puede ser parco hasta la
exacto, puntual, obsesivo. Es de aque-
riodismo ecuatoriano en uno de cuyos
displicencia, o puede dedicar a su in-
llos que subraya los libros que lee y
géneros, la crónica de viaje, fue un pio-
terlocutor sus innatos gestos teatrales,
hace anotaciones al margen, y es de
nero.
mientras le narra una extensa anécdota,
aquellos que presta los libros que le
Pablo Cuvi es, en fin, alguien coti-
en la cual su voz potente se va trans-
gustan y —cosa insólita— devuelve los
diano para quienes trabajamos con él
formando en muchas, según los per-
que no son suyos.
y también para quienes lo leen, mes a
sonajes que van apareciendo. Alto, de
No para vivir más, pero sí para vivir
rasgos prominentes y huesos duros, usa
mejor, ha abandonado todo (o casi) lo
—¿Cómo eran esos años en que
sus dedos largos como una herramienta
que considera que puede afectar a su
comenzaste en la revista Diners, Pa-
para enfatizar sus frases contundentes.
salud de hierro, mellada, sin embargo,
blo?
mes, en las páginas de esta revista.
Ha colaborado 30 años exactos con
por un zumbido en los oídos que le
—Yo llegué a hablar con el señor
la revista Diners como cronista freelance,
acompaña desde hace años con obstina-
Rubén Soto, un chileno del Partido
entrevistador y fotógrafo. Los lectores
da persistencia. Deambula con solven-
Radical que vino como parte de la mi-
han compartido con él sus innumera-
cia por casi todos los ámbitos del cono-
gración luego del golpe de Pinochet. 1
Entiendo que él estuvo primero en Co-
el peor sitio al que podías ir a estudiar
una bomba en la imprenta de la univer-
lombia, conoció la revista Diners de allá
Matemáticas Puras porque el San Fran-
sidad y la cerraron. Pero era un ambiente
y trajo la idea; habló con Fidel Egas y
cisco State College estaba en el lugar
muy candente, muy político, muy revo-
lanzaron el proyecto aquí, con un for-
más candente de Estados Unidos.
lucionario. Fue el momento más alto del
mato medio cuadrado, más pequeño
—¿Cómo así fuiste allá?
movimiento estudiantil, cuando este era,
que el actual. Rubén Soto quería que yo
—Porque tenía una prima que vi-
usando el lenguaje de la época, “la van-
hiciera reportajes turísticos pero le dije
vía en California y la educación allá
que lo que quería hacer era crónica de
era todavía muy barata, era un colegio
—¿Y tus lecturas iban por ahí?
viajes. Aceptó.
público y resultaba posible para la eco-
—Empezaba a leer a los marxistas
nomía de mi papá. Rápidamente me di
pero también el estructuralismo, que
cuenta que la cosa no iba por ahí. Un
venía de Francia. Los libros en francés
—Las crónicas de viaje me las in-
par de años después, volvía a Quito.
estaban traducidos por Siglo XXI, en
venté yo. Ellos querían artículos turís-
Luego de una gran crisis existencial, re-
México, y de ahí rebotaban para acá un
ticos al principio.
solví que no iba a ser ingeniero ni iba a
par de años más tarde; cuando llegaban
estudiar Matemáticas Puras porque esa
y uno empezaba a leer Althuser, en Pa-
era la abstracción total, una fuga de la
rís ya le habían mandado al carajo y ha-
—Bueno, lo que hacía era viajar por
realidad. Entonces decidí que iba a es-
bían salido otros autores. Pero la verdad
el Ecuador. Pasaban dos cosas: la gente
tudiar Periodismo. Recogí mis papeles,
era que había mucho debate, mucha
de la clase media para abajo no viajaba
cogí el bus Camal-La Gasca, llegué a la
búsqueda, mucho pensamiento.
y si los quiteños lo hacían, era solo a la
Universidad Central, me paré frente al
playa. De pronto, yo empecé a ir a otros
mural de Guayasamín y caminé con mi
—El teatro. En el año 73 fui a San-
sitios que estaban aislados. Fue muy
carpeta. Me dijeron que para llegar a la
tiago, en la época de Allende. Entré a
lindo porque era un Ecuador donde los
Escuela de Periodismo había que subir
Sociología, donde fui compañero, me
pueblos conservaban sus costumbres,
la loma y en eso vi un cartel que de-
acuerdo, de Simón Pachano. Yo no es-
sus tradiciones, su comida, justamente
cía “Escuela de Sociología, matrículas
taba muy convencido de la sociología,
porque estaban aislados.
abiertas”. Para no subir la loma decidí
quería estudiar literatura y de hecho
inscribirme ahí no más. Fue una sabia
me inscribí en la Universidad Católi-
decisión porque eso era lo que había
ca. Estaba preparando un trabajo sobre
que estudiar en esa época de la revolu-
Arguedas y Vargas Llosa que tenía que
ción total.
presentar, pero el 11 de septiembre me
—Entonces, ¿antes que entrevistas comenzaste a hacer crónicas?
—¿Y con esas crónicas marcaste un estilo?
—¿Tú venías del periodismo, de la literatura o de la sociología? —De todas esas vertientes. Empecé a estudiar Matemáticas Puras, bajo el tonto precepto de que como era muy bueno para las matemáticas en el co-
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—¿Marcó tu encuentro con el marxismo?
guardia de la lucha de clases”.
—¿Cuál fue el paso siguiente?
interrumpió el golpe. Entonces, algunos nos asilamos en el consulado del
legio era muy inteligente. Pero había
—Estudiabas un marxismo de mala
Ecuador. Al volver terminé Sociología
un contrasentido porque con las ma-
calidad, pero marxismo al fin, con al-
en la Central y me dediqué al teatro.
temáticas iba a terminar de ingeniero.
gunos buenos profesores como Alejan-
Conformamos un grupo con Mili Ro-
Entonces dije: no, qué aburrido (risas).
dro Moreano, Alfredo Castillo y Agus-
dríguez, que era chilena y novia de un
Desde muchacho fui muy buen lector,
tín Cueva, que era el director. Un gran
colombiano, Germán. Ellos vinieron
leí El conde de Montrecristo a los nue-
ambiente. La mitad del tiempo no iban
medio de mochileros, fuimos a Bogotá
ve años porque desde los seis años de
los profesores y la otra mitad salíamos
y empezamos a hacer teatro en la calle;
edad mantenía una competencia con
a tirar piedras contra el doctor Velasco
pasamos por el Ecuador, seguimos a
mi hermana María, mayor que yo con
Ibarra, que ejercía su quinta presiden-
Perú. Era una época muy linda, dabas
tres años. Yo leía los libros que leía ella.
cia. La sociología era la vanguardia; ahí
la obra, pasabas el sombrero y seguías
Bueno, para no ser ingeniero, dije, voy
estudiaba también Milton Reyes.
como trashumante. El grupo se llama-
a estudiar Matemáticas Puras y para eso
—¿Al que mataron?
ba Teatro Deambulante y uno tenía que
llegué a San Francisco de California, el
—Primero mataron a René Pinto, que
irse de los hoteles sin pagar, aprovechar
año 68, que era el de la revolución. Era
era un estudiante de allí. Luego pusieron
para alimentarte si alguien te invitaba a 11
huevadas. En Buenos Aires le llamé a
terminado con su ciclo político y un
Velasco Ibarra y empezó esa larga en-
estudiante que venía con la onda del
trevista.
marxismo, del teatro, del hippismo, pero
—¿De dónde te nació ese espíritu de aventurero, de caminante, de mochilero?
—¿Cuánto duró ese encuentro?
—Yo creo que de las lecturas. Bue-
—Como dos meses. Yo era tan mochilero que para la primera entrevista
de Quito se trasladó a Manta. Cuando
tuve que pedirle al amigo de un amigo
nos fuimos a Manta, a principios de los
que me prestara una grabadora y enton-
cincuenta, ir a vivir a la Costa era irse
ces él, creyendo que si me la prestaba no
a la selva, donde estaban el paludismo,
regresaría nunca, se fue conmigo a la en-
los bichos. Quito era como ‘la Floren-
trevista. Otro amigo me dio un casete con
cia de los Andes’ y Manta era el fin del
música de Los Beatles, de manera que la
mundo, ni siquiera había carreteras.
primera entrevista con el doctor Velasco
—Porque un hermano de mi papá se casó con una gringa, se fue a vivir a
Ibarra está grabada sobre ese fondo. —¿A tu regreso publicaste el libro?
San Francisco, hizo dinero y estaba en
—Yo dejaba la mochila por ahí a lo
algo de la higuerilla y le empujó a mi
largo del viaje de vuelta por Brasil con
papá para que se fuera a Manta para
esos casetes que valían oro. Llegué y en-
entrar en el negocio de las exportacio-
tré a trabajar en la Facultad de Econo-
nes. Antes, mi papá ya había estado por
mía con un proyecto: hacer el libro so-
ahí porque en su juventud fue gerente
bre Velasco Ibarra. Organicé con los del
comer en su casa. Era la honda del hippismo,
del ferrocarril Bahía-Chone. A pesar de
Instituto de Economía las labores por
de la revolución y de las señoras que se
todo esto, yo creo que lo que me impul-
capítulos, pero nadie hizo nada. Ade-
ponían coquetas ante uno. Así, entre
só a viajar fueron las lecturas. Manta era
más, decidí que iba a invitarles a parti-
brincos y saltos llegamos a Piura, y em-
un pueblo muy chiquito y yo siempre
cipar a los intelectuales más importantes
pezamos a presentarnos en la calle con
decía tengo que irme de aquí.
del Ecuador: Benjamín Carrión, Alfredo
La pancarta, una obra de Jorge Díaz. Salió nuestra foto en el principal diario de
—Sin embargo, Manta te ha marcado.
Pareja, Pedro Jorge Vera, Agustín Cueva, Manuel Agustín Aguirre. Estaban los top
Piura. Actuábamos en el parque y a la
—Por supuesto. Es un puerto, es-
ten. ¡Fíjate la audacia! Cómo me habrán
media hora vinieron los pesquisas y nos
tás viendo los barcos, estás abierto al
visto ellos, pero me recibían bien. Les
agarraron presos, porque en la reseña
mundo. De hecho, muchos migrantes
daba la entrevista transcrita, les pedía
del periódico algo decía de que criticá-
manabitas en los años cincuenta se iban
que la leyeran y les asignaba un tema
bamos al poder. Fue feo. No nos pega-
a Venezuela por el boom petrolero, y
para que escribieran y un plazo. ¡Y les
ron pero nos hicieron asustar un par de
otros se iban a Nueva York. Las prime-
decía que no les podía pagar nada! Me
días. Fue un shock. Así terminó el teatro
ras oleadas de migrantes son manabitas.
trataron bien (se deben haber acordado-
ambulante. Al año siguiente me fui a
—Volvamos a Buenos Aires. ¿La
de cuando eran ellos jóvenes), pero el
entrevista a Velasco fue la primera
único que me entregó su trabajo fue Pe-
que hiciste?
dro Jorge Vera, nos hicimos muy amigos
Argentina de mochilero. —Entonces ocurre lo inevitable: ¿tu encuentro con el doctor José María Velasco Ibarra?
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conectamos. Él se entregó, se abrió.
no, mi familia también caminó, porque
—¿Por qué se fueron?
Pablo cargado por su mamá, Gulnara Sánchez, en la quinta de La Floresta.
que había leído y estudiado mucho. Ahí
—La primera. Nunca había incursionado en ese género y tal vez por eso
y cada vez que iba a verlo nos tomábamos una botella de vodka.
—Llegar a Buenos Aires me tomó
salió lo que salió. Y también porque
—Total de los totales, Velasco Iba-
como tres meses. No tenía plata. Tenía
nos encontramos dos personas separa-
rra, el último caudillo de la oligarquía
que viajar de pavo en los trenes y esas
das por la edad, un hombre que había
salió. 3
—Y se convirtió en un fulgurante
sente y el lenguaje coloquial, tres cosas
vista Caskabel, de un señor Avilés, gua-
best seller, una cosa en la que no soñaba.
que daban mucha calidez y proximidad
yaquileño. Un día le llamé para propo-
—¿Pero que te causó un distan-
a la lectura. Eso tuvo mucho éxito y así
nerle hacer algo sobre Nicaragua, que ya
salió el primer libro de crónicas de via-
estaba en plena guerra contra Somoza.
je, que publicó Dinediciones con Grijal-
Me dijo que bueno, que me fuera pero
bo en el año 88.
sin fotógrafo porque no podía pagar dos
ciamiento con el entrevistado? —Bueno, es que nunca fuimos amigos. Con Velasco siempre traté de mantener la distancia. Claro que él dijo
—¿Y esas crónicas te permitieron
corresponsales. Armamos la cosa. Podía
(imposta la voz, echa la cabeza para atrás,
ampliar los horizontes hacia otros lu-
hacer mi base en San José de Costa Rica,
saca el dedo índice amenazador): “Ese se-
gares del planeta?
donde vivía mi hermana María, y en
ñor que vino manso, culto, me engañó
—Sí, empezaron los viajes interna-
Panamá me compré una cámara Olym-
para sacar propaganda maoísta”. Pero
cionales. Lo que sucedió en esa época
pus 0-M10 y un par de lentes. Entré a
pasaron los años y un día en la Fun-
es que Diners era la revista. En los años
Nicaragua cuando terminaba la guerra.
dación Guayasamín, por el año 88, me
setenta y ochenta, con el primer boom
Siempre digo que como fotógrafo em-
encontré con Manuel Araujo Hidalgo,
petrolero, hubo un crecimiento de la
pecé por el final porque es en la guerra
que no era amigo mío. Cuando le vi me
clase media y la gente anhelaba conocer
donde culminan los grandes fotógrafos,
entró un poco de recelo porque él era
el Ecuador, conocer el arte ecuatoriano
el top es el fotógrafo de guerra. Bueno,
un gran velasquista, pero me lo presen-
y la revista Diners tenía el gran gancho
pero así empecé. Luego, en las primeras
taron y el Omoto, tras saludarme, me
de que en cada número presentaba un
crónicas de la revista Diners me man-
dijo: “Le voy a contar una anécdota que
pintor y, para un pintor, salir en la revis-
daban con Paul Margraff y nunca co-
usted no debe saber. Luego de su libro,
ta Diners significaba que estaba hecho.
nectamos porque, entre otras cosas, los
estábamos en Buenos Aires organizando
El otro medio que expresó eso en el
una nueva traída del doctor Velasco; va-
periodismo fue el diario Hoy, que nació
rios dirigentes velasquistas fuimos a vi-
en el 82. Esa fue la última gran década
sitar a nuestro líder en su departamen-
del papel escrito, esa cultura de libros
to de Bulnes y Santa Fe y de pronto el
que viene desde Gutenberg, esa civili-
doctor Velasco dijo ‘ustedes velasquistas
zación de la escritura que está llegando
no son como este señor Cuvi, ¡el señor
a su fin. Lo escrito todavía tenía todo el
Cuvi por lo menos ha hecho un libro!,
peso de la tradición. Los años noventa
ustedes velasquistas, ¿qué han hecho?
van a ser los años de la transición y ya
¡Nada!”. Imagínate, oyendo esa historia
la nueva generación es audiovisual. Lo
yo no podía más de la felicidad porque,
nuestro todavía era lo escrito.
además, el Omoto le imitaba a Velasco a la perfección. —¿Luego, como cronista, empezaste a recorrer el país?
hacia lo audiovisual? —Yo empato en el año 90 cuando entro a trabajar con Freddy Elhers en el programa La Televisión, que tuvo
(Rodríguez) estudiaba periodismo; des-
un éxito gigantesco por lo mismo que
pués de la aventura del teatro ella vino,
me había pasado a mí en la escritura:
nos enamoramos, se quedó aquí y nació
enseñar el Ecuador cuando todavía no
nuestra hija Manuela. Cuando empeza-
existía la televisión por cable y no tenías
ron las crónicas de viaje fui desarrollan-
que competir con National Geographic
do un estilo en que trataba de mostrar
y todos esos canales.
técnica de lo que se llamaba en esa épo-
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—¿Pero tú también diste el salto
—Claro. Yo empecé porque la Mili
a ese Ecuador desconocido, con una
Dando el discurso de graduación del sexto curso del Colegio Americano de Quito, 1967.
—¿Cómo empezó tu relación con la fotografía?
ca el nuevo periodismo, usando sobre
—Todavía en ese Ecuador artesanal
todo la primera persona, el tiempo pre-
de los años setenta yo escribía para la re4
tiempos del fotógrafo y del cronista son
modelos aprendías desde chico que al-
todo: la política, las anécdotas, la crítica.
distintos. Entonces, comencé a tomar yo
rededor de una mesa, para alzar la voz e
Me pasó también con Mapahuira Ceva-
mismo las fotos para mis crónicas.
interrumpir a los otros para contar una
llos y Jorge Salvador Lara: la vida de estos señores convertida en narración.
—¿Para eso qué es lo más impor-
historia o hacer un chiste, tenías que ser
tante? ¿El ojo? ¿La técnica? ¿La sen-
bueno. Te ponían la vara alta. La narra-
—¿Y la literatura pura y dura?
sibilidad?
ción, el humor te dan para siempre una
—Como corresponde, quise ser
visión distinta de la realidad. Tú sabes
escritor. Todos queríamos escribir una
eso mejor que nadie.
novela, como los jóvenes ahora quie-
—¿La verdad?: la audacia. En nuestra generación, en buena hora, todo era improvisado. Yo tuve aptitud para la fotografía y leía mucho sobre fotografía,
por la política?
ren hacer una película o formar una banda de rock. Cada uno apunta a lo
traté de educarme por mi cuenta. Lo que
—Mi papá era antipolítico, total-
que está viviendo. Yo vivía cerca de la
sí sucede es que vas desarrollando el ojo,
mente antivelasquista, decía que los
librería Cima, pasaba por ahí y veía
una visión fotográfica de la realidad.
políticos eran unos pillos. Entonces, lo
las dos vitrinas llenas con las obras del
—En ese tránsito por los distin-
que conocí fue la política como moti-
boom latinoamericano y pensaba algún
tos géneros del periodismo también
vo de narración, de análisis, de crítica.
día va a estar por ahí, perdido, un li-
tocas algo exquisito: la gastronomía.
Pero desde chico leía también muchas
brito que diga Pablo Cuvi. Sale el libro
¿Cómo así?
historias y vidas de hombres célebres.
de Velasco Ibarra, se lo ofrezco a Éd-
—Porque me encargaron que hicie-
Todavía guardo por ahí unos libritos
gar Freire y él, con ojo de librero, me
ra un libro sobre la cocina tradicional
sobre Alejandro Magno, Marco Polo,
pidió 200 ejemplares. Me pareció una
del Ecuador. Pero la raíz está en que me
Napoleón…
cantidad insólita. Al día siguiente una
crie en Manta y a mi papá le gustaba mucho comer y beber bien. En los años cincuenta no había televisión, no había
—De ahí saltar a la biografía, un paso.
vitrina entera estaba llena de mis libros. La edición de 3 000 ejemplares se ago-
—Más que biografías, las que he es-
tó en tres semanas. Parte del éxito de
sino unas tres salas de cine, y entonces
crito son historias de vida basadas en lar-
ese libro fue la entrevista, que hace que
la diversión era comer y beber. Además
gas entrevistas. Eso empezó, sin saberlo,
el libro no envejezca, porque el análi-
de todo lo que da la Costa, en Manta
con Velasco Ibarra, pero ahí empataba
sis marxista ya patojea un poco y eso
tenías los productos que venían en los barcos, de donde los marineros saltaban cosas exóticas. Y mi mamá le pedía a mi abuela que cada semana le mandara verduras y todos los productos de la Sierra. Entonces, en mi casa se comía muy bien. A eso se añadía la tertulia: eran grandes conversadores. Mi papá ponía el vaso de whisky adelante y comenzaba a contar historias. Los conversadores te enseñan que en el fondo nada es importante en la realidad sino cuando la cuentas. O sea, la realidad convertida en relato, en narración. Además, con picardía, con malicia. Y aquí en Quito tenía dos tíos con mucha chispa: mi tío Rafo, que era el chulla quiteño de los años cuarenta, con su humor ácido, pícaro, maligno, y mi tía Aidita, sofisticada pero muy chusca. Con esos 14
—¿De ahí nace también tu pasión
Pág. izq.: Pablo Cuvi entrevista al expresidente Velasco Ibarra, en su apartamente de Buenos Aires, 1975. Der.: Lanzamiento de La historia del Congreso Nacional. Desde la izq.: Patricio Quevedo, Rafael Quintero, Alfonso Ortiz, Pablo Cuvi, Guillermo Landázuri, presidente del Congreso, Jorge Salvador, Miryam Garcés, Juan Paz y Miño, Javier Ponce Leiva y Jorge Núñez, enero 2006. Abajo: Con Paula Barragán en el Smithsonian Institute, Washington, 2008.
ahora no lo escribiría. Como no quería encasillarme en la sociología, empecé a escribir cuentos y teatro, de donde na-
mamá del Jacinto, nos fuimos a viajar
mucho tiempo, abrumado como está
ció El hermano menor de Marlon Brando.
y llegamos a Europa: la mochila subió
por la tecnología. El nuevo libro, que se
Pero mi experiencia como dramaturgo
de nivel. Con la Paula (Barragán) ya me
llama ¡Levántate, trotador! permite una
fue frustrante porque nunca se puso
estabilicé, quizás porque somos muy
lectura más ágil, puede ser abierto en
una obra mía en escena y el teatro está
distintos nos complementamos: ella es
cualquier parte.
hecho para ser representado. Luego se-
hipersociable, yo no; ella pinta y dibuja,
—¿Su salida te produce ilusión?
guí escribiendo cuentos. Era muy ami-
yo leo y escribo, y así por el estilo.
—Todo en la vida se va desencan-
go de Javier Vásconez y él organizó una
—Tu último libro, el que saldrá
tando. Pero me sorprendí el otro día,
antología del cuento ecuatoriano, en
este mes, ¿es un compendio de tu ac-
cuando estaba viendo la posible por-
edición bilingüe, con LibriMundi. Y ahí
tividad periodística?
tada y me di cuenta de que estaba ilu-
salí con los tops de los cuentistas quie-
—Continúa el modelo de ¿Quién
sionado y eso es bastante para quien ha
nes, una vez más, me miraron así, como
mató al tigre de la González Suárez?, que
hecho más de 30 libros. Obviamente,
de lado, como diciendo qué hace aquí
es una selección de artículos, entrevis-
no es lo que pasó con el primero, cuya
este sociólogo. Cuando escribí el libro
tas y crónicas de viaje. Son cosas más
aparición celebré con un mes de chupes
de Velasco, los sociólogos decían muy
bien cortas para un lector que no tiene
ininterrumpidos.
buena la novela que ha escrito Pablo Cuvi, y los literatos decían que era un muy buen libro de historia. Pero seguí moviéndome en ese territorio indeterminado entre los géneros: el teatro, la literatura, la sociología, el cine, el periodismo, que luego resultó que era la posmodernidad, donde se diluyen los géneros. —¿Y así se han ido diluyendo también tus amores? —Se iban dando, según lo que estaba viviendo. La época de las gringas llegó porque yo era mochilero y las gringas andaban en el camino, eran tus compañeras de viaje con un mismo objetivo: viajar, fumar marihuana y pasar bien. Con la Mili empató el teatro y el periodismo; con la Martha Escobar, 16